Puntos importantes:
- En primer lugar, se enfatiza una diferenciación: los grupos no son lo grupal; importa por lo
tanto una teoría de lo que hacemos y no una teoría de lo que es. En ese sentido su
preocupación es epistémica (cómo se construyen los conocimientos sobre lo grupa]) y no
óntica (qué son los grupos).
- En segundo lugar, es importante subrayar que las diferentes teorías sobre lo grupal no
son sólo producciones discursivas; son, por el contrario, el resultado de una serie de
factores articulados. Interesa reflexionar sobre la relación existente entre un cuerpo teórico
y el diseño técnico que organiza sus formas de trabajo grupal, el lugar que tal corriente o
pensador sostenga como sus a priori en la tensión singular-colectivo, la demanda socio-
histórica a la que sus dispositivos son respuesta y, las urgencias de legitimación
institucional que marcan sus indagaciones.
- En tercer lugar, no hay que olvidar que una teoría demarca sus áreas de visibilidad e
invisibilidad, sus enunciados y sus silencios, como resultado de la articulación de los
factores mencionados. En tal sentido, una indagación que se propone crítica lejos estará
de buscar acuerdos o desacuerdos con los autores abordados. Desplegará sus reflexiones
en los pliegues de visibilidades y enunciados, en las soluciones de compromiso entre
discursos, prácticas y demandas.
1°) El primer momento epistémico se organiza a partir de pensar al grupo como un todo.
La influencia de la Gestaltheorie hizo posible afirmar que en un grupo, el "todo es más que
la suma de las partes”. Hay allí una primera intuición, aquella que otorga a los pequeños
colectivos un plus irreductible a la suma de sus integrantes.
Es en la indagación de tal plus que se delimitan los primeros recortes disciplinarios. Entre
ellos se destaca, sin duda, la Dinámica de los Grupos.
Aproximadamente entre 1930 y 1940 se instituyeron ciertos criterios en virtud de los cuales
comenzó a pensarse en "artificios" grupales para abordar algunos conflictos que
acontecían en las relaciones sociales. Cobran visibilidad conflictos humanos en la
producción económica, en la salud, en la educación, en la familia, y las instancias
organizativas de la sociedad pasan a considerarlos como parte de los problemas que se
deben resolver.
Desde diferentes puntos de origen se inventa una nueva tecnología: el Dispositivo Grupal,
y un nuevo técnico: el coordinador de grupos.
Estos movimientos se sostuvieron desde una convicción: el grupo, en tanto todo, es más
que la suma de las partes. Tal plus grupal hace de los grupos, a partir de allí, espacios
tácticos con los que se intentará dar respuesta a múltiples problemas que el avance de la
modernidad despliega. Desde entonces, teorizar el plus grupal ha sido una preocupación
constante de las diferentes corrientes grupalistas. Todas enfrentan una misma dificultad: el
plus grupal es fácil de poner en evidencia, pero se vuelve sumamente difícil producir
enunciados teóricos que den cuenta de él y del orden de legalidades que lo sostienen.
3°) El tercer momento epistémico se perfila, justamente, a partir de las dificultades que
presentan las disciplinas de objeto discreto para abordar ciertas realidades disciplinarias
sin caer en algún reduccionismo (sociologismo, psicologismo, psicoanalismo). Si las
lógicas de objeto discreto fueron necesarias para poder realizar las demarcaciones básicas
de las disciplinas más formalizadas de las ciencias humanas, hoy muchas de ellas se
encuentran preocupadas en encontrar otros instrumentos metodológicos que permitan dar
cuenta de aquellas áreas que resisten abordajes unidisciplinarios.
El campo grupal, en la búsqueda de su legitimidad, se despliega hoy en la compleja labor
de desmontar dos ficciones siempre recurrentes: la ficción del individuo, que impide pensar
cualquier plus grupal y la ficción del grupo como intencionalidad que permite imaginar que
el plus grupal radicaría en que ese colectivo -como unidad- posee intenciones, deseos o
sentimientos.
Habrá que transitar la tensión entre las epistemologías de objeto discreto y la producción
de redes transdisciplinarias que permitan crear nuevos pasajes de lo visible o lo
enunciable en el campo grupal. Esto implica, asimismo, la posibilidad de sostener la
tensión entre las especialidades disciplinarias y los saberes transversalizados.
Para ello un par antinómico: Individuo vs. Sociedad exige su elucidación crítica. La de-
construcción de este a priori conceptual abre la posibilidad de realizar un pasaje hacia una
operación conceptual que pueda evitar una "resolución" reduccionista y se permita
sostener la tensión singular-colectivo.
Vocablo grupo
Pareciera ser que una de las primeras acepciones del término italiano groppo, antes de
llegar a ser reunión o conjunto de personas era nudo. Derivaría del antiguo provenzal
grop=nudo; éste a su vez derivaría del germano Kruppa = masa redondeada, aludiendo a
su forma circular.
Krupp————>grop————> groppo————>grupo
Masa NUDO
redondeada
Espacios
La preocupación por pensar las relaciones y diferencias entre individuos y sociedades se
desplegaron en dos espacios que han dado características propias al tratamiento de la
tensión entre lo singular y lo colectivo. Estos son:
En las ciencias humanas, los a priori conceptuales forman parte del campo
epistémico desde donde se constituyen las condiciones de posibilidad de un saber, se
delimitan sus áreas de visibilidad e invisibilidad, sus principios de ordenamiento y sus
formas de enunciabilidad. Es decir, que si bien actúan en forma implícita lo realizan desde
el corazón mismo de las teorizaciones e intervenciones de un campo disciplinario. En
general estos a priori hacen posible la "resolución" de la tensión de los pares antitéticos
por los que oscilan estos campos del saber, los cuales se despliegan en tres pares de
opuestos: Individuo-Sociedad, Naturaleza-Cultura, Identidad-Diferencia. Cuando esta
tensión es "resuelta" puede observarse que se produce desde criterios dicotómicos a partir
de los cuales se subsume la lógica específica de uno de los polos al polo contrario que,
por lo tanto, cobra características hegemónicas.
La categoría de intermediario
El pensar la tensión entre lo singular y lo colectivo desde la antinomia individuo-sociedad
opera como a priori conceptual en las diferentes reflexiones sobre lo grupal. En el intento
de desdibujar el sentido antinómico de la tensión entre lo singular y lo colectivo, es que
resulta pertinente repensar críticamente aquella noción por la cual los grupos constituyen
un campo de mediaciones entre individuos y sociedades.
INDIVIDUO SOCIEDAD
Psicología Sociología
Pedagogía Antropología
Psicoanálisis Economía
etc. etc.
Mediaciones
Psicología Social
Esta noción de los grupos como campos de mediaciones ha intentado "resolver" la tensión
entre lo singular y lo colectivo a través de la categoría de intermediación, es decir, como
espacios intermedios entre "individuos" y "sociedades", dos conjuntos diferentes a los que,
posteriormente, buscará sus relaciones, sus puentes articuladores. Dadas dos disciplinas
ya constituidas -psicología y sociología- se vuelve necesario demarcar nuevos campos
disciplinarios intermedios, articuladores. En este caso, una psicología de los grupos.
Es necesario subrayar que esta categoría es puesta en funcionamiento cuando tales
disciplinas se han visto frente al desafío de pensar desde sus diferentes campos de
demarcación, las relaciones entre subjetividad e historia, entre inconsciente y cultura,
etcétera.
René Kaes plantea tres caracteres generales asociados a la categoría de intermediario:
1. Lo intermediario como función de lo articular, por el cual funciona en el campo de lo
discontinuo, en tanto resultado de una separación entre elementos que se trata de
rearticular, por medio de una suerte de "by pass" teórico. Lo intermediario como un
proceso de reducción de antagonismos.
2. Lo intermediario ligado a la presentación de un proceso de transformación y pasaje,
asociada por ende al pensamiento del movimiento.
3. Lo intermediario en su función estructurante y en su responsabilidad respecto del pasaje
de una estructura a otra.
Problema epistémico
En un intento de superar ciertos impasses que los reduccionismos señalados y la
categoría de intermediarios plantean, se enuncia en este trabajo la necesidad de pensar lo
grupal como un campo de problemáticas atravesado por múltiples inscripciones:
deseantes, históricas, institucionales, políticas, económicas, etc. Lo grupal en un doble
movimiento teórico: el trabajo sobre sus especificidades, y su articulación con las múltiples
inscripciones que lo atraviesan. Nueva manera de pensar Lo Uno y Lo Múltiple, intentando
superar los encierros que la lógica del objeto discreto impone, abriendo la reflexión hacia
formas epistémicas pluralistas, transdisciplinarias. En este sentido insiste la figura nudo.
Más que buscar los requisitos epistémicos para construir el objeto teórico grupo se
presentan los grupos como nudos teóricos. Nudos constituidos por múltiples hilos de
unidades disciplinarias que se enlazan en el pensar lo grupal.
Esto sólo es posible si se interroga críticamente la epistemología de las ciencias positivas,
en la cual aún se fundamentan las llamadas ciencias humanas -el psicoanálisis inclusive-.
Tal epistemología supone un objeto discreto autónomo, reproducible, no contradictorio y
unívoco. Implica una Lógica de Lo Uno donde la singularidad del objeto no se vea afectada
por eventuales aproximaciones disciplinarias.
La moral grupal
Las primeras intervenciones que luego darán lugar a la microsociología o estudio de los
pequeños grupos, fueron las de Elton Mayo (1924) con sus trabajos en los talleres
Hawthorne de la Western Electric Company, cerca de Chicago, donde se "descubre" que
los trabajadores constituyen espontáneamente entre sí grupos informales, con vida y
organización propias y cuyo código implícito determina la actitud de los mismos hacia el
trabajo. Es decir que los individuos que componen un taller no son simplemente individuos
sino que conforman un grupo, dentro del cual han desarrollado "redes informales", es
decir, vínculos entre ellos, como así también con los superiores y con los reglamentos de
la empresa. Su mejor rendimiento depende más de la interrelación afectiva entre ellos que
de las mejoras en sus condiciones de trabajo.
Aparece por primera vez el planteo de una moral de grupo: todo el movimiento posterior de
"Relaciones Humanas" tuvo su punto de partida en esta investigación que demostraba la
relación positiva entre productividad y actitud del grupo respecto a la empresa.
Aquí entonces se encuentra una embrionaria idea de grupo asociada a un conjunto de
personas en intercambio afectivo; comienza a vislumbrarse la noción de un plus que
tendrá el grupo con respecto a la simple sumatoria de sus integrantes; dicho plus se
evidenciará por sus efectos: mayor rendimiento.
La dinámica de grupos
Kurt Lewin aportó principios de la Gestaltheorie al estudio de los grupos. Esta teoría de la
Gestalt puso en evidencia, cómo en ciertas condiciones cabe afirmar que "el todo es más
que la suma de las partes".
Lewin explicará la acción individual a partir de la estructura que se establece entre el
sujeto y su ambiente en un momento determinado. Cuando el equilibrio de esta estructura
se quiebra, se crea tensión en el individuo, y su comportamiento tiene por tonalidad su
restablecimiento.
En 1938 utiliza el método experimental (por primera vez en las investigaciones grupales)
para trabajar la noción de campo dinámico, originándose la muy conocida experiencia con
grupos de niños a través de la construcción experimental de tres climas sociales:
autoritario, democrático y “laissez faire”. Habían partido de una hipótesis: la frustración
ocasiona la agresión; pero al concluir la experiencia pudo observarse que las reacciones
agresivas fallaban según los climas grupales, dependiendo esto del estilo de coordinación.
Demuestra que en los grupos conducidos democráticamente la tensión es menor, pues la
agresividad se descarga en ellos de manera gradual en lugar de acumularse y producir
apatía o estallidos, como en los otros dos grupos. Concluye que el grupo democrático, al
alcanzar más fácilmente el equilibrio interno, es más constructivo en sus actividades.
A partir de allí Lewin comienza a desarrollar sus hipótesis centrales sobre los grupos: el
grupo es un todo cuyas propiedades son diferentes a la suma de las partes. El grupo y su
ambiente constituyen un campo social dinámico, cuyos principales elementos son los
subgrupos, los miembros, los canales de comunicación, las barreras. Modificando un
elemento se puede modificar la estructura.
Como puede observarse es una concepción netamente "gestaltista": el juego de fuerzas
expuesto se piensa tan sólo en relación al todo. En consecuencia, uno de los problemas
más importantes para Kurt Lewin y sus colaboradores es la investigación de la unidad del
grupo y su permanencia como totalidad dinámica (de allí los numerosos estudios de esta
escuela sobre la cohesión grupal, la relación de los miembros entre sí, los procesos de
interacción, etc.), como así también, las relaciones dinámicas entre los elementos y las
configuraciones de conjunto. Ha nacido la Dinámica de Grupos.
Así, la línea que va de Elton Mayo a Kurt Lewin permite demarcar momentos clave para un
intento de reconstrucción genealógica de las teorizaciones sobre los grupos humanos. Es
a partir de ellos y sus continuadores que se desarrolla una nueva disciplina, la
Microsociología. Por otra parte, fueron un jalón fundacional en el Dispositivo de los grupos,
a partir del cual se instituyeron formas grupales de abordaje en distintas áreas de la
realidad social.
1°) Primer momento epistémico: el todo es más que la suma de las partes
A partir de la aplicación que Lewin realiza de esta premisa de la Gestaltheorie a los
grupos, se dio lugar a una divisoria de aguas con respecto al tema: fuertes a priori
conceptuales han orientado las tomas de posición de totalistas y elementalistas. Para los
primeros el grupo era una combinación construida a partir de elementos individuales,
mientras que el segundo convierte al grupo en un gran individuo, de la misma clase que
los individuos humanos y con los mismos mecanismos de funcionamiento interno.
El grupo imaginado como un todo más que la suma de las partes, constituye un primer
momento epistémico en la institucionalización de saberes y prácticas grupales.
¿Cuál es la situación político-económica que atraviesa la sociedad norteamericana en el
momento en que Elton Mayo realiza su intervención en la Westem Electric Company? En
una empresa, los empresarios comienzan a comprender la necesidad de regular la
producción en todos sus aspectos: maquinaria, mano de obra, distribución. Es la época de
la organización científica del trabajo donde el técnico sobresaliente en ese momento de la
sociedad industrial es el aporte tecnológico del trabajo en cadena, cuya distribución de
tareas aparecía como insuficiencias y "disfunciones" ligadas al factor humano.
Entonces, donde se creía que el organigrama solucionaba todos los problemas, nacerá el
interés por el sociograma; dado que se había descuidado el aspecto concerniente a las
relaciones sociales de los trabajadores entre sí.
Surge así el encargo a Elton Mayo, dado que estos nuevos problemas exigen la
intervención de nuevos especialistas, de tal modo que al ingeniero-organizador suceden
los técnicos en grupos y los expertos en relaciones humanas.
