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BIBLIOTECA UNIVERSITARIA De la mano de Alicia

Ciencias Sociales y Humanidades


Lo social y lo político en la postmodernidad

Sociologia· Filosofia Política

NUEVO PENSAMIENTOJURíDICO Boaventura de Sousa Santos


Colección dirigidapor CristinaMoita Torres
Traducción
Consuelo Bernal
Mauricio Garcia Villegas

COMITÉ EDITORIAL
DanielBonillaMaldonado
ManuelJoséCepeda Espinosa
M aeríao Çarcía Vi/legas
Carlos Gavin·a Díaz
Cristina Motta Torres

rn
Uníverstdad de los Andes
Edtctones Umandes Facultad de Derechc Sigla dei Hombre Editores
SARDINHA, Antóruo (1924), A Aliança Peninsular, Porto,
Livraria Civilização.
SILVA, Agostinho da (1988), Considerações e Outros Textos.
Lisboa. Assírio e Alvím.

LO SOCIAL Y LO POLÍTICO EN LA TRANSICIÓN


POSTMODERNA

EI síglo XX quedará en la htstoría (o en las historias).


como un siglo infeliz. Alimentado y preparado por el padre
y la madre. el andrógtno síglo XIX, para ser un stglo prodi-
gio. se revelá como un joven frágil, afiebrado y dado a los
azares. A los catorce anos sufrtó una enfermedad grave
que, tal como la tuberculosls y la sífilis de entonces, se
demoró en curarse y le dejó secuelas para siempre. A tal
punto que a los treinta y nueve afios tuvo una fortísima
recaída que lo privá de gozar la pujanza propia de la edad
mediana, A pesar de que, seis anos después, fue dado
como clínicamente curado. desde entonces ha tentdo una
salud precaria y muchos temen una tercera recaída, cíer-
tamente mortal. Tal historia clínica nos convenció -a no-
sotros cuya inocencia está garantizada por el hecho de que
no escogímos nacer en este siglo- que. en vez de un sigla
prodígío. nos tocó un siglo idiota, dependiente de los pa-
dres. incapaz de montar casa propia y de tener una vida
autônoma.
Mucho más pacientemente que Saint-Simon-para quíen
en 1819 ya empezaba a ser demasiado tarde para que el
siglo XIX se llbrara de la herencla dei sígto XVIII y asumlera
su papel específico (1977: 212)- hemos esperado encon-
trar un sentido ai síglo XX. En un libro precisamente titu-
lado The Meaning of the Twenileth Century, Kenneth

