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INTRODUCCION

Una de las preocupaciones importantes de los dominicanos es lo que se clasifica

como el “alto costo de la vida”. Pareciera que los precios, y por tanto la tasa de

inflación en nuestro país tuviera un descontrol total. Según los datos del Banco

Central, la inflación promedio de los últimos 4 años ha sido 11.71%. En los años

correspondientes a la gestión del Presidente Danilo Medina, dicha inflación ha sido

3.91% en 2012; 3.88% en 2013; 1.58% en 2014 y 2.34% en 2015.


ALTO COST DE LA VIDA

CONCEPTO

El alto costo de la vida se puede entender como el incremento al precio de la

canasta básica de alimentos y a los demás productos de segunda necesidad como:

ropa, calzado y a los servicios como electricidad, transporte y telefonía, entre

otros.

Este alto costo de la vida está estrechamente relacionado con el precio del salario

mínimo que se paga en El Salvador, siendo este, muy bajo en comparación a los

precios de los productos de primera necesidad (canasta básica de alimento)

dificultando de esta manera el consumo de las 2000 calorías diarias que necesita el

cuerpo humano.

 Basta para mostrarlo un sencillo ejemplo.

En el momento de la dolarización, en San Salvador las pupusas costaban entre 1.50

y 2 colones, es decir, entre 20 y 25 centavos de dólar. Hoy ese alimento tan

cotidiano cuesta entre 40 y 80 centavos de dólar, es decir, entre 3.5 y 7 colones. Su

precio en diez años casi se ha triplicado. Antes, las pupuserías incrementaban el

precio de las pupusas en 25 centavos de colón, lo que significaba un incremento de

3 centavos de dólar.
Con la dolarización los precios se incrementan de 5 a 10 centavos de dólar, lo que

significa un incremento del doble o el triple en términos de colones. Al utilizar una

moneda más fuerte y de mayor valor en una economía pequeña como la

salvadoreña, se da ese fenómeno: los incrementos de los precios son siempre

mayores que cuando se utilizaba la moneda nacional (más débil y de menor valor).

Otra razón por la que la dolarización ha supuesto un costo más alto de la vida es

que la mayoría de los productos que se consumen son importados y comprados en

dólares. De ese modo, se traslada el precio que tiene en el mercado internacional,

más el margen de la utilidad, al mercado nacional. Por ello, en El Salvador tenemos

precios iguales o incluso más altos que en el mercado internacional: las empresas

salvadoreñas tienden a aplicar márgenes de ganancia mayores que las empresas

de otros países.

EL ALTO COSTO DE LA VIDA Y LOS CONFLICTOS POLITICOS

El “alto costo de la vida” suele ser el recurso político más socorrido por todo aquel

que desea realizar una crítica al Gobierno. Como tal, el mismo es bastante

eficiente ya que todos podemos identificarnos, y de igual forma lo detestamos. Es

por ello que no ha de sorprendernos que desde Buenaventura Báez y Pedro

Santana, hasta Leonel Fernández, Miguel Vargas e Hipólito Mejía en nuestros días,

todavía se siga cacareando “el alto costo de la vida” como consigna de campaña

en República Dominicana. Quizás sea tiempo de que todos ya pasemos de página y

pensemos más allá del “quien te subió.


Lo opuesto a que los precios de los bienes suban, es que estos se queden estáticos

o bajen. Aunque, en principio, suena como una propuesta bastante buena, un

escenario de precios estáticos o bajando, pudiera implicar o un estricto control de

precios o deflación, ambos compitiendo por cuál de los dos es más funesto.

Cuando se imponen férreos controles de precios lo que suele ocurrir es que la

producción se resiente. Sin importar las variaciones en sus costos el precio de

venta está atado, y para mantenerse a flote debe incurrir o a un desmonte de sus

costos (por ejemplo, sus empleados) o a recortar sensiblemente lo que produce

provocando escasez en espera que los controles aflojen. En todo caso pierden

empleados y consumidores.

La deflación ocurre cuando el nivel de precios baja movido por una reducción

drástica en el consumo general de la economía. Cuando eso ocurre, los

productores para evitar ir a la quiebra empiezan a recortar sueldos o puestos de

trabajo, lo que a su vez puede degenerar en un círculo vicioso donde menos

empleo genera menos ingreso, y menos ingreso produce precios más bajos, lo

deriva a una tragedia en la económica.

Lo anterior no es desconocido por nuestros políticos. El trabajo de cualquiera en el

poder es aspirar a que los precios suban pero de forma controlada, mantener la

inflación, que en nuestro país tiende a ser enorme en comparación con muchos, a

niveles aceptables de conformidad a nuestro crecimiento.


