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Odisea en el pantano

Magdalena medio. En lo más adentro de la hostigante selva, paramilitares y


guerrilleros combatían entre sí para apoderarse de un territorio estratégico; los dos
frentes día y noche lanzaban ataques para desterrar a sus oponentes, cada
minuto significaba muerte, zozobra y huida en esta fría y vil zona.

Caminando sigilosamente con su linterna al piso, se encontraba Bernardo. Un


comandante de las FARC y líder político comunista que ante el exterminio de la
Unión Patriótica tuvo que emigrar a la selva colombiana, huyendo de la amenaza
del ejército nacional y los paramilitares que pretendían derrocar el movimiento
político izquierdista.

Luego de una reunión de comandantes de varios puntos de la región, Bernardo y


su frente guerrillero se alistaron para dormir. Pasó una hora y el comandante no
podía conciliar el sueño, sentía un mal presentimiento esa noche; durante el día
había visto movimientos extraños de los campesinos que habitaban los
alrededores de aquel lugar. Podía significar la presencia de espías de
paramilitares.

Al llegar las 12 de la noche un campesino aliado, despertó a Bernardo


afanosamente. Dos tropas paramilitares estaban muy cerca del campamento
guerrillero. Despertaron las alarmas y cada integrante del grupo empezó
velozmente a recoger todo lo que había para no dejar ningún rastro; A simple vista
se veían llegar, todo el frente guerrillero empuñó sus armas y empezaron a huir.

Ellos los duplicaban en hombres. Las balas sonaban y las explosiones


retumbaban, los ataques eran de un lado a otro. La muerte se hacía presente en
ambos bandos, la incertidumbre y la desesperación ocupaban a Bernardo.
Afortunadamente conocían la zona, pasaron por lugares muy pantanosos y por
cercos de alambres de púas que impidieron que los agresores llegaran a ellos.

Se establecieron en un nuevo lugar al día siguiente. Ya estaban a salvo pero algo


no andaba bien, esto no era lo que quería Bernardo, esta guerra no era su
objetivo. Su real apuesta era luchar por un país que fuera igualitario, pero la vida
lo había llevado a un lugar donde habitaba la violencia, la corrupción y la
explotación al pueblo.

En medio del monte, empantanado y agotado, Bernardo recordó cuando empezó


su lucha en contra de la injusticia social que afectaba al pueblo colombiano. Su
liderazgo y su conocimiento lo llevaron a Rusia y varios países europeos a
estudiar, para luego volver al país a representar y hacer parte del partido político
izquierdista, donde alcanzó a llegar a las altas esferas del gobierno nacional.

Bernardo tomó la decisión de retirarse de las FARC, su ideología iba en contra de


la guerra y de las demás atrocidades que había comenzado a hacer este grupo
guerrillero. Tomo valor, limpió su uniforme lleno de maleza y fue donde su
superior. Le dijo: “no más, no quiero hacer parte de esto, sáqueme de aquí”. Su
superior no aceptó la petición, lo condenó al fusilamiento debido a la traición y al
conocimiento que poseía sobre ellos.

Grandes adeptos que tenía intercedieron por él y lograron que lo dejaran huir pero
había una condición, si era encontrado no dudarían en quitarle la vida, no solo la
guerrilla sino los paramilitares y el estado que también estaban tras su captura.

Bernardo salió corriendo sin mirar atrás, huyó de la selva sabiendo que era
enemigo de todo un país. Su corazón estaba completamente consternado, no
podía creer en que situación estaba y hasta donde había llegado su alcance por
defender los derechos vulnerados por parte del estado colombiano.

No tenía otra opción que salir de Colombia, el partido comunista internacional


conociendo su pasado y sus aportes al partido, ayudó a Bernardo a salir del país
como exiliado político ofreciéndole un cambio de vida y dándole nuevas
oportunidades en un país suramericano que le dio asilo político, tanto a él como a
su familia

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