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CAPÍTULO II

LA ENTREVISTA CLÍNICA

Contenido
2.1. INTRODUCCIÓN ................................................................................................................... 2
2.2. DEFINICIÓN DE ENTREVISTA ................................................................................................ 3
2.3. OBJETIVOS DE LA ENTREVISTA ............................................................................................ 3
2.4. TIPOS DE ENTREVISTA........................................................................................................ 6
2.4.1. Según el grado de estructuración................................................................................. 6
2.4.2. Según su finalidad......................................................................................................... 7
2.4.3. Según el modelo teórico ............................................................................................... 8
2.5. Aspectos Relevantes Del Entrevistador ............................................................................... 9
2.5.1. Comunicación no verbal ............................................................................................. 10
2.5.2. Condicionamiento verbal ........................................................................................... 10
2.6. LA ENTREVISTA CLÍNICA ................................................................................................... 10
2.6.1. Entrevista conductual ................................................................................................. 11
2.6.1.1. Desarrollo de la entrevista .................................................................................. 13
2.6.1.2. Habilidades que favorecen el desarrollo de la entrevista ................................... 15
2.6.2. Entrevista diagnóstica ................................................................................................ 17
2.7. VENTAJAS Y LIMITACIONES DE LA ENTREVISTA ................................................................... 18
2.8. ERRORES MÁS FRECUENTES .............................................................................................. 18
2.9. FIABILIDAD Y VALIDEZ ...................................................................................................... 20
2.10. CONCLUSIONES ............................................................................................................... 20
2.11. LECTURAS RECOMENDADAS .............................................................................................. 21
2.12. REFERENCIAS BIBLIOGRÁFICAS .......................................................................................... 22
2.13. ANEXOS ............................................................................................................................. 23
2.1. INTRODUCCIÓN

A lo largo de la historia la entrevista ha sido utilizada por muy diversos profesionales, desde la
Filosofía en sus orígenes hasta la Psiquiatría, Psicología, Sociología, Periodismo y Economía en
nuestros días. Esta utilidad pone de manifiesto la importancia de este procedimiento como
instrumento para obtener información. Aunque en la actualidad sea la técnica de evaluación
más frecuentemente utilizada por los psicólogos, no se le concede la atención y la importancia
que se merece en la formación de los mismos. Hay que tener en cuenta que la difusión de
historias clínicas estandarizadas, cuestionarios auto-aplicados, escalas de evaluación y
ordenadores capaces de elaborar, rápida y eficazmente la información han podido restar
importancia y desdibujar el papel central y la función creadora del psicólogo a la hora de
realizar una entrevista. En cuanto al éxito de ésta, hay que tener en cuenta, por un lado, los
conocimientos y habilidades que el entrevistador adquiere a través de un entrenamiento
sistemático y, por otro, establecer una adecuada relación terapeuta-paciente, porque cuanto
mayor sea la armonía entre ambas partes, mas auténtica será la relación y mejor será el
resultado de la acción del entrevistador. Así pues, la entrevista es un medio de comunicación
con características propias en el que hay que considerar los siguientes aspectos:

— Papel del entrevistador, poniendo en práctica cuatro cualidades esenciales (receptividad o


empatía, tolerancia, atención y confidencialidad) en todo momento el entrevistador debe
demostrar que es el experto y quien tiene el control de la situación.

— Interpretación del lenguaje verbal y no verbal; la atención debe estar dirigida hacia lo que se
dice, a lo que se omite, a cómo se dice y a la comunicación no verbal, tratando de traducir lo
que expresa el paciente y referirlo a situaciones concretas y no dejarlo en generalidades.

— Flexibilidad; aunque haya un objetivo prefijado, el desarrollo de la entrevista puede


adaptarse a la situación.

— Relación interpersonal; la edad, sexo, empatía de ambas partes son variables que influyen
en la cantidad y calidad de la información; asimismo, no deben olvidarse los aspectos
reforzantes implicados tales como la sonrisa, las pausas, gestos, etc.

— Conclusiones; sirven para comprobar si los mensajes han sido entendidos correctamente.

Para finalizar, señalar que en estas dos ultimas décadas se ha producido una serie de avances
relacionados con los criterios psicométricos de la entrevista, aunque no se ha llegado a un
consenso ni a planteamientos unánimes por parte de los distintos autores. Sin embargo, a
pesar de todos los obstáculos y del escaso apoyo empírico, la entrevista, sin lugar a dudas, es
el procedimiento de evaluación más frecuentemente utilizado por los psicólogos al margen de
modas y paradigmas.
2.2. DEFINICIÓN DE ENTREVISTA

La entrevista es un proceso de interacción con unos objetivos prefijados en los cuales


intervienen dos canales de comunicación, uno verbal y otro no verbal, en donde el
entrevistador asume el papel de experto. A diferencia del modelo médico, en donde la
entrevista se enmarca en un sistema de clasificación categorial, la Psicología intenta describir
la entrevista como un procedimiento dinámico y continuo, generador de hipótesis, a la
búsqueda de un modelo explicativo que intenta operacionalizar la conducta problema y, a
partir de ahí, seleccionar y definir las metas terapéuticas para la planificación del tratamiento.
García Marcos (1983) define la entrevista psicológica como un procedimiento especial de
interacción y habla de cuatro rasgos definitorios: de una relación de dos personas (o más) y de
dos canales de comunicación, uno verbal y otro paraverbal o no verbal, unos objetivos
prefijados y conocidos —al menos por el entrevistador— y una asignación de funciones que
implican un control de la situación por parte del entrevistador que asume el papel de experto,
lo cual permite hablar de una relación personal asimétrica. Quizás una de las definiciones más
completas que encontramos sea la de Pope (1979) quien señala que la entrevista es un
encuentro hablado entre dos individuos que comporta interacciones tanto verbales como no
verbales; no es un encuentro entre dos personas iguales, puesto que está basado en una
diferenciación de roles entre dos participantes: aquel a quien se asigna mayor responsabilidad
en la conducción de la entrevista se le llama entrevistador al otro entrevistado. Aunque el
entrevistado puede solicitar la entrevista como consecuencia de sus propias motivaciones o
necesidades y así introducir sus objetivos personales en la interacción, los objetivos de la
entrevista como su sistema diádico son generalmente determinados por el entrevistador. Otra
definición es la que aparece en el Diccionario de la lengua española de la RAE para quien
entrevistar es una reunión concertada, un diálogo entre un representante de los medios de
difusión y una personalidad en vistas a su divulgación. Por tanto, podemos concluir que la
entrevista no es exclusivamente una técnica de evaluación, sino el sistema de interacción
mediante el cual se realiza todo el proceso de evaluación como el de intervención.

2.3. OBJETIVOS DE LA ENTREVISTA

Fundamentalmente se pueden señalar los siguientes objetivos en toda entrevista clínica:


establecer una adecuada relación, obtener información, evaluar la psicopatología,
proporcionar una devolución de la información al paciente, conceptualización de los
problemas, formulación de hipótesis, selección y definición de las metas terapéuticas, y
evaluación de los procesos y resultados terapéuticos. Veamos cada uno de ellos.

— Establecer una relación. La entrevista es un proceso de interacción interpersonal. La calidad


de la información revelada depende de la confianza y el criterio que el paciente deposita en el
entrevistador. Un sujeto no revelará los detalles personales, íntimos de su vida a alguien en
quien no confía. Lo que contribuye y favorece el establecimiento de una buena relación entre
paciente-terapeuta es escuchar con atención, esto significa interrumpir lo menos posible,
sobre todo al principio de la entrevista; las preguntas necesarias se utilizarán para clarificar los
significados y son las que demuestran la autoridad y experiencia personal. Otro elemento muy
importante sería inducir, seguir y responder a las emociones que preocupan al paciente
mediante la observación del comportamiento no verbal y prestando atención a las dificultades
y al sufrimiento tanto explícito como implícito. El espacio en donde se lleva a cabo la entrevista
también puede afectar a la interacción; es importante contar con un ambiente tranquilo que
asegure la privacidad para el paciente, sin teléfonos, ruidos ni otras intromisiones.

— Obtener información. Aunque éste es el objetivo central y más evidente de toda entrevista,
el profesional se apoya en técnicas bien estudiadas y especificadas para buscar información
emocional y concreta: preguntas abiertas que invitan a dar una respuesta narrativa extensa
(por ejemplo, «¿Qué quiere usted decir cuando se siente culpable?»); preguntas cerradas que
llevan a contestar en forma de monosílabos «sí», «no» o a dar respuestas cerradas (por
ejemplo, «¿llora con frecuencia?» o «¿duerme mal?»); y preguntas en eco que incitan al
paciente a continuar hablando al repetir una parte de su discurso. De forma general, se suelen
utilizar preguntas abiertas al principio de la entrevista porque estimulan más la participación
del paciente y favorecen las interrelaciones; las preguntas cerradas se utilizan sobre todo
cuando nos interesa delimitar la atención y controlar las respuestas a preguntas abiertas y,
sobre todo, con pacientes con mucha verborrea porque ayudan a estructurar la entrevista; es
preferible no emplearlas al comienzo de la entrevista porque pueden dar la impresión de un
interrogatorio. La Tabla 2.1. recoge algunas características de las preguntas abiertas y
cerradas; la Tabla 2.2. hace lo mismo con las preguntas directas e indirectas.

