Anda di halaman 1dari 10

Trastorno límite de la

personalidad: Cuando las


relaciones destructivas se
convierten en el día a día.
El trastorno límite de la personalidad es a mi parecer de los más difíciles
que existen. Por lo general produce gran incomprensión en su entorno y
además las personas que lo padecen son impredecibles y difíciles de
manejar. En ocasiones se le ha considerado un trastorno “cajón de
sastre”, es decir, un trastorno creado para meter en él a la gente que no
encajaba en otras categorías, esto se debe a que, como veremos,
cumple o engloba criterios muy diferentes y presentes en otros
trastornos. Pero hoy en día está clara su existencia y los puntos clave
que lo diferencian de otros trastornos.

Las personas con un trastorno límite de personalidad sufren mucho y


por las características del mismo también sufren los que les rodean, con
este artículo es mi intención que el lector pueda comprender por lo que
pasan estas personas.

¿Qué es un trastorno de personalidad?


Es un patrón permanente de cogniciones y comportamientos que se
aparta acusadamente de las expectativas culturales. Este patrón se
manifiesta en dos (o más) de las áreas siguientes:
 Cognición.
 Afectividad.
 Relaciones interpersonales.
 Control de impulsos.
El patrón descrito debe ser persistente, inflexible y extenderse por una
amplia gama de situaciones personales y sociales. Además el patrón
debe crear malestar significativo o deterioro (social, laboral, o en otras
áreas). El patrón debe (siempre) tener sus inicios al menos en la
adolescencia o principio de la edad adulta. Es un patrón estable y de
larga duración.
No se deben poder atribuir las conductas o síntomas a otros trastornos
mentales o al consumo de alguna sustancia.

¿Qué es el trastorno límite de la personalidad?


