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Plano general de la superficie excavada. '1 Ir ll 1" 11 jll
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encontrados, esta vez, en las zonas más bajas . Como El resultado de la intervención posterior, de la que
consecuencia de esta prospección el lugar pasó a in­ se da cuenta en estas páginas, ha puesto de mani­ La ,l nl.tu\1m.. hltl
cluirse en la Carta Arqueológica de Alava con el nú­ fiesto la complejidad de este asentamiento, reflejada
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mero 3.517 y la denominación de Castro de Buradón. en su secuencia arqueológica, en la que ha sido do­ en jl ll Ji" , h 1 I
Visitas posteriores permitieron ampliar con sucesivas cumentada una primera ocupación, atribuible cultural­ ci ÓII n l J 1II
entradas el número de materiales hoy guardados en el mente al Bronce Final-Hierro 1, un hábitat tardoantiguo oc ltll ) I! ' ji
Museo de Arqueología de Alava . Se tenía conoci­ situable cronológicamente entre el final del siglo IV y ji

1 !"liento, también por esas fechas, de la aparición, en la

1¡(·¡rlo más baja de la falda sur, de una tumba de lajas,


el siglo VI de nuestra era y un nivel medieval con la
presencia de una necrópolis de lajas y una iglesia de
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46 (i1)11l Oni0ndo restos humanos. características prerrománicas . . ZO lll l il l l'l 1 ; il 111 1
Vista general de la excavación.

Equipo los datos relativos a la localización dentro de la cua­


drícula del yacimiento así como la posición estratigrá­
Cuatro arqueólogos y 7 peones. LA Monreal (Uni­
fica de los elementos arquitectónicos o culturales sig­
versidad de Deusto). Miembros del Departamento de
nificativos.
Antropología Física de la UPV/EHU.
Los datos obtenidos a partir de la prospección su­
La intervención arqueológica perficial sirvieron de apoyo en un primer momento
para la distribución de los sondeos por todo el sector
Las labores de prospección y sondeo dieron inicio afectado, hasta un total de doce. Su resultado deter­
en junio de 1990; los posteriores trabajos de excava­ minaba ya la presencia de un estrato con materiales
ción se desarrollaron durante los meses de marzo a atribuibles a una facies cultural de la Primera Edad del
octubre de 1993, continuando en la actualidad el con­ Hierro. Igualmente, la estratigrafía obtenida indicaba
trol de los desmontes del terreno. que, tras un periodo de abandono, el lugar era de
El método de trabajo seguido fue el descrito por nuevo ocupado en época tardorromana, hallándose
1II I n 1\ l!tJ 0 ia de E.C. Harris, diferenciando tanto las estratigrafías hori­ materiales muebles, aunque no estructuras, que así lo
zontales como las verticales, recogiéndose además confirmaban: quedaba constancia, además, del ha­ 47
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Plano de la iglesia.

Ilazgode una necrópolis de lajas asociada sin duda sector importante del alzado de sus muros. La proxi­
con los restos de una ermita de la que se localizó, en midad del lugar respecto al punto donde en 1990
el sondeo 7, la base de su altar; Por todo ello resultaba había sido hallado un tenante de altar, hacía abrigar
conveniente proceder a la excavación de este sector pocas dudas sobre la identificación de estos restos
del yacimiento. con los de la iglesia que entonces se suponía debía
encerrar los restos de aquél. Toda duda se vio final­
mente disipada una vez localizada la cabecera del
La ocupación medieval templo. Ya concluída la primera fase de los trabajos
LA IGLESIA. Una vez iniciada la intervención de de campo se puede decir que nos encontramos ante
1993 se pudo comprobar cómo en el sector occi­ una construcción ciertamente singular, de tipo prerro­
dental de la excavación , en una zona cubierta por mánico y que por la condición exenta de su fábrica es
abundantes derrumbes, aparecían los restos de un única entre los restos altomedievales que se con­
48 edificio que conservaba parcialmente su planta y un servan en territorio alavés.
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Necrópolis medieval. Conjunto de sepulturas de lajas. Detalle de una sepultura de la necrópolis medieval.