Tabla 2.1. Preguntas abiertas y preguntas cerradas en la entrevista

No hay reglas fijas: preguntas abiertas

— Son menos fiables

— Los contenidos pueden no ser accesibles

— Pueden desconcertar por expresiones no adecuadas

— Provocan más motivación (no monotonía)

— Recomendables al menos al principio

— Mayor riqueza de respuesta

— Mayor precisión del estado por parte del otro

— Permite al evaluado introducir preguntas o comentarios aclaratorios

— Óptimas para entrevista exploratoria

Hay reglas fijas: preguntas cerradas

— Buen nivel de conocimiento por parte del terapeuta

— Poco motivantes
— Recomendables para pacientes difíciles

— Menor riqueza de respuesta

— Mejores para entrevista estructurada

Tabla 2.2. Preguntas directas y preguntas indirectas en la entrevista

Preguntas directas

— Pueden aparecer como amenazantes

— Pueden generar rechazo (deseabilidad social, no relación de confianza)

— Pueden hacer perder la relación terapéutica establecida

— Pueden desconcertar (especialmente las no contextualizadas)

— Pueden sensibilizar en algunos temas

Preguntas indirectas

— Pueden confundir (la respuesta no se ajusta)

— Pueden crear una atmósfera irreal

— Pueden condicionar el poder de experto

— Pueden crear falsas expectativas

— Evaluar la psicopatología. Toda entrevista clínica comprende una evaluación psicopatológica


a partir de la información que aporta la observación y la interacción con el paciente; mediante
estos procedimientos el entrevistador puede evaluar el aspecto emocional, conductas
psicomotoras, juicio, atención, memoria, inteligencia..., pudiendo apoyarse en pruebas
específicas para una mejor evaluación de su salud mental.

— Proporcionar una devolución de la información al paciente. Aunque en general no es posible


dar respuestas definitivas en la primera entrevista, sí es importante hacer una aproximación a
su problema, reconociendo sus principales preocupaciones, porque esto reforzará en el
paciente la sensación de ser comprendido y atendido.

— Conceptualización de los problemas. La conceptualización consiste en saber qué


información obtener y qué instrumentos utilizar para la recogida y procesamiento de la
información relevante para posteriormente integrarla y así poder generar hipótesis sobre los
problemas o dificultades que plantea el paciente. A partir de todo ello se pretende lograr una
planificación adecuada del programa de intervención (Cormíer y Cormier, 1994). Una vez que
hayamos realizado esta tarea debemos ser capaces de identificar la naturaleza, severidad y
generalidad del problema del cliente, averiguar su carácter observable o encubierto y definir el
problema de forma operativa, identificando los antecedentes, consecuentes, efectos y
condiciones que pueden intensificar o reducir la conducta problema del sujeto. Se deben
sugerir posibles áreas de cambio, hipótesis acerca de las dificultades del cliente y posibles
estrategias de tratamiento. La conceptualización del problema tendrá un enfoque diferente en
función de la formación teórica y clínica del terapeuta, es decir, del modelo teórico desde el
cual desarrolla todo el proceso terapéutico.

— Formulación de hipótesis. A partir de toda la información recogida acerca de las conductas


problema y dificultades del paciente se elaboran hipótesis y se hacen predicciones verificables
a partir de ellas.

— Selección y definición de las metas terapéuticas; planificación del tratamiento. Los


principales aspectos que se han de cumplimentar dentro de estos objetivos son: selección de
conductas clave y variables relevantes (selección de las conductas clave que modificar —
variables dependientes— y selección de las variables relevantes que se han de manipular —
variables independientes—) y tratamiento (establecimiento de metas terapéuticas, selección
del programa de tratamiento, evaluación y control de las variables contaminadoras y
aplicación del tratamiento).

— Evaluación de los procesos y resultados terapéuticos; seguimiento. Los principales aspectos


que hay que considerar dentro de estos objetivos son: evaluación de los resultados (nueva
evaluación de las conductas clave, comprobación de si se han alcanzado las metas terapéuticas
propuestas y comprobación de si los datos avalan las hipótesis inicialmente formuladas) y
seguimiento (nueva recogida de datos y comprobación de si se mantienen los resultados del
tratamiento).

2.4. TIPOS DE ENTREVISTA

Muchas son las variables que hay que tener en cuenta a la hora de enmarcar o hacer una
clasificación de los tipos de entrevista. Así pues, las entrevistas tas pueden clasificarse en
función del grado de estructuración, finalidad y modelo teórico. Veamos cada una de ellas.

2.4.1. Según el grado de estructuración

Se pueden considerar cinco elementos de la entrevista susceptibles de mayor o menor


estructuración (las preguntas, las respuestas, la secuencia, el registro y la elaboración de la
información y la interpretación de la misma); según se combinen estos elementos podemos
hablar de tres tipos de entrevista: estructurada, semiestructurada y no estructurada.
— Una entrevista se denomina estructurada cuando tanto la secuencia de preguntas como las
respuestas están prefijadas. Este tipo de entrevista tiene una serie de limitaciones,
relacionadas sobre todo con la capacidad para establecer un buen rapport con el entrevistado.
Se utiliza principalmente en investigación de contextos escolares, laborales y clínicos.

— Una entrevista es semiestructurada cuando el entrevistador trabaja con una serie de


preguntas abiertas prefijadas o un esquema definido. En el desarrollo de la entrevista puede
introducir otros aspectos que considere necesarios o relevantes. Peterson (1968) señala que la
mayoría de las entrevistas clínicas posee un grado intermedio de estructuración. Para
contrarrestar las limitaciones que ello puede representar incide en las estrategias que se
deben seguir con el fin de delimitar lo más exactamente posible la conducta objeto de estudio,
los antecedentes y los consecuentes; en concreto, indica que las etapas de una entrevista han
de ser cuatro: exploración para reconocer la naturaleza del problema, preguntas más
especializadas, preguntas más individualizadas y, por último, resúmenes parciales de la
información.

— En las entrevistas no estructuradas el entrevistador actúa sin esquemas previos —al menos
implícitos— y tiene total libertad para explorar las áreas que considere más oportunas. En este
tipo de entrevista el mayor peso cae sobre el entrevistador, que durante el transcurso de la
misma va decidiendo qué aspectos son más interesantes para especificar. La gran ventaja de
esta modalidad es que permite ir adaptándose a las necesidades específicas de cada paciente.
Este modelo de entrevista no está libre de inconvenientes; hay que destacar que el
entrevistador puede pasar por alto algunas áreas relevantes, ya que suele centrarse en
aspectos que el considera que son los más importantes y, como consecuencia, suele existir
menor acuerdo entre entrevistadores, lo que le otorga menor fiabilidad.

2.4.2. Según su finalidad

Centrándonos en la finalidad y siguiendo a Nahoum (1961), la entrevista puede ser de


investigación, diagnostica y terapéutica. Las entrevistas de investigación están orientadas al
conocimiento objetivo de un estado de cosas, pero sin repercusión directa sobre el
entrevistado, es decir, su objetivo principal es recabar información genérica. El objetivo de la
entrevista diagnóstica es recoger la biografía del sujeto y determinar los conocimientos del
entrevistado, habilidades, opiniones y actitudes, así como las características generales de
personalidad. La entrevista terapéutica pretende evaluar, modificar y resolver los problemas
de carácter conductual o emocional producidos tanto a nivel individual como grupal. Por
último, existen otras entrevistas en que el objetivo es conocer o describir las características
psicológicas de un sujeto y predecir su comportamiento para resolver los problemas de un
tercero. La Tabla 2.3. recoge algunas características de los diferentes tipos de entrevistas
según su finalidad.
Tabla 2.3. Características de distintos tipos de entrevista según su finalidad

TIPOS EFECTOS EN EL FUNCIÓN ENTRENAMIENTO/


ENTREVISTADO ESTRUCTURACIÓN

Investigación No directiva, Recabar información - No entrenamiento.


contacto fugaz. genérica. - Estructurada y
semiestructurada.
Diagnóstica Inmediata. Conocer el problema, - Entrenamiento.
la demanda; no - Estructurada y
modificación semiestructurada.
(intencionada).
Conductual Inmediata. Conocer el problema - Entrenamiento.
y producir cambios. - Estructurada y
semiestructurada.

