LA ENTREVISTA CLÍNICA
Contenido
2.1. INTRODUCCIÓN ................................................................................................................... 2
2.2. DEFINICIÓN DE ENTREVISTA ................................................................................................ 3
2.3. OBJETIVOS DE LA ENTREVISTA ............................................................................................ 3
2.4. TIPOS DE ENTREVISTA........................................................................................................ 6
2.4.1. Según el grado de estructuración................................................................................. 6
2.4.2. Según su finalidad......................................................................................................... 7
2.4.3. Según el modelo teórico ............................................................................................... 8
2.5. Aspectos Relevantes Del Entrevistador ............................................................................... 9
2.5.1. Comunicación no verbal ............................................................................................. 10
2.5.2. Condicionamiento verbal ........................................................................................... 10
2.6. LA ENTREVISTA CLÍNICA ................................................................................................... 10
2.6.1. Entrevista conductual ................................................................................................. 11
2.6.1.1. Desarrollo de la entrevista .................................................................................. 13
2.6.1.2. Habilidades que favorecen el desarrollo de la entrevista ................................... 15
2.6.2. Entrevista diagnóstica ................................................................................................ 17
2.7. VENTAJAS Y LIMITACIONES DE LA ENTREVISTA ................................................................... 18
2.8. ERRORES MÁS FRECUENTES .............................................................................................. 18
2.9. FIABILIDAD Y VALIDEZ ...................................................................................................... 20
2.10. CONCLUSIONES ............................................................................................................... 20
2.11. LECTURAS RECOMENDADAS .............................................................................................. 21
2.12. REFERENCIAS BIBLIOGRÁFICAS .......................................................................................... 22
2.13. ANEXOS ............................................................................................................................. 23
2.1. INTRODUCCIÓN
A lo largo de la historia la entrevista ha sido utilizada por muy diversos profesionales, desde la
Filosofía en sus orígenes hasta la Psiquiatría, Psicología, Sociología, Periodismo y Economía en
nuestros días. Esta utilidad pone de manifiesto la importancia de este procedimiento como
instrumento para obtener información. Aunque en la actualidad sea la técnica de evaluación
más frecuentemente utilizada por los psicólogos, no se le concede la atención y la importancia
que se merece en la formación de los mismos. Hay que tener en cuenta que la difusión de
historias clínicas estandarizadas, cuestionarios auto-aplicados, escalas de evaluación y
ordenadores capaces de elaborar, rápida y eficazmente la información han podido restar
importancia y desdibujar el papel central y la función creadora del psicólogo a la hora de
realizar una entrevista. En cuanto al éxito de ésta, hay que tener en cuenta, por un lado, los
conocimientos y habilidades que el entrevistador adquiere a través de un entrenamiento
sistemático y, por otro, establecer una adecuada relación terapeuta-paciente, porque cuanto
mayor sea la armonía entre ambas partes, mas auténtica será la relación y mejor será el
resultado de la acción del entrevistador. Así pues, la entrevista es un medio de comunicación
con características propias en el que hay que considerar los siguientes aspectos:
— Interpretación del lenguaje verbal y no verbal; la atención debe estar dirigida hacia lo que se
dice, a lo que se omite, a cómo se dice y a la comunicación no verbal, tratando de traducir lo
que expresa el paciente y referirlo a situaciones concretas y no dejarlo en generalidades.
— Relación interpersonal; la edad, sexo, empatía de ambas partes son variables que influyen
en la cantidad y calidad de la información; asimismo, no deben olvidarse los aspectos
reforzantes implicados tales como la sonrisa, las pausas, gestos, etc.
— Conclusiones; sirven para comprobar si los mensajes han sido entendidos correctamente.
Para finalizar, señalar que en estas dos ultimas décadas se ha producido una serie de avances
relacionados con los criterios psicométricos de la entrevista, aunque no se ha llegado a un
consenso ni a planteamientos unánimes por parte de los distintos autores. Sin embargo, a
pesar de todos los obstáculos y del escaso apoyo empírico, la entrevista, sin lugar a dudas, es
el procedimiento de evaluación más frecuentemente utilizado por los psicólogos al margen de
modas y paradigmas.
