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4, Peeaogl infant, 2. Oesarooitslectua. |. To Gop es Coleccién Conjunciones Director ecitoria: Daniel Kaplan Diroctora de coleccién: Marcela Pereira Correccién de esto: Susana Pardo Diagramscién: Patricia Leguizamén -Analia Kaplan 1" edicién, febrero de 2008 © Ediciones Novedades Educativas LS.BN. NP 978-987-538-213-8 ‘Queda hecho ol depésito que establece la Ley 11.728 Impreso en Argentina - Printed in Argentina, Rodolfo Urribarri Estructuracion psiquica y Subjetivaci6n del nifio de escolaridad primaria El trabajo de la latencia noveduc Buenos Aires © Mésico [Esructuractin psiquica y subjevacién del ni... Myrta Casas de Pereda Esta destacada colega uruguaya, en el capitulo 6 de su libro (1999), aborda con claridad y profundidad la latencia. Partiendo de conceptos de S. Brend, plantea: “era para él un espacio-tiempo en que hacia bascular co- mo en una especie de charnela, la razin de ser del « pasterio po paradojal del a posteriori que queda como figurado en la latencia, esa especie de fase de la infancia. [...] La latencia es espacio que se Mena de fic- ciones al mismo tiempo que es acontecimiento de estructura. en acto, espacio-tiempo nodal de elaboracién, de trabajo pslquico. Casi podrtar nombrarlo como trabajo de la latencia® (pig. 100). Se adscribe a un: Ralado-, jerarquizando el aprendizaje y la socializacién donde la escuela, como nuevo agente, cumple un papel destacado en el pasaje del juego al pensamiento y de la familia a lo social, asi como lugar de conflicto y tea- tro de inhibicién, fobias y enfrenamientos con los padres. Revisa la relacién entre complejo de Edipo y latencia, enfatizando la metapsicologia en diversas expresiones manificstas de! intercambio entre pares y con las instituciones culturales, enfatizando “en el reconocimiento de la alteridad, Urribarri (1988) subraya tanto el ejercicio de derechos pro- pias como las deudas y obligaciones hacia los demsds® (pag. 106), luego de acercarse a lo por mf planteado en términos de competencia y coopera- cién bajo la forma de antagonismo y protagonismo, asi como otras tema- ticas planteadas en ese trabajo citado. Se notan notorias coincidencias en nuestros enfoques del tema, lamentablemente no tuvo en cuenta mi tra- bajo més reciente [1999], como por ejemplo, en tornoa la diferencia de ego, la sublimacién y especialmente la propuesta de un traba- jo de la latencia, Es una pena que, conociéndonos de hace bastantes afios y habiendo compartido reuniones y eventos, no hayamos podido inter- cambiar opiniones sobre esta temética. Capitulo Il == —_—— PLANTEANDO LA LATENCIA I s6 1 ows ,.WaUYsp,, Of on souoyemunoy se] uoD asreanue|d oporid sept -is oBty “sexary sepueaqduy 2 souopesyrpour sepunyord sus opuefngyp -sep epuexzodunt ns opuezmbrera(sop “epsusoso[ope ¥ 9p soiqures op op -oprad wes yo ered ‘esod eun ‘ezodso epumge wun v o19s wes OpeBop—1 so vpuexe| ap opoyied jo apuop sauopemMsod asrearasqo Upquren uapang 209]qH389 onb soqepos ssuOTe[Ar sey A SeIOMpUOD se 9p OWOD ome ‘orerede jp oruaureuomuny yp A uopeztueSi0 yf ua tep a8 anb sorqurea so] ~euauroU3y so] 2p wiuOND Zep op seen 9p zoa uo ‘sareuoTsMd souoTas so] ap ‘onssoadox oman jo ts opentso owon oombssd oxerede Te rezuoivere> jens | sa 4 ‘oasap Tap ugpezTeMma vf ‘seansear sauorseuLIOy se] “ugIsoxdar yf fo “HaRLEAsoAUTENUOD o “UOPEZATENXDSP FI ‘PEPTENXDS F 2p OTfOLESSP [ap OTS -nodsns yf ‘seionpucn { ssuossaidko sns uo aqus;>suoDUT of ap wPUssIoW El | 9p UOpHUTUsTp | ‘sesuaJOp 9p UOPEZTEN ayseur vy SuPEqMAseAE vf TIT -remonred ‘sexsogrreur safenxas se1mnpuoo se] ap uopEedesop vy rezAeyuD epUAe] IP Pepe ef US SOUT So e IsILMYOT Je auINDIy so ‘oysysuy. —ezyfayd | -to3 498s anb of- eanpsod yf sod anb “aums0 ap efap anb of- eanegou vy god spar opragsp opis vy ‘soTeurpiqyy sasyy sey op eUaIaRp e ‘opoyiod aasqq “saqqazosqo. so o> uorjax ua o1sondord of WeuORseND om ores | wo ‘sconpuifop sauopnadar t sono uo ‘oonsemeoorsd oyroureseq Osea -s0 Uod senSiqure souopemuoy ¥ ‘soseo soungpe uo ‘reEny opuep ‘opp ~tpuduio 020d ‘opus sod ‘{ oauoureopyeueosisd operpmss soot > EP “np wis opts ey Texaqnd oMraRUMTUOApE [> ease TENDS UTONIOAD eI Ua‘ OS -a0a3 tm OWOD (S96) Prarg *g Jod opepunsos “e1DU=IE] 2p Opoud j—y “soye eauazend 1e> 20ey apsap opueoxessp oftus4 onb ooruys-09E903 ofeqen jp woo pepmunuos wa ‘,e Dus] 9p oporog., “eAsEUBODISA ODI ¥{ 9p onusp ‘opeurousp Je oTpmuss ap o12{qo ouIO> oxsendord ay a, “ NOIDDNGOULNI [J] Estructuracién psiquica y subjetivacién del nfo... subproducto advenido con la disolucién del complejo de Edipo. Laten- cia entonces carente de sentido, mera postergacién temporal o “justifica- da” en fancién del perfodo siguiente, a lo sumo como preparatoria, cu- yo logro es un ambiguo “fortalecimiento del Yo”. ‘No se puede pretender teorizar un periodo en los términos antedichos, sea como una casi inexplicable espera (de la madurez fisica) o teleolégi- camente, como un acopio de “armamentos para la guerra que se aveci- na”, sino que es necesario tratar de desentrafiar las causas que lo gene- ran, dar cuenta de las modificaciones que se producen, delinear sus ca- racteristicas y esclarecer sus logros. Es cierto que se instala a partir de la disolucién o naufiagio del complejo de Edipo, al igual que es clave para Jas vicisitudes de la adolescencia, pero esto es insuficiente para definirlo. No es cientifico definir s6lo por los aspectos negativos puestos en jue- g0 (lo que no hay, o deja de ocurir), pues conjunta y preponderante- mente, permitiendo Ia salida del bloqueo (0 coartacién) del Edipo y la se encuentran procesos de cambio y d denamiento psicodinémic que oftece y construye nuevos placeres y destinos; a lo que aliena y aje- niza'se contrapone lo que se domina y autonomiza, expresado en activi- nes diversas, etc, tanto en lo intra como en 9, debemos ca- racterizar los procesamientos de sus modificaciones respecto de la primera infancia y qué implicancias tiene para la adolescencia. ‘Como bien dice C. David (1961): “Ia adguisicién de posibilidades, de ‘operaciones? nuevas, tanto sométicas, como pstauicas, tanto de memoria y pragméticas, como afectivas, imaginarias ¢ intelectuales (particularmente a través del dominio del lenguaje y los efectos de la insercién escolar y social), to- do esto representa dificiles integraciones y una importante movilizacién ener- Sitiss, al mismo tiempo que una ‘complesioacibn? dinémica y thpica donde seré quinds artificial pretender aislarlo del destino libidinal” (pag. 81, Desde esta perspectiva, estimo inapropiada la denominacién de tencia como periodo. S. Freud describié cierto fancionamiento de complejizacién creciente sin limitarse por la especificacién di © edades, salvo relativamente cuando enfoca la discriminacién de las eta- pas libidinales. Cuando la publicaci6n de los Tres Ensayos(1905), s6lo alu- [96 Rodolfo Urribarri | Planteando la latencia dia a la sexualidad infantil, progresivamente, en fancién de la discusiones de los miércoles y su epistolario va surgiendo una dis a través de zonas erégenas preeminentes en la biisqueda de descarga y placer, también en parte del tipo de relacién de objeto y de defensas predominantes; no las liga a una particular y diferente organiza- cién del aparato para cada una de ellas, ni cambia la esencia del proceso. ‘Utiliza la palabra etapa en el sentido de realizacién parcial de un desarro- lo mayor que culmina en un fin, para él, sin duda, el complejo de Edipo. Recién marca un hito trascendental y diferencia en la estructuracic del aparato psiquico como consecuencia del naufragio.(o sepultamiento) del complejo de Edipo con la organizacién de! Superyé. En cambio, utiliza s6lo para la latencia el vocablo periodo, que remite a.un lapso acotado por un comienzo y un fin, En sus referencias sobre la latencia, alude casi regularmente a la edad que lo acota, a gimiento a partir de la declinacién edfpica y duracién hasta el comienzo de la pubertad. Esta nocién de perfodo la centra més en lo temporal, no tanto en las modificaciones del nifio en cuanto a su estructuracién psf- quica y conductas concomitantes. Este énfasis en lo temporal es coheren- te con la caracterizacién como perfodo de receso, de espera, aquicta~ miento de la sexualidad hasta el surgimiento del segundo momento de florecimiento y maduracién, descuidando esclarecer su especificidad. Propongo en este libro establecer una descripci6n sistemitica, una ca- racterizacién amplia y precisa de la Jatencia, una generalizacién teérica, aclarar algunos conceptos (como los de la latencia temprana y tardia) y desarrollar otros (como las diferencias para cada sexo), tomando de los aportes de diversos autores y de ideas propias que se han visto confirma- das-tanto desde la observacién de nifios como en la préctica clinica, sin particularizar ni en lo individual, ni en las diferencias de grupos sociales, ni en la clinica, aunque conozco las limitaciones de este enfoque. No obs- tante, la generalizaci6n posibilita tener nocién de lo posible o esperable en cada nifio, si las condiciones (individuales, familiares y sociales) no te son adversas. En la clinica, se trataria de evaluar si el proceso subjetivo y de estructuracién psiquica progresa 0 esti obstaculizado, y asf ir desco- rriendo el-velo.que oculta los procesamientos psiquicos que se movilizan. % 7] les -e1opezneppour-sogey ns us osmndury jo sezyjeue> op sexoueur seas 76 -sng 8 og Je eB qo anb of ‘sarsurpEMyNs operat > “(gAradug yop UOT “uy aueyfuroDueD ef oD) woIdspe ug!Mosar FI 9p oIoNpord ‘oombysden -UF o1wafureapzo oaanu un 10d epaourord so epuste] x] onb oumse, “eBreosop ap epanbsnq ¥] to combysd onerede ns ap oxqybs onesaxd yp vanbef anb jeuorsnd eaurefnd yj sod aquauepadse ‘ours ye teayese amb sep -siBue £ soriqymbasep ‘sopepemsasty ‘sapmambuy sarvaptao sey jse w390r -oosop ag “earredepe aiuonroa eum wo ‘osorpmass { [pop OuTE Te epeBy “eur -[e> A vsoquouTe UOPHIOAd 9p [eapr un oUIOD aIu=Ie Je TeIUOsoud e apuoN 9s “agysmnd ¥] ap .2oWagTOISY UoPNUTUsTp,, e[ Vos UOHEPI us 0/A oprered ua “(smo a Agou eg “9 ‘ueldey “g “qf ‘Upasusog “g Is0dty “y ‘ojdurefs sod) euoysnd ez -uefnd ¥ op pepmunuos vy weazeur sozoane somea anb { eouo3e] 9p sez -radnu ap eqey ugPpemnungy woud ns opsop pnorg “g ob sourspros7y gsoxuary] soy ap sopeapra$ seanoyad sajeaorseso sey & sosomassou SO3s9p SO| Sagpeqimseur e[ eno expN] Bf ‘odural> rod ‘ear dxo as omgD? ‘oordypa s0e|uosop [op snzed & seppaiqeiso sesuayop sey uerodo onb zaa zy & ‘opeu -pursiepard aqusures1Sojorg osndux op UoTMUTUSHp eon exoIqMy 1s ‘or -zed eno 10g “pupa aso ap sopeuHIOU souTt soy saaedeo os amb Bf ap (oon -9zouo aaseZsap) pepranse esuaiur ey 2p oodurea owtoo ‘opopiad aso 9p sajepos A soarSoqooIsd sorqures sojquiou soy 9p wiuon> rep eIqysod ou onboyus osg* 23518 ODETMUNIOY ePID v ,ooTUyBI0,, oENSNS 2IQI8 -od Jp BAM oj onb of (oauamumD9x9 op sountr soy ap 0 soTeuowET; sopaA “10 so] 9p ugHnURUstp ensiar 2s ot :ojdurafs 10d) sjopu vaso 9p ouDUE -9uay UN ap e1UDND Uep ou seuISpour eBofouNDOpUD y] YBOTOISY eT -epeuopioaad ugisuadsns wrour ‘oumpoue owios jee aoarede aonb opojiad ais9 210s eoamba wapy eum —ropuotus Tur e- oper -sa8 vy ‘saxo sono £ prosg “y s0d eptacwio:d 4 epeznegus “e091 eur “BIB Basy “sosindurt soy ap erSojoIsy uM -Wourord -soiteurour sono 19 outoD sepe: ugPonyosox z ap oBan]) og Jp 10d oBanf wo seisond sest2yap sey ap ome -[Nsox wIOD ower EDURIE] eI QaUTSP Pua “g “eGo Ns ap OBIE Of Y “(ge ‘Byd) saprarruns & sepuarerp ouan epuair| ey ap ofeqen Tq “soumnpe A sored oa souorepsr sey uegdure as A ‘emroreyy 4 eaidypo eonyurajqoxd ‘0 E 18) soured sop u> ep 28 sours epusney op ofeqen jo :anb vatzap as opeonreyd of 9qt {ns Jap pepo eUDp ap onuap auswTERAIg -y axmbo 0259 uaIq 1s) o2x89ouOID of we Opentaa ou A oreede Jo UO SIs -ougBoau A sovopesytpour se] uo Tens. afo Jo A epuEuodun e Opuezaey -ua ‘opopad on 4 ofeqeay, “Temonnse & onupinp orusuREUDpIO Aa un wo wots ef remuen 9p vpuan. ze OnTEND wa UPTqUTE A foombysd ouerde [ep ugpendure 4 upperifa|duos ‘uppepusipp ‘ugreztresi0 ‘yp ered Ozranysa Jap opnuss [> uo oombysd ofeqexy, “epuane] ap oombysd ofeqen loogyadso un susp o8uodosd our erousd sismgdiy oWoD “vpuaney Bf Ue weIse8 as'‘anb jeuoromansuy 9 sazed ‘woo wopsefar ap eptA ef wo A oombysd orerede yo tro souopseayTpour sepuny -oxd se] os eodun anb of ‘pepreuorsuaur eseagd eum o jenxss pepian pe easoyTeeur vunSye op FTE spur Son zede> sapod wis ‘Tepos jens eM -rode 8] € opigap aspco ou eA eure] wf onb weumye un 9p yenxos spuanuT ap ugisazdxo eumBpe ‘oydurofa 10d) oquazede seaaq] ss0puyl -ap ‘anb soypnbe 2p onuorunouos oseass A pepreueg ey asreideo epond ‘quoiy] [op OqaTWeUOPIUNY Jo aze[9e 98 OMA UD ‘onb oxadso UptquIET, “oop uppearelons Kandy uppesmoniea I [Estruccuracién psiquica y subjetivacién del nif. la concurrencia de diversos me- canismos al fin sublimatorio. De esta manera, ¢s este actuar conjunto y subordinado de diversos me- {a represién, la formacién reactiva, la sub) desde antes, sino por su configuracién dindmi rativa, su peso relativo y el balance int de la neurosis obsesiva generan un claro empobrecimiento y debilita- miento del Yo-, orientados al servicio de la sublimacién, favorecen el de- sarrollo y la ampliaciéa yoica, al igual que la simbolizacién, la autoesti- caracteristicos de este periodo que implican diversas ten- denicias, defensas y capacidades que concurren subordinadas a un fin so- cialmente aceptado y, a la vez, promovido y esperado por la sociedad. LATENCIA TEMPRANA Y TARDIA Acuerdo con B. Bornstein -en cuanto a la no uniformidad de esta or- ganizacién— en la discriminacién de dos momentos diferentes, ubicando aproximadamente en los 8 affos el cambio entre lo que se ha dado en lla- ‘mar primera y segunda latencia, o latencia temprana y tardfa, aunque no concuerdo con sus conceptos tedricos acerca de por qué se diferencian. La primera se caracteriza por la fragilidad del equilibrio isitersistémico, con la consecuente emergencia de angustia frente a lo impulsivo. La lu- ccha inicial que emprende el Yo esté ligada a controlar lo pulsional y, en particular, a limitar la descarga, inicialmente, mediante el freno represi- Vo; recurre a otros mecanismos, como la formacién reactiva, que tam- bign requiere del mantenimiento de una contracatexis que limitan al Yo; su persistencia tenderfa a dificultar su desarrollo. | 100 Rodolfo Urribarri | Planteando la latencia ff El desenlace edipico inaugura un nuevo orden intraps{quico (a partir de la interdiccién y la operancia del Supery6) y esos primeros afios su- men al latente en el trabajo psfquico de tratar de lograr ese delicado equi- librio entre lo prohibido y lo permitido, lo promovido y 1o logrado, lo ansiado y lo posible, lo placentero y lo dificultades y sufrimientos y en estado casi de alerta continuo. ‘La amnesia infantil que se instala a partir del desenlace del Edi duce en el nifio un efecto de perplejidad, extrafiamiento con él mismo, puesto que lo inconscientizado deja para cl Yo consciente la sensacién de vacio de contenidos y nexos, que siente tanto como desubicacién y pér- dida de referencias respecto de sf, como un desajuste interno con sensa- -ciones de incomodidad, angustia y vagas sefiales de peligro. La “pérdi- da” de