Orientada al Este, la iglesia consta de una sóla nave en el exterior e interior del ábside, en donde han po­
dividida en varios sectores. Esta división encubre sin dido distinguirse hasta tres capas diferentes. Es de
duda la amortización de una parte del espacio origi­ señalar, además, la conservación de trazos de pintura
nariamente destinado al culto en momentos situables de color rojizo muy alterados.
en la plena Edad Media . Uno de los sectores de
La pavimentación tanto en el ábside como en la
mayor interés, la cabecera, presenta planta en herra­
nave está formada por una base de piedra mediana
dura cerrada tanto al interior como al exterior. El único
sobre la que va asentado un lecho de signinum. La
ingreso conservado quedaba abierto en el lado sur de
nave tiene cinco metros de anchura apro ximada y
la nave, cubierto exteriormente por un pórtico.
pudo alcanzar los doce de longitud , aunque este as­
El ed ificio, tal como hoy lo podemos observar, pre­ pecto no ha podido determinarse con exactitud de­
senta en su construcción elementos reutilizados de bido a la práctica desaparición del muro sur . El es­
estructuras anteriores. Son fácilmente identificables paci o interno estuvo dividido, como lo demuestra el
en algunos lugares, como la embocadura del ábside, marcado desnivel, visible en el sector más oriental,
sillares de arenisca de buena fábrica, al igual que próximo a la embocadura del ábside: la línea de si­
ocurre de modo esporádico en los muros, donde se llares que lo delimita constituyó un murete sobre el
ven junto a elementos de mampostería unidos con que debió ir un cancel , que creaba de este modo un
mortero. Tanto en el interior como en el exterior las su­ espacio reservado bien al clero, bien a otro grupo di­
perficies de los muros han sido regularizadas me­ ferenciado dentro de los participantes en los actos li­
. /" 11/ ; '11 1)1)1)'11 1/ d u ll/ diante un enlucido . Restos de este recubrimiento se túrgicos. Otro muro corta la nave de modo transversal,
dete ctan en I;:¡ p ;J H \11 irll oma del muro norte así como en un momento posterior a la instalación en el interi or ,~ I
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o 2 3cm

Cerámicas de la ocupación medieval. Anillos en plata y bronce de la necrópolis medieval.

Pieza de brolln
de la iglesia de un grupo de sepulturas que perforan mente. En el centro mantiene in situ el tenante de
el suelo de mortero. altar monolítico, de sección ligeramente prismática,
Próx imo a los pies de la nave , la excavación ha cu yos paralelos más próximos se encuentran en los La cubril :il H1 11
puesto al descubierto una estructura de planta rectan­ conjuntos rupestres alaveses de Sarracho y Las debió ser CIIIII Jlil l ,1
gular , delimitada por un zócalo de sillares de are­ Gobas. En su parte superior se conserva elloculus u fragmentos (11 ' l· ,1
nisca, en cuyo interior conserva un pavimento de mor­ oquedad para la disposición de reliquias, con un re­ teriores . Nu (. 11· , "
tero rehundido hasta el centro y que puede ser inter­ baje para encajar la tapadera. Junto al muro interior ex isten in d i(,I. ,
pretada como una piscina bautismal. de este espacio se identificaron cuatro soportes reu­ pensar en UII . I . . ,1,
tilizados -tres de ellos fragmentos de fuste de co­ bierta de mal lt 'l I
La cabecera se abre con una estrecha emboca­
dura elevada sobre dos escalones . Su planta se re­ lumna y otro cúbico- cu ya función debió ser la de Las caracli' JI 11
52 suelve en herradura, muy cerrada, interior y exterior- asiento para los presbíteros . dican un m01 111 1111
situado en los años centrales del siglo X. Esta fecha
no se contradice en absoluto con las circunstancias
históricas que explican el éxito de Buradón en el alto
medievo como centro de control estratégico sobre
este paso situado en el límite de la subserra. Es efecti­
vamente en esta centuria cuando un intenso proceso
de reorganización del territorio situado a mediodía de
la línea marcada por los Obarenes y la Sierra de Can­
tabria motiva el surgimiento de pequeñas pueblas y
edificios de culto en sus límites. Nos encontramos en
un espacio que hasta entonces se había visto severa­
mente castigado por las aceifas islámicas.
El proceso de excavación de la iglesia no ha con­
cluído. Dado el interés histórico-artístico del edificio
ha sido posible plantear una modificación en el pro­
yecto de construcción de la carretera que permita que
este sector del yacimiento quede como testigo. Este
cambio ha hecho posible, de cara a la intervención en
curso, concluir los trabajos en otras zonas directa­
mente amenazadas y, por otro lado, proyectar, una
vez finalizada la obra, la documentación completa de
este monumento. Es entonces cuando se podrá dar
cumplida explicación de algunos aspectos relativos a
las distintas fases observadas en la construcción -tra­
tados aquí sólo someramente- así como de la relación
que pueda existir entre los fundamentos más tem­
pranos de la construcción con los restos exhumados
en otras áreas del yacimiento correspondientes al pe­
IIIIII I// I V¿II. riodo tardoantiguo.

