Barracas y La Boca, dos barrios que casi son uno, se precian de tener entre
sus vecinos más renombrados a varios fantasmas amigables que rondan por
las calles susurrando sus historias a los desprevenidos…
Sobre la avenida Montes de Oca al 100 hay un caserón señorial que está junto
a la Casa Cuna, (como llamamos al Hospital Pediátrico Pedro de Elizalde). Es
el Palacio Díaz Vélez, que perteneció al estanciero Eustaquio Díaz Vélez y su
familia. En la actualidad funciona allí la Fundación Vitra, donde viven y estudian
personas con dificultades de movilidad. En la entrada puede verse la escultura
de un león en pleno ataque.
Las voces de Barracas dicen que el dueño de la mansión poseía varios pumas
(que en otra versión se convirtieron en leones traídos de Africa, más exóticos
que los animales criollos).Los animales, naturalmente, estaban enjaulados,
pero eran liberados al llegar la oscuridad para que no se metiera ningún
indeseable en el hermoso parque. Lamentablemente, por un error, la noche en
que se celebraba el compromiso de la niña de la casa, los pumas no habían
sido encerrados y atacaron e hirieron al novio que cruzaba confiadamente entre
los árboles. El muchacho murió poco después, y la novia, desesperada, se
suicidó. La triste pareja rondaba por las habitaciones y por el parque, hasta
que la familia decidió- con muy poco corazón pero con gran sentido práctico –
ubicar en la entrada la estatua del león para que los fantasmas descansaran y
poder descansar ellos…Otros rumores dicen que los pumas, hasta que ocurrió
la tragedia, ya habían despachado a otras personas, pero como no eran
personajes relevantes, no se había tomado ninguna medida…
En otra avenida de Barracas, Martín García, que se cruza con Montes de Oca,
vivió el Almirante Guillermo Brown, que participó en las guerras de la
independencia y comandó la flota argentina en el combate de La Vuelta de
Obligado. Su hija Eliza estaba prometida para casarse con el marino Francis
Drummond, joven escocés que falleció durante la guerra con el Brasil. Al
llegarle la noticia, la hija del Almirante, desesperada, decidió ponerse su traje
de novia que ya tenía preparado y arrojarse a las aguas del río.
Cuentas las comadres que su figura fantasmal deambula por las calles de La
Boca luciendo su vestido húmedo y ajado…la llaman la Novia de Arena.
Felicitas conoció a don Martín, “el hombre más rico del virreinato”, con solo 16
años; era hija de Don Carlos Guerrero, agente marítimo porteño de prestigio.
El pretendiente pasaba los 60 años y le ofreció matrimonio. A pesar de su
resistencia inicial, accedió a casarse con él. Tuvieron un hijo, Félix, que falleció
antes de los 6 años.
¿Qué historias corren por el barrio sobre esta mujer con tanta fortuna y tan
infortunada?
Y para terminar, una historia de fantasmas sin amores trágicos, pero sí con
duendes, los clásicos duendecitos de toda historia de misterio…
A pesar de que prefería la soledad de su atelier, y quizás con el único fin de dar
un poco de vuelo a su carrera pictórica, Clementina aceptó realizar un
reportaje. La entrevista se realizaría en su propia casa, y Clementina accedió a
que se tomaran fotografías de algunas de las obras que aún no había
expuesto.