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VIOLENCIA FAMILIAR

Autor: Dr. NESTOR A. OROÑO

a) Introducción

El concepto de violencia que trataremos aquí, es

entendido en un sentido amplio, abarcativo tanto de

coacción física y psíquica. El Consejo de Europa considera

violenta toda acción u omisión cometida en el seno de la

familia por uno de sus miembros, que menoscaba la vida o la

integridad física o psíquica o, incluso la libertad de otro

de los miembros, causante de un serio daño al desarrollo de

su personalidad.

El término violencia familiar o doméstica alude

entonces a todas las formas de abuso que tienen lugar en

las relaciones entre los miembros de una familia –según

veremos luego, entendida en sentido amplio-, y, relación de

abuso se denomina o considera a toda conducta que, por

acción u omisión ocasiona un daño físico y/o psicológico a

otro miembro de la familia.

Bajo esta óptica quedan encuadradas en esta categoría

hechos que por acción u omisión causen un daño físico o

psíquico, el abandono físico y emocional de la persona, la

negligencia, etc.

Hay quienes sostienen que en la violencia doméstica

operan diversos factores y actores que se interrelacionan e

interactúan, producto de condicionantes externos, vgr.

pautas culturales, modelos aprendidos, condiciones que

impone el sistema, creencias adoptadas, etc; y otros de

tipo personal, como carácter, labilidad emocional,


frustraciones laborales, económicas, por citar solo algunos

de los más frecuentes.

Este fenómeno lejos de ser nuevo, durante mucho tiempo

fue celosamente ocultado en el seno de la intimidad

hogareña, aceptado, impuesto y tolerado en razón de falsas

premisas y creencias o por el sometimiento que de hecho

imponían ciertas relaciones, como por ejemplo las de índole

matrimonial. Basta solo con citar que nuestro Código Civil

–vigente desde el 01.01.1871- establecía una incapacidad de

hecho relativa de la mujer casada, la que estaba bajo

representación necesaria de su marido (arts. 55 y 57 inc. 4

del Código Civil). Esta situación fue parcialmente

enmendada por la Ley 11.357 sancionada en 1926,

produciéndose la plena equiparación jurídica con la Ley

17711 (año 1968) que derogó todas las disposiciones del

Código Civil y de la Ley 11.357 que establecían alguna

restricción a la capacidad de la mujer casa y sentó

expresamente el principio de que la mujer, cualquiera sea

su estado, tiene plena capacidad civil.

Aún cuando en amplias capas socioeconómicas subsisten

o no se han terminado de vencer aquellos preconceptos,

desde mediados del siglo anterior asistimos a una toma de

conciencia respecto de los derechos esenciales a toda

persona, lo cual ha sacado a la luz esta difícil

problemática

b) El marco normativo

En el orden Nacional
La reforma constitucional del año 1994 incorporó en el

texto del art. 75 inc. 22 diversos tratados internaciones

como la Convención de Naciones Unidas contra toda

Discriminación de la Mujer y la Convención de los Derechos

del Niño, otorgándoles jerarquía constitucional.

Con ello se planteó la necesidad de adaptar la legislación

interna a esa normativa, que expresamente requería a los

Estados partes el compromiso de tomar las medidas

apropiadas para modificar los patrones culturales de

conducta de hombres y mujeres en miras a alcanzar la

eliminación de prejuicios y las prácticas consuetudinarias

de cualquier índole que estén basadas en la idea de

inferioridad o superioridad de cualquiera de los sexos.

Al plantearse el proyecto legislativo en la Cámara de

Diputados -luego plasmado como Ley 24.417 del mes de Enero

de 1995- el miembro informante Dip. Dr. Juan Pablo Cafiero,

sostuvo que “Una Ley que contemple la violencia doméstica

contribuirá a la transformación de la conciencia social, de

modo tal que afiance la idea de que tampoco en la familia

son tolerados los actos de violencia y de fuerza, que no es

admisible la arbitrariedad en el manejo de las relaciones

familiares y que la vida y la integridad física en el seno

familiar merece protección”.

