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Teoría y Técnica de Grupo

Para una elucidación crítica del campo grupal


A partir de la institución de los primeros dispositivos grupales, se implementaron formas de
trabajo muy diversas que incluyen una variedad de abordajes colectivos entre sus recursos
tecnológicos: capacitación de personal de empresas, programación de actividades
creativas, gestión de participación social, proyectos de investigación-acción, educación
sexual, intervenciones comunitarias, etcétera. Es decir, se han ampliado los campos de
aplicación que llegaron a instituirse en este terreno. Asimismo, en el campo de la clínica se
multiplicaron los dispositivos de pequeño grupo con fines psicoterapéuticos apoyados en
distintos referentes teóricos.
De esta manera, los discursos con respecto a la grupalidad fueron organizando una Torre
de Babel. Los múltiples campos de intervención instituidos, las variadas técnicas
implementadas, la enunciación de discursos teóricos de diverso origen dibujaron, en su
devenir, un cierto recorte disciplinario. Sin embargo no puede considerarse -hasta el
presente- que sea pertinente hablar de un cuerpo teórico sistemático de lo grupal, dado
que podemos encontrar en esta Babel un damero de opciones teórico-técnicas y ciertos
perfiles profesionales que utilizan abordajes grupales en sus respectivos campos de
trabajo.
¿Cómo organizar una indagación de las producciones que tal campo despliega? En lugar
de realizar un recorrido por las diferentes teorías sobre grupos, la propuesta de Ana M.
Fernández aspira a plantear problemas. En tal sentido, no trata de presentar sus ideas en
apretada síntesis: más bien se apoya en sus nociones para interrogar los problemas que
tales teorizaciones han hecho posibles y así analizar sus criterios de demarcación y la
inscripción de sus prácticas. Interroga algunas producciones teóricas problematizándolas:
las abre a la crítica: pregunta de qué premisas partió un autor o corriente, qué
interrogaciones se formuló, cómo las respondió, por qué habrá producido tales respuestas
y no otras, cuáles fueron sus impensables. En síntesis, se propone un criterio de
elucidación crítica: una exploración acerca de… inacabada, se tratará de pensar sobre lo
hecho mientras se buscará conocer con mayor precisión eso que como hecho deberá ser
deshecho, otorgando a la actividad de-constructiva un lugar central en la tarea de
elucidación.

Puntos importantes:
- En primer lugar, se enfatiza una diferenciación: los grupos no son lo grupal; importa por lo
tanto una teoría de lo que hacemos y no una teoría de lo que es. En ese sentido su
preocupación es epistémica (cómo se construyen los conocimientos sobre lo grupa]) y no
óntica (qué son los grupos).
- En segundo lugar, es importante subrayar que las diferentes teorías sobre lo grupal no
son sólo producciones discursivas; son, por el contrario, el resultado de una serie de
factores articulados. Interesa reflexionar sobre la relación existente entre un cuerpo teórico
y el diseño técnico que organiza sus formas de trabajo grupal, el lugar que tal corriente o
pensador sostenga como sus a priori en la tensión singular-colectivo, la demanda socio-
histórica a la que sus dispositivos son respuesta y, las urgencias de legitimación
institucional que marcan sus indagaciones.
- En tercer lugar, no hay que olvidar que una teoría demarca sus áreas de visibilidad e
invisibilidad, sus enunciados y sus silencios, como resultado de la articulación de los
factores mencionados. En tal sentido, una indagación que se propone crítica lejos estará
de buscar acuerdos o desacuerdos con los autores abordados. Desplegará sus reflexiones
en los pliegues de visibilidades y enunciados, en las soluciones de compromiso entre
discursos, prácticas y demandas.

Los tres momentos epistémicos


Con el propósito de buscar algún ordenamiento para la indagación a realizar a través de la
Babel de los grupos, se señalarán tres momentos epistémicos. Tales momentos, más que
indicar un sentido cronológico, expresan ciertas formas características de pensar las
legalidades grupales. No puede decirse que unos sucedan a otros linealmente, sino que, si
bien es posible delimitarlos con cierta claridad, frecuentemente se pueden encontrar
rasgos de un momento epistémico en los siguientes.

1°) El primer momento epistémico se organiza a partir de pensar al grupo como un todo.
La influencia de la Gestaltheorie hizo posible afirmar que en un grupo, el "todo es más que
la suma de las partes”. Hay allí una primera intuición, aquella que otorga a los pequeños
colectivos un plus irreductible a la suma de sus integrantes.
Es en la indagación de tal plus que se delimitan los primeros recortes disciplinarios. Entre
ellos se destaca, sin duda, la Dinámica de los Grupos.
Aproximadamente entre 1930 y 1940 se instituyeron ciertos criterios en virtud de los cuales
comenzó a pensarse en "artificios" grupales para abordar algunos conflictos que
acontecían en las relaciones sociales. Cobran visibilidad conflictos humanos en la
producción económica, en la salud, en la educación, en la familia, y las instancias
organizativas de la sociedad pasan a considerarlos como parte de los problemas que se
deben resolver.
Desde diferentes puntos de origen se inventa una nueva tecnología: el Dispositivo Grupal,
y un nuevo técnico: el coordinador de grupos.
Estos movimientos se sostuvieron desde una convicción: el grupo, en tanto todo, es más
que la suma de las partes. Tal plus grupal hace de los grupos, a partir de allí, espacios
tácticos con los que se intentará dar respuesta a múltiples problemas que el avance de la
modernidad despliega. Desde entonces, teorizar el plus grupal ha sido una preocupación
constante de las diferentes corrientes grupalistas. Todas enfrentan una misma dificultad: el
plus grupal es fácil de poner en evidencia, pero se vuelve sumamente difícil producir
enunciados teóricos que den cuenta de él y del orden de legalidades que lo sostienen.

2°) El segundo momento epistémico se focaliza alrededor de la búsqueda de


organizaciones grupales, es decir, nuclea aquellos intentos que buscan dar cuenta de las
instancias de determinación que hacen posibles los movimientos grupales que habían
cobrado visibilidad en los dispositivos que se instituían por doquier. El psicoanálisis hace
aquí aportes insustituibles tanto en el plano teórico como en el diseño y difusión de
dispositivos grupales en el área de la clínica psicoterapéutica. Lo mismo podría decirse de
los grupos operativos de Pichon Riviére aunque en áreas más vastas: educación, salud,
intervenciones comunitarias, etcétera.
En el interior del campo psicoanalítico, la polémica se centrará en dilucidar si los grupos
constituyen un campo de aplicación del saber y la técnica psicoanalítica, o si exigirán la
elaboración de instrumentos teóricos y técnicos específicos.
Teóricamente se discute si el psicoanálisis puede dar cuenta de los aspectos fundantes del
campo grupal. O dicho de otra manera ¿el orden de determinaciones válido en el campo
psicoanalítico en función del objeto de estudio que esta disciplina ha delimitado, puede
extenderse legítimamente al campo grupal?, ¿son los organizadores fantasmáticos que
diferentes escuelas psicoanalíticas pusieron en enunciado, los únicos organizadores
grupales?, ¿cómo operan los organizadores socio-culturales?

3°) El tercer momento epistémico se perfila, justamente, a partir de las dificultades que
presentan las disciplinas de objeto discreto para abordar ciertas realidades disciplinarias
sin caer en algún reduccionismo (sociologismo, psicologismo, psicoanalismo). Si las
lógicas de objeto discreto fueron necesarias para poder realizar las demarcaciones básicas
de las disciplinas más formalizadas de las ciencias humanas, hoy muchas de ellas se
encuentran preocupadas en encontrar otros instrumentos metodológicos que permitan dar
cuenta de aquellas áreas que resisten abordajes unidisciplinarios.
El campo grupal, en la búsqueda de su legitimidad, se despliega hoy en la compleja labor
de desmontar dos ficciones siempre recurrentes: la ficción del individuo, que impide pensar
cualquier plus grupal y la ficción del grupo como intencionalidad que permite imaginar que
el plus grupal radicaría en que ese colectivo -como unidad- posee intenciones, deseos o
sentimientos.
Habrá que transitar la tensión entre las epistemologías de objeto discreto y la producción
de redes transdisciplinarias que permitan crear nuevos pasajes de lo visible o lo
enunciable en el campo grupal. Esto implica, asimismo, la posibilidad de sostener la
tensión entre las especialidades disciplinarias y los saberes transversalizados.
Para ello un par antinómico: Individuo vs. Sociedad exige su elucidación crítica. La de-
construcción de este a priori conceptual abre la posibilidad de realizar un pasaje hacia una
operación conceptual que pueda evitar una "resolución" reduccionista y se permita
sostener la tensión singular-colectivo.

Vocablo grupo
Pareciera ser que una de las primeras acepciones del término italiano groppo, antes de
llegar a ser reunión o conjunto de personas era nudo. Derivaría del antiguo provenzal
grop=nudo; éste a su vez derivaría del germano Kruppa = masa redondeada, aludiendo a
su forma circular.
Krupp————>grop————> groppo————>grupo

(alemán) (provenzal) (italiano)

Masa NUDO

redondeada

Círculo Cohesión Grupo

Están presentes, entonces, en el vocablo dos líneas que frecuentemente se


encuentran en la reflexión sobre lo grupal. Por una parte, la línea de insistencia Nudo; si
bien para Anzieu la figuración nudo remite al grado de "cohesión necesaria entre los
miembros del grupo", para la perspectiva de investigación elegida en este trabajo la figura
nudo abre otra forma de interrogación sobre la misma cuestión: ¿qué anudamientos-
desanudamientos se organizan dentro de un conjunto reducido de personas?
Por otra parte, la masa redondeada parecería portar, implícitamente, la idea de círculo, en
el sentido de reunión de personas: agrupaciones de oficios, clubes, políticos, etc., que
daría la idea de círculo de iguales.

Condiciones sociales/económicas/culturales, etc. que dieron lugar al surgimiento del grupo:


Puede pensarse que la producción del vocablo grupo es contemporánea a la formación de
la subjetividad moderna y a la constitución del grupo familiar restringido. La "grupalización"
de la vida familiar al restringir la familia extensa -nuclearizándola- implicará algo más que
una reducción de personas. Sostiene un cambio significativo -estructural- en los
anudamientos subjetivos de sus miembros.
Así, el vocablo grupo surge en el momento de constitución de la subjetividad moderna. Su
etimología refiere a un número restringido de personas asociadas por un algo en común.
Se destacan dos líneas en tal rastreo etimológico: la figuración nudo, que sugiere
interrogación sobre qué es lo que hace nudo y lleva implícitos necesarios enlaces y
desenlaces entre sus integrantes, y la figuración círculo, que remite a las formas de
intercambio que se producen entre los miembros de tales grupos.
Con la figura nudo, se intenta subrayar los anudamientos-desanudamientos, de
subjetividades, los enlaces-desenlaces diversos, puntuales, simultáneos, fugaces o
duraderos, de subjetividades que se producen en los acontecimientos grupales.
Anudamientos-desanudamientos que por organizarse entre un conjunto numerable de
personas cobrarán características diferenciales con respecto a otras formas de enlace
sociales tales como grupos amplios, masas, duplas, etcétera.
Antinomia individuo-sociedad
El problema de la relación de los individuos entre sí ha sido considerado desde diferentes
puntos de vista.
- Psicologismo (reduce los conceptos sociales a conceptos individuales y psicológicos): se
considera al individuo, en tanto singularidad, como una realidad en sí mismo; sólo él
percibe, piensa, ama u odia, se siente responsable, toma decisiones, etcétera. El grupo, la
sociedad, lo colectivo, serían generalizaciones teóricas que no tendrían otra consistencia
que la realidad misma de ese individuo.
- Sociologismo (reduce los conceptos individuales a una idea globalizada de la sociedad):
el individuo como tal, independientemente de los demás sería una mera entidad lógica.
Únicamente el grupo, el colectivo, la sociedad, son reales; sólo a través de dicha realidad
se presentifica la instancia individual. Según esta concepción, el individuo sería producto
de su ambiente o bien, un cruce de relaciones sociales.

Espacios
La preocupación por pensar las relaciones y diferencias entre individuos y sociedades se
desplegaron en dos espacios que han dado características propias al tratamiento de la
tensión entre lo singular y lo colectivo. Estos son:

# Espacio científico-académico: la polémica Individuo-Sociedad ha atravesado la


psicología y la pedagogía a través de la oposición Tarde-Durkheim.
Los primeros intentos para comprender la problemática grupal en el campo de la
psicología, se organizaron en un traslado mecánico de conceptos de la psicología
"individual" de la época; en reacción a esta forma de abordaje de corte "individualista" se
ubicaron las tesis sustentadas por McDougall, Durkheim, etc., que se refirieron al grupo
enunciando una mentalidad grupal.
- Para la tesis individualista, los individuos constituyen la única realidad, en tanto sostiene
que los procesos psicológicos ocurren tan sólo en los individuos y éstos constituyen las
únicas unidades accesibles a la observación. Por lo tanto, si los individuos son los únicos
actores reales, el término grupo constituye una ficticia abstracción cuando pretende algo
más que referirse a la suma de reacciones recíprocas de los individuos. "Grupo" será un
término colectivo, que hace referencia a una multiplicidad de procesos individuales.
- En oposición, encontramos la noción de mentalidad de grupo, que sostiene que a partir
de la observación por la cual los seres humanos viven y actúan en grupos, surgen "fuerzas
y fenómenos" que siguen sus propias leyes y que no pueden ser descritos en términos de
las propiedades de los individuos que los componen. Consideran al grupo como una
entidad distinta de la suma de los individuos. El individuo aislado constituye una
abstracción; fuera del grupo no posee carácter definido.

Se hace necesario, por lo tanto, someter a elucidación crítica -deconstruir- dos


ficciones. Por un lado, la ficción del individuo que impide pensar cualquier plus grupal; por
el otro la ficción del grupo como intencionalidad que permite imaginar que el plus grupal
radicaría en que ese colectivo -como unidad- posee intenciones, deseos o sentimientos.

En las ciencias humanas, los a priori conceptuales forman parte del campo
epistémico desde donde se constituyen las condiciones de posibilidad de un saber, se
delimitan sus áreas de visibilidad e invisibilidad, sus principios de ordenamiento y sus
formas de enunciabilidad. Es decir, que si bien actúan en forma implícita lo realizan desde
el corazón mismo de las teorizaciones e intervenciones de un campo disciplinario. En
general estos a priori hacen posible la "resolución" de la tensión de los pares antitéticos
por los que oscilan estos campos del saber, los cuales se despliegan en tres pares de
opuestos: Individuo-Sociedad, Naturaleza-Cultura, Identidad-Diferencia. Cuando esta
tensión es "resuelta" puede observarse que se produce desde criterios dicotómicos a partir
de los cuales se subsume la lógica específica de uno de los polos al polo contrario que,
por lo tanto, cobra características hegemónicas.

¿De dónde surge esta concepción antagónica de individuos versus sociedades?


Cobra presencia en el escenario liberal europeo de los siglos XVII y XVIII.
La noción del "individuo" se produce en aquel momento de la historia de Occidente a
través del cual la "sociedad" es pensada como un conjunto de productores libres; sostiene
así las indagaciones de las filosofías del sujeto que se interrogan por el conocimiento del
mundo, abandonando las certezas que otorga la fe y el orden religioso para desplegar las
diferentes problemáticas de la subjetividad; en este incipiente horizonte económico,
tecnológico, político y filosófico se destacará una nueva figura: el individuo, sólida ilusión
del capitalismo naciente por la que es pensado como libre y autónomo. Los siglos XVII y
XVIII, formulan sus interrogaciones centrales hacia el ser del individuo, el siglo XIX hacia el
ser de la sociedad (Durkheim, Marx), pero habrá que esperar hasta el siglo XX para que
puedan tomar forma aquellas cuestiones referidas al ser de los grupos.
# Espacio ético-político: su origen moderno podría ubicarse en la controversia Locke-
Rousseau, polémica que se encuentra en la base de la discusión de las democracias
modernas, en tanto han planteado como disyuntiva ético-política ¿qué deberá priorizarse,
los intereses individuales o los intereses colectivos?
Estos presupuestos ético-filosóficos operan creando las condiciones para que los
colectivos humanos sólo puedan ser indagados desde las mismas categorías que se
suponen legítimas para pensar los "individuos".
Merece señalarse que uno de los múltiples ejes de debate ha estado centrado en dos
concepciones políticas de los colectivos humanos, bien diferenciadas. Aquella que ha
centrado su interés en guiar, concientizar y manipular tales colectivos, y aquella que ha
puesto el énfasis en el protagonismo autogestivo de los mismos.
Obsérvese que la preocupación con respecto al montaje de dispositivos grupales eficaces
en disponer condiciones de posibilidad para la gestión y la producción colectiva versus la
manipulación y la sugestión de tales colectivos humanos es un debate teórico-técnico,
pero también ético de absoluta vigencia en el campo grupal.

La categoría de intermediario
El pensar la tensión entre lo singular y lo colectivo desde la antinomia individuo-sociedad
opera como a priori conceptual en las diferentes reflexiones sobre lo grupal. En el intento
de desdibujar el sentido antinómico de la tensión entre lo singular y lo colectivo, es que
resulta pertinente repensar críticamente aquella noción por la cual los grupos constituyen
un campo de mediaciones entre individuos y sociedades.

INDIVIDUO SOCIEDAD

Psicología Sociología

Pedagogía Antropología

Psicoanálisis Economía

etc. etc.

Mediaciones
Psicología Social

Psicología de los Grupos

Psicología de las Instituciones

Esta noción de los grupos como campos de mediaciones ha intentado "resolver" la tensión
entre lo singular y lo colectivo a través de la categoría de intermediación, es decir, como
espacios intermedios entre "individuos" y "sociedades", dos conjuntos diferentes a los que,
posteriormente, buscará sus relaciones, sus puentes articuladores. Dadas dos disciplinas
ya constituidas -psicología y sociología- se vuelve necesario demarcar nuevos campos
disciplinarios intermedios, articuladores. En este caso, una psicología de los grupos.
Es necesario subrayar que esta categoría es puesta en funcionamiento cuando tales
disciplinas se han visto frente al desafío de pensar desde sus diferentes campos de
demarcación, las relaciones entre subjetividad e historia, entre inconsciente y cultura,
etcétera.
René Kaes plantea tres caracteres generales asociados a la categoría de intermediario:
1. Lo intermediario como función de lo articular, por el cual funciona en el campo de lo
discontinuo, en tanto resultado de una separación entre elementos que se trata de
rearticular, por medio de una suerte de "by pass" teórico. Lo intermediario como un
proceso de reducción de antagonismos.
2. Lo intermediario ligado a la presentación de un proceso de transformación y pasaje,
asociada por ende al pensamiento del movimiento.
3. Lo intermediario en su función estructurante y en su responsabilidad respecto del pasaje
de una estructura a otra.

Problema epistémico
En un intento de superar ciertos impasses que los reduccionismos señalados y la
categoría de intermediarios plantean, se enuncia en este trabajo la necesidad de pensar lo
grupal como un campo de problemáticas atravesado por múltiples inscripciones:
deseantes, históricas, institucionales, políticas, económicas, etc. Lo grupal en un doble
movimiento teórico: el trabajo sobre sus especificidades, y su articulación con las múltiples
inscripciones que lo atraviesan. Nueva manera de pensar Lo Uno y Lo Múltiple, intentando
superar los encierros que la lógica del objeto discreto impone, abriendo la reflexión hacia
formas epistémicas pluralistas, transdisciplinarias. En este sentido insiste la figura nudo.
Más que buscar los requisitos epistémicos para construir el objeto teórico grupo se
presentan los grupos como nudos teóricos. Nudos constituidos por múltiples hilos de
unidades disciplinarias que se enlazan en el pensar lo grupal.
Esto sólo es posible si se interroga críticamente la epistemología de las ciencias positivas,
en la cual aún se fundamentan las llamadas ciencias humanas -el psicoanálisis inclusive-.
Tal epistemología supone un objeto discreto autónomo, reproducible, no contradictorio y
unívoco. Implica una Lógica de Lo Uno donde la singularidad del objeto no se vea afectada
por eventuales aproximaciones disciplinarias.

La moral grupal
Las primeras intervenciones que luego darán lugar a la microsociología o estudio de los
pequeños grupos, fueron las de Elton Mayo (1924) con sus trabajos en los talleres
Hawthorne de la Western Electric Company, cerca de Chicago, donde se "descubre" que
los trabajadores constituyen espontáneamente entre sí grupos informales, con vida y
organización propias y cuyo código implícito determina la actitud de los mismos hacia el
trabajo. Es decir que los individuos que componen un taller no son simplemente individuos
sino que conforman un grupo, dentro del cual han desarrollado "redes informales", es
decir, vínculos entre ellos, como así también con los superiores y con los reglamentos de
la empresa. Su mejor rendimiento depende más de la interrelación afectiva entre ellos que
de las mejoras en sus condiciones de trabajo.
Aparece por primera vez el planteo de una moral de grupo: todo el movimiento posterior de
"Relaciones Humanas" tuvo su punto de partida en esta investigación que demostraba la
relación positiva entre productividad y actitud del grupo respecto a la empresa.
Aquí entonces se encuentra una embrionaria idea de grupo asociada a un conjunto de
personas en intercambio afectivo; comienza a vislumbrarse la noción de un plus que
tendrá el grupo con respecto a la simple sumatoria de sus integrantes; dicho plus se
evidenciará por sus efectos: mayor rendimiento.

La dinámica de grupos
Kurt Lewin aportó principios de la Gestaltheorie al estudio de los grupos. Esta teoría de la
Gestalt puso en evidencia, cómo en ciertas condiciones cabe afirmar que "el todo es más
que la suma de las partes".
Lewin explicará la acción individual a partir de la estructura que se establece entre el
sujeto y su ambiente en un momento determinado. Cuando el equilibrio de esta estructura
se quiebra, se crea tensión en el individuo, y su comportamiento tiene por tonalidad su
restablecimiento.
En 1938 utiliza el método experimental (por primera vez en las investigaciones grupales)
para trabajar la noción de campo dinámico, originándose la muy conocida experiencia con
grupos de niños a través de la construcción experimental de tres climas sociales:
autoritario, democrático y “laissez faire”. Habían partido de una hipótesis: la frustración
ocasiona la agresión; pero al concluir la experiencia pudo observarse que las reacciones
agresivas fallaban según los climas grupales, dependiendo esto del estilo de coordinación.
Demuestra que en los grupos conducidos democráticamente la tensión es menor, pues la
agresividad se descarga en ellos de manera gradual en lugar de acumularse y producir
apatía o estallidos, como en los otros dos grupos. Concluye que el grupo democrático, al
alcanzar más fácilmente el equilibrio interno, es más constructivo en sus actividades.
A partir de allí Lewin comienza a desarrollar sus hipótesis centrales sobre los grupos: el
grupo es un todo cuyas propiedades son diferentes a la suma de las partes. El grupo y su
ambiente constituyen un campo social dinámico, cuyos principales elementos son los
subgrupos, los miembros, los canales de comunicación, las barreras. Modificando un
elemento se puede modificar la estructura.
Como puede observarse es una concepción netamente "gestaltista": el juego de fuerzas
expuesto se piensa tan sólo en relación al todo. En consecuencia, uno de los problemas
más importantes para Kurt Lewin y sus colaboradores es la investigación de la unidad del
grupo y su permanencia como totalidad dinámica (de allí los numerosos estudios de esta
escuela sobre la cohesión grupal, la relación de los miembros entre sí, los procesos de
interacción, etc.), como así también, las relaciones dinámicas entre los elementos y las
configuraciones de conjunto. Ha nacido la Dinámica de Grupos.
Así, la línea que va de Elton Mayo a Kurt Lewin permite demarcar momentos clave para un
intento de reconstrucción genealógica de las teorizaciones sobre los grupos humanos. Es
a partir de ellos y sus continuadores que se desarrolla una nueva disciplina, la
Microsociología. Por otra parte, fueron un jalón fundacional en el Dispositivo de los grupos,
a partir del cual se instituyeron formas grupales de abordaje en distintas áreas de la
realidad social.

1°) Primer momento epistémico: el todo es más que la suma de las partes
A partir de la aplicación que Lewin realiza de esta premisa de la Gestaltheorie a los
grupos, se dio lugar a una divisoria de aguas con respecto al tema: fuertes a priori
conceptuales han orientado las tomas de posición de totalistas y elementalistas. Para los
primeros el grupo era una combinación construida a partir de elementos individuales,
mientras que el segundo convierte al grupo en un gran individuo, de la misma clase que
los individuos humanos y con los mismos mecanismos de funcionamiento interno.
El grupo imaginado como un todo más que la suma de las partes, constituye un primer
momento epistémico en la institucionalización de saberes y prácticas grupales.
¿Cuál es la situación político-económica que atraviesa la sociedad norteamericana en el
momento en que Elton Mayo realiza su intervención en la Westem Electric Company? En
una empresa, los empresarios comienzan a comprender la necesidad de regular la
producción en todos sus aspectos: maquinaria, mano de obra, distribución. Es la época de
la organización científica del trabajo donde el técnico sobresaliente en ese momento de la
sociedad industrial es el aporte tecnológico del trabajo en cadena, cuya distribución de
tareas aparecía como insuficiencias y "disfunciones" ligadas al factor humano.
Entonces, donde se creía que el organigrama solucionaba todos los problemas, nacerá el
interés por el sociograma; dado que se había descuidado el aspecto concerniente a las
relaciones sociales de los trabajadores entre sí.
Surge así el encargo a Elton Mayo, dado que estos nuevos problemas exigen la
intervención de nuevos especialistas, de tal modo que al ingeniero-organizador suceden
los técnicos en grupos y los expertos en relaciones humanas.
Desde Mayo y Lewin se organiza una disciplina: la Dinámica de Grupos, cuyas primeras
investigaciones sobre grupos surgen en respuesta a una demanda o urgencia económico-
política, dando lugar al "Dispositivo Grupal". ¿Cuál urgencia? Sin duda, mantener y
mejorar el nivel de producción de la gran empresa, estimulando las relaciones informales
entre los operarios. Luego, la Dinámica de Grupos se expandirá por diversos campos:
empresarial, educacional, de mercado, etcétera.
El momento y el lugar en que surgió la Dinámica de Grupos no fueron accidentales. La sociedad
norteamericana de los años '30 proporcionó el tipo de condiciones necesarias para que surgiera
este movimiento. Entre ellas merece destacarse la apuesta que los sectores hegemónicos de dicha
sociedad habían realizado en favor de la ciencia, la tecnología y la solución racional de sus
problemas como pilares de progreso. Desde esa perspectiva comienza a desarrollarse la inversión
económica en la investigación, es decir que se va consolidando la creencia de que el sistemático
descubrimiento de los hechos facilitaría la solución de "problemas sociales". Así cuando luego de la
Segunda Guerra Mundial comenzó la rápida expansión norteamericana, ya estaban preparados para
dar apoyo financiero a dicha investigación; éste provenía de instituciones, fundaciones académicas,
empresas, y por el propio gobierno federal. Junto a estos factores, parte del mundo académico
norteamericano de la época había iniciado su "rebelión empírica en las ciencias sociales" que
opondría a la especulación sobre la naturaleza de los fenómenos humanos la necesidad de
investigar experimentalmente los fenómenos sociales cobrando importancia el desarrollo de una
psicología social de metodología experimental.

Interesa en este punto contrastar la demanda social en la que se inscribió la


microsociología empresarial norteamericana con las condiciones de producción que
hicieron posible la invención y posterior despliegue de los grupos operativos a partir de
Pichon Rivière en la Argentina. ¿A qué urgencia los grupos operativos fueron respuesta?
Esta demanda por los grupos en la Argentina (décadas del 60 y 70) se produce en un
cuerpo social agitado, momento de auge de las luchas populares. Junto con otras formas
de abordajes grupales, como por ejemplo el psicodrama psicoanalítico, los grupos
operativos fueron instrumentos claves para el trabajo en los espacios públicos. En tal
sentido, construyeron un fuerte anclaje emblemático para aquellos jóvenes profesionales
de la salud que luego se denominaron trabajadores de la salud mental. Desde sus
consignas de "aprender a pensar", "romper estereotipos”, "elaborar las ansiedades frente
al cambio" crearon condiciones para que palabras y cuerpos sofocados en las jerarquías
instituidas pudieran ponerse en movimiento y abrir nuevos sentidos para las prácticas
colectivas.

La conjunción de lo antedicho, crea condiciones para poder delimitar qué zonas cobrarán
visibilidad e invisibilidad para tal campo disciplinario y cuáles se mantendrán
necesariamente invisibles y no enunciables.
Los dispositivos grupales que se produjeron desde Mayo-Lewin, necesariamente, dada la
demanda social a la que respondieron, debieron mantener en la invisibilidad los
atravesamientos institucionales, políticos e ideológicos en los que, sin embargo, quedaron
inscriptos tanto sus discursos de la grupalidad como sus intervenciones técnicas.
No debe subestimarse, sin embargo, que tales dispositivos hicieron posible la visibilidad de
importantes mecanismos de funcionamiento de los grupos: liderazgos, roles, dificultades
en la toma de decisiones, cambio, resistencia al cambio, juegos tensionales dentro del
grupo, etcétera. Junto a estos visibles dejaron como sus invisibles necesarios los procesos
inconscientes que atraviesan tales mecanismos como así también sus eficacias en el seno
mismo de tales mecanismos grupales.
Esto no significa crítica a supuestos errores, sino puntuación de las nuevas y necesarias
visibilidades para una comprensión de posteriores enunciados sobre la grupalidad. Ya que
si lo invisible es aquello excluido de la visibilidad, también es importante puntuar que
cuando un campo teórico se rearticula, transforma en nuevas territorialidades aquellas
zonas que en la demarcación anterior ni siquiera habían sido advertidas. De allí la
importancia para una genealogía de lo grupal, de puntualizar las zonas de visibilidad y
enunciabilidad que una corriente abre, y cuáles quedan por fuera de su óptica, a la espera
de futuros investigadores.
Esta forma de análisis más que buscar acuerdos o desacuerdos con los autores que se
abordan, se propone una actitud de indagación crítica, una mirada histórica que más que
organizar una cronología pueda dar cuenta de las condiciones de constitución de sus
saberes; que pueda pensar no meramente el "desarrollo" conceptual de sus ideas, sino
también las áreas problemáticas propias de un campo del saber, y la compleja articulación
de: la urgencia socio-histórica que la hace posible, los a priori conceptuales desde donde
ordena sus conocimientos y los dispositivos tecnológicos que inventa.

- Dispositivo de grupos: se refiere a la aparición histórica -a partir de 1930/40


aproximadamente- de ciertos criterios en virtud de los cuales comenzó a pensarse en
artificios grupales para "resolver” algunos conflictos que se generaban en las relaciones
sociales. Adquieren visibilidad conflictos humanos en la producción económica, en la
salud, en la educación, en la familia, etc., y las instancias organizativas de la sociedad
pasan a considerar estas cuestiones como parte de los problemas que deben resolver.
Aparece un nuevo técnico: el coordinador de grupos; se gestiona una nueva convicción:
los abordajes grupales pueden operar como espacios tácticos con los que se intentará dar
respuesta a múltiples problemas que el avance de la modernidad despliega.
- dispositivos grupales: hace referencia a las diversas modalidades de trabajo con grupos
que cobraron cierta presencia propia en función de las características teórico-técnicas
elegidas, como también de los campos de aplicación donde se han difundido. Así, por
ejemplo, puede hablarse de dispositivos grupales psicoanalíticos, psicodramáticos, de
grupo operativo, gestálticos, etcétera. Los dispositivos grupales forman parte del
Dispositivo de los Grupos, en la medida en que históricamente, a partir de las primeras
experiencias de K. Lewin y E. Mayo por un lado, y el diseño de la clínica psicoanalítica de
instancias por otro, se inaugura una modalidad que abre espacios de un número
numerable de personas para la producción de efectos específicos en diversas formas de
intervenciones institucionales.

Los grupos no son lo grupal. Esta intuición de Bion subraya que, si bien los seres
humanos son impensables por fuera de grupos, los grupos se vuelven visibles a partir del
montaje de dispositivos técnicos que permitan demostrar y observar las conductas de
grupo. Se presentan aquí dos niveles de existencia de los grupos: el primero fáctico, en
tanto hechos sociales; el segundo del campo disciplinario, por cuanto al montarse los
sucesivos dispositivos grupales del Dispositivo de los Grupos, los grupos paulatinamente
se vuelven visibles, observables, comprobables, explicables, experimentables, teorizables,
es decir, enunciables. En este sentido la microsociología al instituir dispositivos grupales
localizó uno de los nacimientos a lo grupal. Antes de ella, los grupos estaban ahí, en una
inmediatez tal, que no se veían.

Primeros dispositivos grupales terapéuticos


# Se considera que los primeros intentos de abordajes colectivos con fines terapéuticos
fueron las actividades iniciadas por Pratt en 1905, al introducir el sistema de "clases
colectivas" en una sala de pacientes tuberculosos. El objetivo de esta terapia consistía en
acelerar la recuperación física de los enfermos, mediante una serie de medidas sugestivas
destinadas a que éstos cumplieran de la mejor manera posible su régimen dentro de un
clima de cooperación o, mejor dicho, de imitación.
El mérito de Pratt fue utilizar en forma sistemática y deliberada las emociones colectivas
con una finalidad terapéutica. Su técnica se apoyaba en dos pilares: activar en forma
controlada la aparición de sentimientos de emulación y solidaridad en el grupo y asumir, él
mismo, el papel de una figura paternal idealizada. El método incentivaba un fuerte enlace
emocional del enfermo con el médico; ilustra gráficamente dicho propósito su sistema de
promociones que premiaba "al buen paciente", permitiéndole que se sentara cada vez más
cerca de él en las reuniones.
A los métodos que han seguido la orientación de Pratt se los ha denominado
genéricamente, terapias exhortativas parentales que actúan "por" el grupo. Se dice que
actúan "por" el grupo, porque incitan y se valen de las emociones colectivas aunque no
intenten comprenderlas. Se busca la solidaridad del grupo con fines terapéuticos. En
versiones más actuales puede encontrarse este tipo de técnicas auxiliares en algunas
formas de tratamientos de obesos que toman como uno de sus resortes terapéuticos el
"carisma" del médico, generalmente muy reconocido socialmente.
# A partir de esta primera corriente se produjo una interesante diferenciación; las terapias
que actúan "por" el grupo, con una estructura fraternal. En este caso, el dinamismo es
análogo: incitar y canalizar emociones colectivas en grupos solidarios; el tipo de relación
entre el grupo y el terapeuta es, sin embargo, diametralmente opuesto al de la corriente
ejemplificada por Pratt. En lugar de idealizar el médico, esta corriente estimula una
fraternidad que busca el mayor sostén entre sus miembros, disminuyendo al máximo el
liderazgo centrado en el técnico. El ejemplo más acabado de esta tendencia terapéutica se
encuentra entre los "alcohólicos anónimos" (los A.A.). El efecto terapéutico se basa en la
presunción de que el ex alcoholista puede influir más eficazmente a otro alcoholista. La
dinámica de esta paciente, y de esta forma se crean condiciones para que pueda
conectarse desde "otro lugar" con su propio alcoholismo.

En los grupos amplios no pueden encontrarse iguales condiciones que en los


restringidos para desencadenar los procesos identificatorios y transferenciales. Miradas
recíprocas, nombres, cercanías, ubicación en círculo, etc., son condiciones propias de los
grupos pequeños que hacen posible que tales procesos se organicen en forma de redes
cruzadas, dando así a los agrupamientos restringidos su peculiaridad.Si bien los primeros
dispositivos grupales terapéuticos que instrumentaron las "emociones del grupo" como
resorte curativo no teorizaron sobre esta situación, desde un nivel empírico comprobaron
que el grupo -en este caso amplio- ofrecía cierto resorte de eficacia terapéutica mayor que
los tratamientos individuales. Puede observarse que se encuentra aquí una noción de
efecto de grupo; factores emocionales movilizados posiblemente a través de transferencias
reforzadas hacia el terapeuta, entre los integrantes, hacia la institución, etc.

Aplicaciones iniciales del psicoanálisis a los grupos


# Sus figuras pioneras más representativas fueron Slavson, Schilder y Klapman. Esta
corriente introdujo la interpretación en la situación colectiva, aplicando al grupo el "setting"
psicoanalítico; a través de estos recursos crea las condiciones para descentrar la
coordinación de liderazgo y para superar el procedimiento sugestivo propio de las terapias
"por" el grupo.
Al pasar del análisis "individual" al "colectivo", inmediatamente se presenta un problema,
¿a quién interpretar? En la solución de este dilema ha estribado una de las principales
diferencias técnicas y teóricas entre los procedimientos de las diferentes corrientes que
aplicaron el psicoanálisis a los grupos. Tanto Slavson como Klapman buscaron la solución
de esta dificultad, incluyendo como parte de su dispositivo un artificio consistente en tratar
de unificar al grupo de varias maneras, de modo que la interpretación dada en su seno
valiera para todos o para la mayoría de los participantes. Así, por ejemplo, se intentaba
"para obtener la unificación del grupo", integrar al mismo con pacientes de similares
características en cuanto a grados de enfermedad, sexo, edad, nivel socioeconómico, etc.;
también se realizaba una estricta selección de los integrantes, excluyendo aquellos que
presentaran una enfermedad mental aguda que pudiera afectar la marcha de las
reuniones. Asimismo, solían iniciar las reuniones proponiendo un tema; estos recursos,
denominados homogeneización, selección y preparación del grupo, respectivamente,
trataban de lograr su unificación.
Ellos presuponían que la interpretación realizada a uno de sus integrantes debería ser
válida para la mayoría de los mismos. Por esta razón se ha denominado a estas primeras
formas de aplicación del Psicoanálisis a los grupos "terapia interpretativa individual en
grupo".
# Otro tipo de respuesta técnica al problema de la interpretación fue la "técnica
interpretativa de grupo". Este tipo de terapia toma al grupo como fenómeno central y
punto de partida de toda interpretación. Es decir, concibe al grupo como una totalidad,
considerando que la conducta de cada uno de sus miembros siempre se ve influida por su
participación en ese colectivo. Este tipo de enfoque considera que lo individual debe ser
siempre contemplado dentro del marco colectivo donde se manifiesta. En función de esto
denominaron a su técnica "psicoterapia de grupo", diferenciándola de aquellos que
interpretaban al individuo “en" el grupo y de los que actúan "por" el grupo, manejando las
emociones colectivas sin interpretarlas. Fundamentan su planteo alegando "la aplicación
consecuente y total del psicoanálisis al grupo con su técnica estrictamente transferencial".
Advierten la importancia de interpretar a los participantes en su sesión únicamente en
función del aquí y ahora dado que esta forma técnica permite que las respuestas
provocadas integren al grupo. Así, por ejemplo, según estos autores, la interpretación
dirigida a un acontecimiento de la historia de uno de los pacientes produciría un cambio de
clima inmediato, ya que los demás sintiéndose excluidos, se distancian y entran en
rivalidad con la persona a quien se ha interpretado. Plantean que en tal caso se está
realizando un análisis individual, perturbado por la presencia de varias personas.
El todo no lo es todo
Las psicoterapias de grupo psicoanalíticas hasta aquí presentadas suelen agruparse en
dos tendencias: Psicoanálisis en grupo y Psicoanálisis del grupo.
Tomando a los psicoanalistas del grupo, esto es, que analizan al grupo, podría pensarse
que ésta sería la corriente que, superando el eventual "individualismo" de la anterior, en
tanto toma al grupo como un todo, ha rescatado la especificidad de lo grupal. Pero si se
realiza un análisis más detenido se podrá observar que, si bien se interpreta al TODO-
GRUPO, (en algunos casos se dirá incluso "el grupo-piensa", "siente", "se angustia", etc.)
es decir, se toma al grupo como destinatario de toda interpretación, esto no es la garantía
de que esa totalidad: el grupo, haya logrado algún grado de especificidad o
particularización. Se interpreta al grupo, ¿pero hay allí noción de grupalidad? La
demarcación de la totalidad suele ser condición necesaria pero no suficiente para el
abordaje de la demarcación del campo grupal.
¿Qué se le interpreta al grupo? Se "lee" la transferencia, las ansiedades y las fantasías.
Esto es, se traslada al conjunto del corpus psicoanalítico de esta corriente tal cual, pero en
vez de interpretar a las personas singulares, es el grupo el receptor global de las
interpretaciones; la fantasía inconsciente grupal, es aquella fantasía individual que ha
operado como común denominador de los integrantes. El grupo más que confirmar una
eventual totalidad específica, es algo así como un conjunto de personas portadoras de un
sujeto inconsciente en el que se hallan inscriptos, y en tanto tal, acreedor de igual tipo de
interpretaciones que las personas que se encuentran en tratamiento psicoanalítico de
contrato dual. Este tipo de orientación fue creando las condiciones de existencia de
nociones como fantasía grupal que operaron en analogía con la fantasía inconsciente
singular. Si bien es necesario considerar que los grupos construyen sus propias
figuraciones imaginarias, es importante diferenciarlas de supuestas fantasías grupales de
igual categoría inconsciente que las fantasías investigadas por el psicoanálisis. Es
pertinente subrayar esta demarcación por cuanto la búsqueda de "la fantasía inconsciente
grupal" ha sido uno de los conceptos facilitadores de la ficción del grupo como
intencionalidad.
Con respecto a la relación todo-partes, planteos estructuralistas posteriores puntualizaron
que no alcanza con afirmar que el todo es más que la suma de las partes, si no puede
anunciarse el sistema de relaciones de las partes entre sí, de las partes con el todo y del
todo y las partes. Este todo-grupo, que en un primer momento se constituyó en principio de
demarcación, comienza a transformarse en "obstáculo epistemológico" para pensar lo
grupal.
El grupo -que en realidad resultó ser un "gran individuo"- es siempre posible de ser
visualizado como un organismo vivo; analogías como: gran organismo, cuerpo que siente,
piensa, se angustia, se defiende, transfiere, se resiste, etc., operan en realidad como
cuerpos nacionales o representacionales destinados a suplir vacíos teóricos que aún
presentaban las teorizaciones. El problema radica en que estos vacíos teóricos se
mantuvieron como "necesarios" en tanto se operó un pasaje del campo psicoanalítico al
campo grupal sin reformular ninguna área del primero.