Terapéutica Inmediata. Modificar conductas, - Entrenamiento.


mejorar al individuo. - No estructurada.

Resolver el problema Inmediata. Conocer el problema - No entrenamiento.


de otros e informar a terceros - Estructurada y
(no modificar). semiestructurada.

2.4.3. Según el modelo teórico

En función de la orientación teórica se pueden distinguir tres tipos de entrevistas:


psicoanalítica, fenomenológica y conductual.

— Psicoanalítica. Esta entrevista pone en primer plano los contenidos que se refieren al
mundo interno del paciente y la relación terapéutica como reflejo simbólico de los mismos, en
detrimento de su conducta explícita y del modo en que se desenvuelve en su entorno natural,
tendiendo a estructurarse directa-mente en un clima interpersonal ascético, en el que el
entrevistador evita las expresiones y juicios de valor. El terapeuta realiza una labor
interpretativa ver-balizando hipótesis sobre los conflictos y el funcionamiento psíquico del
sujeto.

— Fenomenológica. Basada en el trabajo de Cari Rogers, la entrevista fenomenológica está


concebida como una relación interpersonal real entre terapeuta y paciente, centrándose en el
aquí y ahora de la experiencia relacional. Pretende definir una relación terapéutica basada en
tres actitudes: empatía (percibir la experiencia del cliente desde su propia perspectiva),
aceptación incondicional (evitación de consejos y juicios de valor) y congruencia entre los
sentimientos y la conducta del terapeuta, es decir, autenticidad. Esta entrevista está orientada
a la toma de conciencia por parte del cliente respecto a sí mismo, favoreciendo la expresión de
emociones y valores con la conducta no directiva del terapeuta y mediante el reflejo.

— Conductual. Deriva de la teoría del aprendizaje y constituye una técnica dentro de la


evaluación conductual. Focaliza su atención en la identificación de problemas concretos y se
esfuerza por operacionalizarlos en el ámbito de conductas específicas, indagando en
características topográficas (frecuencia, intensidad y duración), así como en la relación
funcional con los eventos ambientales o internos. Se intenta que la información recogida cum-
pla con tres requisitos: que sea lo más concreta y específica posible, que se pueda organizar
dentro de un marco de referencia funcional con vistas a la formulación de hipótesis predictivas
y/o explicativas, y que se optimice la validez de la información recogida.

2.5. Aspectos Relevantes Del Entrevistador

Llegar a ser un buen entrevistador no es una tarea fácil, ya que requiere dos grandes
funciones: por una parte, recogida de información y, por la otra, saber interpretar los datos
recogidos durante el transcurso de la entrevista. El entrevistador debe partir de la necesidad
de obtener la información del paciente y que éste a su vez se sienta atraído por exponer su
historia o problema personal. Para conseguir estos objetivos es necesario una serie de habi-
lidades especiales, entre las que podríamos destacar las siguientes:

— Ser «cálido». Dado que la entrevista es un contacto social con otra persona u otras
personas, el entrevistador debe ser capaz de conseguir un rápido acercamiento con el
paciente; debe ser una persona que consiga con facilidad establecer relaciones sociales con la
gente. Esta habilidad especial le llevará a conseguir un adecuado rapport y unas grandes dotes
para alcanzar un clima cálido y agradable que facilitará el desarrollo de la entrevista.

— Tener tacto ante las relaciones. Debe ser una persona con una buena organización para
desarrollar cuidadosamente las pautas de la entrevista, así como ejercer un control adecuado.

— Tener capacidad y un nivel intelectual adecuado. Debe ser una persona con capacidad
para controlar la entrevista y asegurarse de prepararla con cuidado.

— Análisis y juicio crítico. La capacidad de análisis es un factor importante para llevar a


cabo una interpretación de la información recogida en el transcurso de la entrevista, así como un
juicio crítico que permita analizar todos los factores que aparecen para de este modo llegar a una
adecuada conclusión

— Adaptabilidad. El entrevistador debe ser flexible ante las distintas situaciones que expone el
paciente en la consulta, adaptándose a las necesidades específicas de cada momento.

— Madurez. Alcanzar una adecuada madurez es otra de las habilidades específicas que todo
buen terapeuta debe hacer suya, pues de lo contrario no podrá esperarse que manifieste sentido
común y un criterio práctico.

Llegados a este punto, muchos de nuestros lectores se plantearán si es difícil ser un buen
entrevistador. Una creencia muy extendida es pensar que aquellas personas que llevan años
realizando entrevistas son buenos entrevistadores, pero puede ocurrir que sólo hayan
perfeccionado su imperfección. La verdad es que no todos pueden llegar a serlo, pero también es
cierto que las personas consiguen mejoras después un adecuado aprendizaje, por lo tanto la mejor
manera de alcanzar esta capacidad será mediante la práctica y con una adecuada orientación y
supervisión de un profesional cualificado.

2.5.1. Comunicación no verbal

La conducta no verbal del entrevistado durante la entrevista constituye una importante fuente
de información acerca de sus sentimientos, emociones y preocupaciones; útil sobre todo porque el
control voluntario de este código es menor que el del verbal. Son aspectos relevantes los silencios,
el tono de voz, la sonrisa, los movimientos de la cabeza y de las manos, la expresión facial, la postura
corporal, la manipulación de objetos, etc. El significado de la conducta no verbal varía de una persona
a otra y debe interpretarse tomando en consideración el contexto, prestando especial atención a las
incongruencias entre ambos niveles de comunicación. Ello dará lugar a tres tipos de situaciones:

— Si la información no verbal sustituye a la verbal se habla de sustitución, si se complementan


entre ambas se denomina conjunción.

— Si la información no verbal coincide con la verbal se habla de congruencia, pero si entre


ambas no hay coincidencia sería incongruencia.

— Si la información no verbal es menos intensa que la verbal se llamaría atenuante, si hay mayor
intensidad hablaríamos de acentuación.

Por lo que respecta al entrevistador, los comportamientos no verbales que tienen mayor influencia
sobre el desarrollo de la entrevista son el contacto ocular (debe ser frecuente), la distancia
interpersonal y la posición del cuerPO en relación con el entrevistado. En este último aspecto, Cormier y
Cormier (1994) atribuyen efectos perniciosos a conductas como el mantener una posición del cuerpo
con inclinación hacia atrás en relación con el entrevistado o cruzar los brazos y la piernas en
dirección opuesta al paciente.

2.5.2. Condicionamiento verbal

Las investigaciones clásicas de Greenspon demostraron que los refuerzos verbales y


paraverbales del entrevistador (expresiones como «bien» o «mhm») modifican la cantidad y el
tipo de expresiones verbales del entrevistado (efecto conocido con el nombre del citado
investigador y que, evidentemente, es recíproco). El entrevistador debe utilizar de manera
controlada este fenómeno administrando estímulos reforzantes contingentes a informaciones
pertinentes y concretas.

2.6. LA ENTREVISTA CLÍNICA


Recientemente, la técnica de la entrevista ha sido enmarcada fundamentalmente desde dos
enfoques diferentes. El primero busca la clasificación diagnóstica y se desarrolla a partir de los
sistemas diagnósticos como el Research Diagnostic Gritería (RDC) de Spitzer, Endicott y Robins
(1978) o los Diagnostic and Statistical Manual of Mental Disordes (DSM) (American Psychiatric
Association, 1956, 1968, 1980, 1987, 1994). El segundo enfoque se refiere a la evaluación
conductual y la importancia que dentro de ella tiene la entrevista como medio de focalizar las
conductas problema y formular las primeras hipótesis de intervención. Esto no quiere decir
que la entrevista en el ámbito clínico se dicotomice en estos dos enfoques. Partiendo de la
clasificación de la entrevista por su finalidad encontramos la entrevista de evaluación, que es
la más empleada en el ámbito clínico. A pesar de ser evidente la popularidad de la entrevista
como instrumento de evaluación, hay algunos autores que opinan que es difícil su práctica.
Para que la entrevista de evaluación tenga éxito se necesitan instrucciones claras y específicas
si queremos obtener información válida y objetiva con el propósito de llevar a cabo un plan de
tratamiento efectivo.