Se debe pasar la página del lloro constante por el aumento de los precios, y se

debe empezar a hablar de un incremento en el ingreso real, sin que ello provoque

inflación desmedida. Esa meta suele ser la más difícil de alcanzar, pero

ciertamente no es imposible, sin embargo, la voluntad política orientada por el

inmediatismo que le impulsa un país en elecciones constante no parece estar ahí

para tomar las decisiones necesarias. Los precios de los bienes seguirán subiendo

con el tiempo y mientras a la población se le siga vendiendo el falso sueño de los

precios invariables, los políticos seguirán tratando de sacar partida de ello.

 CAUSA DEL ALTO COSTO DE LA VIDA

El alto costo de la vida, es la preocupación principal de los dominicanos(as), esta

problemática tiene repercusiones en todos los niveles de la sociedad; rupturas

familiares, niños trabajando, prostitución, estrés social, en el índice de los delitos,

pareciera que hay una correlación entre aumento del costo de la vida y aumento

de los índices de criminalidad.

El alto costo de la vida hace del ciudadano presa fácil de caer en cometer un delito

o ser cómplice del mismo. No es la primera vez que algún ciudadano, por su

situación de desesperación, colabora con algún crimen organizado, narcotráfico, a

expensas del riesgo que implica cometerlo.


El Estado dominicano desde la entrada en democracia, hace enormes esfuerzos

por resolver este problema; y debemos reconocer que la actual administración

realiza con mayor intensidad proyectos para solucionar el problema del alto costo

de la vida, como lo son todos los programas de asistencia social. Sin embargo, los

resultados no son los esperados ni los deseados. Entonces, ¿dónde está el

problema?

Hay una variable que muy poco se señala en esta problemática, si bien no es la

única, considero que es una de las más importantes; el papel del sector

empresarial. Esto va mucho más, del simple aspecto de ‘responsabilidad social

empresarial’, donde se cree que hacer alguna donación u obra de corte social es

suficiente.

El sistema económico actual se basa en la libre oferta y demanda, no obstante por

ningún lado dice: ‘A costa de mantener la vida invivible’. Si un empresario de lo

invertido, saca un excedente del 200 % o 100 %, no es justo que este empresario

frente a los cambios del capital variable, sin medir consecuencias traslade este

cambio a los usuarios. ¿Por qué no mejor decir: ‘No voy a aumentar los precios, ni

reducir personal, simplemente en vez de ganarme el 100 % de lo invertido, voy a

ganarme el 50 % como excedente’?


¿Por qué como empresario, no le hago justicia a esta sociedad dominicana que

tanta riqueza me da y sigue dando, y hago un alto en seguir aumentando precios

bajo la excusa de ‘libre oferta y demanda’?

¿Por qué todos los dominicanos podemos siempre ajustarnos a los cambios y ver

cómo planificamos los gastos de cada quincena. Sin embargo el empresario no se

ajusta y, sin importarle con la sociedad dominicana, nos aumenta los precios de las

mercancías? En otras palabras, el dominicano de a pie puede ajustar sus ingresos,

pero el empresario no puede ajustar sus ganancias.

Debemos cambiar la mentalidad leonina de los empresarios, de lo contrario, por

más que el Gobierno y el Estado sigan de forma genuina tratando de impulsar

políticas de Estado, que busquen disminuir el alto costo de la vida, los resultados

no serán los esperados ni los deseados.

 EFECTOS DEL ALTO COSTO DE LA VIDA

Las reacciones son distintas, diversas las respuestas ante el alto costo de la vida y

el frustrante proceso de adaptación, disímil la actitud para afrontar imprevistos,

pero siempre con una fuerte erosión emocional, un desgaste síquico que resta

energías para seguir a buen paso las demandas cotidianas, aunque se extiendan

todos los resortes para acompasar el ritmo de los altibajos en la economía familiar,

vapuleada de crisis en crisis.


Crisis que contaminan el ambiente familiar, degenerando en violencia doméstica,

física o sicológica, que provocan irritabilidad, un sentimiento de indefensión, de

impotencia, ante las presiones por necesidades insatisfechas o expectativas

inalcanzables.

Exasperan las tensiones acumuladas al lidiar con las alzas de precios, el cese del

empleo o de un ingreso extra, el incremento de la electricidad entre tinieblas, el

tener que pagar más por igual o menor cantidad y calidad de alimentos, entre

alzas en el colegio, en medicamentos y otros que no pueden eliminarse o no

soportan más recortes.

La poda, intensa durante el terremoto financiero que en 2003 desmoronó las

jerarquías sociales, vuelve de nuevo. Sin terminar de recuperarse, la calidad de

vida entra otra vez en retroceso, nuevamente el tormentoso endeudamiento, se

aleja la posibilidad de un trabajo adicional con un desempleo acentuado. Además,

la capacidad ocupacional está copada, difícilmente queden horas libres que no

estén destinadas a la búsqueda desesperada de nuevos ingresos.