Entre otras críticas a esta forma de trabajo, interesa resaltar -para una genealogía de lo
grupal- que esta corriente abrió dispositivos grupales de número restringido con fines
terapéuticos, es decir, instituyó grupos en un nuevo campo de aplicación: la clínica
psicoanalítica.

Con ligeras variantes, lo fundamental del bagaje tecnológico de ese dispositivo fue: siete u
ocho integrantes se reúnen durante una hora y media, se sientan en forma circular con el
analista; como no se les da un programa a desarrollar ni indicaciones precisas, todas las
contribuciones surgen espontáneamente de los pacientes; todas las comunicaciones del
grupo son consideradas como equivalentes a las asociaciones libres del paciente en la
situación psicoanalítica; el coordinador mantiene una actividad similar a la que asume el
psicoanalista en el tratamiento individual (es el objeto figura de la transferencia) e
interpreta contenidos, procesos, actitudes y relaciones. Todas las comunicaciones son de
importancia central para la curación y la actividad terapéutica del analista, y se consideran
como partes de un campo de interacciones (la matriz del grupo). Todos los miembros
deben tomar parte activa en el proceso terapéutico total. Todos los integrantes, incluido el
coordinador, se sientan en círculo porque "esto involucra, inconscientemente, la posibilidad
de hallarse todos a un mismo nivel".

En el intento de reconstrucción genealógica es conveniente detenerse en un punto


significativo, ¿porqué habrán visto un "gran individuo"?, ¿por qué habrán pensado la
existencia de una fantasía inconsciente grupal? Sin duda el pensar a los grupos como
grandes individuos se transforma en un obstáculo epistemológico para pensarlos en sus
propios sistemas de legalidades, sin embargo es probable que frente a esta pregunta no
pueda formularse una única respuesta. Habrá que poner en juego diferentes cuestiones
problemáticas.
Al producir sus discursos sobre la grupalidad, esta corriente quedó restringida por cierta
tendencia del psicoanálisis a la extraterritorialidad, esto es, a considerar el sistema de
legalidad propio para el campo psicoanalítico, como absolutamente válido para interpretar
regiones de otras territorialidades disciplinarias; esto implica no considerar otros campos
disciplinarios como tales, sino como meros espacios de aplicación del psicoanálisis. Este
tipo de extrapolaciones que suelen constituir fuertes impensables del psicoanálisis,
pudieron hacer posible que estos primeros psicoanalistas de grupo consideraran que sólo
era cuestión de trasladar el bagaje tecnológico y sus formas de contrato dual al colectivo,
sin necesidad de grandes modificaciones. Esta ha sido una de las maneras por las que el
a priori "individualista" creó condiciones para pensar a los grupos con igual sistema de
legalidades que lo inconsciente.

Por otra parte, no pueden dejar de mencionarse situaciones internas a la institución


psicoanalítica, ya que si quienes montaban dispositivos grupales clínicos eran
psicoanalistas, se encontraban frente a la urgencia de legitimar sus prácticas frente a sus
pares. En tal sentido el camino elegido para hacerlo fue mostrar que aquello que
realizaban en sus grupos era psicoanálisis y por lo tanto debía presentar las menores
variaciones posibles con respecto a la forma instituida de contrato dual.
Junto a esta forma que adopta el psicoanalismo en el campo grupal: tomar al grupo como
un gran individuo, y su consecuencia teórico-técnica: la fantasía inconsciente grupal,
puede mencionarse otra forma de su extraterritorialidad, que suele acompañar a la
primera: la novela psicoanalítica de los grupos: podrá pensarse el grupo como una boca,
como cuerpo de la madre arcaica, como un espacio edípico, en estados ansiosos,
melancólicos, en transferencia, etc., cuando en realidad los grupos, como las masas y las
instituciones no son madre ni padre, ni tienen pulsiones, deseos ni estados
psicopatológicos. Por consiguiente, se vuelve imprescindible diferenciar la escucha
analítica como instrumento imprescindible en el trabajo con grupos -aun por fuera de la
clínica- de la "comprensión" de los acontecimientos grupales desde alguna narrativa
psicoanalítico de los mismos.
A partir de aquí puede afirmarse que el pensar la totalidad no garantiza la absoluta
demarcación del campo disciplinario; habrá que pensar las relaciones de las partes entre
sí con el todo. En ese sentido, de considerar al grupo como un todo, habrá que trabajar
una noción de totalidad que no homogeinice partes, donde las singularidades puedan ser
significadas en todos sus movimientos de diferencias e identidades. Donde las
singularidades no sean sinónimo de las personas que componen tal colectivo.

El psicoanálisis del grupo operó persistentemente con el reduccionismo señalado;


en ese sentido constituye un fiel exponente de la mentalidad de grupo. Una de las figuras
de este reduccionismo es la tendencia a visualizar un grupo como una "persona" de la cual
cada integrante representa una función o estructura especializada; esto permite al
coordinador "entender" lo que acontece a través de una imagen integrada, unificadora.
Otra figura es la adscripción de vivencias al grupo, corolario biológico de su
personificación, por la cual éste es capaz de vivenciar emociones; esto contribuye a un
estilo técnico bastante frecuente que parte de la suposición de que si "una parte del grupo"
(algún miembro o miembros) expresa un sentimiento, los que no lo manifestaron deberán
sentirlo de alguna manera. En consecuencia la interpretación hará referencia a ese
sentimiento del grupo. Estas nociones harán posible intervenciones interpretativas que
pondrán en enunciado cuestiones tales como que el grupo transfiere, resiste las
interpretaciones, se angustia, se deprime o está maníaco. Su sostén es la convicción de
que cualquier conducta de un miembro representa o expresa la situación que atraviesa el
grupo, es decir que el "problema" de un integrante es representación a escala individual
del "problema" grupal.

Del líder al oráculo


La introducción de la escucha analítica, con sus condiciones de neutralidad y abstinencia,
al desmarcar la coordinación de los liderazgos, dejó a ésta en mejores condiciones para la
elucidación del acontecer grupal; sin embargo, los psicoanalistas del grupo que hicieron
posible este significativo aporte, sesgados en el acto de lectura por el estilo kleiniano
propio de ese momento institucional del psicoanálisis, reciclaron otra forma de poder de la
coordinación; en tanto el coordinador, en el acto interpretante, develaba lo oculto del
grupo, se instituía en un nuevo lugar de saber-poder; él era quien sabía lo que al grupo le
pasaba. Se acercaba así a la constitución de otra forma de liderazgo: si bien ya no lideraba
las discusiones o diálogos que se daban en el grupo, era él quien detentaba un supuesto
saber del grupo organizando un lugar de coordinación-oráculo, quien si bien devuelve
sistemáticamente los liderazgos al grupo, sólo él sabe-comprende a través de las
manifestaciones visibles el sentido oculto del acontecer grupal; él sabe qué dice un grupo
cuando sus integrantes hablan.
2° El segundo momento epistémico
Después de la guerra, Bion se ocupó de la readaptación de los veteranos y antiguos
prisioneros de guerra a la vida civil, con un método de psicoterapia de grupo que se
planteaba como objetivo "tratar de comprender las tensiones que se manifiestan en el
curso de las sesiones, entre sus integrantes". Estas primeras experiencias fueron
organizando las producciones teóricas de Bion sobre lo grupal.
Enunció que el comportamiento de un grupo se efectúa a dos niveles, el de la tarea común
(nivel consciente) y el de las emociones comunes. Sin embargo, observaba que cuando se
agrupa gente que individualmente puede comportarse de manera razonable frente a un
problema, basta con agruparlos para que se vuelvan difícilmente capaces de una conducta
racional colectiva. Frente a esto Bion pensó en la predominancia de procesos psíquicos
"primarios", concluyendo en que la cooperación consciente entre los miembros del grupo,
necesaria para el éxito de sus actividades, requiere de una circulación emocional y
fantasmática inconsciente entre ellos.
Destacó que los individuos reunidos en un grupo se combinan en forma instantánea e
involuntaria para actuar según unos estados afectivos que denominó "supuestos básicos".
Describió tres supuestos básicos a los que el grupo sin reconocerlos se somete
alternativamente; expresan algo así como fantasías grupales, de tipo omnipotente y
mágico, acerca del modo de obtener sus fines, de satisfacer sus deseos; son
inconscientes y muchas veces opuestos a las opiniones conscientes y racionales de los
miembros que componen el grupo. Ellos son:
- supuesto básico de dependencia: sustenta el argumento por el cual el grupo está reunido
para que alguien, de quien éste depende en forma absoluta, provea la satisfacción de
todas sus necesidades y deseos; implica la creencia colectiva de que ese alguien tendrá
por función proveer seguridad al grupo; es la creencia de una deidad protectora cuya
bondad, potencia y sabiduría no se cuestionan.
- supuesto básico de ataque y fuga: consiste en la convicción grupal de que existe un
enemigo y que es necesario atacarlo o huir de él, en tanto la única actividad defensiva
frente a este objeto es su destrucción (ataque) o evitación (huída).
- supuesto básico de apareamiento: sus integrantes producen una creencia colectiva e
inconsciente por la cual un hecho futuro o un ser no nacido resolverá sus problemas;
constituyen una esperanza de tipo mesiánico; lo importante en este estado emocional es la
idea de futuro más que la resolución en el presente.
Los supuestos básicos refieren a un nivel emocional primitivo que coexiste según
Bion con otro nivel de funcionamiento que es del grupo de trabajo; con este término alude
a otro tipo de mentalidad y cultura grupal que la que rige en los grupos de supuesto básico,
ya que en los grupos de trabajo las actividades se realizan racional y eficientemente; sus
líderes son aquellos integrantes que pueden ofrecer al grupo las propuestas más aptas
para el desarrollo de sus tareas.
Grupo de supuesto básico y grupo de trabajo coexisten, determinando un conflicto
recurrente en el grupo. La actividad de un grupo de trabajo se ve frecuentemente
interferida por la aparición de factores emocionales; esta aparición puede ser en forma de
dependencia, de agresión y huida, o por la formación de un apareamiento mesiánico.
Asimismo el supuesto básico predominante orienta las opiniones del grupo en un momento
dado (mentalidad grupal) y da cuenta de la cultura del grupo en esa situación; así por
ejemplo la cultura del grupo de dependencia, basada en el supuesto básico del mismo
nombre, se organiza buscando un líder que cumpla la función de proveer las necesidades
del grupo.

En síntesis, Bion "descubre" que la cooperación consciente entre los miembros del
grupo, necesaria para el éxito en sus tareas, requiere de la circulación fantasmática
inconsciente entre ellos, hasta tal punto que la cooperación puede ser regulada o
paralizada por dicha circulación fantasmática inconsciente.
Bion sostenía que cuando un individuo en grupo tiene la creencia de que el grupo existe
como algo diferente a la suma de los individuos, esto es producto de un estado regresivo
de tal integrante; alimenta tales fantasías porque su regresión implica una amenaza de
pérdida de su particularidad individual, esto le dificulta ver al grupo como un agregado de
individuos. Un agregado de individuos: esto es el grupo para Bion. Esta aseveración
parecería ser contradictoria con sus nociones de mentalidad grupal y cultura grupal. Tal
enunciación no se le escapará a Pontalis, quien apoyándose en el planteo bioniano
sostendrá que el grupo es una ficción, una fantasía. Es realmente interesante esta
aparente contradicción bioniana porque como dirá el autor citado, "nadie, psicosociólogo o
no, puede considerar 'científica' la definición de un grupo como el de un agregado de
individuos. Es muy cierto que un grupo puede ser objeto de observación o de análisis". La
originalidad de Bion para este autor sería entonces la de aferrarse a los dos extremos de la
cadena, ya que si en el campo sociológico el grupo es una realidad específica, cuando
funciona como tal en el campo de la psiquis individual, opera efectivamente como fantasía.
Los organizadores grupales
¿En qué radica la importancia de la noción de los supuestos básicos? Sin duda, el planteo
de los supuestos básicos como organizadores implica una búsqueda de un sistema de
legalidades propio, específico del campo grupal; según Anzieu, hasta Bion la comprensión
psicoanalítica de los grupos consistía en un psicoanálisis aplicado al grupo ya que, hasta
entonces los grupos no se habían considerado aun dentro de esta disciplina como un
posible campo de descubrimientos. La noción de supuestos básicos es un primer intento,
dentro de los aportes psicoanalíticos, de tomar a los grupos ya no como un campo de
aplicación sino como un campo de descubrimiento.
El encargo a Bion y su producción teórica
Es importante detenerse en las condiciones de producción de la noción de supuesto
básico. En primer lugar Bion es psiquiatra de un hospital militar en plena guerra, es
comandante y las personas con las que trabaja en sus grupos son soldados u oficiales
generalmente de rango inferior. Es un representante de la autoridad tanto militar como
psiquiátrica; sin embargo, se ubica frente a ellos en una actitud más cercana a la postura
de un psicoanalista que a la de un militar superior jerárquico. Nótese que esto sucede en
los años 40, cuando aún la cultura "psi" no se había desarrollado lo suficiente como para
que las personas pudieran tomar con cierta naturalidad el encontrar a alguien en actitud de
psicoanalista en los lugares más inesperados. ¿A qué urgencia social habrá respondido la
implementación de dispositivos grupales con fines terapéuticos en las Fuerzas Armadas
Británicas? La psiquiatría inglesa tenía que encontrar un sistema diferente al alemán que
terminara con la desmoralización de las tropas; un sistema destinado a reabsorber
eficazmente las angustias y solidaridades de grupos, para la vida y para la muerte; había
que restituir, personal y militarmente a los innumerables inadaptados, delincuentes y
neuróticos que afluyeron en 1940 a los hospitales británicos. Freud subrayó que la
negligencia del factor libidinal en el Ejército, el maltrato a los combatientes, parecería
haber constituido una de las principales causas de la neurosis de guerra en la Primera
Guerra Mundial. En consecuencia se volvía necesario encontrar soportes que
disminuyeran las condiciones de posibilidad de emergencia de las mismas.
Interesa resaltar varias cuestiones. En primer lugar, esta intervención de los psicoanalistas
ingleses fisuró una fuerte antinomia, que aún conserva su vigencia: psiquiatría pública-
psicoanálisis privado. En segundo lugar, muestra cómo una de las vías privilegiadas de
pasaje de una psiquiatría organicista a una psiquiatría social fue a partir de la
instrumentación de herramientas conceptuales y técnicas provenientes del psicoanálisis.
En tercer lugar, cuando un campo disciplinario se abre a intervenciones para las que no
fue especialmente construido, si bien no tiene por qué rehuirse, debe acentuar aquellos
recaudos que le permitan poner en visibilidad las demandas sociales a las que es incitado
a responder.
Los organizadores fantasmáticos
Los aportes reseñados en este capítulo corresponden a las teorizaciones del grupo
liderado por Didier Anzieu que incluye figuras muy destacadas tales como Pontalís, Kaës,
Missonard, y Bejarano. Ponen el acento en el grupo como objeto, y como proceso
psíquico; el grupo como objeto de investiduras pulsionales, de representaciones
imaginarias y simbólicas, de proyecciones y de fantasías inconscientes.
Es interesante cómo consideran esta cuestión, puntualizando "el encuadre psicoanalítico
debe favorecer la emergencia, la elaboración y la interpretación de las formaciones y de
los procesos psíquicos imbricados en la situación de grupo"; de tal modo que afirman que
"la situación grupal se desarrolla a partir de las características del dispositivo: la
enunciación de la regla fundamental, cimiento de todo trabajo psicoanalítico, es el acto que
instituye el dispositivo, hablar libre y abstinencia entre los integrantes del grupo y el
analista de toda otra relación que no sea la exigida por la escucha y la palabra
psicoanalítica.”

Resulta claro a partir de estos conceptos que esta corriente no se propone ni una
experiencia adaptativa a las normas grupales, ni un conocimiento objetivo de los
fenómenos del grupo, ni la creación permanente del grupo. Tienen un objetivo muy
distinto: proporcionar el encuadre, el dispositivo y la situación apta para una experiencia
"original", en la que se busca la emergencia, la liberación y reacomodación de algunas
formaciones y procesos psíquicos que gracias a las propiedades del dispositivo diseñado
se develan genética y estructuralmente apuntaladas sobre el grupo (sobre todo el grupo
primario); a su vez consideran que dichas formaciones aseguran el pasaje y la
reanudación entre el orden endopsíquico ("individual") y el orden del vínculo y las
creaciones colectivas.
Según estos autores la comprensión psicoanalítica de los grupos se reducía hasta
entonces a un psicoanálisis aplicado al grupo; es decir, que el grupo constituía solamente
un campo de verificación sin haber llegado a ser todavía dentro de este campo
disciplinario, un campo de descubrimiento. Consideran haber inaugurado un contexto de
descubrimiento en tanto han desplazado la atención y el interés hacia las formaciones
grupales del psiquismo y por haber formulado la relación entre las formas grupales del
psiquismo y el encuadre y el proceso grupal. Es importante advertir que para estos autores
el grupo es un contexto de descubrimiento de las formaciones de lo inconsciente, y no,
estrictamente, contexto de descubrimiento de la grupalidad. En ese sentido es que
buscarán el encuadre, el dispositivo y la situación adecuados para la emergencia de
formaciones psíquicas inconscientes que pueden develarse gracias a las propiedades del
grupo en tal dispositivo. Por lo tanto, en lo que respecta al "grupo" se estudiarán aquellas
características del mismo que hagan posibles la visibilidad de formaciones y procesos
inconscientes.

Entre otras teorizaciones merece destacarse el concepto de formaciones grupales


del psiquismo, o grupalidad psíquica, constituida por la estructura de los fantasmas, la
organización de las identificaciones y la organización de las instancias del aparato
psíquico; la noción de aparato psíquico grupal, que es una construcción intermediaria y
paradojas que efectúan los miembros de un grupo sobre la base de una doble serie de
organizadores: unos, los grupos internos (psíquicos) y otros, regidos por el funcionamiento
de los modelos socioculturales. Esta noción, desarrollada por Kaës, puntualiza que habrá
grupo, y no simple reunión de individuos, cuando a partir de los aparatos psíquicos
individuales tiende a construirse un aparato psíquico grupal más o menos autónomo; este
aparato se organiza sosteniendo la tensión entre una tendencia al isomorfismo y una
tendencia al homomorfismo; mientras que el aparato psíquico individual busca su apoyo en
el cuerpo biológico, el aparato grupal lo hace en el tejido social.

Frente a la aseveración de la microsociología con respecto a que el grupo es una


comunidad, Anzieu se pregunta ¿comunidad de qué? Según este autor el grupo es una
puesta en común de las imágenes internas y de las angustias de sus participantes; dirá: “el
grupo es un lugar de fomentación de imágenes; es una amenaza primaria para el
individuo. La situación del grupo cara a cara (reunión, discreción, trabajo en equipo, vida
comunitaria con compañeros que apenas conoce, en número superior al que normalmente
convive a las relaciones sentimentales, sin una figura dominante por cuyo amor uno pueda
sentirse protegido y unido a los demás) es vivida como una amenaza para la unidad
personal, como una puesta en cuestión del yo.
Las metáforas del grupo como organismo viviente han mantenido largamente su eficacia
por cuanto, invocando el "nosotros" dan idea de un cuerpo frente a la imagen anterior de
cuerpo despedazado; sostendrá que la fuerza persuasiva de esta metáfora radica en que
"Corresponde a la realidad imaginaria del grupo, porque expresa, del mismo modo que los
mitos, la transformación de las imágenes que dirigen el juego de fuerzas subyacentes".
Avanzando en su argumentación sostendrá que "entre el grupo y la realidad, entre el grupo
y el propio grupo, hay algo más que relaciones entre unas fuerzas reales: hay
primitivamente una relación imaginaria".

A través de sus experiencias con grupos de diagnóstico dirá: "el grupo es


experimentado por cada uno como un espejo de múltiples facetas devolviéndole una
imagen de sí mismo deformada y repetida hasta el infinito. Se puede admitir, en principio
que en toda situación de grupo (grande, pequeño, de trabajo, de diversión, cultural o
económico) hay una representación imaginaria subyacente, común a la mayoría de los
miembros del grupo, o mejor dicho es en la medida en que existe esta representación
imaginaria en la que hay unidad, algo común en el grupo. Estas representaciones pueden
ser un obstáculo para el funcionamiento del grupo respecto de los objetivos que le son
asignados por la sociedad, por su status, o por las motivaciones de sus miembros y
pueden ser la causa por la que llegue a paralizarse su funcionamiento; pero cuando un
grupo funciona eficazmente es también una representación imaginaria la que le permite
encontrar la solidaridad y la eficacia. Estas imágenes conservadas y superadas
constituyen finalmente -para Anzieu- la realidad interna esencial de los grupos humanos:
No hay grupo sin lo imaginario.
¿Cuáles son para Anzieu los procesos claves que puntualiza para el grupo, desde el punto
de vista psicoanalítico? En primer lugar la ilusión grupal, refiriendo aquel sentimiento de
euforia comparado por los integrantes por pertenecer al grupo; el grupo produce tal ilusión
grupal por un proceso más general y éste es que cumple una función de realización
imaginaria de deseos (analogía grupo-sueño). Retoma conceptos de Ezhriel subrayando
que los participantes se dan como representación colectiva el mayor denominador común
de sus fantasmas individuales; al igual que el sueño, la fomentación fantasmática del
grupo, se desarrolla sobre el escenario de la imagen del propio cuerpo desrealizada, con
un telón de fondo que es el escenario imaginario del grupo.
Pone su atención en la amenaza de pérdida de la identidad personal producida por la
situación de grupo; considera que ésta constituye un desafío a la integridad y la autonomía
relativa del yo; el yo de cada participante se encuentra amenazado; tal amenaza de ataque
a la integridad yoica, moviliza diferentes tipos de angustias arcaicas y procesos defensivos
contra ellas. Sobre el desarrollo de estos ítems, muy sumariamente enunciados aquí,
considera deben sentarse las bases de una teoría psicoanalítica de los grupos.

Continúa sus teorizaciones trazando las líneas para una Teoría General de Fantasma de
los Grupos. Planteará así que el vínculo primario entre las personas es la circulación
fantasmática. Es absolutamente terminante al afirmar que "sólo existen fantasmas
individuales, y es un abuso del lenguaje el hablar de un fantasma del grupo o un fantasma
común. El fantasma es posiblemente la realidad psíquica individual por excelencia". El
"fantasma individual" es una escena imaginaria que se desarrolla entre varios personajes;
de ellos Anzieu deriva que el fantasma tiene una organización grupal interna; en su
conducta, sus síntomas, sus sueños nocturnos, el sujeto trata de realizar una escena,
estando presente en la misma generalmente a título de espectador y no de actor. Las
posiciones que hace ocupar a los demás y que él mismo ocupa son permutables pero su
estructura permanece siendo la misma; cada personaje resulta de una o varias
identificaciones y una o varias figuraciones de procesos psíquicos; el aparato psíquico
utiliza las identificaciones del individuo para devolverle, representadas, las instancias
psíquicas y pulsiones que obran en él y dramatizar sus relaciones y conflictos.

René Kaës ha elaborado partiendo de esto la hipótesis de una homología entre la


organización grupal interna del fantasma y la situación grupal, en la que algunos miembros
sirven a otros, unas veces como puntos identificatorios y otras como soportes proyectivos
para su tópica subjetiva y sus pulsiones. Es esta organización grupal interna del fantasma
individual, lo que fundamenta la posibilidad del fenómeno de resonancia fantasmática.
La resonancia fantasmática es el reagrupamiento de algunos participantes alrededor de
uno de ellos, el cual hace ver o da a entender a través de sus actos, su manera de ser o
sus palabras, su (o uno de sus) fantasma individual inconsciente. Se subraya el carácter
de reagrupamiento, esto quiere decir no tanto acuerdo como interés, convergencia, eco,
estimulación mutua. En tanto portador de un deseo reprimido, un fantasma suscita en
aquél ante el que se devela el horror, la fascinación o la indiferencia según despierte -en
ese testigo que se siente invitado a convertirse en actor- una condena violenta, un deseo
análogo pero hasta ahora latente, o eficaces mecanismos de defensa, en particular de
negación. De esta forma esta corriente entiende el discurso del grupo como la puesta en
escena y en palabras, del fantasma de aquel que es el "portador"; con respecto a él,
algunos miembros del grupo se ubican tomando los lugares de cada uno de los
protagonistas y ocupando una de las posiciones individuales incluida en el escenario
fantasmático del "portador". A partir de estas consideraciones es que Missenard considera
que un fantasma individual inconsciente se convierte en "organizador" del comportamiento
del grupo.
Anzieu continuará este aporte de Missenard puntualizando que el fantasma
individual inconsciente es el primer organizador del grupo, las imagos y los fantasmas
originarios constituyen el segundo y tercer organizadores del grupo.

Luego de esta clasificación Anzieu reconocerá que todo no se reduce a la


psicología y que sin duda existen organizadores económicos, sociológicos, históricos, etc.,
del grupo, conocidos o por investigar, pero aclara que esto no es de su incumbencia.

Problemas de demarcación
En primer lugar puede observarse que Anzieu y su escuela retomarán la intención de Bion
en la búsqueda de organizadores grupales. ¿Qué organizadores encuentran?, el fantasma
individual prevaleciente, imagos y fantasmas originarios. Sus investigaciones precisan
algo, sin lugar a dudas muy importante: no hay fantasma grupal, es decir, el plus de los
grupos no radicaría en un fantasma colectivo. Se refuta de esta manera la idea de una
mente -ahora inconsciente- grupal, y se afirma la hipótesis de fantasmas "individuales" que
entran en resonancia fantasmática; esta noción desalienta la idea de un inconsciente
grupal.
Como pudo observarse la polémica diferenciación señalada por Asch en la Psicología
Social, entre "individualistas" y "mentalistas" se traslada al psicoanálisis cuando éste
comienza a implementar dispositivos grupales en la Clínica. De tal forma surge la
presunción, en uno de los polos del debate, de la existencia de un inconsciente grupal, o
fantasías grupales inconscientes. Falsa disyuntiva que oscila entre el intento de encontrar
el plus grupal en un inconsciente de grupo, o denegar tal plus reduciendo al grupo a un
agregado de individuos donde no habría que buscar ningún plus de sus producciones
subjetivas. Dos formas de expresión del a priori individualista: una piensa los problemas
subjetivos grupales como dotados de los mecanismos de las producciones inconscientes
singulares; la otra no puede pensar otras formas de producciones subjetivas que no sean
las inherentes a la singularidad.

Esta corriente francesa salva el impasse de la oposición antinómica con la puesta en


enunciado de la grupalidad del fantasma sin guiar, condición de posibilidad de la
resonancia fantasmática grupal.
¿En qué radica la posibilidad de resonancia fantasmática? En la grupalidad del fantasma;
esto es que, en tanto el fantasma es una escenificación que se desarrolla entre varios
personajes, es siempre una imagen colectiva y posee, por tanto, una "estructuración grupal
interna"; de allí su carácter organizador en los grupos. Es claro entonces, el fantasma
individual es grupal, que es diferente a decir que hay un fantasma de grupo. Es decir que,
la integración de las personas reales a una situación grupal, dadas las características
antes mencionadas, dispara, moviliza las instancias o formas grupales de su propia
subjetividad. Por esto pueden agruparse. Aquello que resuena y habla o actúa desde los
participantes de un grupo son posiciones en la escena fantasmática. La singularidad -no lo
individual- radica en la forma de cada quien de posicionarse y resonar desde o hacia dicha
escena.
Con respecto a los organizadores, Anzieu reconoce que no todo se reduce a la
psicología; que si bien existen organizadores económicos, sociológicos, históricos, etc., de
grupo conocidos o por investigar, éstos no son de su incumbencia- ¿Por qué no son de su
incumbencia? pues porque ha definido su interés dentro del campo psicoanalítico y ha
reconocido como su intención formular una teoría psicoanalítica de los grupos; de todos
modos se impone aquí una interrogación: ¿es ésta una estricta delimitación de campo
disciplinario, o una limitación de los abordajes de objeto discreto? ¿Opera aquí el a priori
individuo-sociedad? ¿Los organizadores socioculturales -por ejemplo, el poder, el dinero y
las ideologías, al quedar silenciados o invisibilizados sea en las interpretaciones y/o en la
reflexión teórica, qué presencia pueden conservar? En ese sentido las resonancias
fantasmáticas, ¿no corren el peligro de pensarse corno "los" dinamismos grupales, o como
el basamento de todo movimiento grupal? Se hacen necesarias algunas precisiones. En
primer lugar, Anzieu y su escuela diseñan un dispositivo que, como Kaës subraya,
organiza las formas de desarrollo de la situación grupal, es decir que produce la visibilidad
de determinados acontecimientos grupales y en rigor de verdad- no son pocas ni
irrelevantes las áreas de visibilidad que abre. Da forma a la noción de resonancia
fantasmática esbozada ya por los autores ingleses y diferencia la grupalidad del fantasma
de un eventual fantasma de grupos sentando un jalón muy importante en la polémica
sobre la pertinencia o no de enunciar fantasmas colectivos. Deja en invisibilidad otros
organizadores grupales no enunciables desde sus conceptualizaciones psicoanalíticas; y
esto no es un error ni un defecto por cuanto la preocupación de esta escuela es formular
una teoría psicoanalítica de los grupos y no una teoría de lo grupal.
A diferencia de Bion, quien no encontraba ninguna justificación para nominar psicoanálisis
a los procedimientos psicoterapéuticos de grupo que él llevó adelante, esta corriente
afirmará a los grupos como espacios válidos para investigar formaciones inconscientes, y
sin duda lo son, a condición de no considerar estas exploraciones como estrictas
investigaciones de lo grupal; en ese sentido podría afirmarse que esta corriente se ha
preocupado por diseñar espacios grupales que hagan posible el despliegue y la
investigación de formaciones inconscientes. Es decir que no se propone centralmente
investigar grupos, sino que implementa dispositivos colectivos para investigar formaciones
inconscientes. Esto no excluye que sus aportes constituyan conceptualizaciones de gran
importancia y a esta altura, ineludibles para investigadores del campo grupal. Ineludibles a
condición de poder realizar ciertas delimitaciones.

En el mismo sentido es que se afirma que el hacer visible la grupalidad del fantasma
individual como virtualidad de la resonancia fantasmática en los grupos da cuenta de las
condiciones estructurales del sujeto para que "haga grupo” (o "haga nudo"). En tal razón
resulta relevante para una genealogía de lo grupal diferenciar el aporte que esta escuela
psicoanalítica realiza para la comprensión de las condiciones estructurales del sujeto para
que "haga grupo" de una narrativa psicoanalítica por la cual pueden sustancializarse, y
psicologizarse, o psicoanalitizarse procesos grupales. ¿Qué significa aquí sustancializar?:
transformar ciertos procesos grupales que determinado dispositivo y su marco teórico
hacen posibles, en los procesos esenciales o fundantes o determinantes de un grupo; al
esencializarlos se los ubica como determinantes estructurales de todo otro movimiento
grupal con la consiguiente centralización teórica y profesional del campo disciplinario que
logre tal hegemonía; de esta manera la escucha del coordinador privilegiará
necesariamente estos procesos como fundantes; y el pensamiento del teórico puede
sesgarse hacia la ilusión de completud por la cual desde el objeto discreto de su disciplina
puede dar cuenta fehacientemente de un campo complejo, discontinuo y paradojal como el
grupal.

Hasta aquí no parecería haber ningún problema. Este surge cuando se produce un
salto epistémico en el cual se organizan varias operaciones simultáneas: en primer lugar,
permanece en invisibilidad el hecho de que los procesos grupales "observados" son
aquellos que el dispositivo diseñado hace posibles de ver. A partir de allí, estos procesos
que visibiliza este dispositivo, pasan a considerarse como los procesos grupales
determinantes de todo acontecer grupal; cuando esta jerarquización toma una forma
globalizante se crean las condiciones para otorgar a tales procesos las características de
sustancia, de esencia grupal.
En otros casos, esto posiciona una centralización teórica y al psicologizar o psicoanalitizar
-en el sentido de extraterritorialidad psicoanalítica- la lectura de lo grupal, se inclina la
tensión de lo singular-colectivo a su forma "individuo" antinómica de su forma "sociedad",
acentuando la existencia de determinados acontecimientos grupales, y generando ilusional
pero eficazmente la no existencia de otros movimientos. Así, por ejemplo, cuando esta
escuela acentúa el espacio grupal como amenazante de la integridad yoica corre el riesgo
de invisibilizar dicho espacio como soporte identificatorio.

Es importante en ese sentido sostener la tensión operante entre amenaza al yo y


soporte identificatorio, es decir, reconocer su coexistencia conflictiva, paradojas, donde no
es posible reducir un polo de la tensión a la lógica interna del otro polo; cuando se produce
la tendencia a inclinarse a uno de los polos suele ser en virtud de que se ha puesto en
juego la antinomia "individuo-sociedad", pero como tal a priori funciona en calidad de
impensable ideológico, pasa a funcionar generando el reduccionismo psicológico en este
caso- que sustancializa lo que previamente redujo. De tal forma, se dice: "los grupos son
una amenaza a la identidad", o en su contrario, "los grupos son un sostén identificatorio y/o
solidario", cuando en realidad debería relativizarse la afirmación, diciendo que en
determinadas condiciones tal grupo pone en juego significaciones imaginarias desde las
cuales algunos de sus integrantes lo perciben como amenazante o bien como soporte.
Cabe aun otra interrogación: ¿Qué es lo amenazado en un grupo? Si lo amenazado es el
"autonomus ego" (Lacan), no puede ser de otra manera ya que la presencia del otro
desmiente su ficción unitaria. ¿Qué es lo sostenido en tal espacio colectivo? El otro -en
tanto semejante y diferente- está allí para hacer posible que en el lazo social el sujeto se
re-cree como tal.

Recordemos que Freud había puntualizado que en la vida psíquica del individuo el
otro interviene regularmente como modelo, sostén y adversario. Estos tres tipos de
figuraciones están en juego en los colectivos humanos; cuando una teorización acentúa
alguna de ellas habrá que sostener la vigilancia epistémica suficiente que permita analizar
cómo juegan aquí los a priori conceptuales del "autonomus ego", cuánto del dispositivo
gestado, de la transferencia institucional o de los objetivos de la actividad realizada
generan la ilusión de eliminar la tensión amenaza-sostén hacia uno de los polos. Aquí se
pone el énfasis en el sesgo "amenaza" porque es más frecuente encontrarlo en nuestro
medio, pero lo mismo cabría para aquellos dispositivos que sesgan hacia la figuración
"sostén", sin tener en cuenta la figuración "amenaza", produciendo generalmente procesos
ilusorios grupales-institucionales que dificultan a sus integrantes la reinserción en su
comunidad. En síntesis, no se puede analizar aquello que se naturaliza; no se puede
teorizar aquello que se sustancializa. Condición de las operaciones de análisis y
teorización es mantener interrogación, problematizar, no sólo aquello que se ofrece
oscuro, o que produce dudas, sino también -y fundamentalmente- es necesario interrogar y
problematizar lo obvio.

Los "descubrimientos" de estas corrientes han permitido encontrar las condiciones


estructurales del sujeto inconsciente para que haga nudo. Queda, a partir de allí, abierta la
investigación que permita "descubrir" en los colectivos grupales la articulación de estos
organizadores subjetivos singulares, con los organizadores institucionales y sociales.

3°) Tercer momento epistémico: el agotamiento del objeto discreto


Kaes mantiene operante su preocupación por la articulación de lo que él llama el "grupo de
adentro" y el "grupo de afuera", o sea grupalidad interna y grupo real. Es más, reconoce
enfrentarse con la dificultad que significa trabajar desde un solo campo disciplinado al
reconocer que, por ejemplo, la reducción realista ignora el hecho de que el proceso grupal
es tributario del objeto-grupo representado; inversamente, la reducción psicologista
desconoce la existencia en el proceso grupal de la determinación por su base material.
Estos dos tipos de reducción cumplen una función análoga de enmascaramiento de la
discontinuidad entre la realidad psíquica y la realidad social.
Reconoce que trabajar con esta doble pertenencia, ubica en el centro del debate la
cuestión de la articulación intermediaria. Si bien tal categoría podría admitir la mediación
de niveles heterónomos como el psicológico y el social, sin embargo, no puede dejar de
considerarse que el resultado del debate evoluciona, generalmente, según Kaës, hacia
posiciones reduccionistas. Tal articulación no podrá evitar los reduccionismos señalados
en tanto no se abandone la epistemología de las ciencias positivas, ya que dicha
epistemología supone un objeto discreto, autónomo, reproducible, no contradictorio y
unívoco; implica una lógica de lo Uno, donde la singularidad del objeto teórico no debe
verse afectada, dado su aislamiento metodológico por las condiciones de posibles
aproximaciones con otros campos disciplinarios.

Interesa resaltar el esbozo de apertura epistemológica que a partir de estas


consideraciones podría iniciarse, al hacer visible una suerte de agotamiento de las lógicas
de objeto discreto para pensar lo grupal. De ser así, queda planteado un desafío en la
indagación de los nudos teóricos grupales: reflexionar sobre la pertinencia de enfoques
epistemológicos transdisciplinarios.

Aparecen múltiples sentidos


Se vio en el capítulo anterior cómo los dispositivos grupales psicoanalíticos abrieron
visibilidad con respecto a los organizadores fantasmáticos de los grupos; pero la dificultad
se presenta cuando surge la necesidad de poner en juego organizadores socio-culturales,
tratando de articularlos con los anteriores; si bien la categoría de intermediario puede
ofrecer algún instrumento de indagación, pareciera ser que la cuestión de los
organizadores grupales se encuentra mucho más "anudada".