2.6.1. Entrevista conductual

Se trata del procedimiento de evaluación conductual más frecuentemente utilizado,


convirtiéndose en una técnica esencial dentro del proceso de evaluación y terapia. En su inicio,
la entrevista permite establecer la relación paciente-terapeuta, tomar las decisiones clínicas
preliminares, posibilitando que el terapeuta comience a recoger la información necesaria para
determinar las metas y prioridades del* tratamiento. La aportación principal es la
identificación de la conducta problema/s, teniendo en cuenta tanto su naturaleza como el
ambiente o contexto en que se produce; en ella se enfatizan los factores ambientales y el
entrevistador debe obtener información sobre las variables externas que la mantienen, así
como sobre los factores ambientales que inhiben o favorecen la aparición de las conductas.
Está claro que hay que obtener la información relevante y tomar decisiones que implican
importantes consecuencias a largo plazo para el paciente. Se espera que la calidad y los
resultados de la entrevista sean cruciales para fomentar la motivación y la introspección del
problema por parte del paciente, así como constituir un instrumento para establecer el
comienzo de una constructiva relación terapéutica El estilo de la entrevista conductual es
empalico, pero también puede ser directivo; podría decirse que su evolución durante una
sesión es progresiva dado que, por lo general, se comienza con preguntas abiertas y sobre una
base más o menos estructurada y pasa de forma progresiva al estilo de entrevista
estructurada. Para facilitar la recogida sistemática de información, el evaluador formulará
hipótesis preliminares acerca del curso del problema que nos guiarán a lo largo de la
entrevista. De este modo recogeremos la información de una manera lógica y sistemática
evitando saltar de tema en tema al azar. Siguiendo a Morganstern (1988), podríamos señalar
los siguientes elementos esenciales en el proceso de la entrevista conductual:

— Preparación del cliente para la evaluación. El terapeuta conductual debe informar al


paciente de que la evaluación conductual es un proceso dinámico y continuo, preparándole
para un tipo de proceso distinto al de sus expectativas.
— Especificación del problema. A veces es necesario delimitar el problema, para lo que suele
resultar útil solicitar una especificación a través de conductas concretas, así como las
coordenadas espaciales (lugares, situaciones sociales, etc.) y topográficas (duración, comienzo,
etc.).

— Redefinición del problema. Es esencial para el evaluador redefinir los trastornos en términos
operativos dentro del marco conductual. Una explicación sencilla desde la perspectiva que el
modelo conductual ofrece, aplicada al propio problema del sujeto y sus posibilidades de
evaluación e intervención, puede ser muy deseable.

— Ampliación de la evaluación. Es indispensable evaluar el grado en el que la conducta


problema se ha generalizado y afecta al funcionamiento del sujeto en los distintos contextos
(familia, trabajo, relaciones sociales, etc.) en que se desenvuelve. Un aspecto importante que
tener en cuenta es considerar los recursos del propio sujeto, tanto individualmente (conductas
adaptativas, habilidades, etc.), como física y socialmente (personas que puedan cooperar si es
necesario, pareja, familiares, amigos, etc.).

Los contenidos de la entrevista de evaluación son la historia personal, la historia psiquiátrica o


mental y las categorías para evaluar los problemas del cliente.

— Historia personal. El punto de partida de la entrevista evaluadora es la extracción de


información sobre los antecedentes y el pasado del problema. Esta información permite
entender mejor el problema actual del paciente que a menudo tiene relación con su historia
previa de aprendizaje. Por ejemplo, un cliente joven que presenta grandes dificultades en las
relaciones sociales durante el transcurso de la entrevista revela que había tenido una madre
exigente y muy protectora; en este caso, el historial es muy útil para identificar las condiciones
antecedentes que tuvo y como influyeron en el desarrollo de su conducta problema. Durante
la recogida de información pueden abarcarse diferentes áreas más, pero las más importantes
serían según Cormier y Cormier (1994) las siguientes: identificación del cliente, aspectos
generales y atuendo, historial relacionado con el problema(s) presente(s), historial psiquiátrico
y/o terapéutico, historial académico y profesional, historial médico o sanitario, historial
evolutivo/social, historial familiar, marital y sexual, evaluación de los patrones comunicativos
del cliente y resultados del estado mental (resumen diagnóstico).

— Historial psiquiátrico o mental. Una vez que se ha llevado a cabo el primer contacto puede
suceder que el terapeuta tenga la sospecha de que el paciente puede presentar algún tipo de
problema mental, siendo conveniente realizar un examen minucioso. El examen mental debe
contener las siguientes categorías: descripción del aspecto general del paciente, estado de
ánimo, sentimientos y emociones, percepción, expresión de lenguaje y pensamiento, nivel de
conciencia, orientación en el tiempo, memoria y control de impulsos, compresión y sinceridad.
Todo el registro del estado mental se debe obtener en las primeras sesiones, después puede
pasarse a una entrevista más directa para especificar la topografía de la conducta problema.
Tabla 2.4. Diferentes categorías en la evaluación de los problemas del paciente

CATEGORIAS OBJETIVOS
Explicación del propósito de la evaluación  Dar información sobre la entrevista
de evaluación, con el objetivo de
generar confianza
Identificar el tipo de problema  Mediante guías de entrevista de final
abierto, tratar de ayudar al paciente
a aclarar todos los aspectos y
problemas que le afectan
Priorización y selección de los aspectos y  Establecer el orden de preferencia de
problemas los problemas y seleccionar el área
más importante para el paciente y
que le produce mayor sufrimiento
Identificación de la conducta problema  Ayudar al paciente a obtener los
presente componentes de la conducta
problema: afectivo, somático,
conductual, cognitivo, contextual y
relacional
Identificar antecedentes  Conocer los antecedentes y los
efectos sobre la conducta problema
Identificar logros secundarios  Proporcionar información sobre las
variables subyacentes que pueden
estar manteniendo la conducta
problema
Identificar soluciones previas  Examinar los intentos de solución del
problema y los resultados que ha
obtenido
Identificar la percepción del paciente sobre el  Ayudar a comprender el problema y
problema proporcionar al terapeuta
información sobre la posición del
cliente
Identificar la intensidad del problema  Conocer la intensidad, frecuencia y
duración de la conducta problema

— Categorías para evaluar los problemas del cliente. La Tabla 2.4. muestra una serie de
categorías que deberán ser aplicadas a cada paciente.

2.6.1.1. Desarrollo de la entrevista

El desarrollo de la entrevista es un proceso que requiere varios pasos desde su elaboración


hasta la interpretación de sus resultados. A continuación se expone una serie de indicadores
para el curso de la misma.
— Preparación de la entrevista. La principal tarea para el desarrollo de la entrevista es huir de
la improvisación y la espontaneidad y tener claro qué es lo que queremos evaluar. Un buen
comienzo podría ser una adecuada planificación y preparación de la entrevista, ya que nos
permitiría recoger la información relevante de forma más eficaz y además facilitaría en el
paciente la espontaneidad, cosa que no ocurre si la hacemos de forma improvisada (en el
Anexo 1 se recoge una guía de una entrevista clínica conductual). Es muy importante la
primera información que nos proporciona el paciente, incluso desde el momento que llama
por teléfono para solicitar intervención psicológica, pues esto nos permitirá establecer con
antelación los criterios de partida y nos proporcionará las pautas para confeccionar el guión de
la entrevista. Para el diseño de preguntas se atenderá a criterios generales como la utilización
de racimos de preguntas, la referencia de acontecimientos objetivos en la medida de lo posible
y la circunscripción a intervalos temporales.

— Fase inicial. El objetivo en esta fase es crear un rapport adecuado mediante un buen
encuadre. Para ello hay que comenzar mediante una presentación breve con el propósito de
despejar las prevenciones y falsas expectativas del evaluado, explicando el proceso de
evaluación y los objetivos que pretendemos alcanzar. También es necesario informar al
entrevistado de lo que se espera de él y del papel específico de cada uno de los participantes.
Por todo ello, un logro principal en la fase inicial es la reducción de la incertidumbre del
entrevistado en relación con los objetivos, el proceso y el contenido por medio de los
esfuerzos estructurados del entrevistados Otro factor importante en esta etapa es la creación
de un clima cómodo, distendido y cálido que propicie la apertura al diálogo y la confianza para
el establecimiento de una adecuada relación terapeuta-paciente. En algunas ocasiones y con
cierto tipo de pacientes es útil crear un compromiso mediante contratos para una mayor
implicación en el proceso terapéutico explicitando en todo momento la absoluta
confidencialidad a lo largo de toda la intervención.

— Cuerpo de la entrevista. Se pueden distinguir tres fases: fase inicial, abierta, facilitadora,
incluyendo preguntas abiertas, en donde el entrevistado explica sobre lo preguntado, pero sin
interrupciones; fase media, de especificación y clarificación, centrada en preguntas cerradas y
directivas; y fase final de confrontación y síntesis.

— Final de la entrevista. En la última fase de la entrevista, entre las tareas que hay que realizar
destacan: proporcionar al entrevistado un resumen de la información recogida y dejar la
posibilidad de aportar algún dato más con el objetivo de dar la posibilidad de aclarar
cuestiones incompletas, orientar la conversación hacia el futuro, expectativas de éxito y la
realización de tareas que debe realizar para la próxima sesión y finalizar la entrevista de modo
positivo, nunca terminar de forma brusca, dejando problemas sin tratar o expectativas de
solución, ni interrumpir al paciente mientras hace una verbalización de ánimo negativa.