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Bouldi~g c~racteriza muy vagamente a nuestro sigto como
un penodo ínterrnedto de la segunda gran transícíón en la presentaré las condiciones sociales de su surgtmtento en
historia de la hurnanídad (1964: 1). Y, más recientemen- las sociedades capitalistas. En la segunda parte intentaré
te, Ernest Gellner se lamenta de que la coricepcíón de la definir los límites y las posibilidades de tal paradigma emer-
hístorta propia de nuestro sigío "filosóficamente no haya gente en las condiciones sociales de una socíedad depen-
diente y semípertfértca como la portuguesa. En la tercera
sido formulada todavía de un modo adecuado" (1986: 93).
Yo mtsmo escribí que el stglo XX corría el riesgo de no em- parte, procuraré determinar algunas de las consecuencias
dei nuevo paradigma en elámbito de las práctícas políticas.
pezar nunca o, en todo caso, de no empezar antes de ter-
minar (Santos. 1987a: 6). Con otras palabras y metáforas, Cada parte se inicia con la presentación de una tesís prin-
la rrusma convicción o preocupación ha estado presente, cipal a la que sígue el desarrollo analítico que la justifica.
consciente o inconscientemente, en los muchos balances
deI sígto que, un poco parcialmente, se han venido hacien- Lo MODERNO Y LO POSTMODERNO EN LOS PAÍSES
do. No sorpreride pues que muchos de esos balances ha- CAPITALISTAS CENTRALES
yan sido verdaderamente balances dei stglo XIX y no dei
síglo XX. como pretenden. La tesis principal de esta primera parte es la siguiente:
Sin embargo. debido a que, se han acumulado en los El paradigma cultural de la modernidad se constituyó an-
tlempos recientes seiiaies de que esta biografia dei síglo es tes de que el modo de producción capitalista se hubiera
probablemente incompleta y que, en consecuencia, los ba- vuelto dominante. para extinguirse antes de que este últi-
lances y los entierros fueron qutzás prematuros. mo dejara de ser dominante. Su extinción es compleja por-
Apropíando para sí una condición social que hizo post- que es, en parte, un proceso de superación y. en parte, un
ble para todos nosotros, el síglo XX parece estar dtspues- proceso de obsolescencia. Es superación en la medida en
to a gozar la tercera e dad en plena actlvidad y. más que que la modernidad cumpltó algunas de sus promesas y
eso, a deshacer, entre eI sueno y la pesadilla, las verdades además, las cumplió en exceso. Es obsolescencia en la me-
ai respecto que se daban por hechas. lCuál es, sm embar- dida en que la modernidad está irremediablemente incapa-
go, el significado real de las sefiales que se nos han venído citada para cumpltr otras de sus promesas: tanto el exceso
dando últimamente en ese sentido? i,Representarán una en el cumplimiento de algunas de las promesas como el
a~ecuada y aplazada conciencia de la urgencía de las mí- déficit en el cumpltmiento de otras son responsables de
siones que le caben en el poco tiempo que le queda o, al la actual situación, que se presenta superficialmente como
contrario, serán la expresión desesperada de "un sentímíen- de vacío o de crisis, pera que es, a nivel más profundo, una
to de haber llegado demasiado tarde" que. según Harold situación de transición. Como todas las transiciones son
Bloom (1973 y 1988). atormenta a la cultura contemporá- simultáneamente semiciegas y semiocultas, no es posible
nea y, sobre todo, a la poesía contemporánea? Admito que denominar adecuadamente la situación presente. Por esta
se trata de la primera hípótests y, en este caso, la cuestión razón. se le ha dado el nombre inadecuado de postmoder-
que se plantea es si el siglo XX todavía tendrá tiempo para nidad. Afalta de otro tnejor, es un nombre auténtico en su
rehacer, a partir de los fragmentos con que ahora se COm- inadecuación.
place. lo que de otro modo habrá de ser hecho por el siglo Paso ahora a justificar los distintos momentos de esta
XXI. A pesar de que el stglo XX ha transformado el tiempo tests, EI proyecto socio-cultural de la modernidad es un
en falta de tiempo -uno de los hechos más ambtguos y sor- proyecto muy rico. capaz de infinitas postbtltdades y. como
prendentes de nuestro siglo- ml respuesta consiste en ad- tal. muy complejo y sujeto a desarrollos contradtctoríos.
~itirlo. E~o es lo que trataré de demostrar en seguida, con Se astenta en dos pilares fundamentales. el pilar de la re-
cíerta dOSlS de optlmismo trágico que recojo de Heidegger. gulación y el pilar de la emancipación. Son pilares, com-
Este capítulo consta de tres partes. En la pr-ímer-a, des- plejos de-por si, constítuídos cada uno por tres prtncípíos.
cribiré el perfil de un nuevo paradigma socto-cultural y, EI pilar de la regulación está constituido por el principio
dei Estado, cuya articulación se debe principalmente a

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Hobbes: por el principio de mercado, sobre todo dominante tizar el desarrollo armonioso de valores con tendencias
en la obra de Locke: y por el principio de la cornuntdad, contradtctorías. de la jusucía y de la autonomía, de la so-
cuya formulacíón domina toda la ftlosofía política de Rousseau. ltdarídad y de la ídenttdad. de la emancipación y de la sub-
A su vez, el pilar de la emancípactón está constituído por tres jetívídad. de la ígualdad y de la Iíbertad. Esto es posíble
lógicas de racionalldad: la racionaUdad estétíco-exprest- porque la construcci6n abstracta de los valores no le da.
va dei arte y la literatura: la racíonalídad moral-práctica en principio, la primacía a ninguno de ellos y porque las
de la ética y dei derecho: y la racíonalídad cognitivo-ins- tenstones entre ellos son reguladas por principias comple-
trumentai de la cíencta y de la técnica, Como en cualquíer mentarias. Eu estas condiciones. todas las tensiones po-
otra construcción, estos dos pilares y sus respectivos príncí- sibles son positivas y las incompatibilidades provtsíonales
pios o lógicas están enlazados por cálculos de correspon- entre los valores se transforman en una competencia ad
dencia. trifínitum según las regias de un juego de suma positiva.
Así, aunque las lógicas de emancípactón racional apuntan, Pera es fácil ver que un horizonte tan excesivo conttene, en
en conjunto. a orientar la vida práctíca de los cíudadanos, sí mtsrno, el germen de un déficit írreparable. Por un lado,
cada una de ellas tíene un modo de tnsercíón privilegiada la construcci6n abstracta de los pilares le confiere a cada
en el pilar de la regulactón. La racionalidad eetétíco-expre- uno de ellos una aspiraci6n de Infírudad. una vocaci6n
stva se articula preferentemente con eI principio de la CQ- maximaltsta ya sea la máxima regulaci6n o la máxima
munidad, porque es en ella donde se condensan las ídeas emancípacíón, que hace problemáticas -st no incluso ím-
de ídenttdad y de comunión stn las cuales no es postble la pensables- las estrategías de compatibilización entre
contemplación estética. La racionalidad moral-práctica se ellos , las cuales necesariamente tendrán que estar basa-
asocía preferentemente ai principio dei Estado, en ia me- das en concesiones mutuas y compromisos pragmáticos.
dida en que a éste ie compete definir y hacer cumpUr un Por otro lado, cada uno de estos pilares se apoya sobre
mínimo ético para lo que está dotado dei monopolío de la lógicas o principios, cada uno de ellos dotado de una asp í-

