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CASOS PRÁCTICOS: DCHO INTERN PÚBLICO

UNIDAD Nº10:

Casos prácticos
1. Caso Cantos. CIDH
2. Caso de la prohibición de importar camarón. OMC
3. Caso Arancibia Clavel. CSJN

1. Corte Interamericana de Derechos Humanos. CANTOS –


ARGENTINA

Caso: Cantos vs. Argentina.

Excepciones preliminares, sentencia, resumen.

Fallo: Cantos vs. Argentina.

Resumen Cantos Vs. Argentina.

Hechos probados.
El 4 de julio de 1986, el señor José María Cantos demandó a la
Provincia de Santiago del Estero y al Estado Argentino ante la Corte
Suprema de Justicia a fin de que se ejecute el convenio suscrito en
1982 con el señor Carlos Alberto Jensen Viano. El año 1986 el
Juzgado Federal de la Provincia de Santiago del Estero emitió nota
sobre la competencia y forma de procedimiento a seguir para
tramitar la demanda presentada por señor Cantos ante la Corte
Suprema de Justicia y esta última dio traslado a los codemandados.

Luego de un proceso judicial cuya tramitación se prolongó por más de


diez años, la Corte Suprema de Justicia dictó sentencia definitiva el 3
de septiembre de 1996, declarando inoponible a la provincia
demandada el convenio suscrito en 1982 y aplicó la prescripción por
la naturaleza extracontractual de la obligación alegada. Asimismo, se
le impuso al señor Cantos el pago de aproximadamente
140.000.000,00 pesos (ciento cuarenta millones de pesos,
equivalentes al mismo monto en dólares de los Estados Unidos de
América) por concepto de tasa de justicia, multa por falta de pago de
la misma, honorarios de los abogados y de los peritos intervinientes e
intereses correspondientes. Finalmente, como consecuencia de la
falta de pago de la referida suma de dinero, el señor Cantos recibió
una “inhibición general” para llevar acabo su actividad económica y
se trabaron embargos sobre sus bienes.
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Derechos demandados.
Artículos 8 (Derecho al plazo razonable del proceso), 25 (Derecho de
acceso a la justicia) y 21 (Derecho a la propiedad privada) de la
Convención Americana, todos ellos con relación a la obligación de
dicho Estado de respetar y garantizar los derechos violados, de
acuerdo al artículo 1.1 de la Convención.

Excepciones preliminares / Competencia.


Aplicabilidad de la Convención a las personas jurídicas. El Estado
Argentino estima que la Convención Americana no es aplicable a las
personas jurídicas, como es el caso de las empresas del señor José
María Cantos, pues éstas carecen de derechos humanos. La Corte
considera que tal interpretación conduce a resultados irrazonables
pues implica quitar la protección de la Convención a un conjunto
importante de derechos humanos. En tal sentido, señala que si bien
la figura de las personas jurídicas no ha sido reconocida
expresamente por la Convención Americana, esto no restringe la
posibilidad que, bajo determinados supuestos, el individuo pueda
acudir al Sistema Interamericano de Protección de los Derechos
Humanos para hacer valer sus derechos fundamentales, aún cuando
los mismos estén cubiertos por una figura o ficción jurídica creada por
el mismo sistema del Derecho.

Términos en que el Estado aceptó la competencia de la Corte.La


segunda excepción preliminar se funda en los términos en que
Argentina aceptó la competencia de la Corte. En efecto, el Estado
sostiene que la Corte carece de competencia para conocer el presente
caso porque los hechos del mismo se produjeron con anterioridad al 5
de septiembre de 1984, fecha en que el Estado de Argentina se hizo
parte de la Convención. Esta excepción es admitida parcialmente por
la Corte, luego de verificar que algunos hechos del caso ocurrieron
antes del 5 de septiembre de 1984; con lo cual, no era competente
ratione temporis para conocer los hechos relacionados con la
presunta violación del artículo 21 de la Convención Americana.