nina parte de sf -el propi sado-, vivida como una brusca ina~ jende a promover descontento y perplejidad. Esto puede afectar preocupacién consigo mismo, con la conducta del nifio y sus relaciones, aparejando retraimiento y reclamos diversos, debido a una expectativa de ser aliviado por sus seres queridos en.una modalidad regresiva. Al principio, ese cardcter como de cuerpo extrafio con el que vivencia al Superyé el infantil sujeto hace que, por momentos, dude si la “vor que Jo ordena” viene de adentro o de afuera, inquietud que'se refuerza con las érdenes y prohibiciones que le imparten las nuevas figuras de autori- dad, creéndole a veces un estado de relativa confusién y duda acerca de quién y desde dénde le hablan, que se traduce en cierta paralizacién y ac- titud dubitativa en la conducta del nifio. TEs notable la ambivalencia fente a los mandatos del Supery6, que se traducen en una oscilacién entre acatamiento (con vivencias de sumisién) y rebeldia (con sentimientos de culpa). El latente temprano tiene escasa tolerancia, tanto para su critica como para la critica externa que, en gene- ral, le provoca angustid, desaliento, pérdida de la autocstima y, a veces, desborde afectivo. Bl desaffo para el nifio es cémo lograr no agotarse en el recurrente cir- culo vicioso de embate pulsional -sofocamiento defensivo-, falta de des- carga, inestabilidad, etcétera. Sélo si logra abrir vias sublimatorias que po- sibiliten redirigir lo pulsional, favorecer la descarga a través de otras me- 101 | I e01 -ugpeygey ne 9p wiond ¥] u9 eqesoyoo ‘oped sowisd opuezyeuy ‘sour siois ap og tm anb soppizes somea soy 2p on soustue of eogpdwle oN OV OE ON ON ON 3 NWYBAT L ZATVNT AN AN as aoWSoN OSfdN : oay 7 {ay NN ON AH AHSSS -snbypuspr of £ eayop upiqumes yp anb zeny um opueosng A soypar -op opusiala ous «(armepexBap oBnseo ouToD epiata so our BUNTON ey OED uo) s0s0x8e Jp Uo otf opeagauapt spf ns JePOSUGD 9p OqUDIUT Ot 09 zofoux asreaydxo uapond anb ed soy e rejnopzed u9)-so3mnpe e somopestury vzyfeas onb souraa ‘sose> sono wg “eisrypueaax Oppuss uN TOD “sono aiqos ugIoe Bf uo TeBreosap A mMUOAaT OpmRIsNG “OPeUIPIONS Bf sod ugperfumy & vqes atu surUNUIOD opuedpsns ‘sepeIodiootT 2 ssuORIG -mqoxd sey 8 osrensope ‘seuniou sey zadooe exed pernoyrp wep wun voydusr Peprepour visy “(seuxonx sean A sorepueUr SO] TeZATPUIAIUT ap PULIOF CUE -09 wood was9 U9 URLUIOD) JOsauBe JP WOD UPPESRUDP! op OLUSTTEIDUT FOP wpuerodo tj £ sausurealsed opagns O| OANDE 19584 Jo OEP $9 2PUOp ‘S01 -our sourE 0 soueunoy ‘sored e ‘so0aa v ‘souoTsiqnyoud xe09yqzi89 ¥ SOT Tez wuss ap EONS -u9 eaffiqisod 9 ‘ousaz Jo woo ertft109 uOPIe wa ‘oxad ‘reste op (CAIs -uayop A) oaysoxfar o2sop Je atay ofqord A orduary asreuzon & eaoq] Of EAD -2891 UTDBUIIOS WT “searTeUADTTe eBrEIsop op sea seunBpe ouodosd A sapep “fanze sturop> aquosazd anb oduran ye oassaxdax oxepueur Jo wzzonyox ‘Pep -2100s ef ap ama OuIoD ‘efands9 BT “TepOds9 UPaxasuT Bf A UODENTIITOD yf ‘ugpUaTe ey Weariqnod ugpeztansazesap vy A orusTuTE]sTe Jap eDUEIEdo 2] “e1sUr F] 9p WOPIqITUT eT “{pep|Anse eno up soueur sns redn20 wsa9 qumasew ap ,,UopeIun,, ef eAo ered fosndun jo ABempar wom “UT ons9 SwoTDeqmaseur Fy azq0s “azTataTUANDasTOD ‘K sOsOTSaIUT $0s9P soy azqos ae2ar woroAsadns ugpiqmosd ey “(a1 “eousysruayroqUt esup -uodopur yf ‘pepyeuopsonp ef ‘oMeasHD [op Uppepowose op soosyur so] 9p © SOpop So] 9p souOssaoe sojnasHI so] 9p es) wISglorgomou uppempeur x ue & pepe x ap seidoxd sopemosjaruy sapeppedes season Se] wa wauaIse ag "emaEDS9 ef ap ‘opdurafs sod Selezpuaide jp uo uerodo anb saxoiogy soy ap SISTpUe [op spaen v ‘oqTsuTEIRyUIINbss 0359 SOUTEAA, “TROOTUUEAA “AA “CL BIqUA| SOU on wf ap sepos & JeIs9 ered peppedeo ej woo v8 98 A pepianoyar eso op ommonueuedwone un eqs -od aonb eapsyunrod & eiopemsase emiy eum ap ugpezHOLoIUT ¥ wo OpLseg iso oomnbysd ox80y a1sq{“Teqyaa, of 2p uoTseTdure saua!019 eI ION os Seas -emg [9.4 opezuoraur ofopyp [p saroureunemted asopuyzusurosour ‘oar ajar spur euzo of anb ‘ourt jap omuape ePeT| ePMA TepTed wom wd cugpeanygns of ered eqresszou eaysarSe A TeUIpIqy UOTeZHTeXMaT zy 229108 “Rf UpIqures “epeztueBiosop wBreosop x] w A (seaIdsp9 seseaury sey arUoUTD -uanoostioo) eHOeqImaseur UPR ef B EPUSpUiaI Bf TeTeOD ered EASUT as aUSUNTEDIUY “eLOTEUITgHS ea eI od ofeztpusade je (UOPUETE FA UOHEN -uaou0d Bf sTuERpaU) Fapaode ‘earsuayap wuMItOD UOTE Bf Op spun v ‘er -ed epnied ap ortmd ja sa (210 ‘sazoxoninsar ‘soupaa ‘sonsavur ‘saxped sod opuionbax ugiqures) ,o1mb aszepanb,, zapod Jp ‘pepprnow ef ap yoru0> Pe ‘odpund ua ‘Sip os peppedes tisg “gMsadng jp woo zezuoue ap -ond weqpourur eBzeosop vy saa sub esaNp uoR.e Be epUMUDT ey OMTEIp -out ojgs anb eA “epepaque eiaur wun we euUEJSTEN 9s s3uOdsod z9poq ‘syemajns0;s0s somarurfronbas soy A gAzadng yap soaepueut soy woo sez ~ounre prwosng og [> 4 estigyop ¥] uo osreiseBsop expso09u OU “sayquadaae sea og pp uppenpelons { enbyed upseiren es JJ Sstructuracion psiquica y subjetivacién del nif. Algunas de las modificaciones des como las vicisitudes para lograrlas y estabilizarlas, son posi , en funcién de la madu- raci6n neurobiol6gica entre los seis y ocho afios.' Las graduales posibili- dades que la maduracién brinda, las nuevas capacidades intelectuales, las facilitaciones del entorno social y la instrumentacién provechosa de estos elementos que pueda lograr e! Yo, le posibilitan una ampliacién de recur- sos y, junto a la relativa estabilizacién del equilibrio intersistémico y a la afirmacién de la sublimaci6n en la organizaci6n de la descarga pulsional, inauguran la latencia tardfa, a partir de aproximadamente los ocho aiios. Caracterizan la organizaci6n de la latencia tardfa una mayor fluidez, au- tonomfa, continuidad y equilibrio de la conducta, un menor suftimiento consciente del temor al desborde y del surgimiento de angustia, asi como una progresiva operancia del principio de realidad en la determinacién de la conducta, Se incrementa el fantasear, aparece con nitidez el ensuefio diurno, se’ amplia el distanciamiento de los padres y lo familiar y.adquie- re mayor importancia el grupo de pares. No concuerdo con las afirmaciones de B. Bornstein (1951) de que es- te cambio se debe a que: a. Los requerimientos sexuales se tornan menos pujantes. Nada per- mite fundar dicha aseveracién, ni presumir que el Ello pierda, im- previstamente, pujanza o vigor. b. El Superyé se ha vuelto menos rigido. No ocurrié nada en la orga nizacién anterior, ni en ésta, que explicara la menor rigidez o seve- tidad del Supery6. Por otra parte, sabemos por los tratamientos psi- coanaliticos (tanto de nifios como de adultos) qué arduo, tral so y prolongado en el tiempo és el esfirerzo conjunto de analizan- do y analista para conseguir neutralizar la severidad superyoica y su operancia intrapsfquica como para aceptar que, espontinea y répi- damente, se modifique el Superyé en la latencia. Puede admitirse 1, Por ejemplo, la miclinizacién de haces cértico-talémicos, la modificacién de activida- des coordinadas éculomotzices (que posibilitan acciones como el batear y el golpe en el tenis) y la motricidad fina. Respecto de la lateralidad, en general un nifio de seis aos puede diferenciar izquierda de derecha en su propio cuerpo, pero no en los de los otros, lo que recién logra Inego. [104 Rodolfo Urribarri | Planteando fa latencia ff que, en parte, pierda peso relativo frente al Yo en cuanto a sus exi- gencias, debido a un paralelismo con la parcial declinacién del va- lor de los padres para el nifio (y la progresiva pérdida de valor en la creencia en la omnipotencia parental). Pero, por otra parte, el Su- pery6 se ve reforzado desde lo externo por los mandatos de la so- ciedad mediante otras figuras de autoridad, lo que podria compen- sar el proceso anterior. ¢. El Yo se encuentra expuesto a conflictos menos severos. Finalmen- te, el Yo se encuentra mediando ante los mismos peligros internos asias incestuosas, pujanza pulsional, -masturbacién), requeri- mientos externos y superyoicos. Dirfa que esta apariencia de Super- y6 més permisivo, conflictos menos severos o debilitamiento pulsio- analy‘es debida a la consolidacién de un Yo més efectivo en su accio- nar, dada la operancia fluida de las descargas sublimatorias favoreci- das por el accionar concurrente de las defensas conexas, que rediri- gen Ja pulsi6n, lo que implica menor presién superyoica, y, por con- siguiente, decrece la emergencia de angustia (en este modo de rela- ci6n intrasistémica, se nota la utilizacién de la angustia como sefial). Ademés, la cualidad placentera del despliegue y ejercitacién de sus nue- vas capacidades (tanto motrices, de dominio, de desplazamientos en el “exterior”, 0 cognitivas, con un cierto erotismo en juego, soportes y re- fuerzos, tanto del autoerotismo primario como del narcisismo secunda- rio, siguiendo las formulaciones de placer funcional y de placer del fun- cionamiento del Yo) podrfan dar la impresin de un Yo menos conflic- tmado, en vez de un Yo més estructurad, fortalecido, con mayores re- cursos para canalizar Ja descarga y sortear la angustia. ‘También puede observarse un cambio respecto de la fantasfa, de cier- tos juegos y angustias, asf como el contenido manifiesto de los suefios. En la temprana latencia, aparecen los monstruos amorfos y fantasmas, mientras que en Ja tardia toman formas humanas, traténdose de brujas, magos, hipnotizadores, ladrones, incendiarios, y es més frecuente la pre- sencia de otras figuras que se les oponen, como investigadores, policias, médicos (sefialado por A. Hagelin y C. Sarnoff). 105 | 1201 “ugpeiuoguos ¥ £ oparedutos ofant Pp opnyp senuorur ‘easindutos { eannados ugrooe ef e cxf esuagap OWOD Jse ‘eororoy emg eum owtoD asopuyoiqn ‘ojansuo> £ ofoIxD oWIOD Ou “yp oyonsus fe ensonm operpd OUND 1s -_dopapasyy ns w susdise se opumuordsop wna os suastn Laompafirp uss Sousns sofia asunanp watHq Sopusaude soguy soy 109 “oxgoase ‘soues “Munasyua, ap ugtuoY Un zusuyDNS 197g ‘epsryos mantel wun anb soy ua soruazusmuassua ap swsopagts 409 owe 53 $8 0 myonsuod a ‘Sosuones 50959 opuspaozry., ‘2OIp “OST emByd vy uy ‘jenbyp Jo wos oMoD ‘OLONTE O] 9p seuOY O seroUEU seo & odsona jp s0d ugpednsoard ¥ epey sopepianse A sosozauT op orquTes P BNsonuT rome pP OW? 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Es frecuente que dibujen Ingares conocidos (la calle donde viven, el campo o club que frecuentan, el barco en el que pasean, etc.), pero que, tras la reproduccién de lo conocido, “encubren” la fantasmética contlie- ‘iva; como por ejemplo un nifio que dibujaba la cuadra siguiente a su ca sa, donde lo significativo era que, en medio de las casas y negocios, se destacaba un aserradero y carpinterfa que representaba la conflictiva en toro a la escena primaria. También en el caso de una escena con un bar- co y una'muy fuerte tormenta que se avecina, que representaba Ia furia que lo invadia frente a la soledad en que lo sumia la escena primaria, pe- ro mas profundamente el riesgo ante el incipiente cambio puberal. Puc- de observarse, entonces, de manera encubierta, la cOnflictiva inconscien- te, que se vale de escenas y situaciones de lo cotidiano, pudiendo cole- girse el sutil y refinado encubrimiento y la simbolizacién. Se observa el pasaje del dibujo de algtin elemento de interés (por ejem- plo un auto, o una novia), a Ja representacién de una escena tipo foto (por ejemplo, una mujer pintndose o un arquero de fitbol atajando) y a escenas con accién en pocas secuencias (por ejemplo, un match de box), hasta a veces la realizacién de una historieta con argumento en nu- merosas secuencias gréficas, con parlamentos incluidos. ‘También se nota (sobre todo en la latencia tardfa) la progresiva biisque- da de graficar la perspectiva en sus disefios, asi como realizar objetos, cons- trucciones 9 reproducciones tipo maquetas donde se incluye la corporei- dad, la tercera dimensién. Esto probablemente ligado a una més afinada captacion perceptual, niocién del cuerpo propio y de los otros, sus voliime- nes y diferencias, conceptualizaci6n de tamafios y distancias, asf como el apego ao “real”, tan marcado en el latente que lo mueve a graficar 0 cons- ‘truir més “ lativo predominio del principio de realidad). Un dibujo tipico de esta .cién del aparato psiquico (dibujos A, B, C) es aquel en donde la hoja esté dividida y una situacién 0 escena se que por cuestiones de diagracién y para evitar la reiteracién y no 2. Téngase en cus se acord6 reducir a la quinta parte la reproducei6n de dibujos para abrumar al leet ‘jemplifcar pir sdel espacio: arriba, al Rodolfo Urribarri | De lo observable..: desarrolla attiba y otra abajo, mundo aéreo, neo, submarino, oculto, espacializando en y mundo subterré- 1oja la diferencia entre 16 (por ejemplo, la linea del pescador) o sus irrupciones (por ejemplo, el pez que salta sobre el agua) o sus formaciones intermedias (por ejemplo, hormigueros 0 cucvas), como graficacién de la organizacién de su apa- rato y funcionamiento psiquico. También expresan todas las dimensiones izquierda, derecha y diagonal (Hagelin, 1980). Podemos ver en el dibujo D que la linea demarcatoria persiste, pero la parte inferior (lo inconscientizado) esté vacia, porque, desencadenado por un episodio externo (ciclén), se produce una irrupcién desorgani- zante en lo consciente (n6tese que el epicentro del huracan parte de de- bajo de Iz'linea). ‘Una especial-consideracién debe darse a la frecuente y lamativa apari- cién de un barco hundido (por ejemplo, dibujo'A), o un barco hundién- dose (por ejemplo, dibujo C), a veces otros objetos en el fondo, que re- presentan el “irse a pique” o “hundimiento” del complejo de Edipo,’ ast como lo “olvidado” por la amnesia infantil, Es frecuente que dibujen 1 contorno de sus manos (més los varones que las nifias), lo que, aparte de una tarea de reconocimiento de su cuer- poe impronta de su identidad, generalmente sirve para graficar Ia pro- blemética en tomo ala masturbacién y la castracién, Un nifio contorned sus manos, luego dibujé las ufias y dos de ellas las colore6, representan- do restos de materia fecal derivados de su masturbacién anal encubierta por tituales de limpieza, Puede observarse céme, siguiendo los mismos mecanismos (simboliza- cin, desplazamiento, encubrimiento, etc.) grafican la diferencia de sexo 3. Esaitores literatos han reconocdo siempre en S. Freud, la justezay preisi6n idio- eke pa : ene oti noua eda Swag Mae ante Gatti one pean os ncn ae cts Rete ST aces Is “enor eno wo fsonsoeur | soj e pasonou9 apuop sepeard sejanaso Sop se] ap Opes, A .9 ap Soult uo eqanad jen8r zezqjear © sppop our ‘oanour Te 30g “Teippur opjoxr -esop fs siueMp wrezifear OUM eped anib oxas jap oIadsox sePUDIEHP se] ap oruopuresoz0xd jo zod uaig spur ous ‘sazuarey Sour soy woD OsuSITT O2 -se3t109 Jp A somaruNPOTIOD sO] 1od sopeMoPIPUOD TeqEIs? 