Pieza de bronce. Nivel medieval. La necrópolis


¡¡ I ~ Id tonante de
11 11 prismática,
i 111, Dentro de los límites de la zona afectada por las
IIL llulltran en los La cubrición del espacio delimitado por el ábside obras ha podido ser estudiado un conjunto de 227 en­
1," '-;,"111 acho y Las debió ser cupuliforme a juzgar por la gran cantidad de terramientos que responden mayoritariamente, al tipo
ti' "'V:I c lloculus u fragmentos de toba recogidos entre los derrumbes in­ de cista realizada con lajas de piedra caliza y are­
teriores. No sucede lo mismo en la nave, donde no nisca locales. En proporción menor han sido identifi­
11· ¡lli. n;, con un re-
existen indicios de este tipo, por lo que hay que cadas algunas inhumaciones en fosa simple con
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ataud de madera. Aunque las tumbas se extienden
~ I "1' i lloportes reu­ pensar en una solución de tipo diferente, como la cu­
prácticamente por toda la superficie excavada, unos
Ir, I I<.J I uste de co­ bierta de madera.
1.600 metros cuadrados aproximadamente, es notoria
i"" dl ll> ¡Ó ser la de Las características estilísticas de la cabecera in­ su concentración en las proximidades de la cabecera
dican un momento de construcción para este sector de la iglesia. La orientación de todas ellas es , sal­ 53
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Plano general de las estructuras tardorromanas.

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vando algunas variaciones , de Este a Oeste, con los La ocupación Tardoantigua I 1, lI tl I1I

cuerpos inhumados tendidos en posición decúbito su­ t ji 1" 111 1/' ti,
A pesar del alto grado de alteración que presentan
pino, mirando a Oriente. Los brazos quedan colo­
las estructuras y depósitos arqueológicos que yacen
cados cruzados en el pecho o en la región pélvica, o
bajo la necrópolis, motivada tanto por la ocupación
bien uno sobre el pecho y el otro a lo largo del cuerpo.
La ausencia de ajuar es la norma si exceptuamos el del lugar en época medieval como por la actividad
hallazgo en dos de las sepulturas de sendos anillos, agrícola que , hasta fechas recientes, ha producido
en plata y bronce. La utilización de este espacio como continuos aterrazamientos del terreno, el proceso de
cementerio, a la espera de la confirmación con data­ excavación ha revelado la existencia de un asenta­
ciones absolutas, parece generalizada ya en el mo­ miento que se inicia en época tardorromana y que, de
mento en el que se levanta el ábside prerrománico de modo intenso, se instaló en la parte más baja de la la­
54 la iglesia. dera meridional de Buradón .
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Detalle de la estructura A