2.2. DEFINICIÓN DE ENTREVISTA
— Obtener información. Aunque éste es el objetivo central y más evidente de toda entrevista,
el profesional se apoya en técnicas bien estudiadas y especificadas para buscar información
emocional y concreta: preguntas abiertas que invitan a dar una respuesta narrativa extensa
(por ejemplo, «¿Qué quiere usted decir cuando se siente culpable?»); preguntas cerradas que
llevan a contestar en forma de monosílabos «sí», «no» o a dar respuestas cerradas (por
ejemplo, «¿llora con frecuencia?» o «¿duerme mal?»); y preguntas en eco que incitan al
paciente a continuar hablando al repetir una parte de su discurso. De forma general, se suelen
utilizar preguntas abiertas al principio de la entrevista porque estimulan más la participación
del paciente y favorecen las interrelaciones; las preguntas cerradas se utilizan sobre todo
cuando nos interesa delimitar la atención y controlar las respuestas a preguntas abiertas y,
sobre todo, con pacientes con mucha verborrea porque ayudan a estructurar la entrevista; es
preferible no emplearlas al comienzo de la entrevista porque pueden dar la impresión de un
interrogatorio. La Tabla 2.1. recoge algunas características de las preguntas abiertas y
cerradas; la Tabla 2.2. hace lo mismo con las preguntas directas e indirectas.
— Poco motivantes
— Recomendables para pacientes difíciles
Preguntas directas
Preguntas indirectas
Muchas son las variables que hay que tener en cuenta a la hora de enmarcar o hacer una
clasificación de los tipos de entrevista. Así pues, las entrevistas tas pueden clasificarse en
función del grado de estructuración, finalidad y modelo teórico. Veamos cada una de ellas.
— En las entrevistas no estructuradas el entrevistador actúa sin esquemas previos —al menos
implícitos— y tiene total libertad para explorar las áreas que considere más oportunas. En este
tipo de entrevista el mayor peso cae sobre el entrevistador, que durante el transcurso de la
misma va decidiendo qué aspectos son más interesantes para especificar. La gran ventaja de
esta modalidad es que permite ir adaptándose a las necesidades específicas de cada paciente.
Este modelo de entrevista no está libre de inconvenientes; hay que destacar que el
entrevistador puede pasar por alto algunas áreas relevantes, ya que suele centrarse en
aspectos que el considera que son los más importantes y, como consecuencia, suele existir
menor acuerdo entre entrevistadores, lo que le otorga menor fiabilidad.
— Psicoanalítica. Esta entrevista pone en primer plano los contenidos que se refieren al
mundo interno del paciente y la relación terapéutica como reflejo simbólico de los mismos, en
detrimento de su conducta explícita y del modo en que se desenvuelve en su entorno natural,
tendiendo a estructurarse directa-mente en un clima interpersonal ascético, en el que el
entrevistador evita las expresiones y juicios de valor. El terapeuta realiza una labor
interpretativa ver-balizando hipótesis sobre los conflictos y el funcionamiento psíquico del
sujeto.
Llegar a ser un buen entrevistador no es una tarea fácil, ya que requiere dos grandes
funciones: por una parte, recogida de información y, por la otra, saber interpretar los datos
recogidos durante el transcurso de la entrevista. El entrevistador debe partir de la necesidad
de obtener la información del paciente y que éste a su vez se sienta atraído por exponer su
historia o problema personal. Para conseguir estos objetivos es necesario una serie de habi-
lidades especiales, entre las que podríamos destacar las siguientes:
— Ser «cálido». Dado que la entrevista es un contacto social con otra persona u otras
personas, el entrevistador debe ser capaz de conseguir un rápido acercamiento con el
paciente; debe ser una persona que consiga con facilidad establecer relaciones sociales con la
gente. Esta habilidad especial le llevará a conseguir un adecuado rapport y unas grandes dotes
para alcanzar un clima cálido y agradable que facilitará el desarrollo de la entrevista.