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Los resultados obtenidos fueron: Aciertos (%) | Diferencias 68 psicoterapeutas 76,84 1,47 27 maestros 75,37 - 1,98 76 alumnos de 7° 73,38 82 alumnos de 6° 71,28 dultos no difie~ nifios resultaron 38 maestros, ape- Puede observarse que el porcentaje obtenido por | re mucho de acnerdo con la profesién. Las cifras de ms clevadas de lo supuesto y, con una diferencia cor nas del 0,51% mis de lo que diferenciaba a éstos de los psicoterapeutas. La diferencia de 2,11% entre los nifios de 6° y 7° grado mostrarfa que el procesamiento psiquico finalizando la latencia (con Ia cercanfa puberal) posibilita un reconocimiento de las formas expresivas diferentes para va- rones y mujeres, muy probablemente por el trabajo psiquico sobre el propio cuerpo y sexo (como por ejemplo se verd en lo referido al juego). El alto porcentaje de aciertos y la escasa diferencia entre ellos parece- ria confirmar: 1) Existirian diferencias entre la modalidad de expresién gréfica entre nifios y nifias en edad de latencia, tanto en las elecciones de temas como en las formas de ejecucién. Si bien dificiles de ser definidas y/o clasificadas, son ei general reconocibles pata el observador que hha captado las sutilezas de la realizacién. Que dicha diferencia seria predominantemente explicable conto tuna expresi6n de diferencias en la organizacién de la estructuracién del aparato psiquico en la latencia, en relacién con la diferenciacién sexual y a su cuerpo, asf como la captacién de las modalidades de Jos otros, sean 0 no del mismo sexo. 2) [us Rodolfo Urribarri | De lo observable... De lo antedicho pueden inferirse las siguientes conclusiones: T) La sexualidad contintia pujante y se produce cierto procesamien- to de ella en tomo a las diferencias para cada sexo. Il) Dicho procesamiento se realiza de manera oculta, encubierta, no verbal y produce formas 0 modos de expresi6n diferenciales rela- cionadas con el propio sexo. Ill) Serfa plausible suponer diferencias expresivas en otros dmbitos 0, conductas. ‘Me propongo desitrollarlas en algunos de los préximos puntos. Quisiera seitalar dos observaciones largamente corroboradas por diver- sos medios (asociaciones, otros dibujos, indices clinicos), una referida a Jos varones y su cuerpo, la otra, a la representaci6n de una instancia. He podido observar reiteradamente en los dibujos de los varones Ja recurrencia a una configuracién, en que junto a una figura cen- tral prominente y alargada se ubican dos formaciones menores, con Ja particularidad de que una es algo menor y una esta mas hacia aba- jo que la otra. Esta configuracién representa el pene y los testiculos, que tienen esa caracteristica. Podrin visualizario en los dibujos K, L, M, de cohetes, autos, aviones (diferente tamafio y altura de las aletas, los neumiticos o las alas); en el dibujo N, la doble quilla del barco (“error” del dibujo, pese a que este nifio concurrfa a un club néutico regularmente y estaba perfectamente familiarizado con las caracteristicas de un barco); en castillos como for- mas més desplazadas, ¢ incluso en una figura humana (dibujo ©), don- de se ven diferencias de altura y tamafio en los ojos, las orejas y los pies, desplazamiento simbélico a otros rganos pares, que remiten al simbo- lismo de los testiculos, como bien ha sefialado P. Blos (1981, cap. 18). También observé, en nifios con una fismosis asintomética, la realiza- cién de dibujos expresivos de su problema orginico, cuando en el pro- ceso terapéutico se trabajaba sobre el cuerpo y las diferencias sexuales. Este conocimiento me ha posibilitado detectar esa anomalfa aun cuando no me habia sido informada e, incluso, en un caso en que tampoco lo sa- bian los padres. Realizan, preferentemente, aviones, automéviles 0 mo- u7] len -pepanbred 4 uoprqrqur eanejar ns ¥ asod ‘ey woo peprassordxo A cise -to9, ang 9p “eB9jo2 etm vos ousfureIeN Uo eqeise anb souE sop BIT, anb ‘soue zamp op vant vim ap oses yp greqautod ‘aaazq opdurafe oWOD ‘oprurudo: o] 2p ousoxo3 9p opous fe (220 | -1y 0 opeBaxfe) atop ouenbad upSpe ap spacn v wasagTueur as & ofnq | “Ip p wo astesordo sod end o8fe zaa x e oxad ‘qqnoUe [> ‘TeIMD0 [> FS ‘epuore] e] ap seonsproxereo sey amu onb ourosord soum anb Aepy “oM9UE -uonoaq spur wos onb ‘pepo vaso ap sourt soy 2p soannedas sofnqrp sop sp , earaoe OpEIUSUIOD aTUIUTEpEIDIIEE O| ¥ TUITPOFT OOM “reuyUTTD ee ‘oonpunse ousoisen us ap vpofour vanzaye eu TOI “Pp P woo opereduso: ‘9p epeudaadur une paso voryy PonyUI|qGo3d ey 2puop ‘( ofnqrp) ugME pp ofngpp Jp anus asrearosqo spand ows ‘onusureren Jap UoPeNTEAD 2p O2tuy> o2xpuj Ow sofnqyp soy 2p UOF “sopopadgns ap uopesuaiy ap e] 8 onadsox oo upiqure A epuarey yf ap ofeqen jp us udp amayssHO> oid jp anb epuexioduir a epep eruan9 wo s9ue ¥ IquEsep ConSOUsEP SoIpUy uM UOs stonspOIDEIED sus A oTfonD Jap ofngrp jp anb ounsy. “opepuaranp uotg ou ue ‘outos ‘odzano Jap 4 exe2 &] 9p sax0To9 ap epzaur Fy auaA opeingrp ofana owonbad jp onb us oure um op jp upiquey, “eombysd uopseztreio ef uo sequre anus epuaiarp eum ezyoquis oxod ‘ofan Jap A odrono yap WO -oU ns voreur anb of “e00[09 of as emadero ns & zefnqp Te ord ‘oyND us efngyp 9s onb euru eum owoo o [euUE uN 9p [> UD s9D9A B O “eTEUMY emBg'z] ap ofngyp |p Us offano fp soared ‘serroxeuN|gNs seya sey wopued -x9 98 £ soapexodo sojonuos wezqrqeiss ‘sorrguos sns uexogey> aonb ep -fpow & ‘oopnpdera osovoad jo > ourg> 9A a8 UpIqurEr, “wosnq TeIaqnd wondnin ef wos saredesap ‘soue sounSye azuemp aquasazd yiso uoIq 1s sanea 8 ‘soIuaforA sareBoy ap SOUTU SOT UD OWIOD Jse ‘sooISE soprogsap A pepuarsindun epesreut woo souru up eouosne us rearosqo JTUeSOIOIUT Sz. 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Comenzé a realizar durante tres semanas el mismo dibujo de un-rostro femenino de perfil, acerca del cual ni comentaba ni asociaba nada y se mostraba facialmente inexpresiva y con cierta dureza corporal. Extendien- do y comparando su produccién gréfica, surgié una pista, aparecfa wa tra- zo fino, como de un pelo, bajo el peinado muy armado (tipo casco) de los perfiles de mujer dibujados como fotocopias. A partir de ese dato pu- dieron comenzar a trabajarse sus temores a hacerse mujer ante el surgi- miento de los primeros vellos pubianos. Céncomitantemente, cambié el dibujo repetitivo, pas6 a dibujar cnerpos diversos y luego a comentar 50- bre sus incipientes “pelitos ahf abajo”. Este ejemplo marca cémo, en la transicién hacia la adolescencia pro- movida por la pubertad, tienden a veces a incrementarse los movimien- tos defensivos predominantes a comienzo de la latencia y se dificulta el acceso a las inquictudes, ansiedades 0 perturbaciones debido al encubri- miento, Ja represi6n e inhibiciones en el intento de acallar lo puberal. El dibujo puede aparecer como enigmitico debido al encubrimiento, pero aun asf es una “via regia” de acceso 4 lo inconscieiite en el trata- miento con nifios, incluso en la Jatencia. [120 sc Redolfo Uribarri | Delo observable... ff lea al oeinaa going Bo mergeaeege 0190 | suman opopcy -~-oyu jp uppearefgns A wmnbysd upieaoniasa [[Eswucturacisn psiquica y subjetivacion del nif. Rodolfo Urribarri | Delo observable... ff DibujoD [124 125 | | sal la 5 olnqia Holnqig BE eiqenasqe of ag | wuequun apopoy , 3h “-outu jop uopennaiqns Aeombysd uopeimonass ff Esructuracién psiquia y subjetivacién del nino... 3 : Rodolo Urribarr | Delo observable... ff Dibujo | 28 139 | Rodolfo Urritari | Delo observable. [J Estructuracin psiquicay subjetivacién, del nfo... olga Dibujo M leer z --ou ep uppengelans k enbjd uppeinan.ass ~ojqnusege ol eq | Huequun alepoy I ser ver! ola ooiqa I w-erevcego 0190 [ ezeinun exopey “mou mp uppenstane konbyed vpn [J Estructuractén psiquica y subjetvacién del nfo... Rodolfo Urribarri | De lo observable... ff ACTIVIDAD MOTRIZ Y JUEGO ASPECTOS COMPARTIDOS ENTRE NINIAS Y NIKIOS El juego tiende a perder la clara simbologfa de la contflictiva inconscien- te previa a la latencia, producto de las operaciones defensivas y del nuevo orden intersistémico que se establece, pero también se tifie de su crecien- te y marcado interés por la realidad, sus alternativas, dificultades y posibi- lidades de insercién en términos ra . Esta “afiliacién” a la realidad fae sefialada por diversos autores, lo M. Klein (1964b): “La.gran ado énfasis obsesivo sobre la realidad, que esté ligado a las condiciones es- peciales de desarrollo de este pertodo” (pég. 77),'0 M. Milner, en términos de: “Seduccién por la realidad exterior” (citada en Denis, P, 1979). Des- de otra corriente psicoanalitica, C. David (1971) dice: “No solamente él se aplica a satisfacer a la vex las exigencias del Superyé 9 de las instituciones so- cioculturales con las que cada ves mas toma un amplio y constante contacto, sino también, y quizd sobre todo, él siente con una agudesa hasta entonces desconocida In necesidad de adaptarse a lo real, lo que lo-obliga aun dift- «il control de sus procesos primarios” (pig. 77). Veremos entonces en los jue- {gos el intento de conocer, dominar y ejercitar su cuerpo y el espacio fisico, junto con su interés por el mundo ampliado desde lo familiar, las semejan- zas y diferencias con otros y su adaptaci6n a diferentes circunstancias. El clisico juego de roles que se despliega en la latencia revela la onga~ nizacién psiquica més compleja alcanzada, el acceso al registro de lo sim- bélico, donde se pueden desplegar identificaciones transitorias con los diversos personajes y sus interacciones, en una trama dramética (planteo, desarrollo y desenlace), en una secuencia temporal que experimenta y discrimina, escenificando un tiempo que se historiza. Los cambios que se operan marcan también una clara diferencia en lo atinente al juego anterior a Ja latencia. Bste se torna progresivamente (li- gado al mundo real, no tan fantéstico) més organizado, compartido y so- 137 | [eet anb pop oxaxz09 spur eros onbune ‘Tenxas eonagid ej op souraagl soy © seunde wed uodsp Jp aoqBn 9s ugTseoMpo yj U2 nb f owraRUTACUT PP so0ejd ap sopenxas seonspraizereo sey 21q0s sepnp twearueld ow viqozex0Fe A eyprews ej 9p souroasen soy anb 2oIp “OTST We ePMPUT tow eum Uy “GT 394) oEwEproenxe s99e{d un sem UOpoeysNes eknd 9p PEpIs> -ou un oun jo ered admansuoo seposnu pepianse esuoruT zun onb oF -onj opuedoiBe ‘(egy “Byd) omrarumaour ap souoPesuas sey ap oxaIuaTT TS senopreo jap us1A0rd |p red onb soeIus Gpenxas eausmupwusfes omstoq tess te ap oafapse fa ta op4geazation uspons “(puaaagnd uf ap seawy ovod) wssut -unf vy wazsvo as anh ua pupa vy ta & “axe s0x13} {9 30d spare a ‘safenas -29 $0] ap oaarETA0% fo “osreDeUTEY 9 “opdurDf OwOD “oorENI 1oiDyIeD ap odzano jap sosquyooUr SOIUDTENPNI"S sO] WOO seInuaIed ssuOpEsTAS uoWoR sown so] sounbod spsop anb efeuas (egg6r) Proxy “s at ‘oF -ony gamnos anb o| 2p £ oyprpaaue of ap oXode wo “repso.es wpUEATOS -oonf ap so0"Id yo 10d opoweqimaseus se00jd Jop uopansns ef A euOIeUATANS BA esa 9p OTUTUIEWSe [> TeITEG sod ‘oquorustsour 9 10d s99"[d 9p ugruango eI OWtOD jeodz0> pepiAnre 2] 9p eA sod vongSrouo eBreosap ¥I 9p ome ‘euerdurea epra wf Uo sa0yer se -oauorumaour Jp 10d z99"[d 9p UoT>UDIGO FI OWIOD jse sodtud uo ugioexSo1ur 9 soxequrey soy 2p o1wstureroueastp A-pepyeau ‘sjox 9p pepianerodoos 4 orqurvozauy ‘ug pezH0H ‘ sosmoox Soy ap woperdure ‘Texodioo wafeun vy 3p UpPex#a2u1) sopaues sono us ofjouzesap [P uosa70aK anb zaa Fe ‘UOpEGIMsEUE EP UO! -e1uo ef £ ,epeafEnnou,, jeuorsnd vongBrous eBreasop vj ered sepersoytA -ud seja sey ap seun tos OBanf ap soyexodroo sopepzanse seiso ‘epnp TIS ‘(108 2p sapep sod 4 anbere ap souorpisod & souisuazop sojor zedn20 ap uesed sono yeiso A oanoogo syor o1sTaNpuar ns spus 10d opuays ‘sozareduoo sng woo sepeuiquios A sespoid spur ros ered ‘epusjora A peprenprarpur ‘pepratsmduar woprord souojoe sns ‘ojdurafa 10d) odmbs yp uo oxsand ns weigures ‘eurmsoome ze 9p omtrauarou um woD A esuayap eI 10d sopeUTE ‘A sopeioge souour soseo soquie ug sausurait9% ur P| U9 “oIUSTUNEIEN Uo soUTU soUNSTE OUND TeATISqo sIUESIOTUE Sy BE --aiqensosqo oj 0g | equ ayopoy sei | -pepiannodar ey azqos oSoj un 9p [xgrouaago v| exed wpouomoas A “ezaperzog vj Onb sys pepIIg -ey e[ opueuraopasd S(joquenbseq j2 ue pay O- yoqary |e ue renequied ‘ojdurofa s0d) orweSut Jo A oyoturezeydsap Jp ‘oonsyjd o] woo osTm9UT -me of euIquion vA zINOW PupIAHE us Uo “SPUT tO SOME O20 SO] PFI | -regodurosop & Jor jp £ sopepraye 4s 9p 198 -eury ‘sapepiiqey sns o> aprose ‘oprBajs opuars o/f ‘opusi3y> UNO) ‘ug um v epetinsep ug}soe ¥| op sured wun wzyjeos oun wpe anb uo ‘odmba ‘9p vox} wun uo osrexpensus spand ‘sauopuny & soxeBn] ePUDIORp “57 “ox soj rezorresat op peprgisod ef wo> ‘oBanr] ‘sepednud sauzodap soy uo ‘wored ¥ sei sopor 191209 JP wo So[dursfo sod ‘sow soy Sepeusprossp A ‘zsompnuma $9 ‘eppreduzos onbune ‘oganf ap pepratioe vy ‘ordmurd ty -eaqiqasd 4 xeawiop ua vuodwrs as oupa yp onb oombysdenuy o1rq -mbo oprezaxd £ osoSsaqz 980 ‘yexodio9 of sauespaur ‘orsedsa yo u9 19 “pruaose vapared ‘sopeproedeo seaanu sey 9p toTeITE[9 vy Uo rapuod 1109 9p sgurape ‘onb of “(pepysosur ns op oBso11 wo>) asresouepeq & uaqnmbs iezsear jo 398 ajans OpoHod sus9 op seqtioad peplanre wa, | ‘oqusuow 0 zeny ap exony o (pared vy ERTOD eiO}ad FT seared ‘opdurafa 10d) eaysqnduroo £ vanniedes vus02 9s opuens oa1Sofored oy & eozo0e Of anb oaisuayap zanDpres ns opuensous ‘eBreasap ¥I U2 OsfOh yomuos jep poueae [9 vppsor on eaneuuou A voranyy exoueMT eam op es0P ‘pepmiqey | anb ezayewog vy spur eyaesF opuop ‘redan A eyes m 19]Pd Bf reared ‘ro1109 owo> ‘seuroid se] ap vy suTouETEMOTEd “esona8 zips peplanse % eupwopaag “wrasuesefd A esozo8 wpBaye op ug}sazdxo s9 oysoTUAOU [9 aonb eioU as ‘ozuoRWOD Ty “esprEs wy A vues :ojdol> sod) oo ap sozex suis ua ezynn anb saisngn{ owod ejonos9 4 U9 SePIP -uaade sopepaaon se] A soxsurpu soy ‘sendy se] o1uoUNTEDTUT UadnpouT Og ‘eanezadoo> prance BA epsuaieduoa z] woo jee ‘sejSax £ souoPeruT 9p UOHOU Fy ssopURTTOsTESap ‘opezATEP -oyu ep uppennelans eonbyd uppeimonass [Pésrucuraciénpsiquieaysubjtvacon del nif... Ssustisuye en ellos el gore sexual por el placer del movimiento y circunscri- be la prictica sexual a uno de sus componentes antocréticos® (pig. 184, nota al pie 47) ‘Vemos, por ejemplo, en el uso intensivo de la bicicleta, que confluyen la coordinacién viso-motriz, anudando la potencia y Ia habilidad con la excitacién y descarga que produce el asiento en la zona anal y genital (es- pecialmente en las nifias), con el placer de la ejercitacién muscular, uni- do al compartir con el grupo y a conocer y ejerce lazamiefito en el espacio amplio (mis alld de lo conocido o “familiar”. Retomo, para destacar, que la actividad motriz de juego es un elemen- to central en la relacién con pares, al punto que aquel que no participa es dejado fuera del grupo, o aquellos menos habiles son desconsiderados y/o descalificados. Idealizan y toman como modelo a los adultos “de ac- cién”, tales como figuras destacadas del deporte, adultos que realizan ta~ reas de riesgo, ¢ incluso personajes violentos. Es frecuente que a lo ritmico-corporal se asocien elementos del lengua- je, como los cénticos y rimas, juegos con las palabras, que contribuyen (ademés del dominio del habla, la comunicacién con pares y Ja pertenen~ cia grupal) a la ligazén preconsciente entre fantasia y palabras, ampliando la capacidad simbélica y las cadenas asociativas, transmitiendo de genera~ cién en generacién la tradici6n cultural que cristaliza fantasfas propias de este periodo (Kaplan, E. B., 1965; Goldings, H., 1978; Denis, B, 1979). El tipico juego de “las escondidas”, que podria entenderse como re- evo natural del juego