muerte, pena, sangre, vida, Mira cómo se me pone luna, rosa, sol y viento. la piel cuando te recuerdo. Es morirse a cada paso y seguir viviendo luego Por la garganta me sube con una espada de punta un río de sangre fresco siempre pendiente del techo. de la herida que atraviesa de parte a parte mi cuerpo. Salgo de mi casa al campo Tengo clavos en las manos sólo con tu pensamiento, y cuchillos en los dedos para acariciar a solas y en mi sien una corona la tela de aquel pañuelo hecha de alfileres negros. que se te cayó un domingo cuando venías del pueblo Mira cómo se me pone y que no te he dicho nunca, la piel ca vez que me acuerdo mi vida, que yo lo tengo. que soy un hombre casao Y lo estrujo entre mis manos y sin embargo, te quiero. lo mismo que un limón nuevo, y miro tus iniciales Entre tu casa y mi casa y las repito en silencio hay un muro de silencio, para que ni el campo sepa de ortigas y de chumberas, lo que yo te estoy queriendo. de cal, de arena, de viento, Ayer, en la Plaza Nueva, de madreselvas oscuras -vida, no vuelvas a hacerlo- y de vidrios en acecho. te vi besar a mi niño, Un muro para que nunca a mi niño el más pequeño, lo pueda saltar el pueblo y cómo lo besarías que anda rondando la llave -¡ay, Virgen de los Remedios!- que guarda nuestro secreto. que fue la primera vez ¡Y yo sé bien que me quieres! que a mí me distes un beso. ¡Y tú sabes que te quiero! Llegué corriendo a mi casa, Y lo sabemos los dos alcé mi niño del suelo y nadie puede saberlo. y sin que nadie me viera, como un ladrón en acecho, ¡Ay, pena, penita, pena en su cara de amapola de nuestro amor en silencio! mordió mi boca tu beso. ¡Ay, qué alegría, alegría, quererte como te quiero! ¡Ay, qué alegría y qué pena quererte como te quiero! Cuando por la noche a solas me quedo con tu recuerdo Mira, pase lo que pase, derribaría la pared aunque se hunda el firmamento, que separa nuestro sueño, aunque tu nombre y el mío rompería con mis manos lo pisoteen por el suelo, de tu cancela los hierros, y aunque la tierra se abra con tal de verme a tu vera, y aun cuando lo sepa el pueblo tormento de mis tormentos, y ponga nuestra bandera y te estaría besando de amor a los cuatro vientos, hasta quitarte el aliento. sígueme queriendo así, Y luego, qué se me daba quedarme en tus brazos muerto. tormento de mis tormentos.
¡Ay, qué alegría y qué pena ¡Ay, qué alegría y qué pena quererte como te quiero! quererte como te quiero!