— Tener tacto ante las relaciones. Debe ser una persona con una buena organización para
desarrollar cuidadosamente las pautas de la entrevista, así como ejercer un control adecuado.
— Tener capacidad y un nivel intelectual adecuado. Debe ser una persona con capacidad
para controlar la entrevista y asegurarse de prepararla con cuidado.
— Adaptabilidad. El entrevistador debe ser flexible ante las distintas situaciones que expone el
paciente en la consulta, adaptándose a las necesidades específicas de cada momento.
— Madurez. Alcanzar una adecuada madurez es otra de las habilidades específicas que todo
buen terapeuta debe hacer suya, pues de lo contrario no podrá esperarse que manifieste sentido
común y un criterio práctico.
Llegados a este punto, muchos de nuestros lectores se plantearán si es difícil ser un buen
entrevistador. Una creencia muy extendida es pensar que aquellas personas que llevan años
realizando entrevistas son buenos entrevistadores, pero puede ocurrir que sólo hayan
perfeccionado su imperfección. La verdad es que no todos pueden llegar a serlo, pero también es
cierto que las personas consiguen mejoras después un adecuado aprendizaje, por lo tanto la mejor
manera de alcanzar esta capacidad será mediante la práctica y con una adecuada orientación y
supervisión de un profesional cualificado.
La conducta no verbal del entrevistado durante la entrevista constituye una importante fuente
de información acerca de sus sentimientos, emociones y preocupaciones; útil sobre todo porque el
control voluntario de este código es menor que el del verbal. Son aspectos relevantes los silencios,
el tono de voz, la sonrisa, los movimientos de la cabeza y de las manos, la expresión facial, la postura
corporal, la manipulación de objetos, etc. El significado de la conducta no verbal varía de una persona
a otra y debe interpretarse tomando en consideración el contexto, prestando especial atención a las
incongruencias entre ambos niveles de comunicación. Ello dará lugar a tres tipos de situaciones:
— Si la información no verbal es menos intensa que la verbal se llamaría atenuante, si hay mayor
intensidad hablaríamos de acentuación.
Por lo que respecta al entrevistador, los comportamientos no verbales que tienen mayor influencia
sobre el desarrollo de la entrevista son el contacto ocular (debe ser frecuente), la distancia
interpersonal y la posición del cuerPO en relación con el entrevistado. En este último aspecto, Cormier y
Cormier (1994) atribuyen efectos perniciosos a conductas como el mantener una posición del cuerpo
con inclinación hacia atrás en relación con el entrevistado o cruzar los brazos y la piernas en
dirección opuesta al paciente.
— Redefinición del problema. Es esencial para el evaluador redefinir los trastornos en términos
operativos dentro del marco conductual. Una explicación sencilla desde la perspectiva que el
modelo conductual ofrece, aplicada al propio problema del sujeto y sus posibilidades de
evaluación e intervención, puede ser muy deseable.
— Historial psiquiátrico o mental. Una vez que se ha llevado a cabo el primer contacto puede
suceder que el terapeuta tenga la sospecha de que el paciente puede presentar algún tipo de
problema mental, siendo conveniente realizar un examen minucioso. El examen mental debe
contener las siguientes categorías: descripción del aspecto general del paciente, estado de
ánimo, sentimientos y emociones, percepción, expresión de lenguaje y pensamiento, nivel de
conciencia, orientación en el tiempo, memoria y control de impulsos, compresión y sinceridad.
Todo el registro del estado mental se debe obtener en las primeras sesiones, después puede
pasarse a una entrevista más directa para especificar la topografía de la conducta problema.