— Recogida de información. Tres son las modalidades básicas de recogida de información en


una entrevista, sin olvidar a la hora de recoger información contar con el permiso del
entrevistado para tomar anotaciones, así como darle las explicaciones o justificaciones que
precise: recogida simultánea por escrito que permite la recogida textual de expresiones, pero
debe considerarse su efecto sobre la relación entrevistador-entrevistado, pues supone una
desviación de la atención; recogida posterior por escrito que favorece la comunicación, pero
implica cierta pérdida de información (cabe una fórmula mixta en la que las notas durante la
entrevista se limiten a algunos detalles, completando el resto al final); y grabar con
magnetofón o vídeo, que es el método más ventajoso, pero será preciso contar con la
conformidad del entrevistado.

2.6.1.2. Habilidades que favorecen el desarrollo de la entrevista

Durante el desarrollo de la entrevista utilizamos una serie de técnicas, de demostrada eficacia


clínica, con el objeto de ayudar al paciente a que nos aclare o nos aporte la mayor cantidad de
información sobre su problema. Si lo hacemos con éxito, el paciente comienza a tener
confianza en nosotros y va siendo consciente de lo beneficioso que puede ser revelar, no sólo
sus aspectos favorables, sino aquellos en que cree que debe ir mejorando.

— Primer contacto. Los pacientes suelen acudir a consulta con unos niveles de ansiedad y
tensión elevados, por lo que nuestro primer objetivo consiste en rebajar o aliviar la tensión y
conseguir un adecuado rapport, ya que con la tensión no existe confianza y el paciente no se
sentirá cómodo, lo que influirá a la hora de llevar a cabo la entrevista. Muchos autores, como
es el caso de Fear (1979), consideran necesario invitar al paciente a sentarse, adoptando una
actitud de tranquilidad que le desarme de modo que alcance la impresión de que con el
entrevistador se puede hablar con facilidad.

— Expresión facial, voz y gestos. La experiencia de formación de entrevistadores revela que no


se suele utilizar la voz con un adecuado control, los gestos y la expresión facial; su adecuado
uso hace que consigamos un buen control de la entrevista y, por el contrario, su uso en exceso
hace que el paciente se distraiga con facilidad. Podemos mejorar nuestra expresión facial de
dos formas diferentes (Fear, 1979): elevando las cejas de cuando en cuando (sobre todo ante
preguntas importantes) y sonriendo con más frecuencia (siempre que sea adecuado, no se
puede estar sonriendo constantemente y sobre todo ante preguntas personales). No menos
importantes son los gestos que solemos mostrar; un entrevistador excesivamente serio, en
quien no se produce la mínima gesticulación, no favorece en absoluto la comodidad del
paciente ni la disminución de su tensión. En definitiva, un adecuado control sin exageraciones
o sin atenuaciones de nuestra expresión facial permite llegar a ser benevolentes,
comprensivos y receptivos. La voz suele descuidarse con facilidad, no llegando a ser
conscientes de su desarrollo a lo largo de toda la entrevista; algunas personas suelen utilizar
registros de voz baja, en que la entonación carece de variación, lo que lleva a que se
conviertan en monótonos. Los entrevistadores que utilizan una voz fuerte suelen aterrorizar al
paciente, por lo tanto debe tenderse a mantener un nivel de conversación más bien bajo y
animando al entrevistado. Una vez que controlamos la voz no hay que descuidar el registro
vocal; por ejemplo, cuando hacemos preguntas sería conveniente utilizar un registro más
agudo, haciendo ver al paciente el interés en lo que tenemos que decir. En definitiva, se debe
utilizar un volumen de voz de conversación y al mismo tiempo toda la amplitud de registro.

— Lugar de la entrevista. El ambiente físico donde se produce la entrevista debe cumplir el


requisito de ser un lugar íntimo. Si se pretende conseguir un adecuado rapport con el paciente,
la entrevista tiene que llevarse a cabo en un lugar sin ruidos y sin ningún tipo de interrupciones
(entrada constante de gente, teléfono, etc.). La necesidad de la intimidad responde a varias
razones, entre las que destaca que el paciente sienta que su tratamiento es individual y
personalizado.

— El clima. Una vez que el paciente comienza a exponer su problema, el buen entrevistador
debe utilizar varios procedimientos o técnicas para animarle a que continúe con su relato.
Suele escuchar todo lo que dice el paciente y le anima a ampliar la información, asintiendo con
frecuencia y haciendo comentarios como «aja», «entiendo», «ya veo», etc. Estos comentarios
breves no interrumpen el relato y dan la impresión de interés, evitando que el paciente se
sienta como si estuviese hablando solo. Para favorecer un ambiente de aceptación nunca
habrá que manifestar sorpresa ante nada de lo que dice el entrevistado, ni entrar en
discusiones sobre algún punto, ni dar la impresión de que el paciente está en un examen.
Evitar todas estas situaciones facilita una adecuada relación terapeuta-paciente y la creación
de un clima que favorece la expresión de ideas; a pesar de que el entrevistador no esté de
acuerdo con muchas de ellas, simplemente debe dedicarse a escucharlas.

— Las pausas. A lo largo de la entrevista un entrevistador inexperto tiene tendencia a sentirse


mal cuando aparecen ligeras pausas y para evitarlas suele actuar con interrupciones a través
de comentarios o preguntas innecesarias con el objeto fundamental de evitar que aparezcan.
El entrevistador experto suele utilizar esta estrategia conscientemente, facilitando que el
paciente aporte más detalles sobre un punto previo, apareciendo información espontánea. Es
evidente que estas pausas no deben utilizarse con demasiada frecuencia, ni tener mucha
duración (entre 8 a 10 segundos).

— El lenguaje. Durante el transcurso de la entrevista debemos ser conscientes del nivel


educativo del paciente y de su lenguaje con el propósito de utilizar toda esta información para
adaptar la formulación de nuestras preguntas. Por ejemplo, la pregunta «¿usted suele tener
alucinaciones?» habría que adaptarla si se trata de una persona con bajos conocimientos
(«¿suele usted oír voces, ver cosas que los demás no ven?»). Ajustar nuestro lenguaje a las
características de los pacientes favorece el rapport y hace que el paciente aporte toda la
información con mayor comodidad.

— El humor. Durante el transcurso de la entrevista se intenta que ésta sea una conversación
agradable; por ello se deben introducir conscientemente diversos estados de ánimo de tal
manera que la entrevista consiga ser lo más natural, siempre que la situación lo permita; con
ello se pretende que la entre-vista no sea pesada y de una seriedad extrema. Ahora bien,
también se debe evitar aligerar el tono de conversación con chistes, historias vividas por el
entrevistado, etc., ya que de este modo conseguimos que éste pase a ser el centro de la
escena, algo que no debemos hacer.

— Control de la entrevista. Para asegurarse un buen control de la entrevista debemos tener en


cuenta algunas consideraciones. El entrevistador debe asumir el rol principal en la
conversación y debe mantenerlo todo el tiempo, debe tener en cuenta el tiempo de la
entrevista, planificando cuánto tiempo hay que dedicar a cada punto, evitando que el paciente
proporcione demasiada información innecesaria. Se debe profundizar en la información que
creemos que es importante.
2.6.2. Entrevista diagnóstica

La entrevista como técnica de evaluación diagnóstica intenta en muchos casos aplicar


procedimientos estructurados que proporcionen ventajas para obtener la información sobre el
paciente, aumentando la concordancia en el diagnóstico entre profesionales, lo que permite
aumentar su fiabilidad. A continuación se describen brevemente algunas de estas entrevistas.

— Schedule for Disorders and Schizofrenia (SADS) (Entrevista Estructurada para Trastornos
Afectivos y Esquizofrénicos). La SADS es una entrevista semiestructurada diseñada para
evaluar los síntomas de alteraciones definidas por los Criterios Diagnósticos para la
Investigación (RDC), un conjunto de pautas que precedieron y contribuyeron a la elaboración
de la tercera edición del Manual Diagnóstico y Estadístico de los Trastornos Mentales (DSM-
III). Esta entrevista tiene una duración mínima de una hora, pero puede extenderse hasta tres
horas; consta de dos partes diferenciadas: la primera recoge información sobre la conducta
problema (comienzo, desarrollo, tratamientos anteriores, circunstancias personales del
paciente, etc.) y la segunda parte hace referencia a la historia pasada del paciente en relación
con trastornos psiquiátricos y tratamientos recibidos, así como los síntomas y problemas que
puede presentar en la actualidad. El síntoma se analiza en dos etapas temporales; la primera
se refiere a la semana en que el problema se presenta con mayor gravedad y la segunda se
refiere a la semana anterior a la entrevista-está última medida de gravedad sirve como línea
base para evaluar la evolución a lo largo del tratamiento. La SADS exige que los
entrevistadores tengan experiencia clínica y estén capacitados para formular juicios sobre la
psicopatología manifiesta.