Insisten algunos interrogantes, así por ejemplo, ¿son los organizadores fantasmáticos
quienes tienen la capacidad de determinar ("organizar") el conjunto de los acontecimientos
grupales? Si se intenta desmarcar la forma de indagación de una lógica de objeto discreto,
se tiende a pensar en el atravesamiento de diferentes organizadores; el criterio de operar
con una sola línea de organizadores, o jerarquizarlos en forma estable, se vuelve
restrictivo para pensar lo grupal. Esto, sin duda, no debe excluir que en determinados
momentos grupales se vuelven más significativos unos organizadores que otros. Más bien
se plantea la necesidad de abrir el pensamiento de lo grupal hacia lógicas pluralistas que
legitiman epistemológicamente atravesamientos disciplinarios.
Puede observarse que en cualquier grupo humano se producen movimientos muy
diversos: resonancias fantasmáticas, procesos identificatorios y transferenciales, intensos
sentimientos de amor-odio en todos sus matices, juegos de roles (chivos emisarios,
líderes, etc.); se construyen producciones lingüísticas que disparan múltiples inscripciones
de sentido; se generan apropiaciones de sentido en diferentes grados de violencia
simbólica; se instituyen mitos, ilusiones y utopías; sus reglas de funcionamiento organizan
redes de significaciones imaginarias que inscriben al grupo en su posición institucional y
dan forma a sus contratos; se ponen en acción juegos de poder, jerarquías y
apropiaciones materiales. ¿Puede pensarse que todo esto es producto de una sola línea
organizacional? A partir de allí es que se orienta la indagación hacia la necesidad de
abordajes transdisciplinarios para la teorización de lo grupal.
Un criterio transdisciplinario supone un trabajo de elucidación crítica sobre los cuerpos
teóricos involucrados, implica el abandono de cuerpos hegemónicos de disciplinas “reinas"
a cuyos postulados, códigos y orden de determinaciones se subordinan disciplinas
satelizadas. De esta forma los cuerpos teóricos funcionan como "cajas de herramientas”,
es decir, aportan instrumentos y no sistemas conceptuales; instrumentos teóricos que
incluyen en su reflexión una dimensión histórica de las situaciones que analizan;
herramienta que junto a otras herramientas se produce para ser probadas en conexiones
múltiples, locales y plurales con otros quehaceres teóricos. Un enfoque transdisciplinario
presupone un desdisciplinar las disciplinas de objeto discreto y seguramente en el plano
del actuar, cierto desdibujamiento de los perfiles de profesionalización, por lo menos en
aquellos más rigidizados. Los criterios transdisciplinarios se sustentan, justamente, a partir
de una elucidación crítica de este tipo de localizaciones, buscando nuevas formas de
articular lo uno y lo múltiple.

En función de lo aquí esbozado es que se ha propuesto pensar los grupos, más como
campos de problemáticas que como campos intermediarios entre lo individual y lo social;
en ese sentido es que se los enuncia como "nudos teóricos", aludiendo al des-
disciplinamiento disciplinario que se vuelve necesario instrumentar para su
conceptualización.

En cada acontecimiento grupal operan todas las inscripciones transversalmente;


obviamente, no todas se vuelven evidentes pero siempre están ahí, altamente eficaces,
altamente productivas. La noción de atravesamiento se ofrece como una herramienta
válida en el desdibujamiento de los grupos islas, como también para repensar lo singular y
lo colectivo por fuera de la tradicional antinomia individuo-sociedad (esto último en tanto
implica significantes sociales operando, no como efecto de influencia sobre el individuo,
sino como fundantes del sujeto.). Al pensar los grupos en el atravesamiento de sus
múltiples inscripciones se crean las condiciones de posibilidad de incluirlos en campos de
análisis más abarcativos.

Un número numerable de personas


Una de las especificidades de lo grupal la constituyen los enlaces identificatorios presentes
en todo fenómeno colectivo que cuando adquieren características propias, a diferencia de
una reunión de individuos innumerables, tales agrupamientos se constituyen en un número
numerable de personas. Esto nos ha permitido elucidar las condiciones estructurales por
las que el sujeto hace masa: aquello que no puede dejar de hacer por el hecho de ser
sujeto.

El carácter numerable del grupo introduce peculiaridades de los procesos identificatorios,


en tanto los cuerpos de los otros se hacen discernibles. Algo hace nudo. La distribución
circular del dispositivo opera efectos más allá de lo espacial, haciendo posible una
particular organización de los intercambios entre los integrantes; todos están expuestos a
la visión de los otros y pueden, a su vez, ver a todos y a cada otro. Se producen así juegos
de mirada que desencadenarán resonancias fantasmáticas y harán posibles, o no,
procesos identificatorios y transferenciales. Tal peculiaridad identificatoria en red hace del
pequeño grupo un nudo. Se propician, de tal modo, singulares anudamientos y
desanudamientos que orientan al pequeño colectivo por los avatares de sus producciones,
institucionalizaciones y disoluciones.

Relación entre resonancia fantasmática e identificación. ¿Con qué, con quién, cómo, se
produce un enlace identificatorio? En primer lugar, la pregunta no es con quién, sino con
qué, el quién, personaje sostenido por algún integrante del grupo abre el con qué, ¿con
qué singularidad de algún rasgo de ese personaje se juega un enlace identificatorio?, con
aquel rasgo que resuena por similar u opuesto, complementario, suplementario; con
aquella posición en la escena fantasmática motivo de sus repeticiones. Resonancia
fantasmática, condición estructural para que el sujeto haga nudo. Fantasma: escena donde
repite una posición insistente. Repetición recreada en el espacio grupal. Repetición que en
el mismo acto de repetir difiere en las sutilezas de los engarces de fantasma y
cotidianeidad. Repetición que aspira, al desplegarse dramáticamente, a explorar otras
posiciones de su teatro interior.

¿Qué acontece cuando un número numerable de personas hace nudo? Se producen redes
de procesos identificatorios y transferenciales propios y únicos de ese grupo. Puede
considerarse que dicha red constituye una primera formación grupal. Pero aquí no se
agota la productividad de ese pequeño colectivo. El grupo, en tanto espacio táctico, genera
efectos singulares e inéditos, despliega la producción de sus formaciones, la generación
de multiplicidades imaginadas e imaginarias, invenciones simbólicas y fantasmáticas. En
síntesis, un grupo inventa sus formaciones, es decir inventa las formas o figuras de sus
significaciones imaginarias. Estas sostienen la tensión de inventarse en su singularidad y
en su atravesamiento socio-histórico-institucional.

Cada grupo construye sus ilusiones, mitos y utopías. Son aquellas significaciones
imaginarias que un pequeño colectivo produce como sostén de sus prácticas. Si debiera
hablarse de un "algo común" que los grupos producen, éste son estas formaciones
grupales; tienen como condición necesaria la llamada "resonancia fantasmática" y los
procesos identificatorios. Estas producciones colectivas son componentes siempre
presentes en los grupos, orientan muchos de sus movimientos, son absolutamente
singulares de cada grupo y suelen ser de gran incidencia en las formas o estilos de trabajo
de un grupo. Los mitos grupales suelen ser elaboraciones noveladas de su origen, del
porqué de su existencia, pero vividos por sus integrantes como su momento fundacional
real; junto con sus utopías harán posible la novela grupal, propia de ese grupo. Mientras
que los mitos suelen referir a la historia, las utopías a los proyectos, a lo prospectivo.
Nada de lo común es homogéneo. El algo en común no significa subjetividades
homogeneizadas. Al mismo tiempo, resaltar la singularidad no implica invisibilizar las
producciones colectivas. El desafío insiste: sostener la tensión singular-colectivo.

Se hace necesario precisar el sentido del término imaginario cuando es empleado en


expresiones tales como significaciones imaginarias, imaginario social, imaginario
institucional, imaginario grupal, etcétera. En primer lugar es necesario distinguir
taxativamente esta acepción del significado que tiene corrientemente en psicoanálisis:
imagen de, especular.
Con el término imaginario social aludimos al conjunto de significaciones por las cuales un
colectivo, una sociedad, un grupo, se instituye como tal. Constituye sus universos de
significaciones imaginarias que operan como los organizadores de sentido de cada época
del social-histórico, estableciendo lo permitido y lo prohibido, lo valorado y lo devaluado, lo
bueno y lo malo, lo bello y lo feo.
También debemos distinguir lo imaginario radical de lo imaginario efectivo (o lo imaginado). El
primero es aquella instancia por la cual el social-histórico inventa, imagina nuevos conjuntos de
significaciones; constituye, por lo tanto, una potencialidad instituyente, transformadora, productora
de utopías. Lo imaginario efectivo, por el contrario, tiende a la reproducción-consolidación de lo
instituido; cuenta para ello con mitos, rituales y emblemas de gran eficacia simbólica y en el
disciplinamiento de imágenes, anhelos e intereses de los integrantes de una sociedad.
Si se intenta pensar esta noción en el campo grupal, podría afirmarse que las ilusiones,
mitos y utopías que un grupo produce forman una suerte de imaginario grupal en tanto
inventan un conjunto de significaciones, propias y singulares de ese grupo, pero tributarias
de las significaciones imaginarias institucionales que atraviesan el nudo grupal como
también de las significaciones imaginarias de la sociedad donde se despliegan sus
dispositivos.
Se vuelve así pertinente re-pensar la dimensión ilusional de los grupos. Lo ilusorio ya no
será únicamente mera ficción a des-ilusionar, sino que también será la dimensión desde
donde se producen las significaciones imaginarias que organizan-desorganizan tal
colectivo.

La relación texto-contexto grupal


Tradicionalmente, esta relación suele expresarse también en términos antinómicos, tales
como el "adentro" y el "afuera" grupal; se propone, entonces, la interrogación de las
supuestas barreras adentro-afuera grupal. Se piensa que el llamado contexto es, en rigor,
texto del grupo; es decir que no hay una realidad externa que produce mayores o menores
efectos de influencia sobre los acontecimientos grupales, sino que tal realidad es parte del
propio texto grupal, en sus diversas modalizaciones; es por ende fundante de cada grupo:
más que escenografía, drama grupal. La palabra con-texto alude a aquello que va con el
texto, que lo rodea.
¿Qué son esos textos, esas "escrituras", en un grupo? Se hace referencia a las formas
propias en las que el grupo construye aquello que lo refiere a su productividad, lo que en
un grupo acontece, las formas propias que un grupo produce (en ese sentido, sus
escrituras).
El texto grupal tiene un poder generador de sentidos. Implica un juego infinito, no agota su
productividad: los textos del grupo son inagotables. Así, no sólo lo dicho y lo no dicho -
orden del lenguaje, plano discursivo- sino también los movimientos corporales, los
movimientos espaciales, los silencios, los pactos, etc., van conformando el complejo
entramado de las configuraciones o formas de un grupo, que en un juego inagotable son, a
su vez, generadores de otros múltiples sentidos. Estas consideraciones intentan desdibujar
el adentro y el afuera grupal en tanto entidades sustancializadas y pensadas en pares de
opuestos; es refutando este criterio antinómico que se afirma que el contexto es texto
grupal y que el texto, a su vez, es generador de múltiples sentidos.
Así, al desdibujar el adentro-afuera, el arriba-abajo, los nudos grupales pueden ser
pensados como complejos entramados de múltiples inscripciones. Nudo. Múltiples hilos de
diferentes colores e intensidades lo constituyen: deseantes, históricos, institucionales,
económicos, sociales, ideológicos, etcétera. Complejo entramado de múltiples
inscripciones: todo está ahí latiendo; todas las inscripciones están presentes en cada uno
de los acontecimientos grupales; pensar la cuestión de esta manera implica, obviamente,
aceptar que en un grupo se están generando muchísimas más producciones que aquellas
que pueden leerse o anunciarse.

La latencia grupal
Todo está ahí, latiendo. Es frecuente pensar lo latente como lo que está debajo, en las
profundidades, por lo tanto oculto, y de tan oculto verdadero… Desde tal perspectiva la
función de la intervención interpretante es llevar a la superficie las verdades que emergen
de las profundidades, construyéndose una particular correspondencia entre lo oculto y lo
verdadero. Pensar lo latente como lo que late ahí todo el tiempo, insistiendo en la escena
grupal. A partir de la figura del grupo como nudo, se pretende problematizar el adentro y el
afuera, el arriba y el abajo grupal; sus múltiples hilos se entrecruzan y lo que resalta no
son ya los hilos fundantes sino el nudo que han formado: ¿cómo delimitar ahora arriba-
abajo y adentro-afuera? La insistencia de lo discontinuo es lo que permite detectar los
puntos de condensación, los pliegues; más que búsqueda de las profundidades hacer
visible lo que sólo es invisible por estar demasiado en la superficie de las cosas. Interrogar
críticamente.

Lugar del coordinador


Cuando los psicoanalistas incorporan a su trabajo con grupos reglas, técnicas y conceptos
teóricos del dispositivo psicoanalítico, produjeron un importante descentramiento. Crearon
las condiciones para hacer posible la separación del lugar de la coordinación de los
liderazgos superando gran parte de los efectos de sugestión y del tipo de violencia
simbólica que ella implica. Asimismo, expresiones tales como “mi grupo” por parte de un
coordinador, más que alusiones identificatorias expresaban un deseo inscripto en criterios
ideologizados de propiedad.
Estas sucesivas puntualizaciones redefinieron el lugar de la coordinación con respecto al
coordinador-líder de la microsociología. De todas formas quedó abierto otro problema: al
organizar la lectura de los acontecimientos grupales desde una teoría de la
representación-expresión, crearon las condiciones para que el coordinador quede
posicionado en un lugar de “saber lo que al grupo le pasa”; tal coordinador ya no es un
líder, queda investido en un coordinador oráculo; sólo él puede leer el sentido de los
efectos de estructura.
Actualmente, otro descentramiento se vuelve posible en tanto la función interpretante se
propone puntuar insistencias, interrogar rarezas, resaltar sinsentidos, enunciar paradojas,
etcétera. Ellos laten-insisten en los textos grupales; el coordinador desde su implicación -y
no fuera- sólo registra algunos. Por ende, función interpretante realizada desde un lugar de
ignorancia. De tal modo, otro requisito se agregará a los ya enunciados: la renuncia al
saber de la certeza. Múltiples sentidos y algún sinsentido que circulan entrecruzados en el
acontecer grupal; la intervención interpretante al puntuar algunos de ellos intenta evitar el
cierre-obturación que toda evidencia de verdad produce. De esta forma la coordinación
hace posible aperturas a nuevas producciones de sentido. El coordinador no es el
poseedor de una verdad oculta, sino alguien interrogador de lo obvio, provocador-
disparador y no propietario de las producciones colectivas; alguien que más que ordenar el
caos del eterno retorno busca aquella posición que facilite la capacidad imaginante
singular-colectiva.
Forma de interpretación que puntúa insistencias, interroga rarezas, resalta sinsentidos y
paradojas. Lugar de coordinación que renuncia a un saber de certezas, evita el cierre de
sentidos que las evidencias de verdad producen de manera tal de situar la coordinación en
aquella posición que facilite la capacidad imaginante singular-colectiva.

En la figura del coordinador no sólo se transfieren imagos familiares, sino también


transferencias institucionales; así muchas veces éste es vivido como el "representante" de
la institución donde el grupo inscribe su práctica. Y lo que es más, estas transferencias
institucionales transfieren dimensiones actuales del conflicto social. Este criterio amplio de
transferencia suele quedar en invisibilidad en la lectura de los acontecimientos grupales;
cuando así sucede se produce un particular reduccionismo. Se instrumenta allí una noción
de fantasma "privatizado", es decir vaciado de sus posibles afectaciones institucionales,
sociales y políticas. De tal forma, se crean las condiciones para descontextuar al grupo.
Pero, si el contexto es texto grupal, en realidad, de-textúan, es decir vacían, exilian,
desterritorializan del propio grupo la dimensión socio-institucional que late en él
permanentemente.

La dimensión institucional de los grupos


Se interroga si la ligadura del grupo con los acontecimientos de la realidad "exterior", se
produce sólo cuando lo social adquiere un significativo nivel de turbulencia, o si hace a una
constante de su funcionamiento. Más bien podría pensarse que este entramado es
constitutivo de lo grupal. Así, se mostró la necesidad de reflexionar sobre las formas
permanentes de relación entre lo grupal y lo social. Una de ellas es, sin duda, la dimensión
institucional.
Puede decirse que la dimensión institucional tiende a normativizar el tipo de enunciados
que es pertinente en cada una de ellas autorizando algunos y excluyendo otros. En ese
sentido una institución es una red simbólica socialmente sancionada en la que se articula
junto a su componente funcional un componente imaginario.
Desde esta noción de institución, puede pensarse a los grupos desplegándose en lo
imaginario institucional donde inscriben sus prácticas; lo imaginario institucional tanto
puede promover como dificultar las actividades de grupo. En ese sentido es que se
considera restrictivo leer todos los procesos que en un grupo acontecen sólo desde los
llamados dinamismos propios de un grupo o desde el producto de las resonancias
fantasmáticas de las singularidades que componen tal colectivo.
Cuando se implementan dispositivos grupales en instituciones escolares primarias -y más
frecuentemente secundarias- al dar la consigna de agruparse en círculo suelen aparecer
chistes, risas, miradas cómplices entre los alumnos, etc.; éstos suelen explicitar en tales
casos el riesgo que el dispositivo montado le ofrece en tanto quedan todos bajo una
mirada de control por parte del docente. En el grupalismo el propósito de la organización
circular del espacio se sostiene en la intención de favorecer determinado tipo de enlaces-
desenlaces de las subjetividades que se supone ha de propiciarse al estar todos a la vista
de todos. Sin embargo, para los alumnos-integrantes de la institución escolar- esto se
inscribe en un eventual propósito de vigilancia y control.

Complejidad
"Todo está en todo y recíprocamente" dice Morin para no dejar dudas acerca de la
condición sistémica del universo y todo lo que lo compone. Esta afirmación enfrenta a esa
especie de lógica del desguace que primó durante siglos y que instituye las operaciones
de división, separación y simplificación como método de conocimiento. Esta lógica
disyuntiva y reductora que es la que todavía impregna toda nuestra educación, establece
que, para conocer, es preciso separar al objeto de su entorno y aislarlo en condiciones
especiales. "En la escuela hemos aprendido a pensar separando" dice Morin: Geografía
por un lado, Historia por otro, Química, Física, Arte, costumbres; y podríamos agregar
nosotros: en ningún lugar se vuelve a juntar eso que se ha separado tan cuidadosamente.
Tres aportes fundamentales
La edad Moderna, con sus desarrollos científicos y tecnológicos, desplazó a los
paradigmas que habían reinado en la antigüedad, acabando con aquella imagen de mundo
encantado, un mundo dotado de una unidad proveniente de la común pertenencia de todo
a la Creación, en el que se concebía la interdependencia de los fenómenos materiales y
espirituales, un mundo en el que había lugar tanto para el desarrollo conceptual como para
el mito y la leyenda. La convicción de una Tierra centro del universo, de mares poblados
de monstruos y sirenas, de bosques encantados, de duendes y magos, de historias
fantásticas, de héroes y dioses, pero también de desarrollos filosóficos, de artesanías de
gran complejidad, de máquinas de guerra y de vastos imperios, formaban parte del mundo
antiguo.
- Hasta que este mundo comienza a oír voces que cuestionan sus creencias y proponen
cambios profundos en las certezas conocidas hasta entonces. Una de estas voces es la
de Galileo Galilei quien probará la experiencia de desafiar los conceptos establecidos, al
enfrentarse a una acusación de herejía por difundir las ideas copernicanas acerca de que
el sol permanece inmóvil y es el centro del universo, y no la Tierra como había establecido
Ptolomeo y aceptaba la Iglesia como verdad indiscutible (la Tierra, centro de la Creación,
no podía ser otra cosa que el centro del universo).
- René Descartes será, precisamente, otro de los pilares que fundamentan los paradigmas
de la ciencia moderna. Preocupado por encontrar una verdad indudable, utiliza el recurso
de la duda metódica para desechar cualquier conocimiento que pueda ponerse en duda.
Así, desestima la información proporcionada por los sentidos, puesto que está claro que
estos son fuente de error y engaño. Debe, entonces continuar buscando algo que le
resulte indudable. La actividad de la duda, como función de su pensamiento, le permite
formular la frase que pasó a la historia: pienso, luego existo. Esto, que es llamado la
constitución autónoma del sujeto, significa un paso en la afirmación de este
término, sujeto, sin necesidad de recurrir a la acción divina.
- El tercer aporte es el de Isaac Newton. Sus ideas, que contribuyeron a forjar la ciencia
de Occidente, pueden ser sintetizadas en un mensaje de simple enunciación: el Universo
es ordenado y está sujeto a leyes, las que se expresan en lenguaje matemático. El
hombre, a través de la ciencia, puede descubrir esas leyes y, en consecuencia, operar
sobre el Universo.

El edificio de la ciencia moderna


- Existencia de leyes de la naturaleza: el mundo puede ser descripto según leyes físicas
simples
- Tiempo y espacio son absolutos, están presentes antes de la aparición de los objetos.
- Determinismo: relación causa- efecto
- El azar, el caos, las paradojas quedan fuera de esta ciencia
- Surge la noción de “objetivo” que se usa hasta la actualidad “una visión desde ninguna
parte”, un conocimiento sin un sujeto cognoscente
¿Qué pasó con las disciplinas sociales?
- Desde esta perspectiva las ciencias para ser tales deberían adaptarse a los
requerimientos científicos.
- Intentar construir situaciones de laboratorio y definiciones físicas para el campo subjetivo,
llevó a una distorsión del objeto de estudio y a las disciplinas sociales a un callejón sin
salida.

Reversibilidad, objetividad, eternidad  Historia; Presencia del sujeto; Relatividad de


tiempo y espacio  Complejidad

Paradigma de la Complejidad:
- Su mayor exponente es Edgard Morin
- La complejidad aparece cuando hay dificultades empíricas (todas las cosas están ligadas
entre sí: efecto mariposa) y dificultades lógicas (cuando la lógica deductiva es insuficiente
para dar una prueba en un sistema de pensamiento).
- Todo está en todo y recíprocamente.
- La complejidad nos lleva a entender que jamás podremos escapar de la incertidumbre y
por lo tanto no podremos tener un saber total

Vivimos bajo el imperio de los principios de disyunción, reducción y abstracción, cuyo


conjunto constituye lo que se denomina el Paradigma de la Simplicidad. El pensamiento
simplificante es incapaz de concebir la conjunción de lo uno y lo múltiple.
Así es que llegamos a la inteligencia ciega. La inteligencia ciega destruye los conjuntos y
las totalidades, aísla todos sus objetos de sus ambientes. Esos errores, ignorancias,
cegueras, peligros, tienen un carácter común que resulta de un modo mutilante de
organización del conocimiento.
¿Qué es la complejidad? La complejidad es, efectivamente el tejido de eventos,
acciones, interacciones, retroacciones, determinaciones, azares, que constituyen nuestro
mundo fenoménico. Así es que la complejidad se presenta con los rasgos inquietantes de
lo enredado, de lo inextricable, del desorden, la ambigüedad, la incertidumbre…
Mi propósito aquí es el sensibilizarse a las enormes carencias de nuestro pensamiento, y
el de comprender que un pensamiento mutilante conduce, necesariamente, a acciones
mutilantes. Mi propósito es tomar consciencia de la patología contemporánea del
pensamiento. La enfermedad está en el doctrinarismo y en el dogmatismo, que encierran a
la teoría sobre ella misma y la petrifican.

Principios de la Complejidad:
- dialógico: hay dos lógicas, dos principios que no están simplemente yuxtapuestos, son
necesarios uno para el otro, son complementarios, pero también antagonistas.
- recursividad organizacional: para darle significado yo utilizo el proceso del remolino.
Cada momento del remolino es producido y, al mismo tiempo, productor. La sociedad es
producida por las interacciones entre individuos, pero la sociedad, una vez producida,
retroactúa sobre los individuos y los produce.
- hologramático: la idea del holograma trasciende al reduccionismo que no ve más que las
partes, y al holismo que no ve más que el todo. Es, de alguna manera, la idea formulada
por Pascal: <<No puedo concebir al todo sin concebir las partes y no puedo concebir a las
partes del todo sin concebir al todo>>.

Apuntalamiento
Este concepto tiene origen en Freud. Se trata de una noción que tuvo una cierta utilización
sobre todo en una figura que es la elección de objeto anaclítico, que significa “apoyarse
en”.
Kaes sostiene que es un concepto apto para dar cuenta de las relaciones entre la psiquis,
el cuerpo, el grupo y la cultura. Psiquis y grupo están dentro de un mismo núcleo por la
proposición de que la psiquis tiene una estructura grupal, que es una internalización, una
constitución hacia el interior del sujeto de los grupos en los cuales él se ha conformado
como sujeto. Pero a la vez hay conexiones que unen ese núcleo con dos bordes: uno es el
de la cultura, lo histórico-social, las significaciones imaginario-sociales, y otro es el borde
de lo corporal o biológico. La articulación del psiquismo con el mundo histórico social es
una relación de inherencia: una cosa no puede ser pensada sin la otra; no puede pensarse
en un despliegue del histórico social si no mediara el juego de la imaginación radical,
creadora del mundo de lo simbólico, de las instituciones, y recíprocamente tampoco puede
pensarse un psiquismo que no esté constituido desde la institución social.

Cultura <-----> Psiquis.Grupo <------> Cuerpo

Orígenes del concepto


El apuntalamiento no es una cosa, no es un estado; es un movimiento. Se trata del pasaje
de una situación en donde a algo le falta apoyo, y el apuntalamiento mismo sería el
movimiento de encontrar apoyo a través de algo que funciona como intermediario. Ese
algo que falta, se lo encuentra en un movimiento; y para que en ese movimiento se
produzca el resultado que se busca, que es estar vertical, apoyado, algo tiene que
funcionar como intermediario.
El término alemán “anhleung” utilizado por Freud tiene un triple significado: apoyo, modelo,
y resquicio o entreabertura. Kaes retrabaja estos tres significados y establece un status
particular del concepto de apuntalamiento:
- La idea de apoyo se corresponde con el concepto corriente de sostén: uno de los
términos soporta al otro, es decir sugiere, aunque no en forma absoluta, un carácter
unidireccional. La relación de apoyatura es recíproca y simultánea entre apoyante y
apoyado. Así por ejemplo el narcisismo de los padres se apoya sobre el bebé y éste, a su
vez, apoya su narcisismo en sus padres.
- La idea de modelo tiene que ver con que en la relación con las estructuras apoyantes el
psiquismo se va modelizando, es decir que interviene el proceso identificatorio.
- En cuanto a la noción de entreapertura o resquicio, ésta indica a su vez el límite y la
continencia entre lo que apoya y lo apoyado. “El concepto de apoyo implica la idea de que
los elementos en apoyo están a la vez separados y abiertos sobre una de sus fases”. Esto
se relaciona con la posibilidad de que distintas instancias jueguen un papel contenedor.
Se trata de un espacio que permite el proceso de transcripción.
Cuando se habla de apuntalamiento se incluye, de esta manera, estos tres aspectos
diferenciables y articulados entre sí.

El concepto de apuntalamiento pone el acento en lo que amenaza con caerse y reclama


una consolidación, un refuerzo. Implica la presencia permanente de movimiento de apoyos
y de desapoyos, de aperturas y cierres, de crisis y de creación. Kaes considera que el
apuntalamiento se produce en relación a la estructura pulsional, al cuerpo, a la función
materna y paterna, a los grupos, a las instituciones, y, por intermedio de estos, a lo social
en su conjunto. El apuntalamiento es múltiple o reticular, mutuo y crítico.

En cuanto a la idea de entreapertura, Kaes reconoce como antecedentes de su propuesta


a la problemática del espacio transicional de Winnicott en relación con la unión y
separación, la del encuadre de Bleger en relación con lo continuo y lo discontinuo, y la
función alfa, contenedora, de Bion en relación con la cuestión del continente y el
contenido.
En el pensamiento de Freud hay tres momentos en el desarrollo del concepto de
apuntalamiento:
- El primero de ellos se refiere a la emergencia del psiquismo a partir de lo biológico. En el
nivel biológico o corporal encontramos el plano de las necesidades básicas (agua, comida,
aire), y el objeto específico de un recién nacido es la leche y la función que se cumple es la
satisfacción de esa necesidad (alimentarlo). A este nivel de necesidades, Freud las llama
pulsiones de autoconservación o del yo (tienen que ver con la preservación y desarrollo de
la vida misma en su sentido más primario). La satisfacción de las necesidades ya no se da
de manera automática, sino que, y este es uno de los requisitos para el surgimiento del
psiquismo, el bebé debe dar lugar al llanto, en llamado de la madre, del objeto auxiliar que
resuelva las necesidades del bebé. Freud ya decía en Psicología de las masas que la
psicología individual es psicología social porque el otro siempre está incluido en el aparato
psíquico como objeto, auxiliar o adversario. Al tiempo que se cumplen estas funciones
biológicas, se estructura la relación con el pecho, que para el PSA no es ya el objeto de la
necesidad sino del deseo. Allí se despliega la dialéctica de la presencia/ausencia de la
madre, lo que va a llevar a que cuando el pecho no esté, haya que representárselo,
fantasearlo, y va a producir placer. Entonces, lo que en el plano biológico son las
necesidades, en el plano psíquico son las pulsiones sexuales que buscan, no ya la
satisfacción de la necesidad, sino la realización del deseo. Freud dice que el primer desear
es la investidura alucinatoria de las huellas mnémicas de las primeras experiencias de
satisfacción, donde la pulsión sexual es algo que tiene que ver con el plus de placer o
eroticidad que implica toda experiencia de satisfacción o frustración. El psiquismo
entonces, emerge apoyado, apuntalado en el cuerpo biológico. Se percibe con claridad
que hay un salto, un cambio de nivel, un movimiento de transcripción de un nivel a otro: el
apoyo de la pulsión sexual sobre las pulsiones de autoconservación.
- Apoyo del psiquismo naciente sobre la psique materna: el rudimento del yo del infans se
apoya sobre el psiquismo de la madre. En el nacimiento el ser humano está en una
situación de casi absoluta indefensión y desvalimiento. El concepto de desamparo es
central en este razonamiento: se corresponde con los procesos de prematuración propios
de los primates superiores. Una amplia diversidad de especies animales, cuando nacen,
están ya prácticamente “realizadas” respecto de las habilidades que requieren para vivir.
Se puede apreciar la diferencia con un ser humano, que es francamente inútil al nacer,
pero también lo es a los 2, 5, 10 años, etc. Desde el punto de vista biológico también está
incompleto; por ejemplo aún no están mielinizadas las fibras nerviosas. Entonces, el
desvalimiento inicial tiene una expresión subjetiva: la angustia del desamparo. En el
desamparo se tiene la vivencia de que se corre un riesgo vital si no es auxiliado por
alguien.
El bebé en ese estado de indefensa y desamparo, puede ser invadido por los estímulos
externos, aunque esté protegido por lo que se llaman los umbrales de la percepción, que
en un niño pequeño son mucho más alto que en un adulto. Ahora bien, de los estímulos
internos, tales como el hambre, el dolor, la irritación, es imposible huir. Freud dice que,
ante ello, la madre funciona como barrera de protección antiestímulo. Frente a la
posibilidad de que el bebé sea inundado de un modo traumático y destructivo por lo
estímulos, tanto internos como externos, la madre evita, filtra, contiene y significa. El
aparato psíquico de la madre, durante un largo período, funciona como membrana
protectora y constructora del aparato psíquico del bebé. Ahora bien, ¿cómo hacen las
madres para saber –después de un cierto período de interacción-, apenas escuchan al
bebé, que éste tiene hambre y no sueño, o que, en realidad, está paspado en vez de tener
hambre? Durante el intenso y vital período de la crianza, en las madres se borronea
selectivamente aspectos de su perfil de sujeto subjetivado, con una vida autónoma, propia,
y hasta cierto punto pasan a ser un apéndice del bebé. Winnicott llama locura materna a
este tipo de conexión de la madre con el bebé en los primeros meses de la vida y así
sostiene que una madre bastante buena no duda: sabe. La membrana que hace a la
constitución de la madre como ser subjetivado, separado de los otros, individuado, en la
parte que se relaciona con el bebé se borra bastante y se potencia enormemente lo que
Kaes llama un fenómeno de transubjetividad. Lo transubjetivo es, precisamente, una
manifestación de borradura de la membrana de la subjetividad individuada, y ello a su vez
permite un código de conexión muy arcaica con los otros.
Lo descrito es el apuntalamiento del psiquismo del bebé sobre el psiquismo de la madre o
de la función materna. En este período, la fusión del bebé en la madre es asimétrica, ya
que el bebé dispone de un aparto psíquico muy rudimentario, al punto que, si quitáramos
esa fusión con la madre, quedaría poco. En este período, la madre funciona como modelo
para el bebé. Cuando la madre recibe el llanto del bebé y dice: esto es hambre, eso es
sueño, esto es incomodidad, y, en general, acierta con este tipo de cosas, ejerce lo que
Piera Aulagnier llama la violencia de la significación. Esto es, imponer la significación al
otro. No habría otro modo de ingresar en el mundo de las significaciones si no fuese
porque el adulto, del cual se depende en forma absoluta en este período, no impusiera las
significaciones que tiene del mundo. Es la madre y en entorno humano quien le significa el
mundo con acciones: dándole de comer, limpiándolo, haciéndolo dormir, mirándolo, con
palabras, etc.
Ya hicimos algunas referencias a la elección de objeto por apuntalamiento: esto se refiere
a aquellas elecciones de pareja que se hacen sobre el modelo de la relación con la madre.
Esto puede ir desde elegir a alguien que, por el olor o la textura de la piel, haga recordar a
la propia madre. Esta elección de objeto anaclítica o por apuntalamiento va a ir desde
estos elementos tan arcaicos hasta otro tipo de atributos más abstractos o
despersonificados, como elegir al otro por sus cualidades protectoras, nutricias,
continentes, afectivas, que se corresponden con los rasgos de la función materna.
- Apoyo del conjunto madre/hijo sobre la institución social (apuntalamiento del psiquismo
en las instituciones o la cultura). Esa madre, no sólo como cuerpo biológico sino también
como psiquismo, está incluida y determinada, en primer lugar, por la relación con el
marido, con el grupo familiar y por todo el entorno cultural y social. Esta función materna, y
el estado fusional con el bebé está encastrado en un conjunto de reglas, relaciones,
prescripciones y prohibiciones sociales, esto es: simbólicamente ordenadas y
antropológicamente fundadas. Qué es ser una madre tiene una determinación histórico-
social propia de los regímenes de producción de subjetividad singulares de cada etapa
histórica y del imaginario vigente. Cuando un bebé llora, ¿se le debe dar inmediatamente
la teta, o es cada tres horas?, ¿el amamantamiento es a demanda o pautando el ritmo?
Cuando se despierta varias veces a la noche y despierta a todos, ¿qué hay que hacer?
Está claro que éstos son conjuntos culturales. Una madre como sujeto socializado, que se
ha conformado de acuerdo a significaciones establecidas acerca de qué es ser madre. Así,
la madre está sumergida dentro de una organización cultural. La madre y el padre no son
solamente el primer grupo: la madre y el padre son claramente la sociedad y la historia en
personas inclinadas en la cuna del recién nacido, que hablan, y eso es algo social. La
lengua como instrumento de socialización, a través del cual se expresan y transfieren las
significaciones de la sociedad. El psiquismo existe como tal, en la medida en que tiene una
relación de apuntalamiento con la frontera biológica, por un lado y, por el otro lado, la
frontera histórico-social.

La dimensión crítica
El concepto de apuntalamiento es impensable si no actúa en conjunto la dimensión de la
crisis. El apuntalamiento es una estructura intermediaria que se construye en aquellas
situaciones críticas que no son excepcionales, sino que son regulares.
La dimensión crítica implica también una proposición antropológica, porque plantea que es
inherente al ser humano, como al mundo y a la sociedad, una propensión, una
probabilidad alta, de que se vayan cursando situaciones críticas cada tanto y que el
desarrollo de ciertas estructuras sea precisamente un efecto posible de las crisis. El
nacimiento implica una situación de crisis decisiva; la estructura del apuntalamiento
permite que se curse esa crisis y que de su resultado emerja la estructura psíquica.
Desde este punto de vista se concibe al ser humano como producto de crisis sucesivas, de
la cual la primera sería la del nacimiento y precisamente allí trabaja la estructura del
apuntalamiento.

La transicionalidad
Winnicot propuso el concepto de objetos y fenómenos transicionales. El prototipo del
objeto transicional es el osito de peluche, la frazadita, la sabanita, que el bebé muerde,
chupa. Se sabe que el objeto transicional calma la angustia de separación, representa el
vínculo contenedor y amparador con la madre. Al chico le cuesta dormir, y la madre tiene
que quedarse un rato con él; el osito con el que el chico se duerme tocándolo, no por
casualidad es de felpa, de una textura parecida a la piel, que representa el contacto del
bebé con la piel materna. Ese objeto está en el lugar lógico de la madre, pero no es la
madre; es lo que media entre el yo del bebé y la madre en su función protectora. El objeto
transicional no se abandona nunca, siempre está disponible.
Tiene además su estatuto paradojal. Porque no es la madre, no es el bebé. Está entre los
dos y además está prohibido preguntar de quién es; está prohibido denunciar la paradoja,
puesto que hacerlo destruiría su carácter de intermediario. Se pone en juego activamente
enlazando dos campos mentales. No es la mamá pero la representa. No es el bebé pero
representa el vínculo del bebé con la madre. Esto es lo básico del objeto transicional.
Desde esta plataforma podemos pensar en lo que Winnicott enuncia como espacios y
fenómenos transicionales que tienen esta característica de ser lo que está en el medio de,
lo que permite la articulación de dos campos, sin ser ni uno ni el otro, sino justamente estar
operando en la transición. En el espacio transicional no hablamos de cosas, sino de
aquello donde sucede algo del orden del vínculo y del enlace de alguna cosa con otra.
El trabajo del apuntalamiento sucede precisamente en un espacio transicional. De ahí que
sea importante entender que si pensamos en lo transicional como un espacio, ese espacio
no puede ser tan pegado como era en el momento de la fusión inicial. Si hay absorción
mutua de los elementos de la relación, al no haber separación, no emerge el psiquismo, ya
que para que el psiquismo emerja tiene que haber separación. Cuando hay absorción
mutua de los dos elementos, no hay espacio de transcripción; el puntal y lo apuntalado
hacen un cuerpo común. La escansión presencia-ausencia del objeto auxiliar es necesaria
para que el objeto pueda ser representado; un objeto permanentemente presente no es
necesario representarlo.
En la clínica se constata esto; cuando una madre está demasiado encima de su hijo, se
anticipa a sus movimientos pulsionales antes de que éstos surjan, lo despierta para comer
antes de que llore, literalmente lo asfixia; pero no por “sobreprotección”, como se suele
decir, sino por su propia necesidad de estar encima de la criatura para sostenerse ella. Se
percibe también en esas familias donde alguien habla, pero las cosas que dice pertenecen
al aparato psíquico de su madre, o su padre; no son propias, no están subjetivadas por su
propia fantasía; el que habla es evidente que es hablado por otro todo el tiempo. Una
persona que nunca pudo nacer psicológicamente, que implica separarse del otro que a
uno le dio vida.
A esto se lo llama espacio transicional saturado. Cuando hay sutura no hay posibilidad de
desarrollo del psiquismo, no se dan las condiciones necesarias para que el psiquismo sea
un proceso permanente de creación, de juego, de invención. Esto es la alienación: una
subordinación completamente acrítica y en posición de sometimiento a los enunciados del
poder, que en términos psicológicos sería el amo del objeto, el amo de la situación, el amo
de la significación.
El otro extremo patológico es cuando el espacio transicional es tan grande, que no se
puede sostener la esperanza razonable de que se va a encontrar algo del otro lado.
El espacio transicional está representando simultáneamente (éste es su carácter
paradojal) la conexión y la separación. Entonces, las patologías de la transicionalidad son
por un lado, el vacío y, por el otro, la sutura. Estos dos polos contrastan con la
transicionalidad verdaderamente lograda, donde existe ese espacio de entreapertura, que
permite el juego y la creación de representaciones que articulan el elemento propiamente
fantasmático, la realización de deseos, con formulaciones que son tanto formas como
contenidos provistos por la cultura, por el imaginario social.