Esta ley, aborda específicamente la problemática de la

violencia en el seno familiar y suple la escasa efectividad

demostrada por la ley penal común cuando suceden hechos

dentro del seno del hogar, al introducir dispositivos

apropiados para el tratamiento de estas situaciones,

estableciendo un procedimiento para el dictado de medidas

urgentes de amparo a las víctimas de la violencia


familiar, que no implica un decisorio de mérito por el cual

se declara a alguien como autor de los hechos que se

atribuyen. Basta simplemente la sospecha de maltrato ante

la evidencia psíquica o física que presenta el maltratado,

y la verosimilitud del derecho, para que el juez ordene las

medidas que en su esencia son verdaderos dispositivos

cautelates, o bien el sometimiento de la familia a un

tratamiento bajo mandato judicial.

No obstante, ocurre con frecuencia que quien, víctima

de un maltrato, recurre a los medios o agencias

ordinariamente dispuestos para la represión de los delitos

consagrados en el Código Penal, termina siendo victimizado

en mayor grado ante el trato verdaderamente denigrante y

humillante que se les prodiga en esas dependencias, las que

carecen de personal debidamente capacitado e

infraestructura adecuada.

La tendencia en Europa –específicamente en el caso de

un niño maltratado-, es, en lo posible no sacar al mismo de

su medio, sino de educar y hacer tratamientos médicos y/o

psicológicos de todos los miembros de la familia que lo

requieran, recomendando según convenga terapias

individuales o familiares.

El cuadro normativo a nivel del estado federal se

completa con normas penales comunes, como los arts. 89 a 94

del Código Penal, delito de lesiones -leves, graves y

gravísimas- en sus especies culposa y dolosa; Ley 23.592

Discriminación; Ley 24.270 Contacto de Menores con sus

padres no convivientes.
En el ámbito provincial

En el ámbito provincial, La ley 11.529 de fecha

05.01.98, considera familia a todo vínculo “...surgido del

matrimonio o uniones de hechos, sean convivientes o no

comprendiendo ascendientes, descendiente y colaterales...”

(art. 1 parte final).

Con esto el legislador se inscribe en las modernas

teorías sobre la familia superando la redacción que hace la

ley nacional 24.417 aludida anteriormente, que a sus

efectos entiende por grupo familiar el originado en el

matrimonio o en las uniones de hechos (artículo 1 in fine).

La norma provincial analizada consagra en su art. 5

las llamadas “Medidas autosatisfactivas”. Según este

dispositivo legal el Juez interviniente al tomar

conocimiento de los hechos denunciados, medie o no informe

sobre el estado de salud del agredido, podrá adoptar de

inmediato alguna de las siguientes medidas, a saber: a)

ordenar la exclusión del agresor de la vivienda donde

habita el grupo familiar, disponiendo en su caso la

residencia en lugares adecuados a los fines de su control,

b) prohibir el acceso del agresor al lugar donde habita la

persona agredida y/o desempeña su trabajo y/o en los

establecimientos educativos donde concurre la misma o

miembros de su grupo familiar, c) disponer el reintegro al

domicilio a pedido de quien ha debido salir del mismo, por

razones de seguridad personal, d) Decretar provisoriamente

cuota alimentaria, tenencia y derecho de comunicación con

los integrantes del grupo familiar, sin perjuicio de la

aplicación de las normas vigentes de similar naturaleza, e)

Recabar todo tipo de informes que crea pertinente sobre la


situación de la denunciada y requerir el auxilio y la

colaboración de las instituciones que atendieron a la

víctima de la violencia. Asimismo, cuenta con amplias

facultades para disponer medidas con el fin de proteger a

la víctima, hacer cesar la situación de violencia, evitar

repetir los hechos y fijar el tiempo de duración de las

medidas.