En las circunstancias que se pueden adscribir a El análisis estratigráfico ha puesto de manifiesto el


este periodo se reconoce un sistema de disposición emplazamiento de varios de los recintos sobre un nivel
en terrazas escalonadas . En casi todas ellas los de aterrazamiento, -unidad estratigráfica 946 en el
muros fueron levantados con doble paramento de corte 1a/1 b-, que contiene restos materiales de tipo­
mampuesto unido con barro, excepto en los lados que logía tardorromana . Este hecho permite confirmar que
descansan sobre los desniveles del terreno, en los la ocupación de este lugar, en el periodo tardoantiguo,
que únicamente se reconoce una sóla cara. no se efectuó en un mismo momento sino que debió
1II ' 1I \\ ' ,'I'csentan
ser el resultado de un proceso gradual iniciado en el
1 . I I1 ' 1', il l lO yacen Se trata de edificios, en general de carácter domés­
final del siglo IV y prolongado hasta el siglo VI de
11" J, I IIí. upación tico, con pequeños hogares y pavimentos de tierra
nuestra era.
I" O¡ II 1 nc:: tividad
apisonada o cocida y, en ocasiones, de cerámica de
11 ,1 111 oducido
construcción o de lajas de piedra. En relación con las En el curso de los trabajos de campo no se ha po­
áreas de habitación se han identificado espacios des­ dido determinar la existencia de cerramiento alguno
tinados al almacenamiento, -es el caso de un silo, si­ para el conjunto global del área habitada en este
tuado en una dependencia al Este del recinto A- y sector. Como consecuencia de la ampliación, en fe­
'1'111 11. 1 Y que, de
otros dedicados a la cocción de alimentos , como el chas recientes , de la pista parcelaria que discurre por
1, I 1" '1 ' 1 de la la-
horno de planta circular con solera de tierra rubefac­ el límite meridional del yacimiento, y de la más dilatada
tada. actuación sobre la zona que hoy ocupa la carretera N­ ~ )~ I
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Planta general de la intervención.


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232 , ha desaparecido todo resto del nivel arqueoló­ baña-, resultaron dañados por los aterrazamientos I . 111 1i i 1
gico que pudiera existir en sus proximidades. Con asociados al poblamiento tardoantiguo así como por la 1111 111 ,,,
todo, dada la orientación que mantiene la pendiente ampliación y pavimentación en fechas recientes del , lo ! 111", 1
de la terraza más baja, parece muy probable que exis­ camino que discurre próximo a las cotas más bajas de
tiera originalmente un acusado desnivel entre la zona este área.
habitada y los caminos situados en su contorno.
I 11 q Ií

El material mueble
La ocupación Protohistórica . La proporción y número de los materiales muebles
El estudio de los niveles de ocupación atribuidos al recogidos se hallan en clara relación con el carácter y 11> , II I II 11
Bronce Final-Hierro I pone de manifiesto su alto grado grado de conservación de las ocupaciones.
de alteración en este sector . Se reconocen dos es­ En el nivel medieval es característica la ausencia de
tratos diferenciados -unidades estratigráficas 50 y ajuar asociado a los enterramientos de la necrópolis,
1.084-. En la primera, de gran potencia en la parte con la excepción de dos anillos dispuestos en las
más baja de la ladera, se mezclan tierra y calizas ro­ manos de los inhumados en las sepulturas 35 y 63. El
dadas: es en la que se concentra el porcentaje más primero de ellos, una pieza trabajada sobre una lá­
alto de restos muebles, en su mayoría , fuertemente mina de plata abierta, lleva una decoración estampi­
erosionados. Los escasos elementos hallados in situ llada de pequeños puntos incisos que en cuatro líneas
56 -parte de los suelos de tierra de dos fondos de ca- paralelas recorren la superficie de la pieza. El otro, de ·11 "
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Ocupación tardoantigua. Vista del alzado y pavimento de Ocupación tardoantigua. Detalle del alzado de los muros de

_Z"453,,, lajas de la estructura A. la estructura Ñ.