— Diagnostic Interview Schedule (COIS) (Entrevista Estructurada Diagnóstica). La DIS es una


entrevista diagnóstica totalmente estructurada y elaborada para personal no médico. El
entrevistador lee cada punto tal como está expresado en el formulario impreso, no
permitiéndose explorar la respuesta clínica del paciente. Los diagnósticos obtenidos con este
modelo son generados por computadora. La DIS está diseñada para sujetos mayores de 18
años y se administra en una única sesión en un tiempo que puede oscilar entre una y tres
horas. Intenta establecer la etiología de los síntomas averiguando si están provocados por
enfermedades orgánicas, lesiones, consumo de drogas, alcohol o complicaciones en el uso de
la medicación. También ofrece información de la evolución, así como la edad de aparición del
síntoma y de su episodio más reciente. Igualmente, se realiza una evaluación del
funcionamiento del sujeto en una serie de áreas referidas al último año, tales como el trabajo,
vida social, vida familiar, etc., evaluando los síntomas durante toda la vida del paciente.

— Structured Clinical Interview for DSM-IV (SCID) (Entrevista Clínica Estructurada según el
DSM-IV) introducida en la revisión del DSM-III-R y diseñada por muchas de las personas que
trabajaron en la SADS. Con la SCID se intentó elaborar un instrumento que mejorara la
codificación y disminuyera el tiempo necesario para su entrenamiento y facilitara el proceso
diagnóstico. Como la SADS, la SCID está diseñada para que la utilicen médicos o investigadores
familiarizados con los criterios diagnósticos del DSM-IV. La SCID consta de una parte para el
diagnóstico del Eje I y otra para trastornos de la personalidad del Eje II. Al comienzo el
entrevistador obtiene un panorama de la enfermedad actual, el síntoma principal y los
antecedentes psicopatológicos relevantes con preguntas sistematizadas sobre síntomas
específicos. La entre-vista tiene muchas preguntas abiertas para que el paciente describa los
síntomas con sus propias palabras. Al final de la entrevista, que dura de sesenta a noventa
minutos para los diagnósticos del Eje I, también se completa la escala de evaluación de la
actividad global (GAF), el quinto Eje del DSM-IV.

2.7. VENTAJAS Y LIMITACIONES DE LA ENTREVISTA

La entrevista nos ofrece una serie de ventajas y limitaciones. Entre sus ventajas podemos
destacar:

— Relaciones interpersonales. Durante el desarrollo de la entrevista aparece una persona que


escucha y la otra que es comprendida, donde tiene presencia la empatía y las respuestas
emocionales, pero todo ello independiente de la información aportada.

— Flexibilidad. En el transcurso de la entrevista el entrevistador debe ir adaptándose a las


peculiaridades del entrevistado como, por ejemplo, el lenguaje o el nivel cultural.

— Posibilidad de registrar grandes cantidades de información. La información puede ser


subjetiva (pensamientos o emociones) e información biográfica (anamnesis e historia vital,
situación actual, etc.) (véase Anexo 2 y Anexo 3).

— Posibilidad de observar. La entrevista también nos permite observar el comportamiento del


entrevistado en el transcurso de la entrevista (comportamiento verbal y no verbal).

— Posibilidad de registrar a personas que no podrían ser evaluadas con otros instrumentos
como, por ejemplo, los test o, al menos, no sin considerable ayuda (sujetos con trastornos
mentales).

Entre las desventajas de la entrevista podríamos señalar las siguientes:

— Costo relativamente alto, tanto en su preparación como en otros gastos.

— Interferencia de sesgos que pueden ser muy variados: entrevistador, entrevistado,


situación, etc.

2.8. ERRORES MÁS FRECUENTES

Entre los errores más frecuentes encontrados durante el transcurso de la entrevista se


encuentran los siguientes (véase Tabla 2.5):

— La primera impresión. Durante el primer contacto podemos llegar a conclusiones sesgadas.


Una característica muy extendida en la primera entre-vista es clasificar a los pacientes, por
ejemplo, por su aspecto físico; por supuesto, se ha demostrado que esto no es cierto y que
debemos evitar caer en este error. Los datos indican que las ideas formadas por el
entrevistador en el curso de la entrevista pueden estar determinadas por factores que no son
conscientes. No obstante, algunas impresiones del entrevistador durante la entrevista pueden
ser valiosas, siempre y cuando se confirmen estas impresiones.

— Efecto halo. Este error ocurre cuando el entrevistador se centra en una característica o
peculiaridad del paciente, obviando o dejando a un lado otras características importantes.

— Otros errores importantes son el uso indiscriminado o infrecuente de los refuerzos, no


especificar la información recogida, la pasividad, permitiendo que el entrevistado dirija la
entrevista, la excesiva directividad, una inadecuada proporción entre las preguntas cerradas y
abiertas, la evitación de áreas potencialmente angustiosas para la entrevistado, bombardear al
paciente con varias preguntas seguidas, el uso de expresiones que impliquen juicios de valor,
tales como acusaciones o advertencias y la familiaridad excesiva.

Tabla 2.5. Errores más comunes cometidos al evaluar

FUENTES DE ERROR EJEMPLO DESCRIPCIÓN


Efecto de primacía Las primeras impresiones Un profesor rechaza
recibidas al percibir al habitualmente los
alumno sirven de marco de comportamientos de un
referencia para interpretar alumno porque el primer día
datos que se reciben de él de clase determinados
posteriormente. Se puede comentarios que hizo, su
incluso llegar a rechazar forma de vestir y la postura
información posterior, que mantenía le causaron
simplemente porque no una impresión muy negativa.
concuerda con la primera
impresión.
Efecto de halo Extensión de una calificación Este alumno es muy
inicial (positiva o negativa) simpático, por tanto debe ser
basada en un dato del muy estudioso.
alumno a otras
características del mismo que
nada tienen que ver con
aquél.
Error lógico Conductas que según el Este alumno corre muy
observador se hallan rápido, por tanto debe saltar
lógicamente relacionadas se muy bien los aparatos de
califican de forma similar. gimnasia.
Error de consenso Aceptar como propias, sin Un profesor acepta la
verificarlas por uno mismo, calificación de agresivo en un
impresiones realizadas por alumno, porque así le
otras personas. calificaron dos colegas que le
tuvieron el curso anterior.
Error de generosidad Evaluar una conducta más El profesor que magnifica la
positivamente de lo que conducta adecuada de un
realmente merece. alumno y minimiza sus
conductas inadecuadas.
Categorización mediante Clasificar al niño según un La profesora separa a niños y
estereotipos conjunto de creencias niñas para que practiquen
populares sobre las juegos diferentes en razón de
características atribuidas a su sexo.
una categoría de personas.
Atribución de causa Inferir subjetivamente las Este alumno tiene un mal
razones de un comportamiento porque es
comportamiento, subnormal.
basándonos únicamente en
impresiones personales.

2.9. FIABILIDAD Y VALIDEZ

Entender las cuestiones psicométricas de la entrevista no es tarea fácil, pero sí útil. Otorgar a
la entrevista unas garantías de fiabilidad y validez nos permitirá utilizar los datos obtenidos con
mayor eficacia y precisión a la hora del tratamiento. Algunos autores señalan que para asignar
calidad a este instrumento debe partirse de los objetivos de la entrevista, pero a ningún
instrumento se le han asignado tantos objetivos como a la entrevista. Otros autores indican
que se deben apreciar tanto los aspectos objetivos como los subjetivos de la entrevista, tanto
el qué como el cómo, tanto el proceso como los contenidos (Shea, 1990). Ahora bien, con
objetivos tan variados es difícil hacer una valoración general de la entrevista. Sundberg (1977)
apunta que con tal cantidad de tipos de entrevistas nada se puede generalizar en cuanto a
fiabilidad y validez. Sus índices serán diferentes dependiendo de los objetivos, de los criterios
utilizados, de los sujetos participantes y características que inciden en la estructuración y
realización de la entrevista misma.

Se puede mejorar la fiabilidad de la entrevista estimando la base de las motivaciones de las


respuestas, utilizando racimos de preguntas en vez de preguntas aisladas, haciendo una clara
especificación temporal de las preguntas, haciendo preguntas por acontecimientos objetivos
de la conducta y facilitando al entrevistado la posibilidad de contrastar la adecuación de sus
respuestas. Por su parte, la validez se ve mejorada mediante instrucciones y aclaraciones que
sitúen al entrevistado en diversos temas, transparencia en las preguntas y lenguaje
comprensible, facilitación de varias alternativas de respuesta, uso de preguntas que se centren
en acontecimientos determinados, intentos por detectar y neutralizar tendencias en la
respuesta, asegurar la confidencialidad de la información y el secreto profesional, abrir la
posibilidad de contrastación de las respuestas a través de otras fuentes de información y la
evitación de las sugerencias.