Las características del apuntalamiento se ponen en evidencia con mayor claridad en las
situaciones de crisis. Estas implican una pérdida, una falta, una ruptura en relación a los
apoyos con que cuenta el psiquismo. La situación de crisis coloca al psiquismo ante una
vivencia de desamparo. El concepto de crisis puede articularse con el de transicionalidad,
dado que la transicionalidad implica la existencia de un espacio de elaboración de la
experiencia de ruptura tanto en la continuidad del sí mismo, como en la continuidad de las
relaciones con los objetos.
En lo que hace al apuntalamiento del psiquismo, la elaboración de una crisis puede seguir
tres caminos:
1) la sutura o reducción del espacio transicional
2) la existencia de un espacio vacío; esto significa una distancia exagerada en el sistema
de solidaridades recíprocas
3) la creación de un espacio transicional, espacio de la creatividad, en el que se producen
los procesos de transcripción
Kaes propone, a partir de sus ideas sobre la elaboración de las crisis y el
desapuntalamiento, que no es posible resolver ciertas crisis a nivel sólo personal, sin
establecer las condiciones de un trabajo psíquico a nivel del grupo. De esta manera el
grupo, que es utilizado espontáneamente como recurso durante las crisis (el ejemplo
clásico de la adolescencia), en las que se produce una ruptura en la continuidad de las
relaciones psicosociales, es también un instrumento privilegiado para el trabajo terapéutico
en estas situaciones.
El grupo permite una experiencia de reapuntalamiento de aquello que no llegó a
constituirse como realidad psíquica. “El grupo es investido con esta capacidad de albergue
psíquico, con la función de ser esta psique o de hospitalizar sus partes enfermas, donde se
pueda formar lo que no se ha constituido: el lugar donde las palabras que no fueron
dichas, las prohibiciones que no fueron promulgadas se puedan enunciar y puedan abrirse
su camino.” El grupo funciona como un aparato protésico en las situaciones de crisis y
desapuntalamiento. Desde este punto de vista, el grupo cumple para muchos sujetos una
función anaclítica.

En realidad, el concepto de apoyo o anaclisis (de la palabra alemana anlehnung, traducida


actualmente como apuntalamiento) fue recuperado de la obra de Freud por Laplanche y
Pontalis. En el Diccionario de PSA lo definen como “término introducido por Freud para
designar la relación primitiva de las pulsiones sexuales con las pulsiones de
autoconservación: las pulsiones sexuales, que sólo secundariamente se vuelven
independientes, se apoyan sobre las funciones vitales que les proporcionan una fuente
orgánica, una dirección y un objeto. En consecuencia, se hablará también de apoyo para
designar el hecho de que el sujeto se apoya sobre el objeto de las pulsiones de
autoconservación en su elección de un objeto amoroso, esto es lo que denominó Freud el
tipo de elección de objeto por apoyo.”

En primer término, apuntalamiento tiene estos aspectos:


- el apoyo de lo psíquico sobre lo biológico
- la relación de modelización del puntal sobre lo apuntalado a partir de la necesidad que
tiene el psiquismo naciente del otro psiquismo
- un movimiento de pasaje, de transcripción, una ruptura crítica, que implica cambio de
objeto y cambio de nivel que no es repetición, ni copia
De estos tres aspectos, el decisivo epistemológicamente es el tercero, al proponer una
concepción de la emergencia del psiquismo con toda la complejidad que requiere la
articulación inherente con lo histórico-social, y al evitar la recaída en determinismos
lineales tipo causa- efecto.
En segundo término, hay que tener en cuenta que el apuntalamiento es doble o recíproco:
el bebé se apoya en la madre, pero también es válido apreciar que la madre se apoya en
el bebé (para confirmar su rol maternal, para sentirse procreadora, etc.), y, al nivel general,
toda relación de apuntalamiento siempre es doble, mutua o recíproca. Los sujetos, como
ya vimos, se apuntalan en las instituciones. Pero esta relación es recíproca, porque las
instituciones deben estar sostenidas en el psiquismo de los sujetos para mantenerse y
reproducirse. En los sujetos vemos su papel activo en el sostenimiento y reproducción de
las instituciones que ellos mismos denuncian. No existiría el Estado actual si cada uno de
los habitantes de la situación no tuviese una concepción del Estado y un conjunto de
creencias desde la cual están sosteniendo la existencia de esto.
El tercer elemento es que el apuntalamiento, además de ser mutuo y recíproco, es siempre
múltiple, en red. Esto quiere decir que el apuntalamiento se da:
- sobre el propio cuerpo
- sobre la madre o función materna (y todos sus equivalentes más o menos imaginarios,
más o menos simbólicos: todo ámbito que se ofrezca al sujeto real o imaginariamente
como un lugar de amparo, protección o seguridad)
- sobre la cultura, las obras colectivas y las instituciones. Cuando uno de estos lugares del
apuntalamiento se resquebraja, cede, puede producirse un movimiento de repliegue sobre
otro de los apuntalamientos disponibles o la búsqueda de un proceso de creación de
espacios en donde se vuelva a construir un proceso de apoyatura. Desde este punto de
vista, el psiquismo es un proceso permanente de apoyo en lugar seguro, ruptura, crisis,
desapuntalamiento, búsqueda de reapuntalamiento, proceso de reapuntalamiento; es un
movimiento de cierres y aperturas todo el tiempo.

En las situaciones sociales de ruptura (migración, modificación brusca de paradigmas


sociales, situaciones de catástrofe natural o social, etc.), se produce una falla en los
sistemas sociales de apoyo que determina, desde el punto de vista psíquico, la aparición
de lo que Kaes denominará angustia de no asignación, con la irrupción de sentimientos de
indefensión, inermidad, agresividad y tendencia a conductas impulsivas. El agrupamiento
constituye una posibilidad de restituir ciertos niveles de apoyatura perdidos. De eso se
deduce la utilidad de dispositivos grupales para la elaboración de las situaciones de crisis.
Pero el dispositivo grupal de apoyatura no implica sólo prótesis, aunque la prótesis sea, en
determinadas circunstancias, condición para la supervivencia. El sentimiento de
permanencia, de seguridad y de continuidad están en relación, desde los primeros
momentos de la vida, con la disposición del medio material y maternal circundante.

Necesidad de diferenciar: hecho, experiencia, noción y concepto de grupo


El grupo como “hecho” se refiere a la existencia del grupo como situación “real”, o los
grupos reales, concretos, en los cuales todos participamos. En este plano del “hecho
grupal” vivimos en los grupos sin tomar consciencia de las leyes que determinan su
funcionamiento interno. A partir de la experiencia concreta en estos “grupos reales” se va
produciendo un cierto nivel de consciencia, alguna idea, una concepción ideológica acerca
de lo que “es” un grupo.
De estas representaciones preconscientes y espontáneas de lo que es “un grupo” resulta
una “noción” de grupo, noción que se refiere al reconocimiento del grupo como conjunto,
donde lo que acontece es visto por los integrantes como resultado de lo tratado con otros,
reconociéndose la experiencia del grupo como una experiencia distinta. Tenemos, por un
lado, al “grupo real”, el “hecho concreto” con sus propias leyes de funcionamiento, y por
otro la representación –fantasía consciente y/o inconsciente- y la noción –ideológica-
respecto del grupo en el cual estamos inmersos.

Para Anzieu las representaciones espontáneas que cada individuo tiene del grupo son
representaciones imaginarias, fantasmadas o fantaseadas, representaciones que inciden
necesaria e inevitablemente sobre la dinámica grupal; los individuos participan, actúan,
reaccionan, en función de dichas representaciones, las que no son necesariamente
conscientes.
El problema epistemológico quedará planteado en los siguientes términos: hace falta una
teoría unificada para comprender al pequeño grupo, que permita acercarnos al grupo como
el PSA nos permite acercar al sujeto. Desde un punto de vista teórico el problema es
básicamente el siguiente: ¿Qué variables fundamentales determinan lo que ocurre en los
grupos? ¿Cómo combinar los múltiples factores que intervienen y atraviesan la vida grupal,
para lograr un sistema conceptual unificado, un modelo que conceptualice al grupo como
objeto formal abstracto?

Antecedentes significativos en el estudio de la problemática planteada


Romero sostiene dos periodos en el estudio de los grupos: un primer periodo
caracterizado por la falta de trabajo directo con grupos, donde aparecieron figuras de suma
importancia para esta disciplina: Durkheim, Mac Dougall, Le Bon, Freud, quienes
especularon o teorizaron acerca de los grupos, pero no realizaron intervenciones directas
sobre los mismos.
Hacia 1930, con el desarrollo de la psicología social, se comienza a experimentar, se
produce un acercamiento empírico. A partir de este momento –el segundo período- el
estudio de los grupos enfocó el “hecho” empírico, tendió a identificar variables y a
establecer relaciones de causalidad.
Los investigadores enrolados en la escuela lewiniana plantearon la relevancia
interdisciplinaria de su disciplina; la dinámica de grupos, decían, se encuentra en una zona
intermedia de las ciencias sociales. Convergen sobre ella, trabajos de la sociología, de la
psicología y de la antropología.
Cabrá preguntarse más adelante sobre las condiciones históricas y sociales en las que se
originó el estudio de los grupos en forma sistemática: su surgimiento nos remite hacia
1930 en EEUU; pero aquí corresponde aclarar que el desarrollo de estas disciplinas en
EEUU no significa que el interés por el estudio de los grupos fuera privativo de la sociedad
norteamericana. En la antigüedad, tanto Aristóteles como Platón plantearon interrogantes
sobre los grupos constituyentes de la polis-estado griego; más aún, durante todo el siglo
XVIII hay antecedentes de un acercamiento “experimental” a la problemática grupal con los
planteos de los socialistas utópicos, que trataron de solucionar problemas sociales a nivel
de pequeñas comunidades.

El origen de la problemática: las polémicas entre “nominalismo-realismo” y entre


“individualismo-mentalismo grupal”
Serán dos de los grandes genios de las ciencias humanas, Durkheim y Freud, aquellos
que sentarán las bases de una psicosociología de los pequeños grupos. Freud estableció
y esclareció las relaciones entre el líder y el grupo, a través de su concepción del Ideal del
Yo y los enlaces libidinales que regulan la existencia de cualquier agrupamiento. Algunos
años antes, Durkheim, oponiéndose doctrinariamente a las posturas nominalistas
(polémica nominalismo-realismo) se interesó por el estudio de grupos específicos: la
familia, la escuela, los sindicatos.
Previamente se habían adoptado dos posiciones principales, antagónicas, representadas
por las ideas de Hobbes y Tarde por un lado, y por otro lado, Durkheim. Para Hobbes, la
sociedad consistía en una unión de individuos, cada uno con su propio carácter
independiente de aquella: el individuo es lo fundamental, y la sociedad una expresión
resultante de las características de aquellos, pero esto no significa que la sociedad, una
vez formada, carezca de poder alguno sobre los individuos, ya que éste es ejercido por su
Soberano y a través de él: significa que el carácter de la sociedad está determinado por el
carácter de los individuos.
Si los individuos son los únicos actores reales, el término “grupo” constituye una ficción o
una abstracción cuando pretende referirse a “algo más” que la suma de las reacciones
recíprocas de los individuos. Entonces, para esta corriente –la nominalista- los grupos no
existen: “grupo” es un término colectivo que se refiere a una multiplicidad de procesos
individuales. Nada existe en el grupo que no haya existido previamente en el individuo.
En el extremo opuesto encontramos el realismo durkhemniano, que considera a la
sociedad como fundamental y a los individuos como meros resultantes de las
características de aquella. Según Durkheim, siempre que una serie de individuos se reúne
en un grupo emerge algo nuevo, cuya naturaleza no depende sólo de los individuos, sino
también del hecho de sus relaciones mutuas. El individuo aislado constituye una
abstracción; fuera del grupo carece de carácter definido: cuenta sólo con potencialidades
amorfas, potencialidades que si bien son necesarias para su participación en un grupo, no
son la causa de los fenómenos de éste.
La polémica “nominalismo-realismo”, encontró en Allport y Mc Dougall sus continuadores
en el presente siglo. Allport afirmaba que un hombre individual es una cosa concreta, el
grupo una abstracción que no puede verse ni tocarse: en el mejor de los casos las
afirmaciones respecto de los grupos resumen de manera abstracta las acciones de
numerosos individuos.
Mc Dougall, impresionado por la evidencia del afecto y el “espíritu de grupo” entre los
animales, restringió el significado de lo gregario a ala satisfacción instintiva de hallarse en
proximidad física con otros miembros de la misma especie y a la evitación del incómodo
desasosiego que produce la separación respecto de los demás; se trataría de “una muda
necesidad de estar junto a otros”.
Freud y George Mead sentarían las bases para dar por finalizada esta polémica. Mead:
“La persona, en cuanto puede ser objeto para sí, es esencialmente una estructura social y
surge en la experiencia social. Después que ha surgido, una persona en cierto modo de
proporciona a sí mismo sus expectativas sociales. Y así podemos concebir una persona
absolutamente solitaria. Pero es imposible concebir una persona surgida fuera de la
experiencia social”. El contexto grupal regula permanentemente la identidad personal, si
bien esta última posee autonomía en función de su compleja estructura.
Es así que “la comunidad o grupo social organizados proporcionan al individuo su unidad
de persona”, pero “cada persona individual, si bien refleja en su estructura organizada la
pauta de conducta de dicho proceso (el social y/o grupal) en cuanto un todo, lo hace desde
su punto de vista particular y único dentro de dicho proceso y, de tal modo, refleja en su
estructura organizada un aspecto o perspectiva de toda esa pauta social de conducta,
distinta de la que se refleja en la estructura organizada de cualquier otra persona individual
que existan dentro de ese proceso”. La polémica “nominalismo-realismo” quedó, así,
superada por Mead.
Pichón Riviére finalmente ofrecería una nueva herramienta para responder el interrogante
planteado acerca de la existencia de los grupos humanos y el status que a los mismos les
corresponde en cuanto objeto de estudio. La acción de grupo logra un tipo de resultado
que es fácilmente explicable cuando los participantes actúan bajo la dirección de un único
centro de organización. Pero muchas veces tal centro no existe; entre los individuos
encontramos un hiato que, sin embargo, pueden superar con sorprendente eficacia y
eficiencia, situación paradójica que fue responsable de las posturas extremas
anteriormente enunciadas. Este hiato es la “mutua representación interna” que, a su vez,
los articula. Existen acciones de grupo que sólo son posibles cuando cada uno de los
participantes posee una representación que incluye las acciones de los demás y sus
relaciones. Representación preconsciente o consciente, pero también, según postularé,
representación inconsciente. Sin tal representación (inconsciente) de grupo en cuanto
objeto unitario, el grupo no podría ser objeto de representaciones (también inconscientes).

Freud plantea una doble problemática a estudiar en las formaciones colectivas: por un
lado, la del sujeto en todos los procesos históricos y sociales, y por el otro lado, el análisis
del Yo. No se puede estudiar al individuo aislado, la psicología individual es al mismo
tiempo psicología social, por ende de grupos, en un sentido amplio, pero justificado. Las
masas no solo aparecen actuando en momentos de caos, sino que las masas tienen
carácter creador de nuevos contendidos de cultura, reivindicando el carácter colectivo de
la creación más estrictamente individual. Freud señalará que el predomino de la ilusión
sobre lo real está sustentado en un deseo insatisfecho. ¿Qué es lo que enlaza a los
individuos entre sí?¨La sugestión sería la imposición de un lazo de dependencia que no
puede ser resistido por el sujeto, sino más bien solicitado por él, pero además de la
sugestión Freud agrega el concepto de libido, de amor. Se trata de la concepción ampliada
del amor que va desde la pulsión sexual directa, como satisfacción de la pulsión, filial,
fraterna, homosexual, sublimada, amistosa. Por ejemplo, en Iglesia Católica y en el
Ejercito, reina una misma ilusión: la ilusión de la presencia visible o invisible de un jefe
(Cristo, o el general) que ama con igual amor a todos los miembros de esa comunidad.
Todos quieren ser queridos por ese jefe. Secundariamente esto enlaza a los miembros
entre sí, por carácter transitivo; los demás estarían integrados en una comunidad afectiva,
de un gran amor, unidos por Cristo. Esto es una comunidad que desde la dependencia
infantil al amor del Padre-Cristo, al Padre-Celestial. Los miembros de la comunidad del
amor abstracto, no se aman por lo que son: se aman por que Cristo los ama, y entonces el
individuo está ligado doblemente por lazos libidinosos: al jefe y a los restantes miembros.
El fenómeno del pánico muestra las características de los enlaces: el pánico se produce
cuando matan al jefe y se rompen los lazos libidinales. Los individuos cortan enlaces entre
si cuando se corta el lazo con el líder. Lo que aparece en el pánico colectivo es
comparable con la angustia neurótica: es un miedo que no tiene relación con el peligro
real; entonces la falta de enlace es lo que produce el pánico. Esto da cuenta que los
individuos forman parte de un todo ilusorio; cuando se rompen los lazos libidinales el
individuo queda nuevamente inerme, con sus terrores individuales e infantiles, encontraba
es la masa artificial si refugio. Mientras, ¿qué sucede con los líderes de las masas
artificiales? La masa le proporciona un poder significante y el jefe lo transforma en un
poder personal; es el lugar hacia el cual convergen las relaciones colectivas. Un lider
narcisista mantiene y fomenta las demandas narcisistas y los deseos insatisfechos. Es
aquí que el narcisismo es otro elemento interviniente: la búsqueda de gratificación
narcisista puede determinar este tipo de enlaces. Los individuos necesitan estar juntos
para defenderse de la naturaleza; esta búsqueda de los otros como una forma solidaria de
enfrentar ciertos avatares que individualmente son difíciles de sortear esta también en la
base de fenómenos sociales. Pero hay un problema: cuando los humanos se juntan,
también se molestan: en toda relación hay ambivalencia, hay amor y hay odio. Cuando el
otro es real, hay hostilidad; esta hostilidad se reprime y esta puede tomar distintos
destinos; el más difícil, dice Freud, es expresarla hacia la misma persona que se ama, y el
más fácil, es dirigirla a las personas o grupos más ajenos. Pero en la masa, esta
intolerancia narcisista hacia el otro, desaparece; la masa se une, los integrantes se
homogenizan, y la hostilidad aparece desplazada hacia otros grupos. Otras de las cosas
que se pregunta Freud, es ¿en los grupos o en las formaciones colectivas puede haber
algún otro fenómeno no descubierto todavía, algo poco explorado aun en el mismo
psicoanálisis? Entonces abordara la IDENTIFICACION desde la masa. La
IDENTIFICACION es el tipo de enlace afectivo más primario, anterior a las relaciones de
objeto, la primer relación que establece el ser humano cuando nace, porque necesita
hacerse como otro para poder ser un SER humano, estamos entonces en la
IDENTIFICACION PRIMARIA: hacerse a imagen y semejanza del otro por la misma
dependencia e indefensión infantil, identificación cruzada con la satisfacción de
necesidades. El Yo se hace a sí mismo, se modifica, se transforma, tomando al otro como
modelo. Primero el Complejo de Edipo, y luego, en la segunda tópica, las instancias que
se diferencian a partir del Ello vendrán definidas por las identificaciones de las cuales
derivan. De la relación de objeto se puede pasar nuevamente a la identificaron, por vía
regresiva. Se pierde el objeto y por lo tanto se identifica el Yo con el objeto perdido; ser el
otro para tenerlo, a través de un rasgo o un síntoma (ej, gato de nieto de Freud)
(relacionado con la histeria) Freud desarrolla con el tema de identificación la dialéctica
SER y TENER. Lo que interesa es la división del yo, aquello que no se llamara todavía
Superyó, sino Ideal del yo. En síntesis, la identificaron aparece a) Como formación
primitiva de lazo afectivo con el objeto, es identificación pre-edípica, marcada por la
incorporación, ambivalente b) como sustituto regresivo de una elección objetal
abandonada y c)en ausencia de toda catexis sexual del otro, el sujeto puede identificarse a
este en la medida en que tienen un elemento en común. En la segunda tópica, el Ideal del
Yo, constituye un modelo al que el sujeto intenta ajustarse, se trata de una formación en la
que una persona es colocada por el sujeto en ese Ideal del Yo. Este proceso se encuentra
en el origen y la constitución del grupo humano. La eficacia del ideal colectivo previene, de
la convergencia de los “ideal del yo” individuales. La estructura libidinosa de la masa
estará dada por la sustitución del Ideal del Yo por un objeto y por la identificación recíproca
entre los individuos por tener ese objeto común en su Ideal del Yo. Esa identificación en el
Yo, común a todos, aparece como enlace positivo. Pero no implica que la identificación
recíproca, sea formadora de masas.

“Psicología de masas y análisis del yo”


I. Introducción
La psicología individual se ciñe al ser humano singular y estudia los caminos por los cuales
busca alcanzar la satisfacción de sus mociones pulsionales, pero solo rara vez puede
prescindir de los vínculos de este individuo con otros. En la vida anímica del individuo, el
otro cuenta, con total regularidad, como modelo, como objeto, como enemigo, y por eso
desde el comienzo mismo la psicología individual es simultáneamente psicología social en
este sentido más alto, pero enteramente legítimo. La relación del individuo con todos los
vínculos que han sido hasta ahora indagados preferentemente por el psicoanálisis, tiene
derecho a reclamar que se los considere fenómenos sociales. Así, entra en oposición con
procesos llamados NARCISISTAS, de los cuales la satisfacción pulsional se sustrae del
influjo de otras personas o renuncia a estas. Cuando se habla de psicología social o de
masas, se suele prescindir de estos vínculos y distinguir como objeto de la indagación la
influencia simultánea ejercida sobre el individuo por un gran número de personas con
quienes está ligado por algo. Por tanto, la psicología de masas trata del individuo como
miembro de un linaje o como integrante de una multitud organizada en forma de masa
durante cierto lapso y para determinado fin.
II. Le Bon y su descripción del alma de las masas
El individuo en inclusión en una multitud, ha adquirido la propiedad de una “masa
psicológica”. El rasgo más notable de una masa psicológica, cualesquiera que sean los
individuos que la componen y por diversos o semejantes que puedan ser sus modos de
vida, sus ocupaciones, su carácter o inteligencia, el mero hecho de hallarse en una masa,
los dota de una especie de alma colectiva en virtud de la cual sienten, piensan y actúan de
manera distinta a como sentiría, pensaría y actuaría cada uno de ellos en forma aislada.
Hay ideas y sentimientos que solo emergen o se convierten en actos en los individuos
ligados en masas. La masa psicológica es un ente provisional que consta de elementos
heterogéneos; estos se han unido entre sí durante un cierto lapso. En la masa
desaparecen las adquisiciones delos individuos, y por lo tanto su peculiaridad. Aflora el
inconsciente racial, lo heterogéneo se hunde en lo homogéneo. Pero Le Bon halla que
también muestran nuevas propiedades que no había poseído hasta entonces, y busca la
razón de ello en distintos factores: el individuo dentro de la masa adquiere un sentimiento
de poder invencible, el contagio, y sugestionabilidad. Entonces los principales rasgos del
individuo integrante de la masa son: la desaparición de la personalidad consciente, de los
sentimientos e ideas en el mismo sentido por sugestión y contagio, y la tendencia a
transformar inmediatamente en actos las ideas sugeridas. El individuo deja de ser el
mismo; se ha convertido en un autómata carente de voluntad. En cuanto al ALMA DE LAS
MASAS: la masa es impulsiva, voluble y excitable. Es guiada casi con exclusividad por lo
inconsciente. Nunca se impone lo personal, ni siquiera el interés de la autoconservación.
Abriga un sentimiento de omnipotencia; el concepto de lo imposible desaparece para el
individuo inmerso en la masa. La masa es influíble y crédula; es acrítica. Quien quiera
influirla no necesita presentarle argumentos lógicos; tiene que pintarle las imágenes más
vivas, exagerar y repetir siempre lo mismo. Es tan intolerante como obediente ante la
autoridad. Totalmente conservadora en el fondo, siempre profunda aversión hacia las
novedades y progresos, y una veneración sin límites por la tradición. Al reunirse los
individuos de la masa, desaparecen todas las inhibiciones y son llamados a una libre
satisfacción pulsional, todos los instintos crueles, brutales destructivos, que dormitan en el
individuo como relictos del tiempo primordial. Bajo el influjo de la sugestión, las masas son
capaces también de elevadas muestras de abnegación, desinterés, consagración a un
ideal. Puede hablarse de una moralización del individuo por la masa. Mientras que el
rendimiento intelectual de la masa siempre es inferior al del individuo, su conducta ética
puede tanto sobrepasar con creces ese nivel como quedar muy debajo de él. Por último,
las masas nunca conocieron la sed de la verdad, piden ilusiones, a las que no pueden
renunciar. Y además se subordina instintivamente a cualquiera que se designe su señor.
III. Otras apreciaciones de la vida anímica colectiva
Según McDougall, la masa no posee organización alguna, o la tiene ínfima. Designa
multitud a una masa así. Pero admite que difícilmente se reúne una multitud de ser
humanos sin que se formen al menos los rudimentos de una organización, y que
justamente en estas masas simples es posible individualizar con particular facilidad
muchos hechos básicos de la psicología colectiva. La condición que se requiere para que
los miembros de una multitud de seres humanos agrupados por casualidad formen algo
semejante a una masa en sentido psicológico es que esos individuos tengan algo en
común, un interés común por un objeto, pareja orientación afectiva dentro de cierta
situación y cierto grado de capacidad para influirse recíprocamente. Mientras más fuertes
sean estas relaciones de comunidad, con mayor facilidad se forma a partir de los
individuos una masa psicológica, y tanto más llamativas son las manifestaciones de un
“alma de masas”. El fenómeno más notable de la formación de la masa, es el incremento
de la afectividad que provoca en cada individuo. El individuo es arrastrado. Esta
compulsión automática se vuelve tanto más fuerte cuantas más son las personas que se
nota simultáneamente el mismo afecto. Entonces se acalla la crítica del individuo, y él se
deja deslizar hacia idéntico afecto Opera una compulsión a hacer lo mismo que otros, a
ponerse en consonancia con los muchos. La masa impresiona a os individuos como un
poder irrestricto y un peligro insalvable. Es peligroso entrar en contradicción con ella; uno
se siente seguro siguiendo el ejemplo de los demás. Los individuos son amedrentados por
la masa y su trabajo se pensamiento no es libre, en cada cual merma la conciencia de
responsabilidad por sus obras. El modo de protegerse de esto, es sustraer de la masa la
solución de las tareas intelectuales y reservarla a algunos individuos que forman parte de
ella. La condición que McDougall llama “organización” puede describirse más
justificadamente de otro modo. La tarea consiste en procurar a la masa las mismas
propiedades que eran características del individuo y se lo borraron por la formación de
masa. En efecto, el individuo poseía, fuera de la masa primitiva, su continuidad, su
conciencia de sí, sus tradiciones y usos, su trabajo e inserción particulares, y se mantenía
separado de otros con quienes rivalizaba. Esta especificidad es la que había perdido por
un tiempo a raíz de su ingreso en la masa no “organizada”.
IV. Sugestión y libido
Ahora el interés consiste en hallar la explicación psicológica de cambio anímico que los
individuos sufren en la masa. Es el influjo sugestivo de la masa el que nos fuerza a
obedecer a esas tendencias imitativas e induce en nosotros el afecto. La sugestionabilidad
sería un fenómeno primordial no susceptible de ulterior reducción, un hecho básico de la
vida anímica de los seres humanos. El concepto de libido: es la energía, considerada
como magnitud cuantitativa, de pulsiones que tienen que ver con todo lo que puede
sintetizarse como “amor”. El amor cual meta es la unión sexual, Pero no apartamos de ello
lo otro que participa de ese mismo nombre: por un lado, el amor a sí mismo, por el otro, el
amor filiar, el amor a los hijos, la amistad y el amor a la humanidad. La libido del
psicoanálisis (apoyada en el Eros) apreciaba el amor por sobre todo lo demás, lo entendía
sin duda en este mismo sentido “ampliador”. En psicoanálisis estas pulsiones de amor son
llamadas pulsiones sexuales. Los vínculos de amor o lazos sentimentales, constituyen
también la esencia del alma de las masas. Lo que correspondería a tales vínculos está
oculto. Tras la sugestión hay dos reflexiones: la primera, la masa se mantiene cohesionada
en virtud de algún poder, al Eros. En segundo lugar, si el individuo resigna su peculiaridad
en la masa y se deja sugerir por los otros, recibimos la impresión de que lo hace porque
siente la necesidad de estar de acuerdo con los y no de oponérseles, quizás “por amor de
ellos”
V. Dos masas artificiales: Iglesia y Ejército
Son masas de alto grado de organización duradera, artificial. Se emplea cierta compulsión
externa para prevenir su disolución e impedir alteraciones de su estructura. No se pregunta
al individuo si quiere ingresar en una masa de esa índole, ni se lo deja liberado a su
arbitrio; y el intento de separación suele estorbarse o penarse rigurosamente, o se lo
sujeta a condiciones muy determinadas. Nos atrae una circunstancia: en estas masas de
alto grado de organización, y que se protegen de su disolución del modo antedicho, se
disciernen muy nítidamente ciertos nexos que en otras están mucho más encubiertos. En
la Iglesia, lo mismo que en el ejército rige idéntico espejismo (ilusión), a saber: hay un jefe
que ama por igual a todos los individuos de la masa. De esta ilusión depende todo; si se la
deja disipar, al punto se descomponen, permitiéndolo, la compulsión externa. En estas dos
masas artificiales, cada individuo tiene una doble ligazón libidinosa: con el conductor o jefe
y con los otros individuos de la masa. El principal fenómeno de la psicología de las masas:
la falta de libertad del individuo dentro de ellas.
VI. Otras tareas y orientaciones de trabajo
Una multitud de seres humanos no es una masa hasta que no se establecen en ella los
mencionados lazos, pero debería admitirse que en cualquier multitud se manifiesta con
hasta facilidad la tendencia a la formación de una masa psicológica. Primero, son las
ligazones libidinales las que caracterizan a una masa., aunque ninguno soporta una
aproximación demasiado íntima de los otros. Casi toda relación íntima y prolongada entre
dos personas consciente un sedimento de sentimientos de desautorización y de hostilidad,
que solo en virtud de la represión no es percibido. Cuando la hostilidad apunta a personas
a quienes empero se ama, llamamos a esto “sentimiento de ambivalencia”. Pero todo esto
desaparece por la formación de masa, y en la masa. Mientras esta perdura, los individuos
se comportan como si fueran homogéneos; toleran la especificidad del otro, se consideran
como su igual, y no sienten repulsión alguna hacia él. Una restricción así del narcisismo,
solo puede ser producida por este factor: una ligazón libidinosa con otras personas. El
amor por si mismo no encuentra más barrera que el amor por lo ajeno, el amor por los
objetos.
VII. La identificación
Hay identificación primaria, secundaria y de tercera fuente. La identificaron primaria tiene
que ver con el SER, y es la forma más originaria de ligazón afectiva con un objeto. La
identificación secundaria, tiene que ver con el TENER, y pasa a sustituir a una ligazón
libidinosa de objeto por vía regresiva, mediante introyección del objeto del yo y en tercer
lugar, es la identificación recíproca (de tercera fuente) y puede nacer a raíz de cualquier
comunidad que llegue a percibirse en una persona que no es objeto de las pulsiones
sexuales. Esta, entre los individuos de una masa, tiene la naturaleza de una identificación
de esa clase, y podemos conjeturar que esa comunidad (de deseos inconscientes) reside
en el modo de la ligazón con el conductor. No hay identificación con el objeto, sino con la
situación. En el yo se desarrolla una instancia que se separa del resto del yo y puede
entrar en conflicto con él. La llamamos el “ideal del yo”, y le atribuimos las funciones de la
observación de si, la conciencia moral, la censura onírica y el ejercicio de la principal
influencia en la represión. Era la herencia del narcisismo originario, en el que el yo infantil
se contentaba a sí mismo. Poco a poco toma, de los influjos del medio, las exigencias que
este plantea al yo y a las que el yo no siempre puede allanarse, de manera que el ser
humano, toda vez que no pueda contentarse consigo en su yo, puede hallar su
satisfacción en el ideal del yo, diferenciado a partir de aquel. Los orígenes son la influencia
de la autoridad, sobre todo de los padres.
VIII. Enamoramiento e hipnosis
El enamoramiento es investidura de objeto de parte de las pulsiones sexuales con el fin de
alcanzar la satisfacción sexual directa, lograda, la cual se extingue; es amor sensual,
común. El primer objeto de amor fue su madre nutricia, luego al fin de los 5 años, uno de
sus progenitores. La represión que después sobrevino, obligó a renunciar a la mayoría de
estas metas sexuales infantiles y dejó como secuela una profunda modificación de las
relaciones con los padres. El niño permaneció ligado a ellos, pero con pulsiones de “meta
inhibida”, los sentimientos tiernos. Las anteriores aspiraciones “sensuales” se conservan
en el inconsciente con mayor o menor intensidad, de manera que la corriente originaria
persiste en toda su plenitud. En el enamoramiento hay un fenómeno de la sobrestimación
sexual: el hecho de que el objeto amado goza de cierta exención en la crítica. Hay una
idealización, donde el objeto es tratado como el propio, en el enamoramiento afluye al
objeto una medida mayor de libido narcisista. El objeto sirve para sustituir un ideal del yo
propio, no alcanzado. Se ama en virtud de perfecciones a que se ha aspirado para el yo
propio, y que ahora a uno le Austria (?) procurarse para satisfacer un narcisismo. El objeto
ha devorado al yo. Rasgo de humillación, restricción del narcisismo, perjudico de si, están
presentes en todos los casos de enamoramiento. “El objeto se ha puesto en el lugar del
ideal del yo”. Hay diferencia entre identificación y enamoramiento. En la primera, el yo se
ha enriquecido con las propiedades del objeto, lo ha “introyectado”, en el segundo, se ha
empobrecido, se ha entregado al objeto. La diferencia entre enamoramiento e hipnosis: en
la hipnosis, que también el hipnotizador ha ocupado el lugar del ideal del yo, todas las
constelaciones son más nítidas y acusadas, entonces sería más adecuado elucidar el
enamoramiento partiendo de la hipnosis que no a la inversa. La total ausencia de
aspiraciones de meta sexual no inhibida contribuye a q los fenómenos adquieran extrema
pureza. El vínculo hipnótico es una entrega enamorada irrestricta que excluye toda
satisfacción sexual, mientras que en el enamoramiento esta última se pospone solo de
manera temprana, y permanece en el trasfondo como meta posible para más tarde. La
hipnosis es idéntica a la masa, solo que es “masa de dos”. El enamoramiento se basa en
la presencia simultánea de aspiraciones sexuales directas y de meta inhibida, el objeto
atrae hacia si una parte de la libido yoica narcisista. Solo da cabida al yo y al objeto. La
hipnosis comparte con el enamoramiento el circunscribirse a esas dos personas, pero se
basa enteramente en aspiraciones sexuales de meta inhibida y pone al objeto en el lugar
del ideal del yo. La masa multiplica este proceso; coincide con la hipnosis en cuanto a la
naturaleza de las pulsiones que la cohesionan y a la sustitución del ideal del yo por el
objeto, pero agrega la identificación con otros individuos, la que quizás fue posibilitada
originariamente por idéntico vínculo con el objeto.
IX. El instinto gregario. Trotter: instinto gregario, innato en el hombre como en otras
especies animales.
En términos de teoría de la libido, es otra expresión de la tendencia de todos los seres
vivos de la misma especie, tendencia que arranca de la libido a formar unidades cada vez
más amplias. El individuo se siente incompleto cuando está solo. Ya la angustia del niño
pequeño sería una exteriorización de este instinto gregario. Freud: el sentimiento social
descansa en el cambio de un sentimiento primero hostil en una ligazón de cuño positivo,
de liándole de una identificación. Dicho cambio parece consumarse bajo el influjo de una
ligazón tierna común con una persona situada fuera de la masa. Al elucidar las dos masas
artificiales, averiguamos que su premisa era que todos fueran amados de igual modo por
uno, el conductor. Todos los individuos deben ser iguales entre sí, pero todos quieren ser
gobernados por uno. Muchos iguales, que puedan identificarse entre sí, y un único
superior a todos ellos: he ahí la situación que hallamos realizada en la masa capaz de
sobrevivir. Osemos por eso corregir el enunciado de Trotter: el ser humano es un ANIMAL
DE HORDA, el miembro de una horda dirigida por un jefe, que un ANIMAL GREGARIO.
Se puede ver esto en dos personas comprometidas entre sí, con el fin de la satisfacción
sexual se manifiestan contra la pulsión gregaria, contra el sentimiento de masa, en la
medida en que buscan soledad. Mientras más enamoradas están, tanto más
completamente se bastan una a la otra.

X. La masa y la horda primordial


Las masas humanas vuelven a mostrarnos la imagen familiar del individuo hiperfuerte en
medio de una cuadrilla de compañeros iguales, esa misma imagen contenida en nuestra
representación de la horda primordial. La psicología de estas masas (atrofia de
personalidad individual consciente, orientación de pensamientos, etc.) responde a un
estado de regresión a una actividad anímica primitiva, como la que adscribiríamos a la
horda primordial. Así la masa se nos aparece como un renacimiento de la horda primordial.
El hombre primordial se conserva virtualmente en cada individuo, de igual modo la horda
primordial se restablece a partir de una multitud cualquiera de seres humanos. Sabemos
que el amor pone diques al narcisismo, y podríamos mostrar cómo, en virtud de ese efecto
suyo, ha pasado a ser un factor de cultura. Lo que hay aún de misterioso y no
comprendido en la formación de masas, se oculta tras las enigmáticas palabras de
“hipnosis” y “sugestión”. La hipnosis contiene algo ominoso, que apunta a algo antiguo y
familiar que cayó bajo represión. El hipnotizador afirma encontrarse en posesión de un
poder misterioso que arrebata al sujeto su voluntad. Este poder misterioso tiene que ser el
mismo que los primitivos consideraban fuente de tabú. El sujeto inconscientemente
concentra su atención sobre el hipnotizador, se entrega a la actitud de transferencia. Es
que solo así se puede concebir la relación de un individuo de la horda primordial con el
padre primordial. El carácter ominoso y compulsivo de la formación de masa, que sale a la
luz en sus fenómenos sugestivos, puede reconducirse entonces con todo derecho hasta la
horda primordial.
XI. Un grado en el interior del yo.
Cada individuo es miembro de muchas amas, tiene múltiples ligazones de identificación y
ha edificado su ideal del yo según los más diversos modelos. El individuo resigna su ideal
del yo y lo permuta por el ideal de lo más corporizado en el conductor. Pero en muchos
individuos la separación no llega tan lejos, osea que el yo ha conservado su antigua
vanidad narcisista. Los otros, son arrastrados después por vías sugestivas, por
identificación. El ideal del yo abarca la suma de todas las restricciones que el yo debe
obedecer, y por eso la suspensión del ideal no podría menos que ser una fiesta grandiosa
para el yo, que así tendría permitido volver a contentarse consigo mismo. Siempre se
produce una sensación de triunfo cuando en el yo algo coincide con el ideal del yo.

El grupo como objeto teórico


Los grupos humanos cumplen, desde un punto de vista psicológico, tres funciones
básicas: a) son un campo de aprendizaje de roles para sus miembros; b) permiten que
este aprendizaje de roles se realice en una atmósfera en que las ansiedades propias del
proceso de aprendizaje se reduzcan o controlen implícita o explícitamente, de manera que
no lo perturben y al mismo tiempo lo faciliten; c) en la medida en que ofrecen una situación
de aprendizaje de roles en una atmósfera emocional adecuada, los mismos se transforman
en el ámbito socializador por excelencia, ya que es en ellos y a través de ellos que se
desarrolla la personalidad.