producción y de la dtstrtbucíón dei derecho. Finalmente, racíón de autonomía y de diferenciación funcional que, por
la racionalidad cognitivo-instrumental tiene una corres- otro camíno. también acaba por generar una vocación maxí-
pondencia específica con el principio de mercado. no sólo malís ta, bíen sea en el caso dei pilar de la regulación, la
porque en él se condensan ias Ideas de la índívtdualídad y maxímtzacíón del Estado. deI mercado o de la comunidad,
de la competencía, núcleos dei desarrollo de la cíencta y de bien sea en eI caso deI pilar de la emanctpacíón, el esteti-
la técnica, sino tarnbíén porque ya en el síglo XVllI son víst- cismo, la jurtdícídad o el cíentífíctsrno de la realidad social.
bles las sefiales de la conversión de la cíencía en una fuer- Pero la dímenstón más profunda dei déficit parece residir
za productiva. precisamente en la postbílídad de que estos prínctptos y
Por su complejidad interna, por la riqueza y dtverstdad lógicas cambíen humildemente para disolverse en un pro-
de las nuevas ideas que contempla y por la forma como busca yecto global de racíonalízacíón de la vida social práctíca y
la artículactón entre ellas, el proyecto de la modernidad es cotidiana,
un proyecto ambicioso y revolucíonarto. Sus posibilidades EI proyecto socío-cultural de la modernidad se coristt-
son infinitas pera. por seria. contemplan tanto el exceso tuyó entre el stglo XVI y fines dei stglo XVIII. Solamente a
de promesas como el déficit de su cumplimiento. partir de ahí se inici6, verdaderamente, la prueba de su
Y tanto el uno como el otro están presentes en el hori- cumplimiento histórico y ese momento coincide con el sur-
zonte de este proyecto desde su surgírníento a partir dei gímtento dei capitalismo como modo de produccíón domi-
stglo XVI. EI exceso reside en el propío objetivo de vincu- nante en los países de Europa que mtegraron la prrmera
lar el pilar de la regulación con el pilar de la emanctpacíón gran ola de índustrtaltzactón. Si concebímos ai capitalis-
y de vincularias a ambos a la concreci6n de objetivos prác- mo como sistema de intercambios monetartos generaliza-
ticos de ractonalízactón global de la vida colectíva y de la dos, como hace I. Wallerstein, la fecha de surgírmento deI
vida individual. Esta doble vinculaci6n es capaz de garan- capitalismo tendrá que retroceder por lo menos algunos