Desde Mayo y Lewin se organiza una disciplina: la Dinámica de Grupos, cuyas primeras
investigaciones sobre grupos surgen en respuesta a una demanda o urgencia económico-
política, dando lugar al "Dispositivo Grupal". ¿Cuál urgencia? Sin duda, mantener y
mejorar el nivel de producción de la gran empresa, estimulando las relaciones informales
entre los operarios. Luego, la Dinámica de Grupos se expandirá por diversos campos:
empresarial, educacional, de mercado, etcétera.
El momento y el lugar en que surgió la Dinámica de Grupos no fueron accidentales. La sociedad
norteamericana de los años '30 proporcionó el tipo de condiciones necesarias para que surgiera
este movimiento. Entre ellas merece destacarse la apuesta que los sectores hegemónicos de dicha
sociedad habían realizado en favor de la ciencia, la tecnología y la solución racional de sus
problemas como pilares de progreso. Desde esa perspectiva comienza a desarrollarse la inversión
económica en la investigación, es decir que se va consolidando la creencia de que el sistemático
descubrimiento de los hechos facilitaría la solución de "problemas sociales". Así cuando luego de la
Segunda Guerra Mundial comenzó la rápida expansión norteamericana, ya estaban preparados para
dar apoyo financiero a dicha investigación; éste provenía de instituciones, fundaciones académicas,
empresas, y por el propio gobierno federal. Junto a estos factores, parte del mundo académico
norteamericano de la época había iniciado su "rebelión empírica en las ciencias sociales" que
opondría a la especulación sobre la naturaleza de los fenómenos humanos la necesidad de
investigar experimentalmente los fenómenos sociales cobrando importancia el desarrollo de una
psicología social de metodología experimental.
La conjunción de lo antedicho, crea condiciones para poder delimitar qué zonas cobrarán
visibilidad e invisibilidad para tal campo disciplinario y cuáles se mantendrán
necesariamente invisibles y no enunciables.
Los dispositivos grupales que se produjeron desde Mayo-Lewin, necesariamente, dada la
demanda social a la que respondieron, debieron mantener en la invisibilidad los
atravesamientos institucionales, políticos e ideológicos en los que, sin embargo, quedaron
inscriptos tanto sus discursos de la grupalidad como sus intervenciones técnicas.
No debe subestimarse, sin embargo, que tales dispositivos hicieron posible la visibilidad de
importantes mecanismos de funcionamiento de los grupos: liderazgos, roles, dificultades
en la toma de decisiones, cambio, resistencia al cambio, juegos tensionales dentro del
grupo, etcétera. Junto a estos visibles dejaron como sus invisibles necesarios los procesos
inconscientes que atraviesan tales mecanismos como así también sus eficacias en el seno
mismo de tales mecanismos grupales.
Esto no significa crítica a supuestos errores, sino puntuación de las nuevas y necesarias
visibilidades para una comprensión de posteriores enunciados sobre la grupalidad. Ya que
si lo invisible es aquello excluido de la visibilidad, también es importante puntuar que
cuando un campo teórico se rearticula, transforma en nuevas territorialidades aquellas
zonas que en la demarcación anterior ni siquiera habían sido advertidas. De allí la
importancia para una genealogía de lo grupal, de puntualizar las zonas de visibilidad y
enunciabilidad que una corriente abre, y cuáles quedan por fuera de su óptica, a la espera
de futuros investigadores.
Esta forma de análisis más que buscar acuerdos o desacuerdos con los autores que se
abordan, se propone una actitud de indagación crítica, una mirada histórica que más que
organizar una cronología pueda dar cuenta de las condiciones de constitución de sus
saberes; que pueda pensar no meramente el "desarrollo" conceptual de sus ideas, sino
también las áreas problemáticas propias de un campo del saber, y la compleja articulación
de: la urgencia socio-histórica que la hace posible, los a priori conceptuales desde donde
ordena sus conocimientos y los dispositivos tecnológicos que inventa.
Los grupos no son lo grupal. Esta intuición de Bion subraya que, si bien los seres
humanos son impensables por fuera de grupos, los grupos se vuelven visibles a partir del
montaje de dispositivos técnicos que permitan demostrar y observar las conductas de
grupo. Se presentan aquí dos niveles de existencia de los grupos: el primero fáctico, en
tanto hechos sociales; el segundo del campo disciplinario, por cuanto al montarse los
sucesivos dispositivos grupales del Dispositivo de los Grupos, los grupos paulatinamente
se vuelven visibles, observables, comprobables, explicables, experimentables, teorizables,
es decir, enunciables. En este sentido la microsociología al instituir dispositivos grupales
localizó uno de los nacimientos a lo grupal. Antes de ella, los grupos estaban ahí, en una
inmediatez tal, que no se veían.
Entre otras críticas a esta forma de trabajo, interesa resaltar -para una genealogía de lo
grupal- que esta corriente abrió dispositivos grupales de número restringido con fines
terapéuticos, es decir, instituyó grupos en un nuevo campo de aplicación: la clínica
psicoanalítica.
Con ligeras variantes, lo fundamental del bagaje tecnológico de ese dispositivo fue: siete u
ocho integrantes se reúnen durante una hora y media, se sientan en forma circular con el
analista; como no se les da un programa a desarrollar ni indicaciones precisas, todas las
contribuciones surgen espontáneamente de los pacientes; todas las comunicaciones del
grupo son consideradas como equivalentes a las asociaciones libres del paciente en la
situación psicoanalítica; el coordinador mantiene una actividad similar a la que asume el
psicoanalista en el tratamiento individual (es el objeto figura de la transferencia) e
interpreta contenidos, procesos, actitudes y relaciones. Todas las comunicaciones son de
importancia central para la curación y la actividad terapéutica del analista, y se consideran
como partes de un campo de interacciones (la matriz del grupo). Todos los miembros
deben tomar parte activa en el proceso terapéutico total. Todos los integrantes, incluido el
coordinador, se sientan en círculo porque "esto involucra, inconscientemente, la posibilidad
de hallarse todos a un mismo nivel".
En síntesis, Bion "descubre" que la cooperación consciente entre los miembros del
grupo, necesaria para el éxito en sus tareas, requiere de la circulación fantasmática
inconsciente entre ellos, hasta tal punto que la cooperación puede ser regulada o
paralizada por dicha circulación fantasmática inconsciente.
Bion sostenía que cuando un individuo en grupo tiene la creencia de que el grupo existe
como algo diferente a la suma de los individuos, esto es producto de un estado regresivo
de tal integrante; alimenta tales fantasías porque su regresión implica una amenaza de
pérdida de su particularidad individual, esto le dificulta ver al grupo como un agregado de
individuos. Un agregado de individuos: esto es el grupo para Bion. Esta aseveración
parecería ser contradictoria con sus nociones de mentalidad grupal y cultura grupal. Tal
enunciación no se le escapará a Pontalis, quien apoyándose en el planteo bioniano
sostendrá que el grupo es una ficción, una fantasía. Es realmente interesante esta
aparente contradicción bioniana porque como dirá el autor citado, "nadie, psicosociólogo o
no, puede considerar 'científica' la definición de un grupo como el de un agregado de
individuos. Es muy cierto que un grupo puede ser objeto de observación o de análisis". La
originalidad de Bion para este autor sería entonces la de aferrarse a los dos extremos de la
cadena, ya que si en el campo sociológico el grupo es una realidad específica, cuando
funciona como tal en el campo de la psiquis individual, opera efectivamente como fantasía.
Los organizadores grupales
¿En qué radica la importancia de la noción de los supuestos básicos? Sin duda, el planteo
de los supuestos básicos como organizadores implica una búsqueda de un sistema de
legalidades propio, específico del campo grupal; según Anzieu, hasta Bion la comprensión
psicoanalítica de los grupos consistía en un psicoanálisis aplicado al grupo ya que, hasta
entonces los grupos no se habían considerado aun dentro de esta disciplina como un
posible campo de descubrimientos. La noción de supuestos básicos es un primer intento,
dentro de los aportes psicoanalíticos, de tomar a los grupos ya no como un campo de
aplicación sino como un campo de descubrimiento.
El encargo a Bion y su producción teórica
Es importante detenerse en las condiciones de producción de la noción de supuesto
básico. En primer lugar Bion es psiquiatra de un hospital militar en plena guerra, es
comandante y las personas con las que trabaja en sus grupos son soldados u oficiales
generalmente de rango inferior. Es un representante de la autoridad tanto militar como
psiquiátrica; sin embargo, se ubica frente a ellos en una actitud más cercana a la postura
de un psicoanalista que a la de un militar superior jerárquico. Nótese que esto sucede en
los años 40, cuando aún la cultura "psi" no se había desarrollado lo suficiente como para
que las personas pudieran tomar con cierta naturalidad el encontrar a alguien en actitud de
psicoanalista en los lugares más inesperados. ¿A qué urgencia social habrá respondido la
implementación de dispositivos grupales con fines terapéuticos en las Fuerzas Armadas
Británicas? La psiquiatría inglesa tenía que encontrar un sistema diferente al alemán que
terminara con la desmoralización de las tropas; un sistema destinado a reabsorber
eficazmente las angustias y solidaridades de grupos, para la vida y para la muerte; había
que restituir, personal y militarmente a los innumerables inadaptados, delincuentes y
neuróticos que afluyeron en 1940 a los hospitales británicos. Freud subrayó que la
negligencia del factor libidinal en el Ejército, el maltrato a los combatientes, parecería
haber constituido una de las principales causas de la neurosis de guerra en la Primera
Guerra Mundial. En consecuencia se volvía necesario encontrar soportes que
disminuyeran las condiciones de posibilidad de emergencia de las mismas.
Interesa resaltar varias cuestiones. En primer lugar, esta intervención de los psicoanalistas
ingleses fisuró una fuerte antinomia, que aún conserva su vigencia: psiquiatría pública-
psicoanálisis privado. En segundo lugar, muestra cómo una de las vías privilegiadas de
pasaje de una psiquiatría organicista a una psiquiatría social fue a partir de la
instrumentación de herramientas conceptuales y técnicas provenientes del psicoanálisis.
En tercer lugar, cuando un campo disciplinario se abre a intervenciones para las que no
fue especialmente construido, si bien no tiene por qué rehuirse, debe acentuar aquellos
recaudos que le permitan poner en visibilidad las demandas sociales a las que es incitado
a responder.
Los organizadores fantasmáticos
Los aportes reseñados en este capítulo corresponden a las teorizaciones del grupo
liderado por Didier Anzieu que incluye figuras muy destacadas tales como Pontalís, Kaës,
Missonard, y Bejarano. Ponen el acento en el grupo como objeto, y como proceso
psíquico; el grupo como objeto de investiduras pulsionales, de representaciones
imaginarias y simbólicas, de proyecciones y de fantasías inconscientes.
Es interesante cómo consideran esta cuestión, puntualizando "el encuadre psicoanalítico
debe favorecer la emergencia, la elaboración y la interpretación de las formaciones y de
los procesos psíquicos imbricados en la situación de grupo"; de tal modo que afirman que
"la situación grupal se desarrolla a partir de las características del dispositivo: la
enunciación de la regla fundamental, cimiento de todo trabajo psicoanalítico, es el acto que
instituye el dispositivo, hablar libre y abstinencia entre los integrantes del grupo y el
analista de toda otra relación que no sea la exigida por la escucha y la palabra
psicoanalítica.”
Resulta claro a partir de estos conceptos que esta corriente no se propone ni una
experiencia adaptativa a las normas grupales, ni un conocimiento objetivo de los
fenómenos del grupo, ni la creación permanente del grupo. Tienen un objetivo muy
distinto: proporcionar el encuadre, el dispositivo y la situación apta para una experiencia
"original", en la que se busca la emergencia, la liberación y reacomodación de algunas
formaciones y procesos psíquicos que gracias a las propiedades del dispositivo diseñado
se develan genética y estructuralmente apuntaladas sobre el grupo (sobre todo el grupo
primario); a su vez consideran que dichas formaciones aseguran el pasaje y la
reanudación entre el orden endopsíquico ("individual") y el orden del vínculo y las
creaciones colectivas.
Según estos autores la comprensión psicoanalítica de los grupos se reducía hasta
entonces a un psicoanálisis aplicado al grupo; es decir, que el grupo constituía solamente
un campo de verificación sin haber llegado a ser todavía dentro de este campo
disciplinario, un campo de descubrimiento. Consideran haber inaugurado un contexto de
descubrimiento en tanto han desplazado la atención y el interés hacia las formaciones
grupales del psiquismo y por haber formulado la relación entre las formas grupales del
psiquismo y el encuadre y el proceso grupal. Es importante advertir que para estos autores
el grupo es un contexto de descubrimiento de las formaciones de lo inconsciente, y no,
estrictamente, contexto de descubrimiento de la grupalidad. En ese sentido es que
buscarán el encuadre, el dispositivo y la situación adecuados para la emergencia de
formaciones psíquicas inconscientes que pueden develarse gracias a las propiedades del
grupo en tal dispositivo. Por lo tanto, en lo que respecta al "grupo" se estudiarán aquellas
características del mismo que hagan posibles la visibilidad de formaciones y procesos
inconscientes.
Continúa sus teorizaciones trazando las líneas para una Teoría General de Fantasma de
los Grupos. Planteará así que el vínculo primario entre las personas es la circulación
fantasmática. Es absolutamente terminante al afirmar que "sólo existen fantasmas
individuales, y es un abuso del lenguaje el hablar de un fantasma del grupo o un fantasma
común. El fantasma es posiblemente la realidad psíquica individual por excelencia". El
"fantasma individual" es una escena imaginaria que se desarrolla entre varios personajes;
de ellos Anzieu deriva que el fantasma tiene una organización grupal interna; en su
conducta, sus síntomas, sus sueños nocturnos, el sujeto trata de realizar una escena,
estando presente en la misma generalmente a título de espectador y no de actor. Las
posiciones que hace ocupar a los demás y que él mismo ocupa son permutables pero su
estructura permanece siendo la misma; cada personaje resulta de una o varias
identificaciones y una o varias figuraciones de procesos psíquicos; el aparato psíquico
utiliza las identificaciones del individuo para devolverle, representadas, las instancias
psíquicas y pulsiones que obran en él y dramatizar sus relaciones y conflictos.
Problemas de demarcación
En primer lugar puede observarse que Anzieu y su escuela retomarán la intención de Bion
en la búsqueda de organizadores grupales. ¿Qué organizadores encuentran?, el fantasma
individual prevaleciente, imagos y fantasmas originarios. Sus investigaciones precisan
algo, sin lugar a dudas muy importante: no hay fantasma grupal, es decir, el plus de los
grupos no radicaría en un fantasma colectivo. Se refuta de esta manera la idea de una
mente -ahora inconsciente- grupal, y se afirma la hipótesis de fantasmas "individuales" que
entran en resonancia fantasmática; esta noción desalienta la idea de un inconsciente
grupal.
Como pudo observarse la polémica diferenciación señalada por Asch en la Psicología
Social, entre "individualistas" y "mentalistas" se traslada al psicoanálisis cuando éste
comienza a implementar dispositivos grupales en la Clínica. De tal forma surge la
presunción, en uno de los polos del debate, de la existencia de un inconsciente grupal, o
fantasías grupales inconscientes. Falsa disyuntiva que oscila entre el intento de encontrar
el plus grupal en un inconsciente de grupo, o denegar tal plus reduciendo al grupo a un
agregado de individuos donde no habría que buscar ningún plus de sus producciones
subjetivas. Dos formas de expresión del a priori individualista: una piensa los problemas
subjetivos grupales como dotados de los mecanismos de las producciones inconscientes
singulares; la otra no puede pensar otras formas de producciones subjetivas que no sean
las inherentes a la singularidad.