¿Cuáles son sus síntomas?
El trastorno límite de la personalidad (Borderline Personality Disorder)
se engloba dentro del bloque B de los trastornos de personalidad. Los
bloques son:
A: Raros o excéntricos → Trastorno esquizotípico de la personalidad,
trastorno esquizoide de la personalidad y trastorno paranoide de la
personalidad.
B: Dramáticos o teatrales → Trastorno antisocial de la
personalidad, trastorno límite de la personalidad, trastorno histriónico
de la personalidad y trastorno narcisista de la personalidad.
C: Ansiosos o temerosos → Trastorno obsesivo compulsivo de la
personalidad, trastorno evitativo de la personalidad, trastorno
dependiente de la personalidad.
Se estima que entre un 0,2 y un 1,8 % de la población general presenta
este trastorno. Y representa un 15-20 % de los pacientes ingresados en
hospitales. Se da más en mujeres que en hombres, con un ratio 3:1.
Suele aparecer de forma más notable entre los 19 y 34 años. El 16%
obtienen una incapacidad permanente.
La palabra que define mejor a una persona límite es la INESTABILIDAD,
inestabilidad en varias áreas: en las relaciones interpersonales, en su
propia imagen, en el estado de ánimo… Además suelen presentar una
alta IMPULSIVIDAD en varios contextos. Así pues presentarían por lo
menos 5 o más de los siguientes criterios diagnósticos (Según el DSM-
IV-TR):
 Esfuerzos frenéticos por evitar el abandono real o imaginario. (No
incluye comportamientos autolesivos).
 Relaciones muy intensas e inestables, alternan sus sentimientos
entre la idealización y la devaluación de personas, situaciones y
objetos.
 Una autoimagen acusada e inestable (de forma persistente).
Alteración de la identidad.
 Impulsividad al menos en dos áreas y que es dañina para ellos: por
ejemplo compras compulsivas, sexo, abuso de drogas, atracones
de comida, conducción temeraria, robos… (no incluir
comportamientos autolesivos).
 Comportamientos, intentos o amenazas suicidas recurrentes.
Autolesiones (aparecen en el 70% de los casos).
 Gran reactividad del estado de ánimo que provoca una
inestabilidad afectiva. Por ejemplo episodios de intensa disfória,
ansiedad, irritabilidad… Que suelen durar entre unas horas y rara
vez unos días. (Labilidad emocional)
 Sentimientos crónicos de vacío.
 Ira inapropiada e intensa o dificultades para controlar la ira. Por
ejemplo peleas constantes, mal genio, enfados…
 Pueden presentar ideación paranoide transitoria relacionada con el
estrés o síntomas disociativos graves.
Para entendernos mejor y basándome en los títulos de libros famosos,
el límite es aquel que llevaría a cabo comportamientos del tipo “te odio
pero no me dejes” o con el que tendríamos siempre la sensación de
estar caminando sobre cáscaras de huevo, que cualquier momento se
pueden romper y desencadenar un episodio agresivo o emotivo. Las
personas del entorno no suelen entender las reacciones emocionales de
estas personas y las definen como impredecibles y exageradas,
dramáticas e impulsivas.
Los límites suelen presentar muchas distorsiones cognitivas, algunas de
las cuales podéis consultar en un artículo recientemente publicado en
medciencia. Algunas cogniciones que podrían definir a un borderline
son: “si no soy amado por las personas importantes de mi vida, no valgo
nada”, “mis sentimientos siempre son causados por emociones
externas, no tengo control sobre ellos”, “nadie se preocupa o me quiere
tanto como yo a ellos, por eso siempre pierdo a quien quiero sin
importar lo que haga”, “cuando estoy solo/a me convierto en nada”, “solo
seré feliz cuando encuentre a una persona generosa que me de su amor
y cuide de mi sin importar lo que pase, pero si alguien así de bueno me
ama es que hay algo malo en el”, “no puedo tolerar la frustración de
querer algo de alguien y no poder conseguirlo”. A veces quieren estar
muy cerca de alguien pero luego cuando lo están sienten que es
demasiado y se alejan, o a veces desean tanto algo o a alguien que sus
frenéticos esfuerzos acaban por alejar a esa persona de ellos.
Además suelen tener dificultades para confiar en los demás. Tienen una
necesidad muy elevada de afecto y seguridad amorosa. También
pueden tener dificultades para tolerar periodos en los que tienen que
estar solos y suelen tener problemas con la permanencia de objeto
cuando éste no está (cuando una persona desaparece pueden tener
dificultades en recordar los sentimientos que sentían hacia ella o que la
otra persona sentía, de ahí que suelan querer conservar objetos de esa
persona en periodos de separación).
Una persona límite vive constantemente dominada por sus fuertes
emociones, se siente fácilmente traicionada, herida o humillada, suelen
tener reacciones muy rápidas y volátiles que no pueden controlar ante
sucesos que si bien son reales no deberían desencadenar reacciones
de tal magnitud. Sus reacciones emocionales y agresivas suelen ser
muy rápidas y tardar más en desaparecer que las de los demás (ésto
esta relacionado con factores cognitivos y fisiológicos). Son personas
muy sensibles y con problemas de autoestima. Frecuentemente
manifiestan que las autolesiones son una forma de evadirse (o tomar
control) de las fuertes emociones negativas que sienten, en otros casos
es una forma de castigarse o mostrar su odio hacia si mismos por ser
como son. En algunas ocasiones pueden utilizar las autolesiones para
manipular a las personas de su entorno. Y en otras son simplemente
una manifestación de su ideación suicida. Aunque se arrepientan
posteriormente no son conscientes en su momento de lo que hacen, su
gran emocionabilidad e impulsividad les llevan a realizar conductas
reprochables y que suelen tener consecuencias negativas para ellos
mismos. Por lo general se sienten aislados e incomprendidos.
El trastorno límite de personalidad presenta alta comorbilidad con otros
trastornos: de ansiedad, de personalidad (narcisista, antisocial o
histriónico), depresión, trastornos alimentarios, consumo de sustancias y
trastorno de estrés postraumático.
Pero no nos quedemos en lo malo, las personas límites presentan una
gran sensibilidad, además de saber reconocer muy bien las emociones
de los demás, suelen ser grandes poetas o artistas y tener por lo
general un actitud muy empática y generosa (cuando no están en un
episodio agresivo emocional o impulsivo). Además a menudo suelen ser
vistos desde fuera como personas cálidas, inteligentes, amistosas y
competentes.

¿Porqué son así? ¿Cuál es el origen?


Se cree que es una combinación de alteraciones en los
neurotransmisores (por ejemplo la serotonina es clave en las
autolesiones y los comportamientos suicidas o impulsivos, ésta junto a
la noradrenalina regula la estabilidad emocional y la dopamina regularía
las conductas impulsivas y los factores cognitivos del trastorno), pero
ésta alteración no está claro que tenga una base innata ya que en la
evolución de la persona estas alteraciones se pueden adquirir en la
infancia que es cuando el cerebro aún esta en desarrollo. Es decir se
cree que se produce por una interacción entre factores biológicos,
psicosociales y de aprendizaje. Segun Gunderson (1984) la
susceptibilidad biológica unida a una baja madurez cognitiva (o
inmadurez) actuarían sobre un trauma (abusos sexuales, conflictos
familiares…) desencadenando los patrones típicos de este trastorno. Se
ha comprobado que un alto número de sujetos que presentaban este
trastorno habían sufrido abusos sexuales en la infancia o habían
convivido con padres que eran muy ambivalentes o en un entorno
invalidante (Lineham).
Coincidiendo con todo lo anterior se considera que son factores de
riesgo para desarrollar el trastorno presentar en la infancia: Abandono,
vida familiar disociada, abuso (sexual, físico o emocional) y problemas
de comunicación en la familia. Algunos autores incluyen las crisis de la
adolescencia que en sujetos vulnerables pueden propiciar el inicio de
algunos síntomas.
Se han encontrado evidencias de un menor tamaño en los lóbulos
frontales y el hipocampo en estos pacientes y en aquellos que han
sufrido abusos. Así mismo un acortamiento en la latencia REM, y
resultados anormales ante test desarrollados para evaluar la respuesta
a situaciones estresantes (test de supresión de la dexametaxona y de la
hormona liberadora de tirotropina).
Se cree que el rasgo inestabilidad emocional sí es heredable. Es
frecuente encontrar trastornos de la personalidad o trastornos del humor
en familiares de primer grado lo cual puede sugerir un factor etiológico
común. Además, se ha encontrado que el factor impulsividad tiene una
mayor herencia que el trastorno global en si. Ser familiar de un límite
eleva el riesgo de padecer esta enfermedad 5 veces por encima del
riesgo de la población normal.
Se descarta su asociación genética con la esquizofrenia.