Del hecho a la noción de grupo, y de ésta al concepto de grupo como objeto de estudio
Fácil es apreciar la importancia de los grupos, difícil es definir aquello que los grupos son,
precisamente por la imposibilidad de separarse de ellos para su estudio. Se podría decir
que un grupo se forma con dos o más personas en interacción, pero ¿son un grupo dos
personas en una llamada telefónica equivocada, en una cola de espera, en un viaje en
colectivo?
Un grupo es “una pluralidad de individuos que interactúan entre sí en un contexto espacio-
temporal más de lo que interactúan con cualquier otra persona”. La clave es la repetición
de la situación y ante esta cómo sus integrantes esperan tal continuidad. Ante su ausencia,
buscarán redefinir la situación. Para esto, aparecen las normas grupales que podrán tener
un carácter implícito o explícito.
Dos hechos importantes: la norma emerge de la interacción; si no surgen normas, la
interacción no continuará. “Las normas son marcos de expectaciones de rol”. El otro hecho
es que las normas tienen un doble carácter: valorativo y comparativo. Son fuentes de
valores y provocan la comparación del individuo hacia los demás tanto en el endogrupo
como en el exogrupo. Esto último implica el concepto de “multipertenencia”, se es parte de
varios grupos, pero se interactúa de a uno por vez.
Otra definición para resaltar otras características: “Un grupo es una unidad que existe en
un número plural de individuos, que poseen una percepción colectiva de su unidad y el
poder de actuar de modo unitario hacia el ambiente”.
Aquí aparece el concepto de “conciencia de una totalidad unitaria” y por otro la “acción
grupal sobre el ambiente”. A diferencia de la definición anterior, aparece también aquí el
concepto de “meta grupal”, las cuales responden siempre a una o varias necesidades de
los integrantes del grupo. Las metas también pueden ser (como las normas) implícitas o
explícitas (latente/manifiesto).
Con estas definiciones en mente, se postulará el concepto de grupo en tres niveles de
análisis, identificados como criterios. Estos son:
A) EL CRITERIO INTERACCIONAL. Un grupo sería un conjunto de individuos en
interacción regulada por normas, en un espacio y tiempo dados, que poseen un objetivo
común que responde a necesidades compartidas. El objetivo implica la posibilidad de
poder operar sobre el ambiente interno o externo del grupo. Esta definición se alinea con
autores que se verán después, entre otros, como son: Bales, Bavelas.
B) EL CRITERIO INTERSUBJETIVO. Al conjunto de individuos que tomamos como grupo,
debe agregársele la definición de tales como miembros. Esto se consigue por dos vías: la
autodefinición de pertenencia y la altero-definición de existencia. La primera, se refiere a
cierto sentimiento de lealtad de parte de los miembros hacia el grupo y a las expectativas
comunes respecto de la interacción posible. La segunda, refiere a la definición como
integrantes de un grupo que hacen los demás, los que no están en ese grupo, los otros.
La tradición psicoanalítica aportó a este criterio intersubjetivo, los conceptos de
identificación, regresión, aspectos inconscientes de la conducta y un interjuego grupal de
los mecanismos defensivos. Para Freud, dos o más personas constituyen un grupo
psicológico si han establecido un mismo objetivo de identificación (líder o ideal) en su Ideal
del Yo. (Psicología de las masas y análisis del yo).
Como aclaración y retomando, ¿es un grupo la cola de espera? Nos encontraríamos frente
a una serie, porque se trata de un conjunto de sujetos con un objetivo en común, que es
diferente a tener un objetivo común. El paso de la serie al grupo, está determinado por
esto, que un objetivo en común, pase a ser un objetivo común a los integrantes, los cuales
son conscientes de ello.
Todo grupo entonces, se constituye para introducir, acelerar, estabilizar o impedir un
proceso de cambio sobre la realidad histórica-social en la que se encuentra y esto hace a
la operacionabilidad que tiene cada grupo sobre un campo. Aquí también cobran
importancia los aspectos de auto y altero definición de pertenencia que van a permitir que
el conjunto posea una visión de sí mismos como totalidad, una “representación de grupo”
entre sus integrantes que opera sobre la identidad individual y sobre la grupal permitiendo
operar como totalidad sobre el ambiente. Esta identidad se relaciona con los procesos de
identificación del psicoanálisis.
C) EL CRITERIO INTRASUBJETIVO. Existirá grupo, cuando exista la representación de
grupo. Freud explica la génesis del Yo dentro de dos registros, uno es el yo-función y otro
el yo-representación. Este último, en tanto representación es por ende ilusorio, es una
aspiración a la cual tiende. Este yo-representación es introducido por Freud en
Introducción del Narcisismo, como resultado de identificaciones que conducen a la
formación dentro de la persona, de un objeto de amor, en una imagen de la identificación
primordial. Así también, el grupo emerge como una unidad ilusoria al constituirse como
grupo-representación, y esto ocurre cuando los individuos del grupo son investidos,
catectizados narcisísticamente por cada uno de los integrantes.
Siguiendo a Freud, quien se refería a Mc. Dougall y Le Bon, respecto a que “la pulsión
social acaso no sea originaria e irreductible, y que los comienzos de su formación pueden
hallarse en un círculo estrecho como el de la familia”. Entonces, cabría esperar que las
representaciones de grupo se formarían a partir de las experiencias infantiles y en las
primeras representaciones de la familia, de los padres. Debe efectuarse el paso del objeto
interno a su representación. Para captárselo como objeto de representación, el grupo debe
haberse constituido en objeto interno, el grupo representado contiene entonces aspectos
de similitud con su prototipo inconsciente, pero también aspectos de diferencia (Kaes).
Un grupo únicamente puede ser tomado como objeto de representaciones sí y sólo si pre-
existe una representación de objeto precursora, ilusoria, inconsciente, que sustenta a
cualquier grupo en cuanto objeto de representaciones. Esta representación, como una
ilusoria totalidad unitaria, ucrónica y utópica, es la familia de origen.
Esta imagen es así soporte de una búsqueda incesante: la de encontrar el objeto del
deseo en el mundo exterior. El proceso evolutivo en su formación, será re-encontrado –
modificado- como progresiva construcción –catectización narcisista mediante- en cualquier
grupo del aquí/ahora.

El grupo como objeto de estudio


La articulación de estos tres criterios (interaccional, intersubjetivo e intrasubjetivo) permite
definir al grupo como objeto de estudio. El fenómeno grupal existe, es denominado hecho
y acontecimiento grupal y es observable sólo cuando y sólo si se conjugan los tres criterios
enunciados. Esta articulación que permite definir al grupo como objeto, si bien produce una
delimitación de lo que un grupo es (y de lo que no), no implica que estos límites sean fijos,
ya que el grupo cambia en forma dinámica. Tanto si cambia el número de miembros, como
si hay una modificación espacio-temporal, si nuevos miembros entran o salen otros o si se
producen movimientos internos (cambio de roles), se producirán redefiniciones del grupo.

Lo señalado antes, da cuenta de que en todo grupo existe una dinámica y una estructura
(y sobre todo ambas manifiestas) entre sus miembros. Por estructura se entiende a “una
malla de relaciones entre elementos o entre procesos elementales”. Las estructuras de un
grupo serán manifiestas, explícitas, otras serán latentes, inconscientes.

Vectores de significación que intervienen y atraviesan el campo grupal


Tres vectores determinan las fuentes de significación inconsciente en un grupo:
a) lo psicológico individual inconsciente, estrechamente ligado a la historia individual;
b) una estructura y dinámica inconsciente grupal que condiciona las conductas individuales
y que a su vez hace referencia a la situación psicológica del grupo;
c) el resultante de la relación del grupo con el contexto social, con lo institucional que se va
a presentar como soporte inconsciente. Un arrastre de significaciones ideológicas.
Definimos ideología como: “un sistema de creencias compartido por los miembros de una
comunidad, sistema de ideas que está orientado hacia la integración valorativa de la
colectividad por medio de la interpretación de la situación en la cual se halla ésta ubicada”.
Las ideologías constituyen así, códigos interiorizados.
Del grupo como objeto teórico hacia el hecho singular
Una vez diferenciado el grupo como objeto de estudio, propongo generar conocimiento
concreto sobre las diferentes formas particulares y singulares que distintos grupos
específicos adoptan en la realidad. Como se puede observar:
- El criterio interaccional presenta 4 variables: a) número de individuos; b) interacción; c)
normas; d) objetivos
- El criterio intersubjetivo, 2 alternativas: e) autodefinición de pertenencia endogrupal; f)
alterodefinición de pertenencia exogrupal
- El criterio intrasubjetivo, 2 representaciones: g) manifiesta; h) inconsciente

Así, por ejemplo, respecto a la primera variable (a) se pueden clasificar los grupos en
pequeños y grandes. Si bien cualquier límite es arbitrario, no lo es su clasificación ya que
se puede proponer que cuanto mayor sea el número de miembros, mayor será el grado de
atención que requerirá su interacción, la organización y la cooperación.
El número de individuos nos permite distinguir 3 tipos de grupos pequeños: 1) Grupo
primario; 2) Grupo asociacional; 3) Grupo artificial

Respecto al criterio intersubjetivo, este permite clasificar a los grupos como: 1) Endo-grupo
(nosotros); 2) Exo-grupo (ellos, que incluye tanto otros grupos como otros individuos que
no están en nuestro grupo).
- En el endo-grupo, cada individuo tiene una representación: a) De sí mismo; b) Del resto
de los participantes; c) De sus propias relaciones con ellos; d) De las relaciones entre sí;
e) Del grupo como todos. Esta última representación, de totalidad –representación de
grupo- ha sido llamada grupo interno.

Correlativos a estos conceptos, se encuentran los de grupo de referencia y grupo de


pertenencia. Los últimos son aquellos grupos con los que el sujeto se siente vinculado,
identificado con sus normas y objetivos y en los que participa regularmente. Esta
pertenencia a muchos grupos, puede hacer que los individuos orienten sus expectativas y
roles a exo-grupos, a estos se los denomina grupos de referencia. Los endo y exo grupos
pueden coexistir con grupos de pertenencia y referencia. Cuando el endo grupo de
pertenencia es a su vez, un grupo de referencia, es cuando más se observa la cohesión
grupal (efecto de la catectización narcisista). Cuando esto sucede, el grupo pasa a ser un
grupo significativo, debido a la gran influencia sobre la personalidad de sus miembros que
adquiere. La situación inversa, es fácilmente entendible.
Cabe considerar, entonces, que se traslada a todo nuevo grupo los vínculos interiorizados
con los anteriores, como grupo interno del pasado, pero presente y operante en la realidad
psíquica. Por eso, señalemos que en todo grupo pequeño siempre nos encontraremos con
más de un único grupo. Es lo que Thelen denominó grupos superpuestos en todo grupo.

Los pequeños grupos


Se indicarán las características de los tres grupos según su número (primer variable del
criterio interaccional):
# Grupos primarios:
- Miembros ligados por lazos emocionales y personales
- Los identifica la unión lograda
- Asociación y cooperación íntimas cara a cara
- Su tarea fundamental es generar identidad en sus participantes, a partir del aprendizaje
de roles, tanto del propio como del resto.
- Los grupos primarios cubren una amplia gama de intereses y actividades, respondiendo a
necesidades personales fundamentales. La gente vive en ellos, con más o menos
naturales y su existencia es universal. Ejemplos son la familia, el grupo de amigos, etc.
# Grupos pequeños:
- Aparecen vinculados a una gama de intereses definidos.
- La gente va a ellos en busca de recreación, trabajo.
- Empiezan como universalistas-realización pero se imponen las relaciones o vínculos
particularistas.
- Hay un cierto grado de intimidad.
Si se señala la interrelación entre la interacción, los objetivos, los sentimientos de
pertenencia y representación, se puede ver claramente este fenómeno. Si se designa una
tarea se genera cierta interacción, la cual genera sentimientos respecto con quienes se
interactúa, esto modificará la tarea que a su vez impactará en la interacción y por ende en
los sentimientos. Poco a poco, se pasará de un grupo asociacional a un grupo primario.
Proceso de primarización.
- Estos grupos responden a la necesidad de proveer necesidades sociales, por eso las
relaciones son más bien de tipo universalistas-realización ya que se valoriza al individuo
por su capacidad para hacer o realizar, sin importar de quien se trate. Ejemplo son las
pequeñas unidades militares, los grupos de trabajo, las asociaciones profesionales, etc.
- Objetivos específicos y vinculados al tipo de interacción.
- Normas tácitas y explícitas.
- Las definiciones auto y altero se modifican con el tiempo o se formalizan.

# En los grupos asociacionales observamos que los objetivos son específicos y se


encuentran claramente vinculados al tipo de interacción existente (si bien cara a cara,
carente de la emocionabilidad e intimidad de la del grupo primario) estrechamente
vinculada a normas no sólo tácitas sino también explícitas.

# Grupos artificiales:
- Interacción cara a cara, pero más especializados.
- Tiempo y espacio de reunión determinado.
- La interacción es en algunos casos, emocional y personal, pero no surge naturalmente,
sino por manejo exterior.
- Normas explícitas y establecidas al inicio del grupo.
- La auto y altero definición varían notablemente –tal el tipo de actividad objetivo- y lo
mismo sucede con las cualidades de la representación.

Los grupos grandes


Proponemos por diversas razones, el número de 20 miembros como límite superior para
los pequeños grupos. Una de ellas, es que al aumentar el tamaño se producen cambios en
la interacción. Estudios provenientes de la psicología general, determinaron que está
limitado a 13 el número de personas con las que puede interactuar un sujeto, más de allí,
comienzan a formarse sub-grupos y se deja de verificar la interacción con un todo. Aún
así, en un grupo de hasta 20 miembros puede recuperarse la unidad a través de la
interacción subgrupal.
Todo grupo para llegar a su objetivo, depende de la cooperación entre sus miembros. Al
aumentar de tamaño esta cooperación deja de ser espontánea, y será necesaria su
organización racional. Se hará necesaria el entrenamiento en el uso de los instrumentos,
materiales o máquinas y aquello que es característico de los grupos pequeños como es la
informalidad en la toma de roles, la integración e interacción, se pasa a un grado mayor de
formalidad. Cuando esto sucede, nos encontramos ya con un grupo secundario.
Esto que parece una falacia verbal, de ver al grupo como una pluralidad de individuos en
interacción, cuando estos crecen en número, el término grupo se extiende en demasía y
deja de haber tal interacción entre todos hasta el punto de perder la existencia como
grupos.
Llamaremos grupos secundarios a todos aquellos grandes grupos organizados para
satisfacer distintos tipos de necesidades sociales, en los que la interacción se verifica por
subgrupos internos, no en la totalidad. La interacción es impersonal ya que es desde un
aspecto de cada persona que estos se relacionan. Encontramos ejemplos en las
instituciones y organizaciones formales, colectividades, públicos, etc.

Grupo, objeto formal abstracto


Se plantea por un lado, que un grupo es una unidad que se manifiesta como una totalidad
dinámica y por otro se acuerda que el grupo es más que la suma de sus partes, que
constituye una estructura emergente de la interacción de sus miembros. Son dos
postulados de una misma totalidad, que se influyen uno al otro, así una estructura grupal
configurará una dinámica particular, pero con el paso del tiempo esta dinámica producirá
cambios en la estructura.
- estructura: Se utiliza este término para referirse a un todo que es más que la suma de
sus partes, ya sea como resultado de la acumulación de fenómenos o como
transformación de lo cuantitativo en nuevas propiedades.
- dinámica: Explicar la dinámica grupal, implica dar cuenta del proceso grupal en función
del poder determinante de los sistemas representativos-afectivos conscientes y sobre todo
inconscientes sean estos individuales, comunes o colectivos, siempre que estén referidos
a o desencadenados por otros sujetos, reales o virtuales del grupo.

Del concepto de grupo como objeto de estudio hacia el grupo como objeto formal abstracto
La estructura grupal va a estar constituida por una malla de posiciones, de relaciones entre
las posiciones, y sus aspectos dinámicos referirán a las relaciones entre las relaciones
implicando el proceso por el cual esta malla no es estática. Vamos a denominar sistemas,
a aquellos lugares donde encontramos mallas de relaciones conectadas entre sí
dinámicamente. El grupo es un sistema, y como tal posee estructura y dinámica, en una
relación de mutua significación. La estructura de comunicación y la de liderazgo, serán
manifiestas –preconscientes- del grupo. No existe grupo sin estas estructuras, como
tampoco que carezca de dinámica, de un proceso de interacción cooperativa y/o
competitiva, en el que surgen normas, roles, resistencias a los cambios, etc.
Una aplicación de este modelo grupal (objeto formal abstracto) a un grupo primario como
ser, un grupo familiar: en su función defensiva respecto de múltiples conflictos, opera en
general con una estructura latente descripta por Bion como de supuesto básico de
dependencia. Así disociará e identificará al objeto bueno sobre la figura patriarcal
protectora, respecto de la cual experimentará una dependencia nutricia (sobre el resto del
grupo se depositará el objeto carenciado). En lo manifiesto, el padre ocupará una posición
de líder autocrático y centralizará las comunicaciones. Cualquier situación conflictiva, se
buscará aniquilarla, se expulsará a cualquier miembro a fin de fortificar la cohesión
oponiendo una fantasmática filicida ante probables deseos parricidas o incestuosos,
conflicto que en lo manifiesto se expresará como uno de grupos superpuestos que
sostienen sistemas de valores antagónicos (el “honor de la familia” vs. la deshonra,
depositada sobre el miembro excluido).

Grupo Operativo
Supuestos básicos:
- Mundo interno: se configura como un escenario en el que es posible reconocer el hecho
dinámico de la internalización de objetos y relaciones. En este escenario interior se intenta
reconstruir la realidad exterior, pero los objetos y los vínculos aparecen con modalidades
diferentes por el fantaseado pasaje desde el "afuera" hacia el ámbito intrasubjetivo, el
"adentro". Es un proceso comparable al de la representación teatral, en el que no se trata
de una siempre idéntica repetición del texto, sino que cada actor recrea, con una
modalidad particular, la obra y el personaje. El mundo interno se define como un sistema,
en el que interactúan relaciones y objetos, en una mutua realimentación.
- Vínculo: una estructura compleja, que incluye un sujeto, un objeto, su mutua interrelación
con procesos de comunicación y aprendizaje. Estas relaciones intersubjetivas son
direccionales y se establecen sobre la base de necesidades, fundamento motivacional del
vínculo. Dichas necesidades tienen un matiz e intensidad particulares, en los que ya
interviene la fantasía inconsciente. Todo vínculo, así entendido, implica la existencia de un
emisor, un receptor, una codificación y decodificación del mensaje.
- Estructura vincular: Por este proceso comunicacional se hace manifiesto el sentido de la
inclusión del objeto en el vínculo, el compromiso del objeto en una relación no lineal sino
dialéctica con el sujeto. Por eso insistimos que en toda estructura vincular -y con el término
estructura ya indicamos la interdependencia de los elementos- el sujeto y el objeto
interactúan realimentándose mutuamente. En ese interactuar se da la internalización de
esa estructura relacional, que adquiere una dimensión intrasubjetiva. El pasaje o
internalización tendrá características determinadas por el sentimiento de gratificación o
frustración que acompaña a la configuración inicial del vínculo, el que será entonces un
vínculo "bueno" o un vínculo "malo". Las relaciones intrasubjetivas, o estructuras
vinculares internalizadas, articuladas en un mundo interno, condicionarán las
características del aprendizaje de la realidad. Este aprendizaje será facilitado u
obstaculizado según que la confrontación entre el ámbito de lo intersubjetivo y el ámbito de
lo intrasubjetivo resulte dialéctica o dilemática. Es decir, que el proceso de interacción
funcione como un circuito abierto, de trayectoria en espiral, o como un circuito cerrado,
viciado por la estereotipia.

Proceso de interacción:
Toda situación de aprendizaje genera en los sujetos dos miedos básicos, dos ansiedades
básicas: a) Miedo a la pérdida del equilibrio ya logrado en la situación anterior, y b) Miedo
al ataque en la nueva situación en la que el sujeto no se siente adecuadamente
instrumentado. Presentes y coexistentes en todo grupo. Constituyen la resistencia al
cambio y promueven las “Situaciones dilemáticas”

Concepto de grupo: “Conjunto restringido de personas ligadas entre sí por constantes de


tiempo y espacio, y articuladas por su mutua representación interna, que se propone en
forma explícita o implícita una tarea que constituye su finalidad. Interactuando a través de
complejos mecanismos de asunción y adjudicación de roles”.

Pichón Riviére
Uno de sus primeros trabajos es el de organizar grupos de enfermeros e instruirlos en el
trato del paciente; pues en esos momentos uno de los principales problemas era el
maltrato que por desconocimiento impartían los enfermeros a los pacientes. En estas
circunstancias desarrolla la técnica del "Grupo Operativo", en esos grupos discutía con los
enfermeros los diferentes casos que había, se trataba así de darles un panorama general
de la psiquiatría. El aprendizaje de los enfermeros fue sorprendente. Ellos tenían
acumulada gran experiencia, dado que casi todos, habían trabajado años en el Hospicio.
Su dificultad era que no podían conceptualizar, entonces, esa experiencia no les servía
para nada. Las condiciones mejoraron notoriamente. Debido a un prolongado paro de
enfermeros, debió capacitar a los enfermos que mejor se encontraban para ocupar este
rol; estos internos mejoraban ostensiblemente su salud mental, tenían una nueva
adaptación dinámica a la sociedad, especialmente porque se sentían útiles..." Las posturas
reaccionarias de otros profesionales y la intención de destruir su trabajo lo llevaron a
renunciar, no sin llevarse las vivencias que luego darían coherencia a sus proyectos. De
esta praxis surgen estas reflexiones: "...Existe en nuestra sociedad, un aparato de
dominación destinado, en última instancia, a perpetuar las relaciones de producción; vale
decir relaciones de explotación. Este aparato de dominación tiene sus cuadros en
psiquiatras, psicólogos, y otros trabajadores del campo de la salud, que vehiculizan,
precisamente, una posición jerárquica. Son líderes de la resistencia al cambio,
condicionantes de la cronicidad del paciente, al que tratan como un sujeto equivocado
desde un punto de vista racional. Estos agentes correctores, cuya ideología y personalidad
autocrática les impide incluir, una problemática dialéctica en el vínculo terapéutico,
establecen con sus pacientes relaciones jerárquicas en las que se reproduce el par
dominador - dominado. Esto generó diversos posicionamientos sobre las concepciones
actuales de salud, que ejercía un predominio a nivel del campo médico, que generaban
exclusión, aislamiento, desconocimiento y una postura político-social de abordar los
problemas relacionados a la Salud y la Enfermedad, donde todo se mantenía sin cambios
y la hegemonía del poder médico era quien determinaba estos criterios. Con la incidencia
de los planteamientos de Pichón se empezaron a generar fisuras y cuestionamientos a lo
establecido, abriéndose paso a nuevas posturas y concepciones en todo el campo del
saber médico, hechos que generaron muchos problemas y dificultades para Pichón en
relación a sus postulados teóricos y a la pragmática de sus trabajos.

Grupo Operativo:
El grupo operativo es un grupo centrado en la tarea y que tiene por finalidad aprender a
pensar en términos de resolución de las dificultades creadas y manifestadas en el campo
grupal y no en el de cada uno de sus integrantes, lo que sería un psicoanálisis individual
en grupo. Consideramos al enfermo que enuncia un acontecimiento como el portavoz de sí
mismo y de las fantasías inconscientes del grupo. En esto reside la diferencia de la técnica
operativa con las otras técnicas grupales, ya que las interpretaciones se hacen en dos
tiempos y en dos direcciones distintas.
Un grupo familiar que posee una buena red de comunicación, que se desenvuelve
eficazmente en su tarea, es un grupo operativo, en el que cada miembro tiene asignado un
rol específico, pero con un grado de plasticidad tal, que le permite asumir otros roles
funcionales. En el asumir roles necesitados situacionalmente se configura un proceso de
aprendizaje de la realidad, tarea fundamental del grupo.

El proceso terapéutico del que el grupo operativo es instrumento consiste en última


instancia en la disminución de los miedos básicos: miedo al ataque al yo (ansiedad
paranoide) y miedo a la pérdida del objeto (ansiedad depresiva), que son cooperantes y
coexistentes en el tiempo y en el espacio. Estos miedos paralizan la acción del yo
impontetizándolo y es por medio de técnicas operativas que se crean nuevas condiciones
para los pacientes. Ellas permiten fortalecer sus yoes haciéndolos más plásticos y
flexibles, logrando así una adaptación activa a la realidad, sobre la base de una interacción
dinámica entre introyecciones y proyecciones que se transforman en operativas porque
están en los cimientos de la comprensión y acción sobre el enfermo. La tarea que adquiere
prioridad en un grupo es la elaboración de un esquema referencial común, condición
básica para el establecimiento de la comunicación, la que se dará en la medida en que los
mensajes puedan ser decodificados por una afinidad o coincidencia de los esquemas
referenciales del emisor y el receptor. Esta construcción de un ECRO grupal constituye un
objetivo cuya consecución implica un proceso de aprendizaje y obliga a los integrantes del
grupo a un análisis semántico, semantístico y sistémico, partiendo siempre de la
indagación de las fuentes vulgares (cotidianas) del esquema referencial. Cada integrante
lleva al grupo un esquema de referencia, y sobre la base del común denominador de estos
sistemas, se configurará, en sucesivas "vueltas de espiral", un ECRO grupal.

El campo del grupo operativo está poblado por los roles prescriptos o puestos, que
definimos en términos de pertenencia, afiliación, cooperación, pertinencia, comunicación,
aprendizaje y telé, que representados en forma de un cono invertido convergen como roles
o funciones para provocar en la situación de tarea la ruptura del estereotipo. Se puede
decir que en el acontecer del grupo determinadas personas van a asumir estos roles
correspondientes de acuerdo con sus características personales; pero no todo se realiza
en términos de una tarea positiva. Otros roles, en cierta manera prescriptos por su
frecuencia, son asumidos por miembros del grupo, como los roles de portavoz,
saboteador, chivo emisario y liderazgo, cuando alguno de los roles tiene mando: el líder
autocrático, democrático, al que agrego el demagógico, cuya extraña ausencia en los
investigadores llama la atención. Los miembros del grupo pueden asumir los roles
consignados, y cuando la adjudicación o asunción del rol en el marco del puesto se realiza
adecuadamente, su funcionalidad aumenta. Ciertos roles como el conspirador o
saboteador son generalmente elegidos por el extragrupo introducidos en el intragrupo con
una misión secreta de sabotear fundamentalmente la tarea y el esclarecimiento. Estas
infiltraciones, en forma de conspiración, deben ser tomadas como un hecho natural y son
las fuerzas que actúan desde afuera, introducidas en el adentro para sabotear el cambio,
es decir, son representantes de la resistencia al cambio.

La técnica de grupos creada por nosotros, llamada de grupos operativos, se caracteriza


por estar centrada en forma explícita en una tarea que puede ser el aprendizaje, la
curación (en este sentido abarca a los grupos terapéuticos), el diagnóstico de las
dificultades de una organización laboral, la creación publicitaria, etc. Bajo esta tarea
explícita subyace otra implícita, que apunta a la ruptura, a través del esclarecimiento, de
las pautas estereotipadas que dificultan el aprendizaje y la comunicación significando un
obstáculo frente a toda situación de progreso o cambio. La tarea consiste entonces en la
elaboración de dos ansiedades básicas, miedo a la pérdida (ansiedad depresiva) de las
estructuras existentes y miedo al ataque (ansiedad paranoide) en la nueva situación,
proveniendo esta última de nuevas estructuras en las que el sujeto se siente inseguro por
carencia de instrumentación. Estas dos ansiedades, coexistentes y cooperantes,
configuran la situación básica de resistencia al cambio que debe ser superada, en el grupo
operativo, en un acontecer grupal en el que se cumplen los tres momentos dialécticos de
tesis, antítesis y síntesis, por un proceso de esclarecimiento que va de lo explícito a lo
implícito. La unidad de trabajo que permite realizar dicho esclarecimiento está integrada
por el existente (material aportado por el grupo a través de un miembro cualquiera que
cumple en ese momento la función de portavoz), la interpretación realizada por el
coordinador o copensor del grupo y el nuevo emergente, conducta nacida de la
organización de distintos elementos, acontecimiento sintético y creador que aparece como
respuesta a esa interpretación. Toda interpretación, en este tipo de grupos, como en la
tarea terapéutica, tiene el carácter de una hipótesis elaborada acerca de la fantasía grupal.
No apunta a la exactitud, o mejor dicho no se evalúa con un criterio tradicional de verdad
sino en términos de operatividad, en la medida que permite o favorece la ruptura del
estereotipo.

Dos obstáculos: epistemológico y epistemofílico


- Obstáculo epistemológico: este obstáculo, que en la teoría de la comunicación está
representado por el ruido y en la situación triangular por el tercero, transforma la espiral
dialéctica del aprendizaje de la realidad en un círculo cerrado (estereotipo), actuando éste
como estructura patógena.
- Obstáculo epistemofílico: en el campo del conocimiento, el objeto del conocimiento se
sitúa casi como un enemigo del sujeto. Ese obstáculo tiene que ser penetrado, tiene que
ser conocido. En este caso, el campo es el aprendizaje, el aprendizaje de la psiquiatría, de
la psiquiatría no individual sino en grupo, y el obstáculo epistemofílico es el otro, el
paciente, y además que hay que conocerlo.

En general, son dificultades que impiden un acercamiento al objeto de conocimiento. El


obstáculo epistemofílico se refiere a las dificultades de índole motivacional o afectiva (en
psiquiatría, las ansiedades generadas por la locura), mientras que el obstáculo
epistemológico implican una dificultad o confusión asentadas en el proceso mismo de
producción de un conocimiento científico (en psiquiatría, la carencia de una teoría
psicológica que sitúe el problema de la conducta en una perspectiva totalizadora).

Organizadores grupales:
- Mutua representación interna: Definimos al grupo como el conjunto restringido de
personas, ligadas entre sí por constantes de tiempo y espacio y articuladas por su mutua
representación interna, que se propone en forma explícita o implícita una tarea que
constituye su finalidad.
- Tarea: consiste en el abordaje y elaboración de ansiedades y la emergencia de una
posición depresiva básica, en la que el objeto de conocimiento se hace penetrable por la
ruptura de una pauta disociativa y estereotipada, que ha funcionado como factor de
estancamiento en el aprendizaje de la realidad y de deterioro en la red de comunicación.
En la tarea, aquella posición depresiva requiere elaboración, proceso cuya significación
central está en el hacer "consciente lo inconsciente".

Funciones del Coordinador:


- crear, mantener y fomentar la comunicación, que va adquiriendo un desarrollo progresivo
en forma de espiral. De esta manera el grupo aprende, se comunica, opera y se alivia de la
ansiedad básica.
- dinamizar, resolviendo discusiones frontales que ocasionan el cierre del sistema,
pudiendo utilizarse al observador como observador participante en situaciones donde el
cierre amenaza toda la operatividad del grupo.
- ayudar a los miembros a pensar, abordando el obstáculo epistemológico configurado por
las ansiedades básicas.
- reflexiona con el grupo acerca de la relación que los integrantes del mismo establecen
entre sí y con la tarea prescripta.
- señala las situaciones manifiestas e interpreta la causalidad subyacente (transmitir
aquello que percibe que existe en el grupo y que no se explicita, y que funciona como
obstáculo para el logro del objetivo grupal). ¿Qué sentido tiene esta explicitación? La
dialéctica grupal consiste en una relación entre procesos implícitos y acontecer explícito,
entre lo manifiesto y lo latente. La interpretación se incluye en esta dialéctica aportando al
campo información que permite el autoconocimiento grupal, lo que genera nuevas formas
interactivas. La interpretación operativa modifica el campo grupal, permite a partir del
autoconocimiento la reestructuración de las relaciones entre los miembros y con la tarea.
Opera en el campo del obstáculo a fin de mostrarlo para lograr una reorganización grupal
que permita elaborarlo. El obstáculo puede estar dado en el proceso de aprehensión del
objeto, en la red de comunicación, etc.

Tres Momentos o Periodos:


1°) Pre tarea:
- Hay interacción, intercambio permanente, aunque, bajo el dominio de los miedos básicos.
- No está definido qué se hará.
- Operan mecanismos defensivos de la posición esquizo-paranoide (disociación de sentir,
pensar, acción).
- El coordinador guiará al G al análisis sistemático de los obstáculos.
Se ubican las técnicas defensivas que estructuran lo que se denomina la resistencia al
cambio, movilizadas por el incremento de las ansiedades de pérdida y ataque. Estas
técnicas se emplean con la finalidad de postergar la elaboración de los miedos básicos; a
su vez, estos últimos, al intensificarse, operan como obstáculo epistemológico en la lectura
de la realidad. Es decir, se establece una distancia entre lo real y lo fantaseado, que es
sostenida por aquellos miedos básicos. La pretarea también aparece como campo en el
cual el proyecto y la resistencia al cambio serían las exigencias con signo opuesto y de
creación de tensión. Aparece el "como si" o la impostura de la tarea. Se hace "como si" se
efectuara la labor especificada (o la conducta necesaria). El sujeto se entrega a una serie
de "tareas" que le permiten "pasar el tiempo" (mecanismo de postergación, detrás del cual
se oculta la imposibilidad de soportar frustraciones de inicio y terminación de tareas). Por
lo tanto lo que se observa son maneras o formas de no entrar en la tarea.

2°) Tarea:
- Es el sentido del grupo, es la marcha del grupo hacia su objetivo
Consiste en el abordaje y elaboración de ansiedades y la emergencia de una posición
depresiva básica, en la que el objeto de conocimiento se hace penetrable por la ruptura de
una pauta disociativa y estereotipada, que ha funcionado como factor de estancamiento en
el aprendizaje de la realidad y de deterioro en la red de comunicación. En la tarea, aquella
posición depresiva requiere elaboración, proceso cuya significación central está en el
hacer "consciente lo inconsciente" y en el cual se observa una coincidencia total de las
distintas áreas de expresión fenoménica. En el pasaje de la pretarea a la tarea, el sujeto
efectúa un salto cualitativo durante el cual se personifica y establece una relación con el
otro diferenciado. En el contexto de la situación terapéutica, correctora, la situación
transferencial y contratransferencial ocurre principalmente en el ámbito de la pretarea del
sujeto. Si el terapeuta confunde la pretarea con la tarea, entra en el juego de la neurosis
transferencial y actúa en ella. La tarea del terapeuta se convierte en pretarea, al tener él
mismo resistencia a entrar en su tarea específica, por eludir el problema esencial del
hacerse cargo, del "compromiso", del ser consciente y el proyecto. (Resistencias
ideológicas a la praxis.)
- 2 tipos:
a) Tarea explícita: Objetivo del grupo. Ej: aprendizaje, curación, diagnostico, etc.
b) Tarea implícita: Resolución de ansiedades. Sin ello se obstaculiza la producción del
grupo y no se realiza la tarea explícita.
- Es el ámbito de elaboración de: ESTRATEGIA, TÁCTICA, TÉCNICA, LOGÍSTICA.

3°) Proyecto: Elaborar un proyecto significa elaborar un futuro adecuado de una manera
dinámica, por medio de una adaptación activa a la realidad, con un estilo propio, ideologías
propias de vida y una concepción de la muerte propia.
Cada uno de los pacientes va adquiriendo lo que podríamos denominar un "nuevo estilo de
vida", basado, en esta adaptación activa a la realidad en la cual el sujeto es modificado por
el ambiente, pero lo fundamental es que él se transforma a su vez en un agente de cambio
social. El proyecto surge cuando se ha logrado una pertenencia de los miembros; se
concreta entonces una planificación.

Vectores:
1) Afiliación: o identificación con los procesos grupales
- El sujeto no se incluye totalmente en el grupo (pre tarea).
- Este primer momento de afiliación, propio de la historia de todo grupo, se convierte más
tarde en pertenencia, una mayor integración al grupo, lo que permite elaborar a los
miembros una estrategia, una táctica, una técnica y una logística.
2) Pertenencia:
- Sentimiento de integrar el grupo.
- Identificación con los acontecimientos y vicisitudes.
- Permite establecer la identidad de un grupo y la propia como integrante de ese grupo.
- Hace posible la planificación en relación a la tarea.
- Constituye al grupo como grupo.
- Tiene que ver con la mutua representación.
3) Cooperación:
- Contribución a la tarea que hace cada sujeto.
- Se establece sobre la base de roles diferenciados (carácter interdisciplinario del G.O.).
- Solo a través de la Heterogeneidad se alcanza la complementariedad necesitada.
4) Pertinencia:
- Es el centrarse del grupo en la tarea prescripta y el esclarecimiento de la misma.
- La calidad de esta pertinencia se evalúa de acuerdo con el monto de la pretarea, la
creatividad y la productividad del grupo y sus aperturas hacia un proyecto.
5) Comunicación:
- Verbal o no.
- No solo el contenido del mensaje, también el “como”, el “quien” y los canales.
6) Aprendizaje:
- Se logra por sumatoria de información de los integrantes del grupo, cumpliéndose en un
momento dado la ley de la dialéctica de transformación de cantidad en calidad.
- Se produce un cambio cualitativo en el grupo, que se traduce en términos de resolución
de ansiedades, adaptación activa a la realidad, creatividad, proyectos, etcétera.
7) TELÉ:
- Definido por Moreno como: “Disposición positiva o negativa para trabajar con un miembro
del grupo”.
- Esto configura el clima, que puede ser traducido como transferencia positiva o negativa
del grupo con el coordinador y los miembros entre sí. Señalamos como situación central
del grupo operativo la actitud ante el cambio que se modifica en términos de incremento o
resolución de las ansiedades depresiva o paranoide, de pérdida y ataque, coexistentes y
cooperantes en tiempo y espacio. Esto implica para el operador que cuando detecta en la
situación grupal uno de esos dos miedos como lo manifiesto, su interpretación incluirá al
otro como lo subyacente.

ECRO
- Esquema: “conjunto articulado de conocimientos”. Brinda una serie de enunciados, un
cúmulo de ideas que deben cumplir la condición de abarcar grandes esferas de la realidad.
- Conceptual: “Sistema de ideas que alcanzan una generalización”. Conceptos que
provengan de la cotidianeidad del hombre. De la interioridad del hombre (psicosocial). De
la interacción del hombre en lo pequeños grupos (socio dinámica). De las instituciones en
las cuales el hombre juega distintos roles (institucionales). De la comunidad en la que el
hombre vive. (comunitario)
- Referencial: “Campo, segmento sobre el que piensa y opera”. Punto de referencia para
comprender la realidad del hombre. A partir de él podré comprender los fenómenos e
interpretarlos.
- Operativo: “Implica producir un cambio en algún aspecto de la realidad”. De nada sirve
comprender los fenómenos si no puedo actuar sobre ellos para modificarlos. Hay una
acción sobre ese objeto que yo quiero conocer. Sin operación no hay ciencia.
 El ECRO se trasforma en el elemento de trabajo de cada individuo en su
interacción grupal.

 Tarea del grupo: construcción de un ECRO grupal.

 El G debe configurar un ECRO de carácter DIALÉCTICO donde las


contradicciones principales referidas al campo de trabajo deben ser resueltas
durante la tarea misma del G.

 Todo acto de conocimiento enriquece el ECRO que se realimenta y mantiene


flexible o plástico (no estereotipado)

Se trata de ir configurando, a partir del aprendizaje, un Esquema Conceptual Referencial y


Operativo. Esto implica la estructuración de un determinado tipo de pensamiento, aprender
a pensar desde un modelo conceptual que nos permita elaborar y abordar los procesos,
ordenarlos e interpretarlos. Sobre el ECRO nos dice que es un conjunto organizado de
conceptos, que se refieren a una parte de la realidad que nos permite apropiarnos de ella
como totalidad y particularmente del objeto de conocimiento; el ECRO como una guía para
la práctica, es lo que me da una perspectiva para situarme dentro de un campo,
comprenderlo y poder operar sobre él.