Tabla 2.4. Diferentes categorías en la evaluación de los problemas del paciente
CATEGORIAS OBJETIVOS
Explicación del propósito de la evaluación Dar información sobre la entrevista
de evaluación, con el objetivo de
generar confianza
Identificar el tipo de problema Mediante guías de entrevista de final
abierto, tratar de ayudar al paciente
a aclarar todos los aspectos y
problemas que le afectan
Priorización y selección de los aspectos y Establecer el orden de preferencia de
problemas los problemas y seleccionar el área
más importante para el paciente y
que le produce mayor sufrimiento
Identificación de la conducta problema Ayudar al paciente a obtener los
presente componentes de la conducta
problema: afectivo, somático,
conductual, cognitivo, contextual y
relacional
Identificar antecedentes Conocer los antecedentes y los
efectos sobre la conducta problema
Identificar logros secundarios Proporcionar información sobre las
variables subyacentes que pueden
estar manteniendo la conducta
problema
Identificar soluciones previas Examinar los intentos de solución del
problema y los resultados que ha
obtenido
Identificar la percepción del paciente sobre el Ayudar a comprender el problema y
problema proporcionar al terapeuta
información sobre la posición del
cliente
Identificar la intensidad del problema Conocer la intensidad, frecuencia y
duración de la conducta problema
— Categorías para evaluar los problemas del cliente. La Tabla 2.4. muestra una serie de
categorías que deberán ser aplicadas a cada paciente.
— Fase inicial. El objetivo en esta fase es crear un rapport adecuado mediante un buen
encuadre. Para ello hay que comenzar mediante una presentación breve con el propósito de
despejar las prevenciones y falsas expectativas del evaluado, explicando el proceso de
evaluación y los objetivos que pretendemos alcanzar. También es necesario informar al
entrevistado de lo que se espera de él y del papel específico de cada uno de los participantes.
Por todo ello, un logro principal en la fase inicial es la reducción de la incertidumbre del
entrevistado en relación con los objetivos, el proceso y el contenido por medio de los
esfuerzos estructurados del entrevistados Otro factor importante en esta etapa es la creación
de un clima cómodo, distendido y cálido que propicie la apertura al diálogo y la confianza para
el establecimiento de una adecuada relación terapeuta-paciente. En algunas ocasiones y con
cierto tipo de pacientes es útil crear un compromiso mediante contratos para una mayor
implicación en el proceso terapéutico explicitando en todo momento la absoluta
confidencialidad a lo largo de toda la intervención.
— Cuerpo de la entrevista. Se pueden distinguir tres fases: fase inicial, abierta, facilitadora,
incluyendo preguntas abiertas, en donde el entrevistado explica sobre lo preguntado, pero sin
interrupciones; fase media, de especificación y clarificación, centrada en preguntas cerradas y
directivas; y fase final de confrontación y síntesis.
— Final de la entrevista. En la última fase de la entrevista, entre las tareas que hay que realizar
destacan: proporcionar al entrevistado un resumen de la información recogida y dejar la
posibilidad de aportar algún dato más con el objetivo de dar la posibilidad de aclarar
cuestiones incompletas, orientar la conversación hacia el futuro, expectativas de éxito y la
realización de tareas que debe realizar para la próxima sesión y finalizar la entrevista de modo
positivo, nunca terminar de forma brusca, dejando problemas sin tratar o expectativas de
solución, ni interrumpir al paciente mientras hace una verbalización de ánimo negativa.
— Primer contacto. Los pacientes suelen acudir a consulta con unos niveles de ansiedad y
tensión elevados, por lo que nuestro primer objetivo consiste en rebajar o aliviar la tensión y
conseguir un adecuado rapport, ya que con la tensión no existe confianza y el paciente no se
sentirá cómodo, lo que influirá a la hora de llevar a cabo la entrevista. Muchos autores, como
es el caso de Fear (1979), consideran necesario invitar al paciente a sentarse, adoptando una
actitud de tranquilidad que le desarme de modo que alcance la impresión de que con el
entrevistador se puede hablar con facilidad.