del carretel, como sefiala B. Brusset (1987), 0 aun, ‘como lo sefiala I. Herman, como elaboracién de Ja ruptura del vinculo primario de apego (pig. 333), escenifica a mi entender el funciona- miento psiquico propio de la latencia. Los jugadores estén encubier- 10s, disimulados, escondidos, acechando el momento para emerger, 0 sea atentes. Uno de ellos busca descubrirlos y evitar, en una funcién homé- Joga a la del Supery6, que el resto, retofios pulsionales, alcance su meta, mientras que los otros buscan caminos alternativos y ardides, esperando el relajamiento (distraccién) o distanciamiento del que vigila (censura) para escapar y “liberarse”. Este juego espacializa el funcionamiento intra~ subjetivo, pero, en tanto grupal, se torna intersubjetivo, especialmente ‘con los pares, ya que cada participante expone su singularidad al mismo [40 Rodolfo Urribarri | Delo observable... ff tiempo es influenciado por la de los otros y los influye con la propia, tor- nindose un proceso compartido de interaccién de lo intra y lo interstib- jetivo en un marco transubjetivo, pues la tradicién cultural de las carac~ teristicas y reglas del juego condicionan sus interacciones. En la medida en que se asienta la utilizacién de la sublimacién, se in- crementan la capacidad simbélica, las mediaciones preconscientes y sc lo- gra posponer la accién, el juego se complejiza y mediatiza, se proponen estrategias, se combinan habilidades con el azar (inclusién de lo fortuito ¢ inesperado de la vida), se colabora con otros para un fin comin (por operancia de pulsiones de meta inhibida). El “quedarse quicto” le per- mite realizar juegos de sal6n y, cuando logra (7 w 8 afios) la descentra- cién (Piaget), las reglas y normas adquicren real importancia y se desa- rrolla iin sentido de la justicia y la equidad diferente (no por lo impues- to por la autoridad externa, sino por lo compartido con el grupo de pa- res). Estas modificaciones en el juego se posibilitan por aquellos logros y, @ la vez, el jugar desarrolla, estabiliza e integra dichos logros con la consecuente ampliacién yoica, aumento de la autoestima y sentimiento de sf (ver el tiltimo pérrafo sobre Sentimientos).. En este sentido, se puede pensar el juego (ast como la ensofiacién diur- na, el dibujo, etc.) no s6lo como equivalente masturbatorio y descarga cenergética, sino como ligazones complejas ¥ sutiles mediaciones y articu- aciones en diversos niveles del-aparato, con miiltiples objetos y novedo- sas situaciones que posibilitan las actividades litdicas, y su realizacién re- vierte sobre el Yo asenténdolo, eniiqueciéndolo, “como una relacién nu- tricia que procura al Yo el sentimiento de una mayor plenitud? (Grecn, A., 1996, pig. 42). La inclusi6n de la regla en el juego establece lo prohibido y lo permi- tido, lo que genera limitaciones, dificultades, posibilidades y facilitacio- nes, generalmente reforzadas con rituales y sistemas de premios y casti- gos, en el marco de la competitividad y cooperatividad que, ademés de los sentidos esbozados, le permiten (a través de la simbolizacién y el des- plazamiento) feactualizar y elaborar, mediante el juego, situaciones vita- les, como la problemética edipica, fraterna y familiar. Asf. vemos, por ejemplo, en-el ajedrez o las damas, a través de una modalidad obsesiva y con forma enmascarada, desplegarse el enfrentamiento a los padres, los, | len ‘ef Uo seuDIENP preNsou! sou BsOpEpM spur UP|>eALASqo eM ‘sopnied -tuoo soon A sopepianse wousn soxss soqure anb 94 sowrspod waiq 1s (OXGS VaV> Vuvd SVIDNSUSd ‘oBanf Jap oprusy Pagsuayap UOPEUTEY wuM $9 Eze [PP UIST ‘uoFSeNAIs vy requ “epezeydsap wrouEM { aqunad 4 ropuqnous owagfrem oprasu0> emioe euare| ef uo onb senustur ‘opeatioy -op ayusureseose & o299NIp 89 souanbad SOUTH SO] Ue “OWENS Jap or20ds01 owisyprered un oBonf yp woo zs99qqris> sourepspod ‘eprpaut eunSye uy + 4,OT950 O1FEND,, [PP JP OWOD soe sOFanf uo epEMUTSIp ‘Oe pp uopeznor vf avoredeas ‘Teroqnd of & uPIsuEN FE UG “sodion> sonC uo> o}2eIUOD [P UD © UOHENduEUT Ns Us cIsagTTEW ooNgIa sATITOdWOD |p worpnpp 9s anb jp wo odiono Jap osn un opustodoid onze vou=TEy AOU 2389 UR “(‘an9 SourIEY Ofajdtio> ‘eordsp seumten) o19{ns Jap zeNBuIs eanywrayqoxd vl WOO o> ‘epouaroduroo ‘ug1seradoos ‘sez2) pepa1os FI U9 ‘ep “YB STUDY seaneUIaTTE sel ‘OoTUTyOxs OUTED [o ULDGTEVDSe onb-‘sepR -reduroa & sepeffox sapepranse ‘sofanf ap vonozid e] eipeg (eyseaey ey 2p anBoqidsop Jo eed) soxanGn{ soy ap osn [9 apsop oruoruAour un sonpord 28 anb ‘soiqysod sojdurofo sososoumu uo zepunge ou vied ‘souresiq. -peuragnd yy & ouror90 sur assorede ajans onb ,voruyur uo opSyp,, ap oBontf je exed opresuad sour -enpod armaumepung ‘oombysd omusrureuopury ap opour osopaaou PP epueiodo yf 2p cruamezeidssp A upezqoquis ‘omwersqnouD oanelex ypp seidord eunzos 4 opruazuos us ‘opiqmyord aauarey of a2edqns 9] oxsoyT “eur OaReSHSOAMT URE Te 2puOp ‘oprpnye osod ‘ors3098 OTfanibe (‘239 ‘sour soy ap uso “eueumtd wuraasa) [eTUXDs OF 23q0s 19qPS-1220U09 ap 0289p TE saruror anb ‘oypiso aaourero8q 0 opemunsrp ‘ousiqnoue wioueu vane ap ord ‘aquasaid ‘oystp ayusurensydxe ou ‘opuasins ‘oprpnre Be Tqn -W09 Jp Tuqnous ¥ epet -ur g] eanzadsrad ¥3s9 Bl aiqemssqe of 2q | sueqttin oyopoy wil -sop-reqenuasap op wen 2s soquie Ug{"soffusse A sezueuarpe rod spyova yp soorede ‘eipuate] 2] opuretpourord ‘seperuase spur uso (Texodz0> © Tema ‘so OOD [eqTOA o1tTe) ealsoxdso X vaneBnsoauy peprsedeo ¥] OPED | (coo ‘oqpouap ‘sprotutsop ‘eDLTEAB) soperpose 23327789 3p soSses { sardopsuostn seuorequssardar sus ap oradsoz owod yse ‘Teme pepapos ensonu uo erous8 anb sepepyiqedino & sensnee se] 7ex0qe > 2P Gauayar un tp “epta vf uo osn A 0TEA ns op oxsadsax saueNOduN SITeEEA ‘pum sonpONbr ,OIuIp, 9p UOPLZATEN el“ ,ePlA eT 9P Sosonf sono Ua, ! sugperogeps wis soarogey A renpumy A wUE92 uy ‘eotdspo eopsyease uy v sod opeuoprpuoo s9 anib odurop ye “owranx> openur jap tasmbuos { ugperdepe vy wo sepuEisunaxt> £ sosmoay sms 2P uopertan ap opour un opueioqey & opueztjoquis ‘Souesioape suis 02 uopep! uo fepeBn{ peo wo Tezmeae seUay sus ap yn OwOD yse “ouNe earssaz 0 Se>y sNs separ woes 8 v oxvadsar WoO wFayENsS eM APHEP 24 “ap ousquney “ze sod epnte siqj203 apand ouro> ys ‘Tontio> ns ¥ ede “so anb soSson sax100 “sojmayisqo Teaqes 2qep STuIUNTENSy “(ese I) [POTUE ‘ourspus un|ap eppsed vy eHO1oM anb syur soeq amb ‘opny [> sourenuo? uo ‘sofdox ¥ o3tend 2 Opeogepp spur onbune “eorpiue|qord wussyUr Pf OP onueq ‘Sono so] uoD wpumadurod vj wo ‘reze A supe ‘SAPEpTE “od ‘s08so11 ns woo ‘ouseix opunus Te vpyyes ey Wewtasazdar (esour ef 214, “os A opep Woo) soane ap serazreo se] 0 ¥20 BI ap JP OuFOD ‘saan! 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Por ejemplo, las nifias tienden a utili- vat la bicicleta de una forma en que lo placentero esté ligado a lo arm6- ico, cadencioso y al desplazamiento, mientras que en los varones esti ‘us centrada en la velocidad, habilidad y el arrojo. El var6n tiende (no ts taxativo) a una utilizacién del mésculo més ligado con el vigor, la for- taleza y la resistencia, mientras que la nilfa tiende a una utilizacion de sw cuerpo en bloque, més ligado a la coordinacién, al ritmo y a lo estético Gel movimiento. Al varén no le interesa tanto la forma, el modo o cl atuendo, como la efectividad, los récords, la descarga de fuerza y la com: petitividad, lo que parece estar regido por diferencias en 1a manera de ‘conceptualizar y utilizar placenteramente ¢l cuerpo para cada sexo, como asi también én el uso del espacio. “Ademés, se observan juegos tipicamente practicados con intensidad por ‘un sexo, en diferentes situaciones culturales y sociales, que para el otro no revisten interés (por ejemplo, el balero, cuyas connotaciones genitales son obvias). Bn los varones, el usar la pelota para dirigirse a ubicarla en una cesta, ‘arco o meta, sorteando las dificultades que le plantea el adversario, es un juego frecuente que persiste desde Ia remota antigitedad, siendo eviden- {es los contenidos genitales subyacentes, asf como la importancia de la competitividad y el triunfo sobre el rival, al punto que el juego carece de sentido y placer si no se tiene a quién vencer. ‘Bn las nifias, el juego con el eldstico o saltar la soga aparece sin conno- taciones significativas, més alld de lo motriz, para el observador. Pero en billos) de las que Jo sostien cribe una cavidad virtual de la do con los rituales establecidos (sea de forma, verbalizacién, una combinacién). En ambos casos, esta cavidad virtual, ble, de la que se entra y se sale, es una representacién espacializada de la je Rodolfo Urribarri | De lo observable... ff vagina y el titero, as{ como de su fancionalidad, como pude inferir en la clinica, al igual que otros colegas. . ‘También podemos observar la diferencia de sexo en relaci6n con el coito; por ejemplo, la tendencia de varones hacia la carpinterfa, donde gar de las nifias al cocinar y servir la comida; ac- tividades ligadas al “misterioso” interior femenino y a la gestaci6n ~re- cordemos que los adultos se refieren a veces al genital femenino como “1a cocina” o la “cacerola” y al embarazo como “se le llené de humo maces, de manera simbélica y desplazada, “explora y prueba” sus gonitales, mediante un juego manifiestamente ingenuo que le permite ‘cludir las probibiciones superyoicas y el control de los adultos, al par que mantiene ocupadas sus manos como una defensa frente a Ia tendencia a masturbarse, mientras juega ritmicamente (equivalente masturbatorio), con lo que da curso desplazado a la descarga energética, resultandole pla- centero a la vez que integrativo. Estos juegos o actividades raramente son practicados por el otro sexo, y en caso de acercarse a ellos suelen hacerlo para ver si tienen Ja habili- dad motriz, pero no los practican intensamente ni revisten para unos el interés y el placer que para los otros. En gencral, en los varones se ob- servan actividades que estén més ligadas con la penetracién, la fuerza, la competitividad y el mayor desplazamiento en el espacio, mientras que en las nifias lo estiin con la receptividad, lo rftmico-arménico y los espacios més reducidos 0 cerrados. Estas diferencias en las configuraciones li- dicas y de movimiento mis frecnentes para cada sexo parecen repre- sentar Ia funcionalidad de los genitales y corresponder con una cla- boracién y ejercitacién preparatoria del rol sexual a desempefiar, co- mo una activa tarea de diferenciacién sexual encubierta. Esta hipétesis, corroborada en la clinica y en la observacién directa, po- dirfa asentarse en lo que dice $. Freud (1905a): “El malagro de la funcién del mecanismo sexual por culpa del placer previo se evita, sobre todo-cuando ya en la vida infantil se profigura de algiin modo el primado de las 20- 145 | lan “eyouresop ou Pp amb tousiey x & saeaupe of ue some oypp & opmemouNdums uyass SOSanf jo A odzano yo wos ousdurosap fop OWOD ‘eogeas ugisoxdxo ef op onsadsaz sepeyjoxsesap ‘oxes upra eed sorepuaregp jmasod su -opearosqo sur onb oumsg “eonUypT eIOTEUE op saTODEMNS sey TEA “18 OU soxas soqure anb'9p ug}soaNp ey ua eae pepe ey e A pexoqnd vy B osmgyor seg “euoreqmmseut eonopid eI A Ooms Of ap oxadsax OFany sey Of upiqume: ‘our Te o1adsax wOD soperDUDTRHEp seIoUDAIA vayesox ord ‘soumunton soxonzeg ow1o9 UgISaxS A UgPUsIoT F] “pepreUE eI Ud ‘o|d -wafa 10d ‘eareyy “(94 Sed) ust 07 12 C-ugena yo us ousuruas & ousgns sous s2uousosfioadsa sosund ous onb opows un ap suprsccaas wos sudusa Soray, “aquasafip (ne opous tn ap uzaze as saymapuatiaad sudusa sw 2s SOB 50] ty LopuBUnge oIUDISIC{ “sIs7 9p PP wo opens. 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Freud, con la pulsién de saber, que promueve el investigar y luego intenta explicar lo observado y fantascado, como por ‘ejemplo, las teorfas sexnales infantiles. S. Freud (19052) postula: Ia pul- in de saber no puede computarse entre las componentes pulsionales elemen tales, ni subordinarse de mancra exclusiva a In sexwalidad®, aunque recae tempranamente ‘sobre los problemas sexualesy aun quizs es despertada por éstos® (pag. 176). Agrega: “su accién corresponde, por una parte, a una mancra sublimada del apoderamiento, y, por la otra, trabaja con la ener- gia dé la pulsibn de ver? (pig. 177), aclarando que son intereses pricti- ‘cos, conerctos, los que motorizan la investigacién, como actividad diri- gida a saber, que deviene en teorfa explicativa como resultado del pensa- micnto; es decir, se produce una modificacién de'lo escoptofilico por el apoderamiento (aprehender, captar) que conduce a lo epistemofilico. En otros términos, el placer derivado del ver, unido a la representacion del objeto, produce un efecto de apoderamiento y dominacién (a la ver placentero en tanto permite tolerar la distancia 0 ausencia del obje- to). Surge la posibilidad de “manipular” representaciones, en lugar de la manipulacién del objeto y, posteriormente, la busqueda de ideas que implican relaciones causales y explicativas entre las repre- sentaciones, que dan cuenta y organizan los hechos de su realidad (tanto externa como interna). ‘Ya en el pasaje de infans a nifio se unen los inicios del lenguaje con una nueva capacidad fancional, lo pensable, prerrequisito para lo decible. Es- ta nueva “funcién de inteleccién” se adjuntaré a otras funciones parciales previas, presenténdose progresivamente al psiquismo como nueva “zona- fanci6n” erégena cnyo objeto, fuente y producto seré la idea, siendo ésta la condicién de catectizacién del proceso primario de esta “zona-pensan- te”, cuya actividad placentera se expresa en el pensar, sicndo a la vez con- dicién de existencia del Yo (Aulagnier, 1977, pig. 62). | 1s2 Rodolfo Urribarri | De lo observable... I Esta actividad se inicia tempranamente en torno al enigma “jde dénde vienen Jos nifios2” y al procesamiento subjetivo de los fantasmas origina~ i las teorfas sexuales infantiles), situando en los puntos smatizacién las redes de sentido que van definiendo con sus objetos, determinando modalidades de re- , de forma escénica y argumental, Durante la latencia, tal actividad subjetivante del pensamiento se ve acrecentada por las caracteristicas in- hibitorias del desenlace edipico y las fantasfas van siendo reprocesadas, ampliadas, otorgdndoseles nuevos sentidos en diversos 4mbitos, situacio- nes y personas, acorde con la adquisicién de nuevas posibilidades del pensamiento. Tengamos en cuenta que, como consecuencia de la repre- si6n secundaria, se instala una separacién entre lo reprimido y el pensa- mint que se diferencia, complejiza y acrecienta. Se instalah dos érdenes de causalidades (segin Aulagnier, P., 1980), cuya alianza es la que asegura la movilidad, la posibilidad de la bisque- da de verdad y de eventualmente modificar las causas y sus efectos, Este doble principio de causalidad es: 1°) Cansalidad det deseo, subjetivo, orden causal que funda y organiza las posiciones defensivas a las que el sujeto recurriré. Es la causali- dad que el sujeto privilegia en la puesta en sentido de su vivenciar afectivo, de su realidad psfquica, en su buisqueda deseante. 