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síglos, hasta el síglo XVI (Wallersteín, 1974: 1980). Sín em- provisionalmente como período delcapitalismo desorgani-
bargo no nos parece que tal concepción sea adecuada para zado, una destgnacíón inadecuada pero que, a falta de otra
nuestros propósitos analiticos, pues la específtctdad hts- mejor, no es tan inexacta como para que nos impida ver la
t6~ica del capitalismo reside en las relaciones de produc- naturaleza profunda de las transformaciones en curso en
cíón que establece entre el capital y el trabajo y son ellas las sociedades capitalistas avanzadas.
las que determinan el surgímíento y la generalizaclón de No interesa aquí caracterizar en detalle cada uno de estas
un sistema de intercambios característicamente capitalis- períodos. Tan sólo ínteresa hacerlo en cuanto sea necesa-
ta. Eso solamente sucede a partir de finales dei stglo XVIII rio para definir la trayectoria del proyecto sacio-cultural
o incluso a mediados dei siglo XIX y, en consecuencia, des- de la modernidad en cada uno de ellos. Mi argumento es que
pués de estar constítuído. en tanto proyecto socío-cultu- el primer período puso en evidencia que, en el plano social
ral, el paradigma de la modernidad. y político, el proyecto de la modernldad era demasiado ambi-
A partir de este momento, el trayecto histórico de la moder- cioso e internamente contradictorio y que, por eso, el ex-
nidad está ligado intrinsecamente ai desarrollo dei capi- ceso de promesas se saldaria históricamente con un déficit
talismo en los países centrales. No es fácil pertodízar el tal vez irreparable. EI segundo período intentó que fueran
proceso histórico de este desarrollo, bien porque los dife- cumplidas -y hasta cumplldas en exceso- algunas de las
rentes países (Inglaterra, Francta. Alemanta, los Estados promesas, ai mtsrno tiempo que trató de hacer compatibles
Unidos de América y Suecía) no inlclaron el proceso de in- con eIlas otras promesas cantradictorias, en la expectatt-
dustrializaclón ai mismo tiempo o bien porque, por lo me- va de que el déficit en el cumpllmiento de éstas, aunque
nos, hasta hace poco rtempo. las condiciones nactonales irreparable, fuera el menor posible. EI tercer período, que
interferían decisivamente en eI proceso interno de desarro- estamos vívíertdo, representa la conciencia de que ese
110 de cada país. A pesar de esto es posible distinguir tres déficit -que de hecho es irreparable- es mayor de lo que se
grandes períodos 1. EI primer período cubre todo el síglo estímó anteriormente, de tal modo que no tiene sentido con-
XIX, aunque descaracterizado en las dos últimas décadas tinuar a la espera de que el proyecto de la modernidad se
como consecuencta de la fase descendente de la curva de cumpla en lo que hasta ahora no se ha cumplido. EI pro-
Kondratieff que se iniciara a mediados de la década de los yecto de la modernldad cumplió algunas de sus promesas
setenta. Es el período dei capitalismo liberal. EI segundo y hasta las cumplió en exceso y por eso mísrno hizo tnvía-
período se inicia a finales dei stglo XIX y alcanza su pleno ble el cumplímtento de todas las restantes. Estas últimas,
desarrollo en el período entre las guerras y en las prime- en la medida en que su Iegttímídad Ideológica permanece.
ras décadas después de la Segunda Guerra Mundial. Si- o hasta se fortalece, tienen que ser repensadas y, más que
guiendo la tradícíón alemana, que viene de Hilferding (1910, eso, tienen que ser reínventadas. lo que solamente será
1981) Y se renueva con C. Offe (1985) y otros (Winckler, posible en el ámbito de otro paradigma, cuyas seiíales de
1974), designo este período como el período dei capitalis- surgtmíento empiezan a acumularse.
mo organizado. EI tercer período se inicia, en general, en Procuraré pues, demostrar que a medida que transcu-
los finales de la década de los sesenta, en algunos países rren los tres períodos históricos dei capitalismo, el pro-
un poco más tcmprano, en otros un poco más tarde; yes yecto de la modernldad, por un lado, se estrecha en su
en él en el que hoy nos encontramos. Algunos autores lo ámbíto de reallzación y, por otro lado, adquiere una inten-
desígnan como período dei capitalismo fínancícro. o del sida:d total y hasta excesiva en las realizaciones en que se
capitalismo monopolista de Estado. Sígutendo la mtsma concentra. Este proceso puede ser simbolizado en la se-
tradición alemana, ahora adoptada también por los cien- cuencia histórica y semántica de tres conceptos, todos
tíficos sociales ingleses (Lash y Urry, 1987), lo designo ellos inscritos en la raíz dei proyecto moderno: moderni-
dad, modernismo y modernízactónê.
1 En la caractertzación de los tres períodos de desarrollo dei capitalismo, sigo
de cerca a Lash y a Urry (1987). 2 Sería posible mostrar los paralelos entre esta secuencta y esta otra: racto-
nalídad. racionalismo y ractonalizacrõn.