— El clima. Una vez que el paciente comienza a exponer su problema, el buen entrevistador
debe utilizar varios procedimientos o técnicas para animarle a que continúe con su relato.
Suele escuchar todo lo que dice el paciente y le anima a ampliar la información, asintiendo con
frecuencia y haciendo comentarios como «aja», «entiendo», «ya veo», etc. Estos comentarios
breves no interrumpen el relato y dan la impresión de interés, evitando que el paciente se
sienta como si estuviese hablando solo. Para favorecer un ambiente de aceptación nunca
habrá que manifestar sorpresa ante nada de lo que dice el entrevistado, ni entrar en
discusiones sobre algún punto, ni dar la impresión de que el paciente está en un examen.
Evitar todas estas situaciones facilita una adecuada relación terapeuta-paciente y la creación
de un clima que favorece la expresión de ideas; a pesar de que el entrevistador no esté de
acuerdo con muchas de ellas, simplemente debe dedicarse a escucharlas.
— El humor. Durante el transcurso de la entrevista se intenta que ésta sea una conversación
agradable; por ello se deben introducir conscientemente diversos estados de ánimo de tal
manera que la entrevista consiga ser lo más natural, siempre que la situación lo permita; con
ello se pretende que la entre-vista no sea pesada y de una seriedad extrema. Ahora bien,
también se debe evitar aligerar el tono de conversación con chistes, historias vividas por el
entrevistado, etc., ya que de este modo conseguimos que éste pase a ser el centro de la
escena, algo que no debemos hacer.
— Schedule for Disorders and Schizofrenia (SADS) (Entrevista Estructurada para Trastornos
Afectivos y Esquizofrénicos). La SADS es una entrevista semiestructurada diseñada para
evaluar los síntomas de alteraciones definidas por los Criterios Diagnósticos para la
Investigación (RDC), un conjunto de pautas que precedieron y contribuyeron a la elaboración
de la tercera edición del Manual Diagnóstico y Estadístico de los Trastornos Mentales (DSM-
III). Esta entrevista tiene una duración mínima de una hora, pero puede extenderse hasta tres
horas; consta de dos partes diferenciadas: la primera recoge información sobre la conducta
problema (comienzo, desarrollo, tratamientos anteriores, circunstancias personales del
paciente, etc.) y la segunda parte hace referencia a la historia pasada del paciente en relación
con trastornos psiquiátricos y tratamientos recibidos, así como los síntomas y problemas que
puede presentar en la actualidad. El síntoma se analiza en dos etapas temporales; la primera
se refiere a la semana en que el problema se presenta con mayor gravedad y la segunda se
refiere a la semana anterior a la entrevista-está última medida de gravedad sirve como línea
base para evaluar la evolución a lo largo del tratamiento. La SADS exige que los
entrevistadores tengan experiencia clínica y estén capacitados para formular juicios sobre la
psicopatología manifiesta.
— Structured Clinical Interview for DSM-IV (SCID) (Entrevista Clínica Estructurada según el
DSM-IV) introducida en la revisión del DSM-III-R y diseñada por muchas de las personas que
trabajaron en la SADS. Con la SCID se intentó elaborar un instrumento que mejorara la
codificación y disminuyera el tiempo necesario para su entrenamiento y facilitara el proceso
diagnóstico. Como la SADS, la SCID está diseñada para que la utilicen médicos o investigadores
familiarizados con los criterios diagnósticos del DSM-IV. La SCID consta de una parte para el
diagnóstico del Eje I y otra para trastornos de la personalidad del Eje II. Al comienzo el
entrevistador obtiene un panorama de la enfermedad actual, el síntoma principal y los
antecedentes psicopatológicos relevantes con preguntas sistematizadas sobre síntomas
específicos. La entre-vista tiene muchas preguntas abiertas para que el paciente describa los
síntomas con sus propias palabras. Al final de la entrevista, que dura de sesenta a noventa
minutos para los diagnósticos del Eje I, también se completa la escala de evaluación de la
actividad global (GAF), el quinto Eje del DSM-IV.
