popular. Con el Imperio Romano, el latín llegó a varios puntos del mapa
europeo, creciendo del mismo modo que las conquistas romanas. Su
expansión hizo que el latín se instaurase en numerosos reinos,
mezclándose con los distintos idiomas autóctonos y creando numerosos
dialectos. Puesto que aquellos que iban conquistando las nuevas
ciudades (los soldados) lo que hablaban a menudo era el latín vulgar,
fue este el que los habitantes aprendieron, y no el latín culto.