No obstante establecer la competencia de los

Tribunales Colegiados de Familia o de los jueces con

competencia en asuntos de familia donde no existieren

aquellos, en miras a dotar de operatividad y expeditividad

al régimen legalmente instituido, posibilita que las

presentaciones autorizadas por esta ley puedan efectuarse

en forma verbal o escrita ante cualquier Juez o ante el

Ministerio Público.

El juez interviniente podrá adoptar algunas de las

medidas previstas en el art. 5, debiendo siempre remitir

las actuaciones al juez competente.

En caso de que la denuncia se efectúe por ante un

representante del Ministerio Público (Fiscales) -art. 2 1er

párrafo in fine- se deberá dar intervención al juez

competente y que por turno corresponda. Atento a esta

posibilidad, la Corte Suprema de Justicia de la Provincia

ha confeccionado un formulario tipo para denuncias.

Ante el supuesto de incumplimiento de las obligaciones

impuestas en esta ley o reiteración de hechos de violencia

el Juez deberá imponer al agresor la realización de

trabajos comunitarios.
- Instituciones oficiales y asistencia técnica

especializada.

El magistrado interviniente proveerá las medidas

conducentes a brindar el grupo familiar violentado la

debida asistencia profesional a través de organismos

públicos y entendidos no gubernamentales especializados. La

concurrencia del agresor será obligatoria, con evaluaciones

periódicas de los resultados, a efectos de ser analizados y

registrados (art. 6).

- Equipos interdisciplinarios:

No obstante la actuación de los auxiliares de la

justicia, el Magistrado competente podrá solicitar la

conformación de un equipo interdisciplinario para el

diagnóstico y tratamiento de la violencia familiar con el

fin de presentar apoyo técnico en los casos que sea

necesario. El mismo se integrará con los recursos humanos a

la administración pública provincial y de las

organizaciones no gubernamentales dedicadas a esta temática

de la violencia intrafamiliar(art. 8).

En nuestra Provincia de Santa Fe este órgano es el

llamado “Equipo Interdisciplinario de Violencia Familiar”,

dependiente de la Dirección Provincial del Menor, la Mujer

y la Familia. Está integrado por un gabinete

multidisciplinario conformado por psicólogos, asistentes

sociales, terapistas y abogados.

- El órgano registral y evaluador.

El juez deberá dar intervención promiscua de todas las

denuncias que se reciban en virtud de esta ley 11.529, al


órgano administrativo: Dirección Provincial del Menor, la

Mujer y la Familia de la Secretaría de Estado de Promoción

Comunitaria del Superior Gobierno de la Provincia de Santa

Fe.

Esta Dirección deberá coordinar acciones entre los

organismos públicos y asociaciones privadas, cualquiera sea

su naturaleza jurídica, que trabajen en las distintas

vertientes del tratamiento de la violencia familiar.

Además la Dirección Provincial del Menor llevará un

Registro con antecedentes estadísticos de los hechos de

violencia denunciados en virtud de esta ley e intervendrá

como órgano originario y competente en todas las campañas

de información y concientización popular sobre los

contenidos y alcances tutelares de la ley.

-Reforma al Código Procesal Penal.

El artículo 12 de esta ley 11.529 modifica el artículo

306 bis de Código Procesal Penal, el quedó redactado de la

siguiente manera: “Artículo 306 bis: Medidas preventoras de

reiteración de delitos: en las circunstancias explicitadas

en el inicio 14 del artículo 190 de este Código e idénticas

razones a las allí señaladas, el juez podrá, luego de

recibida la indagatoria y mediante acto fundado mantener la

exclusión del hogar del imputado por otras 48 horas

prorrogables a criterio del juez cuando existan motivos

graves que así lo justifiquen”.

Además agrega como último párrafo el artículo 306 bis:

“En ese caso deberá comunicar dicha circunstancia al juez

de tramite de los Tribunales Colegiados de Familia y donde

éstos no estuvieren constituidos al juez con competencias


en cuestiones de familia. Lo hará también a la Dirección

Provincial del Menor, la Mujer y la Familia y el Centro de

Asistencia a la Víctima de la Defensoría del Pueblo o los

que en el futuro los reemplacen.”

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