2.10. CONCLUSIONES

La entrevista no sólo es una técnica esencial en la práctica clínica sino que podría ser el
procedimiento de la psicología. Todas la interacciones de la psicología, el diagnóstico y la
evaluación inicial se desarrollan en el contexto de la entrevista, ya sea en una unidad de salud
mental o en una consulta particular. El tratamiento, así como su evolución, transcurren en el
ámbito de la entrevista donde el psicólogo está comprometido en un intercambio personal.
Todas las entrevistas tienen distinto grado de estructuración. El tiempo mínimo disponible
proporciona un marco estructurado y su objetivo aporta funcionalidad a la estructura. Su
flexibilidad y versatilidad le conceden una gran ventaja respecto a otras técnicas de evaluación
psicológica, ya que permiten moldear la entrevista para cada finalidad así como adaptarla en
función de la orientación teórica del evaluador. La mayor parte de las entrevistas han sido
desarrolladas en la década de los años 70, siendo constantemente revisadas y perfeccionadas.
Ninguna de ellas ha alcanzado aún una forma definitiva, debido a que todas se enfrentan a
problemas conceptuales, metodológicos y técnicos que no están resueltos.

2.11. LECTURAS RECOMENDADAS

BRUCH, M. y MEYER, V., «La entrevista conductual», en G. Buela-Casal, V. E. Caballo y J. C.


Sierra (dirs.), Manual de evaluación de psicología clínica y de la salud Madrid, Siglo XXI, 1996.

Capítulo en que se describen las características más relevantes de la entrevista conductual, así
como la relación terapéutica.

CORMIER, W. y CORMIER, S., Estrategias de entrevista para terapeutas, Bilbao DDB 1994.

Libro en el que se muestran los elementos necesarios para establecer una adecuada relación
con el paciente en el marco de la entrevista.

FERNÁNDEZ DEL VALLE, J., «La entrevista», en G. Buela-Casal y J. C. Sierra (dirs.), Manual de
evaluación psicológica, Madrid, Siglo XXI, 1997.

Capítulo que incluye diferentes aspectos de la entrevista (historia, clasificaciones, garantías


científicas, etc.), centrándose sobre todo en la entrevista diagnóstica y la entrevista
conductual.

FIRST, M. B.; SPITZER, R. L.; GIBBON, M. y WILLIAMS, J. B. W., Entrevista clínica estructurada
para los trastornos del Eje I del DSM-IV, Barcelona, Masson, 1999.

La obra completa incluye un cuaderno de aplicación, un cuaderno de puntuaciones y una guía


del usuario que permite realizar una entrevista totalmente estructurada basándose en los
trastornos del Eje I del DSM-IV.

MARTORELL, M. C. y GONZÁLEZ, R., Entrevista y consejo psicológico, Madrid, Síntesis, 1997.

Obra en la que se recogen diversos aspectos de la entrevista en general (aspectos formales,


comunicación, etc.), así como algunos tipos específicos de entrevista (entrevista terapéutica,
entrevistas con niños, entrevista de selección, etc.).
2.12. REFERENCIAS BIBLIOGRÁFICAS

AMERICAN PSYCHIATRIC ASSOCIATION, Diagnostic and Statistical Manual of Mental Disorders,


Washington, DC, APA, 1956, 1968, 1980, 1987, 1994.

CORMIER, W. y CORMIER, S., Estrategias de entrevista para terapeutas, Bilbao, DDB,1994.

FEAR, R. A., La entrevista de evaluación, Buenos Aires, Paidós, 1979.

GARCÍA MARCOS, «La entrevista», en R. Fernández-Ballesteros (dir.), Psicodiagnóstico, Madrid,


UNED, 1983.

MORGANSTERN, K. P., «Behavioral interviewing», en A. S. Bellack y M. Hersen (eds.),


Behavioral assessment. A practical hadbook, Nueva York, Pergamon Press, 1988.

NAHOUM, Ch., La entrevista psicológica, Buenos Aires, Kapeíusz, 1961.

PETERSON, D. K., The clinical study of social behavior, Nueva York, Appleton-Century-Crofts,
1968.

POPE, B., The mental health interview. Research and aplication, Nueva York, Pergamon Press,
1979.

SHEA, S. C., «Contemporary psychiatric interviewing: Integrating of DSM-III-Rt psychodinamic


concerns, and mental status», en G. Goldstein y M. Hersen (eds.), Handbook of
psychological assessment, Nueva York, Pergamon Press 1990.

SPITZER, R. G.; ENDICOTT, J. y ROBINS, E., «Research Diagnostic Gritería», Archives of General
Psychiatry, 35, 773-782, 1978.

SUNDBERG, N. D., Assessment of persons, Englewood Cliffs, Prentice Hall, 1977.


2.13. ANEXOS
LA ENTREVISTA CLÍNICA
ANEXO 1

Guía para la confección de una entrevista clínica conductual [basada en Kanfer y Saslow]

ANÁLISIS DE LA SITUACIÓN PROBLEMA

— Definición de la/s conducta/s problema/s de forma operativa en términos de res-puestas


específicas.

— Topografía de la conducta (frecuencia, duración, intensidad y latencia).

— Determinar la/s conducta /s problema /s en función de:

• Déficit conductuales (si la conducta no se presenta) con suficiente intensidad, con suficiente
frecuencia, en forma apropiada (topografía incorrecta), bajo condicio-nes sociales adecuadas.

• Excesos conductuales; pueden evaluarse en términos de frecuencia, intensidad y duración.

• Control estimular no adecuado; la conducta no es en sí problema por exceso ni por defecto,


sino por aparecer en situaciones estimulares inapropiadas.

CLARIFICACIÓN DE LA SITUACIÓN PROBLEMA

— Determinar de forma operativa las condiciones antecedentes y consecuentes externas


(situación estimular) o internas (variables cognitivas o fisiológicas) en que aparecen las
conductas problema.

— Personas y situaciones que mantienen las conductas problema.

— Clarificar las consecuencias que tienen las conductas problema para el paciente y demás
personas que le rodean.

— Clarificar las consecuencias que se desprenderían de los cambios producidos en la conducta


problema mediante la aplicación de tratamiento efectivo.

ANÁLISIS MOTIVACIONAL

— Establecer una jerarquía de los eventos reforzadores positivos o negativos (personas,


acontecimientos u objetos) efectivos para iniciar, mantener o evitar la conducta problema. Se
incluyen en esta jerarquía los acontecimientos reforzantes que facilitan tanto conductas de
aproximación como de evitación.

— Frecuencia y regulación de los refuerzos efectivos.

— Condiciones bajo las cuales los refuerzos activan la conducta.

— Satisfacciones asociadas a la conducta problema.


— Hechos de valor reforzante que pueden servir para que el sujeto aprenda habilidades
sociales nuevas durante el tratamiento.

— Relación de estímulos aversivos referidos a la conducta problema del sujeto y que pueden
desempeñar un papel importante para el tratamiento.

ANÁLISIS DEL DESARROLLO

1. Cambios biológicos

— Limitaciones biológicas que pueden afectar a la conducta actual del sujeto.

— Cuándo y cómo se desarrollaron estas limitaciones biológicas.

— Modo en que estas limitaciones inician o mantienen conductas no deseables (por ejemplo,
evitación de la exposición al público, restricciones de conducta debido a la fatiga, etc.).

— Especificar el tipo y grado en que las condiciones biológicas restringen o pueden influir en la
respuesta al tratamiento.

2. Cambios sociales

— Rasgos más característicos del medio sociocultural actual del paciente (estatus
socioeconómico, nivel cultural, etc.).

— Grado de congruencia del medio con las actitudes de paciente (por ejemplo, ¿de qué modo
responde el medio familiar a las actitudes religiosas, sociales, conductuales v sexuales del
paciente?).

— Tipo de cambios producidos en el medio social del paciente y que se correspondan con su
conducta actual.

— Actitudes del paciente respecto a estos cambios.

— Grado de congruencia de los distintos roles que desempeña el paciente (por ejemplo ¿hay
conflictos de roles entre los sistemas de valores anteriores del paciente y los actuales?, ¿los
déficit conductuales son debidos a incapacidades para hacer frente a nuevas demandas
sociales?)

— Relación entre la congruencia de roles y la conducta problema.

3. Cambios conductuales

— Desviación de las pautas conductuales del paciente en relación con el comporta-miento del
grupo al que pertenece.

— Condiciones y situaciones sociales en que se han dado variaciones de los comportamientos


problemáticos actuales o en las que éstos no aparecen.