En el mismo sentido es que se afirma que el hacer visible la grupalidad del fantasma
individual como virtualidad de la resonancia fantasmática en los grupos da cuenta de las
condiciones estructurales del sujeto para que "haga grupo” (o "haga nudo"). En tal razón
resulta relevante para una genealogía de lo grupal diferenciar el aporte que esta escuela
psicoanalítica realiza para la comprensión de las condiciones estructurales del sujeto para
que "haga grupo" de una narrativa psicoanalítica por la cual pueden sustancializarse, y
psicologizarse, o psicoanalitizarse procesos grupales. ¿Qué significa aquí sustancializar?:
transformar ciertos procesos grupales que determinado dispositivo y su marco teórico
hacen posibles, en los procesos esenciales o fundantes o determinantes de un grupo; al
esencializarlos se los ubica como determinantes estructurales de todo otro movimiento
grupal con la consiguiente centralización teórica y profesional del campo disciplinario que
logre tal hegemonía; de esta manera la escucha del coordinador privilegiará
necesariamente estos procesos como fundantes; y el pensamiento del teórico puede
sesgarse hacia la ilusión de completud por la cual desde el objeto discreto de su disciplina
puede dar cuenta fehacientemente de un campo complejo, discontinuo y paradojal como el
grupal.
Hasta aquí no parecería haber ningún problema. Este surge cuando se produce un
salto epistémico en el cual se organizan varias operaciones simultáneas: en primer lugar,
permanece en invisibilidad el hecho de que los procesos grupales "observados" son
aquellos que el dispositivo diseñado hace posibles de ver. A partir de allí, estos procesos
que visibiliza este dispositivo, pasan a considerarse como los procesos grupales
determinantes de todo acontecer grupal; cuando esta jerarquización toma una forma
globalizante se crean las condiciones para otorgar a tales procesos las características de
sustancia, de esencia grupal.
En otros casos, esto posiciona una centralización teórica y al psicologizar o psicoanalitizar
-en el sentido de extraterritorialidad psicoanalítica- la lectura de lo grupal, se inclina la
tensión de lo singular-colectivo a su forma "individuo" antinómica de su forma "sociedad",
acentuando la existencia de determinados acontecimientos grupales, y generando ilusional
pero eficazmente la no existencia de otros movimientos. Así, por ejemplo, cuando esta
escuela acentúa el espacio grupal como amenazante de la integridad yoica corre el riesgo
de invisibilizar dicho espacio como soporte identificatorio.
Recordemos que Freud había puntualizado que en la vida psíquica del individuo el
otro interviene regularmente como modelo, sostén y adversario. Estos tres tipos de
figuraciones están en juego en los colectivos humanos; cuando una teorización acentúa
alguna de ellas habrá que sostener la vigilancia epistémica suficiente que permita analizar
cómo juegan aquí los a priori conceptuales del "autonomus ego", cuánto del dispositivo
gestado, de la transferencia institucional o de los objetivos de la actividad realizada
generan la ilusión de eliminar la tensión amenaza-sostén hacia uno de los polos. Aquí se
pone el énfasis en el sesgo "amenaza" porque es más frecuente encontrarlo en nuestro
medio, pero lo mismo cabría para aquellos dispositivos que sesgan hacia la figuración
"sostén", sin tener en cuenta la figuración "amenaza", produciendo generalmente procesos
ilusorios grupales-institucionales que dificultan a sus integrantes la reinserción en su
comunidad. En síntesis, no se puede analizar aquello que se naturaliza; no se puede
teorizar aquello que se sustancializa. Condición de las operaciones de análisis y
teorización es mantener interrogación, problematizar, no sólo aquello que se ofrece
oscuro, o que produce dudas, sino también -y fundamentalmente- es necesario interrogar y
problematizar lo obvio.
Insisten algunos interrogantes, así por ejemplo, ¿son los organizadores fantasmáticos
quienes tienen la capacidad de determinar ("organizar") el conjunto de los acontecimientos
grupales? Si se intenta desmarcar la forma de indagación de una lógica de objeto discreto,
se tiende a pensar en el atravesamiento de diferentes organizadores; el criterio de operar
con una sola línea de organizadores, o jerarquizarlos en forma estable, se vuelve
restrictivo para pensar lo grupal. Esto, sin duda, no debe excluir que en determinados
momentos grupales se vuelven más significativos unos organizadores que otros. Más bien
se plantea la necesidad de abrir el pensamiento de lo grupal hacia lógicas pluralistas que
legitiman epistemológicamente atravesamientos disciplinarios.
Puede observarse que en cualquier grupo humano se producen movimientos muy
diversos: resonancias fantasmáticas, procesos identificatorios y transferenciales, intensos
sentimientos de amor-odio en todos sus matices, juegos de roles (chivos emisarios,
líderes, etc.); se construyen producciones lingüísticas que disparan múltiples inscripciones
de sentido; se generan apropiaciones de sentido en diferentes grados de violencia
simbólica; se instituyen mitos, ilusiones y utopías; sus reglas de funcionamiento organizan
redes de significaciones imaginarias que inscriben al grupo en su posición institucional y
dan forma a sus contratos; se ponen en acción juegos de poder, jerarquías y
apropiaciones materiales. ¿Puede pensarse que todo esto es producto de una sola línea
organizacional? A partir de allí es que se orienta la indagación hacia la necesidad de
abordajes transdisciplinarios para la teorización de lo grupal.
Un criterio transdisciplinario supone un trabajo de elucidación crítica sobre los cuerpos
teóricos involucrados, implica el abandono de cuerpos hegemónicos de disciplinas “reinas"
a cuyos postulados, códigos y orden de determinaciones se subordinan disciplinas
satelizadas. De esta forma los cuerpos teóricos funcionan como "cajas de herramientas”,
es decir, aportan instrumentos y no sistemas conceptuales; instrumentos teóricos que
incluyen en su reflexión una dimensión histórica de las situaciones que analizan;
herramienta que junto a otras herramientas se produce para ser probadas en conexiones
múltiples, locales y plurales con otros quehaceres teóricos. Un enfoque transdisciplinario
presupone un desdisciplinar las disciplinas de objeto discreto y seguramente en el plano
del actuar, cierto desdibujamiento de los perfiles de profesionalización, por lo menos en
aquellos más rigidizados. Los criterios transdisciplinarios se sustentan, justamente, a partir
de una elucidación crítica de este tipo de localizaciones, buscando nuevas formas de
articular lo uno y lo múltiple.
En función de lo aquí esbozado es que se ha propuesto pensar los grupos, más como
campos de problemáticas que como campos intermediarios entre lo individual y lo social;
en ese sentido es que se los enuncia como "nudos teóricos", aludiendo al des-
disciplinamiento disciplinario que se vuelve necesario instrumentar para su
conceptualización.
Relación entre resonancia fantasmática e identificación. ¿Con qué, con quién, cómo, se
produce un enlace identificatorio? En primer lugar, la pregunta no es con quién, sino con
qué, el quién, personaje sostenido por algún integrante del grupo abre el con qué, ¿con
qué singularidad de algún rasgo de ese personaje se juega un enlace identificatorio?, con
aquel rasgo que resuena por similar u opuesto, complementario, suplementario; con
aquella posición en la escena fantasmática motivo de sus repeticiones. Resonancia
fantasmática, condición estructural para que el sujeto haga nudo. Fantasma: escena donde
repite una posición insistente. Repetición recreada en el espacio grupal. Repetición que en
el mismo acto de repetir difiere en las sutilezas de los engarces de fantasma y
cotidianeidad. Repetición que aspira, al desplegarse dramáticamente, a explorar otras
posiciones de su teatro interior.
¿Qué acontece cuando un número numerable de personas hace nudo? Se producen redes
de procesos identificatorios y transferenciales propios y únicos de ese grupo. Puede
considerarse que dicha red constituye una primera formación grupal. Pero aquí no se
agota la productividad de ese pequeño colectivo. El grupo, en tanto espacio táctico, genera
efectos singulares e inéditos, despliega la producción de sus formaciones, la generación
de multiplicidades imaginadas e imaginarias, invenciones simbólicas y fantasmáticas. En
síntesis, un grupo inventa sus formaciones, es decir inventa las formas o figuras de sus
significaciones imaginarias. Estas sostienen la tensión de inventarse en su singularidad y
en su atravesamiento socio-histórico-institucional.
Cada grupo construye sus ilusiones, mitos y utopías. Son aquellas significaciones
imaginarias que un pequeño colectivo produce como sostén de sus prácticas. Si debiera
hablarse de un "algo común" que los grupos producen, éste son estas formaciones
grupales; tienen como condición necesaria la llamada "resonancia fantasmática" y los
procesos identificatorios. Estas producciones colectivas son componentes siempre
presentes en los grupos, orientan muchos de sus movimientos, son absolutamente
singulares de cada grupo y suelen ser de gran incidencia en las formas o estilos de trabajo
de un grupo. Los mitos grupales suelen ser elaboraciones noveladas de su origen, del
porqué de su existencia, pero vividos por sus integrantes como su momento fundacional
real; junto con sus utopías harán posible la novela grupal, propia de ese grupo. Mientras
que los mitos suelen referir a la historia, las utopías a los proyectos, a lo prospectivo.
Nada de lo común es homogéneo. El algo en común no significa subjetividades
homogeneizadas. Al mismo tiempo, resaltar la singularidad no implica invisibilizar las
producciones colectivas. El desafío insiste: sostener la tensión singular-colectivo.
La latencia grupal
Todo está ahí, latiendo. Es frecuente pensar lo latente como lo que está debajo, en las
profundidades, por lo tanto oculto, y de tan oculto verdadero… Desde tal perspectiva la
función de la intervención interpretante es llevar a la superficie las verdades que emergen
de las profundidades, construyéndose una particular correspondencia entre lo oculto y lo
verdadero. Pensar lo latente como lo que late ahí todo el tiempo, insistiendo en la escena
grupal. A partir de la figura del grupo como nudo, se pretende problematizar el adentro y el
afuera, el arriba y el abajo grupal; sus múltiples hilos se entrecruzan y lo que resalta no
son ya los hilos fundantes sino el nudo que han formado: ¿cómo delimitar ahora arriba-
abajo y adentro-afuera? La insistencia de lo discontinuo es lo que permite detectar los
puntos de condensación, los pliegues; más que búsqueda de las profundidades hacer
visible lo que sólo es invisible por estar demasiado en la superficie de las cosas. Interrogar
críticamente.
Complejidad
"Todo está en todo y recíprocamente" dice Morin para no dejar dudas acerca de la
condición sistémica del universo y todo lo que lo compone. Esta afirmación enfrenta a esa
especie de lógica del desguace que primó durante siglos y que instituye las operaciones
de división, separación y simplificación como método de conocimiento. Esta lógica
disyuntiva y reductora que es la que todavía impregna toda nuestra educación, establece
que, para conocer, es preciso separar al objeto de su entorno y aislarlo en condiciones
especiales. "En la escuela hemos aprendido a pensar separando" dice Morin: Geografía
por un lado, Historia por otro, Química, Física, Arte, costumbres; y podríamos agregar
nosotros: en ningún lugar se vuelve a juntar eso que se ha separado tan cuidadosamente.
Tres aportes fundamentales
La edad Moderna, con sus desarrollos científicos y tecnológicos, desplazó a los
paradigmas que habían reinado en la antigüedad, acabando con aquella imagen de mundo
encantado, un mundo dotado de una unidad proveniente de la común pertenencia de todo
a la Creación, en el que se concebía la interdependencia de los fenómenos materiales y
espirituales, un mundo en el que había lugar tanto para el desarrollo conceptual como para
el mito y la leyenda. La convicción de una Tierra centro del universo, de mares poblados
de monstruos y sirenas, de bosques encantados, de duendes y magos, de historias
fantásticas, de héroes y dioses, pero también de desarrollos filosóficos, de artesanías de
gran complejidad, de máquinas de guerra y de vastos imperios, formaban parte del mundo
antiguo.
- Hasta que este mundo comienza a oír voces que cuestionan sus creencias y proponen
cambios profundos en las certezas conocidas hasta entonces. Una de estas voces es la
de Galileo Galilei quien probará la experiencia de desafiar los conceptos establecidos, al
enfrentarse a una acusación de herejía por difundir las ideas copernicanas acerca de que
el sol permanece inmóvil y es el centro del universo, y no la Tierra como había establecido
Ptolomeo y aceptaba la Iglesia como verdad indiscutible (la Tierra, centro de la Creación,
no podía ser otra cosa que el centro del universo).
- René Descartes será, precisamente, otro de los pilares que fundamentan los paradigmas
de la ciencia moderna. Preocupado por encontrar una verdad indudable, utiliza el recurso
de la duda metódica para desechar cualquier conocimiento que pueda ponerse en duda.
Así, desestima la información proporcionada por los sentidos, puesto que está claro que
estos son fuente de error y engaño. Debe, entonces continuar buscando algo que le
resulte indudable. La actividad de la duda, como función de su pensamiento, le permite
formular la frase que pasó a la historia: pienso, luego existo. Esto, que es llamado la
constitución autónoma del sujeto, significa un paso en la afirmación de este
término, sujeto, sin necesidad de recurrir a la acción divina.
- El tercer aporte es el de Isaac Newton. Sus ideas, que contribuyeron a forjar la ciencia
de Occidente, pueden ser sintetizadas en un mensaje de simple enunciación: el Universo
es ordenado y está sujeto a leyes, las que se expresan en lenguaje matemático. El
hombre, a través de la ciencia, puede descubrir esas leyes y, en consecuencia, operar
sobre el Universo.
Paradigma de la Complejidad:
- Su mayor exponente es Edgard Morin
- La complejidad aparece cuando hay dificultades empíricas (todas las cosas están ligadas
entre sí: efecto mariposa) y dificultades lógicas (cuando la lógica deductiva es insuficiente
para dar una prueba en un sistema de pensamiento).
- Todo está en todo y recíprocamente.
- La complejidad nos lleva a entender que jamás podremos escapar de la incertidumbre y
por lo tanto no podremos tener un saber total
Principios de la Complejidad:
- dialógico: hay dos lógicas, dos principios que no están simplemente yuxtapuestos, son
necesarios uno para el otro, son complementarios, pero también antagonistas.
- recursividad organizacional: para darle significado yo utilizo el proceso del remolino.
Cada momento del remolino es producido y, al mismo tiempo, productor. La sociedad es
producida por las interacciones entre individuos, pero la sociedad, una vez producida,
retroactúa sobre los individuos y los produce.
- hologramático: la idea del holograma trasciende al reduccionismo que no ve más que las
partes, y al holismo que no ve más que el todo. Es, de alguna manera, la idea formulada
por Pascal: <<No puedo concebir al todo sin concebir las partes y no puedo concebir a las
partes del todo sin concebir al todo>>.
