Grandes adeptos que tenía intercedieron por él y lograron que lo dejaran huir pero
había una condición, si era encontrado no dudarían en quitarle la vida, no solo la
guerrilla sino los paramilitares y el estado que también estaban tras su captura.
Bernardo salió corriendo sin mirar atrás, huyó de la selva sabiendo que era
enemigo de todo un país. Su corazón estaba completamente consternado, no
podía creer en que situación estaba y hasta donde había llegado su alcance por
defender los derechos vulnerados por parte del estado colombiano.