El grupo se estructura sobre la base de un interjuego de roles. Estos roles no son


estereotipados sino funcionales y rotativos. Los más importantes son:
- portavoz: es el miembro que en un momento denuncia el acontecer grupal, las fantasías
que lo mueven, las ansiedades y necesidades de la totalidad del grupo. Pero el portavoz
no habla sólo por sí sino por todos, en él se conjugan lo que llamamos verticalidad y
horizontalidad grupal, entendiendo por verticalidad lo referido a la historia personal del
sujeto, y por horizontalidad el proceso actual que se cumple en el aquí y ahora en la
totalidad de los miembros. El portavoz puede desempeñar su rol en virtud de que se da en
él una articulación entre su fantasía inconsciente -fantasía que sigue un modelo primario- y
el acontecer del grupo en que se inserta. Debe ejemplificar, a través del problema
enunciado por el portavoz en su verticalidad, la situación de todos los miembros del grupo
en el aquí y el ahora y en relación con la tarea. Las necesidades, las ansiedades y las
fantasías enunciadas por el portavoz y su manera de formularlas hacen referencia a su
historia personal, en tanto que el hecho de que las formule en un momento dado del
acontecer grupal señala el carácter horizontal del emergente.
- chivo emisario: se hace depositario de los aspectos negativos o atemorizantes del mismo
o de la tarea, en un acuerdo tácito en el que se compromete tanto él como los otros
miembros. Aparecen entonces mecanismos de segregación. Será el torpe, el confuso, al
que le cuesta entender, el de aspecto más humilde o de diferente edad al grueso de los
integrantes, etc.
- líder: puede hacerse depositario de aspectos positivos del grupo y obtiene un liderazgo
que se centrará en una o varias de las categorías ya enunciadas (pertenencia,
cooperación, etc.). describe al “líder” un rol reconocido por todos, y depositario de todos
los aspectos positivos que el grupo reconoce. Puede ser aquel que motoriza y conduce la
tarea explícita, explica, entiende y comparte sus conocimientos, y también puede ser líder
de la tarea implícita siendo contenedor, afectuoso dispuesto a formar un “sólido” grupo de
pertenencia.
- saboteador: es aquel que obstaculiza la resolución de la tarea, aquel que interrumpe, que
no se une a los demás para la elaboración de los conceptos y lidera la resistencia. De
manera inconsciente puede que únicamente considere su propia necesidad, sin integrarse
a la necesidad grupal que atañe al grupo.

Cono Invertido
El campo del grupo operativo está poblado por los roles prescriptos mencionados, que
representados en forma de un cono invertido convergen como roles o funciones para
provocar en la situación de tarea la ruptura del estereotipo. En este cono vemos una base,
un vértice y la espiral dialéctica. a) En la base: Se ubican los contenidos emergentes,
manifiestos, o "explícitos". b) En el vértice: Las situaciones básicas o universales
"implícitas". c) La espiral grafica el movimiento dialéctico de indagación y esclarecimiento
que va de lo explícito a lo implícito, con el objeto de explicitarlo.

El esquema del cono invertido tiene la intención de configurar en su base todas las
situaciones manifiestas en el campo operacional y en su vértice, las situaciones básicas
universales que están actuando en forma latente. Estos universales son: a) Los miedos
básicos: 1) miedo a la pérdida de la estructura ya lograda y 2) miedo al ataque en la nueva
situación a estructurar. b) "La situación terapéutica negativa" frente a la situación de
cambio configurada por: 1) miedo al cambio; 2) resistencia al cambio. c) Un sentimiento
básico de inseguridad (la fórmula es "más vale pájaro en mano que cien volando"). d) Los
procesos de aprendizaje y comunicación: Ambos aspectos forman una unidad y son
interdependientes. La comunicación es el riel del aprendizaje. e) Las fantasías básicas: 1)
de enfermedad; 2) de tratamiento y 3) de curación.

Se puede concluir… “…Las finalidades y propósitos de los G operativos pueden resumirse


diciendo que su actividad está centrada en la movilización de estructuras estereotipadas a
causa del monto de ansiedad que despierta todo cambio. El esclarecimiento, la
comunicación, el aprendizaje y la resolución de tareas coinciden con la curación,
creándose así un nuevo esquema referencial…”

La estructura manifiesta del grupo: la estructura observable de liderazgo


Los miembros de un grupo ocupan distintas posiciones de acuerdo a una diferenciación
interna. Una de estas tantas posiciones diferenciadas es la de “líder”. Así, los integrantes
de un grupo aceptan ser dirigidos por una o varias personas, a la que denominamos líder,
porque perciben a la conducta de éste como el medio más adecuado para la consecución
de los objetivos grupales que satisfacen las necesidades de los mismos miembros. Un
líder es una persona a la cual los miembros del grupo con que trabaja ven como alguien
que los ayuda a resolver sus dificultades.
Si el liderazgo es una función del grupo, el líder emerge de la interacción del mismo; al
variar las necesidades y objetivos grupales, variarán las características significativas
requeridas para ocupar la posición de líder y ejecutar sus funciones. Se puede modificar la
situación del grupo, se modifica su interacción, sus objetivos y las necesidades de los
miembros: en consecuencia, variarán también, las características significativas necesarias
para ocupar la posición de líder: el liderazgo como función, es móvil.
Es conveniente diferenciar liderazgo de autoridad. El líder emerge de la interacción del
grupo, y esta emergencia es resultado de un “acuerdo” o transacciones más o menos
implícitas o explícitas entre los miembros. Ahora bien, cuando el líder aparece impuesto
por un exogrupo ya no hablamos de tal, sino de “autoridad”, porque la autoridad es una
relación entre personas que participan mutuamente como miembros de una empresa
organizada. Así, la autoridad de un individuo está definida o circunscripta por la autoridad
de otros.

Clasificación del liderazgo


El liderazgo posee una cierta persistencia, y los elementos que la fundamentan han sido
denominados como “fuentes de poder”, y clasificados en cinco categorías que no son
mutuamente excluyentes, sino, por el contrario, complementarias:
- poder de “recompensa y castigos”. Aquel que tenga la posibilidad de gratificar o frustrar a
los miembros tiene posibilidad de acceder al liderazgo. Un líder puede utilizar la
distribución de recompensas o castigos para influir sobre sus seguidores o continuar
ocupando dicha posición.
- poder de coerción, con la posibilidad de recurrir a la obligatoriedad de la acción. En esta
fuente se fundamenta todo tipo de liderazgo autoritario.
- poder “legítimo”, esta denominación no hace referencia a una legalidad jurídica, sino a un
cierto tipo de legalidad psicológica, originada en la internalización de las figuras paterna o
materna.
- poder “referido”, basado en el afecto, la amistad o el prestigio.
- poder “experto”, que se encuentra basado en el conocimiento y la información; esta es la
fuente que predomina -y debe predominar- en todo liderazgo democrático.

Si el liderazgo es una función del grupo, y el líder emerge de la interacción y actividad del
mismo, a ésta deberemos referirnos para establecer una clasificación de aquel. En todo
grupo existen dos tipos fundamentales de actividad: el comportamiento intelectual y las
conductas afectivas. La tarea propiamente dicha implica actividades racionales,
intelectuales, y en consecuencia, requerirá la existencia de un liderazgo instrumental,
también llamado de tarea, de locomoción o de fines. Como al mismo tiempo, la interacción
implica una actividad emocional, existirá un liderazgo expresivo, llamado también de
persistencia del grupo, orientado hacia el mantenimiento afectivo del grupo en cuanto tal.
El primer tipo de liderazgo encarnará los “problemas de logro” grupal, mientras que el
segundo los “problemas de proceso”.
- Los problemas denominados “de logro” hacen referencia explícita a los objetivos
manifiestos del grupo. La resolución de los “problemas de logro” acarrea la consecusión de
los objetivos o metas para el grupo.
- Pero existe también otra realidad en los grupos: la del mundo de las emociones, del
deseo y del temor, la alegría y el dolor. Estas emociones pueden no ser totalmente
conscientes para los miembros y, a veces, representan problemas que requieren un mayor
gasto de energía para ser encarados, presentando un mayor desafío a los líderes o a los
coordinadores. Nos referimos a los mismos como “problemas de proceso”, períodos en los
que predominan rivalidades, sibilinas, tendencias “autodestructivas”, acuerdos compartidos
e implícitos en eludir ciertas tareas, en evitar que los problemas del grupo se expliciten, a
los que podríamos describir como una especie de “conspiración o de emocionalidad
compartida”

Estos tipos de liderazgo distintos (el instrumental y el expresivo) coexisten en el grupo y,


en la mayoría de los casos no recaen sobre la misma persona, sino sobre dos personas
distintas (el miembro que mejor sabe guiar, por un lado, y el más simpático o querido, por
otro).

- En el liderazgo de tarea encontramos dos tipos polares: el liderazgo centrado en el líder,


centralizado, enérgico, con todas las comunicaciones grupales centradas sobre sí mismo,
por un lado, y el liderazgo centrado en el grupo, relajado, disperso, con mucha
comunicación interna, originada tanto en el líder como en los seguidores, por otro.
Tres estilos de liderazgo:
- En un rol de liderazgo autoritario, el líder es sumamente directivo, asumen sobre sí las
responsabilidades de asignar tareas y designar los subgrupos de trabajo, diseñando por
anticipado el plan a desarrollar, pero dictando sus pasos uno por vez; no explica las
razones que motivan sus decisiones y otorga recompensas y castigos en formas más o
menos arbitraria; permanece sin comprometerse con el grupo, demostrando más que
participando, dando órdenes y directivas frecuentemente.
- En un rol de liderazgo democrático, el líder favorece las discusiones del grupo y orienta
las decisiones; bosqueja los pasos necesarios para alcanzar los objetivos y pone a
discusión, incluso, otros modos posibles de lograrlos; no asigna subtareas ni subgrupos
encargados de realizarlas, sino que, en caso de que las mismas surjan, trata de obtener un
consenso grupal al respecto; se compromete con el grupo en todos su aspectos; los
hechos orientas sus críticas o alabanzas y no sólo participa en las tareas del grupo sino
también en su atmósfera emocional (chistes, pequeñas charlas relacionadas con la tarea o
no, pero que relajan la tensión de la misma).
- En un rol “laissez-faire”, el líder desempeña una parte mucho más pasiva. Su fundamento
de liderazgo puede ser la expertez, el prestigio referido o una legalidad psicológica; sin
embargo, no asumen activamente su papel, no participa ni se compromete; tan sólo está
presente para que el grupo pueda recurrir a él en caso de ser necesario (haciendo, al
mismo tiempo, el menor número de sugerencias posibles), o para orientar al grupo hacia la
tarea en caso de que ésta haya sido abandonada.

Es indudable la efectividad de los liderazgos democráticos por sobre los otros tipos de
liderazgos, ya que estos garantizan eficacia (el logro de los objetivos o tarea grupal) y
eficiencia (crea, al mismo tiempo, vínculos positivos entre los miembros, un fuerte sentido
de pertenencia). Un buen liderazgo grupal, instrumental y expresivo, cumplimenta estos
dos aspectos ya que la falla en uno de ellos acarrea, en forma progresiva, el fracaso en el
otro.

Liderazgo y coordinación
Entendemos por coordinación un tipo especial o peculiar de relación entre un individuo y
otros, en la cual el primero –al que pasamos a denominar “coordinador”- coordina u
organiza las actividades de los demás en forma tal que facilita un autoaprendizaje de
mejores comportamientos. Puede o no ser miembro del grupo, pero debe comprometerse
con el mismo –operando con una actitud democrática- o sus esfuerzos serán estériles. No
es precisamente un líder, pero puede llegar a serlo.

Las estructuras de comunicación y liderazgo


Señalamos como elemento básico para describir la estructura manifiesta u observable de
un grupo a los canales de comunicación o “lazos” entre los miembros que lo componen;
estos canales configuran redes.
Por de pronto comenzaremos señalando el estrecho vínculo entre la estructura de
comunicación y la de liderazgo; así un miembro ocupará una posición central en la
estructura de comunicación en la medida en que ejecute roles de liderazgo instrumental
que requieran, necesariamente, capacidad de procesar información, recibiéndola,
reteniéndola o transmitiéndola; otro ocupará una posición central en la estructura de
sentimientos en la medida en que ejecute roles de liderazgo expresivo y procese,
fundamentalmente, mensajes de primacía emocional; un tercero ocupará una posición
central en la estructura de poder en la medida en que goce de una alto status o ejecute
funciones de autoridad. Coincidentemente, una posición diferencia de mayor o menor
centralismo en la estructura de liderazgo se corresponderá con una posición diferenciada
de mayor o menor centralismo en la estructura de comunicación.
Decíamos que en un rol de liderazgo democrático el coordinador favorece las discusiones
del grupo y orienta las decisiones bosquejando los pasos necesarios para alcanzar los
objetivos; esta es una manera de afirmar que una de sus funciones es extender al máximo
posible los canales de comunicación entre los miembros tratando de establecer una red
totalmente conectada. Podemos afirmar que cuanto mayor sea el número de canales entre
los miembros, más rápidamente estarán todos igualmente informados. Es evidente
también que cuanto mayor sea el número de canales en la red, mayor será el número de
miembros que obtendrá información en una sola transmisión.

La dinámica manifiesta: proceso de interacción, fases y problemas


Vamos a tratar de observar y comprender el proceso de interacción típico que sigue un
grupo al enfrentar una tarea: el proceso de interacción, en otras palabras, la dinámica o
movimiento de un grupo cuando intenta resolver una problemática. Se señala que todo
grupo tiene una tarea que resolver, tarea que se va a presentar como problema: el grupo,
para poder resolver un problema o tarea, va a pasar por una serie de fases sucesivas, o
movimientos de fase típicos.
Bales afirma que cuando el grupo encara una tarea, aparecen ciertos tipos de
movimientos o fases que pueden ser identificados. Por fases entendió sub-períodos
cualitativamente diferentes en función de un período total y continuo de interacción, en el
que el grupo va desde la iniciación de la tarea hasta la consumación de la misma
(resolución del problema), que implica una toma de decisiones.
Estas fases o etapas sólo aparecen en la medida en que se cumplen ciertas condiciones:
unas 'anteriores’ o 'externas', y otros 'interiores' o 'internas' (que surgen y cambian durante
el período de interacción).

Bales discrimina tres tipos de condiciones anteriores: la primera se refiere a 'la


personalidad de los miembros": el grupo debe estar compuesto por integrantes cuya
personalidad sea considerada “normal” (que no sean psicóticos ni tengan coeficiente
intelectual inferior al promedio). La segunda condición externa atañe a la existencia de una
subcultura grupal previa al problema o tarea. Por ejemplo, si el grupo tiene una existencia
previa, ¿qué forma tiene de encarar los problemas? Puede ser que preexista una forma
saboteadora por evitación de ciertas fases. En caso contrario, en la medida en que posea
una "cultura grupal previa” más o menos adecuada, en la cual -al decir de Thelen- los
“problemas de logro" grupal se encaran simultáneamente con los "problemas de proceso",
observará dicha secuencia desarrollarse en una forma “normal'. El tercer tipo de
características anteriores o externas hace a la organización del grupo: en todo grupo
preexisten expectativas de relación de los miembros entre sí; en función de dichas
expectativas vamos a encontrar diferentes posiciones de los miembros en la estructura
grupal, y en función de esas diferentes posiciones, diferencias de status y prestigio. No
sólo vamos a reconocer un líder de locomoción o líder instrumental, sino también un líder
de mantenimiento (y aquellos que no son líderes van a tener -incluso- un cierto status
diferenciado en la estructura manifiesta grupal).

Desde esta perspectiva, Bales señala tres fases: orientación, evaluación y control.
Romero propone una modificación a su enunciado, reconociendo seis fases en lugar de
tres.
La diferencia fundamental radica en que Bales encuadra a las respuestas emocionales
positivas y negativas dentro de dichas fases. Romero propone que existen en todo grupo,
tres fases que están dominadas por ese tipo de respuestas emocionales, que deben ser
entendidas y analizadas como fases independientes (y no sólo como conductas
intervinientes en las tres fases identificadas por Bales).

Fases:
1° Fase: pedidos de orientación general: los integrantes comienzan a hablar entre sí,
tratando de aclararse mutuamente la tarea que se les ha asignado. Es probable que
alguno solicite ayuda externa o de un coordinador, es decir pedidos de orientación general,
acompañados con algunos intentos de responder a dichos pedidos. Además, en este
primer momento los miembros tienen más dificultades para hablar y participar, y los
silencios pueden hacerse más extensos y rígidos. Se producen las primeras orientaciones
generales, y se trata de resolver fundamentalmente los problemas de comunicación interna
de los integrantes del grupo. Se va generando, paulatinamente, una estructura de
comunicación.
- roles de dar orientación: da información general, repite, aclara, etc.
- roles de pedir orientación: pide información general, repetición y aclaración
2° Fase: evaluación: una vez establecida la tarea a realizar o resolver, el grupo debe
decidir los caminos que ha de seguir para resolverla, qué técnicas, qué herramientas,
pasos o procesos se deben elegir, es decir, plantear los senderos que conducen a los
objetivos. El grupo debe evaluar las distintas alternativas de acción posible, y en
consecuencia, los problemas que se enfrenten serán los de evaluación de las distintas
opiniones de los miembros. Entre la segunda y la tercera fase de definirá,
progresivamente, la estructura de liderazgo grupal.
- roles de dar opinión: evalúa, analiza, expresa sentimientos y deseos, etc.
- roles de pedir opiniones: pide evaluación, análisis, expresión de sentimientos y deseos,
etc.
3° Fase: control o regulación de los aportes que realizan los integrantes: aparecen las
primeras sugerencias relacionadas específicamente con la tarea. Los miembros
intercambian y elaboran activamente información (hechos, teorías en relación al problema
u objetivo) y tratan de vincular en forma adecuada su propia experiencia personal con el
problema o tarea del grupo. Esta etapa es la que más tiempo toma al grupo y la que más
dificultades trae. Pueden plantearse serios obstáculos, tales como discusiones, divisiones
en el grupo, rivalidades, etc.
- roles de dar sugerencias: da dirección, información, elaboraciones (respetando la
autonomía de los demás)
- roles de pedir sugerencias: pide información, dirección, elaboraciones, etc.
4° Fase: toma de decisiones: pueden aparecer los primeros acuerdos, y esto marca el
comienzo de etapa emocional. En las fases anteriores, los roles de locomoción o tarea
predominaban por sobre los roles de mantenimiento. A partir de esta fase, es decir, de la
aparición de acuerdos o desacuerdos, esta relación se irá invirtiendo progresivamente.
- roles que evidencian la existencia o aparición de acuerdos: muestra aceptación pasiva,
comprende, conviene, accede, etc.
- roles que evidencia la existencia o aparición de desacuerdos: muestra rechazo,
formalidad, se abstiene a ayudar, etc.
5° Fase: relajamiento de las tensiones: sucede cuando aparecen los acuerdos,
acompañado de bromas, risas y muestras de satisfacción general que desemboca en un
aumento de solidaridad entre los integrantes. En caso contrario, si los roles predominantes
son de disidencia, aparecerán los desacuerdos, con un aumento concomitante de las
tensiones conducente a una disminución de la solidaridad grupal y expresión de
antagonismos.
- roles que evidencian relajamiento de tensiones endogrupales: bromas, ríe, muestra
satisfacción
- roles que evidencian el aumento de tensiones endogrupales: se van del tema, pedidos de
ayuda que no son escuchados, etc.
6° Fase: reintegración: al aparecer el momento de solidaridad o la expresión de
antagonismo. Al resolverse cada una de las fases anteriores se va produciendo una
integración grupal peculiar a cada una de ellas, y hablamos de “reintegración” porque se
dará una integración totalizadora final, que comprendería a las subintegraciones sucesivas
que se fueron generando anteriormente.
- roles que evidencian aumento de solidaridad endogrupal: ayuda, gratifica, eleva la
posición de los demás, etc.
- roles que evidencian la disminución de la solidaridad endogrupal: antagonismo,
disminuye el estatus de los demás, afirma su ego, etc.

La dinámica manifiesta: roles funcionales y disfuncionales de los integrantes de un grupo


Estrechamente vinculados a las funciones de locomoción y mantenimiento veremos los
roles por los que se desempeñan esas funciones, clasificándose en roles funcionales (los
de locomoción y mantenimiento) y roles disfuncionales (o roles individuales).
En todo grupo, al comenzar a funcionar como tal, se produce necesariamente un proceso
de diferenciación de roles equivalente al proceso de división del trabajo: los integrantes
van desempeñando distintas funciones necesarias para el desarrollo de la tarea. Esta
diferenciación se hace cada vez más compleja y afecta tanto a los roles que están
directamente vinculados con dicha tarea como a los roles orientados hacia el grupo mismo
a fin de regularlo y perpetuarlo manteniendo o modificando su forma de trabajo. Pero
también encontraremos roles que están orientados hacia la satisfacción de necesidades
individuales de los integrantes, irrelevantes para la tarea y el grupo. A los primeros se los
denominó "roles funcionales”, y a estos últimos “roles disfuncionales”.

Roles de locomoción, progresión, o tarea de grupo:


a) rol de iniciador-contribuyente: sugiere o propone al grupo nuevas ideas o formas
diferentes de ver el objetivo o problema del grupo
b) rol de inquiridor de información: es quien pregunta para aclarar las sugerencias hechas
c) rol de inquiridor de opiniones: es quien pregunta para aclarar los valores involucrados
en las sugerencias
d) rol de informante: aporta información
e) rol de opinante: expresa creencias y opiniones enfatizando los valores involucrados en
ella
f) rol de elaborador: formula las opiniones y la información manejada por el grupo
g) rol esclarecedor o clarificador: muestra y clarifica las relaciones entre las diversas ideas
o sugerencias
h) rol de orientador: define o redefine la posición del grupo respecto a sus objetivos
i) rol de crítico evaluador: analiza las realizaciones del grupo en función de alguna norma o
serie de normas
j) rol de dinamizador: incita al grupo a la acción o a la toma de decisiones
k) rol de secretario: registra los contenidos discutidos por el grupo
l) rol de técnico de procedimientos: facilita el movimiento grupal distribuyendo material,
realizando tareas de rutina, disponiendo grabadores y sillas, etc.

Roles de mantenimiento:
a) rol de estimulador o alentador: elogia, está de acuerdo, muestra solidaridad
b) rol de conciliador o armonizador: intermediario entre diferencias de otros miembros,
concilia desacuerdos, mitiga tensiones, “vuelca aceite en aguas agitadas”, etc.
c) rol de transigente: cede parte de su posición para llegar a acuerdos
d) rol de regulador de comunicación: intenta mantener abiertos los canales de
comunicación estimulando o facilitando la participación de todos
e) rol de seguidor: sigue el movimiento grupal de forma pasiva
f) rol de legislador o “ideal”: se expresan normas e intenta aplicarlas en el funcionamiento o
en la evaluación de la calidad de la interacción grupal.
g) rol de observador: se registran diferentes aspectos del proceso de interacción y
realimenta al grupo con dichos datos

Roles disfuncionales
Son roles “individuales”, intentos de satisfacer necesidades individuales sin relación directa
alguna con la tarea del grupo; son conductas que no están orientadas hacia el crecimiento
ni al mantenimiento del grupo, sino tentativas de utilizar el ambiente del grupo como un
medio para satisfacción individual narcisística.
a) rol de agresor
b) rol de obstructor: expresa desacuerdos sin razones, se retrotrae a problemas ya
resueltos
c) rol de buscador de reconocimiento: busca llamar la atención sobre sí mismo
vanagloriándose
d) rol de confesante: aprovecha la oportunidad para expresar sentimientos personales sin
vinculación alguna con la tarea explícita, confunde grupo de trabajo con grupo terapéutico
e) rol de mundano: muestra falta de compromiso con los procesos grupales, subestima a
los demás, etc.
f) rol de dominador: usa la conducta agresiva como medio para imponer su dominio, no
permite participaciones, etc.
g) rol de buscador de ayuda: intenta lograr una respuesta de simpatía a través de
expresiones de inseguridad, confusión personal o depreciación de sí mismo
h) rol de defensor de intereses especiales: se defienden intereses ajenos al grupo,
correspondientes a un grupo de pertenencia alternativo sin relación alguna con la tarea.
Técnicas de coordinación de un grupo de discusión o grupo de trabajo (nivel manifiesto)
Una de las funciones más importantes del coordinador será la de ayudar a discernir los
requerimientos de roles, los roles que necesita el grupo en una subfase dada, a fin de
lograr sus objetivos.

Coordinación, fases y roles


Vamos a reformular a Bales: para cada una de las seis fases vamos a encontrar ciertos
requerimientos de roles mínimos indispensables; si esos roles no son ejecutados por los
integrantes, el grupo no puede pasar de una fase a la fase siguiente.
Para la 1° Fase (orientación), vamos a necesitar un rol de iniciador-contribuyente, uno de
orientador, el rol de pedir información, de dar opiniones; estos serían los roles mínimos
indispensables de locomoción. ¿Y entre los roles de mantenimiento? Vamos a necesitar,
como mínimo indispensable, el rol de estimulador, el rol de guardagujas y el rol de
seguidor.
En la 2° Fase (evaluación), van a necesitarse los roles necesarios para la etapa anterior y
además otros roles, como el de elaborador, de sintetizador, y de crítico-evaluador para las
funciones de locomoción. Y para las de mantenimiento, además de los ya mencionados,
roles de conciliador y de transigente.
En la 3° Fase (control), vamos a necesitar además de los ya enunciados, el rol de
dinamizador, sintetizadores, crítico-evaluadores. Se van a necesitar todos los roles de
locomoción y todos los de mantenimiento.
En la 4° Fase (toma de decisiones) entramos en la fase socio-emocional, donde, hasta ese
momento, los roles de locomoción predominan sobre los de mantenimiento.
Al entrar en la fase de manejo tensional (relajamiento de tensiones o viceversa), y en la
fase de integración, van a ir aumentado progresivamente los roles de mantenimiento y
reduciéndose los de locomoción.

El coordinador tiene que cumplir cuatro funciones básicas: a) mantener la discusión


centrada en el grupo a fin de que sea de interés para todos y que todos puedan participar;
b) salvaguardar la libertad de expresión, para que todos los participantes puedan decir lo
que realmente piensan; c) mantener la discusión en un nivel lo suficientemente práctico,
para que todos puedan entender el tema que se está tratando; d) mantener la suficiente
sensibilidad sobre lo que está ocurriendo a fin de organizar las actividades de los
participantes de forma tal que facilite un autoaprendizaje de mejores comportamientos y
conductas.

El coordinador no va a operar sobre el “lado izquierdo” del esquema de Bales (sobre las
categorías de conducta enumeradas de 1 a 12), sino que va a operar sobre el “lado
derecho” (sobre los problemas enumerados con letras A a F, sobre los seis problemas
vinculados a cada fase).
En la 1° fase el grupo debe comprender claramente la tarea a realizar: los integrantes
deben esclarecerse y orientarse mutuamente con respecto a la misma y el coordinador
debe propiciar un enfoque que asegure el esclarecimiento de las metas, mantenga en
movimiento la acción del grupo y facilite la resolución de los problemas de comunicación
estimulando la participación de todos.
En la 2° fase el grupo debe elegir los senderos a seguir para lograr su objetivo; los
problemas que se presenten serán los de evaluar las distintas alternativas de acción
posibles. El coordinador en consecuencia, debe facilitar la organización del ritmo de
trabajo, brindar informaciones si éstas son necesarias o requeridas, facilitar la relación
entre los medios al alcance del grupo con los fines a obtener estimulando la adecuada
valoración de los mismos.
En la 3° fase el grupo pasa a discutir a fondo la temática propiamente dicha, los
integrantes intercambian activamente información. Es aquí cuando la tarea de
coordinación es mucho más compleja; es necesario, por un lado, sintetizar los aportes
para estimular nuevas elaboraciones (osea: realimentar el grupo), brindar nueva
información si esta es requerida, mantener los objetivos en las perspectivas del grupo
reorientando las situaciones de empantanamiento, etc. Pero también es necesario evitar
las discusiones, dar apoyo efectivo, creando un clima emocional que mantenga unido al
grupo, pese a las divergencias, armonizar, aliviar tensiones, alentar nuevas expresiones,
etc.
En la 4° fase, el grupo toma decisiones, produce una respuesta a la tarea planteada; es
necesario entonces evitar las situaciones sismáticas o de desacuerdo tales que segreguen
o aíslen uno o varios miembros, incorporando al grupo la aceptación de posibles
disidencias, etc.
En la 5° y 6° fase, los acuerdos que puedan ir sucediéndose relajan las tensiones y
aumentan la solidaridad grupal, situación que se invierte en el caso de las disidencias no
resueltas satisfactoriamente. Los problemas enfrentados por el coordinador serán,
entonces, los de manejo de tensiones y de integración. En forma paralela, es necesario
ayudar al grupo a evaluar sus decisiones y la eficacia de los procedimientos empleados
para lograrlas, a extraer experiencias positivas de las situaciones negativas, etc.

La actitud del coordinador: criterio de complementariedad, función plástica, método


experimental
Es necesario precisar que un grupo no siempre marcha “sobre rieles”. Muchas veces y por
diversas razones ciertos conflictos grupales permanecen sin resolverse generando
situaciones de tensión, apatía o indiferencia que anulan o limitan el esfuerzo común. En
esas situaciones, ¿cómo reducir o evitar los rasgos “negativos” o “frustrantes” y propiciar
los efectos “satisfactorios” y “productivos”?
Para responder a estas preguntas vamos a empezar por establecer dos enunciados: el
primero –en función de lo visto acerca de “tipos de liderazgo"- que el coordinador,
indefectiblemente, va a operar con una actitud democrática; en segundo término, el
coordinador va a operar con un método experimental.
Ahora vamos a decir que la coordinación implica una posición diferenciada dentro del
grupo; pero que a diferencia del liderazgo, sólo puede ser asumida en forma adecuada por
una persona debidamente entrenada porque, como función, no es móvil sino plástica.
Vamos a ver qué entendemos por “plástica”. Dijimos que el coordinador debe tener un
entrenamiento anterior que le permita asumir y ejecutar los roles funcionales que requiera
el grupo en un momento determinado y que los miembros, por diversos motivos, no
pueden asumir o ejecutar. Es decir que en determinados momentos el coordinador va a
operar con un criterio de complementariedad, brindando los roles que son requeridos para
el buen funcionamiento, pero que el mismo grupo no puede, en ese momento y por
cualquier circunstancia, ejecutar.
El coordinador opera siempre con un criterio de complementariedad y con dos actitudes
distintas. Una de ellas es la de señalar el conflicto y el rol requerido ausente que puede
resolver dicho conflicto, pero que hasta ese momento no es asumido por los miembros; de
esta manera, el grupo modifica su dinámica interna.
Si ningún integrante puede asumir el rol requerido, el coordinador pasa a asumirlo, a
ejecutarlo por sí mismo, a dramatizarlo para “enseñar” también con el ejemplo, la conducta
o rol a ejecutar para resolver una situación de conflicto no resuelto.
En síntesis: el coordinador –según Thelen- va a operar de acuerdo a un método
experimental, lo cual va a implicar una estrategia, una táctica y una logística. Entendemos
por estrategia el análisis de las distintas opciones de planificación para elegir la que se
acomodará mejor al logro de los objetivos fijados. La táctica es la elección de las técnicas
adecuadas de acuerdo a los fines propuestos y la planificación de las mismas según el
curso de la acción. La logística consiste en involucrar en el campo del trabajo todos los
instrumentos y recursos disponibles.
En tal medida, el modelo para resolución de conflictos será tal como lo señala Thelen, un
modelo “experimental”, que implica: un diagnóstico de la situación, una interpretación de la
misma, una planificación de acciones a hacer, una actuación de esas acciones, una
obtención de reflejos y una modificación de planes y acciones.
En un primer paso, el coordinador va a realizar para sí mismo (en voz baja o en silencio)
un diagnóstico descriptivo de la situación. De acuerdo a este modelo, entendemos lo
siguiente: llegar a relacionar a) la subfase del proceso de interacción –de acuerdo a Bales-
en que se encuentra el grupo con b) los requerimentos de roles funcionales, de
locomoción y mantenimiento de la misma, con c) la situación de aquí y ahora que se
verifica en el grupo.
En un segundo paso, el coordinador, una vez realizado el diagnóstico descriptivo, tratará
de “interpretar” la situación, en el sentido de encontrar los motivos que la originan.
Pero también debe hacer un segundo diagnóstico, tendiente a definir si los miembros del
grupo están en condiciones de asumir los requerimientos de roles necesarios para resolver
la situación.
El tercer paso es la planificación: el coordinador debe decidir qué conducta va a ejecutar y
qué consecuencias va a tener su operación.
El paso siguiente será el de la actuación propiamente dicha, asume o dramatiza, como
coordinador, el rol de sintetizador y de elaborador, utilizando el criterio de
complementariedad.
En síntesis, el coordinador opera siempre con un criterio de complementariedad; por un
lado, señalando los requerimientos de roles, y si eso no funciona, dramatizando él mismo
los roles requeridos.
El quinto paso será el de obtención de reflejos, observando las consecuencias de su
intervención. Si como respuesta el coordinador obtiene lo que había esperado obtener en
la etapa de planificación, dejará que el grupo continúe trabajando; de no ser así, procederá
a hacer un nuevo diagnóstico y una nueva interpretación; es decir, realizará una
modificación de planes y acciones.
Posiblemente sea necesario utilizar esta técnica –dramatización de roles- con mayor
frecuencia en los primeros momentos de la tarea del grupo, cuando el coordinador tiene
que enseñar al grupo a resolver sus problemas “con el ejemplo”; pero con el tiempo, si es
que el coordinador opera correctamente, el grupo debe realizar un aprendizaje progresivo
de los requerimientos de roles para cada etapa y de los roles requeridos para resolver
cada conflicto que se plantee; en tal medida, la técnica de intervención del coordinador
será utilizar con mayor frecuencia, la explicitación de la situación-conflicto mediante
señalamientos.
¿Por qué esto? Porque cada vez que, como coordinador dramatizo un rol, le estoy
“robando” a algún miembro del grupo la posibilidad de dramatizarlo él e impidiendo que
realice el aprendizaje por sí mismo.
En consecuencia, la estrategia de coordinación, en líneas generales, será, primero, utilizar
dramatizaciones de rol; luego irá reduciendo paulatinamente las dramatizaciones de rol,
utilizando cada vez con mayor frecuencia señalamientos de roles requeridos; finalmente, la
reducción de señalamientos debe ser cada vez mayor, hasta que el grupo se regule por sí
mismo.

Otras consideraciones sobre las técnicas de coordinación


En un grupo es necesario tener por lo menos tres niveles en los cuales es posible
intervenir como coordinadores: un nivel manifiesto o fenoménico, un nivel intermedio –
“técnicas de grupo operativo”- y, un nivel profundo -“técnicas de grupo terapéutico-; y cada
nivel tiene y requiere distintas técnicas de coordinación.
Podemos caracterizar a esta técnica de coordinación como una técnica que opera a nivel
de fenómenos emergentes, a nivel de emergentes grupales, a nivel fenoménico. Esto
sería, en general, el nivel de “superficie”, porque no operamos con elementos
inconscientes.
En un nivel intermedio, pero desde una perspectiva distinta, operamos con la técnica de
los grupos operativos instrumentada por Pichón Riviére. Finalmente, un nivel profundo,
inconsciente será encarado por los textos de Bion y los textos sobre las relaciones
objetales y la transferencia en grupo, así como textos de Anzieu sobre resonancia
fantasmática, de imagos y de escenas de orígenes.

Para nosotros, el objetivo del grupo es sacar adelante la tarea, mientras que el objetivo de
la coordinación es la autorregulación grupal. Una autorregulación que no niegue sino que
enfrente y resuelva los conflictos en la medida en que surgen; una autorregulación grupal
que tiene como referencia, a nivel social, un modelo de autogestión que reconozca al
conflicto como motor del cambio.
La cohesión y el conflicto
El conflicto es el núcleo de todo grupo. En todo grupo cada uno de sus integrantes posee
una representación interna –una imagen persona y subjetiva- del resto de los participantes
y de sus propias relaciones con ellos, de las relaciones de éstos entre sí, y de todos con
los objetivos. Esta representación preconsciente del grupo como totalidad que posee cada
uno de sus integrantes ha sido denominada “grupo interno” en un sentido general.
En el interjuego entre las múltiples imágenes internalizadas del grupo –correspondientes a
cada uno de los miembros- y el interaccionar en el grupo externo real, encontraremos la
inherencia del conflicto a todo grupo, y la relación de éste con la cohesión grupal y la
fantasmática correspondiente. El conflicto es inherente a todo grupo, porque nos
encontraremos, indefectiblemente, con la existencia de “más de un grupo” en todo grupo.

El conflicto se originaría en todo grupo como inevitable consecuencia de la existencia de


“grupos superpuestos” en el grupo. Grupos superpuestos que son el resultado de la
inevitable multipertenencia. Aquellos grupos que se superpongan, serán entonces los
grupos de pertenencia y referencia significativos.
Thelen discrimina la existencia de cinco grupos superpuestos en todo grupo:
- en el grupo actual, de “aquí y ahora”, tendríamos subgrupos “efectivos” de pertenencia:
son grupos internos al grupo mayor, en los que constatamos un vínculo privilegiado entre
algunos integrantes (por ejemplo, un subgrupo compuesto por tres o cuatro integrantes
que tienen mayores vínculos de afinidad o amistad entre sí que con el resto). Los
participantes de dichos subgrupos efectivos perciben a la totalidad del grupo desde la
perspectiva que les ofrece el mismo; perspectiva que se superpone al grupo “real”, y
constituiría una fuente potencial de conflictos porque, sea cual fuere su composición, el
subgrupo efectivo representa, para el integrante, al grupo total, y el participante tiene la
sensación de que puede influir sobre este último a través de aquél.
- “el grupo que representamos”: tendemos a actuar como representantes oficiales de otros
grupos, y se espera que hablemos a favor de dichos grupos de pertenencia.
Representamos sus deseos, sus emblemas y su poder; también sus ideas sobre la forma
de proceder.
- “grupo fantaseado”: mediante esta denominación Thelen se refiere a una imagen, una
representación no muchas veces consciente del grupo con el cual estoy operando. Thelen
ejemplifica esta idea de la siguiente manera: “Supongamos un educador que brinda una
conferencia acerca de una técnica que ha desarrollado; técnica que se opone a otras
técnicas didácticas y pedagógicas desarrolladas por otros educadores y que, en vez de
explicar su teoría al grupo de docentes que tiene enfrente, habla como si discutiera con los
otros educadores a los cuales se opone: el grupo de maestros siente que se habla por
encima de sus cabeza (que no es a ellos a quienes este educador se dirige realmente,
sino a otro grupo, un grupo fantaseado)
- “hang over” o grupo de arrastre: es un grupo similar a la familia, en la que se
experimentaron problemas de integración y ansiedad que aún no han sido superadas.
Estas ansiedades no superadas que surgen de rivalidades, pueden resurgir en cualquier
situación en la que se trabaje con grupos. Cuando esto sucede el integrante del grupo
reacciona ante sus pares del grupo actual tal como si fueran hermanos o hermanas de
hace tiempo y a lo lejos. Probablemente muchos problemas grupales no sean problemas
legítimos del grupo actual, sino problemas que han permanecido como problemas de
relaciones poco satisfactorias con el padre, la madre o los hermanos.
- “grupo reliquia”: se trataría, según Thelen, de ese grupo inidentificable, sedimento de
normas sociales internalizadas. El grupo reliquia más habitual es el sistema de valores que
se recuerda mucho tiempo después de haber olvidado el momento, lugar, circunstancia e
individuos que coadyuvaron a su internalización. A través de este grupo se produce el
arrastre de situaciones ideológicas e institucionales; constituye así uno de los vehículos
por medio de los cuales la ideología se introduce, en forma no consciente, en todo grupo.

El problema de todo grupo no es la existencia de conflictos, sino la existencia de conflictos


no resueltos. El conflicto dinamizará al grupo. Es, en cambio, el conflicto no resuelto aquel
que originará la estereotipia grupal. La existencia de conflictos no resueltos de grupos
superpuestos es denunciada por la producción de síntomas que indican dicha situación.
Thelen diferenció tres niveles de integración: un primer nivel se refiere a la integración, en
el individuo, de sus múltiples grupos de pertenencia y referencia; la coherencia y la
integración indivudal de los múltiples grupos de pertenencia y referencia facilitarán el
segundo nivel, la integración del individuo en el grupo. De la coherencia (o incoherencia)
de las múltiples integraciones en el grupo resultará el tercer nivel de integración, o
integración estructural del grupo como un todo.