Apuntalamiento
Este concepto tiene origen en Freud. Se trata de una noción que tuvo una cierta utilización
sobre todo en una figura que es la elección de objeto anaclítico, que significa “apoyarse
en”.
Kaes sostiene que es un concepto apto para dar cuenta de las relaciones entre la psiquis,
el cuerpo, el grupo y la cultura. Psiquis y grupo están dentro de un mismo núcleo por la
proposición de que la psiquis tiene una estructura grupal, que es una internalización, una
constitución hacia el interior del sujeto de los grupos en los cuales él se ha conformado
como sujeto. Pero a la vez hay conexiones que unen ese núcleo con dos bordes: uno es el
de la cultura, lo histórico-social, las significaciones imaginario-sociales, y otro es el borde
de lo corporal o biológico. La articulación del psiquismo con el mundo histórico social es
una relación de inherencia: una cosa no puede ser pensada sin la otra; no puede pensarse
en un despliegue del histórico social si no mediara el juego de la imaginación radical,
creadora del mundo de lo simbólico, de las instituciones, y recíprocamente tampoco puede
pensarse un psiquismo que no esté constituido desde la institución social.
La dimensión crítica
El concepto de apuntalamiento es impensable si no actúa en conjunto la dimensión de la
crisis. El apuntalamiento es una estructura intermediaria que se construye en aquellas
situaciones críticas que no son excepcionales, sino que son regulares.
La dimensión crítica implica también una proposición antropológica, porque plantea que es
inherente al ser humano, como al mundo y a la sociedad, una propensión, una
probabilidad alta, de que se vayan cursando situaciones críticas cada tanto y que el
desarrollo de ciertas estructuras sea precisamente un efecto posible de las crisis. El
nacimiento implica una situación de crisis decisiva; la estructura del apuntalamiento
permite que se curse esa crisis y que de su resultado emerja la estructura psíquica.
Desde este punto de vista se concibe al ser humano como producto de crisis sucesivas, de
la cual la primera sería la del nacimiento y precisamente allí trabaja la estructura del
apuntalamiento.
La transicionalidad
Winnicot propuso el concepto de objetos y fenómenos transicionales. El prototipo del
objeto transicional es el osito de peluche, la frazadita, la sabanita, que el bebé muerde,
chupa. Se sabe que el objeto transicional calma la angustia de separación, representa el
vínculo contenedor y amparador con la madre. Al chico le cuesta dormir, y la madre tiene
que quedarse un rato con él; el osito con el que el chico se duerme tocándolo, no por
casualidad es de felpa, de una textura parecida a la piel, que representa el contacto del
bebé con la piel materna. Ese objeto está en el lugar lógico de la madre, pero no es la
madre; es lo que media entre el yo del bebé y la madre en su función protectora. El objeto
transicional no se abandona nunca, siempre está disponible.
Tiene además su estatuto paradojal. Porque no es la madre, no es el bebé. Está entre los
dos y además está prohibido preguntar de quién es; está prohibido denunciar la paradoja,
puesto que hacerlo destruiría su carácter de intermediario. Se pone en juego activamente
enlazando dos campos mentales. No es la mamá pero la representa. No es el bebé pero
representa el vínculo del bebé con la madre. Esto es lo básico del objeto transicional.
Desde esta plataforma podemos pensar en lo que Winnicott enuncia como espacios y
fenómenos transicionales que tienen esta característica de ser lo que está en el medio de,
lo que permite la articulación de dos campos, sin ser ni uno ni el otro, sino justamente estar
operando en la transición. En el espacio transicional no hablamos de cosas, sino de
aquello donde sucede algo del orden del vínculo y del enlace de alguna cosa con otra.
El trabajo del apuntalamiento sucede precisamente en un espacio transicional. De ahí que
sea importante entender que si pensamos en lo transicional como un espacio, ese espacio
no puede ser tan pegado como era en el momento de la fusión inicial. Si hay absorción
mutua de los elementos de la relación, al no haber separación, no emerge el psiquismo, ya
que para que el psiquismo emerja tiene que haber separación. Cuando hay absorción
mutua de los dos elementos, no hay espacio de transcripción; el puntal y lo apuntalado
hacen un cuerpo común. La escansión presencia-ausencia del objeto auxiliar es necesaria
para que el objeto pueda ser representado; un objeto permanentemente presente no es
necesario representarlo.
En la clínica se constata esto; cuando una madre está demasiado encima de su hijo, se
anticipa a sus movimientos pulsionales antes de que éstos surjan, lo despierta para comer
antes de que llore, literalmente lo asfixia; pero no por “sobreprotección”, como se suele
decir, sino por su propia necesidad de estar encima de la criatura para sostenerse ella. Se
percibe también en esas familias donde alguien habla, pero las cosas que dice pertenecen
al aparato psíquico de su madre, o su padre; no son propias, no están subjetivadas por su
propia fantasía; el que habla es evidente que es hablado por otro todo el tiempo. Una
persona que nunca pudo nacer psicológicamente, que implica separarse del otro que a
uno le dio vida.
A esto se lo llama espacio transicional saturado. Cuando hay sutura no hay posibilidad de
desarrollo del psiquismo, no se dan las condiciones necesarias para que el psiquismo sea
un proceso permanente de creación, de juego, de invención. Esto es la alienación: una
subordinación completamente acrítica y en posición de sometimiento a los enunciados del
poder, que en términos psicológicos sería el amo del objeto, el amo de la situación, el amo
de la significación.
El otro extremo patológico es cuando el espacio transicional es tan grande, que no se
puede sostener la esperanza razonable de que se va a encontrar algo del otro lado.
El espacio transicional está representando simultáneamente (éste es su carácter
paradojal) la conexión y la separación. Entonces, las patologías de la transicionalidad son
por un lado, el vacío y, por el otro, la sutura. Estos dos polos contrastan con la
transicionalidad verdaderamente lograda, donde existe ese espacio de entreapertura, que
permite el juego y la creación de representaciones que articulan el elemento propiamente
fantasmático, la realización de deseos, con formulaciones que son tanto formas como
contenidos provistos por la cultura, por el imaginario social.
Las características del apuntalamiento se ponen en evidencia con mayor claridad en las
situaciones de crisis. Estas implican una pérdida, una falta, una ruptura en relación a los
apoyos con que cuenta el psiquismo. La situación de crisis coloca al psiquismo ante una
vivencia de desamparo. El concepto de crisis puede articularse con el de transicionalidad,
dado que la transicionalidad implica la existencia de un espacio de elaboración de la
experiencia de ruptura tanto en la continuidad del sí mismo, como en la continuidad de las
relaciones con los objetos.
En lo que hace al apuntalamiento del psiquismo, la elaboración de una crisis puede seguir
tres caminos:
1) la sutura o reducción del espacio transicional
2) la existencia de un espacio vacío; esto significa una distancia exagerada en el sistema
de solidaridades recíprocas
3) la creación de un espacio transicional, espacio de la creatividad, en el que se producen
los procesos de transcripción
Kaes propone, a partir de sus ideas sobre la elaboración de las crisis y el
desapuntalamiento, que no es posible resolver ciertas crisis a nivel sólo personal, sin
establecer las condiciones de un trabajo psíquico a nivel del grupo. De esta manera el
grupo, que es utilizado espontáneamente como recurso durante las crisis (el ejemplo
clásico de la adolescencia), en las que se produce una ruptura en la continuidad de las
relaciones psicosociales, es también un instrumento privilegiado para el trabajo terapéutico
en estas situaciones.
El grupo permite una experiencia de reapuntalamiento de aquello que no llegó a
constituirse como realidad psíquica. “El grupo es investido con esta capacidad de albergue
psíquico, con la función de ser esta psique o de hospitalizar sus partes enfermas, donde se
pueda formar lo que no se ha constituido: el lugar donde las palabras que no fueron
dichas, las prohibiciones que no fueron promulgadas se puedan enunciar y puedan abrirse
su camino.” El grupo funciona como un aparato protésico en las situaciones de crisis y
desapuntalamiento. Desde este punto de vista, el grupo cumple para muchos sujetos una
función anaclítica.
Para Anzieu las representaciones espontáneas que cada individuo tiene del grupo son
representaciones imaginarias, fantasmadas o fantaseadas, representaciones que inciden
necesaria e inevitablemente sobre la dinámica grupal; los individuos participan, actúan,
reaccionan, en función de dichas representaciones, las que no son necesariamente
conscientes.
El problema epistemológico quedará planteado en los siguientes términos: hace falta una
teoría unificada para comprender al pequeño grupo, que permita acercarnos al grupo como
el PSA nos permite acercar al sujeto. Desde un punto de vista teórico el problema es
básicamente el siguiente: ¿Qué variables fundamentales determinan lo que ocurre en los
grupos? ¿Cómo combinar los múltiples factores que intervienen y atraviesan la vida grupal,
para lograr un sistema conceptual unificado, un modelo que conceptualice al grupo como
objeto formal abstracto?
Freud plantea una doble problemática a estudiar en las formaciones colectivas: por un
lado, la del sujeto en todos los procesos históricos y sociales, y por el otro lado, el análisis
del Yo. No se puede estudiar al individuo aislado, la psicología individual es al mismo
tiempo psicología social, por ende de grupos, en un sentido amplio, pero justificado. Las
masas no solo aparecen actuando en momentos de caos, sino que las masas tienen
carácter creador de nuevos contendidos de cultura, reivindicando el carácter colectivo de
la creación más estrictamente individual. Freud señalará que el predomino de la ilusión
sobre lo real está sustentado en un deseo insatisfecho. ¿Qué es lo que enlaza a los
individuos entre sí?¨La sugestión sería la imposición de un lazo de dependencia que no
puede ser resistido por el sujeto, sino más bien solicitado por él, pero además de la
sugestión Freud agrega el concepto de libido, de amor. Se trata de la concepción ampliada
del amor que va desde la pulsión sexual directa, como satisfacción de la pulsión, filial,
fraterna, homosexual, sublimada, amistosa. Por ejemplo, en Iglesia Católica y en el
Ejercito, reina una misma ilusión: la ilusión de la presencia visible o invisible de un jefe
(Cristo, o el general) que ama con igual amor a todos los miembros de esa comunidad.
Todos quieren ser queridos por ese jefe. Secundariamente esto enlaza a los miembros
entre sí, por carácter transitivo; los demás estarían integrados en una comunidad afectiva,
de un gran amor, unidos por Cristo. Esto es una comunidad que desde la dependencia
infantil al amor del Padre-Cristo, al Padre-Celestial. Los miembros de la comunidad del
amor abstracto, no se aman por lo que son: se aman por que Cristo los ama, y entonces el
individuo está ligado doblemente por lazos libidinosos: al jefe y a los restantes miembros.
El fenómeno del pánico muestra las características de los enlaces: el pánico se produce
cuando matan al jefe y se rompen los lazos libidinales. Los individuos cortan enlaces entre
si cuando se corta el lazo con el líder. Lo que aparece en el pánico colectivo es
comparable con la angustia neurótica: es un miedo que no tiene relación con el peligro
real; entonces la falta de enlace es lo que produce el pánico. Esto da cuenta que los
individuos forman parte de un todo ilusorio; cuando se rompen los lazos libidinales el
individuo queda nuevamente inerme, con sus terrores individuales e infantiles, encontraba
es la masa artificial si refugio. Mientras, ¿qué sucede con los líderes de las masas
artificiales? La masa le proporciona un poder significante y el jefe lo transforma en un
poder personal; es el lugar hacia el cual convergen las relaciones colectivas. Un lider
narcisista mantiene y fomenta las demandas narcisistas y los deseos insatisfechos. Es
aquí que el narcisismo es otro elemento interviniente: la búsqueda de gratificación
narcisista puede determinar este tipo de enlaces. Los individuos necesitan estar juntos
para defenderse de la naturaleza; esta búsqueda de los otros como una forma solidaria de
enfrentar ciertos avatares que individualmente son difíciles de sortear esta también en la
base de fenómenos sociales. Pero hay un problema: cuando los humanos se juntan,
también se molestan: en toda relación hay ambivalencia, hay amor y hay odio. Cuando el
otro es real, hay hostilidad; esta hostilidad se reprime y esta puede tomar distintos
destinos; el más difícil, dice Freud, es expresarla hacia la misma persona que se ama, y el
más fácil, es dirigirla a las personas o grupos más ajenos. Pero en la masa, esta
intolerancia narcisista hacia el otro, desaparece; la masa se une, los integrantes se
homogenizan, y la hostilidad aparece desplazada hacia otros grupos. Otras de las cosas
que se pregunta Freud, es ¿en los grupos o en las formaciones colectivas puede haber
algún otro fenómeno no descubierto todavía, algo poco explorado aun en el mismo
psicoanálisis? Entonces abordara la IDENTIFICACION desde la masa. La
IDENTIFICACION es el tipo de enlace afectivo más primario, anterior a las relaciones de
objeto, la primer relación que establece el ser humano cuando nace, porque necesita
hacerse como otro para poder ser un SER humano, estamos entonces en la
IDENTIFICACION PRIMARIA: hacerse a imagen y semejanza del otro por la misma
dependencia e indefensión infantil, identificación cruzada con la satisfacción de
necesidades. El Yo se hace a sí mismo, se modifica, se transforma, tomando al otro como
modelo. Primero el Complejo de Edipo, y luego, en la segunda tópica, las instancias que
se diferencian a partir del Ello vendrán definidas por las identificaciones de las cuales
derivan. De la relación de objeto se puede pasar nuevamente a la identificaron, por vía
regresiva. Se pierde el objeto y por lo tanto se identifica el Yo con el objeto perdido; ser el
otro para tenerlo, a través de un rasgo o un síntoma (ej, gato de nieto de Freud)
(relacionado con la histeria) Freud desarrolla con el tema de identificación la dialéctica
SER y TENER. Lo que interesa es la división del yo, aquello que no se llamara todavía
Superyó, sino Ideal del yo. En síntesis, la identificaron aparece a) Como formación
primitiva de lazo afectivo con el objeto, es identificación pre-edípica, marcada por la
incorporación, ambivalente b) como sustituto regresivo de una elección objetal
abandonada y c)en ausencia de toda catexis sexual del otro, el sujeto puede identificarse a
este en la medida en que tienen un elemento en común. En la segunda tópica, el Ideal del
Yo, constituye un modelo al que el sujeto intenta ajustarse, se trata de una formación en la
que una persona es colocada por el sujeto en ese Ideal del Yo. Este proceso se encuentra
en el origen y la constitución del grupo humano. La eficacia del ideal colectivo previene, de
la convergencia de los “ideal del yo” individuales. La estructura libidinosa de la masa
estará dada por la sustitución del Ideal del Yo por un objeto y por la identificación recíproca
entre los individuos por tener ese objeto común en su Ideal del Yo. Esa identificación en el
Yo, común a todos, aparece como enlace positivo. Pero no implica que la identificación
recíproca, sea formadora de masas.
