Lewis Coser planteó la función positiva del conflicto; es decir, que este contribuiría
al cambio, así como a la integración y conservación del grupo social; también
planteó una distinción entre conflictos reales e irreales; los reales se vinculan con
actitudes existentes y racionales de las personas caracterizadas por la presencia
de una alternativa funcional en los medios para alcanzar determinados fines. Los
conflictos irreales están vinculados a actitudes irreales e irracionales que se
asientan en la esfera emocional.