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LOS LAICOS

Los fieles cristianos que son incorporados a Cristo a través del bautismo
y llenos Espíritu Santo en la confirmación, son designados con el nombre de
laicos, excepto los nombrados por la Iglesia como miembros del estado
religioso y los del orden sagrado; los laicos a su vez son integrados en el
pueblo de Dios y realizan la misión de todo pueblo cristiano, participando de un
modo u otro en las funciones sacerdotales, proféticas y reales de Cristo. Según
las funciones de la jerarquía establecidas por el santo Concilio, los laicos son
grandes contribuyentes en la misión salvífica de la Iglesia en el mundo. Estos
realizan funciones seculares, a diferencia de los religiosos y los miembros del
orden sagrado, los cuales están reservados principalmente al sagrado
ministerio y a la proporción de testimonios valiosos sobre la importancia del
espíritu de las beatitudes para la transformación del mundo.

Los laicos viven según su vocación en la vida social del siglo, realizando
profesiones ordinarias en la vida cotidiana, ejerciendo el papel de padres de
familia; a través de esto aportan al desarrollo del mundo y manifiestan a Cristo
ante los demás, guiados por el espíritu evangélico; dicha manifestación la
hacen principalmente a través del testimonio de su vida, siendo caritativos,
revelando una fe infinita y proyectando esperanza. Y como miembros de un
solo cuerpo que es Cristo, están al servicio de los otros miembros para así
lograr la iluminación y orden de las realidades de su entorno.

Como miembros del Pueblo de Dios no existe desigualdad entre ellos,


sino que son uno en Cristo Jesús, sin importar raza, nacionalidad, sexo o
condición social. Los laicos son hombres y mujeres en comunión con la Iglesia,
seguidores de Jesucristo, pero que no viven en el convento, que no traen un
hábito, sino que viven en el corazón del mundo, y el corazón del mundo son las
familias, las fábricas, las oficinas, la política, le economía, el deporte, las
comunicaciones; ahí la vocación del laico es santificar el ambiente.

Estos fieles cristianos están llamados a contribuir con todas sus fuerzas
al crecimiento de la Iglesia y a su continua satisfacción, como un instrumento
vivo y como testigo del don de Cristo. La vocación esencial del laico es no
separarse del mundo sino vivir inserto en él, y desde él, evangelizar.

Los laicos son evangelizadores en las situaciones comunes del mundo a


través de su testimonio de vida y de la palabra, por tanto tienen una eficacia
singular y son constituidos como poderosos pregoneros de la fe. Estos son un
apoyo de los miembros del orden sagrado y de los religiosos en la misión de
expandir del Reino de Dios en el mundo. Ellos como instrumento de Dios para
la salvación del mundo utilizan técnicas y los medios necesarios para que la
doctrina de Cristo y la vida cristiana impregnen las realidades sociales políticas,
económicas, familiares y culturales de la sociedad.

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