2°) Causalidad conforme a un orden causal y temporal, compartido por el conjunto cultural al que pertenece el sujeto y que éste privilegia- ren su puesta en sentido de la realidad externa, en su biisqueda de conocimiento. Digamos que cada orden se expresa a través de diferentes produccio- nes: el primero con la fantasmidtica, el segundo a través del pensamiento. "Lo primario presupone el reconocimiento de un exterior cuya presencia y separacién no pueden ser anuladas; lo secundaria, el reconocimiento de 1 discurso portador de significaciones no arbitrarias, que lo informa acerca de cual seré el nisevo postulado lagico que se verd obligado m tomar en cuen- 1. Retomna P. Aulagnier desde otra perspe 2 ergo sum - Vienso luego existo. ica afirmacién de Descartes: Capi 153 | I ssi -Rsuy sontmetasardaz sns ap uoPezqoquns £ ovarueze[dsap sod “aprqciren any A oapesyrasis serurey ono yop seasondsox sey sue epuN AARupe uapand 1s 21q1sod yras o[gs o1so ‘ouuouEEMONIeg ‘oonYFOxD ou | fueo Top OPA [9 £ s1erpuadapur oworumestiad yo roxoword 0/4 erdoae u/apand 4 (9¢-zet “sdpd ‘2261 ‘soruSemy) sed ap awony sa so/ey]> -wre> ou ap oasap ye 4 offy [ap ormmwop ye jeruared eDuNUaI OUIOD ‘orq ured yop uoDerdase x A eatsouZord eyurouOe ef ¥ EDUEIIIOI E[ DUSTED -odsa ‘etaid peptanofqnssaimt ey opsop ueziueBs0 os seaTeUraa[e seisq] ‘saueano(qns aTuaAep is uo SUSI] JOP PUIOUOIE uOTeIIO A jenISO[I uy eyurouome ouros esaxdxe A edrouewi 9s sesuad fo ‘oqusureatsouSoud ey -ouresap 28 opens ‘orqures Ug “POMP Bf Wa Tearasqo sourspod our0> ‘or -usturesuad ap 4 yemasoyarut pepredeo ef uesqjos anb sesuayap sepiSys 9p ‘ouarunso|quaso fp wosonmosd ‘sozuaruesued sonsnt uo> sopesaao1d 108 ‘uspand ow js ‘onb soyeSua omoo seprara ‘ox Jp exed seaqns0 sasuom wa “Set SOUOPEPPE 0 SSUOTENAS ,,21qHISI,, OIE UD SOTPIFUOD soAoTIE 9p 92 | “wary zoa 9] 8 69 SooTFUOD UM TeLOPNIOS wosg woIg Is “Tesuad ap PUpEARIE eq ‘sorep op uomeuTusip 4 ugmedes yf epey (uo;uSIe) sepenuasI0D pepyeuopsamp 4 peptansjes 1ohew van axombpe jemdoorod of ‘odursn ‘ourstur [y “opus ap epanbsnq us ua ox jap opeopand oywoumunsur wa opmzeatoo ered squsuresusiut spur Opezpse39 398 PIDqap “seapr 2 SO: ‘souoSyutt op ugpemonre yy A ugIoeuTUON ef ereniqysod anb of “(pnaxg “g 2p Zg BUD BI 2p OppUds [9 Ud) oMoId Of 2p UgHeMIONNSIE un { sopnuss sosanu ap cmrsyuredlioxo un uprqure eoydun ‘oatisrosu03u co] woo sagzquo soaonu us opesosdxs ‘omuoruresuod yop anSoydsop aasq (61 Sed) . org ap vassubiou puproudos wy op k szootuusy, op supe vy ap wrouasaad uo ojos xense ap pupsoudess wy op sosdzauos 50] ound 9950 tka wee ous 10 9 uapnay ‘sunnbssd pupyua vw h pepaswae ww swugepad sndgo 09 Soguopiunstad yo upsouus wo opmeusaso op sates opond oral -40 Jap wrasny wf of9s,, :or22dsa3 Te 221p (Q66T) HMI "y (ULE e UP_T ‘op ‘SSoTRUISIp sozome us sepesode ueNuONIUD 9s anb seep!) “eDuasHE ] rerpjou ¥ oprpuasde A Suronur ey ap epuasne ef ersuoI9RTP oprpod ey as Bl --aiqenesqo of ag J eveqtuin opopoy wil aqusuoLoNe 1s apqisod 59 o[9s anb ~omroruresued jp A uppeurseurt vy oP “uezquemp jetloperuasoides opunur jap anBordsop auu0u9 um eyforEsIp anb ey eoamp eBreosop ef ap 4 oardype ora{go Jop (ugPeUsiser sod) esas “ne wane Uf azusureson wzoye s9 A upDeZHOGUIT | EET 9s anb oxo! -go [pp epuasnte B 9p PIA IOd sq “pEpseA ¥| A z9qRs Jap epanbsng wOUE. 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Nétese cémo, sin resaltérselo, se remite en esta explica- cién a: 1) la permanencia y continnidad de la pujanza pulsional; 2) la con- secuente necesariedad de un esfuerzo destinado a evitar el acto directo, de descarga; 3) el hecho de que este esfirerzo puede encauzarse como sofoca- cién, desalojo (igual a represién), en cuyo caso no se registra la ensofiacién, que se toma inconsciente (potencialmente patégena), requiere la persisten- cia de contracatexia, camino que tiende al empobrecimiento energético y a la inhibicién del nifio y lo acerca més a la neurosis que a la latencia evoluti- vamente efectiva; 4) que se posibilita entonces un cierto cumplimiento que atiende lo sefialado en 1, sorteando el riesgo de 2, sin limitaciones y/o pe- ligros.como en 3, mediante un esfuerzo del aparato (trabajo) converge en la ensofiacién que si bien originariamente ligada a la masturbacién, es algo més y diferente. Decir que es equivalente masturbatorio tiende a clausurar, a exclnir otros sentidos, efecto de saturacién que a la vez conlleva un cierto matiz valorativo-moralizante que la descalifica, per- diéndose la nocién de esfuerzo y trabajo psiquico que se pone = go y de Ja nueva formacién que implica un cambio cualitativo respec- to dé su origen y forma, que amplia y consolida el procesamiento psi- quico y la tramitacién pulsional por Ia via de la sublimacién. Implica encubrimiento, 0 sea que operan las por ende dife- renciacién de los sistemas Inconsciente / Preconsciente-Consciente, uti- lizacién de pequefias cantidades de carga, ligaz6n de representaciones, li- mitacién del desplazamiento, simbolizaci6n, etcétera. Es un refinado y sutil esfuerzo del trabajo de la latencia que facilita la descarga sin produ- gos mayores, haciendo visible y consciente, y ala , propendiendo o posibilitando otros ., dando curso a lo deseado soslayando lo temido y, por lo tanto, el surgimiento de angustia, consolidando y po- blando su incipiente espacio de intimidad y secreto, perfilando lo dife- rencial y su sello personal que contribuyen a la subjetivacién.? ‘Delo antedicho puede desprenderse el error de la propuesta de Ch. Samoff plantean- do como defensa el recurto a la fantasfa en la latencia, no captindola como un recur so més complejo y refinado, que posibilita ligazén y descarga, éi bien a veces la fan- tsa se toma més cerca del sintoma que de Ja sublimacién. | t60 Rodolfo Urribarri | De lo observable... ff erbtico, lo cual, si bien a veces, no agota su significacién. Cuando resalta en la ensofiacién lo-ambicioso, implica en general que el sujeto ocupa un lugar central, prominente, enaltecido a través de sus acciones salvadoras, eficientes, arriesgadas, abnegadas. Mediante este rol de ribe- tes heroicos, se muestra ante sf astuto, inteligente, habil, fuerte aun en las debilidades o frente a sus limitaciones, que supera inhibiciones o fran- ‘quea limites donde otros no se animan, aparece “grande” y “poderoso”. Siendo reconocido y valorado por los otros, que generalmente antes lo habjan desconsiderado y/o desvalorizado y abora se disculpan ¢ inclinan iginariamente un relato que finaliza con un acto de frente a una injusticia que lo habia hecho sentir desplazado y relegado. Esta colocacién como personiaje central, con ta- les caracteristicas y attibutos, resarcido de las injurias infligidas bésica- mente en su entorno familiar y ejecutadas por ellos, ¢s muestra inexcu- sable de su cuiio narcisistico y de un intento de recuperacién o compen- sacién de su dafiada imagen y estima de s{, mas que un disfraz de lo er6- tico en general y/o un derivado del erotismo uretral en particular, aun- que no por ello se excluyan sino que tienden a superponerse y operar de Algunos de estos suefios diurnos cumplimentan a veces otra funcién. ‘Me refiero a cierto cardcter de acci6n de prueba de un rol futuro y de una tendencia modificatoria de su realidad vital (tanto intra como inter- subjetiva) que tienen un valor preparatorio de configuraciones y acciones precisas a desempefiarse en un futuro. En ese imaginarse en tal o cual rol, 0 forma de ¢jecutarlo, la respuesta de los otros, con tal o cual resultado final, va modificando parcialmente su ensuefio, que persiste en el tiem- po, peto a la ver, va cambiando. Esté realizando pruebas, ensayos de si tuaciones que imagina como posibles/deseables en su futuro, y progra- ma,’acomoda, ajusta, su proyecto identificatorio, conteniendo en ger- ‘men la tendencia a modificar su realidad. Esta figuracién interna aunque escenificada en lo exteino, subjetiva y a la vez objetiva, virtual al mismo tiempo que real, concreta aunque in- tangible, con una temporalidad singular (se vive en lo actual, remite a un 161 | lest -op sexqorreu) oqvorurepueastp Soarspsuoour oj = oprutdex of = 02 -JM90 Of = spn 9p Oo] B UOISNIE 78 OpeBy euwpap wrong asopusiTiAtT « . -seupomenur sexoqus.e[d seysesuey e oped A conuoruneu 4 oxzed ns 2p Ouro us setua|qoxd o> UgpKatIOD U9 eq -s9 equonaeid onb axzodop cogprodso ja fooyoquns omsrETZqoUD [> sod eumqisod of anb oozeur um 9 opruios oj ap uORDeIadns A opeasep ‘of ap uopsezDu0> fou1seB0 OD 03109 9p BuD2s9 etm ap anor dsop {TA “uur Uo}seqmaseur vy WOO UOSe|DI Uo SseLLOIeUNTIgNS A SEOIOA soUO!D -sejsnes Yoo UORKUOD Uo spraTUT OD equonsesd & exuDDE|S eqs -01 3] onb pepraniae wun ap uorsezteos ve oped, ‘nazasodap puptassoy « *(vyrorénsvs ouroo eprata ug(sexado van sod opesmnogrp o oper ssmuas ou ‘opdural> 10d) soqaamt sono vo seumfur op ouaruroresox fouped & souvutioy sns ¥ omtroxg zeUy FOP ‘2oresor of ‘sosaueduros A soqeals sns ap o1sadsax arjesoaqos & sezodns p suepour ‘onb uopeurnsozsdyy ‘(our ouro> sapepyesusiod sus oo ugHpupax uo) euNsDoMe efeq A pepuMasur e aTUIy sopeppedes sus ap oquoyureziojos :e opesy ‘upsaaw ns ap porynarfep & pupsazssalit « ‘popiaised-upisrums ns opuesusdusos Sareu -uopasd pepianse & ousmusno89 ns ‘sourunoy A sared wos UO] -eps ‘pepineidoos-pepunnodwos vf & owio1 us rompur{qosd ns ‘2p opeuacs9 ‘opnred un & sodmbo Sey ‘oprpnye wag 1s {fenus9 zeny p zednoo jp eazoryar {sono soy aorede “ugPuSUT us sousUE Te ‘onb ‘owe uo Opes onbune ‘oonsjsiozeu of ¥ anfoydor 9p o1ws1ur(o2 -idypo oj uo oxped A somenoy) sopean 8 sopeSopouroy ‘sayensr sns © sosoredesap 2098 :e opeSy ‘opmyu soy aubunw Sobouoscad soso 24 0N « Ssoueunay somes ap 1OUsU Jo 498 ap FLITE Ns ‘oatdypa OF uo TEA | ns qquesgruBisur 9 opedayar asmuss :e oped eusuas eas 12 ¥dHIO « sou, “Opeztion of ¥ woIrta=z anb A (pane ugpezmbrerof nbydur ugrerwasard op wopio yo onb urs) sou -opesgruSis sns uo suzenuspe pnd anb savaa sesozoumtr sey 9p arnp -ord ‘oumyp oyons s1so w9 opestapuos o]® UOTE ePeIADIE vn F7eET [que spur so uaBeurt ey so994 ses0d ‘ozauredw0> ‘um op osed un siqpaz anb spur ‘eopd eum equidsoraur anb worg spur ey -ared 3] $2098 SeNQ ‘(se s9 aonb ages anb ous ‘euaase vy wo 2A ovodwrea EI -ergeniesqo oq | eqn oxopoy wil nb of) varey-vz0j8 vy wyndere> 0 womeureppe ee ‘ond (epesaf ey anb yond} Je $94 ou anb) sozomeduioo sns woo yeyumIn epednt eam opuspap coxd-opuyzpaeio & (oan{ ap odure> jo ua) arucjape wpe asopuyisinp £ (eaoaq Anitr £ ¥503309- ‘pUAOF Ud 92ey OF O “A OU Tse Nb) [EAH UM ‘9p voreut!ey opusrpny> “(24 ou anb odmbs op oxayeduro> um ap) eiojed zy ap ased tm s1qi90a ¥ asopupIimp Jp ze79 warede oj onb woSeuNY eT i -odurap 1pp 0B] oj & Sutopeuoserd ofeqen [pp wosseudxo owoo ssuopeNGTEAS sepeurea Unmbpe ou wo ‘sodures samioxapp wo vpedojdsep ‘oxsoyrawur fof uo saxouaisod sauopesyipour se2od opts Joqey avaxed A wTUIO5| “ope ns ub guunge as anb ‘epuare] ns ap vo0d9 x] wo vpeatiuo ‘oxnpe tm 2p Uppedosua ayuouan207 vu reIe[ay aTUEsax=IUT Cox ‘Te yTdwIO[D exe | -(6or ‘#9d) opranga oy Copante oat wpruauafop ween vordus adag and pga Slnisod oun ap ugiousdvon ms uprago “orounfes mdoad ns wo oaare zp aflaaue ns as ‘saaypsuunf sazosansoad sash saquanf sus epsguontea 2 2ajatte OC 12 sopon9 so w sujoeul? 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Es interesante destacar Ja reaparicién de esta ensofiacién en la vida adulta acorde con lo que pude observar. Se presentificaba ante encruci~ jadas vitales 0 en situaciones en las que enfrentaba problemias a resolver. Funcionaba en este sentido como elemento asegurador y de estimulo pa- ra encarar Ia situacién presente, a la vez que como un paradigma de ac- ceso a una solucién titil y operante, en tanto estaba en conexién con el buen desempefio logrado realmente en ese deporte durante su juventud (i bien no lo catapulté a la fama) y a los logros efectivos obtenidos cn distintos niveles de su vida desde finales de su adolescencia. Reaparecfa también en momentos de caida de su autocstima, especial- mente cn momentos de relativa inactividad y més bien de falta de pro- yectos o emprendimientos en los que “jugarse”. Funcionaba entonces como recordandole de manera condensada sus capacidades y logros, in- tentando restafiar la autoestima vacilante y/o declinante; a la vez funcio- | 64 Rodolfo Uribarri | Delo observable... naba como disparador que lo incitaba a “ir adelante”, seguir “jugand no ceder al riesgo regresivo melancolizante, propendicndo al investimien- to y continuidad en el futuro. Dicho de otra manera, se constitufa en un elemento tréfico (progresivo), aunque mantenfa la vigencia de las fanta- sias infantiles (regresivo) como aspectos nucleares, o sea que se transfor- maba, cambiaba, ala vez. que conservaba, y era utilizado en circunstancias diferentes aunque homélogas, demostrando complejizacién y plasticidad yoica y del fancionamiento psfquico; lo que puede mostrar en accién, des- * de diferentes perspectivas, la compleja y fructifera operancia del trabajo de la latencia y su importancia en la vida adulta. Resefiaré algunos elementos sefialados por S. Freuid (1908c) e invito al lector a ponerlo en relacién con lo ejemplificado: “El jugar del nifio esta- 0 por descos, en verdad por un solo deseo (...}: ser grande y adulto. [...] Cuando cesa de jugar, sblo resigns el apuntalamiento en objetos rea- les; en vex. de jugar, abora fantasea. Construye castillesen el aire, crea lo que se Hama sueivos disrnos. Opino que la mayorta de los seres bumanos crean fantastas en ciertas épocas de su vida. He abt un hecho por largo tiempo des- ‘eutidado y cuyo valor, por eso mismo, no se aprecié lo suficiente. (...] ~El di- choso nunca fantasea; sélo lo hace el insatisfecho. Deseos insatisfechos son las fueraas pulsionales de las fantnstas, y cada fantasia singular es un cumpli= miento de deseo, una rectificacién de la insatisfactoria realidad. Los deseos de la per- pulsionantes difieren segtin sexo, carketer y circunstancias de vis sonalidad que fantasea; pero com facilidad se dejan agrupar siguiendo dos orientaciones rectoras. Son descos ambiciosos, que sirven a la exaltacion de la personalidad, o son descos evbticos....] ~ Guardémonos de imaginar rigidos ¢ inmutables los productos de esta actividad fantascador a las cambiantes impresiones vitales.[...]-Una fantasla do entre tres tiempos, tres momentos temporales de nuestro representar (...) sc anuda a una impresiOn actual, (...) desde abt se remonta al recuerdo de una vivencia anterior, inflantil las mis de las veces, en que aguel deseo se cumplia y entonces crea una referida al futuro, que se figura co- mo el cumplimiento de ese deseo...) Vale decir, presente, pasado fisturo son como las cuentas de un collar engarzadto por el deseo” (pig. 128-30).,“En la invulnerabilidad se discierne sin trabajo (...) @ St Majestnd el Yo, el béroe de todas los suetios diernos, ast como de todas las novelas” (pag. 132). 