La entrevista nos ofrece una serie de ventajas y limitaciones. Entre sus ventajas podemos
destacar:
— Posibilidad de registrar a personas que no podrían ser evaluadas con otros instrumentos
como, por ejemplo, los test o, al menos, no sin considerable ayuda (sujetos con trastornos
mentales).
— Efecto halo. Este error ocurre cuando el entrevistador se centra en una característica o
peculiaridad del paciente, obviando o dejando a un lado otras características importantes.
Entender las cuestiones psicométricas de la entrevista no es tarea fácil, pero sí útil. Otorgar a
la entrevista unas garantías de fiabilidad y validez nos permitirá utilizar los datos obtenidos con
mayor eficacia y precisión a la hora del tratamiento. Algunos autores señalan que para asignar
calidad a este instrumento debe partirse de los objetivos de la entrevista, pero a ningún
instrumento se le han asignado tantos objetivos como a la entrevista. Otros autores indican
que se deben apreciar tanto los aspectos objetivos como los subjetivos de la entrevista, tanto
el qué como el cómo, tanto el proceso como los contenidos (Shea, 1990). Ahora bien, con
objetivos tan variados es difícil hacer una valoración general de la entrevista. Sundberg (1977)
apunta que con tal cantidad de tipos de entrevistas nada se puede generalizar en cuanto a
fiabilidad y validez. Sus índices serán diferentes dependiendo de los objetivos, de los criterios
utilizados, de los sujetos participantes y características que inciden en la estructuración y
realización de la entrevista misma.
2.10. CONCLUSIONES
La entrevista no sólo es una técnica esencial en la práctica clínica sino que podría ser el
procedimiento de la psicología. Todas la interacciones de la psicología, el diagnóstico y la
evaluación inicial se desarrollan en el contexto de la entrevista, ya sea en una unidad de salud
mental o en una consulta particular. El tratamiento, así como su evolución, transcurren en el
ámbito de la entrevista donde el psicólogo está comprometido en un intercambio personal.
Todas las entrevistas tienen distinto grado de estructuración. El tiempo mínimo disponible
proporciona un marco estructurado y su objetivo aporta funcionalidad a la estructura. Su
flexibilidad y versatilidad le conceden una gran ventaja respecto a otras técnicas de evaluación
psicológica, ya que permiten moldear la entrevista para cada finalidad así como adaptarla en
función de la orientación teórica del evaluador. La mayor parte de las entrevistas han sido
desarrolladas en la década de los años 70, siendo constantemente revisadas y perfeccionadas.
Ninguna de ellas ha alcanzado aún una forma definitiva, debido a que todas se enfrentan a
problemas conceptuales, metodológicos y técnicos que no están resueltos.
Capítulo en que se describen las características más relevantes de la entrevista conductual, así
como la relación terapéutica.
CORMIER, W. y CORMIER, S., Estrategias de entrevista para terapeutas, Bilbao DDB 1994.
Libro en el que se muestran los elementos necesarios para establecer una adecuada relación
con el paciente en el marco de la entrevista.
FERNÁNDEZ DEL VALLE, J., «La entrevista», en G. Buela-Casal y J. C. Sierra (dirs.), Manual de
evaluación psicológica, Madrid, Siglo XXI, 1997.
FIRST, M. B.; SPITZER, R. L.; GIBBON, M. y WILLIAMS, J. B. W., Entrevista clínica estructurada
para los trastornos del Eje I del DSM-IV, Barcelona, Masson, 1999.
PETERSON, D. K., The clinical study of social behavior, Nueva York, Appleton-Century-Crofts,
1968.
POPE, B., The mental health interview. Research and aplication, Nueva York, Pergamon Press,
1979.
SPITZER, R. G.; ENDICOTT, J. y ROBINS, E., «Research Diagnostic Gritería», Archives of General
Psychiatry, 35, 773-782, 1978.