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El primer penado bre e igual, soporte de la esfera privada y elemento consti-
tutivo básico de la socíedad civil.
El sigla XIX, es dectr, el período dei capitalismo liberal, Fue este concepto empobrecido de sociedad civil el que
es un sigla fascinante, tal vez no tanto como eI sigla pre- pasó a ser ei opuesto dei Estado, dando así ortgen a lo que
cedente, pero, cíertamente, más que el siglo stgutente. Su se considera la mayor dualidad dei pensamiento político
fascinación reside en que en él explotan, con gran víolen- moderno, la dualidad Estado-sociedad civil. La forma
cía, las contradicciones dei proyecto de la modernidad: como fue formulada en el siglo XIX esta dualidad y su ar-
entre la solidaridad y la identldad, entre la justicia y la ticulación con el principio dellaissezjaire explica la am-
autonomía, entre la igualdad y la libertado Porque los idea- bígüedad de la forma política y de la actuación dei Estado
les chocan stn medíacíones. es posible ver en este período, en este período. Es que la unión orgáníca -presupuestada
y con igual claridad, tanto las tendencías para el estrecha-
por la matriz política dei Estado liberal- entre la lógica de
míento dei proyecto, como sus aspiraciones de globalidad la dominaclón política y ias extgencías de la acumulación
y de fructificación en lo cotidiano. El estrechamiento _y por
de capital, a lo largo dei síglo XIX, se concreta y se fortale-
lo tanto el déficit de cumplimiento- está presente, aunque
ce a través de múltiples y cada vez más profundas inter-
desigualmente, en cada uno de los principios y lógicas de
vencíones del Estado. Paradójícamente, muchas de estas
racionalidad que constituyen los pilares de la regulación
y de la emancipación. íntervenctones dei Estado se justifican en nombre dei prin-
AI ruvel de la regulación, la idea dei desarrollo arrnonto- cipio dellaissezjaire, un principio que preconiza el míni-
so entre los principios dei Estado, dei mercado y de la co- mo de Estado (ei Estado protector)".
munidad -que como tuve la oportunidad de defender en El pilar de la emancipación dei proyecto de la moderrn-
otro lugar (Santos, 1985a: 302 y ss.) y contrariamente a dad es aún más ambíguo durante el período dei capitalis-
las optruones más divulgadas, estaba muy presente en la mo liberal, ai mísmo tiempo que refleja. con gran clartdad,
filosofía política liberal dei sigla XVIII, de Adam Smith y dei las tensíones en eíervescencía al interior dei paradigma.
iluminismo escocés- colapsa y se descompone en el desa- Es cierto que cada una de las tres lógicas se desarrolla
rrollo sln precedentes dei principio de mercado, en la atrofia según procesos de espectalízacíón y de diferenciación fun-
cast total dei principio de ia comunidad y en el desarrollo cional, tan blen analizados por Weber (1978); procesos
ambíguo dei principio dei Estado bajo la prestón contra- que, al mtsrno tiempo que garantizan la mayor autonomía
díctorta de los dos movimlentos anteriores; esta ambígüe- a cada una de las esferas (arte/literatura, ética/ derecho,
dad va a segutr manteniéndose en los períodos stguíentes, ciencia/técnica), hacen cada vez más difícil la artículacíón
aunque bajo otra forma. EI desarrollo de mercado es pa- entre ellas y su interpenetración en la experiencia del
tente, por ejemplo, en el impulso vertiginoso de la indus- Lebenswelt, como diría Habermas (1982; 1985a). En el
trialización, en la ímportancía crecíente de las ciudades ámbíto de la racíonaltdad cognitivo-instrumental, estos
comerctalea, en la primera expansión de las nuevas ciu- procesos se traducen en el desarrollo espectacular de la
dades industriales; e incluso está presente en la conver- cíencía, en la conversión gradual de ésta en fuerza pro-
sión de la compleja filosofía política liberal en un principio ductíva y en el consecuente refuerzo de su vinculación al
unidimensional, e incluso contradictorio, pero políticamen- mercado. En el ámbito de la racionalidad moral-práctíca.
te eficaz y afecto a gran divulgaclón, el principio dellaissez los procesos de autonomización y de especíaltzacíón se ma-
falre. Por otro lado, la comunidad, que para Rousseau era nifiestan sobre todo en la elaboración y consolídacíón de la
una comunidad concreta de cíudadanos tal como la sobe- microética liberal-Ia responsabilldad moral referida exclu-
ranía era efectivamente dei pueblo, se redujo a un compuesto sivamente al índívíduo-y en el formalismo jurídico llevado ai
de dos elementos abstractos: la sociedad civil, concebida
como asocíactón competitiva de intereses particulares, so- 3 Para más ampliaclones sobre la dísttncíón liberal entre Estado y sociedad
porte de la esfera pública, y el individuo, formalmente li- civil, ver el quinto capitulo.

