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Producción nacional argentina de soja

El cultivo de la soja comenzó en 1905, y desde ese año tomó una gran posición creciente a
lo largo del tiempo en la economía argentina, hasta convertirse en uno de los principales
productos exportados del país. Logró todo eso no sin antes, generar críticas por causar
problemas sociales, medioambientales y políticos con el sector agrícola.

América Latina se empezó a integrar en la década de los 80, gracias a la creciente


agroindustria que los países iban desarrollando. Gracias a innovaciones tecnológicas, mejoras
de transporte y conservación de alimentos. Desde esta época, ya se comienzan a marcar las
problemáticas que el país argentino afrontaría: falta de política sobre expansión de áreas de
cultivo y la falta de una alternativa tan “beneficiosa” económicamente para el campo.
La primera problemática se da cuando se empieza a reducir la superficie de los cultivos
tradicionales de esa zona además de reemplazar las dedicadas a ganadería, pasándose a la
creación de “feed lots”( Edificios para la ganadería, en la que el animal no pastorea, sino que
se le lleva la comida y agua a donde se encuentra) aunque algunos productores optaron por
desplazarse a las provincias pampeanas marginales. De este modo se vio como bajó el
número de cabezas de ganado vacuno en 4 millones y el ovino que simplemente redujo su
stock a 2 millones de cabezas de ganado ovino. Por otro lado, el gran problema que se
enfrentaba al monocultivar soja, era que los suelos se agotaban. Ya que solo se extraían
ciertos nutrientes necesarios para la agricultura sojera logrando así cada vez un mayor uso de
fertilizantes. El problema que esto genera es la desertificación de los terrenos, que terminan
por imposibilitar la agricultura/ganadería haciendo que se traten de encontrar nuevos terrenos
lo que lleva si o si a expandir nuevamente la frontera de cultivos, acercándonos más a la
deforestación y desertificación de los suelos.
Por otro lado, el uso de las semillas RR y el glifosato crearon una preocupación creciente.
Ya que, las semillas transgénicas al ser programadas a tener una gran resistencia al glifosato
(un herbicida) podrían transmitir esas características a las malezas1. A su vez, se pensó que
de forma potencial podrían generar problemas en la salud de los humanos. El glifosato
también preocupó a activistas medioambientales porque pudieron comprobar que este
herbicida contaminaba suelos y el agua, afectando así al medioambiente. Finalmente debido
a que no hubo una unificación total de la crítica, no surtió efecto.
Lo que plantean muchos agricultores es que en una economía como la nuestra, el mercado
no permite otra cosa más que estos cultivos ya que no reciben subsidios del gobierno. Además
gracias al efecto soja , se puede ver como afecta positivamente a la economía. En ciudades
pampeanas se puede apreciar actividades relacionadas con esta producción rural logrando
una reactivación económica en dichos lugares además de que genera puestos de trabajo en
cantidades permitidas para un cultivo tan tecnificado como lo es la soja, porque al hacerse
una producción de tal magnitud se necesitó más maquinaria y automatización, reemplazando
mucha mano de obra.
Actualmente la industria sojera aporta más de 1.500 millones de dólares anuales a las arcas
del gobierno. Gracias a que el precio internacional de la soja es muy alto, y no se necesita

1
Pengue, 2005
mucho para logra cultivarla, se espera que este cultivo no se abandone hasta dentro de
muchos años.

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