bronce, muestra en su zona superior el depÓsito vacío cuencia de ejemplares con procedimientos de factura
para el encaje de un cabujón, El material cerámico re­ -pasta poco decantada, torno bajo, superficies pe i­
( ,. " o sulta escaso y los tipos más frecuentes, recogidos en nadas y cocción irregular- entroncados en la tradición
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los ni veles de destrucción del área pró xima a la del mundo prerromano. Entre las piezas metálicas en­
iglesia, son ollas de pasta anaranjada, con desgra­ contramos cuatro monedas, un antoniniano Divus I
santes apreciables, torneadas , con cuello estriado y Claudius cuya circulación perdura durante los siglOS
ti l 'll flzamientos
borde vuelto -algunas presentan manchas cenicientas rv y V, dos aes de Constancia II y un aes 4 acuñado
como resultado de la exposición al fuego-o Se trata de entre los años 395 y 397 a nombre de Arcadio en
' 11 j l ll l 11: ,1 r.omo por la
un tipo de cronología poco precisa aunque atribuible, Aries. El resto del ajuar metálico, en consonancia con
1,,1', luc ientes del
de modo genérico, al siglo XII , el carácter doméstico del conjunto, se compone de
I !I 1' , II lÁS bajas de
fragmentos de útiles de uso cotidiano, entre ellos dos
El material mueble perteneciente al periodo tardo­
hojas de hierro. Entre los materiales óseos se halló un
rromano está representado por diversas produc­
acus crinalis, con cabeza prismática.
ciones cerámicas como la terra sigillata hispánica
tardía, decorada a molde, estampada y lisa, así como El conjunto perteneciente al periodo protohistórico
la terra sigillata gris. Sus formas y motivos decorativos ofrece mayoritariamente elementos cerámicos . Se
I!I 1I IIIIIIIos muebles
i . i 1I I 1I1 (jI carácter y
se fechan en torno al final del siglo IV y todo el siglo V . trata de piezas elaboradas manualmente con pastas
1I I¡ 11 1111)8,
de nuestra era, lo que nos ha hecho mantener como , que contienen gruesos desgrasantes y de tonalidades
momento inicial para la ocupación histórica del lugar grises, pardas y marronáceas distribuidas, en oca­
fh , 1 1. I ; ILlsencia de una fecha difícilmente precisable en la bisagra de siones, de modo desigual. Las técnicas decorativas
11" 1, I Ilecrópolis, estas dos centurias, La localización de determinadas empleadas son las incisiones, las impresiones, -digi­
11 , \ ! 11 ( ' ~ :los en las piezas cuyas características obligan a incluirlas entre taciones, ungulaciones o ambas conjuntamente-, las
t l illlll l li: 35 y63, El los "derivados" de la terra sigillata hispánica explicaría aplicaciones plásticas -cordones, pezones, etc,-, Los
I 1,1" ',() bre una lá­ la continuidad del poblamiento durante el siglo VI. Las moti vos decorativos de puntos, líneas en distintas di­
t 11. " ,!{m estampi­ cerámicas comunes muestran los tipos y formas habi­ recciones o creando dientes de sierra son los más fre­
\IJI I IJIII )IJatro líneas tuales de este repertorio -morteros , ollas, cántaros , ja­ cuentes. Entre el material metálico destaca , en
I I 1111 V/ I, El otro, de rras , platos, tapaderas, etc,-, Resulta reseñable la fre- bron ce, una peq ucFia punta de pedCmculo y al etas, ~7
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Ocupación tardoantigua. Uti/es en hierro. Acus crinalis en hueso y anillo de bronce tardorromanos.