Fundamentos.
Artículos 8.1 y 25 de la Convención (Derecho de acceso a la justicia).
La Corte estima que para satisfacer el derecho de acceso a la justicia
no basta que en el respectivo proceso se produzca una decisión
judicial definitiva. También se requiere que quienes participan en el
proceso puedan hacerlo sin el temor de verse obligados a pagar
sumas desproporcionadas o excesivas a causa de haber recurrido a
los tribunales. Esta situación se agrava en la medida que para forzar
el pago, las autoridades procedan a embargar los bienes del deudor o
a quitarle la posibilidad de ejercer el comercio.
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En consecuencia, se violaron los artículos 8 y 25 de la Convención al


habérsele impuesto al señor Cantos –como consecuencia del proceso
seguido ante la Corte Suprema de Justicia de la Nación– el pago de
un monto global de aproximadamente 140.000.000,00 pesos (ciento
cuarenta millones de pesos, equivalentes al mismo monto en dólares
de los Estados Unidos de América), por concepto de tasa de justicia,
multa por falta de pago de la misma, honorarios de los abogados y de
los peritos intervinientes e intereses correspondientes.

Puntos Resolutivos.
Se declara que el Estado argentino violó, en perjuicio del señor José
María Cantos, el derecho de acceso a la justicia consagrado en los
artículos 8.1 y 25 de la Convención Americana sobre Derechos
Humanos, con relación a la obligación de dicho Estado de respetar y
garantizar los derechos violados, de acuerdo al artículo 1.1 de la
Convención.

Reparaciones.

1. Se ordena que el Estado argentino se abstenga de cobrar al señor


José María Cantos la tasa de justicia y la multa por falta de pago
oportuno de la misma.

2. Asimismo se dispone que el Estado debe fijar un monto razonable


de honorarios en el caso seguido por el señor Cantos ante la Corte
Suprema de Justicia de la Nación Argentina; y asumir el pago de
los honorarios y costas correspondientes a todos los peritos y
abogados del Estado y de la Provincia de Santiago del Estero.

3. De otro lado, se deben levantar los embargos, la inhibición


general y demás medidas que hayan sido decretadas sobre los
bienes y las actividades comerciales del señor José María Cantos
para garantizar el pago de la tasa de justicia y de los honorarios
regulados.

4. Finalmente, se dispone que el Estado pague a los representantes


de la víctima la cantidad total de US$15.000,00 (quince mil
dólares de los Estados Unidos de América) por concepto de gastos
causados en el proceso internacional ante el sistema
interamericano de protección de los derechos humanos.

2. Caso de la prohibición de importar camarón. OMC

Estados Unidos — Prohibición de las importaciones de determinados


camarones y productos del camarón
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Caso 58 (y 61) de la OMC. Resolución adoptada el 6 de noviembre de


1998.

Hasta hoy se han identificado siete especies de tortugas marinas.


Estas especies están distribuidas por todo el mundo en las zonas
subtropicales y tropicales. Pasan su vida en el mar, por donde migran
entre las zonas de alimentación y las zonas donde anidan.

Las tortugas marinas han resultado muy afectadas por las actividades
humanas, ya sea directamente (se explota su carne, su concha y sus
huevos), o indirectamente (muertes incidentales en las redes de
pesca, destrucción de sus hábitat, contaminación de los océanos).

A principios de 1997, la India, Malasia, el Pakistán y Tailandia


presentaron una reclamación conjunta contra la prohibición impuesta
por los Estados Unidos de importar determinados camarones y
productos del camarón. El objetivo de la prohibición era proteger a
las tortugas marinas.

La Ley de Especies Amenazadas de 1973, de los Estados Unidos,


enumeraba cinco especies de tortugas marinas amenazadas o en
peligro que se encuentran en aguas estadounidenses y prohibía su
“captura” en los Estados Unidos, en sus aguas territoriales y en alta
mar. (Por captura se entiende el hostigamiento, la caza, la matanza
de tortugas y su captura, o la tentativa de hacerlo.)

De conformidad con la Ley, los Estados Unidos exigían que los


arrastreros dedicados a la pesca del camarón utilizaran unos
dispositivos para excluir a las tortugas (“DET”) en sus redes cuando
pescaran en zonas donde había una probabilidad considerable de
encontrar tortugas marinas.