Indicadores de conflictos no resueltos


Los síntomas o indicadores de conflictos no resueltos de grupos superpuestos serán
intentos de integrar a ultranza al grupo como un todo. Thelen discriminó cuatro síntomas:
- el grupo se vuelve dependiente. Volverse dependiente es un intento grupal de lograr una
integración a ultranza, negando los conflictos internos. El grupo se unifica, más allá de sus
contradicciones, a efectos de lograr dependencia de un sujeto (el líder, el coordinador) u
otro grupo externo, gracias a la operación del mecanismo de disociación, que permite
colocar al objeto bueno nutricio sobre el sujeto o grupo del cual se espera depender.
- un segundo indicador es la lucha contra cualquier blanco u objetivo. Lucha que puede
emprenderse contra algún miembro del grupo (transformado en chivo emisario), contra
otro grupo externo o idea. El grupo se unifica, logra una integración a ultranza, en la lucha
para atacar cualquier blanco. Mediante dicha integración se niegan las contradicciones e
intervienen, también, los mecanismos de disociación y negación.
- un tercer síntoma es la huida verbal. Aquí nos encontramos con una forma evitativa del
conflicto. Según hemos visto, con Bion, ataque y huida forman cara y contracara de una
misma moneda.
- El abandono del campo. El grupo abandona el campo unido, hace abandono o rechazo
del campo conflictivo y se retira unido del mismo. Es una nueva forma –ya no mediante la
palabra, sino mediante la acción- de evitar el conflicto, manteniendo la integración a través
del abandono del campo.
En estos cuatro síntomas encontramos la acción de los mecanismos de disociación y
negación a efectos de facilitar la aparición “pseudointegraciones” o “integraciones a
ultranza”, y sostener así la cohesión grupal, evitando la dispersión.

Problemas de logro y problemas de proceso


Todo grupo, ante el conflicto, sólo tiene dos alternativas: una de ellas la constituye el
intento de resolución del conflicto de grupos superpuestos; la otra implica distintas formas
o intentos de forzar una integración a ultranza y el mantenimiento de la cohesión a través
de pseudointegraciones que configuran pseudoresoluciones del conflicto.
Según Thelen, todo grupo enfrenta, inevitablemente, dos tipos de problemas: los
“problemas de proceso”, que hace a los conflictos de la dinámica misma, y los “problemas
de logro”, que hace a la consecución de los objetivos grupales. Sólo en la medida en que
los integrantes resuelven sus problemas de grupo superpuestos en conflicto, a los que
Thelen caracterizó como “problemas de proceso”, podrán enfocar o encarar la resolución
de sus “problemas de logro”.

Grupos orientados hacia sus objetivos o por sus procedimientos


Ante una situación de conflicto, ningún grupo puede trabajar sobre sus problemas de logro
a menos que resuelva previa o simultáneamente los problemas de proceso involucrados. A
partir de la resolución (o no resolución) de dichos problemas de proceso, el grupo irá
configurándose paulatinamente como un “grupo orientado por el objetivo” (si es que dichos
problemas se resuelven), o como un “grupo orientado por el procedimiento” (determinado
por la estereotipia) si es que dichos problemas de proceso no se encaran y resuelven.
Cuando surge un conflicto se conoce la forma de actuar, ya que los acuerdos del grupo,
las normas por las que regula su interacción, incluyen la previsión de ensayar y modificar
el rol del integrante si es que éste no es adecuado para la resolución de los problemas
que, en ese momento, atañen a la consecución de los objetivos grupales. De aquí en más
nos referiremos a este tipo de grupo con la denominación de “grupo orientado por el
propósito” o “grupo orientado por el objetivo”.
Inversamente, algunos grupos parecen orientarse hacia el mantenimiento de las ideas
preconcebidas. El ritual, la costumbre, y la preservación de la estructura de poder
constituyen su base de performance y de estabilidad. En ellos los acontecimientos son
imprevisibles y amenazantes, siempre deben buscarse nuevas maneras para encararlos y
no existen medios para descubrir esas nuevas alternativas en forma confiada. Estos
grupos se apoyan en autoridades más altas, algunas veces, incluso, místicamente
reveladas. Sus juicios no son puestos a prueba contra los hechos de la vida cotidiana. El
grupo tiene que adivinar, no sólo porque no tiene los hechos pertinentes en que
fundamentar su accionar, sino también porque ni siquiera conoce las categorías de hechos
que debería conocer. Los roles de los miembros están rígidamente definidos y son puestos
en vigor mediante expectativas coercitivas; se espera que todos sus integrantes acepten
una ideología común, y las idea no ortodoxas son resistidas. Las reglas que el grupo
explicita o aclara para sí mismo gobiernan los procedimientos, pero no regulan los
métodos de trabajo. Nos referiremos a estos tipos de grupos con la denominación de
“grupos orientados por el procedimiento”.
Y finaliza: “el grupo orientado por el propósito tenderá a abrir un ambiente en el que podrá
adquirir conocimientos sobre los medios de adaptación. El grupo orientado por el
procedimiento tiene falsas bases de adaptación. El grupo orientado por el propósito se
halla en contacto con la situación en forma realista; el grupo orienta por el procedimiento
no lo está.
El grupo orientado por el procedimiento será, entonces, un grupo caracterizado por la
estereotipia y la rigidez. En él, o mejor dicho, en los momentos en que cualquier grupo se
encuentra orientado, dirigido o sobredeterminado por sus procedimientos, la estereotipia o
la rigidez, sus integrantes no pueden incorporar la experiencia grupal como creadora y
modificadora de conductas y actitudes. En consecuencia, los roles que se ejecutarán serán
roles compulsivos, roles que servirán para vehiculizar la disociación y la negación sin
consciencia de dicha disociación y negación; por eso los miembros se sentirán obligados a
asumir, a causa de presión y cohesión grupal, un cierto rol estereotipado y rígido. Los
vínculos estarán, entonces, determinados, sobredeterminados, por la repetición en la
transferencia.
Cabe observar que los síntomas de la operación de grupos superpuestos en conflicto no
resuelto tiene mucha similitud con aquello que Bion denominó “supuestos básicos”. El
grupo orientado por el procedimiento es un grupo que está operando como una estructura
de supuesto básico subyacente. El grupo orientado por el objetivo se correlaciona con
aquello que Bion ha denominado “grupo de trabajo”.

El “grupo de trabajo” y sus niveles de organización


Thelen propone cuatro niveles bajo los cuales el grupo de trabajo se configura cada vez
con mayor creatividad.
- El primer nivel: algunos integrantes del grupo se orientarán en función de los objetivos
comunes, mientras que otros lo harán en función de sus necesidades personales.
- El segundo nivel hace referencia a una mayor implicación del grupo en la tarea. El
coordinador observa que gran parte de los miembros del grupo están orientados hacia la
tarea, que sus roles son necesarios y que están incluidos en el “aquí y ahora” del grupo;
pero que el rol, si bien necesario, es rutinario; poca movilidad en el desempeño de roles de
locomoción con predominio de roles pasivos (de seguidores).
- En el tercer nivel se iría configurando cada vez más nítidamente la situación de “grupo de
trabajo”; los integrantes, abocados sobre la tarea visualizan nuevos ingredientes y
métodos alternativos de abordaje de problemas y objetivos.
- El rol de “coordinador emergente” entre los integrantes del grupo sólo aparecerá en el
cuarto nivel, que implica un nivel de conducta creadora e integradora. Aquí habría mayor
disponibilidad para asumir roles de elaboraciones, coordinadores emergentes, etc.:
intervenciones que tienen inmediata relevancia para presentar nuevos problemas o nuevos
aspectos de un mismo problema.

La cohesión y el conflicto; la resonancia fantasmática


Para establecer la correlación entre los aspectos manifiestos del conflicto y el fenómeno de
la cohesión grupal recurrimos nuevamente a Thelen, volviendo sobre su concepto de
“integración de grupos” que, según señalamos, puede ser descripta desde tres
perspectivas o niveles:
1°) hace referencia a la integración en el sujeto singular de sus múltiples grupos de
pertenencia y referencia en la medida en que el sujeto posea integrados en sí mismos y en
forma coherente a sus múltiples grupos de pertenencia y referencia, su conducta tenderá a
ser menos contradictoria
2°) hace referencia a la integración del sujeto singular en el grupo. Sólo es posible una
adecuada integración de una persona en un grupo en la medida en que esta tenga
integrados sus múltiples grupos de pertenencia y referencia entre sí y con el grupo de
“aquí y ahora”.
3°) hace referencia a la “integración del grupo como un todo”. En la medida en que se sus
integrantes resuelven sus propias pertenencias conflictivas (niveles 1 y 2) y los problemas
inherentes de grupos superpuestos, este proceso facilitará la integración que Thelen
denomina “estructural” del grupo como un todo.
Esta tercera perspectiva, la del grupo como un todo, se corresponde con el fenómeno de la
cohesión grupal. La cohesión grupal será entonces la resultante de la solución de los
problemas de logro y de proceso, que son expresión del conflicto en el grupo en el nivel
interaccional manifiesto; problemas inevitables y conflicto inherente a consecuencia de la
insoslayable múltiple pertenencia de todo sujeto a varios grupos.

Conceptos freudianos:
- Apoyo/Apuntalamiento: Término introducido por Freud para designar la relación primitiva
de las pulsiones sexuales con las pulsiones de autoconservación: las pulsiones sexuales,
que sólo secundariamente se vuelven independientes, se apoyan sobre las funciones
vitales que les proporcionan una fuente orgánica, una dirección y un objeto. En
consecuencia, se hablará también de apoyo para designar el hecho de que el sujeto se
apoya sobre el objeto de las pulsiones de autoconservación en su elección de un objeto
amoroso; esto es lo que denominó Freud el tipo de elección de objeto por apoyo.

- Libido: Energía postulada por Freud como substrato de las transformaciones de la pulsión
sexual en cuanto al objeto (desplazamiento de las catexis), en cuanto al fin (por ejemplo,
sublimación) y en cuanto a la fuente de la excitación sexual (diversidad de las zonas
erógenas).

- Narcisismo: amor a la imagen de sí mismo. El yo no existe desde un principio como


unidad y exige, para constituirse, «una nueva acción psíquica». Si deseamos conservar la
distinción entre un estado en el que las pulsiones sexuales se satisfacen en forma
anárquica, independientemente unas de otras, y el narcisismo, en el cual es el yo en su
totalidad lo que se toma como objeto de amor, nos veremos inducidos a hacer coincidir el
predominio del narcisismo infantil con los momentos formadores del yo. Acerca de este
punto, la teoría psicoanalítica no es unívoca. Desde este punto de vista, según el cual el yo
se define por una identificación con la imagen de otro, el narcisismo (incluso el «primario»)
no es un estado en el que faltaría toda relación intersubjetiva, sino la interiorización de una
relación. Esta misma concepción es la que se desprende de un texto como Duelo y
melancolía (Jrauer una Melancholie, 1916), en el que Freud parece no ver en el narcisismo
nada más que una «identificación narcisista» con el objeto. Pero, con la elaboración de la
segunda teoría del aparato psíquico, tal concepción se esfuma. Freud contrapone
globalmente un estado narcisista primario (anobjetal) a las relaciones de objeto. Este
estado primitivo, que entonces llama narcisismo primario, se caracterizaría por la ausencia
de total relación con el ambiente, por una indiferenciación entre el yo y el ello, y su
prototipo lo constituiría la vida intrauterina, de la cual el sueño representaría una
reproducción más o menos perfecta.
Con todo, no se abandona la idea de un narcisismo simultáneo a la formación del yo por
identificación con otro, pero éste se denomina entonces «narcisismo secundario» y no
«narcisismo primario»: «La libido que afluye al yo por las identificaciones [...] representa su
"narcisismo secundario"». «El narcisismo del yo es un narcisismo secundario, retirado a
los objetos». Esta profunda modificación de los puntos de vista de Freud es paralela a la
introducción del concepto de ello* como instancia separada, de la que emanan las otras
instancias por diferenciación, de una evolución del concepto de yo*, que hace recaer el
acento, no sólo sobre las identificaciones que lo originan, sino sobre su función adaptatriz
como aparato diferenciado, y, finalmente, de la desaparición de la distinción entre
autoerotismo* y narcisismo. Tomada literalmente, tal concepción ofrece un doble peligro: el
de contradecir la experiencia, afirmando que el recién nacido carecería de una apertura
perceptiva hacia el mundo exterior, y el de renovar, por lo demás en términos ingenuos, la
aporía idealista, agravada aquí por una formulación «biológica»: ¿cómo pasar de una
mónada cerrada sobre sí misma al reconocimiento progresivo del objeto? El narcisismo
primario designa un estado precoz en el que el niño catectiza toda su libido sobre sí
mismo. El narcisismo secundario designa una vuelta sobre el yo de la libido, retirada de
sus catexis objétales

- Ideal del yo: instancia de la personalidad que resulta de la convergencia del narcisismo
(idealización del yo) y de las identificaciones con los padres, con sus substitutos y con los
ideales colectivos. Como instancia diferenciada, el ideal del yo constituye un modelo al que
el sujeto intenta adecuarse. En “Introducción al narcisismo” aparece el término «ideal del
yo» para designar una formación intrapsíquica relativamente autónoma que sirve de
referencia al yo para apreciar sus realizaciones efectivas. Su origen es principalmente
narci-sista: «Lo que [el hombre] proyecta ante sí como su ideal es el substitutivo del
narcisismo perdido de su infancia; en aquel entonces él mismo era su propio ideal»
En Psicología de las masas y análisis del yo se sitúa en primer plano la función del ideal
del yo. Freud ve en él una formación claramente diferenciada del yo, que permite explicar
en especial la fascinación amorosa, la dependencia frente al hipnotizador y la sumisión al
líder: casos todos en los que una persona ajena es colocada por el sujeto en el lugar de su
ideal del yo.

- Yo ideal: formación intrapsíquica que algunos autores, diferenciándola del ideal del yo,
definen como un ideal de omnipotencia narcisista forjado sobre el modelo del narcisismo
infantil. Por lo demás, se observará que el texto en que Freud introduce dicho término
sitúa, en el origen de la formación de las instancias ideales de la personalidad, el proceso
de idealización, en virtud del cual el sujeto se propone como fin reconquistar el estado
llamado de omnipotencia del narcisismo infantil.

- Transformación en lo contrario: Proceso en virtud del cual el fin de una pulsión se


transforma en su contrario, al pasar de la actividad a la pasividad. En Las pulsiones y sus
destinos, Freud, considerando los «destinos pulsionales», incluye entre ellos, además de
la represión y la sublimación, la transformación en lo contrario y la vuelta* hacia la propia
persona. Inmediatamente indica que estos dos procesos (el primero de los cuales afecta al
fin, el segundo al objeto) se hallan, en realidad, tan íntimamente ligados entre sí (como se
observa en los dos principales ejemplos, el del sadomasoquismo y el del voyeurismo-
exhibicionismo) que resulta imposible describirlos por separado. La vuelta del sadismo en
masoquismo implica, a la vez, el paso de la actividad a la pasividad y una inversión de
papeles entre el que inflige los sufrimientos y el que los soporta.

- Identificación: Proceso psicológico mediante el cual un sujeto asimila un aspecto, una


propiedad, un atributo de otro y se transforma, total o parcialmente, sobre el modelo de
éste.

La multiplicación dramática Kesselman y Pavlovsky


MD: consiste en improvisaciones, en forma de escenas, que cada integrante del grupo
realizará por el efecto de resonancia que produce la escena inicial --- Otras versiones,
otros espacios-tiempos, otros sentidos -- develamiento de la multiplicidad grupal
Es importante aclarar que la MD no la consideramos una técnica sino una nueva forma de
“pensar” el dispositivo grupal. Para que exista MD se necesitan: a) la escena de un
protagonista; b) las improvisaciones que cada integrante del grupo realizará en forma de
escenas por el efecto de resonancia que en cada integrante produce la escena inicial.
- hay un primer relato de una experiencia personal
- dramatización del relato de la experiencia coordinada por alguien en el grupo,
adjudicación de roles entre los integrantes y desempeño de roles sobre la escena original.
- al escribir sobre el insight dramático revivido y descubierto en la escena se abren nuevas
perspectivas en la escritura

Es un escribir donde están incorporadas las mediatizaciones de las subjetivaciones de los


integrantes. De mi escena individual al grupo y a la escritura individual, pero insisto, este
individual incluye la experiencia grupal, soy repensado en mi creación “individuada”. En
este caso la noción de sujeto (yo escribiendo ahora) es sujeto en tanto sujeto de
enunciación colectiva. “Son procesos de subjetivación social, determinados múltiplemente,
no HAY UNO”.
La coordinadora me sugiere un “soliloquio” desde el rol de “papá” (inversión de rol con
soliloquio).
Kesselman sugiere que se formen dos grupos entre los integrantes y que ambos inventen
“juegos posibles” inspirados por la escena. Un simulacro, un “como sí”.
El grupo como máquina de producción de sentidos y yo en mi escritura sujeto de
enunciación colectiva en otra nueva producción de sentidos.
Algo sobre la noción de agenciamiento: yo creo que todo el tiempo al escribir estoy
agenciando COSAS. ¿Qué es entonces un agenciamiento? Es una apropiación de
determinadas nociones o conceptos que uno pone en su propia máquina y desde allí poder
pensar una serie de cosas. Pero al agenciamiento es ordenado. No tendrá que ver con la
asociación libre. En el agenciamiento no hay asociación libre. HAY APROPIACIÓN
DESEANTE.
Yo creo que la MD no es un fenómeno de libre asociación sino de APROPIACIÓN
DESEANTE. La noción entonces de agenciamiento como apropiación deseante
corresponde a lo que pienso HOY de la MD. Lo que los integrantes de un grupo hacen es
agenciarse de una parte de la escena original y acoplarla a una sensación-imagen o idea a
través de una forma dramática.
La MD necesita de la subjetividad proyectiva del integrante. Sin proyección no hay M. Es
más: se necesita de la proyección individual para multiplicar.
En la idea de agenciamiento ocurre lo mismo. Tiene que existir el fenómeno
PROYECTIVO.
Recordamos que en la MD cada integrante crea una escena por “resonancia” sobre la
escena original… Cada integrante se convierte en CREADOR e INVENTOR DE
ESCENAS.
La MD en un nivel es eso: líneas de desarrollo, rizomas, raíces de raíces, historias no una
historia central, historias que se entrecruzan vertiginosamente y que producen flujos y
cortes.
La creatividad en las multiplicaciones es que una nueva multiplicación puede generarse
sobre una de las raíces dramáticas de otra multiplicación y no ya sobre la original.
La multiplicación es caótica, desordenada y azarosa.
“Las M no son siempre metáforas, remiten a otro tipo de significantes, imágenes que se
ponen en movimiento a través de la MD en el grupo como retornos de sentido en forma de
escenas de imágenes, esbozos de diálogos, posiciones corporales que a su vez den lugar
a otras multiplicaciones”.
Todas las MD producidas por el grupo en base a la escena del protagonista tienen siempre
alguna relación con sus historias o proyectos futuros (del protagonista) y con otros
personajes de sus historias personales presentes o ausentes en la dramatización original;
y repetíamos que la MD revela las posibilidades inscriptas en las escenas iniciales del
protagonista. Pero esas multiplicaciones se producen siempre sobre un ESTADO
CREATIVO GRUPAL, facilitador de la creatividad individual y eso también es lo
terapéutico.

Contribuciones del Psicodrama a la Psicoterapia de Grupos


Jacob Levy Moreno, creador del psicodrama, logró desarrollar una teoría basada en una
concepción del hombre y de la salud que tiene como núcleo la espontaneidad, el
optimismo acerca de lo vital, el amor, la catarsis y los roles que van formando el yo del
individuo; este fue el primer contenido del psicodrama.
En el teatro clásico, el espectador, al identificarse proyectivamente con lo representado por
los actores, logra, como decíamos antes, una catarsis y también cierta conscientización.
En el caso del psicodrama, si bien el público resuena con lo representado (ese es su valor
en la terapia grupal), es el protagonista, en primer lugar, el que logra una catarsis pues
representa su propio drama. Para que a través del psicodrama representado se produzca
un efecto catártico, tiene existir verdadera espontaneidad y creatividad.
En los protagonistas, que mientras se desarrolla el drama, crean el mismo, lo cocrean con
los demás, expresándose a través del tratamiento de la temática y de los juegos
vinculares. En la creación espontánea misma, que mediatiza el vínculo del hombre con el
mundo.
El psicodrama contiene los puntos básicos de su teoría:
a) el concepto de espontaneidad-creatividad
b) la teoría de los roles
c) la psicoterapia grupal

a) la teoría de la espontaneidad ligada a la creatividad dialécticamente: el niño al nacer


realiza su primer acto creativo, es el primer hecho de catarsis de integración. Nace con
una capacidad creadora propia del ser humano que irá completando con la madurez, con
ayuda de los otros. El juego en el niño es la mayor expresión de la espontaneidad
creadora. El psicodrama posibilita la recuperación de dicha espontaneidad, a través del
juego dramático, del “como si” simbólico, donde se logra escapar al determinismo
asfixiante de ciertas condiciones de la realidad; donde lo imaginario y lo real coexisten en
la escena; donde se recupere el contacto consigo mismo y con los demás al reencontrarse
con la creatividad, de donde surgirán roles nuevos y respuestas nuevas, libres de
estereotipos.
El acto de lo espontáneo está íntimamente ligado al instante, de allí surge la noción del
“aquí y ahora”. Desde el acto espontáneo del nacimiento, el cuerpo del niño es el status
nascendi de la espontaneidad, con puntos focales o zonas. Además la madre cumple la
función de representar para el niño una imagen de sí mismo. En toda esta primera etapa
los roles son psicosomáticos.
b) la teoría de los roles: para Moreno, el rol es el conjunto de posiciones imaginarias
asumidas por individuo durante su infancia, en la relación con los demás. Es entonces de
raíz imaginaria y se concreta en la acción en la interacción.
c) la psicoterapia grupal: Moreno la define así: “La psicoterapia de grupo es un método
para tratar conscientemente, en el marco de una ciencia empírica, las relaciones
interpersonales y los problemas psíquicos de los individuos de un grupo…”
En su concepción, todos en el grupo son agentes terapéuticos y todo grupo lo puede ser
con respecto a otro grupo. Este método aspira a lograr la mejor agrupación de sus
miembros, para los fines que persigue. No trata solamente a los individuos sino a todo el
grupo y a los individuos que están en relación con él.

Método psicodramático. El método del psicodrama toma la representación dramática, la


escena como núcleo del abordaje y la exploración del ser humano y sus vínculos. La
acción, unida a la palabra, brindan un más completo despliegue del conflicto, del drama
que ocupa al protagonista en el espacio dramático. En la escena, el individuo puede
representar sus conflictos pasados y presentes, y también volcar sus temores,
expectativas, proyectos y dudas sobre el futuro, explorando sus relaciones con el presente
y el pasado.
Se distinguen en el desarrollo de la acción dramática tres momentos que poseen, cada
uno, una importancia singular. La primera fase, llamada caldeamiento, es donde se
prepara el clima del grupo. Se elige un tema y un protagonista y se intenta adentrar al
mismo en el mayor nivel de espontaneidad posible. Moreno destaca en que sólo
liberándose de ataduras de la realidad, “desaprendiendo”, el sujeto logrará el estado
necesario para participar eficazmente, de manera espontánea, en la dramatización. Podrá
entrar así en el “como si” dramático, abierto a lo que vaya sugiriendo en la escena: afectos,
asociaciones, recuerdos, nuevos personajes que, al comienzo, no recordó. Es muy
importante el rol del director dramático: de su habilidad para preparar y guiar al
protagonista hacia la escena, dependerá, en gran parte, el desarrollo creativo del drama.
El segundo momento o fase es la representación propiamente dicha, la escena dramática.
Aquí cobran importancia los yo auxiliares, que serán los encargados de encarnar los
personajes para los que el protagonista los eligió: personajes reales o fantaseados,
aspectos del paciente, símbolos de su mundo.
El tercer momento o fase es el compartir, es donde el grupo participa terapéuticamente.
Hasta ese momento el que se expuso y “desnudó” su intimidad fue el protagonista. En esta
etapa, el grupo devuelve, comparte sus sentimientos y vivencias, todo lo que les fue
sucediendo durante la escena, las resonancias que en ellos se produjo. Los compañeros
del grupo, que han estado en el lugar del público, al volcar sus comentarios, sus
asociaciones, tienen la doble función de ampliar el panorama logrado con las escenas del
protagonista y no dejarlo solo, acompañándolo, evitando que se sienta en desigualdad de
condiciones.
Las diversas técnicas dramáticas que se utilizan durante la representación fueron
pensadas por Moreno en relación con su teoría de la evolución del niño. Cada una de ellas
cumple una función que corresponde a una etapa del desarrollo psíquico.
A la primera etapa de indiferenciación del yo con el tú, corresponde la técnica del doble. A
la segunda del reconocimiento del yo, la técnica del espejo. A la tercera etapa del
reconocimiento del tú, la técnica de la inversión de roles.
Mediante la técnica de doble, un yo-auxiliar desempeña el rol de protagonista. Verbal y
gestualmente complementa aquello que desde dicho desempeño entiende y siente que el
protagonista no puede expresar completamente por esto desconocido u ocultado, por
inhibiciones. Se coloca al lado y en idéntica postura que el protagonista, haciendo sus
movimientos.
En la “técnica del espejo”, el protagonista sale de la escena y es público de la
representación que un yo-auxiliar hace de él. Se busca con esta técnica que el paciente se
reconozca en dicha representación, así como en su infancia reconoció su imagen en el
espejo.
Con la técnica de la “inversión de roles” o cambio de papeles, se investiga en la escena el
“sentir” de esos personajes del mundo del paciente.

Existen otras técnicas dramáticas creadas por Moreno y con posterioridad a él.
Clásicamente, las más utilizadas son: el soliloquio, que consiste en que el protagonista y
los yo-auxiliares digan en voz alta “como si hablara consigo mismo”, sus sentimientos y
pensamientos.
Moreno, tomando del modelo teatral sus elementos, distingue para la escena
psicodramática, cinco elementos o instrumentos:
- escenario: el espacio dramático donde se desarrolla la escena, el espacio vital que brinda
la posibilidad de nexos y conecciones entre lo imaginario, lo simbólico y lo real. En este
contiene se despliega la producción y en él se pueden representar hechos simples de la
vida cotidiana, sueños, delirios, alucinaciones.
- protagonista: es quien protagoniza su propio drama. Se representa a sí mismo y sus
personajes son parte de él. La expresión libre y la espontaneidad estimuladas desde el
caldeamiento y las diversas técnicas que pueden utilizarse, tienden a garantizar que se
dramatice y no que se actúe. El protagonista puede ser un individuo, una pareja o un
grupo.
- director: el psicoterapeuta del grupo es también el director psicodramático. Tiene
entonces una doble función, según los momentos de la sesión. El coordinador, se
dramatice o no, tiene internalizado el pensamiento en escenas, una actitud interpretativa y
una manera de ser en el grupo, acorde a su referente teórico. El director de psicodrama
está atento a toda información o dato que dé el protagonista para incluirla en la escena
guía y ayuda a llegar a la escena con espontaneidad. Una vez comenzada la escena, el
director se retira del espacio dramático y sólo interviene si es necesario incluir alguna
técnica (inversión de roles, doble, soliloquio, etc.) dando consignas al protagonista o yo-
auxiliares.
En el momento de los comentarios, posterior a la escena, aporta como un miembro más
del grupo o calla y se repliega (depende de las distintas escuelas).
- el yo-auxiliar: tiene, como su nombre lo indica, la función de auxiliar al protagonista,
dramatizando roles que éste le indique y que necesita para realizar la escena. En nuestra
forma de trabajo, los yo-auxiliares son los mismos compañeros de grupo.
- el público: es el grupo terapéutico. En los psicodramas públicos, la relación que se
establece es diferente, pues además de ser numéricamente mayor, no tiene la continuidad
y lazos afectivos y de historia que un grupo terapéutico. El público, en ambos casos,
resuena con lo que recibe desde la escena, aportando opiniones, expresando afectos,
asociando con su propia historia. Contiene la escena. El público puede ser de pocas
personas (familias, parejas, grupos terapéuticos, operativos, de entrenamiento, de
formación) o de muchas (psicodrama público o grandes grupos).
CADA MIEMBRO ES UN AGENTE TERAPÉUTICO

Moreno distingue tres procedimientos según el objeto de estudio al que se aborde cuando
se dramatiza: psicodrama, tratamiento de los conflictos individuales; sociodrama, donde el
objeto de estudio son los grupos sociales; role playing, cuando el psicodrama es utilizado
para la formación y entrenamiento de roles profesionales y técnicos.

Psicodrama Psicoanalítico. Aportes del Psicodrama al PSA:


1) Escena dramática como vía de abordaje a lo inconsciente. La escena dramática para
nosotros es leída desde el PSA. La valorizamos como una vía de abordaje a lo
inconsciente, una vía de exploración y elaboración tanto del protagonista como de sus
compañeros de grupo, pues a través de las identificaciones proyectivas e introyectivas, no
sólo el que indaga es el protagonista sino también los que asisten a la dramatización y los
que colaboran en ella como yo-auxiliares, encontrando en ellos escenas resonantes que
se incluyen en la terapia grupal.
2) Cuerpo  Palabra + Acción + Vínculo. La escena es la “representización” del pasado,
un lugar simbólico donde se revela lo imaginario, a través de las escenas actuales o
manifiestas, pudiendo explorar y elaborar situaciones conflictivas del mundo externo,
encontrando su conexión con el mundo interno del o los individuos, en sucesivas acciones
dramáticas con escenas antiguas e inconscientes. Sintetizando, la escena dramática es
básicamente la presentización y corporización que, a través de la representación tienen los
vínculos intrapsíquicos en su mutua y dinámica reestructuración con los vínculos
interpersonales.
A la importancia de la acción, integramos lo vincular y la palabra. Quede claro que la
palabra no pierde importancia, no es palabra versus acción (drama), sino que en la
integración de lo verbal y lo dramático logramos la ampliación del discurso. El discurso
verbal no se minimiza para privilegiar la acción, la acción no se descalifica tampoco en
privilegio de la palabra. Ambos forman una unidad compleja que es más que la suma de
las partes, crea una nueva estructura que rescata los canales de expresión del hombre:
verbal, gestual, pre-verbal y psicomotriz vincular, en forma unificada, no disociando las tres
áreas: mente, cuerpo y mundo exterior.
3) Interpretación y producción de sentido. «El psicodrama no es la búsqueda de un cierto
sentido ni tampoco de un significante fundamental. Por ello, se debe evitar la interpretación
que proporcione sentido y pérdida de sentido. No se trata de descubrir el significante que
representaría la verdad del sujeto, sino más bien el significante que, gracias a los soportes
que el grupo ofrece, se convierte en una máquina de repetición».

Aportes del PSA:


- Tomamos el grupo imaginario, transitamos el camino psicoanalítico y además lo social,
su influencia en el grupo y del grupo en el macro grupo. Sé que para algunas
concepciones dentro del PSA, estos son un obstáculo en la labor analítica. Yo opino que
no hay terapia posible que deje de lado la realidad circundante de la que el grupo es parte.
Pienso que lo importante es poder entrar y salir de las distintas áreas, poder conectarlas y
no quedar atrapado en ninguna de ellas. Algunas pensarán que esto no es PSA. Yo opino
que sí, que es PSA aplicado a los grupos pues tiene en cuenta las leyes básicas del
mismo, pero no interpolando el modelo clásico del PSA individual sin las modificaciones
necesarias, rescatando así el valor de los grupos. Se tiene en cuenta la transferencia hacia
el terapeuta, hacia el grupo y cada uno de sus integrantes, también hacia el exogrupo. La
resistencia en la tarea verbal y dramática, incluso cuando el tema es utilizado con ese fin,
“por más impactante a nivel social que sea”. Existe la abstinencia y las otras leyes
grupales de encuadre, restitución y secreto. Se trata de hacer consciente lo inconsciente,
sin desvalorizar ni dejar de lado en nuestra concepción de salud mental y tarea
terapéutica, la relación dialéctica del hombre con el contorno social.
- En mi forma de trabajo, tomo lo transferencial, pues, si bien como dice Lemoine, la
demanda de amor no está puesta en la persona del terapeuta y el manejo técnico no es el
mismo, da lugar a un fenómeno diferente: el de las transferencias múltiples y laterales en
el grupo. Algunos eligen no explicitarlas y trabajar desde ellas. Yo opto por trabajar desde
ellas en algunos casos, pero también con ellas cada vez que piense que traerán claridad
necesaria (por ejemplo: alianzas, complementariedades narcisistas). Trabajo con las
transferencias:
a) de los terapeutas entre sí, el eco de lo que acontece en el grupo produce en el vínculo
transferencial entre los coterapeutas y viceversa, lo que ellos pueden determinar que
suceda en el grupo a partir de dichas transferencias. De la forma en que éstos lleven a
cabo su trabajo en el grupo, roles, alianzas inconscientes, de lo que sucede cuando uno u
otro dirigen la dramatización, quedando uno de ellos como observador, o yo-auxiliar.
b) de cada uno de los integrantes con cada uno de los demás
c) con el grupo como unidad
d) con el terapeuta o los terapeutas
e) con el exogrupo
f) del o los terapeutas con el grupo y cada uno de sus miembros
A esta forma de entender la transferencia en los grupos, se le agrega un grado más de
complejidad cuando incorporamos lo que sucede transferencialmente con:
1) la elección del protagonista y el tema a dramatizar
2) la elección que hace el protagonista de la escena a dramatizar y de los yo-auxiliares
(compañeros, en mi modelo de trabajo).
- Contamos también al trabajar con la escena dramática, con la posibilidad de investigar
los datos que el cuerpo nos brinda en el espacio dramático, reveladores de lo inconsciente.
Estos pueden ser contradictorios con los que brinda la palabra, filtrándose, de esta forma,
material reprimido.
- A través del análisis de las transferencias pueden ir conociéndose las fantasías o
formaciones imaginarias inconscientes compartidas, y las fantasías individuales de los
integrantes, en las distintas etapas del desarrollo de un grupo. Esta tara cuenta con
dificultades obvias por la complejidad del campo en el que se trabaja. En este sentido, en
lo que se refiere a las dificultades de aprehensión del fenómeno grupal, la aplicación del
PSA es un elemento de gran valor terapéutico, ya sea que se lleven a cabo
dramatizaciones grupales o individuales. Aun cuando no se dramatice, el hecho de tener
una concepción dramática de la psicoterapia facilita el desarrollo del drama interno en el
espacio único de la sesión (único, no por ser factible de transferencia sino de
interpretación).

Un dispositivo grupal: Fotolenguaje. Vacheret


Más allá de las fotos elegidas por su calidad estética y su valor simbólico, este método
corresponde a cierta concepción de la coordinación de grupos. En efecto, una de las
características del fotolenguaje es que el coordinador elige, el también, una o varias fotos
para presentar en el grupo, participando en los intercambios grupales y favoreciendo el
juego de identificaciones.
Desarrollo de una sesión de fotolenguaje: la sesión se desarrolla en dos tiempos: el de la
elección personal de una o varias fotos y el tiempo de los intercambios en grupo. Cada
participante se deja interrogar por las fotos, eligiendo con la mirada, dejando las fotos a
disposición de los miembros del grupo. Después que el grupo eligió, el coordinador los
invita a tomar las fotos precisando así: “No cambies de elección, si alguien eligió la misma
foto que ustedes, reencontrarán la foto en el grupo”.
El segundo tiempo comienza cuando todos los participantes se encuentran reunidos en
círculo con una foto en la mano. El coordinador recuerda la hora al terminar la sesión,
significando el tiempo compartido en el grupo. También se precisa que cada uno puede
presentar su foto al grupo cuando lo desee, articulando lo que viene de decirse sobre una
foto precedente, recomendando escuchar lo más posible la presentación de cada foto,
pudiendo intervenir después si lo desea, para decir lo que observa de semejante o
diferente sobre esta foto. Esta consigna es importante porque evita todas las
intervenciones que tienen el riesgo de las interpretaciones abruptas. Se insiste sobre el
hecho que no se interviene en función de una persona, sino de una foto presentada,
dándole a la foto un lugar mediador, una tercera posición entre el sujeto y el grupo.
Con el fotolenguaje, el coordinador interviene sobre un modo participativo, no directivo. Es
garante de un encuadre y puede ser llevado a decir, en caso de que un paciente se desvíe
de la propuesta: “Volvamos a la cuestión, a la consigna que ha sido dada en el comienzo
de la sesión” o “y si volviéramos a las fotos?”.
Apoyándose sobre los elementos específicos a este método, el animador plantea un
dispositivo en el que los límites son:
- por una parte, el proceso secundario: la consigna sobre la que se debe pensar,
razonando lógicamente
- por otra parte el proceso primario: la foto es una imagen externa en relación con
imágenes internas, con nuestros afectos y nuestras percepciones, lo que nos lleva a
razonar analógicamente.

La mediación por la foto y su función de transicionalidad


Inconstetablemente las fotos son objetos transicionales, que son depositados, que forman
parte del medio, de la herencia cultural y socio-cultural común, donde cada uno puede
depositar una parte de sí mismo, atribuyéndole así un sentido específico en función de su
vivencia personal, en una búsqueda de encontrado-creado, según Winnicott. Todo se
juega alrededor de la tolerancia a la paradoja: “el otro soy yo y no soy yo”, paradoja
fundadora de las identificaciones primarias.
De la misma manera que el niño construye una identidad a través de los vínculos que
elabora entre su resentir corporal, el afecto que lo acompaña y su adquisición progresiva
del lenguaje, el sujeto va a religar sobre su cuerpo todos los lenguajes:
- el lenguaje verbal
- el lenguaje de las imágenes y de lo imaginario
- el lenguaje gestual, pues las fotos se manipulan, se pasan, se muestran, se tienen de
una manera o de otra, participando del lenguaje gestual y revelando ciertos matices
- en fin el lenguaje del cuerpo que se manifiesta por la emoción
Es en efecto uno de los aspectos más importantes del Fotolenguaje de ver algunos
participantes expresarse con cierta emoción y constatar que el grupo siente la emoción y la
contiene, por el hecho mismo que sus miembros resienten ciertos aspectos comunes y
próximos.
En el Fotolenguaje, el grupo, con sus efectos portadores y contenedores, juega un rol
importante. Con los enfermos, hace falta más tiempo para que el grupo se constituya, pero
poco las fotos sirven de puntos de anclaje a las diferentes etapas vividas por el grupo; una
historia grupal se construye a partir de estos referentes comunes. Las fotos favorecen la
inscripción de la vivencia grupal en una memoria común y al mismo tiempo favorecen la
percepción de un cuerpo grupal que existe y que vive.

Multiplicación Lúdica. Clínica de la mediación y simbolización. Rosa Jaitan


Yo parto del supuesto que la mediación lúdica podría ser un elemento movilizador de
defensas. El objeto de mediación lúdica, el pensamiento escénico y las asociaciones
verbales constituyen en este sentido, un triple apoyo representacional. Este triple apoyo
representacional podría ser una vía real de mentalización y de representación grupal de la
crisis de los pacientes hospitalizados.
Mi propósito de introducir objetos de juego, no consiste solamente en introducir una
mediación en este dispositivo; sino de provocar un cambio en la relación transferencial. La
mediación pone en marcha un proceso transferencial “pentavectorial”, porque en los
grupos de mediación, la transferencia con el objeto ocupa un lugar central. Pentavectorial
porque a la transferencia con el objeto, se añade el clivaje de la transferencia central,
lateral, grupal, y con el mundo externo, tal como lo describe Béjarano. El clivaje de la
transferencia facilita la representación del afecto con el objeto de mediación.
Los orígenes del dispositivo
Diferentes factores me han llevado a crear este dispositivo terapéutico; de los que
remarcaré tres:
- la primera razón que me condujo a crear este dispositivo de investigación sobre las
mediaciones grupales fue el pedido institucional del hospital de día para incluirme como
analista de grupo. La demanda específica era de crear un dispositivo de grupo de
mediación que permitiera movilizar el cuerpo como objeto de trabajo psíquico. En este
sentido, las fallas narcisistas de los pacientes permiten pensar que el grupo es un espacio
privilegiado para la integración y la reconstrucción de un Yo corporal.
- en segundo lugar, la idea de incluir el juego me viene de mi trabajo como terapeuta de
grupo de niños y adolescentes, en las cuales el juego era el lenguaje por excelencia.
- en tercer lugar, mi trabajo en los grupos de formación de coordinadores de grupo, en los
que apliqué la técnica de la multiplicación dramática, introducida en Argentina por
Kesselman y Pavlovsky. Personalmente he utilizado esta técnica de MD en el encuadre de
la formación de coordinadores de grupo operativo en la escuela fundada por Pichón
Riviére en Bs As.
Estos autores introdujeron la técnica en el campo de los grupos de formación, con el objeto
de elaborar las escenas temidas de los coordinadores de grupo. La idea inicial era crear un
espacio dramático en el cual se podría asociar las escenas conflictivas de la historia
personal con los bloqueos de la vida profesional. Cada participante propone una escena
temida de la vida profesional. El protagonista aporta su escena al grupo. Los miembros del
grupo toman prestada la escena y la vuelven a dramatizar. Esta viene a ser una fotografía
agrandada y proyectiva en la que cada uno de los participantes, la retoma por su cuenta y
la modifica. La escena transformada deviene “escena resonante”.