¿Qué terapias existen? ¿Qué puedo hacer por


alguien en esta situación?
Los trastornos de personalidad por definición no tienen cura, si bien los
síntomas de impulsividad pueden mejorar mucho y disminuyen
notablemente por si solos al alcanzar los 40-50 años, el trastorno y el
resto de síntomas es muy poco probable que desaparezca al formar
parte de la personalidad de la persona. Hay sujetos que sí mejoran
notablemente y otros que no. Se considera que cuanto antes aparezca
el trastorno peor pronóstico tendrá. De cualquier forma hay una mejora
gradual ante el tratamiento.
La única terapia efectiva (en realidad probablemente efectiva) es la
terapia dialéctico conductual de Lineham (trabaja tanto afecto, como
conducta, como aspectos interpersonales y de manera menos aguda la
cognición).
Los trastornos de personalidad, a diferencia de otros, aún no cuentan
con terapias efectivas quitando la mencionada y alguna más. De ahí la
gran dificultad en tratarlos. Además son personas propensas a recaídas
y al abandono de la terapia. Dada su gran impulsividad y sensibilidad a
la crítica es muy difícil manejarlos en terapia por razones obvias, sin
embargo la terapia dialéctica tiene una tasa de éxito aceptable. También
suele recomendarse la terapia grupal. Así mismo son opciones (aunque
no tan populares) la terapia focalizada en esquemas (trabaja más los
aspectos cognitivos que la dialéctica pero no trabaja tanto el afecto y la
cognición) y la terapia focalizada en la trasnferencia (se centra más en
las relaciones interpersonales).
Mi consejo es, sin duda, acudir a un profesional y más si hay conductas
autolesivas. Es un trastorno muy complicado y que siempre requiere
atención profesional.
La medicación puede ser útil y se recetan por ejemplo antidepresivos,
estabilizadores del estado de ánimo (anticonvulsionantes), ansiolíticos y
neurolépticos pero son también un problema dado el riesgo de
sobredosis o intoxicación intencionada.
Los familiares y pareja suelen sufrir mucho pues la ira del límite se
proyecta hacia las personas más cercanas, les suelen manipular, mentir,
ser posesivos y celosos y esto es difícil de llevar. Es muy frecuente que
se den situaciones de conflicto.
Nunca debemos ignorar una amenaza de suicidio (al menos sin contar
con la supervisión de un profesional). ¿En ocasiones pueden utilizarlo
como chantaje? sí, pero la tasa real de suicidio en este trastorno es muy
elevada (8-10%) por lo que no nos podemos permitir arriesgarnos a
comprobarlo y aunque desde fuera parezca que estas personas son
manipuladoras o que buscan la atención, en realidad esto no es así y el
trastorno es más complejo. Muchos acaban por suicidarse empujados
por su malestar, sus intensas emociones y su impulsividad. Si el riesgo
de suicidio es inminente se puede requerir hospitalización temporal para
garantizar la seguridad de la persona.

¿Cómo debo tratar con un borderline?


 Procura ser honesto y claro.
 Intenta no dañar su autoestima en lo posible (pero sin mentir), son
muy sensibles.
 Intenta ser equitativo y que ambos bandos participen por igual en
las conversaciones, no te culpes a ti mismo de todo, ni culpes al
borderline de todo. Hay un punto medio en el que ambas partes
deben dialogar y aceptar su parte.
 Aunque sea difícil intenta ser afectuoso y empático, dar tu apoyo
cuando esté mal.
 Si la conversación se va de manos hazle saber que quieres
arreglar las cosas pero que prefieres esperar a que se calme un
poco, posponer la conversación si se llega a los insultos. No hay
que responder a los insultos ni las agresiones, en estos casos es
mejor retirarnos.
 Sobretodo, mucha paciencia e intentar no tomarse las cosas al pie
de la letra, muchas veces dicen cosas que en realidad no piensan.
 Se claro respecto a tus sentimientos y a las razones por las que no
puedes hacer lo que ellos quieren. Expón tus motivos de forma
calmada.
 No te enfrentes a la situación solo, busca apoyo y ayuda (tanto
para ti como para la otra persona).
 Apoyale en su tratamiento y refuerza lo bien que lo hace.
La siguiente es una lista de películas que tienen personajes con el trastorno límite de la
personalidad conocido popularmente como "Borderline"