Del hecho a la noción de grupo, y de ésta al concepto de grupo como objeto de estudio
Fácil es apreciar la importancia de los grupos, difícil es definir aquello que los grupos son,
precisamente por la imposibilidad de separarse de ellos para su estudio. Se podría decir
que un grupo se forma con dos o más personas en interacción, pero ¿son un grupo dos
personas en una llamada telefónica equivocada, en una cola de espera, en un viaje en
colectivo?
Un grupo es “una pluralidad de individuos que interactúan entre sí en un contexto espacio-
temporal más de lo que interactúan con cualquier otra persona”. La clave es la repetición
de la situación y ante esta cómo sus integrantes esperan tal continuidad. Ante su ausencia,
buscarán redefinir la situación. Para esto, aparecen las normas grupales que podrán tener
un carácter implícito o explícito.
Dos hechos importantes: la norma emerge de la interacción; si no surgen normas, la
interacción no continuará. “Las normas son marcos de expectaciones de rol”. El otro hecho
es que las normas tienen un doble carácter: valorativo y comparativo. Son fuentes de
valores y provocan la comparación del individuo hacia los demás tanto en el endogrupo
como en el exogrupo. Esto último implica el concepto de “multipertenencia”, se es parte de
varios grupos, pero se interactúa de a uno por vez.
Otra definición para resaltar otras características: “Un grupo es una unidad que existe en
un número plural de individuos, que poseen una percepción colectiva de su unidad y el
poder de actuar de modo unitario hacia el ambiente”.
Aquí aparece el concepto de “conciencia de una totalidad unitaria” y por otro la “acción
grupal sobre el ambiente”. A diferencia de la definición anterior, aparece también aquí el
concepto de “meta grupal”, las cuales responden siempre a una o varias necesidades de
los integrantes del grupo. Las metas también pueden ser (como las normas) implícitas o
explícitas (latente/manifiesto).
Con estas definiciones en mente, se postulará el concepto de grupo en tres niveles de
análisis, identificados como criterios. Estos son:
A) EL CRITERIO INTERACCIONAL. Un grupo sería un conjunto de individuos en
interacción regulada por normas, en un espacio y tiempo dados, que poseen un objetivo
común que responde a necesidades compartidas. El objetivo implica la posibilidad de
poder operar sobre el ambiente interno o externo del grupo. Esta definición se alinea con
autores que se verán después, entre otros, como son: Bales, Bavelas.
B) EL CRITERIO INTERSUBJETIVO. Al conjunto de individuos que tomamos como grupo,
debe agregársele la definición de tales como miembros. Esto se consigue por dos vías: la
autodefinición de pertenencia y la altero-definición de existencia. La primera, se refiere a
cierto sentimiento de lealtad de parte de los miembros hacia el grupo y a las expectativas
comunes respecto de la interacción posible. La segunda, refiere a la definición como
integrantes de un grupo que hacen los demás, los que no están en ese grupo, los otros.
La tradición psicoanalítica aportó a este criterio intersubjetivo, los conceptos de
identificación, regresión, aspectos inconscientes de la conducta y un interjuego grupal de
los mecanismos defensivos. Para Freud, dos o más personas constituyen un grupo
psicológico si han establecido un mismo objetivo de identificación (líder o ideal) en su Ideal
del Yo. (Psicología de las masas y análisis del yo).
Como aclaración y retomando, ¿es un grupo la cola de espera? Nos encontraríamos frente
a una serie, porque se trata de un conjunto de sujetos con un objetivo en común, que es
diferente a tener un objetivo común. El paso de la serie al grupo, está determinado por
esto, que un objetivo en común, pase a ser un objetivo común a los integrantes, los cuales
son conscientes de ello.
Todo grupo entonces, se constituye para introducir, acelerar, estabilizar o impedir un
proceso de cambio sobre la realidad histórica-social en la que se encuentra y esto hace a
la operacionabilidad que tiene cada grupo sobre un campo. Aquí también cobran
importancia los aspectos de auto y altero definición de pertenencia que van a permitir que
el conjunto posea una visión de sí mismos como totalidad, una “representación de grupo”
entre sus integrantes que opera sobre la identidad individual y sobre la grupal permitiendo
operar como totalidad sobre el ambiente. Esta identidad se relaciona con los procesos de
identificación del psicoanálisis.
C) EL CRITERIO INTRASUBJETIVO. Existirá grupo, cuando exista la representación de
grupo. Freud explica la génesis del Yo dentro de dos registros, uno es el yo-función y otro
el yo-representación. Este último, en tanto representación es por ende ilusorio, es una
aspiración a la cual tiende. Este yo-representación es introducido por Freud en
Introducción del Narcisismo, como resultado de identificaciones que conducen a la
formación dentro de la persona, de un objeto de amor, en una imagen de la identificación
primordial. Así también, el grupo emerge como una unidad ilusoria al constituirse como
grupo-representación, y esto ocurre cuando los individuos del grupo son investidos,
catectizados narcisísticamente por cada uno de los integrantes.
Siguiendo a Freud, quien se refería a Mc. Dougall y Le Bon, respecto a que “la pulsión
social acaso no sea originaria e irreductible, y que los comienzos de su formación pueden
hallarse en un círculo estrecho como el de la familia”. Entonces, cabría esperar que las
representaciones de grupo se formarían a partir de las experiencias infantiles y en las
primeras representaciones de la familia, de los padres. Debe efectuarse el paso del objeto
interno a su representación. Para captárselo como objeto de representación, el grupo debe
haberse constituido en objeto interno, el grupo representado contiene entonces aspectos
de similitud con su prototipo inconsciente, pero también aspectos de diferencia (Kaes).
Un grupo únicamente puede ser tomado como objeto de representaciones sí y sólo si pre-
existe una representación de objeto precursora, ilusoria, inconsciente, que sustenta a
cualquier grupo en cuanto objeto de representaciones. Esta representación, como una
ilusoria totalidad unitaria, ucrónica y utópica, es la familia de origen.
Esta imagen es así soporte de una búsqueda incesante: la de encontrar el objeto del
deseo en el mundo exterior. El proceso evolutivo en su formación, será re-encontrado –
modificado- como progresiva construcción –catectización narcisista mediante- en cualquier
grupo del aquí/ahora.
Lo señalado antes, da cuenta de que en todo grupo existe una dinámica y una estructura
(y sobre todo ambas manifiestas) entre sus miembros. Por estructura se entiende a “una
malla de relaciones entre elementos o entre procesos elementales”. Las estructuras de un
grupo serán manifiestas, explícitas, otras serán latentes, inconscientes.
Así, por ejemplo, respecto a la primera variable (a) se pueden clasificar los grupos en
pequeños y grandes. Si bien cualquier límite es arbitrario, no lo es su clasificación ya que
se puede proponer que cuanto mayor sea el número de miembros, mayor será el grado de
atención que requerirá su interacción, la organización y la cooperación.
El número de individuos nos permite distinguir 3 tipos de grupos pequeños: 1) Grupo
primario; 2) Grupo asociacional; 3) Grupo artificial
Respecto al criterio intersubjetivo, este permite clasificar a los grupos como: 1) Endo-grupo
(nosotros); 2) Exo-grupo (ellos, que incluye tanto otros grupos como otros individuos que
no están en nuestro grupo).
- En el endo-grupo, cada individuo tiene una representación: a) De sí mismo; b) Del resto
de los participantes; c) De sus propias relaciones con ellos; d) De las relaciones entre sí;
e) Del grupo como todos. Esta última representación, de totalidad –representación de
grupo- ha sido llamada grupo interno.
# Grupos artificiales:
- Interacción cara a cara, pero más especializados.
- Tiempo y espacio de reunión determinado.
- La interacción es en algunos casos, emocional y personal, pero no surge naturalmente,
sino por manejo exterior.
- Normas explícitas y establecidas al inicio del grupo.
- La auto y altero definición varían notablemente –tal el tipo de actividad objetivo- y lo
mismo sucede con las cualidades de la representación.
Del concepto de grupo como objeto de estudio hacia el grupo como objeto formal abstracto
La estructura grupal va a estar constituida por una malla de posiciones, de relaciones entre
las posiciones, y sus aspectos dinámicos referirán a las relaciones entre las relaciones
implicando el proceso por el cual esta malla no es estática. Vamos a denominar sistemas,
a aquellos lugares donde encontramos mallas de relaciones conectadas entre sí
dinámicamente. El grupo es un sistema, y como tal posee estructura y dinámica, en una
relación de mutua significación. La estructura de comunicación y la de liderazgo, serán
manifiestas –preconscientes- del grupo. No existe grupo sin estas estructuras, como
tampoco que carezca de dinámica, de un proceso de interacción cooperativa y/o
competitiva, en el que surgen normas, roles, resistencias a los cambios, etc.
Una aplicación de este modelo grupal (objeto formal abstracto) a un grupo primario como
ser, un grupo familiar: en su función defensiva respecto de múltiples conflictos, opera en
general con una estructura latente descripta por Bion como de supuesto básico de
dependencia. Así disociará e identificará al objeto bueno sobre la figura patriarcal
protectora, respecto de la cual experimentará una dependencia nutricia (sobre el resto del
grupo se depositará el objeto carenciado). En lo manifiesto, el padre ocupará una posición
de líder autocrático y centralizará las comunicaciones. Cualquier situación conflictiva, se
buscará aniquilarla, se expulsará a cualquier miembro a fin de fortificar la cohesión
oponiendo una fantasmática filicida ante probables deseos parricidas o incestuosos,
conflicto que en lo manifiesto se expresará como uno de grupos superpuestos que
sostienen sistemas de valores antagónicos (el “honor de la familia” vs. la deshonra,
depositada sobre el miembro excluido).
Grupo Operativo
Supuestos básicos:
- Mundo interno: se configura como un escenario en el que es posible reconocer el hecho
dinámico de la internalización de objetos y relaciones. En este escenario interior se intenta
reconstruir la realidad exterior, pero los objetos y los vínculos aparecen con modalidades
diferentes por el fantaseado pasaje desde el "afuera" hacia el ámbito intrasubjetivo, el
"adentro". Es un proceso comparable al de la representación teatral, en el que no se trata
de una siempre idéntica repetición del texto, sino que cada actor recrea, con una
modalidad particular, la obra y el personaje. El mundo interno se define como un sistema,
en el que interactúan relaciones y objetos, en una mutua realimentación.
- Vínculo: una estructura compleja, que incluye un sujeto, un objeto, su mutua interrelación
con procesos de comunicación y aprendizaje. Estas relaciones intersubjetivas son
direccionales y se establecen sobre la base de necesidades, fundamento motivacional del
vínculo. Dichas necesidades tienen un matiz e intensidad particulares, en los que ya
interviene la fantasía inconsciente. Todo vínculo, así entendido, implica la existencia de un
emisor, un receptor, una codificación y decodificación del mensaje.
- Estructura vincular: Por este proceso comunicacional se hace manifiesto el sentido de la
inclusión del objeto en el vínculo, el compromiso del objeto en una relación no lineal sino
dialéctica con el sujeto. Por eso insistimos que en toda estructura vincular -y con el término
estructura ya indicamos la interdependencia de los elementos- el sujeto y el objeto
interactúan realimentándose mutuamente. En ese interactuar se da la internalización de
esa estructura relacional, que adquiere una dimensión intrasubjetiva. El pasaje o
internalización tendrá características determinadas por el sentimiento de gratificación o
frustración que acompaña a la configuración inicial del vínculo, el que será entonces un
vínculo "bueno" o un vínculo "malo". Las relaciones intrasubjetivas, o estructuras
vinculares internalizadas, articuladas en un mundo interno, condicionarán las
características del aprendizaje de la realidad. Este aprendizaje será facilitado u
obstaculizado según que la confrontación entre el ámbito de lo intersubjetivo y el ámbito de
lo intrasubjetivo resulte dialéctica o dilemática. Es decir, que el proceso de interacción
funcione como un circuito abierto, de trayectoria en espiral, o como un circuito cerrado,
viciado por la estereotipia.
Proceso de interacción:
Toda situación de aprendizaje genera en los sujetos dos miedos básicos, dos ansiedades
básicas: a) Miedo a la pérdida del equilibrio ya logrado en la situación anterior, y b) Miedo
al ataque en la nueva situación en la que el sujeto no se siente adecuadamente
instrumentado. Presentes y coexistentes en todo grupo. Constituyen la resistencia al
cambio y promueven las “Situaciones dilemáticas”
Pichón Riviére
Uno de sus primeros trabajos es el de organizar grupos de enfermeros e instruirlos en el
trato del paciente; pues en esos momentos uno de los principales problemas era el
maltrato que por desconocimiento impartían los enfermeros a los pacientes. En estas
circunstancias desarrolla la técnica del "Grupo Operativo", en esos grupos discutía con los
enfermeros los diferentes casos que había, se trataba así de darles un panorama general
de la psiquiatría. El aprendizaje de los enfermeros fue sorprendente. Ellos tenían
acumulada gran experiencia, dado que casi todos, habían trabajado años en el Hospicio.
Su dificultad era que no podían conceptualizar, entonces, esa experiencia no les servía
para nada. Las condiciones mejoraron notoriamente. Debido a un prolongado paro de
enfermeros, debió capacitar a los enfermos que mejor se encontraban para ocupar este
rol; estos internos mejoraban ostensiblemente su salud mental, tenían una nueva
adaptación dinámica a la sociedad, especialmente porque se sentían útiles..." Las posturas
reaccionarias de otros profesionales y la intención de destruir su trabajo lo llevaron a
renunciar, no sin llevarse las vivencias que luego darían coherencia a sus proyectos. De
esta praxis surgen estas reflexiones: "...Existe en nuestra sociedad, un aparato de
dominación destinado, en última instancia, a perpetuar las relaciones de producción; vale
decir relaciones de explotación. Este aparato de dominación tiene sus cuadros en
psiquiatras, psicólogos, y otros trabajadores del campo de la salud, que vehiculizan,
precisamente, una posición jerárquica. Son líderes de la resistencia al cambio,
condicionantes de la cronicidad del paciente, al que tratan como un sujeto equivocado
desde un punto de vista racional. Estos agentes correctores, cuya ideología y personalidad
autocrática les impide incluir, una problemática dialéctica en el vínculo terapéutico,
establecen con sus pacientes relaciones jerárquicas en las que se reproduce el par
dominador - dominado. Esto generó diversos posicionamientos sobre las concepciones
actuales de salud, que ejercía un predominio a nivel del campo médico, que generaban
exclusión, aislamiento, desconocimiento y una postura político-social de abordar los
problemas relacionados a la Salud y la Enfermedad, donde todo se mantenía sin cambios
y la hegemonía del poder médico era quien determinaba estos criterios. Con la incidencia
de los planteamientos de Pichón se empezaron a generar fisuras y cuestionamientos a lo
establecido, abriéndose paso a nuevas posturas y concepciones en todo el campo del
saber médico, hechos que generaron muchos problemas y dificultades para Pichón en
relación a sus postulados teóricos y a la pragmática de sus trabajos.