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extremo por la Pandektenschule alemana y transformado raleza y de la cultura popular", Del mlsmo modo, la nove-
en política jurídica hegemónlca a través dei movímíento de la realista es la representaclón de una clase, la burguesía,
codífícacíón dei que es la expresión más legítima el code quedesperdlcla el potencial de transformarse en una ela-
civil napoleónlco de 1804. Finalmente, en el ámbíto de la se universal, capaz de transformar globalmente a la socíe-
racíonalldad estétíco-exprestva. la autonomización y la es- dad, un poco a manera de la clase universal de Hegel -Ia
pecialización se traducen en el crecíente elitismo de la alta burocracia- o de la clase universal de Marx, la clase pro-
cultura (la separacíón dei arte y de la vida) legitimado so- letarta".
cialmente por su asoclaclón eon la idea de "cultura nacio- La otra manifestación en el ámbito moral-práctico,
nal" promovida entonces por el Estado liberal. asume otra forma transgreslva (desuiante ), la de la
Sln embargo, a ml entender, el pilar de la ernancípactón marglnalizaclón, y está constltulda por los varlos proyec-
tambíén fue, en este período, el principio organizador de tos socialistas radicales: tanto elllamado socialismo utó-
manifestaciones sociales que. aunque en forma imperfecta pico, como elllamado socialismo cientifico. Aunque en el
o desviada, fueron fundadas por la vocaclón de globalidad primero estén presentes a veces aspiraciones regrestvas
y por el anhelo de raclonalidad radical de la exístencía Ins- y premodernas, tanto el uno como el otro representan un
critas en el proyecto de la modernldad. Apesar de que mu- intento por reconstruir a partir de la raíz, pero desde la
chas de esas manlfestaclones se hayan definido como mtsma raíz, el proyecto de la modernldad, es decír. la reali-
premodernas o se hayan dejado conducir a través de for- zación terrena -aunque sea una tierra imaginaria-
muIaciones que, en un contexto de estrecharníento de los como, por ejemplo los falansterlos de Fourler- de los
críterros de la modernldad, podían ser fãcilmente rotula- Ideales de la autonomía, de la identldad, de la solidarldad
das como premoderrras, pienso que ellas pertenecen eon y de la subjetlvldad. Vistos desde esta perspectiva, hasta
toda legíttmídad ai proyecto de la modernidad y que, de puede declrse que el socialismo llamado utópico es , en sus
algún modo, representan ya la sensacíón de pérdlda cau- objetivos, más radicai que el socialismo llamado científico.
sada por el déficit dei cumplimlento de las promesas de la y ello precisamente porque Marx, al querer formular su pro-
modernldad. Entre esas mantfestacíones distingo dos, una yecto en términos de teoría científica -Ia teoría de la evolu-
en el ámbíto de la racionalidad estétíco-exprestva y otra en ctón de la socledad semejante a la teoria de la evoluclónde
el ámbíto de la raclonalidad moral-prácttca. las especies de Darwin, a quien por demás. como se sabe,
La prlmera asumló una forma elitista y está constitulda Marx qutso dedicar el prlmer volumen de El Capltal- de al-
por el idealismo romántico y por lagran novela realista. No gún modo corríó el ríesgo de reduclr la raclonalidad moral-
se trata aquí de contraponer, como hace Gouldner (1971), práctíca a la raclonalidad cognitivo-Instrumental ya en-
el pensamlento clástco contra el pensamíente romántíco nl, tonces hegemónlca. Incluso, es justo que se diga que la
como hace Brunkhorst (1987), de Intentar integrar norma- cíencta pretendida por Marx tíene, ella mtsma, una voca-
tivamente la crítica romântica en eI racionalismo moder- clón de globalldad transdísctplínarta que se perderá más tarde
no; se trata tan sólo de sugerir que, ai borde dei abismo de en la cíencía marxista, tal como la globalidad dei proyecto de
la opostcíón reaccíonarta a la cultura moderna. eI idealismo
romántico representa, en forma elitista es cierto, la voe a- 5 Según Gouldner. "el potencial revoíuctonano dei romanttctsmo se deriva.
clón utópica de la plena realizaclón de la subjetivldad Ins- en parte. deI hecho de que, a pesar de constituir básicamente una crítica
dei industrialismo, también puede ser usado como crítica dei capitalismo y
crita en el proyecto de la modernldad. de su cultura" (l970: 115). Ver adelante el capítulo noveno.
Es así, por lo menos, que se puede interpretar la inte- 6 Para Lukács, pensando ctertamente en Balzac. "la categorta central de la
graclón de la "poesía y de la estética en el centro de la íntegra- literatura realista es el üpo, una eíntests peculiar que conecta orgãntca-
clón social, construlda en la forma utópica de una mítolo- mente lo general y 10 particular. tanto en los personajes, como en las situa-
clones": de ahí la deffntctón de realismo como "una concepctõn dialéctica
gía de la razón (Hegel, Holderlin, Schelllng)" (Brunkhorst, correcta de la reíacrón entre ser y conctencta" (1972: 6 y 119). Cf.. tambtén,
1987: 403); la crítica dellnstrumentalismo iluminista y de E. Auerbach (1968) Y A. Swingewood (1975), sobre todo el capítulo III titu-
la "coslflcaclón" ; la nostalgia de los orígencs, de la natu- lado Realism, Modernism and Revolution.