El trastorno límite de la personalidad, o borderline, también llamado limítrofe o


fronterizo, abreviado como TLP, es actualmente definido por el DSM-IV (DSM-IV 301.83)
como un trastorno de la personalidad que se caracteriza primariamente por desregulación
emocional, pensamiento extremadamente polarizado y relaciones interpersonales caóticas.
El perfil global del trastorno también incluye típicamente una inestabilidad generalizada del
estado de ánimo, de la autoimagen y de la conducta, así como del sentido de identidad, que
puede llevar a periodos de disociación. Se incluye dentro del grupo B de trastornos de la
personalidad, los llamados "dramático-emocionales". Es, con mucho, el más común de los
trastornos de la personalidad.

El término borderline para referirse al trastorno está ampliamente extendido, incluso fuera
del mundo anglosajón. Las razones son de índole histórica (véase Apartado I), debido a la
popularización del concepto en psiquiatría por C. H. Hughes y posterior adopción por el
psicoanalista Adolph Stern en 1938 para caracterizar afecciones psiquiátricas que superaban
la neurosis pero que no alcanzaban la psicosis (muchos autores califican los síntomas del
TLP como pseudopsicóticos). Bajo esta concepción se establecía un continuo gradual entre
uno y otro extremo, situándose el trastorno en el "límite".
Según investigadores estadounidenses, el córtex de las personas que ingieren cocaína es más
delgado que el de las que no lo hacen

Un equipo de científicos del Hospital General de Massachusetts, Estados Unidos, descubrió que el
grosor de la corteza cerebral en los adictos a la cocaína es menor que en las personas que no la
consumen.

Las causas de esta y otras alteraciones, dicen los científicos que publican su trabajo en la revista
Neuron, podrían residir en parte en el abuso de la sustancia, pero también podría ser el resultado
de una predisposición genética a la adición.

El cotejo
Comparando las imágenes tomadas por resonancia magnética de cerebros de adictos y no adictos,
los investigadores detectaron que la disminución es especialmente pronunciada en las regiones de
la corteza (la parte más externa, también llamada córtex) que participan en los procesos cognitivos
y de motivación.

Se sabe que el criterio y el modo en que los adictos toman decisiones son distintos a los de los no
adictos, pero lo que sigue sin entenderse aún muy bien, explica el doctor Hans Breiter, director de
la investigación, es cómo esas alteraciones del comportamiento se relacionan con los cambios en la
estructura del cerebro.

Más pruebas y resultados

Los test psicológicos a los que se sometieron adictos y no adictos mostraron que los primeros
tenían una menor capacidad de motivación y de prestar atención, y que esos cambios en la
conducta se correlacionaban con el grosor de las regiones del córtex importantes para realizar esas
funciones.

Sólo en el caso de una región concreta del córtex que interviene en la motivación (el córtex
cingulado), los investigadores encontraron que la reducción en el espesor se encontraba asociado a
los años de consumo de cocaína, pero no de alcohol o nicotina.

Otras diferencias entre los cerebros de unos y otros, en cambio, podrían tener una base genética,
apuntan los investigadores. Diferencias, por ejemplo, en la simetría de una parte de la corteza
frontal entre los dos lados del cerebro, los hemisferios derecho e izquierdo.

Breiter explica que en humanos y animales esta relación es importante en muchos


comportamientos, y cuando está alterada la causa puede encontrarse en los genes. Y, de hecho, los
autores del estudio no encontraron correlación alguna de este parámetro y el tiempo de consumo.

Conclusiones

Con los resultados obtenidos, Breiter subraya la importancia que podrían tener los esfuerzos para
prevenir que estos individuos susceptibles empiecen a consumir cocaína, y añade que el siguiente
paso es ver si estos cambios sólo se dan en los consumidores de cocaína o bien ocurren también
en los adictos a otras drogas.
Las imágenes del cerebro muestran una disminución en los receptores de dopamina (D2) en el
cerebro de una persona adicta a la cocaína en comparación con una persona que no consume
drogas. El sistema de dopamina es importante para el condicionamiento y la motivación, y es
probable que las alteraciones como ésta sean responsables, en parte, de la disminución en la
sensibilidad a las gratificaciones naturales que ocurre con la adicción.

Anda mungkin juga menyukai