 La sobrevivencia exige

La búsqueda del faltante toma carriles distintos: el pluriempleo, un pequeño

negocio o creativas formas de allegarse recursos.


Pero también se apela a vías ilícitas, lavado de dinero, corrupción, clientelismo,

muchos optan por estafar, asaltar, robar, matar. ¡Cómo no va a crecer la

delincuencia, cómo evitar el microtráfico de drogas!

 Poco a poco

Desde 2004 la inflación fue descendiendo y su impacto ha sido menor por ser

gradual, pero en conjunto pesa. Poco a poco ha sido absorbida por los precios,

elevándolos, bajando el valor real de los ingresos. Con la acumulada de 2004 a

2009, ascendente a 57.8%, ingresos de RD$60,000 tienen un poder adquisitivo de

RD$25,320 respecto a 2004.

 Cae el gasto

Desde 2008, al dispararse el precio de los combustibles desencadenando otras

alzas, volvió a desajustarse el presupuesto familiar. Al deteriorarse el ingreso real,

el gasto comenzó a caer, pero no de inmediato, a principio la gente pone

resistencia, se aferra al confort, es renuente a bajar su nivel de vida.

Antes de hacer ajustes, familias de clase media optan por financiar el déficit,

apelan a las tarjetas de crédito u otras formas de endeudamiento, mientras los

más pobres recurren a prestamistas, venden o empeñan artículos.


 Finalmente, los recortes se imponen

Las estadísticas con una inflación en baja no se corresponden con los abultados

gastos, ya había subido el gas propano al quitarle el subsidio, y ahora acorralan

nuevas alzas en electricidad y combustibles. Las tasas de interés no bajaron en

igual proporción que les subió el financiamiento del apartamento.

Sin más opciones, hacen reajustes en la dieta, se ven compelidos a suprimir

diversiones, posponer los planes de cambiar el carro, el préstamo hipotecario

para una vivienda. Los proyectos se desvanecen, zozobran el esperado viaje al

exterior o los fines de semana en un resort, baja la frecuencia a restaurantes.

 Imprevistos

El déficit presupuestario se acentúa cuando surgen los desestabilizadores

imprevistos, si un miembro de la familia pierde el empleo o enferma, al ingresar un

hijo a la universidad. ¿Qué hacer? Descienden las remesas, componente

importante de las familias de clase baja y medias baja, que en 2008 sumaron

US$3,110 millones, beneficiando a 941,372 hogares. Además, la crisis internacional

cierra las puertas a la posibilidad de emigrar. Y ahora qué… La sobrevivencia obliga

a buscar respuestas.
SECTORES MÁS VULNERABLES

Y ahora qué… En barrios marginados tratan de dar respuesta a sus necesidades

primarias por vías lícitas, y de ahí el aumento del mercado laboral informal que

llena las calles de ventorrillos y venduteros. Pero también se deciden por

clientelismo, crecen la delincuencia, la prostitución, las redes de silencio que

protegen el microtráfico de drogas, al que se incorporan jóvenes y adultos,

mujeres y niños, una vía de compensación económica que va ganando espacio.

POSIBLES SOLUCIONES

¿Qué podemos hacer? Mucho depende de nosotros mismos: debemos

prepararnos para ajustar el modo de vida acostumbrado hasta aquí. Este, y los

próximos Gobiernos, pueden diseñar campañas de ahorro de dinero, agua,

energía; pueden fortalecer la Acodeco para evitar especulaciones malsanas.

También pueden limitar el exceso de gastos superfluos e inversiones innecesarias

para no agravar una inflación con excesos de dineros vertidos a la calle, porque

una de las causas reconocidas de la inflación es mucho dinero en los bolsillos de

compradores y pocos productos para satisfacerlos, lo que naturalmente aumenta

los precios. Es lo que sucede cuando nos llegan personas del extranjero —turistas,

residentes, inversionistas— a competir por los escasos productos y servicios

locales que producimos u ofrecemos. Debemos aumentar nuestra producción,

mejorar nuestros servicios.


CONCLUSION

En el documento antes presentado hemos evaluado el alto costo de la vida y como

esta afecta a los sectores pobres, por ser los más vulnerables debido a su carencia

de ingresos. Hemos visto como esto termina repercutiendo en la familia

dominicana provocando altos niveles de estrés y descontrol en el seno familiar,

traduciendo esto en más aumento de la delincuencia y malas prácticas tanto

sociales como morales.


BIBLIGRAFIA

 https://www.diariolibre.com/economia/dominicanos-dicen-que-el-alto-

costo-de-la-vida-se-come-sus-salarios-BN917021

 http://hoy.com.do/alto-costo-de-la-vida-contamina-hogar-con-tensiones-y-

carencias/

 http://elnacional.com.do/el-alto-costo-de-la-vida/
ANEXOS

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