— Relación entre conductas problemáticas del sujeto y conductas de grupos o personas


significativas (por ejemplo, ¿hasta qué punto las conductas problema del sujeto pueden estar
copiadas de un modelo del ambiente social del paciente de quien él aprendió tales
respuestas?).

ANÁLISIS DEL AUTOCONTROL

— Situaciones en las que el paciente puede controlar su conducta problema.

— Modo de lograr ese autocontrol.

— Correspondencia entre el grado de autocontrol verbalizado por el sujeto y otras


observaciones o registros.

— Personas, acontecimientos y situaciones que refuerzan eficazmente las conductas de


autocontrol.

— Medios en que la conducta de autocontrol puede ser utilizada en un programa de


tratamiento.

ANÁLISIS DE LAS RELACIONES SOCIALES

— Personas o grupos que ejercen alguna influencia sobre las conductas problemáticas.

— Tipos de refuerzos utilizados por tales personas y grado de eficacia de cada uno de ellos.

— Personas que facilitan conductas constructivas.

— Posibilidad y modo de participación de esas personas en un programa de tratamiento.

ANÁLISIS DEL AMBIENTE SOCIO-CULTURAL Y FÍSICO

— Normas existentes en el medio sociocultural que rigen las conductas problemáticas.

— Congruencia de las normas en los distintos ambientes en que el sujeto interacciona.

— Sector del ambiente en que el comportamiento del sujeto es más problemático.

— Sector del ambiente en que el comportamiento del sujeto es más adaptativo.


ANEXO 2

Historia clínica infantil

Apellidos ........................................................................ Nombre ...

Fecha de nacimiento...................................... Naturaleza ...............

Situación jurídica: Legítimo ( ) Ilegítimo ( ) Natural ( ) Adoptivo

Fecha de adopción ..............................................................................

Motivo de la consulta ..........................................................................

PREGUNTAS A LA MADRE (O AL PADRE) SOBRE SU HIJO

1. Condiciones familiares (orfandad, divorcio, padrastros) ...........

2. Fórmula familiar ..........................................................................

3 . Datos sobre el embarazo (amenazas de aborto, accidentes, enfermedades, traumas


psíquicos, etc.) ........................................................................................................................

4. Abortos (número y sexo de los mismos) ..........................................................................

5. Datos sobre el parto (fórceps, cesárea, etc.) .....................................................................

6. Parecido físico ....................................................................................................................

7. Datos sobre neonatología ..................................................................................................

8. Datos sobre reflejo de succión ..........................................................................................

9. Datos sobre alimentación (destete, reglamentación) .......................................................

10. Consignar posible patología de la oralidad. Hábitos de chupar, anorexia, bulimia, geofagia,
pica, coprofagia, etc. ................................................................................................

11. Esfínteres: tiempo de control, carácter de los aprendizajes impuestos ...........................

12. Esfínteres. Posible patología .............................................................................................

13. Lenguaje: tiempo de aparición, carácter del mismo e influencias ...................................

14. Posible patología del lenguaje (describirla) ......................................................................

15. Datos sobre el desarrollo psicomotor. Posibles limitaciones motoras por enfermedad
orgánica (raquitismo, parálisis, etc.). Primeros pasos, fases de gateo. Limitaciones sociales o
educacionales (parque, andador, deportes, etc.) ......................................................

16. Posible patología de la psicomotricidad: hipercinesias, hipocinesias, movimientos torpes,


bruscos o desordenados, ritmias y hábitos lesivos o no (onicofagia, tricotilomanía, tics, etc.)
...........................................................................................................................
17. Socialización. Primera sonrisa. Primeros impulsos de aproximación. Socialización familiar.
Conductas con los hermanos, celos, rivalidades. Aceptación del colegio y compañeros de
juegos. Reconocimiento de roles familiares y sociales ......................................

18. Posible patología de la socialización. Timidez, no aceptación de reglas de juego ni de


autoridad, conductas antisociales (robos, mentiras, vandalismo, vagabundeo)

19. Agresividad. Carácter de las demandas durante el primer año (pataleos, llanto) rabietas
(morder, pegar, encolerizarse) .......................................................................................

20. Posible patología de la agresividad. Automutilaciones, tendencia a los accidentes,


heteroagresiones ..................................................................................................................

21. Sexualidad. Dirección de afectos hacia los objetos primarios. Primeros comportamientos.
Evolución de intereses y juegos (con heces, con órganos sexuales, etc.)

22. Posible patología de la sexualidad. Onanismos, edipos y conductas sexuales desviadas

23. Afectividad. Informe acerca de los primeros cuidados recibidos, si han sido maternos o no.
Vinculación a sus objetos; celos de sus hermanos. Si fue o no deseado. Si fue aceptado.
Separación por posibles hospitalizaciones e internados. Consignar todo lo referente al
desarrollo afectivo ................................................................................................

24. Patología de la afectividad. Miedos, alucinaciones, fobias, obsesiones, rituales, mutismos,


aislamiento ..................................................................................................................

25. Actividad lúdica. Primeros juegos. Juegos preferidos en cada edad. Compañeros
elegidos.

26. Patología del juego. Estereotipias. Mala utilización de juguetes. Juegos en soledad .....

27. Escolarización. Reacciones al ingreso en la escuela. Calificaciones. Áreas preferidas .......

28. Dificultades escolares. Rechazo. Oposición. Fobias. Dislexias, etc. ..............................

29. Antecedentes de enfermedad orgánica.............................................................................

30. Antecedentes de enfermedad psicológica .....................................................................

31. Rasgos caracterológicos del niño ofrecidos por sus padres:

Mucho Regular Poco

Callado......................... _____ _____ _____

Locuaz ......................... _____ _____ _____

Activo .......................... _____ _____ _____

Pasivo .......................... _____ _____ _____

Obediente ................... _____ _____ _____


Desobediente............... _____ _____ _____

Agresivo....................... _____ _____ _____

Dulce ........................... _____ _____ _____

Trabajador.................... _____ _____ _____

Vago ............................ _____ _____ _____

Ineficaz ........................ _____ _____ _____

Hábil ........................... _____ _____ _____

Tranquilo ..................... _____ _____ _____

Turbulento .................. _____ _____ _____

Zalamero ..................... _____ _____ _____

Distante ....................... _____ _____ _____

32. Patología del sueño:

— Terrores nocturnos

— Pesadillas

— Alucinación hipnagógica
ANEXO 3

ENTREVISTA CLÍNICA INICIAL

DATOS SOCIODEMOGRÁFICOS

Nombre .......................................................................... Edad .......................

Estado civil ............................... Profesión ........................ Nivel educativo …….

Teléfono .................................... Dirección ......................................................

MOTIVO DE CONSULTA (Cuente con sus propias palabras lo que le ha hecho acudir a

consulta).

ANÁLISIS CONDUCTUAL DEL PROBLEMA

— Me ha explicado el problema, pero quiero que me aclare cuándo y cómo se inicia.

— ¿Cómo evolucionó desde la infancia hasta la actualidad?

— ¿Cuándo ocurrió el problema por primera vez? ¿Qué pasó entonces y cuál fue la causa de
que apareciera?

— Parámetros temporales

Frecuencia: ¿Cuántas veces ocurre al día, semana, mes?

Intensidad (en una escala de 0-10)

Duración: ¿Cuánto dura el problema cada vez que aparece?

— ¿Qué siente cuando aparece el problema?

— ¿Qué piensa cuando aparece el problema?

— ¿Qué hace cuando ocurre el problema (antes, durante y después)? Describa una situación.

— ¿Qué hacen las personas cercanas cuando ocurre el problema?

GRAVEDAD, EVOLUCIÓN Y DESARROLLO

— ¿Qué gravedad le daría usted a su problema?

— Describa con el máximo detalle la ocasión en que el problema tuvo la menor y la mayor
gravedad.

INCAPACITACIÓN

_ ¿Cómo le afecta a usted este problema y cómo afecta a los que le rodean?

_ ¿Qué cosas ha dejado de hacer desde que surgió el problema?


OTRAS CONDUCTAS PROBLEMA

CONOCER TRATAMIENTOS ANTERIORES

— ¿Qué tratamientos ha seguido o sigue?

— ¿Han mejorado o empeorado su problema?

MOTIVACIÓN Y COMPROMISO

— ¿Qué espera obtener con la ayuda psicológica?

— ¿Qué ha hecho hasta ahora para intentar mejorar el problema?

— ¿Cuál es su motivación para que se solucione el problema?

DEFINIR Y EXPLICAR EN QUÉ VA A CONSISTIR NUESTRA AYUDA O INTER-VENCIÚN

— Qué haremos y cómo lo haremos.

— Aproximarnos lo más posible a los objetivos de la evaluación.

— Indicar la necesidad de un papel activo por parte del paciente.

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