Guía para la confección de una entrevista clínica conductual [basada en Kanfer y Saslow]
• Déficit conductuales (si la conducta no se presenta) con suficiente intensidad, con suficiente
frecuencia, en forma apropiada (topografía incorrecta), bajo condicio-nes sociales adecuadas.
— Clarificar las consecuencias que tienen las conductas problema para el paciente y demás
personas que le rodean.
ANÁLISIS MOTIVACIONAL
— Relación de estímulos aversivos referidos a la conducta problema del sujeto y que pueden
desempeñar un papel importante para el tratamiento.
1. Cambios biológicos
— Modo en que estas limitaciones inician o mantienen conductas no deseables (por ejemplo,
evitación de la exposición al público, restricciones de conducta debido a la fatiga, etc.).
— Especificar el tipo y grado en que las condiciones biológicas restringen o pueden influir en la
respuesta al tratamiento.
2. Cambios sociales
— Rasgos más característicos del medio sociocultural actual del paciente (estatus
socioeconómico, nivel cultural, etc.).
— Grado de congruencia del medio con las actitudes de paciente (por ejemplo, ¿de qué modo
responde el medio familiar a las actitudes religiosas, sociales, conductuales v sexuales del
paciente?).
— Tipo de cambios producidos en el medio social del paciente y que se correspondan con su
conducta actual.
— Grado de congruencia de los distintos roles que desempeña el paciente (por ejemplo ¿hay
conflictos de roles entre los sistemas de valores anteriores del paciente y los actuales?, ¿los
déficit conductuales son debidos a incapacidades para hacer frente a nuevas demandas
sociales?)
3. Cambios conductuales
— Desviación de las pautas conductuales del paciente en relación con el comporta-miento del
grupo al que pertenece.
— Personas o grupos que ejercen alguna influencia sobre las conductas problemáticas.
— Tipos de refuerzos utilizados por tales personas y grado de eficacia de cada uno de ellos.
10. Consignar posible patología de la oralidad. Hábitos de chupar, anorexia, bulimia, geofagia,
pica, coprofagia, etc. ................................................................................................
15. Datos sobre el desarrollo psicomotor. Posibles limitaciones motoras por enfermedad
orgánica (raquitismo, parálisis, etc.). Primeros pasos, fases de gateo. Limitaciones sociales o
educacionales (parque, andador, deportes, etc.) ......................................................
19. Agresividad. Carácter de las demandas durante el primer año (pataleos, llanto) rabietas
(morder, pegar, encolerizarse) .......................................................................................
21. Sexualidad. Dirección de afectos hacia los objetos primarios. Primeros comportamientos.
Evolución de intereses y juegos (con heces, con órganos sexuales, etc.)
23. Afectividad. Informe acerca de los primeros cuidados recibidos, si han sido maternos o no.
Vinculación a sus objetos; celos de sus hermanos. Si fue o no deseado. Si fue aceptado.
Separación por posibles hospitalizaciones e internados. Consignar todo lo referente al
desarrollo afectivo ................................................................................................
25. Actividad lúdica. Primeros juegos. Juegos preferidos en cada edad. Compañeros
elegidos.
26. Patología del juego. Estereotipias. Mala utilización de juguetes. Juegos en soledad .....
— Terrores nocturnos
— Pesadillas
— Alucinación hipnagógica
ANEXO 3
DATOS SOCIODEMOGRÁFICOS
MOTIVO DE CONSULTA (Cuente con sus propias palabras lo que le ha hecho acudir a
consulta).
— ¿Cuándo ocurrió el problema por primera vez? ¿Qué pasó entonces y cuál fue la causa de
que apareciera?
— Parámetros temporales
— ¿Qué hace cuando ocurre el problema (antes, durante y después)? Describa una situación.
— Describa con el máximo detalle la ocasión en que el problema tuvo la menor y la mayor
gravedad.
INCAPACITACIÓN
_ ¿Cómo le afecta a usted este problema y cómo afecta a los que le rodean?
MOTIVACIÓN Y COMPROMISO