El artículo 609 de la Public Law 101-102, promulgada en 1989,


estaba dedicado a las importaciones. Entre otras cosas indicaba que
no se podía importar a los Estados Unidos camarón pescado con
tecnologías que podían afectar mucho a determinadas tortugas
marinas, a no ser que se certificara que la nación en cuestión contaba
con un programa regulatorio y una tasa de capturas incidentales
comparable a la de los Estados Unidos, o que el entorno particular de
la pesca en esa nación no representaba ninguna amenaza para las
tortugas marinas.

En la práctica, los países que tenían en sus aguas jurisdiccionales


alguna de esas cinco especies de tortugas marinas y que pescaban
camarón con medios mecánicos tenían que imponer a sus pescadores
unas obligaciones comparables a las soportadas por los camaroneros
estadounidenses si querían obtener el certificado y exportar
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productos del camarón a los Estados Unidos. En esencia, esto


significaba utilizar los DET todo el tiempo.

Muchos no se han dado cuenta de la importancia de la resolución del


Órgano de Apelación sobre este caso.

En su informe, el Órgano de Apelación dejó claro que de conformidad


con las normas de la OMC los países tienen derecho a adoptar
medidas comerciales para proteger el medio ambiente (en particular,
para proteger la salud y la vida de las personas y de los animales o
para preservar los vegetales, y para proteger a las especies
amenazadas y los recursos agotables). La OMC no tiene que
“atribuirles” este derecho.

También dijo que las medidas para proteger a las tortugas marinas
serían legítimas de conformidad con el artículo XX del Acuerdo
General, que establece distintas excepciones a las normas
comerciales generales de la OMC, siempre que se cumplan ciertos
criterios como el de no discriminación.

Los Estados Unidos perdieron el caso, no porque pretendieran


proteger el medio ambiente sino porque discriminaban a algunos
Miembros de la OMC. De hecho, ofrecían a los países del hemisferio
occidental, principalmente del Caribe, asistencia técnica y financiera y
unos períodos de transición más largos para que sus pescadores
empezaran a utilizar los dispositivos para excluir a las tortugas.

Por el contrario, no ofrecían las mismas ventajas a los cuatro países


asiáticos (la India, Malasia, el Pakistán y Tailandia) que presentaron
la reclamación en la OMC.

La resolución decía también que los grupos especiales de la OMC


pueden aceptar intervenciones de “amicus curiae” (comunicaciones
de colaboradores o amigos del tribunal) de las ONG o de otras partes
interesadas.

En términos jurídicos …

El Grupo Especial consideró que la prohibición impuesta por los


Estados Unidos era incompatible con el artículo XI del Acuerdo
General (que limita el uso de las prohibiciones o restricciones de la
importación) y no podía ampararse en el artículo XX (relativo a las
excepciones generales a las normas, por determinados motivos
relacionados con el medio ambiente entre otras cosas).
Con motivo de la apelación, el Órgano de Apelación constató que la
medida en cuestión reunía las condiciones para acogerse a las
disposiciones del apartado g) del artículo XX, como justificación
provisional, pero no cumplía los requisitos del preámbulo (párrafo
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introductorio) del artículo XX (que define cuándo pueden invocarse


las excepciones generales).

Por consiguiente, el Órgano de Apelación concluyó que la medida


estadounidense no estaba amparada por el artículo XX del Acuerdo
General (hablando en términos estrictos, el “GATT de 1994”, es decir,
la versión actual del Acuerdo General sobre Aranceles Aduaneros y
Comercio, modificado en 1994 por los resultados de la Ronda
Uruguay).

3. Caso Arancibia Clavel. CSJN

Al acusado Arancibia Clavel, el Tribunal Oral Federal numero seis lo


condeno a la pena de reclusión perpetua y accesorias por considerarlo
participe necesario del homicidio, agravado por el uso de explosivos y
por el concurso de dos o más personas, del matrimonio Prats
Cuthbert y como autor de la conducta consistente en pertenecer a
una asociación ilícita integrada por diez o más personas con una
organización de tipo militar e integrada por oficiales o suboficiales de
las fuerzas armadas, quienes disponían de armas de fuego y
explosivos y recibía apoyo, ayuda o dirección de funcionarios
públicos; entendidos a estos participes como miembros del gobierno
de facto de Augusto Pinochet en Chile, mas la colaboración de
personas o funcionarios públicos Argentinos en carácter de
informantes o meros participes logísticos.