165 | Las cade sis 9p Tea E92 -enuo2uo 25 ssa eo “onan uye sexdponond sere FE PETERS EY MTF “pseu vf Ue aIuEEETTA UpPeOyAES A eBeosop vu opus -o] ‘adppred aovy as ‘oauepeur ugmeognuapr ‘onb ef ap epoIsTy ey wo ‘ugrsrourur vane ns A “.pepyear e 9p sopeurey,, soy ap “aINepUNoTD op “UNG Jap UOR@uOssap us aiveUTETeP wensanur 0 awapragqan jo uesazdxa aonb savonoura sey £ oxsa8 Ja ‘pranse ey (90794 [ap roperoqey -09 0 saueuedurose un§pe ouros) seypme ofeuosiod unSye woo 0 wistuOR “au ns UOD OUTS D019 [> TOD $9 UTeyRUDpr ey aaduro1s om anb FepET -98 ayuoruoauo> sx “(TE-OEF Spd) «jz wpa wy] u9 ws0zojop 498 sogusue0UE od spond unscastg vy us wasuonaua anb souorzou ap upssuaaduuon k popssuse ts Ory “popypuae wy ta 19 mand syqssooowuy supsustsadxe 00 w208 k uo swoefistopys 95 208204 79 “Ugpes fo wanes a8 “UstEapI0D HA08S}H Ty ~roagun eUa UaUIEA onb ssMOPeUOsUD UeUrEOUD ouTe UD HOS uo uemoysten as onb sepoasty se] “(6S6T) A9TIOa “I OTEUES U>Iq OLIOD -(oxas ono [p sod epg o ¥onyr5 ap oanout yexouad uo opusts ‘seunr 10d o[9s sepe -snq seno 4 souozea 10d sepnreduion serroasiy sex1o1> Aeq) 0x08 0/4 sopepo ap soda sono woo ugpepusiapp 9p 4 epusuoued ap 02 -uayupUIS tm WOD “eVFOAsTY ey 9p sofetosrad soy ap SApMAIS|IAA Se] OD owosm je ueIq%a onb sored soy wos onoresgnuspr ousmoMas Up (q -ezuanSiaa 0 vdqno ws seydozd sey osnpaur 9 sesa ap zeanystp aamuiad 2s [B10 -[Mo ef 9p UOTDeZTTEDOS BA wu: Ppp ssopupredure ‘epedardsap eyseamey ey ap UOT souswIguag sop usonpoud 2s wey “pur eumip uopeuosua yf UeITETIEdUIOD o uezedursa2 -sanuefouras tos sapeuore: ~tpour asopupiqey anbune se[ uo squoUERIe A soxgy ‘seiaqrOIsTY 9p seisqAoT UO SepArOA Sey ‘opdusaLo sod ‘,sepezyepos suopeyosus, uezysm as owg> 28194 apand “uaqny -w1 2] aquaMisu03 od A torsades vy zazaENSe waETE ToD tiedo ou apuop uoponpord wim ouroo- uppeuosud ef UsaTUHad as sopor ou one: UY BI --argeniesqo of aq | svequin. ayopoy oat | | “-somnpop soj eoraoe vy on vonywonns ugppeenos wm ap sured ouo>~ eapou ssreuson A asreoyTp “Wau 0 -offosresop [pp pepmupwoo yf zexTQWod © A peynoytp wun zwo1I03 © opuadnqmuo>- rayon 198 apand onb ‘e/Sojared vy A pepreuzou vj an -uo vypso anb ‘uppeyosus x] ap odn op uoPeUnos eum so anb ‘awouLIE -nopied ‘{ soueutioy & soxed uo> souopepps se] © OpHayax Of Us OpET|OH -esap Of Woo uoPE|p! ns ZejeuDs ox osed “euIDy [> Abe prepoqe ON, “sowrontresuad sous euiqysod A ,o1qureszayu,, Te zeBn] ep jse “E1290 as ual woo afeuosied un opuear> ‘opeusieun, e armoer wey ns aay ‘smmopauns 4 sepustiodxs smsedusoo womb wos JomMDopeIut tn op ‘ono pp wpussord e pepe wiso up azombpe enb epuevodun vy ensonyy “eu “e129 pepo ap sOUvUNEY UIs sTUDUIDIUANDAY A sored woD aausUUTEMOATEd {Epos G12eIuOD Jap sOpElsTE soUTE uD 1s9arede opong -oNEUTBEUET OFrae PP 2 59 ‘SepeuoHuaW eque ssuO!erapisuOD se] 9p seySMU LOquD >| [EN eye £ oumip ouans un e euraTe9 $9 anb ‘oumeuodumr ugpeUO] EO i | “epuaney vy op ofeqen J uepasar anb ‘soliasod epta ¥] uo A seoiBgjoorsdexour sersueordurt woo ssuo1seur ~sojsue soqpins A sepurgoad sns rexeymbe ered aas ‘oprenuod yp 40d ‘ub uss ‘esuaie] 2p posted atuapuaosenur 2 oupoue un 2p eprpsmur © zow2ut upPoeUOy wun $9 OW ¥I]9 anb TENsOWP Bred OuOD arUDUIAO smraMD}NIITNS Opis FGeY “eDUR] ap opoyiad Jap edoxd ‘uprowuasue 2 Stombyed upppetaiy wae aiqos sauopaoaid opus (LET ‘Spd) .wasizefo popsyoas 7 -2s wy 50 ou obfont yo ogsondo 07 “oszaf ap soatowa sopra 1p ua wepusa “ofeont ‘ns of4es us wus “paneauca pw Sopunua ar ops ua trios ou amb souodins ‘Sspuapy “wpnatte 24 anb uspso oar wn ua opunus ns ap sos ‘ogotp solo % osdoad opunta ux waso 2s sond “eaa0d un oncoa odes 25 wifont onb ou opos, seresony] UOPeaID Y A UOPETOSTA zy ‘OF -onf yp tyoauE> & vreduio> proxy “g anb [> Uo ‘rx operD [ep apuardsap fns j> ereous anb vyos Anu pepranoe eum ap wen 95 ‘sem sqnopor & apuadord anb ‘ropezyueB0 JOTEA To OES out pp uppemela «roped upouinertie [[ Eseucturacion paiquca y subjetvacion del nifo.. Esta autora, en otro articulo, alude a la diferencia de las ensofiaciones respecto del sexo, y sefiala que las producidas por mujeres (podslamos también decir que las historias dirigidas al pdblico femenino infantil) tic- nen més cercania con los cuentos de hadas, hay menos viajes y aventuras, ‘menos agresién manifiesta que en las dirigidas a los varones, cambios en ‘el cuerpo (0 situacién) de la herofna y es frecuente que la nifia esté dor- mida, desvanecida o inconsciente en un momento crucial del relato, ‘También podemos observar que la ensofiacién (propia o socializada) ‘como exutorio y compensaci6n puede tener a la ver un sentido de pla~ neamiento © preparacién de intervenciones en posibles situaciones fata tas, asi como favorece el pensamiento y la imaginacién; puede, en caso de estercotiparse en las formas y/o de excesiva recurrencia a ellas, ser un signo evidente de repliegue defensivo y psicodin4micamente pasa a tener otro rol. Un indice a utilizar para determinar el carécter patolégico de las ensofiaciones es (ademas de su frecuente recurrencia y fijeza de la historia) determinar el grado de aislamiento en el contacto so- cial, la patticipacién en las actividades grupales (particularmente las de esparcimiento y juego) y Ia creatividad. El latente tiende cada vez més a atenersc a los “datos objetivos”, a las regias demostrables de funcionamiento, a privilegiar la prueba de reali- dad, es decir, a un progresivo predominio del proceso secundario, con tuna notoria primacfa de lo objetivo-pragmético y un relativo acallamien- to 0 apartamiento de la vida de fantasia, Pero, paralelamente, vemos es- ta tendencia compensatoria de descarga y desmentida en la ensofiacién, con predominio del principio del placer; durante su despliegue pareciera producirse como una suspensién de ese otro modo de funcionamiento psiquico. Como bien sefialara S. Freud (1900): Syasan de cierto relaja~ siento de la censure respecto de sus creaciones® (pig. 488). Los reacomo- damientos libidinales y psfquicos de la latencia implican un nuevo equi- librio entre el Yo-placer y el Yo-realidad. En lo referido al juego, sefialé el progresivo pasaje de lo Itidico (por ejemplo, en varones, de las miiltiples variantes con muiiecos de superpo- deres 0 transformers al armado de objetos o a la prictica deportiva con pelota). Si bien hay cierto paralelismo con las actividades del pensamien- toy con la expresién “realista” manifiesta de las ensofiaciones, es intere- [ 168 Rodolfo Urribarri | De lo observable... ff sante observar que, en las fantasfas compartidas, socializadas, persiste la tendencia a ligarse a la realizacién magica de los deseos. Por cierto tiem~ po contintian viendo dibujos animados, donde, por ejemplo, se vulnera fa ley de gravedad o el personaje “aplastado” emerge vivo, aunque cami- nando “aplanado”, sin volumen, 0 realiza acciones imposibles, etc., co mo también en algunas series televisivas, persistiendo la conexién con su- pethéroes poderosos, aunque abandonaron su uso ltidico. Parecieran necesitar, més alld de sus logros evolutivos, restaftar la heri- da narcisistica inferida por la conflictiva edipica (en particular, su viven- cia de minusvalfa en tanto incapaz, de acometer el acto genital y su dife- rencia inferiorizante con los adultos) mediante su participacién identifi- catoria en Jas producciones socializadas donde retoman su alicaida enso- fiacién omnipotent. Por otra parte, las “nuevas” series animadas no han cambiado en i que, como provienen“bésicamente de Japén, muestran Hientales de ojos rasgados y un disefio grafico muy diferente a , pero los personajes heroicos y sus superpoderes o habilida- des siguen en el centro, asf como la lucha contra el maligno de turno, las alianzas, traiciones y amores, més alld de las “novedosas tecnolo- gias” que introduzcan. Es destacable que la agresién y violencia desplegada en muchas de las series ha crecido notoriamente, quiz4s en consonancia con lo que ocurre en la vida actual en nuestro planeta; probablemente sea éste otro de los aspectos atrayentes para los nifios, en tanto, via identificatoria, facilitan su descarga agresiva. Puede erréneamente pensarse la presencia y persistencia de las ensofia- ciones como “fracasos” en el dominio y sustitucién del proceso primario por el secundario. Acuerdo en plantear la relacién entre ambos procesos en términos de colaboracién y no de antagonismo y oposicién, A. Green (1990) dice: “Es una concepcién demasiado rigida o demasiado ideal la que nos leva a pensar que se trata de transformar los procesos primarios en procesos secundarios. Mas exacto serén decir que se trata de instisuir wn jue- go entre procesos primarios y secundarios, por medio de los procesos que pro- ‘pongo amar terciarias (Green, 1972), que no tienen mds existencia que Ia 169 | aa A sofsour are iopeaes ‘oroueduiod yes] outoo (‘219 ‘Auiod ‘oxzod ‘ojftn0d) | Teurpre un vos epyayor ugHepreA eo AeEy “esousyod ouourendspo A ex ono wa { seuraey sepm{ -11 se] 9p uPesuadaros eu 9p oPTArDS [e TeIso UpIquTE opon “g-Mp2105 | ns op aduaso un gacoaaad 4 amb k w2sop amb wpsopusmu & owe “uypousey ‘of upon gp 24 ab asayudues try easng OWTU Ig “ euoPUSU tomb ‘pRey perry squsuopaisod 4 proxy “g exezrfeue onb A eype epuaipne ye we] -ade anb sopanbe'e saruefouos wos somotpaxBut sns ‘omarey oun {spoK P tied a[qeadsoe so anb opour un 2p sozdspo soassp sns exed ojumm [> auaRqo 20I9y Jo an sel wo “oopd ype foarte op supsodsey - onpateg eau (9 ssoxeyouag opemmupe { opeure wa vaso} as erueUT ¥Is9 aq] “eyDODE eUIITG -oxd 0 oa8yad wex3 un opuend (219 Goseus oueaHZaY ‘soxNpe) sONO Soy anb oprforze 0 pqgy ‘ozaTy spur 798 9p sensone ep “219 ‘oprump Jo “ugId “Uns |p TouDUE offy ,> anb vy wo ‘so ap upistoaus w] ap mysusunf UT (q a DUD 70 aeestuseotes $50 A souonbad soy ap sonsspugsuns supsuaunf b sasouas soy azompossus spond ‘tanpas amb 70 Quasuca afouossad oor pousun tn uo, “wradno03 So] sou -opemuis sesonsndue 0/4 seso8sou sen £ (soxped 0) azpeur ns & opzord ou “fa un sruourexouss anb ey uo ‘upsomaadizas Kupspagd op mpserunf wy (e “oruouroaarq prepeuas o79s aub ‘saynuey =a soztano soy ap sword sepsesuey seazap> opeuasoz ey (6g6T) J9TOd TT soppauufiug soruana so] ua sustsyq susseun Bf eigenesqo oj aq | ezequin aopoy ont | -opsoraponbrs 4 ugpeRdure ‘ugpezyqess? Ns Opus7270A ny Squsurenmnus wosngut 9 uePDoTODFeIuT 2s onb soss20xd wos “oor -y8oxs ourtaes Jp 4 seapa{qnszequr souopeps se] ap ossadsax OpryDS “ar oy & siusmrepered weonposd as uppeuteur ey A oyuarurestiod Jap ugpeydere| ey “esuoxey ey osremp eBoydsop as onb oombysd ovexede PP woHerfayduso> op ofeqen suz0U> [e UEPNTE uPqUIED OUTS ‘OjNSUy ‘ox10 apsop |ssuopeuosHD se] UeaTEUTUD o19s OU sqUOPETSOd SASH (LIT Sed) azuepiosu0> ugods7t0D i “(Ge-pe “Srd) .aspad 079 nue wos 226 pu, “owwspraon upta w] uo onb onastus of suptsfas sys sopertE susdso sopwpiasion su] tea soya & Sopotzsspea0s ns ap Lopwads spus ozs 12 anu upand opuvsypoue yo anh op opwens sonruesad so # waustwop sopeup -tengas sosaapad soy anb op omuws wanes 25 ou “wzoan praag anb of upsassodo tua ‘osvafa wry “sxdowcowos suiso 0 0 tpanlg 2p soruawuensasus 50350 1 SOpAvt9 124 soseaoad antunyy oBuodoug, soseaoud ap wpaoBeewa wazaces un 21syce onD dusted suspawos onb osapssuor "ugrounass 1 ofou weauasaudas nb svsso v oxudse cvlop vend unBagsop os & Sopruosstaoad souossnpouos b ssvapdia aus of and uplag 25 Ussuousespe ua onb sapgpeayf souoraucs 47991qH482 3p “cauouepodousad ‘odes 42s onb suowoy 1 pwpsaou pupypose vf svypndas tas b wnnljsd popyvas ns stsuousop uss eao vv un vy op.aused apond OL 10 amb suains ‘opos agg “vessel gai wap sopeepunsas sosro04d 54 y ogsacap opos anfou uss vazlgns upzes 1 ap sopmuead sosz004d 50] 2p 819 -ucasyes wy kasouozad ap auidwa 42s aponday, 70 anb suodns axgusosap ap ogwoe anh upsounys wT, ‘sey ONO UO K *(SB BPA) «teppoupee ap sosev04d 498 op [ep uopeanelgns £ enbjsd uoiseunionasa [J Esructuracién psiquca y subjetivacin del nifo.. desyenturas. En otros casos, los mellizos aparecen como caracterolégica- mente opuestos, espacializando en dos personajes aspectos disociados de una persona, como en Principe y mendigo, de M. Twain. En otros apare- ce como reaseguramiento fasional en el que los personajes sienten al uni- sono, més alld de la distancia que los separa, como en Las hermanos cosas. No entran en juego aspectos competitivo-agresivos, ni de rivalidad frater- na o con pares, ni de la sexualidad; queda més bien limitado a lo tierno- carifioso de una relacién sin conflictos y al borramiento de diferencias, movimientos defensivos que se ven facilitados con la utilizacion de anima- les. Por otta parte, el mellizo 0, disfa més bien, alma gemela, u otro yo, lementos que lo conecten con lo descripto por S, Freud como el doble siniestro (salvo en el caso de historias del tipo Principe y Mendigo, en las que podria aplicarse este concepto en su develamiento) £) Historias del “no tener”: que agrapan quizés demasiado abarcativa- mente diferentes tipos, pero que en general deben su especial atractivo més que al personaje (héroe) 0 a la trama que desarrolla, al medio 0 en- torno en que transcurre, que incluye al “sofiador” cn un ambiente o si- ‘tuacién deseado y fuera de su alcance, y a través de la cual se siente portado como participante. Entre las agrupadas estén, por ejemplo, las historias que transcurren en prestigiosos colegios € instituciones, las de aventuras (scan hist6ricas o de ciencia ficcién referidas al futuro), las de grandes juegos 0 gestas; as{ como también las biografias, aunque en és- ‘tas es importante el papel de modelo a emular del personaje, que contri- buye a la conformacién del ideal del Yo. 8) Relatos tempranos. Delinea la situacién a través de Winnie- the Pooh (Christopher Robin Stories), Dr: Doolittle, Mary Poppins y El viento en los sauces, dice: “Agus hay obviamente cuatro muy diferentes cuentas... ipero gut tienen en comin? En cada relato encontramos un grupo de leales ami- 50s, y un Protector que puede-bacer magia...) Cada micmbro ds este grupo tiene dones, habilidades y debilidades tonicas. En bistorias de animales som de diferentes especies y en realidad no conviven {...] Ningtin miembro es defini- do como menor 0 mayor, ast como masculino o femenino (excepto los nities de M. Poppins). El sexo del protector-mago esti dado, pero él (0 ella) tiene una edad o apariencia donde la masculinidad o feminidad genital es de escasas consecnencias [...] En estas relatos, las dos grandes dicotomas, varén-mujer, jim naman Rodolfo Urribarri | De lo observable... f mayor-menor, que impregnan y dan forma a nuestra vide y producen gran ‘resin sobre el Yodel ni, son mayormenteinexistentes* (pig, 427-28), uno con el otro, con amor libre de conflictos, sin cel que no son comparados y no aluden a vida familiar del grupo de amigos. Ademés, destaca que, a diferencia del resto de las, producciones (particularmente los relatos “ ”), en las que cl/los personaje/s central/es, a partir de las vicisitudes afectivas en relacién con los eventos de la trama, se ve/n modificado/s, cambiado/s, creci- do/s al final de la historia respecto del principio, en este grupo de rela- tos no ¢s asi, los héroes son estéticos, sin cambios. Cita un comentario que le hicieran con respecto a la similitud de estos personajes con los ha- Ditantes del"Jardin del Edén, cuya vida serena fluye sin lucha, crimen o sexualidad. Es evidente que estos cuentos se basan en la desmentida de las diferen- cias ya mencionadas de sexo y edad, consolidando una fantasta idealiza- anhelo de evitacién de las angustias y dolores del crecer, en un intento narcisfstico de ser el “nifio feliz. eterno”. LENGUAJE Sintetizando lo ya expuesto y adelantando algo de lo que desarrollaré, insisto en el cambio que en este perfodo se produce en el discurso. La verbalizaci6n adquiere paulatinamente