Grupo Operativo:
El grupo operativo es un grupo centrado en la tarea y que tiene por finalidad aprender a
pensar en términos de resolución de las dificultades creadas y manifestadas en el campo
grupal y no en el de cada uno de sus integrantes, lo que sería un psicoanálisis individual
en grupo. Consideramos al enfermo que enuncia un acontecimiento como el portavoz de sí
mismo y de las fantasías inconscientes del grupo. En esto reside la diferencia de la técnica
operativa con las otras técnicas grupales, ya que las interpretaciones se hacen en dos
tiempos y en dos direcciones distintas.
Un grupo familiar que posee una buena red de comunicación, que se desenvuelve
eficazmente en su tarea, es un grupo operativo, en el que cada miembro tiene asignado un
rol específico, pero con un grado de plasticidad tal, que le permite asumir otros roles
funcionales. En el asumir roles necesitados situacionalmente se configura un proceso de
aprendizaje de la realidad, tarea fundamental del grupo.
El campo del grupo operativo está poblado por los roles prescriptos o puestos, que
definimos en términos de pertenencia, afiliación, cooperación, pertinencia, comunicación,
aprendizaje y telé, que representados en forma de un cono invertido convergen como roles
o funciones para provocar en la situación de tarea la ruptura del estereotipo. Se puede
decir que en el acontecer del grupo determinadas personas van a asumir estos roles
correspondientes de acuerdo con sus características personales; pero no todo se realiza
en términos de una tarea positiva. Otros roles, en cierta manera prescriptos por su
frecuencia, son asumidos por miembros del grupo, como los roles de portavoz,
saboteador, chivo emisario y liderazgo, cuando alguno de los roles tiene mando: el líder
autocrático, democrático, al que agrego el demagógico, cuya extraña ausencia en los
investigadores llama la atención. Los miembros del grupo pueden asumir los roles
consignados, y cuando la adjudicación o asunción del rol en el marco del puesto se realiza
adecuadamente, su funcionalidad aumenta. Ciertos roles como el conspirador o
saboteador son generalmente elegidos por el extragrupo introducidos en el intragrupo con
una misión secreta de sabotear fundamentalmente la tarea y el esclarecimiento. Estas
infiltraciones, en forma de conspiración, deben ser tomadas como un hecho natural y son
las fuerzas que actúan desde afuera, introducidas en el adentro para sabotear el cambio,
es decir, son representantes de la resistencia al cambio.
Organizadores grupales:
- Mutua representación interna: Definimos al grupo como el conjunto restringido de
personas, ligadas entre sí por constantes de tiempo y espacio y articuladas por su mutua
representación interna, que se propone en forma explícita o implícita una tarea que
constituye su finalidad.
- Tarea: consiste en el abordaje y elaboración de ansiedades y la emergencia de una
posición depresiva básica, en la que el objeto de conocimiento se hace penetrable por la
ruptura de una pauta disociativa y estereotipada, que ha funcionado como factor de
estancamiento en el aprendizaje de la realidad y de deterioro en la red de comunicación.
En la tarea, aquella posición depresiva requiere elaboración, proceso cuya significación
central está en el hacer "consciente lo inconsciente".
2°) Tarea:
- Es el sentido del grupo, es la marcha del grupo hacia su objetivo
Consiste en el abordaje y elaboración de ansiedades y la emergencia de una posición
depresiva básica, en la que el objeto de conocimiento se hace penetrable por la ruptura de
una pauta disociativa y estereotipada, que ha funcionado como factor de estancamiento en
el aprendizaje de la realidad y de deterioro en la red de comunicación. En la tarea, aquella
posición depresiva requiere elaboración, proceso cuya significación central está en el
hacer "consciente lo inconsciente" y en el cual se observa una coincidencia total de las
distintas áreas de expresión fenoménica. En el pasaje de la pretarea a la tarea, el sujeto
efectúa un salto cualitativo durante el cual se personifica y establece una relación con el
otro diferenciado. En el contexto de la situación terapéutica, correctora, la situación
transferencial y contratransferencial ocurre principalmente en el ámbito de la pretarea del
sujeto. Si el terapeuta confunde la pretarea con la tarea, entra en el juego de la neurosis
transferencial y actúa en ella. La tarea del terapeuta se convierte en pretarea, al tener él
mismo resistencia a entrar en su tarea específica, por eludir el problema esencial del
hacerse cargo, del "compromiso", del ser consciente y el proyecto. (Resistencias
ideológicas a la praxis.)
- 2 tipos:
a) Tarea explícita: Objetivo del grupo. Ej: aprendizaje, curación, diagnostico, etc.
b) Tarea implícita: Resolución de ansiedades. Sin ello se obstaculiza la producción del
grupo y no se realiza la tarea explícita.
- Es el ámbito de elaboración de: ESTRATEGIA, TÁCTICA, TÉCNICA, LOGÍSTICA.
3°) Proyecto: Elaborar un proyecto significa elaborar un futuro adecuado de una manera
dinámica, por medio de una adaptación activa a la realidad, con un estilo propio, ideologías
propias de vida y una concepción de la muerte propia.
Cada uno de los pacientes va adquiriendo lo que podríamos denominar un "nuevo estilo de
vida", basado, en esta adaptación activa a la realidad en la cual el sujeto es modificado por
el ambiente, pero lo fundamental es que él se transforma a su vez en un agente de cambio
social. El proyecto surge cuando se ha logrado una pertenencia de los miembros; se
concreta entonces una planificación.
Vectores:
1) Afiliación: o identificación con los procesos grupales
- El sujeto no se incluye totalmente en el grupo (pre tarea).
- Este primer momento de afiliación, propio de la historia de todo grupo, se convierte más
tarde en pertenencia, una mayor integración al grupo, lo que permite elaborar a los
miembros una estrategia, una táctica, una técnica y una logística.
2) Pertenencia:
- Sentimiento de integrar el grupo.
- Identificación con los acontecimientos y vicisitudes.
- Permite establecer la identidad de un grupo y la propia como integrante de ese grupo.
- Hace posible la planificación en relación a la tarea.
- Constituye al grupo como grupo.
- Tiene que ver con la mutua representación.
3) Cooperación:
- Contribución a la tarea que hace cada sujeto.
- Se establece sobre la base de roles diferenciados (carácter interdisciplinario del G.O.).
- Solo a través de la Heterogeneidad se alcanza la complementariedad necesitada.
4) Pertinencia:
- Es el centrarse del grupo en la tarea prescripta y el esclarecimiento de la misma.
- La calidad de esta pertinencia se evalúa de acuerdo con el monto de la pretarea, la
creatividad y la productividad del grupo y sus aperturas hacia un proyecto.
5) Comunicación:
- Verbal o no.
- No solo el contenido del mensaje, también el “como”, el “quien” y los canales.
6) Aprendizaje:
- Se logra por sumatoria de información de los integrantes del grupo, cumpliéndose en un
momento dado la ley de la dialéctica de transformación de cantidad en calidad.
- Se produce un cambio cualitativo en el grupo, que se traduce en términos de resolución
de ansiedades, adaptación activa a la realidad, creatividad, proyectos, etcétera.
7) TELÉ:
- Definido por Moreno como: “Disposición positiva o negativa para trabajar con un miembro
del grupo”.
- Esto configura el clima, que puede ser traducido como transferencia positiva o negativa
del grupo con el coordinador y los miembros entre sí. Señalamos como situación central
del grupo operativo la actitud ante el cambio que se modifica en términos de incremento o
resolución de las ansiedades depresiva o paranoide, de pérdida y ataque, coexistentes y
cooperantes en tiempo y espacio. Esto implica para el operador que cuando detecta en la
situación grupal uno de esos dos miedos como lo manifiesto, su interpretación incluirá al
otro como lo subyacente.
ECRO
- Esquema: “conjunto articulado de conocimientos”. Brinda una serie de enunciados, un
cúmulo de ideas que deben cumplir la condición de abarcar grandes esferas de la realidad.
- Conceptual: “Sistema de ideas que alcanzan una generalización”. Conceptos que
provengan de la cotidianeidad del hombre. De la interioridad del hombre (psicosocial). De
la interacción del hombre en lo pequeños grupos (socio dinámica). De las instituciones en
las cuales el hombre juega distintos roles (institucionales). De la comunidad en la que el
hombre vive. (comunitario)
- Referencial: “Campo, segmento sobre el que piensa y opera”. Punto de referencia para
comprender la realidad del hombre. A partir de él podré comprender los fenómenos e
interpretarlos.
- Operativo: “Implica producir un cambio en algún aspecto de la realidad”. De nada sirve
comprender los fenómenos si no puedo actuar sobre ellos para modificarlos. Hay una
acción sobre ese objeto que yo quiero conocer. Sin operación no hay ciencia.
El ECRO se trasforma en el elemento de trabajo de cada individuo en su
interacción grupal.
Cono Invertido
El campo del grupo operativo está poblado por los roles prescriptos mencionados, que
representados en forma de un cono invertido convergen como roles o funciones para
provocar en la situación de tarea la ruptura del estereotipo. En este cono vemos una base,
un vértice y la espiral dialéctica. a) En la base: Se ubican los contenidos emergentes,
manifiestos, o "explícitos". b) En el vértice: Las situaciones básicas o universales
"implícitas". c) La espiral grafica el movimiento dialéctico de indagación y esclarecimiento
que va de lo explícito a lo implícito, con el objeto de explicitarlo.
El esquema del cono invertido tiene la intención de configurar en su base todas las
situaciones manifiestas en el campo operacional y en su vértice, las situaciones básicas
universales que están actuando en forma latente. Estos universales son: a) Los miedos
básicos: 1) miedo a la pérdida de la estructura ya lograda y 2) miedo al ataque en la nueva
situación a estructurar. b) "La situación terapéutica negativa" frente a la situación de
cambio configurada por: 1) miedo al cambio; 2) resistencia al cambio. c) Un sentimiento
básico de inseguridad (la fórmula es "más vale pájaro en mano que cien volando"). d) Los
procesos de aprendizaje y comunicación: Ambos aspectos forman una unidad y son
interdependientes. La comunicación es el riel del aprendizaje. e) Las fantasías básicas: 1)
de enfermedad; 2) de tratamiento y 3) de curación.
Si el liderazgo es una función del grupo, y el líder emerge de la interacción y actividad del
mismo, a ésta deberemos referirnos para establecer una clasificación de aquel. En todo
grupo existen dos tipos fundamentales de actividad: el comportamiento intelectual y las
conductas afectivas. La tarea propiamente dicha implica actividades racionales,
intelectuales, y en consecuencia, requerirá la existencia de un liderazgo instrumental,
también llamado de tarea, de locomoción o de fines. Como al mismo tiempo, la interacción
implica una actividad emocional, existirá un liderazgo expresivo, llamado también de
persistencia del grupo, orientado hacia el mantenimiento afectivo del grupo en cuanto tal.
El primer tipo de liderazgo encarnará los “problemas de logro” grupal, mientras que el
segundo los “problemas de proceso”.
- Los problemas denominados “de logro” hacen referencia explícita a los objetivos
manifiestos del grupo. La resolución de los “problemas de logro” acarrea la consecusión de
los objetivos o metas para el grupo.
- Pero existe también otra realidad en los grupos: la del mundo de las emociones, del
deseo y del temor, la alegría y el dolor. Estas emociones pueden no ser totalmente
conscientes para los miembros y, a veces, representan problemas que requieren un mayor
gasto de energía para ser encarados, presentando un mayor desafío a los líderes o a los
coordinadores. Nos referimos a los mismos como “problemas de proceso”, períodos en los
que predominan rivalidades, sibilinas, tendencias “autodestructivas”, acuerdos compartidos
e implícitos en eludir ciertas tareas, en evitar que los problemas del grupo se expliciten, a
los que podríamos describir como una especie de “conspiración o de emocionalidad
compartida”
Es indudable la efectividad de los liderazgos democráticos por sobre los otros tipos de
liderazgos, ya que estos garantizan eficacia (el logro de los objetivos o tarea grupal) y
eficiencia (crea, al mismo tiempo, vínculos positivos entre los miembros, un fuerte sentido
de pertenencia). Un buen liderazgo grupal, instrumental y expresivo, cumplimenta estos
dos aspectos ya que la falla en uno de ellos acarrea, en forma progresiva, el fracaso en el
otro.
Liderazgo y coordinación
Entendemos por coordinación un tipo especial o peculiar de relación entre un individuo y
otros, en la cual el primero –al que pasamos a denominar “coordinador”- coordina u
organiza las actividades de los demás en forma tal que facilita un autoaprendizaje de
mejores comportamientos. Puede o no ser miembro del grupo, pero debe comprometerse
con el mismo –operando con una actitud democrática- o sus esfuerzos serán estériles. No
es precisamente un líder, pero puede llegar a serlo.
Desde esta perspectiva, Bales señala tres fases: orientación, evaluación y control.
Romero propone una modificación a su enunciado, reconociendo seis fases en lugar de
tres.
La diferencia fundamental radica en que Bales encuadra a las respuestas emocionales
positivas y negativas dentro de dichas fases. Romero propone que existen en todo grupo,
tres fases que están dominadas por ese tipo de respuestas emocionales, que deben ser
entendidas y analizadas como fases independientes (y no sólo como conductas
intervinientes en las tres fases identificadas por Bales).
Fases:
1° Fase: pedidos de orientación general: los integrantes comienzan a hablar entre sí,
tratando de aclararse mutuamente la tarea que se les ha asignado. Es probable que
alguno solicite ayuda externa o de un coordinador, es decir pedidos de orientación general,
acompañados con algunos intentos de responder a dichos pedidos. Además, en este
primer momento los miembros tienen más dificultades para hablar y participar, y los
silencios pueden hacerse más extensos y rígidos. Se producen las primeras orientaciones
generales, y se trata de resolver fundamentalmente los problemas de comunicación interna
de los integrantes del grupo. Se va generando, paulatinamente, una estructura de
comunicación.
- roles de dar orientación: da información general, repite, aclara, etc.
- roles de pedir orientación: pide información general, repetición y aclaración
2° Fase: evaluación: una vez establecida la tarea a realizar o resolver, el grupo debe
decidir los caminos que ha de seguir para resolverla, qué técnicas, qué herramientas,
pasos o procesos se deben elegir, es decir, plantear los senderos que conducen a los
objetivos. El grupo debe evaluar las distintas alternativas de acción posible, y en
consecuencia, los problemas que se enfrenten serán los de evaluación de las distintas
opiniones de los miembros. Entre la segunda y la tercera fase de definirá,
progresivamente, la estructura de liderazgo grupal.
- roles de dar opinión: evalúa, analiza, expresa sentimientos y deseos, etc.
- roles de pedir opiniones: pide evaluación, análisis, expresión de sentimientos y deseos,
etc.
3° Fase: control o regulación de los aportes que realizan los integrantes: aparecen las
primeras sugerencias relacionadas específicamente con la tarea. Los miembros
intercambian y elaboran activamente información (hechos, teorías en relación al problema
u objetivo) y tratan de vincular en forma adecuada su propia experiencia personal con el
problema o tarea del grupo. Esta etapa es la que más tiempo toma al grupo y la que más
dificultades trae. Pueden plantearse serios obstáculos, tales como discusiones, divisiones
en el grupo, rivalidades, etc.