El homicidio se cometió en la Republica Argentina por ciudadanos


chilenos contra ciudadanos chilenos. Asimismo se acredito que el
condenado había formado parte de la la DINA (dirección de
inteligencia nacional de Chile, facción exterior), dependiente del
gobierno ya mencionado durante los años de 1974 a 1978. Dicho
cuerpo constituía una asociación ilícita integrada por mas de diez
miembros cuya finalidad consistía en la persecución en todo el mundo
de los opositores políticos exiliados y miembros del gobierno Chileno
derrocado, también exiliados; cuyo fin fue la persecución, la privación
ilegitima de la libertad, las lesiones por medio de torturas, la
sustracción de documentos para su falsificación y reutilización, como
amedrentar a los exiliados que tomaren conocimiento de dichas
actividades, con el fin de que estas personas exiliadas no se
organizaren políticamente.

Por estos motivos el tribunal oral fallo contra el acusado Clavel, como
autor del delito de asociación ilícita agravada, en concurso real con el
de participación necesaria en el homicidio. A raíz de esta fallo la parte
demandada apelo a la Cámara de Casación Penal, esta caso
parcialmente y sobreseyó al imputado en el delito de asociación ilícita
por el motivo de la prescripción del delito y por considerar igual como
no probado tal asociación.
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La parte querellante, en representación del gobierno de Chile,


interpuso el recurso extraordinario federal por considera al fallo de la
Cámara de Casación Penal como arbitrario.
El Procurador General de la Nación, dictamino como insustanciales los
agravios presentados por la parte querellante, para ser tratados por
la Corte Suprema de Justicia de la Nación, ya que expuso en seis
consideraciones que la decisión de la Cámara de Casación Penal
cuenta con fundamentos suficientes para descartar la acusación de
fallo arbitrario. Y así en la fecha citada el Procurador General de la
Nación rechazo la queja.

A raíz de la denegación del recurso extraordinario federal, la parte


querellante interpuso la queja.

En consecuencia la Corte Suprema de Justicia de la Nación resolvió en


la materia sustantiva del caso. Falló correspondiendo el criterio de
aplicar los tratados internacionales y el ius gentium. Declaro
procedente el recurso extraordinario, dejo sin efecto la sentencia
apelada, remitió los autos al tribunal de origen para que se falle
conforme al dictamen de esta (que fue el mismo que en el tribunal
original), en la fecha del veinticuatro de agosto de 2004.

Las consecuencias que se desprenden del Fallo en cuanto a las


fuentes de derecho internas y externas pesan sobre la supremacía
que tienen unas fuentes sobre otras.

La C.S.J.N. en el fallo en que se juzga a Arancibia Clavel al referirse a


las imprescriptibilidad de los delitos de lesa humanidad dice:
“Que en rigor no se trata propiamente de la vigencia retroactiva de la
norma internacional convencional, toda vez que su carácter de norma
consuetudinaria de derecho internacional anterior a la ratificación de
la convención de 1968 era ius cogens, cuya función primordial "es
proteger a los Estados de acuerdos concluidos en contra de algunos
valores e intereses generales de la comunidad internacional de
Estados en su conjunto, para asegurar el respeto de aquellas reglas
generales de derecho cuya inobservancia puede afectar la esencia
misma del sistema legal" (Fallos: 318:2148, voto de los jueces
Nazareno y Moliné O'Connor).

Desde esta perspectiva, así como es posible afirmar que la costumbre


internacional ya consideraba imprescriptibles los crímenes contra la
humanidad con anterioridad a la convención, también esta costumbre
era materia común del derecho internacional con anterioridad a la
incorporación de la convención al derecho interno”.

Asi, se puede entender que el “ius cogens” o costumbre internacional


estaria incluso por encima de la Constitución Nacional misma, toda
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vez que al ser ésta aceptada por el Estado Nacional, la obliga en


forma automatica, dejando de aplicarse el derecho interno para pasar
a aplicar el “ius cogens” internacional automáticamente, o sea, en
forma operativa, incluso antes de que se incorpore una convención al
derecho interno, ya que la fuente seria la costumbre misma.