preeminencia respecto de la ac- cién. El sentido ya no es predominantemente expresado por lo corporal- gestual-movimiento-lidico, como en la primera infancia, sino que esos canales se restringen, con paralelo incremento de lo. verbal. No s610 co- mo acompafiamiento o complemento de palabs significante verbal ¢s un anudamiento 0 confluencia de lo trans, lo inter y lo intrasubjetivo, 1] Isat -eyseatieg of 2p ojana ose2so wo ‘03212409 oF ¥ opeBode ‘oandyssop wuz02 295 “eAISTIE 4 eaisordxo vzonbu opxord afenSuaq Jo anb soperexs wes upIs> soatsuay | 9p sosmzaz soy anb soy uo soumt soyjonbe uo osjes ‘euros Jap anBoqdsap P Uo wezepmue 2s oxdtasosd of £ oadyzssaid of apuop ‘vfafduro> sa0an ¥ eureN BUN ap OPIATES [e sOOHOBaTE A sooOFEIOU ‘soopEFES sosmoor ap epuaseid yf upiqures ours ‘afenBusy Jap epensope syUI ZeA epED LOD “ezTTAN wun soU!eA 0]9s OU $0189,uD ‘soatIND 0 ssuOHDIsoduIoD ap wmmITID “82 | wo eszearosqo spond owtod ‘osonbyr> & wzifofduson os axe [5h “odiona pp spaen v sessentry A souopours sel op upisordxo vy vogpout A ofumnsor 98 onb ome we “wospour Bf op axtauITENSt 9 “(eogpI# uoIsoxdxe ey uo o[durafs 10d owroo ‘sourjd sono wa ugiqures eBoqdsop os on) wz08Te ¥] ap uopezTAN sorDsod A ugysuarduso9 x] ams aonb opoyiod 159 21 -uemp Upiquies sq ‘TexIua9 geBny um edno0 afenBup] Jo anb soy wo ‘O31 -e[ ono A owsagreur opraazto9 tm op epusisne ef uo uepydxo os anb souopefnuios seaso v zeBny wep anb “(gArodng yop eoueredo) pared 01 & opiqryord of woo ugHelpr us ‘usrsuosur-squ9!ssuos02d-o3u9 -suoo ug EDUDTEp sauaPAD FI e sopesy] Uys. uOTeZtoquus £ WOTsNTE ‘oauspmriqnone ‘owusrureze|dsop apuop ‘epuasey Bf ap ofequn [op UOIS -o1dxo wos ‘ouons Jap oxsoyuvur opmrsquos JP OWOD ys" “OISTID THT -onerede [op ugpezrfajduioa x A ugmezqoquis ap peppedes epronbyrus zr woo et -opejar as epnp wis anb of ‘esuor ef 9p ugezqN ey sounsye uo £ “(soy -reqros & sopreqanasa) saastyp Soy 30d saaiit yo TBs souraa azuowENSy ‘souopentisur sepeppA se] rod opuesed ‘soprqmord soprusiuo> ap souo1s “Ie serep © ,opnuss uIs,, serqejed 9p souorsnadax sey wo ugiqure ‘sez -uemarpe A souroynnas ‘sesqured ap sofan{ us opezqan afenSu3] fo w> 22 -uosord upiqura Joey 28 omr>rureyNI0 { uOPEMUNSIP ap PEpTEND ese -soppamt A somqury sovunsip ua sepuaragp A sezuelouras 9p epanbsnq ey ¥ taiquras amb ‘seapperedwro sew0y sey SOWA BaUT vasa UE ‘ooqyournsids on8oydsap fap sowarED0UOD A seysondsaz ap eDUas TS Ty wiowep onb ‘tapeSorranur euog ns ¥ esuarmDos F| OWOD jSe fTesTLED JOP -emopre owtoo sabsod ap ospard spur osn un se10u sowopod ‘oruarures anuo eDUDIIFP BI 2p UOPeZTUEBIO ¥] vppaos osa20xd axset “w793919 STuEMDO ‘Ios apand onb oj “Tenata of ‘exad so 98 amb of v satuiox onb omuny upiqurea oon ‘eisyeay omuaTUrestIad Te adnquuos|onb aquosaxd A opesed ‘oroummd ‘opucururtostp wea 2§ °,(OP -esed) 142 of anb v (a1wasoxd) sounfnf ab afeq,, :82[01 2p OBant Jap e -sondoad e1sy> B| U9 oulo> ‘saTeqzaA sodwian op ugPIsodradns vy ‘sorta soy to auamenodse ‘rearosqo siusnsoy sq soHoI A vombysd pepyeox dno que1e LO_URSTP By uespoud A ueloyer soqeqias sodurop Soy -equansty 9 epuazap 28 onb odurop um wo A’ou o pepmrgnseg e| Us sepeoreurma sorqureasazur 9 soe] op seutioy seaants OX TE 0290, Soto -pppr seaontr sey o3trea U2 seSuaIOTp se] 9p UOPezIuesIO ¥I e ren] OPTED “pepyear ap ordiouyd jap epuezado yf ‘orrepunzes oss2oxd jo epeund op _noqrmbpe ta 0199 owayrueus 2p ouod emusaey Bf w9 ofendu2| [POF Ta. | “Ug[sNSSP-tIg}PEMIOYTOD Uf ap mA 10d fouoysezrmeS001 & souopeaqueaiosap opuesaAEe ‘OPEN IGT Sruourest¢y £ opensuasuos Joqes Te ‘seprusisos aytoweuopours A 022 “ns wpvo ap setreunStr0 sejsentgg Se] U2 sepertase ‘So[RUWUY SeIUIIID Se] 2P (opeqese sizaureizjduon eum) ofesed as9 uo oxsouresued Jap souOPe? “gxpow soy (sowrerpuadoprozur wos) exyigssod A eueduiose orqure> =I9eL \ somomeugns seno epey ourures yo axqe “(aqqpsTwusueEN 2pus 4304) sono, tos opnreduios o8fpy2 owos A yen UO!ISUE Ns ap SFat -ape ‘onb ovoreuryqns oxo un voyduyy‘soqeue sono Uo of soppuss ap s0pep A tigisos so zoa ve & Teqyoa ugysaxdx9 e roy jop uppennelgns A ombysd uppeamonunsy ff [J Eseucturacién psiquica y subjetivacin det nifo.. SENTIMIENTOS Es titil recordar que S. Freud sefiala: “ocwrre algo que ol Yo es totalmen- te incapaz de conceptualizar pero que, si pertenece al orden del lenguaje, wresarse de tal 0 cual otro modo*. Siguiendo a P. Aulagnier ré que la nominacién impone un estatuto a lo vivenciado; lo ", surge un enunciante que, mediante la comprensién y la apro- piacién del lenguaje compartido, lleva la vivencia al terreno del proceso secundario. ¥en este movimiento, que realiza el sujeto en cuanto Yo, se otto, la relacién que los liga y el afecto producido, que a par- tir de la nominacién se transformaria en sentimiento, lo cual implica el abandono de una representacién mediante la imagen de cosa corporal en. beneficio de una imagen que se refiere al otro (pags. 145-46). Se rela- ciona con lo desarrollado en el capftulo IV, “Preconsciente”. Durante la latencia (si tenemos en cuenta el capftulo anterior y lo se- alado respecto del pensamiento, la actividad corporal y de juego, asf co- ‘mo el inicio del camino exogémico), se producird una notoria ampliacién, de la experiencia emocional, asi en el registro del placer como del displa- cer, tanto en la relacién con los otros como con el propio cuerpo, que en cuanto puede ser nominada y procesada en el registro del pensamicn- to secundario contribuye no s6lo aun mayor conocimiento sobre sf mis- mo y las relaciones con otros, sino a un control y adecuacién de Jas res- puestas que implican una ampliacién y fortalecimiento del Yo; caso con- trario, persisten como vivencias corporales (tensiones, dolores, malesta- mo equivalentes de afecto o incluso organizarse como afec- mmiticas. Es de mi interés delinear algunas ideas sobre este t6pico que han sido poco esclarecidas. El sentimiento de vergiienza no se despierta en la intimidad, no se pro- duce sdlo como resultado de la relacién intersistémica, sino que tiene que ver con un otro que percibe una inadecuacién del nifio, frente a lo cual éste sc siente como “descubierto” en algo que no deberia ser “vis- [176 Rodolfo Urribarri | De lo observable... to”, reaccionando con vergiienza. Si bien este sentimiento ha sido atri- buido a orfgenes filico-exhibicionistas ¢ incluso puede ser observado en nifios menores, en este periodo adquiere relevancia. Surge ante una sen- sacién de pérdida de control instintivo, o un equivalente desplazado de ésta para el sujeto (por ejemplo, el “mancharse”, como expresin despla~ zada de pérdida de control esfinteriano), especialmente si se hace pibli- coy en particular frente a sus pares, ya que para el latente es muy impor- tante cémo es visto y valorado por ellos, enrojeciendo al ser descubierto, pues siente que todas las miradas convergen en él. El pudor, en cambio, es una formacién reactiva frente a las tendencias exhibicionistas, mientras que el sentimiento de vergiienza aparece frente una acci6n en la que se “falla”, vivid como descontrol o incumplimien- to de un ideal esperado. En otros términos, el pudor corresponde a lo pulsional-objetal, mientras que la vergilenza remite a lo ideal-narcisistico. Por extensién, otros elementos son sentidos por algunos nifios como defectos fisicos, la inoperancia o la posicién socio-eco- némica, especialmente si su grupo de referencia (en particular el de pares) hace de eso objeto de burla o segregacién. Por tanto, la tendencia es ocul- tar la falla o el defecto, tratar de evitar ser visto. De ahf que, en parte, los engafios, las fabulaciones, las mentiras y los ocultamientos sean frecuen- tes en esta edad, como intento de solventar la vergiienza, pues lo que la produce es tomado como irreparable y necesita el soporte de In acepta- cién y reconocimiento de los otros. Por ejemplo, un nifio decia a sus compafieros que sus padres no lo de- jaban ir a dormir fuera de su casa, cuando en realidad, como era enuré- tico, no se animaba a ir a otro lugar en que pudiera ser descubierto en su. “incapacidad” que lo avergonzaba. Tradicionalmente, las mentiras han sido ligadas a la agresién como etiologia, pero desde esta perspectiva sur- ge como mas importante el sentido de encubrimiento para evitar el sen- timiento de vergtienza ante los otros. ‘Los sentimientos de inferioridad, a pesar de que a veces estén unidos a Jos anteriores, no estén ligados a tendencias pulsionales o narcisisticas es- pecificas, sino que son, més bien, la expresién de Ia frustraci6n en cual- quicr 4rca donde el logro yoico es vulnerado, sobre todo si los pares ac- 17 | Tect ‘oBon{ yo woo axmo0 upIqures OUtOD ‘sauOToe sns ap PEPIEVOPUN Y 20d oanalqns oyzarareaorssod un Uo Jsv> asOpUFUIOR “Up!DeNSeD PI 9P PIO epuary Fy ap ofeqen op somroruresso0xd sofeyduoo ap opeysos |p & 08 oy fe stuay wisispreU JoDe|d o euasozdas Js Ip wars ¥ 9puOp (FOT “Bed TL61) atouoroun szong w sapucady opond nb of fos, ‘so eUANIA P| UAE p to onb pep v WOE “a ¥ ADT] ors9 ‘sopeztesTe soTeOPY O seIaTE ‘solez “qpuaude soj uauan 3s op osuanumUas- ered aonb woPAquaued ¥] O99 +(ondsouos fe nosTEETAA “M “eS -so10 2f anb opauss Jp Ud) JI9S OsfeF JOP OfforseseP Te ADIT O[ ab OTpout [p Woo orseiu09 ap A exosso102 emATaqoo wm wyse0au 9s oMb ‘ensoTET Ds opor Ow Epos OLqurvoraIUT op eptA Bj US anb auqnosop OUT Ig “EPL “ud eno 4 vonqnd epta ean ayuaumTenpers asopuyuodied ‘sounsye wo OT 9s aureduroo as anb ‘ourgus of & spur ZaA epeD OpUCUGUOD UEA 28 SOIIUE “id soy {sox08 soy u9 owoD soatrarUIBUDS so] Ue owes “opeand of K ooriqnd oy anus zepussapp ¥ opuorpuside a 9s “upiqures ‘onb ous ‘rensout a7 -omb 28 ow ezttansiaa 0 zopnd 10d anb oyfonbe ofgs oro3098 25et{ 95 ON, ‘opronaax jo uo ansisiad opustpnd ‘pep -jupur ns wo vsuord of { opymso of 10d opzizaye duo spur reponb apuon aquerey fo ‘pepranse ns eHUBUED & ,oPePIAjO,, 2pand Oans9Fe OPAL “eis9 un op oBany anb squarepaud jap ePuaraRp v ‘ond swan uyLqUIeT, spepojos wa ze107] [2 waxuxrod 98 apuop ‘o1ns0 oxpaut ren] UNSC fo ‘ezard ns ¥ ‘oueg ye artouepemsoude opuayes ‘opeas> [9 wL|ap ONsor zis semuoru ¢,s0310%y,, ow09 asarede ap opuEIEN JONUODsop Jp z€ita9 10d uezraryso 98 ‘soprpuoidex wos opuens ‘onb zeasosqo asuansoy sy “Teuo! -ourg opeiso ns TeBzeosap ered ‘sono SOT ap BIstA ¥I 9p BONY ‘OpeLTede 123 -nj um wa asrerSryes 0 asrexisou9 uessng ‘eqs o osteT| axoTUaTOId say an . 08fe azuy “sproqsop of A reurwop epand oj ou ‘pepisuawur ns rod ‘onb oajes “peprampur ej © ojreuguos e spuan as caued o] 10d ‘so\dosdust sox -2Gny o ssuopenrs waite as ‘sono ap esuasa:d ¥] epnya 2s OANDaze O[ 2p uugisosdxo ey 9 anb so esuapuon yf “epuarE] vj uy “weaA so] sous ap A "uyiso apuop te zeGn] Jop stusUIuo~pusdopur wessogTuEUT 9s aauOUUTEIOT -08 A saqqeammsour wos souanbad sourt soj ap seanoaye souosardyo sey sorenfureyesix2 Pep -Home op semiy ug}aeogruis roXeur uoxombpe A ‘exadso opus ns anb Bl -erqenesqo oj 20 | swequin oopou | | ea | of ap & seiout sns op oxmorudums fo Uo “SopepHIqET ss Ap O|OHESOP PP {uo soufoy 301/704 ‘spt z0a epeo ‘opmeniax ta 25 j8 ap PUIRSD 2p OvUDILT “uss ns ‘esoxHoad azuatey Jp anb eprpaus e ‘onb xeoeisap ayreaodear $= -(qeapy OX) soonssparen sommouu379 9p wausistsiod vod ‘pepHOH -aguy 9p o1ugrumus [p & (epuaosaqope wwe prepyosuo> & grezfoyduio> as anb) 0K. 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Entiendo que el sentimiento de sf, ademés de vincularse con las activi- dades realizadas y los logros acumulados, esta condicionado por el sen- timiento de pertenencia, el lugar otorgado y la aprobacién obtenida del \e aumenta su peso relativo en raz6n directa a la pér- iniones de los padres y que lega a su apogeo cn la AGRESION En este perfodo es més frecuente que se enfaticen los destinos libidinales que los agresivos, asf que trataré de caracterizar algunos aspectos. Como ya sefialara, en parte la agresividad carga la nueva instancia superyoica, lo que da cuenta de su severidad y crueldad. También es canalizada a través de actividades sublimadas como el juego, ¢l movimiento u otras (como romper, cortar, serruchar, clavar, borrar, etc.) y enfatiza en especial la competitividad. Pero hay ciertas formas en que la agresi6n aparece més directamente con las caracteristi las mentiras, los insultos, a los pequefios dafios “a ocult: escuela, el molestar o dafiar a otros desde el anonimato, las trampas en Jos juegos, hurtos, la crueldad con los animales encubierta en el afin de conocer y experimentar, etc., suelen ser transitorios, oscilando entre lo normal y lo patolégico. En general, en todas éstas, se nota la tendencia a ocultar, disimular y encubrir propias de la organizacién psiquica de la latencia, ligada a la inseguridad por su fragilidad narcisistica jaqueada, en basqueda de resarcimientos* y secretos triunfos, lo derivado del complejo 5. En las mentiras a los padres habia que tener en cuenta, fl ocultamiento por ‘no reveladas o esclarecidas por los padres y que el nfo vive camo ocultos os, mentiras 0 engaos parentales, que le generan rivamente le mentira que sienten haber sufrido, Se une a esto | 180 Rodolfo Urribarri | Delo observable... ff de castracién y posible busqueda de castigo, asi como enclaves agresivos derivados de etapas previ Quiero resaltar Ja aparicién de una forma agresiva hacia el otro (en especial, las figuras de autoridad), pero muy encubierta y bajo esti socialmente aceptables. Me refiero a la utilizaci6n de fa agresién pasiva como modo de desafio y a la ironja en el hablar. Empiczan también a realizar gestos, tomar actitudes posturales 0 decir frases equivocas o de doble sentido, destinadas a atacar, pero de manera poco visible; pudiendo detectarse cl. monto agresivo en juego por la intensa reaccién o sentimiento exagerado que provoca cn cl otro. Por otra parte, la vida grupal emtre pares, que surge casi como imperativa para el normal desarrollo del latente, se presta para la descarga agresiva. Més alli de la competitividad, vemos que la hostilidad, la rivalidad exacerbada y cl chivoemisarismo dominan por momentos la componentes agresivos més que evidentes én de Ja relacién que entabla el grupo con los diferentes maestros, cuidadores 0 profesionales, en donde se pueden observar fendémenos semejantes. A diferencia con la primera infancia, en la que Ja agresién esta més ligada con la descarga pulsional y como reaccién a Ia limitacién o coartacién de lo descado, en la latencia suele predominar Jo relacional con el otro en tanto amenaza narcisistica, sea porque limita o tan sélo porque puede, logra o supera las posibilidades de uno mismo. Estimo que lo agresivo, al igual que lo libidinal, tiende a buscar una forma enmascarada de descarga, aunque ¢s menos conflictiva su ‘emergentcia directa y, por ende, més frecuentemente observable. ‘de homologacién con los mayores, en tanto “puedo hacer lo mismo que ellos”. Detrés de estos elementos ec entrevé ficilmente la exclusi6n edipica, la rabia por el secreto sexual, la injuria narcisista y su biésqueda de reversion, etc., jugados en el escenario darente 6.E. B, Kaplan eefiala en las nifas una tendéncia més marcada a mentir que en los ‘Yarones, apuntalando con ella fantasias de autpengendramiento para promover su satus entre sus pares, Los varones, en cambio, canalizan més la agresion a través de lo ‘motriz, més hacia el exterior y la acci6n directa. 