David Navarro
Todo proyecto lleva implícito nuestra imagen profesional porque somos nosotros quienes
presentamos, ejecutamos o lideramos una solución. Lo ideal es que después de cada
proyecto tu imagen haya alimentado de manera positiva tu reputación. ¿Cómo lograrlo?
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¿Qué es la reputación?
Es la imagen profesional que has logrado mantener a lo largo del tiempo. Por esta poderosa
razón es importante que te ocupes de alimentar tu reputación siempre que te sea posible.
Planifica tu llegada al lugar de la cita. Sé puntual. ¿Quieres afectar todo el esfuerzo que
habrás puesto en la preparación del proyecto? Llega tarde y verás como el cliente de
inmediato cambiará su actitud hacia ti o tu empresa.
Te recomiendo seguir la regla 10/20/30 de Guy Kawasaki para hacer presentaciones. ¿En
qué consiste? No presentes más de 10 láminas, no te tardes más de 20 minutos y la letra que
utilices sea a 30 puntos. No satures de información, recuerda que en comunicación “menos
es más”.
Ensaya tu presentación. Aunque digas que no tienes tiempo. Ensaya y acuerda con los
integrantes de tu equipo en qué consiste su participación y el tiempo asignado a cada uno.
Ensayar es la clave de los equipos triunfadores. ¿Cuándo has visto que un grupo de música
no haga una prueba de sonido antes de su concierto? Lo hacen para cerciorarse que todo
está listo para el show.
5. Investiga el código de vestimenta
A más de uno se le ha escapado conocer con anticipación el código de vestimenta
apropiado para la reunión. Algunos creen que seguir vistiendo con traje y corbata (o traje
sastre femenino) les garantiza una excelente primera impresión. Otros, en cambio, creen
que ya todas las empresas visten más relajados y se confían y acuden con jeans y zapatos
para el fin de semana. Investiga el código de vestimenta apropiado y lograrás una excelente
primera impresión.
A veces es mucho mejor hagas acto de presencia en persona en lugar de que únicamente te
comuniques vía correo electrónico. No esperes a que el cliente sea quien pida reunirse,
adelántate tú. Si realizas otra presentación verbal cuida nuevamente tu código de
vestimenta. No les comuniques que tu nivel de profesionalismo va a la baja, al contrario,
manténlo.
En esas reuniones pide su opinión acerca de los resultados que han presentado. Escucha y si
hay algo que a tu cliente no le agrada toma nota, no confíes en tu memoria. Jamás expongas
frente al cliente un disgusto con tu equipo. Háblalo con la persona implicada en privado.
Abre la oportunidad para un nuevo proyecto preguntando “¿Hay algo más en lo que
podamos apoyarles?” El cliente te dirá por cortesía “Por el momento, no, gracias”. Pero tú
acabas de abrir la posibilidad de que sean a ti a quien llamen para el próximo reto.