Descripción del dispositivo


La ML es un dispositivo de terapia grupal para adultos, que se apoya en la idea de la
introducción de un objeto de mediación que movilice y facilite la simbolización, para
pacientes en situación de crisis que han sido hospitalizados durante el día. La peculiaridad
de este dispositivo es la de introducir un objeto de mediación lúdica (pelota, cuerda, tela,
cojín) que movilice la representación del espacio y que, particularmente favorece la
representación del cuerpo como puesta en contacto de los sujetos con su Yo quebrado. El
momento de introducción del objeto de mediación (segundo tiempo grupal) solicita ya el
cuerpo y la sensorialidad visual, táctil y auditiva.

Los cuatro momentos posibles de la sesión


El primer momento de la sesión grupal dura aproximadamente treinta minutos: es un
encuentro verbal de asociación libre, un intercambio inicial durante el cual generalmente
los pacientes hablan de su situación, de los acontecimientos relevantes de la semana o
bien relatan sus sueños.
Un segundo tiempo de exploración corporal del objeto, animado por la enfermera
psiquiátrica, que dura aproximadamente treinta minutos, durante los cuales ella introduce
consignas basadas en la dinámica de la sesión anterior y que son analizadas en el trabajo
intertransferencial. Al finalizar el trabajo de exploración del objeto, cada paciente dice
algunas palabras para describir lo que sintió. El trabajo de exploración del objeto puede ser
individual, bien ser realizado entre dos o tres pacientes, o bien puede ser una actividad
grupal.
Un tercer tiempo es el del trabajo psicodramático, que dura cuarenta y cinco minutos, que
puede o no ser utilizado por el grupo. Un sujeto se propone como actor de una escena. La
actuación en un espacio dramático, permite figurar las representaciones psíquicas y los
afectos. El resto del grupo funciona como público exterior a la escena. Los actores se
quedan en el escenario para hacer dejar venir las asociaciones a propósito de las
emociones surgidas de las imágenes resultantes. La escena facilita una actividad
asociativa en el grupo y una deriva imaginaria. Las asociaciones verbales de los
protagonistas y del resto del grupo confrontan las diferentes vivencias de adentro y afuera
de las escenas.
Esta escena de base funciona como elemento multiplicativo, en el sentido del doble, de
espejo, para la creación de otra escena que puede tener el valor de opuesto, de clivaje o
de complementariedad. Luego otro paciente propone una nueva escena para trabajar, que
llamamos “escena resonante”, que es la resultante de la resonancia afectiva de la primera
escena.
Un cuarto y último tiempo, el de las asociaciones verbales, dura aproximadamente treinta
minutos. Este último momento de asociaciones verbales permite elaborar los afectos
movilizados durante la sesión.

Los organizadores fantasmáticos


A – Los fantasmas de enfermedad y de curación. Durante la primera sesión, después de
precisar el encuadre (tiempo, duración, asociación libre, abstinencia), los pacientes se
presentan; la enfermera propone “la exploración del espacio del consultorio con las
pelotas”. Varias imágenes son aportadas: la maternidad, las caricias maternales, los
juegos de los niños, las dificultades de separarse de las pelotas y su opuesto, el deseo de
balancearla lo más lejos posible.
Podemos resumir las cuestiones introducidas por el grupo de la manera siguiente: la
exploración del espacio con la pelota reactiva fantasmas de apego sensorial (no pueden
soltarla), o bien la pulsión de dominio no puede ejercerse y los pacientes tiran la pelota
rápidamente, sin poder apoyarse sobre el objeto, para recorrer el espacio terapéutico
desconocido.
Las escenas muestran los fantasmas de enfermedad y de curación, en un doble sentido.
La incorporación al grupo reactiva la experiencia de la separación del grupo de origen. La
alternativa de aferrarse o de lanzar las pelotas y las escenas sobre separación maternal y
el abandono, contacta con modalidades melancólicas, presentes en la mayoría de los
pacientes. El dispositivo grupal crea la añoranza de la caricia y reguardo del continente
maternal. Hay un fantasma de curación mágica en la primera y en la segunda escena; un
fantasma de curación sin sufrimiento, o al contrario, la desesperanza va a reaparecer cada
vez que un nuevo participante se incorpora al grupo. Estos fantasmas, que están siempre
presentes en los momentos de la fecundación grupal, se expresan nuevamente en la
segunda sesión.
En esta sesión, el rimo de la pulsión, en su componente letal y vital aparece en el
reencuentro con el otro. El grupo sería portador de la pulsión de vida, (la pulsión oral, al
principio de la sesión el grupo se nutre de palabras). La pelota-grupo-vientre maternal
organiza la pulsión libidinal, acompañada de la pulsión de apego a la presencia del otro. El
otro polo rítimico de la separación es representado por la castración y por la muerte. La
angustia de pérdida deviene una ecuación simbólica: separación = castración = muerte.
Pasaré ahora a situar la cuestión del segundo polo fantasmático, que es la cuestión de la
identificación primaria maternal. Para ello tomaré las sesiones en una lectura longitudinal,
intentado mostrar la continuidad fantasmática de las mismas. Dejo de lado el análisis de
cada sesión en sí misma. Mi idea es mostrar la representación-fin a lo largo de varias
sesiones.
B- El proto-vínculo o la identificación primaria maternal. El análisis de la historia inicial del
grupo nos permite restablecer una continuidad entre las sesiones; la representación de la
madre arcaica es figurada como madrastra, madre guía –hada, madre sádica, madre
perversa o madre incestuosa-. La mayoría de estas representaciones son aportadas a
través de sueños traídos por los pacientes al comienzo de las sesiones; o bien por las
escenas de psicodrama. Presentaré las sesiones 5 a 10, donde aparecen los diferentes
portavoces de los fantasmas de la relación materna fusional.

Los momentos iniciales de constitución de un grupo ponen en marcha los ritmos


pulsionales, la inter-ritmización. Pero el proto-ritmo es una estructura en la que lo
intrapsíquico no está todavía diferenciado de lo intersubjetivo. Retomando nuestro tema
del fantasma de la figuración maternal primaria, podemos remarcar que el grupo de
mediación lúdica organiza la representación del grupo en tres niveles:
- el objeto de mediación en el material presentado, la pelota, facilita la organización de la
percepción figurando el momento de indiferenciación continente-contenido.
- el grupo es fantasmado como una estructura rítmica de transformación, creando la ilusión
grupal de un flujo continuo y rítmico de la pulsión de inter-relación. El pensamiento
escénico permite recrear este nivel de organización de la vida mental.
- la organización del pensamiento en su doble componente primario y secundario se
expresa por medio de las asociaciones verbales.

Niveles representacionales y Áreas de simbolización


El primer nivel representacional, el de la Organización de la Percepción se estructura
alrededor del objeto de mediación que organiza un primer nivel de mentalización del
aparato psíquico grupal. En el primer año de la vida del grupo, la pelota es representada
como matriz pre-natal y figura el momento de la indiferenciación continente-contenido. Tal
como lo señalé anteriormente la pelota permite de figurar una suerte de imago de madre
arcaica. Pero el mismo contenido es representado a través de los sueños aportados por
los pacientes al comienzo de las sesiones.
Este segundo nivel representacional, el de la vida emocional se sitúa alrededor del
pensamiento escénico. Cuando un paciente propone una escena en el grupo, éste se
organiza alrededor de un fantasma individual. Y es en resonancia con él, que l grupo va a
percibirse como un espacio ilusorio, en un estado de reflujo continuo y rítmico de lo que se
define como estado intervincular en el que los sujetos son movilizados por la “energía”
movilizada por la presencia del cuerpo del otro. En el espacio del psicodrama, el grupo va
a espacializar sus deseos en resonancia con el cuerpo-fantasma de la presencia del otro.
En la secuencia de trabajo psicodramático, en la medida que el grupo puede modificar las
escenas iniciales recreándolas a su antojo, la nueva escena ofrece un contenedor. Un
contenedor es un continente transformado. Y es este espacio ilusorio de transformación
casi mágica (como la del juego infantil) que sirve como un pivote mediador de las
angustias que van a ser movilizadas en el espacio del contacto emocional.

Conclusiones
Para cerrar, el aparato psíquico grupal se constituye como un cuerpo fantasmado y ese
cuerpo fantasmado se construye en el contacto intervincular. La medición lúdica es un
objeto que moviliza la presencia física, material, del objeto de percepción. Esta experiencia
con el objeto se articula con el espacio vivido (el cuerpo imaginario). El vínculo entre el
espacio de la mediación lúdica y el espacio imaginario del pensamiento escénico,
constituyen el espacio simbólico. Estos dos tiempos mediadores, conforman una doble
envoltura que organiza el nivel de la percepción y de la vida emocional. En consecuencia,
es esta doble articulación que crea el acceso a la simbolización de la conflictualidad, en su
triple dimensión intervincular o transvincular. Particularmente en pacientes en situación de
crisis en donde la representación está semi-moribunda. Un nuevo espacio oxigenante de
diferenciación entre los vínculos intrapsíquicos e intersubjetivos va a crearse.
Este dispositivo de grupo terapéutico con una mediación cultural permite reconstruir un
escenario, en donde la tópica grupal opera como un aparato transformador del imaginario
individual.
La evolución clínica de mis pacientes como la de muchos otros colegas que conozco en el
marco de mi trabajo en supervisión de grupos de mediación, me permiten continuar este
nuevo camino de investigación de dispositivos grupales.

“Grupos, instituciones y comunidades”. Del Cueto


Identificaciones y transferencias en los grupos. Red de identificaciones. Red transferencial
Los coordinadores grupales se interrogan acerca del por qué existen grupos que se
constituyen y permanecen cierto tiempo y otros no. Este hecho está sujeto a la posibilidad
de constitución durante las primeras reuniones de lo que se ha dado en llamar matriz del
grupo o matriz grupal, aludiendo de esta manera a la conformación entre los miembros del
grupo de ciertos lazos que organizan la permanencia del acontecer grupal.
Esta matriz grupal de la que hablamos está referida a algún tipo de organización libidinal
que ese grupo se ha dado. Esta organización libidinal está basada en los lazos afectivos
de amor, odio, indiferencia que los individuos tienen entre sí y con el coordinador. La
mirada recíproca entre los miembros del grupo junto con su coordinador precipita los
procesos de identificación y transferencia.
La red de identificaciones y la red transferencial que se va estableciendo en el transcurso
del grupo está íntimamente relacionada; en realidad es lo que la constituye, con la matriz
grupal. Es decir que esta matriz es en realidad una red de identificaciones formada
esencialmente por identificaciones secundarias y una red transferencial, ambas
entrecruzadas y relacionadas entre sí.
Una matriz básica tiene que ver con la permanencia y con llevar adelante determinado
proyecto simbólico-imaginario del grupo.
Una red de identificaciones que tiene que ver con los procesos de identificación entre los
miembros del colectivo. Es dinámica y móvil. Si pierde estas cualidades estamos en
presencia de movimientos estereotipados, la mayoría de las veces defensivos y que llevan
al grupo a la repetición de situaciones.

Debemos diferenciar además a la red de identificaciones de una matriz identificatoria.


Mientras la red de identificaciones alude a las diferentes identificaciones a rasgos que
realizan los miembros de un grupo entre sí, conformando una red móvil y dinámica.
La matriz identificatoria es lo que identifica a un grupo de otro grupo y tiene que ver
fundamentalmente con la identidad grupal, como cada grupo conforma las distintas redes
junto con el proceso propio de subjetividad, sus ilusiones, sus proyectos, su historia. Es
aquello que habla de las peculiaridades cotidianas que diferencian a un grupo de otro
grupo, hablan de lo especifico del grupo pensándolo como totalidad.

Hablar de la red de identificaciones en un grupo significa aludir a aquello que tiene que ver
con la permanencia, la movilidad, las rigideces, independientemente de la tarea que se
propongan. Este concepto está unido tanto desde la clínica como desde la teoría al
concepto de transferencia. Así como las identificaciones son el motor de la vida de los
grupos, las transferencias son lo que posibilitan que las identificaciones se den brindando
el campo propicio para que se realicen.

Cuando una persona ingresa a un grupo trae consigo una serie de deseos, ideas, temores,
proyectos, algunos conscientes, otros no, que transfiere sobre ciertas figuras dentro del
grupo, sobre ciertos lugares que en general son los que detentan ciertos poderes. Es decir
que estos ciertos lugares de poder, que pueden estar situados y desde la experiencia así
lo comprobamos, en la coordinación y en los líderes, atraen sobre sí el mayor caudal
transferencial. Esta transferencia reactualiza en el aquí y ahora todos aquellos circuitos de
relaciones que esa persona ha vivido a lo largo de su historia poniendo el acento en unas
o en otras. Son las transferencias de todo signo, las que permiten el primer acercamiento,
las que ponen en movimiento deseos, temores, ideales. Pero no sólo eso. También estará
presente cómo la persona se ve afectada por el contacto con los otros.

Por esto las identificaciones son las que le van a dar al grupo movimiento, acción,
permanencia, y las transferencias van a proveer del campo propicio para que estas
identificaciones se realicen. La red transferencial se construye entretejida con la
transferencia institucional que exista y con las representaciones sociales que impregnan la
vida institucional de emblemas de poder. Estos emblemas ideológico son "aprovechados"
para garantizar la permanencia sin cambios del grupos que constituyen las instituciones
dentro de un dispositivo ideológico institucional determinado a los efectos de producir
determinadas subjetividades.

Guattari propone el nombre de transversalidad para denominar la transferencia


institucional e inaugura con este concepto una nueva dimensión para pensar cómo se
expresa el poder piramidal de la institución dentro de los grupos que la componen. El
coeficiente de transversalidad es el objeto mismo de la investigación de un grupo
institucional y nos habla del grado o porcentaje de comunicación entre los diferentes
niveles dentro del grupo. No siempre coinciden las instancias del poder real con cómo
cada grupo recibe su jerarquización desde el exterior del mismo, cosificándose. La
subjetividad grupal se encuentra así alienada y el grupo es hablado por la jerarquización
piramidal. Los roles y funciones dentro de un grupo nos hablarán de sus transversalidades
pero no es a través del cumplimiento de estos roles y funciones que se analiza la
transversalidad. Las transferencias territorializadas, estereotipadas en un rol impiden el
análisis del grupo, resisten su análisis. Es por esto que el lugar del coordinador es siempre
un lugar de desterritorialización de dichas transferencias.

Más aún el grupo se dinamiza, se recrea y se torna más productivo cuanto más jueguen
dentro de él los distintos vértices de la red de identificaciones y de la red transferencial,
formas estrictamente grupales que le dan movilidad y perfil propio a cada grupo.

Esto no implica desde la coordinación proponerse como objeto de amor y de admiración o


como madre/padre protector o nutriz, ni tampoco colocarse en un lugar de liderazgo. Si no
simplemente tener presente que la coordinación no está exenta del lugar de las
identificaciones como asimismo los integrantes del grupo no están exentos de ser objeto
de transferencia. El coordinador desde su rol desterritorializa tanto las transferencias como
las identificaciones ancladas en uno u otro campo.

Si bien es cierto que la transferencia es un movimiento que opera fundamentalmente


desde los integrantes al coordinador, y que los procesos identificatorios circulan
preponderantemente entre los integrantes, esta afirmación es una localización que habla
de cómo generalmente operan dichas redes. En rigor, para que la red de identificaciones
se produzca, es necesario que, en su base, esté organizándose una red transferencial, en
el sentido que se dispare la posibilidad de repetir circuitos de relaciones personales,
grupales, institucionales, sociales.

En un primer momento cada miembro de un grupo recién constituido se dirige a los


coordinadores, no al grupo; no reconoce a los otros. Esto puede variar de grupo en grupo,
pero podemos afirmar que por lo general la primera reunión de un grupo, nos habla en un
comienzo de su serialidad.

Cuando en los primeros encuentros el coordinador queda deliberadamente afuera es


porque está tratando de favorecer las identificaciones dentro del mismo grupo. Existe un
ejercicio psicodramático que se realiza por regla general en la primera reunión de un grupo
y apenas iniciado el mismo, (es decir en los primeros momentos de la reunión)
denominado Círculo del Miedo, en donde se les pide a los integrantes que formen un
círculo, luego elijan a un compañero y colocándose frente al mismo digan: Tengo miedo
de... y te lo digo a vos por... Lo deben hacer todos los integrantes, pero el coordinador no
se incluye en el ejercicio. Mediante este ejercicio se explicitan todos los miedos que los
sujetos sienten al ingresar por primera vez a un grupo; que en general se refieren al miedo
al ridículo, al desconocimiento de la situación, a la dificultad de enfrentar una situación
nueva, etc. Mediante dicha explicitación se forma un clima de situación común a todos. En
la segunda parte del ejercicio (te lo digo a vos por...) se produce una elección de ciertos
miembros del grupo, por afinidades o por rechazos. Esto posibilita que comiencen a
establecerse los primeros lazos identificatorios de los que hablábamos.

Como anteriormente afirmé, la red transferencial es la clave o la base de las


identificaciones.

De manera general se designa como transferencia al proceso en virtud del cual los deseos
inconscientes de una persona se actualizan sobre ciertos objetos, repitiendo prototipos
infantiles, viviendo esta situación con un marcado sentimiento de actualidad sobre la
persona del analista. Freud investiga y teoriza estos procesos a partir de su quehacer
clínico.

Una de las primeras menciones la realiza en "Estudios sobre la histeria", en 1895. Piensa
la transferencia en términos de desplazamiento de representaciones inconscientes de una
a otra y la trata clínicamente como un síntoma localizado, a efectos de que el paciente
continúe con su tratamiento. Descubre que el sujeto revive revive en el análisis las
relaciones que han tenido con las figuras parentales, en situaciones arcaicas. Esta
repetición no debe tomarse como la actualización de relaciones realmente vividas,
efectivamente vividas, ya que la limitaría a la realidad de los actos. En un primer momento
de sus desarrollos teórico-clínicos, Freud sostiene que toda manifestación sintomática de
la vida psíquica del sujeto tiene su origen en acontecimiento que han ocurrido "realmente",
denominando a esta perspectiva como la teoría del trauma psíquico. Estos
acontecimientos pueden no ser especialmente significativos en sí mismos, pero se han
constituido en la vida del sujeto en traumáticos por alguna circunstancia que el análisis
tiene la tarea de develar.

El punto de vista traumático en la lectura del material clínico de un paciente no es


abandonado enteramente por Freud, pero queda corrido su acento a favor de la vida
fantasmática, la historia mítica infantil, la constitución del sujeto y las fases libidinales.
Reconoce dentro del yo partes inconscientes desarrollando la Segunda Teoría del Aparato
Psíquico donde la realidad adquiere otro estatuto.

En el campo específico de los grupos e instituciones la noción de transferencia se halla


ligada al concepto de identificación a rasgos. No podemos hablar de transferencia sin
hablar de los procesos identificatorios. Este concepto de identificación a rasgos alude al
proceso mediante el cual un sujeto asimila un aspecto, una propiedad o un atributo de otro
y se transforma total o parcialmente sobre este modelo.

En cuanto a la coordinación como afirmé anteriormente entra, quiéralo o no, dentro del
circuito libidinal del grupo y se halla inmersa en las redes identificatorias y transferenciales
que cada grupo produce en su devenir. Por lo tanto está más expuesta a una serie de
sentimientos, ideas, pensamientos, sensaciones corporales, es decir a un conjunto de
reacciones que despiertan en ella el colectivo que está coordinando. A estos sentimientos
se los denomina contratransferencia y están referidos a aquello que le ocurre a la
coordinación con el grupo y/o institución en la que realiza la tarea. Es aquello que ocurre
entre la coordinación y el colectivo despertado por al relación. Estos procesos son tanto de
índole consciente como inconsciente. En el caso de los grupos e instituciones hablamos de
resonancia y del concepto de implicación.

En este sentido el rol del coordinador por un lado tiene que ser descentrado y por otro
dejarse llevar por las resonancias que el grupo le convoca, sin actuar sus propios procesos
inconscientes que nada tienen que ver con el grupo. Muchas veces se le atribuyen al
grupo cuestiones que tienen que ver con la personalidad de los coordinadores y no con el
propio grupo, dejando su impronta dentro del grupo sin dejarlo ser.

La transferencia en lo grupos está dirigida hacia:

- el coordinador

- los compañeros

- ambos

- la institución

Tanto la red transferencial como la red de identificaciones son procesos que se producen
invariablemente y la red de identificaciones estaría más puntualmente desarrollada entre
los miembros del grupo en tanto que la red transferencial tiene su punto de apoyo
fundamentalmente en la coordinación.
Se denomina habitualmente Transferencia Central a la transferencia que los miembros del
grupo depositan sobre él o los coordinadores, y Transferencias Laterales a las
transferencias entre los participantes/pares del colectivo.

Formación de coordinadores de grupos en psicodrama psicoanalítico grupal


La tarea explícita de la coordinación (sea co-coordinación o coordinación única) implica:
a) proponer ejercicios
b) observación y registro de las reuniones
c) devolución de lo observado con criterio pedagógico
d) información de los aspectos teóricos y técnicos en juego en los ejercicios
psicodramáticos
e) lectura de la dialéctica grupal

Soporta sobre sí las transferencias positivas y negativas tanto hacia el equipo coordinador
como hacia la institución en la que dicho equipo está inserto y de la cual es mediador
frente al grupo.

Es importante estar atento a los efectos que en el imaginario grupal produce el desempeño
de sus tareas explícitas. Las transferencias, con sus vaivenes, crearán las condiciones
para el mayor desarrollo tanto del aprendizaje como de la creatividad grupal.

El lugar del coordinador de grupos


La convocatoria a los acompañantes es una de las tentaciones del coordinador grupal.
Pone la palabra e interrumpe el proceso grupal de creación, de imaginación. Congela la
imagen de su grupo, obturando la producción creativa grupal. Dice "esto es una rueda".
Congela la imagen y sólo es una rueda. Deja de ser un aro, una rueda, un agujero, una
pulsera.
No voy a desarrollar en este capítulo los efectos que el lugar transferencial del coordinador
promueven en el grupo pero básteme puntualizar que cuando un coordinador plantea una
escena, interpreta o sólo dice o pregunta algo, produce una intervención analítica dentro
del grupo. El lugar y la fuerza que adquieren en el grupo, no son ajenos a la transferencia,
sino, por lo contrario se asientan en ella.
La intervención apresurada deja sin palabra al grupo. Esto mismo a veces es realzado por
los propios integrantes de grupos o por el grupo todo. Se puede intervenir desde una
escena, una palabra, un gesto. El grupo se estereotipa. Se repite. Le impide situarse como
sujeto de su propio quehacer. Le impide tomar la palabra y ser sujeto de su propia
producción. Soporte del deseo. Elemento de creación individual-grupal-institucional-social.

Cuerpo y Psicodrama
El psicodrama psicoanalítico tiene su origen y desarrollo íntimamente ligado al campo de lo
grupal por un lado, y al PSA y sus múltiples desarrollos por el otro, aportando a la clínica y
a la teoría desde uno otro lado no homologando conceptos sino conformando, al decir de
Foucault, una verdadera "caja de herramientas" incorporando conceptos y enriqueciendo
otros, dándoles a los mismos un matiz particular. El propio objeto a estudiar, el grupo, en
tanto se lo intente abordar desde los criterios epistemológicos tradicionales ofrece una
serie de dificultades dadas las características específicas de los acontecimientos de los
que deberá dar cuenta. Los grupos constituyen en el ámbito de la teoría un verdadero
campo de problemáticas donde se producen múltiples atravesamientos imposibles de
abordar desde una sola disciplina. Esto implica necesariamente la renuncia a dar cuenta
de los acontecimientos grupales desde un sólo cuerpo teórico sino más bien abordar este
campo de problemáticas en el seno de su complejidad y atravesamiento.

Grupo: Objeto y Teoría. Romero


Perspectiva psicoanalítica de la cohesión: ilusión grupal y resonancia fantasmática de
imagos y escenas de orígenes. Anzieu

a) lo imaginario en grupos. "Imaginario" como sinónimo de "fantasmático".


1) una hipótesis fuerte de Anzieu propone que el grupo es un lugar privilegiado para la
fomentación de las imágenes; no sólo se trata de una puesta en común de las imágenes
interiores, sino que el grupo es un lugar privilegiado para su fomentación, lugar donde se
incrementa esta puesta en común de deseos y defensas. Anzieu introduce también algo
interesante, un verdadero aporte referido a la caracterización de dos procesos básicos de
un grupo: la carga libidinal y la descripción de los mecanismos a través de los cuales los
grupos se defienden muy intensamente contra cualquier circunstancia que exponga su
falta de perfección (herida narcisista) proporcionando ejemplos claros respecto de las
dificultades con que el analista se encuentra en determinadas circunstancias porque
dichas dificultades o resistencias son interpoladas por determinados sectores de la
sociedad (instituciones cerradas, por ejemplo) para permitir aparentemente a la vez que en
realidad evitar cualquier tipo de investigación o indagación.
2) En síntesis, Azieu propondrá que todo grupo es un objeto investido libidinalmente y que
dicha investidura libidinal tiene características narcisistas, que todo grupo es, a la vez, un
lugar de fomentación de imágenes, fenómeno éste que tendrá mayor intensidad en un
grupo que en una situación no grupal; además que todo grupo se defiende frente a
cualquier situación que ponga en duda su perfección que remita a una herida narcisista.
3) Freud sostiene la regresión al narcisismo secundario como el proceso que subyace a la
esquizofrenia; lo que sucede es que Anzieu plantea que todo grupo implica una amenaza a
la identidad del individuo. Nosotros pensamos que este fenómeno -de amenaza a la
identidad singular- se observa fundamentalmente cuando el grupo terapéutico está
constituido por sujetos diagnosticados como estructuras bordelines, pero no ocurre así en
un grupo terapéutico constituido con sujetos neuróticos. En los primeros observamos,
efectivamente, experiencias de amenaza a la propia identidad y consecuentemente a una
dificultad en la consolidación del narcisismo grupal a la manera de la ilusión grupal,
proceso este que en un grupo terapéutico constituido por patologías narcisistas sólo se
logra como consecuencia de un intenso y extenso trabajo terapéutico, porque en un
principio dominan ansiedad persecutorias muy extremas y los participantes realmente
vivencian una falta de identidad, identidad entendida como estructuración del aparato. En
cambio, en un grupo terapéutico con encuadre y técnica psicoanalítica configurado con
sujetos cuya estructura es neurótica, la experiencia de la amenaza se refiere a la propia
autoestima más que a la identidad.

La postura de Anzieu es que todo grupo, en particular cuando se trata de desconocidos y


en su comienzo, implica una amenaza a la identidad, ya que habría una posibilidad real o
fantaseada de desestructuración de la unidad imaginaria del Yo y del Yo arcaico y,
consecuentemente, la angustia experimentada en los grupos durante dichos momentos es
una angustia de fragmentacion.

En "Introducción al Narcisismo" Freud plantea claramente el "sentimiento de si está regido


por tres fuentes: narcisismo originario, logros externos y relaciones objetales satisfactorias.
El monto de aumento o disminución de la autoestima va a ser establecido o regulado
permanentemente tanto por los logros externos como por las relaciones objetales
satisfactorias y aquello que en un grupo se pone en juego en esos momentos primeros
está directamente relacionado con dichos ítems; por esos motivos y ante el narcisismo
individual amenazado, rápidamente se consolida en forma defensiva un narcisismo grupal
donde "todos somos fenómenos, no hay ningún problema, el coordinador es maravilloso,
somos maravillosos todos" que es la manera de preservarse de cualquier diferencia
experimentada como amenazante y que puede llegar a poner en cuestión al sentimiento
de sí.

4) Anzieu propone que el grupo es experimentado como una amenaza primaria para el
individuo, sobre todo en sus primeros momentos. "Contra una o dos personas puedo
reaccionar afirmando mi yo y mis deseos; contra semejante pluralidad corro peligro de ya
no existir más por mí mismo, de perder todo sentido, descuartizado por tantas y tan
diversas solicitaciones. Mi Yo se dispersa, mi bella unidad imaginaria se fragmenta, el
espejo se ha roto en numerosos pedazos que devuelven y proyectan imágenes
desfiguradas y diferentes."

Cuando el Yo no puede satisfacer a todos los deseos o demandas hacia él dirigidas, siente
o teme que no va a ser querido, fantasea que va a ser rechazado o expulsado,
consecuentemente decrece la autoestima.

b) Analogía entre el grupo y el sueño. Anzieu plantea una interesante analogía entre el
grupo y el sueño, postulando que en el grupo se produce ó facilita una realización
imaginaria de deseos: "El grupo, como el sueño, es un debate con un fantasma
subyacente."

El grupo es experimentado como un lugar donde se realiza imaginariamente un deseo que


ha permanecido irrealizable y, en ese sentido, el grupo evoca el peligro representado por
la pulsión. Estos deseos que todo grupo moviliza, retomando lo trabajado por Freud en "La
interpretación de los sueños", son los deseos reprimidos en la víspera, los deseos
infantiles, deseos que permanecen incomprendidos porque se trata de deseos
inconscientes, anunciadores de empresas en los que tratarán de realizarse.

Dice Anzieu: "Los fantasmas son organizadores del inconsciente en los que se confinan
las representaciones psíquicas de la pulsión, atravesadas por las defensas del Yo". En la
situación del grupo, para Anzieu, se movilizan tanto angustias edípicas, como de
fraccionamiento del Yo, y las dos angustias visualizadas por Klein: la persecutoria y la
depresiva.

Para Anzieu la vida grupal posibilita la liberación y el juego persistente de las pulsiones.
Ese yo arcaico que se asigna al grupo para defenderse contra las pulsiones y para tener
en cuenta la realidad, es el líder o el presidente de la sesión. En el grupo siempre aparece
alguien al cual se le atribuyen las funciones yoicas de control de lo pulsional; y esto en un
principio está colocado en el coordinador, el terapeuta o el presidente de la sesión.

c) La ilusión grupal
1- En "Lo imaginario en grupos", nos vamos a encontrar con 4 hipótesis: la primera de
ellas, su punto de partida, es que todo grupo es un lugar de fomentación de imágenes
(imágenes fantasmáticas), un lugar de fomentación de fantasmas. Hay un grupo cuando
hay una puesta en común de las imágenes interiores de los participantes; esta puesta de
imágenes en común, este hecho de "hacer grupo" de un mero agregado, pasa por
momentos de intensas angustias porque responde ala puesta en juego de los deseos de
los participantes, angustias suscitadas por dichos deseos. Las violentas emociones a que
asistimos al al comienzo de un grupo se deben precisamente a la multiplicidad de deseos
a los que somos expuestos en cuanto sujetos, y a los que hacemos partícipe y objeto a los
otros integrantes del hasta entonces mero agregado que se va convirtiendo
paulatinamente en grupo.
2- Esta primera hipótesis le permite deducir una segunda, relativa a la resistencia que los
grupos ofrecen tanto al coordinador en su investigación como hacia el objetivo de la
investigación, ya sea ésta una intervención institucional, ya sea que se anuncie un objetivo
de formación o un objetivo terapéutico, porque el análisis de ciertos sectores, sobre o
hiperinvestidos implica la elicitación de grandes resistencias por parte de los integrantes
del grupo porque se suscita una amenaza de herida narcisista.

Tenemos entonces que ciertos sectores del funcionamiento grupal, o bien ciertos aspectos
del funcionamiento u operación de uno o varios sujetos en un grupo están sobreinvestidos
narcisísticamente; en consecuencia, el análisis de esos sectores acarrea la amenaza de
una herida narcisística, no sólo para el sujeto sino también para el grupo; ante la amenaza
de herida narcisística los sujetos (y los sujetos en grupo) ofrecen una intensa resistencia
porque se produce una alianza de resistencias individuales a la investigación, resistencia
que implica una defensa de un sector sobreinvestido del funcionamiento grupal.

3- Esta propuesta respecto de la herida narcisística en los grupos le permite elaborar una
tercer hipótesis que Anzieu articula con conceptualizaciones lacanianas relativas al estadio
del espejo; en ella sostiene que todo grupo implica una amenaza primaria para el individuo
integrante.

Todo grupo -propone Anzieu- implica una amenaza primaria para el individuo porque
provoca una intensa regresión que conduce a sus integrantes a interrogarse incluso acerca
de su identidad (sentimiento de sí al que hacía referencia Freud en "Introducción al
narcisismo"), a interrogarse acerca de quién se es, acerca de cómo se representa -qué
imagen de sí ofrece- ante los otros y la aceptación o rechazo que obtiene, y en
consecuencia la castración en el registro de lo identificatorio, experimentada como
proveniente por parte de los otros. En términos de Piera Aulagnier, los enunciados
identificatorios que propongo acerca de mí mismo pueden ser aceptados o rechazados, y a
su vez esos "otros" que también componen el agregado pueden proponer enunciados
identificatorios acerca de mí mismo que no coinciden con aquellos que yo enuncio; en
consecuencia, al exponerme a enunciados identificatorios que no se corresponden al
sentimiento de sí, a la vez que al exposición a múltiples deseos provenientes de los otros
reactiva en el sujeto, en cuanto sujeto de un grupo, la configuración del estadio del espejo,
momentos previos al narcisismo primario momento de la constitución unificada del Yo. El
grupo es experimentado como un espejo quebrado, un espejo multifacetado en el cual
resulta difícil reconocerme; en consecuencia la regresión moviliza y afecta al yo arcaico,
soporte y garantía imaginaria de la unidad personal, que se experiencia así como un
garante imaginario y frágil.

En el grupo cara a cara el sujeto toma por objeto de sus múltiples deseos a los otros
integrantes; pero también y simultáneamente es objeto de múltiples deseos por parte de
esos otros; es así que el sujeto va a maniobrar para intentar que los otros entren en su
propio sistema deseante; para evitar que esos otros lo avasallen con su respectivo sistema
deseante, intentando restaurar su propio sistema transferencial.

4- Es así que concluye como cuarta hipótesis en este trabajo, "Lo imaginario en grupos",
que entre el sujeto y los otros integrantes del grupo, entre el sujeto y el grupo como
totalidad, así como entre el grupo y los otros grupos, toda relación, todo vínculo está
mediado indefectiblemente por fantasmas entre el grupo y los exo-grupos o entre el grupo
y el no- grupo el vínculo está mediatizado por una realidad imaginaria, fantasmática.

d) resonancia fantasmática, de imagos y escenas de orígenes. La fantasmatización es


definida como una actividad de fomentación fantasmática en el aparato psíquico individual,
actividad que se halla estimulada en los grupos de forma tal que es factible su análisis e
interpretación.

El fantasma individual es una escena imaginaria que se desarrolla entre varias personas,
estando el sujeto presente en la escena generalmente como espectador y no como actor.
Como vemos, el fantasma es una representación de acción que posee una organización
grupal interna y se construye en el transcurso del desarrollo del sujeto (ontogenético).

Los personajes de estas escenas resultan de una o varias identificaciones con objetos
importantes para el sujeto, y lo que se escenifica son "figuraciones de procesos psíquicos
internos, representación de las relaciones y conflictos entre instancias psíquicas y las
pulsiones que operan en el aparato psíquico". Tenemos entonces que en la fantasía se
escenifica y dramatiza aquello que por alguna razón, está inhibido de ejecutarse en la
realidad, y que responde al orden del deseo atravesado necesariamente por la defensa
puesta en juego por la prohibición.

"Resonancia fantasmática" proponiendo que implica un reagrupamiento de algunas


participantes de un grupo de formación -o de un grupo terapéutico como es en este caso-
al rededor de uno de ellos, el cual hace ver o da a entender (con sus actos, su manera de
ser o sus palabras) uno de sus fantasmas individuales inconscientes. Este reagrupamiento
es convergencia, eco y/o estimulación mutua.

La identificación en Freud
Comenzaremos por la definición de identificación que nos proponen Laplanche y Pontalis
en su Diccionario de PSA:
- "es un proceso psicológico mediante el cual un sujeto asimila un aspecto, propiedad o
atributo de otro y se transforma total o parcialmente sobre el modelo de éste. La
personalidad se constituye y diferencia a partir de una serie de identificaciones".
Empecemos puntuando esta misma definición. Se trata de un proceso de asimilación que
deviene en un resultado o producto, una transformación que varía en su amplitud.

Así, en Psicología de las Masas... Freud plantea que "la identificación aspira a configurar el
yo propio a semejanza de otro tomado como modelo". Podemos sintetizar diciendo que si
bien se trata de un proceso intrapsíquico que modifica el yo, este proceso se origina en
una relación intersubjetiva, proceso donde la influencia del otro y de la cultura sobre el
psiquismo singular -su configuración y desarrollo- se percibe en toda su significatividad.
Retomemos Psicología de las Masas y análisis del yo. Allí Freud sintetizó los diferentes
procesos que había descrito en trabajo anteriores y postuló tres fuentes de identificación:
1) "la identificación es la forma más originaria de exteriorización de una ligazón afectiva
con un objeto"
2) "pasa a sustituir a una ligazón libidinosa de objeto por la vía regresiva, mediante la
introyección del objeto en el Yo"
3) "puede nacer a raíz a de cualquier comunidad que llegase a percibirse con una persona
que no es objeto de pulsiones sexuales. Este tipo de identificación pasa a ser así un indicio
de un punto de coincidencia entre los dos "yo" que debe mantenerse reprimido".

Primera fuente de identificación


- es la más temprana exteriorización de una ligazón afectiva con otra persona
- es directa e inmediata: no existe diferenciación Yo - no Yo.
- es el modo primitivo de configuración del sujeto sobre el modelo del otro, proceso a partir
del cual se constituye el Yo.
- tiene lugar en un momento en que no existe discriminación entre investidura de objeto e
identificación
- posee una íntima correlación con la llamada incorporación oral

Segunda fuente de identificación:


- se origina tras la resignación de una investidura objetal
- presupone una regresión
- asimila tanto las características del objeto como ciertas prohibiciones

Tercera fuente de identificación: es la que se produce entre los integrantes de la masa.


Freud la denomina "identificación recíproca" y señala que subyace a todo fenómeno de
empatía con un otro. Esta identificación puede nacer de cualquier comunidad que llegue a
percibirse en una persona que no es objeto de investidura libidinal. Esta comunidad,
consecuencia de poseer una misma representación reprimida común, suele ser puntual y
efímera.

En la masa, los participantes poseen el mismo objeto (líder) en el lugar del Ideal, y del cual
esperan los ame a todo por igual. Este deseo, si bien, consciente, remite a otro deseo
inconsciente que apunta al cumplimiento de mociones homosexuales que se ponen en
juego con la aceptación y el amor del Ideal.

De acuerdo con Laplanche y Pontalis, definimos fantasía como una "escenificación


imaginaria en la que se halla presente el sujeto y que representa en forma más o menos
deformada por los procesos defensivos, la realización de un deseo y un último término de
un deseo inconsciente", y a la transferencia como un "proceso de virtud del cual los
deseos inconscientes se actualizan sobre ciertos objetos, dentro de un determinado tipo de
relación establecida con ellos y, de un modo especial, dentro de la relación analítica".

Postulamos que estos tres procesos están íntimamente relacionados en el acontecer


grupal. La transferencia, tanto con el terapeuta como con los otros participantes, permitirá
vehiculizar fantasías que precipitarán en movimientos identificatorios.

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