- roles de dar sugerencias: da dirección, información, elaboraciones (respetando la
autonomía de los demás)
- roles de pedir sugerencias: pide información, dirección, elaboraciones, etc.
4° Fase: toma de decisiones: pueden aparecer los primeros acuerdos, y esto marca el
comienzo de etapa emocional. En las fases anteriores, los roles de locomoción o tarea
predominaban por sobre los roles de mantenimiento. A partir de esta fase, es decir, de la
aparición de acuerdos o desacuerdos, esta relación se irá invirtiendo progresivamente.
- roles que evidencian la existencia o aparición de acuerdos: muestra aceptación pasiva,
comprende, conviene, accede, etc.
- roles que evidencia la existencia o aparición de desacuerdos: muestra rechazo,
formalidad, se abstiene a ayudar, etc.
5° Fase: relajamiento de las tensiones: sucede cuando aparecen los acuerdos,
acompañado de bromas, risas y muestras de satisfacción general que desemboca en un
aumento de solidaridad entre los integrantes. En caso contrario, si los roles predominantes
son de disidencia, aparecerán los desacuerdos, con un aumento concomitante de las
tensiones conducente a una disminución de la solidaridad grupal y expresión de
antagonismos.
- roles que evidencian relajamiento de tensiones endogrupales: bromas, ríe, muestra
satisfacción
- roles que evidencian el aumento de tensiones endogrupales: se van del tema, pedidos de
ayuda que no son escuchados, etc.
6° Fase: reintegración: al aparecer el momento de solidaridad o la expresión de
antagonismo. Al resolverse cada una de las fases anteriores se va produciendo una
integración grupal peculiar a cada una de ellas, y hablamos de “reintegración” porque se
dará una integración totalizadora final, que comprendería a las subintegraciones sucesivas
que se fueron generando anteriormente.
- roles que evidencian aumento de solidaridad endogrupal: ayuda, gratifica, eleva la
posición de los demás, etc.
- roles que evidencian la disminución de la solidaridad endogrupal: antagonismo,
disminuye el estatus de los demás, afirma su ego, etc.
Roles de mantenimiento:
a) rol de estimulador o alentador: elogia, está de acuerdo, muestra solidaridad
b) rol de conciliador o armonizador: intermediario entre diferencias de otros miembros,
concilia desacuerdos, mitiga tensiones, “vuelca aceite en aguas agitadas”, etc.
c) rol de transigente: cede parte de su posición para llegar a acuerdos
d) rol de regulador de comunicación: intenta mantener abiertos los canales de
comunicación estimulando o facilitando la participación de todos
e) rol de seguidor: sigue el movimiento grupal de forma pasiva
f) rol de legislador o “ideal”: se expresan normas e intenta aplicarlas en el funcionamiento o
en la evaluación de la calidad de la interacción grupal.
g) rol de observador: se registran diferentes aspectos del proceso de interacción y
realimenta al grupo con dichos datos
Roles disfuncionales
Son roles “individuales”, intentos de satisfacer necesidades individuales sin relación directa
alguna con la tarea del grupo; son conductas que no están orientadas hacia el crecimiento
ni al mantenimiento del grupo, sino tentativas de utilizar el ambiente del grupo como un
medio para satisfacción individual narcisística.
a) rol de agresor
b) rol de obstructor: expresa desacuerdos sin razones, se retrotrae a problemas ya
resueltos
c) rol de buscador de reconocimiento: busca llamar la atención sobre sí mismo
vanagloriándose
d) rol de confesante: aprovecha la oportunidad para expresar sentimientos personales sin
vinculación alguna con la tarea explícita, confunde grupo de trabajo con grupo terapéutico
e) rol de mundano: muestra falta de compromiso con los procesos grupales, subestima a
los demás, etc.
f) rol de dominador: usa la conducta agresiva como medio para imponer su dominio, no
permite participaciones, etc.
g) rol de buscador de ayuda: intenta lograr una respuesta de simpatía a través de
expresiones de inseguridad, confusión personal o depreciación de sí mismo
h) rol de defensor de intereses especiales: se defienden intereses ajenos al grupo,
correspondientes a un grupo de pertenencia alternativo sin relación alguna con la tarea.
Técnicas de coordinación de un grupo de discusión o grupo de trabajo (nivel manifiesto)
Una de las funciones más importantes del coordinador será la de ayudar a discernir los
requerimientos de roles, los roles que necesita el grupo en una subfase dada, a fin de
lograr sus objetivos.
El coordinador no va a operar sobre el “lado izquierdo” del esquema de Bales (sobre las
categorías de conducta enumeradas de 1 a 12), sino que va a operar sobre el “lado
derecho” (sobre los problemas enumerados con letras A a F, sobre los seis problemas
vinculados a cada fase).
En la 1° fase el grupo debe comprender claramente la tarea a realizar: los integrantes
deben esclarecerse y orientarse mutuamente con respecto a la misma y el coordinador
debe propiciar un enfoque que asegure el esclarecimiento de las metas, mantenga en
movimiento la acción del grupo y facilite la resolución de los problemas de comunicación
estimulando la participación de todos.
En la 2° fase el grupo debe elegir los senderos a seguir para lograr su objetivo; los
problemas que se presenten serán los de evaluar las distintas alternativas de acción
posibles. El coordinador en consecuencia, debe facilitar la organización del ritmo de
trabajo, brindar informaciones si éstas son necesarias o requeridas, facilitar la relación
entre los medios al alcance del grupo con los fines a obtener estimulando la adecuada
valoración de los mismos.
En la 3° fase el grupo pasa a discutir a fondo la temática propiamente dicha, los
integrantes intercambian activamente información. Es aquí cuando la tarea de
coordinación es mucho más compleja; es necesario, por un lado, sintetizar los aportes
para estimular nuevas elaboraciones (osea: realimentar el grupo), brindar nueva
información si esta es requerida, mantener los objetivos en las perspectivas del grupo
reorientando las situaciones de empantanamiento, etc. Pero también es necesario evitar
las discusiones, dar apoyo efectivo, creando un clima emocional que mantenga unido al
grupo, pese a las divergencias, armonizar, aliviar tensiones, alentar nuevas expresiones,
etc.
En la 4° fase, el grupo toma decisiones, produce una respuesta a la tarea planteada; es
necesario entonces evitar las situaciones sismáticas o de desacuerdo tales que segreguen
o aíslen uno o varios miembros, incorporando al grupo la aceptación de posibles
disidencias, etc.
En la 5° y 6° fase, los acuerdos que puedan ir sucediéndose relajan las tensiones y
aumentan la solidaridad grupal, situación que se invierte en el caso de las disidencias no
resueltas satisfactoriamente. Los problemas enfrentados por el coordinador serán,
entonces, los de manejo de tensiones y de integración. En forma paralela, es necesario
ayudar al grupo a evaluar sus decisiones y la eficacia de los procedimientos empleados
para lograrlas, a extraer experiencias positivas de las situaciones negativas, etc.
Para nosotros, el objetivo del grupo es sacar adelante la tarea, mientras que el objetivo de
la coordinación es la autorregulación grupal. Una autorregulación que no niegue sino que
enfrente y resuelva los conflictos en la medida en que surgen; una autorregulación grupal
que tiene como referencia, a nivel social, un modelo de autogestión que reconozca al
conflicto como motor del cambio.
La cohesión y el conflicto
El conflicto es el núcleo de todo grupo. En todo grupo cada uno de sus integrantes posee
una representación interna –una imagen persona y subjetiva- del resto de los participantes
y de sus propias relaciones con ellos, de las relaciones de éstos entre sí, y de todos con
los objetivos. Esta representación preconsciente del grupo como totalidad que posee cada
uno de sus integrantes ha sido denominada “grupo interno” en un sentido general.
En el interjuego entre las múltiples imágenes internalizadas del grupo –correspondientes a
cada uno de los miembros- y el interaccionar en el grupo externo real, encontraremos la
inherencia del conflicto a todo grupo, y la relación de éste con la cohesión grupal y la
fantasmática correspondiente. El conflicto es inherente a todo grupo, porque nos
encontraremos, indefectiblemente, con la existencia de “más de un grupo” en todo grupo.
Conceptos freudianos:
- Apoyo/Apuntalamiento: Término introducido por Freud para designar la relación primitiva
de las pulsiones sexuales con las pulsiones de autoconservación: las pulsiones sexuales,
que sólo secundariamente se vuelven independientes, se apoyan sobre las funciones
vitales que les proporcionan una fuente orgánica, una dirección y un objeto. En
consecuencia, se hablará también de apoyo para designar el hecho de que el sujeto se
apoya sobre el objeto de las pulsiones de autoconservación en su elección de un objeto
amoroso; esto es lo que denominó Freud el tipo de elección de objeto por apoyo.
- Libido: Energía postulada por Freud como substrato de las transformaciones de la pulsión
sexual en cuanto al objeto (desplazamiento de las catexis), en cuanto al fin (por ejemplo,
sublimación) y en cuanto a la fuente de la excitación sexual (diversidad de las zonas
erógenas).
- Ideal del yo: instancia de la personalidad que resulta de la convergencia del narcisismo
(idealización del yo) y de las identificaciones con los padres, con sus substitutos y con los
ideales colectivos. Como instancia diferenciada, el ideal del yo constituye un modelo al que
el sujeto intenta adecuarse. En “Introducción al narcisismo” aparece el término «ideal del
yo» para designar una formación intrapsíquica relativamente autónoma que sirve de
referencia al yo para apreciar sus realizaciones efectivas. Su origen es principalmente
narci-sista: «Lo que [el hombre] proyecta ante sí como su ideal es el substitutivo del
narcisismo perdido de su infancia; en aquel entonces él mismo era su propio ideal»
En Psicología de las masas y análisis del yo se sitúa en primer plano la función del ideal
del yo. Freud ve en él una formación claramente diferenciada del yo, que permite explicar
en especial la fascinación amorosa, la dependencia frente al hipnotizador y la sumisión al
líder: casos todos en los que una persona ajena es colocada por el sujeto en el lugar de su
ideal del yo.
- Yo ideal: formación intrapsíquica que algunos autores, diferenciándola del ideal del yo,
definen como un ideal de omnipotencia narcisista forjado sobre el modelo del narcisismo
infantil. Por lo demás, se observará que el texto en que Freud introduce dicho término
sitúa, en el origen de la formación de las instancias ideales de la personalidad, el proceso
de idealización, en virtud del cual el sujeto se propone como fin reconquistar el estado
llamado de omnipotencia del narcisismo infantil.
Existen otras técnicas dramáticas creadas por Moreno y con posterioridad a él.
Clásicamente, las más utilizadas son: el soliloquio, que consiste en que el protagonista y
los yo-auxiliares digan en voz alta “como si hablara consigo mismo”, sus sentimientos y
pensamientos.
Moreno, tomando del modelo teatral sus elementos, distingue para la escena
psicodramática, cinco elementos o instrumentos:
- escenario: el espacio dramático donde se desarrolla la escena, el espacio vital que brinda
la posibilidad de nexos y conecciones entre lo imaginario, lo simbólico y lo real. En este
contiene se despliega la producción y en él se pueden representar hechos simples de la
vida cotidiana, sueños, delirios, alucinaciones.
- protagonista: es quien protagoniza su propio drama. Se representa a sí mismo y sus
personajes son parte de él. La expresión libre y la espontaneidad estimuladas desde el
caldeamiento y las diversas técnicas que pueden utilizarse, tienden a garantizar que se
dramatice y no que se actúe. El protagonista puede ser un individuo, una pareja o un
grupo.
- director: el psicoterapeuta del grupo es también el director psicodramático. Tiene
entonces una doble función, según los momentos de la sesión. El coordinador, se
dramatice o no, tiene internalizado el pensamiento en escenas, una actitud interpretativa y
una manera de ser en el grupo, acorde a su referente teórico. El director de psicodrama
está atento a toda información o dato que dé el protagonista para incluirla en la escena
guía y ayuda a llegar a la escena con espontaneidad. Una vez comenzada la escena, el
director se retira del espacio dramático y sólo interviene si es necesario incluir alguna
técnica (inversión de roles, doble, soliloquio, etc.) dando consignas al protagonista o yo-
auxiliares.
En el momento de los comentarios, posterior a la escena, aporta como un miembro más
del grupo o calla y se repliega (depende de las distintas escuelas).
- el yo-auxiliar: tiene, como su nombre lo indica, la función de auxiliar al protagonista,
dramatizando roles que éste le indique y que necesita para realizar la escena. En nuestra
forma de trabajo, los yo-auxiliares son los mismos compañeros de grupo.
- el público: es el grupo terapéutico. En los psicodramas públicos, la relación que se
establece es diferente, pues además de ser numéricamente mayor, no tiene la continuidad
y lazos afectivos y de historia que un grupo terapéutico. El público, en ambos casos,
resuena con lo que recibe desde la escena, aportando opiniones, expresando afectos,
asociando con su propia historia. Contiene la escena. El público puede ser de pocas
personas (familias, parejas, grupos terapéuticos, operativos, de entrenamiento, de
formación) o de muchas (psicodrama público o grandes grupos).
CADA MIEMBRO ES UN AGENTE TERAPÉUTICO
Moreno distingue tres procedimientos según el objeto de estudio al que se aborde cuando
se dramatiza: psicodrama, tratamiento de los conflictos individuales; sociodrama, donde el
objeto de estudio son los grupos sociales; role playing, cuando el psicodrama es utilizado
para la formación y entrenamiento de roles profesionales y técnicos.
Conclusiones
Para cerrar, el aparato psíquico grupal se constituye como un cuerpo fantasmado y ese
cuerpo fantasmado se construye en el contacto intervincular. La medición lúdica es un
objeto que moviliza la presencia física, material, del objeto de percepción. Esta experiencia
con el objeto se articula con el espacio vivido (el cuerpo imaginario). El vínculo entre el
espacio de la mediación lúdica y el espacio imaginario del pensamiento escénico,
constituyen el espacio simbólico. Estos dos tiempos mediadores, conforman una doble
envoltura que organiza el nivel de la percepción y de la vida emocional. En consecuencia,
es esta doble articulación que crea el acceso a la simbolización de la conflictualidad, en su
triple dimensión intervincular o transvincular. Particularmente en pacientes en situación de
crisis en donde la representación está semi-moribunda. Un nuevo espacio oxigenante de
diferenciación entre los vínculos intrapsíquicos e intersubjetivos va a crearse.
Este dispositivo de grupo terapéutico con una mediación cultural permite reconstruir un
escenario, en donde la tópica grupal opera como un aparato transformador del imaginario
individual.
La evolución clínica de mis pacientes como la de muchos otros colegas que conozco en el
marco de mi trabajo en supervisión de grupos de mediación, me permiten continuar este
nuevo camino de investigación de dispositivos grupales.
Hablar de la red de identificaciones en un grupo significa aludir a aquello que tiene que ver
con la permanencia, la movilidad, las rigideces, independientemente de la tarea que se
propongan. Este concepto está unido tanto desde la clínica como desde la teoría al
concepto de transferencia. Así como las identificaciones son el motor de la vida de los
grupos, las transferencias son lo que posibilitan que las identificaciones se den brindando
el campo propicio para que se realicen.