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Saint-Simon o incluso de Comte se perderá en la socíolo- dades lndustrlales estableciendo los parámetros dei desa-
gía de Durkheim. Lo Importante es verificar que este prlmer rrollo para las reglones donde están situadas.
período. aI mísmo tiempo que experimenta la contradic- En cuanto ai principio de la comunidad, el desarrollo
ción desnuda y cruda de los objetivos dei proyecto de la industrial capitalista y la consecuente expanstón de la ela-
modernidad, todavía es capaz de manifestar, incluso en se obrera, por un lado. y la extensión del sufragto univer-
forma divergente. la vocaclón de radicalismo dei proyecto sal, inscrito en la lógica abstracta de la sociedad civil y dei
y, en esa medida, se rehusa a aceptar la Irreparabilidad dei ciudadano formalmente libre e igual, por el otro, contribuyen
déficit de su rcalrzacíón histórica. a la rematerialización de la comunidad a través deI surgi-
miento de las prácticas de clase y de la traducción de éstas
El segundo período en políticas de clase. Son los sindicatos y las asociaciones
patronales, la negociación colectiva, los partidos laborlstas
EI segundo período es verdaderamente la edad positiva quienes dtsputan un espacio político anteriormente nego-
de Comte. Busca distinguir en el proyecto de la modernl- ciado entre los partidos burgueses y oligárquicos. Este pro-
dad lo que es posible y lo que es imposible de realizar en ceso de rematerializaci6n social y política es uno de los
una sociedad capitalista en constante proceso de expan- aspectos más característicos de este período y su dinamis-
stón, para luego concentrarse en lo que es posíble. como mo se debe. en buena parte, a las transformaciones en la
si fuera lo único. Para que este cambio de ilusionismo histó- compostcíón de las clases trabajadoras, a su creciente dífe-
rico sea eficaz, amplía el campo de 10 posible de tal manera renciación interna, a los constantes cambios de los sectores
que el déficit de cumplimiento dei proyecto sea pequeno o, productivos privilegiados por la lógica de la acumulación
como mínimo, menos visible. Este proceso histórico de con- dei capital, a la lmportancia progresíva dei sector de los
centración / exc1usión parte de la idea de la irreversibilidad servicios y a la consecuente ampliación y fortalecimiento
dei déficit para, posteriormente, eliminar la propia idea dei social y político de las clases medias.
déficit. Este trayecto está simbolizado en el paso de la idea Por último, el Estado es. en sí mtsmo, un agente activo
de la modernidad a la idea dei modernismo. de las transformacíones sucedidas en la comunidad y en
El proceso de concentraciónl exc1usión sucede tanto en el mercado y, al mismo tíempo, se transforma constante-
el pilar de la regulación como en el pilar de la emancipa- mente para adaptarse a esas transformaciones. Su artícu-
cíón y produce en uno y otro y en las relaciones entre ellos, lación con el mercado, cada vez más compacta, se evidencia
articulaciones más compactas y ajustes más exactos. En en la progresíva regulación de los mercados, en las conexío-
el campo de la regulación, las transformaciones son pro- nes dei aparato dei Estado con los grandes monopolios, en
fundas y vertiginosas. El principio de mercado continúa la conducción de las guerras y de otras formas de lucha po-
con la expansión pujante del período anterior y para eso lítica por el control imperialista de los mercados, en la cre-
rompe con los marcos ínstttuctonales y los límites de ac- ciente Intervención dei Estado en la regulación e institu-
tuacíón característicos de ese período, asumiendo nuevas cionallzación de los conl1ictos entre el capital y el trabajo.
formas y abalanzándose hacia horizontes más amplios. El Por otro lado, la mayor densidad de la articulación dei Es-
capital industrial, financiero y comercial se concentra y se tado con la comumdad está patente en la legislación social,
centraliza; proliferan los carteles: se estrechan los víncu- en el aumento de la partícípacíón dei Estado en la gestión
los entre la banca y la industria; crece la separación entre del espacio y en las formas de consumo colectivo, en la sa-
la propiedad jurídica de las empresas y el control econô- lud y en la educación, en los transportes y en la vívtenda.
mico de su gestión; se ahonda la lucha imperialista por el en fin, en la creación deI Estado-Providencia.
control de los mercados y de las materias primas; las eco- Todas esas transformacíones a nível de la regulación tuvíe-
nomías de escala hacen aumentar el tamaüo de las unida- ron como objetivo o consecuencta redefinir el proyecto de
des de producción y la tecnologia de que éstas se sirven la moderrudad en los términos de lo que era posible en la
está en constante transformación; surgen las grandes cíu- socíedad capitalista, arrojando todo lo demás ai basurero