181 | VIONALV1 3G Ofvavul - ——a = A} O/Nnjjde> PRECONSCIENTE En lo expuesto hasta aqui me he referido, casi sin mencionarlo explicita- mente, al preconsciente, que sin duda adquicre notoria importancia en es- te perfodo, tanto por su fincién-y por su ampliacién, como por las conse- ccuencias psicopatol6gicas y clinicas durante este lapso y posteriormente. En lo desarrollado acerca del aprendizaje, el pensamiento y las ensofia- ciones, me he basado en caracteristicas de lo preconsciente, y en la inten- say répida organizacién que se produce de éste en la latencia, que sub- yace y posibilita dichos procesos. En general, cuando se alude al desarrollo del Yo durante este periodo, se shace hincapié en las capacidades efectoras, de dominio de su cuerpo y de! ambiente, asf como de los procesos cognitivos, sin duda importantes; pero se pierde de vista que la piedra angular de estos logros es un silencioso y ar- duo trabajo en la estructura psfquiica. Algunos elementos los he menciona- do, aunque estimo fundamentales los cambios que se producen con la cada ‘vez mayor ingerencia en Ja tramitacién ps{quica de la mediacién precons- ciente, verdadera artifice oculta de las modificaciones manifiestas del Yo. S. Freud sefiala: “lo que hace que exisia un disfras, una elaboracién ont- rica, es tambitn lo que hace que haya una puesta en latencia pulsional en un cierto momento del desarrollo infantil” (segan B. Sacco, 1987); eviden- ‘temente, el encubrimiento es correlativo a la represién secundaria en la la- tencia, y es en este perfodo que vemos establecerse con firmeza las defor- maciones de la elaboraci6n secundaria en los suefios. “Esta proximidad de claboraciin entre suetiosy pertodo de latencia es entonces afirmada por el rol del Preconsciente, que es l artifice comsin® (Sacco, 1987, pag. 793). 195 | [asi -oxresep Jp vied axe upPaUny ‘UpPUDTE Bf ap OPPoIEfo [> Bdax0AEF A eH -od ‘orqy yB9U9 ap sopeprued seyonbod nBinp ap Proaiod a Ter un ‘onb 0389 aod sq ‘sexopeqamasad seapt ap woua|u0o vy & oBar0xd wo ugpUNy-ns opusnsiston “euoI9Is onb owos wqnous A owIOF=p and or =e} 59 Ou apuop wa “(sUBPSUODaUd ¥ aIUDTsUODMT ap afesed jo Ua wIado enb) emsu29 wound ef ap epusrapp os amb ‘sus!suo> A saUIDsI0 oid enue aru Jo to s09|qQeIs9 28 ob emsuso xpundos vun ap WORE -ede ef ‘oarafasuooaxd Jop Up!2ePHOsMOD A UOPEDUDTERp eI wo ‘OTeISIC. “sopnuss 9p ssuoperdure & souopeppsrenut sns ‘soauarar -euapesus sosiaatp 2p pepriqysod o3uey u2 1opasanbuus anb zoa ef & oo Jos omuorureuorsny [ap opeznerpaur A ofsjduroo spur SamaraRp oar un ¥ ofesed um ua eBreasop e 2p upHLIOQEP & BloWSp woD ‘souEpUNI.S uo soueud sosozoud so] op ugprumoysuen ¥ vos o ‘omraTurestied jap OID -ezyuesz0 y A (eaqured 9p ugrermasardas & af F woo (2809 op uppeauDsardar OMOD SopEUIO? “AT seaqered se] ap soorspasaupy ‘soaprpm -eps ‘ommrugrows ‘onusrureze|dsap ‘or 2oye A souopenys seped yAyUTattoy soxsadse soy ap WO! 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La atenci6n estd también condicionada inhibicién de Ja descarga motora (el poder “quedarse quieto”) y mora de ésta (capacidad de espera), ambos pasos previos a la subli- macién y caracterfsticas del fancionamiento preconsciente. Como ve~ mos, uno de los cambios prominentes durante el perfodo de laten- cia, como el aprendizaje, est4 posibilitado y condicionado por lo preconsciente. Podria decirse que la sublimacién sélo es posible si hay mediacién y procesamiento preconsciente. Por otra parte, podemos concebir el arma- do, organizacién y ampliaci6n del preconsciente como una inbibiciOn de la descarga, una redireccién de la energia pulsional-y una adecuaci6n a cédigos culturales (lenguaje), que definen ese proceso como una subli- bien el preconsciente es condicién de idad, su creacin y organizacién ya constituyen una sublima- cién.* Curiosa paradoja en la que proceso y producto se entremezclan y codeterminan. No seré dificil para el lector repensar lo éxpresado en los capftulos pre~ cedentes, a la luz de lo formulado, sobre el rol central de lo preconscien- te en las caracteristicas de la latencia y en sus adquisicioines. Es caracteristico de su fancionamiento la utilizacién de energia ligada, a través del proceso secundario bajo la preeminencia del principio de rea- lidad; no obstante, puede a veces reconocerse la influencia del proceso primario y la predominancia del principio de placer como, por ejemplo, en Jas ensofiaciones. Cierro esta apretada sintesis, citando una de las viltimas referencias al tema de S. Freud (1940): “El interior del Yo, que mbarca sobre todo los procesos cognitivos, tiene la cualidad de lo preconsciente... Sin embargo, no serta correcto hacer dé In conexién con los restos mnémicos del lengua je la condicion del estado preconsciente; antes bien, este es independiente ‘de aguella, aunque la presencia de esa conexiin permita inferir con cer- sean la nasuralese preconsciente del proceso. No obstante, el estado pre- consciente, singularizado por una parte en virtud de su acceso a la con- 1. Me excuso por no poder recordar de que autor tomé esta idea. [193 Rodolfo Uribarri | Trabajo de latencia’ ciencia y, por la otra, merced a su enlace con el lenguaje, es algo particu- lar, cuyn naturaleca estos dos caracteres no agotan. La prucha de ello es que grandes sectores del To, sobre todo del Superyd —al cual no se le puede negar el cardcter de preconsciente-, las més de las veces permanecen in- conscientes en el sentido fenomenolégico. No sabemos por qué es preciso que sea ast? (pag. 160). Si bien este pérrafo no es suficientemente claro, pareciera aludir a la importancia que lo sensorial y lo afectivo pudieran otorgarle a lo pre- consciente, que se establece como un lugar de pasaje, donde a la vez se producen modificaciones (la ligadura de la representaci6n verbal con la representacién-cosa), que puede ser influido (por lo sensorial y lo afecti- yo), aungye lo afectivo puede llegar a pasar de lo inconsciente a cons- ciente sin pasaje modificatorio por lo preconsciente, como evitindolo (Green, 1990, pigs. 330-31). Podria pensarse la funcién mediadora, de paraexcitacién, de rela- cién, de puesta en sentido y en palabras; del preconsciente, como un derivado interiorizado de las relaciones tempranas madre-infans (te- niendo en cuenta los trabajos de P. Aulagnier), que adquier: ticular vigencia, organizacién y ampliacién como central de y cuya mayor o menor efectividad y operancia dependeran de la cuali- dad de‘dichos intercambios tempranos, del desenlace edipi insercién grupal-institucio: siquica, gestada desde lo intersubjetivo, con influencias de lo transubjetivo, pivote clave del funcionamiento psiquico posterior a la Jatencia, 189 | [161 ouspusooued po & semaqqoad op upzonqos wy wwbhascaus yo vansoad an 1p owe -09 0 “wjseaunl is ap socomposd soy surezuodzoa op Sinaua ap osze p9 wo wistaL 12p mpabloy 1 omen souorsoufiraug -osusape ssensssou opand ousssap 10 04a ‘ponsoayetus 2 oagnbysd ofuquas un op sosuons suy op suazaoad anb so2ayd ap roumual my seusuasuctoafns ancaze woud mpfese SU] 26 oun opens oped 24g 0s enffiswoa of ag “oxen ns masaad souossind sey ap uprowuygns oy “Op9 wang uoplaaee opuntue jap upioubouop 1 40d sopwsunaye 43s unpand ou anh ssons 124 3p sepouogsynd susous soy sopopsuas osszoud 50 c4oazosee v wauna wy ynbo AE popinigenayl uo one owed ugrounf ns capris sq 40d & eousssuos ona | tty crnunde oussonu anb sspvuspray sequssuewenicep soy op opwe. 38 estos ~tefits 12 masuon usuafoy vl wand wozuags B44, 2(OE6T) PROUT ‘S YELOS “opungias je u9 a1qease spur A epexourep ‘O03 ~eumyqns oj rod epeznerpaur spur 4 ‘ozaumud jo u> wompostde A tasamp spur SeBreosap eum ap souy so] ¥ oxad ‘oruapurestiad jo owoD aasrqp Jo ome vz “TIE ourt Jo ‘oombssd ovezede [op epusre] ap ugpearuesi0 vy ug “(ide of om wamb v susp jp seaydxo anb key opens azmm20 onb O77) “(HHT Syd) yp ofegen fo wpzqure ezyan wapond (epses ew feus8 wo) PAE] Uo Sous so ‘ofzequ wis "opuseHOs ‘oapox um ayEspou UIA SF UPD “aququr | opteypaues ap z94 uD ‘ese onib feuoysnd wBreas—p ¥] 0d 399 “eid ap wpueaed ef ap eugop 28 anb vombysd wyfxous op oxseS um upqurEy oyu, ypuate wf 9p ofegen TH “(EFT “B9d) an senuonu ‘(etrepunses ugpeoqep A pepmquitsssadar op upPeIpIsuOD ‘onuorurezetdsop “ f|apuo>) SOUUSTHEDU sms op spAeN B TeHOIEUT yp wanroystes o[9s “eBaufe ou ‘oanvaz> so ou ogans yap ofequss IE sum] e 9p ofeqen fe Woo souorpereduso> sewn sez von ap green fommoquresuad & asst ‘owns [op sofeqen so] vououanP Af “uiase“eediuoo ¢sauotosuoaEy O| woo upTPex ns KAS Te wo TENE “Gunaequnpnyy 0 Bunxaqausny 0 Bunszoqantog, 0 Ruzsq4e. jgrperoqeye 0 oamibpd ofoqen 4 (wstteqengpencr) oaBeon faquvsounnea) Opp [ap Ofeqen ‘owsrarestiad yop ofeqen ou0 sod -ep ofeqen noe [pp ofeqen ‘(ss2qusuenwat) ouans Jap ofeqen U9 OWIOD souONS “xo sommazaypp uo ‘ofequay, = aagey eaqured wurst By EZFIBN PHOT 'S SODINO|Sd SOlVAVYL | s0uLO NOD NOIOV1SY coy op uopemelons Keonbg uppenens [[Sstuctracién prquln y sbjetvacin de ipo. de la verdad, poseen wna propiedad particular que, por cierto, algiin dia ‘podremos caracterizar metapsicolégicamente” (pag. 79). Puede inferirse, acorde con lo expuesto, como por la intermediacién de la sublimaci6n se obtiene una descarga, fuente de placer, via el trabajo psiquico ¢ intelec- tual, que redirige la pulsién y que he tratado de esclarecer en el nivel me~ tapsicolégico del trabajo de la latencia y sus semejanzas, diferenciaciones y utilizaciones de otros trabajos. Veamos de ligarlo al trabajo de duelo, que se asemeja en que su des- pliegue a partir del “zcatamiento de la realidad” (prohibiciones deriva- das del Complejo de Edipo, en el trabajo de la Jatencia) y la “orden? im- partida (por el Supery6, en trabajo de latencia), que se ejecuta también poco & poco, “piese por piesa”, es un proceso que requicre “un gran gas- 0 de tiempo y de encrgta de investidura®. El trabajo de la latencia es tam- bién arduo, costoso y algo doloroso, pero a diferencia del trabajo de due- lo se realiza sin retraccién y pérdida de interés respecto del medio cireun- dante y la vida habitual, més bien todo lo contrario; y no recurre de con- tinuo a la rememoracién y a la sobreinvestidura, sino que apunta a nuc- ‘vos caminios y objetos a investir, a través de los cuales y de la ejercitacion se encamina hacia la obtencién de placer. No obstante, en la temprana la- tencia suele notarse cierto retraimiento, que lo torna apocado, més limi- tado, que podria parecerse al estado de duelo. El aspecto doliente, displa- centero por la pérdida, se nota en la renuencia y quejas que las limitacio~ nes de Ia realidad le imponen, particularmente respecto de las normativas y exigencias escolares, asi como al desprendimiento relativo de lo familiar ¥ de la libertad de juego y expresion. Es clara la relacién, casi puntual, del trabajo de la latencia, con el de elaboracién psiquica (psychische verarbeitung), cn tanto designa el “éra- bajo realizado por el nparato pslguico con vistas n dominar las excitaciones que le lesan y cuya acumulacién ofrece peligro de resulear patigena. Este trabajo consiste en integrar Ins excitaciones en el psiguismto y establecer en ave ellos conexiones asociazivas [...] consiste en una transformaciin de la cantidad de energia, que permite controlarla, derivindola o ligtndola” (Laplanche, J. y Pontalis, J. B., 1971, pag. 104), trabajo que implica la transformaci6n de la excitacién fisica en cualidad ps{quica, 0 sea, una ar- [12 Rodolfo Urribarri | Trabajo de latencia ff ticulacién de lo econémico con lo simbélico, aunque se diferencia por la manera especifica de la latencia. Se vehiculiza por el disimular, ocultar, encubrir, simbolizar, desplazar, aislar, en otros términos lo opuesto a lo manifiesto, en relacién con lo prohibido y lo permitido, lo consciente y Jo inconsciente, posibilitando la canalizaci6n de lo pulsional hacia otras vias y metas. Si bien el concepto de perlaboracién (Durcharbeitung 0 Durcharbei- ten) es poco claro en la obra freudiana, pareciera bastante relacionado con ef trabajo de Ja latencia, en tanto: “Se trataria de una especie de tra- bajo pslquico, que permite al sujeto aceptar ciertos elementos reprinidos li~ brarse del dominio de los mecanismos repetitives [...] acta especialmente en clertas fases en que el tratamiento parece estancado y en las que una re sistencia, aunque interpretada, persiste? (Laplanche, J. y Pontalis, J. B., 1971, pag. 283). Es un trabajo desencadenado por la interpretacién del analista (0 por la experiencia u observaciones de otro significativo en el caso del trabajo de la latencia), no genera un efecto inmediato, se produce en la interio- Fidad del sujeto bajo la apariencia manifiesta de estancamiento, realiza es- te trabajo “silencioso y subterréneo”, poco consciente aun para él. Esto permitiré explicar, por ejemplo, en latentes ligeramente perturbados por alguna inhibicién, fobia o ritual, c6mo cambian “sin. motivo aparente” sus conductas y realizan inesperadamente acciones con claro beneplacito y probidad, como si antes no les hubieran estado impedidas. Otro trabajo (Abarbeitungsmechanismen) desctipto por E. Bibring (1943), son los mecanismos de desprendimiento del Yo: “no tienen or finalidad provocar la descarga (abreaccién), ni hacer quc la tensiin deje de ser peligrosa (mecanismos de defensa); su funcién consiste en disol- ver progresivamente la tensién modificando las condiciones internas que Ja originan? (Laplanche, J. y Pontalis, J. B., 1971, pag. 234), lo que las, relaciona intimamente con lo producido por el trabajo de Iatencia a tra- vés del recurrir més marcadamente a la meta inhibida, la sublimaci6n, etc., que sefialara como caracteristicas de la organizacién modificada del aparato psfquico favoreciendo la ampliacién yoica, el desarrollo del pre- consciente, etc., y un nuevo equilibrio intersistémico, donde se modifica 193 | OAILAIaNSYALNI O71 OdNv¥O1dxy —n_= A Onde vot | “soxSoqoosdesour sojpayu sosi9asp so] uo opeztear ofeqen oydure { ypus Jo zod ous ‘oardrpa of'ap orejor09 OW. o]gs ou ‘ozsord ye! aTUDIIFTP axuousTeo ppur 89 w3993 98 onb oombisd oresede yo nb ound ye “souoproyzp -our sairepusosen & sepunjoad erste souopenys sean se] A sun -sap sono ap o38o] [> ‘Tevorstnd of op wor2empox ey ‘sored sor9/qo ap ssopurfoye ‘sosraaIp So1qUIy Uo SAUOPIIOIU > sou -orsepat f ysod (aqerpaum seuepunzas sou asap yop oralgo yap eaidypo eroumusas By Oqe> v JeAdTT OPIP ~od wey 2189 ab 59 ‘0X [p od sepeutor zos exed ‘pepiiqisod ap wpPIpuoD ano sey, “UBreosap ap sujA A uOROOMpar ns ‘souoPIqord A so2sop O71 -u9 so1DIgUOD soy ¥ eARBIOgEPP ra BUM eIATGSod ¥IU=Re] yf op ofeqeaT, | ‘attoueponosead pots u09 opsssuqay sopod ou orusueery “oor fugues en upiquins ofuodus wioust <1 ap jigeas0d, 9p ongo4 of opunmcy “oamaussuon ap azoeyd fo opHies 24 & sex 129 knsia “Osnafa tea “uos vpouaeey tf 9p souotadzoucD swUasemNT “Opttaa 04 ae “po, anh oprizgsen yo spuszus tual 400 opye] apy soruw power, dosroarp uo OpETeUsS ay OwOD “oaTsUaJap Of ap ess9puDzdsP uanmred dnb sosnansns syur operated asi exed “(sousrezour sors9 aypesey {q{ 10d opeio10 opauss) Galsuayap Of © wSUaIIMIOy [EPITE YL | og pp uppennlgne opbsd uppeimonss |

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