Cuando una persona ingresa a un grupo trae consigo una serie de deseos, ideas, temores,
proyectos, algunos conscientes, otros no, que transfiere sobre ciertas figuras dentro del
grupo, sobre ciertos lugares que en general son los que detentan ciertos poderes. Es decir
que estos ciertos lugares de poder, que pueden estar situados y desde la experiencia así
lo comprobamos, en la coordinación y en los líderes, atraen sobre sí el mayor caudal
transferencial. Esta transferencia reactualiza en el aquí y ahora todos aquellos circuitos de
relaciones que esa persona ha vivido a lo largo de su historia poniendo el acento en unas
o en otras. Son las transferencias de todo signo, las que permiten el primer acercamiento,
las que ponen en movimiento deseos, temores, ideales. Pero no sólo eso. También estará
presente cómo la persona se ve afectada por el contacto con los otros.
Por esto las identificaciones son las que le van a dar al grupo movimiento, acción,
permanencia, y las transferencias van a proveer del campo propicio para que estas
identificaciones se realicen. La red transferencial se construye entretejida con la
transferencia institucional que exista y con las representaciones sociales que impregnan la
vida institucional de emblemas de poder. Estos emblemas ideológico son "aprovechados"
para garantizar la permanencia sin cambios del grupos que constituyen las instituciones
dentro de un dispositivo ideológico institucional determinado a los efectos de producir
determinadas subjetividades.
Más aún el grupo se dinamiza, se recrea y se torna más productivo cuanto más jueguen
dentro de él los distintos vértices de la red de identificaciones y de la red transferencial,
formas estrictamente grupales que le dan movilidad y perfil propio a cada grupo.
De manera general se designa como transferencia al proceso en virtud del cual los deseos
inconscientes de una persona se actualizan sobre ciertos objetos, repitiendo prototipos
infantiles, viviendo esta situación con un marcado sentimiento de actualidad sobre la
persona del analista. Freud investiga y teoriza estos procesos a partir de su quehacer
clínico.
Una de las primeras menciones la realiza en "Estudios sobre la histeria", en 1895. Piensa
la transferencia en términos de desplazamiento de representaciones inconscientes de una
a otra y la trata clínicamente como un síntoma localizado, a efectos de que el paciente
continúe con su tratamiento. Descubre que el sujeto revive revive en el análisis las
relaciones que han tenido con las figuras parentales, en situaciones arcaicas. Esta
repetición no debe tomarse como la actualización de relaciones realmente vividas,
efectivamente vividas, ya que la limitaría a la realidad de los actos. En un primer momento
de sus desarrollos teórico-clínicos, Freud sostiene que toda manifestación sintomática de
la vida psíquica del sujeto tiene su origen en acontecimiento que han ocurrido "realmente",
denominando a esta perspectiva como la teoría del trauma psíquico. Estos
acontecimientos pueden no ser especialmente significativos en sí mismos, pero se han
constituido en la vida del sujeto en traumáticos por alguna circunstancia que el análisis
tiene la tarea de develar.
En cuanto a la coordinación como afirmé anteriormente entra, quiéralo o no, dentro del
circuito libidinal del grupo y se halla inmersa en las redes identificatorias y transferenciales
que cada grupo produce en su devenir. Por lo tanto está más expuesta a una serie de
sentimientos, ideas, pensamientos, sensaciones corporales, es decir a un conjunto de
reacciones que despiertan en ella el colectivo que está coordinando. A estos sentimientos
se los denomina contratransferencia y están referidos a aquello que le ocurre a la
coordinación con el grupo y/o institución en la que realiza la tarea. Es aquello que ocurre
entre la coordinación y el colectivo despertado por al relación. Estos procesos son tanto de
índole consciente como inconsciente. En el caso de los grupos e instituciones hablamos de
resonancia y del concepto de implicación.
En este sentido el rol del coordinador por un lado tiene que ser descentrado y por otro
dejarse llevar por las resonancias que el grupo le convoca, sin actuar sus propios procesos
inconscientes que nada tienen que ver con el grupo. Muchas veces se le atribuyen al
grupo cuestiones que tienen que ver con la personalidad de los coordinadores y no con el
propio grupo, dejando su impronta dentro del grupo sin dejarlo ser.
- el coordinador
- los compañeros
- ambos
- la institución
Tanto la red transferencial como la red de identificaciones son procesos que se producen
invariablemente y la red de identificaciones estaría más puntualmente desarrollada entre
los miembros del grupo en tanto que la red transferencial tiene su punto de apoyo
fundamentalmente en la coordinación.
Se denomina habitualmente Transferencia Central a la transferencia que los miembros del
grupo depositan sobre él o los coordinadores, y Transferencias Laterales a las
transferencias entre los participantes/pares del colectivo.
Soporta sobre sí las transferencias positivas y negativas tanto hacia el equipo coordinador
como hacia la institución en la que dicho equipo está inserto y de la cual es mediador
frente al grupo.
Es importante estar atento a los efectos que en el imaginario grupal produce el desempeño
de sus tareas explícitas. Las transferencias, con sus vaivenes, crearán las condiciones
para el mayor desarrollo tanto del aprendizaje como de la creatividad grupal.
Cuerpo y Psicodrama
El psicodrama psicoanalítico tiene su origen y desarrollo íntimamente ligado al campo de lo
grupal por un lado, y al PSA y sus múltiples desarrollos por el otro, aportando a la clínica y
a la teoría desde uno otro lado no homologando conceptos sino conformando, al decir de
Foucault, una verdadera "caja de herramientas" incorporando conceptos y enriqueciendo
otros, dándoles a los mismos un matiz particular. El propio objeto a estudiar, el grupo, en
tanto se lo intente abordar desde los criterios epistemológicos tradicionales ofrece una
serie de dificultades dadas las características específicas de los acontecimientos de los
que deberá dar cuenta. Los grupos constituyen en el ámbito de la teoría un verdadero
campo de problemáticas donde se producen múltiples atravesamientos imposibles de
abordar desde una sola disciplina. Esto implica necesariamente la renuncia a dar cuenta
de los acontecimientos grupales desde un sólo cuerpo teórico sino más bien abordar este
campo de problemáticas en el seno de su complejidad y atravesamiento.
4) Anzieu propone que el grupo es experimentado como una amenaza primaria para el
individuo, sobre todo en sus primeros momentos. "Contra una o dos personas puedo
reaccionar afirmando mi yo y mis deseos; contra semejante pluralidad corro peligro de ya
no existir más por mí mismo, de perder todo sentido, descuartizado por tantas y tan
diversas solicitaciones. Mi Yo se dispersa, mi bella unidad imaginaria se fragmenta, el
espejo se ha roto en numerosos pedazos que devuelven y proyectan imágenes
desfiguradas y diferentes."
Cuando el Yo no puede satisfacer a todos los deseos o demandas hacia él dirigidas, siente
o teme que no va a ser querido, fantasea que va a ser rechazado o expulsado,
consecuentemente decrece la autoestima.
b) Analogía entre el grupo y el sueño. Anzieu plantea una interesante analogía entre el
grupo y el sueño, postulando que en el grupo se produce ó facilita una realización
imaginaria de deseos: "El grupo, como el sueño, es un debate con un fantasma
subyacente."
Dice Anzieu: "Los fantasmas son organizadores del inconsciente en los que se confinan
las representaciones psíquicas de la pulsión, atravesadas por las defensas del Yo". En la
situación del grupo, para Anzieu, se movilizan tanto angustias edípicas, como de
fraccionamiento del Yo, y las dos angustias visualizadas por Klein: la persecutoria y la
depresiva.
Para Anzieu la vida grupal posibilita la liberación y el juego persistente de las pulsiones.
Ese yo arcaico que se asigna al grupo para defenderse contra las pulsiones y para tener
en cuenta la realidad, es el líder o el presidente de la sesión. En el grupo siempre aparece
alguien al cual se le atribuyen las funciones yoicas de control de lo pulsional; y esto en un
principio está colocado en el coordinador, el terapeuta o el presidente de la sesión.
c) La ilusión grupal
1- En "Lo imaginario en grupos", nos vamos a encontrar con 4 hipótesis: la primera de
ellas, su punto de partida, es que todo grupo es un lugar de fomentación de imágenes
(imágenes fantasmáticas), un lugar de fomentación de fantasmas. Hay un grupo cuando
hay una puesta en común de las imágenes interiores de los participantes; esta puesta de
imágenes en común, este hecho de "hacer grupo" de un mero agregado, pasa por
momentos de intensas angustias porque responde ala puesta en juego de los deseos de
los participantes, angustias suscitadas por dichos deseos. Las violentas emociones a que
asistimos al al comienzo de un grupo se deben precisamente a la multiplicidad de deseos
a los que somos expuestos en cuanto sujetos, y a los que hacemos partícipe y objeto a los
otros integrantes del hasta entonces mero agregado que se va convirtiendo
paulatinamente en grupo.
2- Esta primera hipótesis le permite deducir una segunda, relativa a la resistencia que los
grupos ofrecen tanto al coordinador en su investigación como hacia el objetivo de la
investigación, ya sea ésta una intervención institucional, ya sea que se anuncie un objetivo
de formación o un objetivo terapéutico, porque el análisis de ciertos sectores, sobre o
hiperinvestidos implica la elicitación de grandes resistencias por parte de los integrantes
del grupo porque se suscita una amenaza de herida narcisista.
Tenemos entonces que ciertos sectores del funcionamiento grupal, o bien ciertos aspectos
del funcionamiento u operación de uno o varios sujetos en un grupo están sobreinvestidos
narcisísticamente; en consecuencia, el análisis de esos sectores acarrea la amenaza de
una herida narcisística, no sólo para el sujeto sino también para el grupo; ante la amenaza
de herida narcisística los sujetos (y los sujetos en grupo) ofrecen una intensa resistencia
porque se produce una alianza de resistencias individuales a la investigación, resistencia
que implica una defensa de un sector sobreinvestido del funcionamiento grupal.
3- Esta propuesta respecto de la herida narcisística en los grupos le permite elaborar una
tercer hipótesis que Anzieu articula con conceptualizaciones lacanianas relativas al estadio
del espejo; en ella sostiene que todo grupo implica una amenaza primaria para el individuo
integrante.
Todo grupo -propone Anzieu- implica una amenaza primaria para el individuo porque
provoca una intensa regresión que conduce a sus integrantes a interrogarse incluso acerca
de su identidad (sentimiento de sí al que hacía referencia Freud en "Introducción al
narcisismo"), a interrogarse acerca de quién se es, acerca de cómo se representa -qué
imagen de sí ofrece- ante los otros y la aceptación o rechazo que obtiene, y en
consecuencia la castración en el registro de lo identificatorio, experimentada como
proveniente por parte de los otros. En términos de Piera Aulagnier, los enunciados
identificatorios que propongo acerca de mí mismo pueden ser aceptados o rechazados, y a
su vez esos "otros" que también componen el agregado pueden proponer enunciados
identificatorios acerca de mí mismo que no coinciden con aquellos que yo enuncio; en
consecuencia, al exponerme a enunciados identificatorios que no se corresponden al
sentimiento de sí, a la vez que al exposición a múltiples deseos provenientes de los otros
reactiva en el sujeto, en cuanto sujeto de un grupo, la configuración del estadio del espejo,
momentos previos al narcisismo primario momento de la constitución unificada del Yo. El
grupo es experimentado como un espejo quebrado, un espejo multifacetado en el cual
resulta difícil reconocerme; en consecuencia la regresión moviliza y afecta al yo arcaico,
soporte y garantía imaginaria de la unidad personal, que se experiencia así como un
garante imaginario y frágil.
En el grupo cara a cara el sujeto toma por objeto de sus múltiples deseos a los otros
integrantes; pero también y simultáneamente es objeto de múltiples deseos por parte de
esos otros; es así que el sujeto va a maniobrar para intentar que los otros entren en su
propio sistema deseante; para evitar que esos otros lo avasallen con su respectivo sistema
deseante, intentando restaurar su propio sistema transferencial.
4- Es así que concluye como cuarta hipótesis en este trabajo, "Lo imaginario en grupos",
que entre el sujeto y los otros integrantes del grupo, entre el sujeto y el grupo como
totalidad, así como entre el grupo y los otros grupos, toda relación, todo vínculo está
mediado indefectiblemente por fantasmas entre el grupo y los exo-grupos o entre el grupo
y el no- grupo el vínculo está mediatizado por una realidad imaginaria, fantasmática.
El fantasma individual es una escena imaginaria que se desarrolla entre varias personas,
estando el sujeto presente en la escena generalmente como espectador y no como actor.
Como vemos, el fantasma es una representación de acción que posee una organización
grupal interna y se construye en el transcurso del desarrollo del sujeto (ontogenético).
Los personajes de estas escenas resultan de una o varias identificaciones con objetos
importantes para el sujeto, y lo que se escenifica son "figuraciones de procesos psíquicos
internos, representación de las relaciones y conflictos entre instancias psíquicas y las
pulsiones que operan en el aparato psíquico". Tenemos entonces que en la fantasía se
escenifica y dramatiza aquello que por alguna razón, está inhibido de ejecutarse en la
realidad, y que responde al orden del deseo atravesado necesariamente por la defensa
puesta en juego por la prohibición.
La identificación en Freud
Comenzaremos por la definición de identificación que nos proponen Laplanche y Pontalis
en su Diccionario de PSA:
- "es un proceso psicológico mediante el cual un sujeto asimila un aspecto, propiedad o
atributo de otro y se transforma total o parcialmente sobre el modelo de éste. La
personalidad se constituye y diferencia a partir de una serie de identificaciones".
Empecemos puntuando esta misma definición. Se trata de un proceso de asimilación que
deviene en un resultado o producto, una transformación que varía en su amplitud.
Así, en Psicología de las Masas... Freud plantea que "la identificación aspira a configurar el
yo propio a semejanza de otro tomado como modelo". Podemos sintetizar diciendo que si
bien se trata de un proceso intrapsíquico que modifica el yo, este proceso se origina en
una relación intersubjetiva, proceso donde la influencia del otro y de la cultura sobre el
psiquismo singular -su configuración y desarrollo- se percibe en toda su significatividad.
Retomemos Psicología de las Masas y análisis del yo. Allí Freud sintetizó los diferentes
procesos que había descrito en trabajo anteriores y postuló tres fuentes de identificación:
1) "la identificación es la forma más originaria de exteriorización de una ligazón afectiva
con un objeto"
2) "pasa a sustituir a una ligazón libidinosa de objeto por la vía regresiva, mediante la
introyección del objeto en el Yo"
3) "puede nacer a raíz a de cualquier comunidad que llegase a percibirse con una persona
que no es objeto de pulsiones sexuales. Este tipo de identificación pasa a ser así un indicio
de un punto de coincidencia entre los dos "yo" que debe mantenerse reprimido".
En la masa, los participantes poseen el mismo objeto (líder) en el lugar del Ideal, y del cual
esperan los ame a todo por igual. Este deseo, si bien, consciente, remite a otro deseo
inconsciente que apunta al cumplimiento de mociones homosexuales que se ponen en
juego con la aceptación y el amor del Ideal.