Valoración ciÓn . El espacio comprendido entre los siglos V y X de


nuestra era es un marco en el que las fuentes escritas
La continuada actividad humana registrada en el
sitúan notables transformaciones en las relaciones de
área analizada ha producido importantes alteraciones
poder de los pueblos de esta franja septentrional de la
en los niveles de ocupación más antiguos, caracteri­
zados además por contener elementos estructurales Península así como en las sucesivas manifestaciones
no demasiado consistentes. A juzgar por la cantidad políticas heredadas de la administración romana. El
de fragmentos cerámicos, visibles en superficie, yel establecimiento de una pequeña comunidad en Bu­
aspecto de alguno de los muros de contención de sus radón en los inicios de esta época parece ser ilustra- .
terrazas, la ladera oriental proporciona, en este sen­ tivo de las transformaciones que paralelamente se es­
tido, mayores evidencias. Al margen de las suge­ taban dando en la configuración del hábitat.
rentes aportaciones a las que pueda contribuir el es­ La zona geográfica en la que se localiza el yaci­
tudio de los materiales protohistóricos recuperados en miento constituyó durante el periodo tardoantiguo y al­
esta intervención, parece que la búsqueda de datos tomedieval una verdadera frontera revestida primero
definitivos que permitan conocer el Bronce Final­ de significados socioculturales que, posteriormente,
Hierro I de Buradón deberán hacerse, por lo tanto, en pasarían a traducir ya en lo político la separación yen­
otras zonas del conjunto . frentamiento de los embrionarios reinos cristianos con
El interés arqueológico de los periodos medieval y el poder musulmán instalado en el valle del Ebro. A es­
tardoantiguo resulta motivado, en buena parte, por la casa distancia del área de excavación se levantan los
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58 rica problemática histórica que suscita su interpreta- restos del castillo de Buradón, enclave estratégico
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que aparece documentado en las fuentes desde el


año 964 ( \ al menos siete veces es citado en
el Cartulano de San Mllián de la Cogolla) y que sin
duda desde momentos más tempranos desempeña
una labor de control sobre el territorio limítrofe de
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Alava y Al-Quila con los dominios del Islam. La exca­
vación ha permitido localizar los restos de una pe­
queña iglesia prerrománica, emplazada en la ladera
que se extiende por el flanco Sur de la loma, que
debió de estar integrada de alguna forma en esta te­
c:r::::r:::::J
nencia militar durante el siglo X. o 1 2 3cm

La localización del conjunto de estancias y cons­


trucciones de funcionalidad varia remontan el origen
de la ocupación histórica del lugar al final del siglo IV
Cerámica TSH decorada.
de C., manteniéndose en actividad durante el siglo VI.
Creemos poder relacionar las construcciones ha­
lladas con un tipo genérico de hábitat que las fuentes nombre es el de su carácter amurallado o, alternativa­
del siglo V comienzan a recoger con relativa fre­ mente, la disposición de defensas naturales propi­
cuencia: el castellum. Se trata de un término que en­ ciada por una situación geográfica estratégica, Bu­
cubre en estas fechas realidades muy variadas y que radón parece ent~ar en esta última acepción ya que
sirve para designar tanto a la antigua villa tardorro­ tanto su emplazamiento, en la boca de la clausura que
mana fortificada como a los asentamientos en altura se forma al paso del Ebro por las Conchas, como por
sobre antiguos castros prerromanos y que parece, su disposición topográfica, en acusada pendiente al
además, aplicarse indiscriminadamente tanto en su abrigo del roquedo, lo hacen idóneo para dar cobijo a
primitiva acepción militar como en la, ahora más ge­ una población que busca tanto el control de una vía
neralizada, civil. Un rasgo común que comparten natural de comunicación como la protección ante
todos los hábitats cuando son designados con este eventuales condiciones de inseguridad 59
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Punta de bronce de pedúnculo y aletas del nivel


protohistórico.

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Cerámica de la ocupación Bronce Final/Hierro l.

Bibliografía
Sigue en curso la fase de campo de la intervención ,
el control propiamente dicho de las obras del túnel.
Se ha publicado en 1994 un avance en la Revista de \ jll l l '1 " 1h 1,. i I
c::r::cJ
o I 2 3cm
Arqueología, 156, siendo sus autores J,J. Cepeda y A. 1 1\ ~1 1l '1 11 1" 11II

Martínez y su título "Buradón, Un conjunto arqueoló­ L1 1. " 11) 11 1 I


Olla de cerámica común romana. gico singular en la Rioja Alavesa" . Madrid, pp, 38-41 , . \1 h I \11•11 ,1' 1
60

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