Para entender el razonamiento del voto mayoritario de la Corte, se


puede mencionar al análisis de la autora Maria A. Gelli “el art. 75, inc
22, dispuso que los tratados de Derechos Humanos que allí se
enunciaban, tienen jerarquía constitucional a) en las condiciones de
su vigencia; b) no derogan articulo alguno de la primera parte de la
Constitución; y c) deben entenderse complementarios de los
derechos y garantías en ella reconocidos”. Asimismo la autora
haciendo un paralelismo con el fallo “Chocobar” (321 :885 de 1998)
concluye “ en varios precedentes de la Corte Suprema se sostuvo que
los convencionales constituyentes de 1994 efectuaron el análisis de
compatibilidad entre aquellas dos fuentes normativas, verificando que
no se produjo derogación alguna de la primera parte de la
Constitución. En consecuencia, no cabria a los magistrados judiciales
mas que armonizar ambas fuentes- Constitución y tratados-en los
caso concretos”.

Este análisis se puede complementar por el voto del Juez Boggiano,


en el considerando 10 párrafo segundo: “En rigor, cuando el
Congreso confiere jerarquía constitucional al tratado hace un juicio
constituyente por autorización de la Constitución misma según el cual
al elevar al tratado a la misma jerarquía que la Constitución estatuye
que este no solo es arreglado a los principios de derecho publico de la
Constitución sino que no deroga norma alguna de la Constitución sino
que la complementa.” ... “ Si tal armonía y concordancia debe
constatarse, es obvio, con mayor razón que el tratado también se
ajusta al Art. 27 de la Constitución”.

Como corolario citamos al doctrinario Miguel M. Padilla, en opinión del


autor, sostiene sobre dos puntos su postura critica hacia la Corte, a
saber: Se refiere a la Convención sobre Crímenes de Lesa
Humanidad, considerando la opinión en el voto mayoritario y
haciendo mención a la opinión de uno de los jueces que integraron
dicho voto.

“ En lo tocante a este instrumento, creo interesante citar este


autorizado juicio: “Sin embargo, se ha dicho que en razón de escasos
números de estados que han expresado su consentimiento en
obligarse por ella y de la practica de rechazarse pedido de extradición
por tales crímenes fundados, precisamente, en la prescripción de la
acción, resultaría difícil sostener que esta regla tenga una fuente
tanto convencional como consuetudinaria y que, por ende, pudiera
tratarse de un principio general del derecho internacional bien
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reconocido por la comunidad internacional” H.G. Posse “Los principios


generales del derecho y los crímenes mas graves de trascendencia
internacional”, en una publicación editada por la Academia Nacional
de Derecho y Ciencias Sociales titulada “La Corte Penal Internacional
y su competencia”. Bs. As. 2004.

El segundo punto tratado por el autor es con referencia a al estatuto


de Roma, citado también en el voto de la mayoría. El estatuto se
aprobó el diecisiete de julio de 1998, entro en vigor el primero de
julio de 2002 y, la Nación Argentina deposito el instrumento de
ratificación el ocho de febrero de 2001.

Él articulo 11 prescribe: La Corte tendrá competencia únicamente


respecto de crímenes cometidos despues de la entrada en vigor del
presente Estatuto.

Y el autor se pregunta “¿Puede caber alguna duda en cuanto a la no


aplicabilidad de las normas del Estatuto de Roma solamente para
hechos y actos posteriores a su entrada en vigencia?”. (reflexiones
jurídicas en torno de la doctrina de la corte suprema en el caso
Arancibia clavel, academia nacional de ciencias morales y políticas bs.
As. 2005, paginas 322 y 363 respectivamente)

Como se puede apreciar en forma sucinta, el fallo de la Corte hace


aplicación de los Tratados de Derechos Humanos con rango
constitucional, de forma operativa, lo que no obsto a recibir criticas
debido a la complejidad en la harmonización de las garantías

Constitucionales y las responsabilidades de la Nación Argentina frente


a los ciudadanos y a los Estados.

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