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Píeriso adernás, que esta ansiedad de contaminación
de la historia. Así se deftnen, obviamente de manera dife- está presente en los movimientos que suceden en los otros
rente, de un país a otro, o de período a período, el grado campos de la raclonalidad. En el caso de la racionalidad
y el tipo de justicia, de solídartdad y de ígualdad que es
moral-práctica está presente, por un lado, en la forma po-
posíble compatlblllzar con el grado y eltipo de líbertad. au-
lítica dei Estado que ai mlsmo tiempo que penetra más
tonomía y subjetívtdad. Que esta forma de compatibiliza-
ción es una entre otras y apenas es preferida por ser la que profundamente en la sociedad, lo hace a través de solucio-
permite la consolidación de las relaciones socíales de la nes legislativas, institucionales y burocráticas que lo dís-
produccíón capitalista es srmultánearnente evidente y tri- tancian progresivamente de los cíudadanos. a los cuales,
vial, pues la creciente hegemonia social de esta forma de a la postre, se les pide cada vez más la obediencia pastva,
compatibilización hace indeseables o incluso impensables en sustitución de la movilización activa. Y, por otro lado,
a todas las demás, como bien se evidencia en la social de- está presente en el surgimiento y consolidación de una
mocrattzacíón de los partidos socialistas y en la contencíón, cienciajurídica. dogmática y formalista, falsamente exenta
si no incluso la margtnaítzacíón. de los partidos comunis- de preferencias axtoíógícas y políticas, formulada lapida-
tas. Es cterto que este segundo período tuvo un corníenzo riamente en la teoría pura dei derecho de Kelsen (1962).
convulsionado y la Revoluctón Rusa estuvo ai borde de mos- Esta ansledad de contamlnación está finalmente presen-
trar la posibilidad y la supertortdad de otras fonnas de compa- te en el campo de la raclonalidad cognitivo-Instrumental
tibilización. Pero el intento fue castrado en la cuna con el en el surgímtento de las diferentes eplstemologías positi-
leninismo, con el fracaso de las revoluciones en los otros vistas, en la construcción de un ethos científico ascético
países de Europa -en particular con el de la revolución ale- y autónomo frente a los valores y la política, en la glorlfi-
mana de 1918- y, finalmente, con la pesadllla estalinista. cacíón de un conocimiento científico totalmente distinto ai
Las transformaciones a nivel del pilar de la emancipa- conocimiento del sentido común y no contaminado por él,
cíón en este segundo período son Igualmente profundas y e incluso en la creciente especialización de las disciplinas.
presentan tendencias de algún modo convergentes con las es dectr-, en la vígencta de la ansiedad de contarnínactón
que sucedieron en el pilar de la regulación. Como dije arri- en ellnterlor de la propla cíencta".
ba, las transformaciones pueden ser simbolizadas por el La intensidad y el exceso de estas transformaciones
paso de la cultura de la modernidad ai modernismo cul-
son el reverso dei déficit trremcdíable de totalidad en que
tural. EI modernismo designa aquí a la nueva lógica de la
se basan y que procuran olvidar (el "olvido d e l ser"
racionalidad estético-expresiva y el proceso de su traspa-
so, tanto hacta la racionalidad moral-práctica como hacia heideggerlano) a través de su dinamismo y de su exagera-
la racionalidad científico-técnica. EI modernismo repre- cíón. Lo más importante para retener en este proceso es
senta la culminación de la tendencía hacia la especializa- que la representación exuberante dei campo cognoscible
ción y dtferencíacíón funcional de los diferentes campos de y racional va a la par con una dictadura de las demarca-
la racionalidad. EI proceso de concentración/ exclusión de clones, con la vigllancia despótica de las fronteras, con
que hablé arriba reside aquí en la aflrmaclón de la auto- la IIquldación sumaria de las transgresiones. Y, en esta
nomía dei arte (el arte por el arte), en la oposrcíón irrecon- medida, el pllar de la emanclpaclón se hace cada vez más
ciliable entre la alta cultura y la cultura de masas y en el semejante ai pilar de la regulación. La emancipaclón se
rechazo deI contexto social bien evidenciado en la arqui- transforma verdaderamente en el aspecto cultural de la re-
tectura modernista de la megalópolís. Es el "gran divisor" gulación, un proceso de convergencia y de mterpenetracíón
de que habla Andreas Huyssen, y él tiene razón cuando que Gramsci caracteriza elocuentemente a través dei con-
afirma que lo que caracteriza más profundamente al mo- cepto de hegemonia.
dernismo es su "ansiedad de contaminación", de la conta- El proyecto de la modernldad se cumple así en exceso
minación con la política o con la cultura popular o de ma- porque en todo lo que cumple excede todas las expectatt-
sas (1986: VII)'.
8 Sobre el paradigma de la crencía moderna, ver Santos (1987 Y 1989).
7 Ver. en especial. el séptlmo capítulo dellibro de Huyssen.

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vas (basta ver eI fulgurante avance deI conocimiento cien- do durante el período anterior. A medida que el proceso de
tífico) y en todo lo que no cumple es suficientemente con- desestructuractón constituye una nueva forma de organi-
vincente para negar que todavía haya algo por cumplir. Es zacíón, -o hasta de superorganización, como quíeren al-
evidente que no todo ha sido color de rosa en este proceso gunos- representa una fase de transíctón que crea el tíem-
histórico de la concentración I excIusión. Ya mencíoné las po y eI espacio para una nueva forma de organización; es
potencialidades de la Revolución Rusa y a nivei estétlco- obviamente mate ria de debate pera que no haré en este
exprestvo, se deberán mencionar todos los movimientos de momento. Interesa, eso sí, caracterizar este tercer perío-
vanguardía dei principio dei síglo: el futurismo. el surrea- do en términos de la dicotomía que he ventdo adoptando
lismo, eI dadaísmo, el constructívtsmo ruso, Iaproletcult. entre el pilar de la regulacíón y el pilar de la emancipación,
Pera, como se sabe, estos movimientos fueron liquidados aunque, como advertí arriba. la distinción entre ellos se
por eI fascismo o por el estalínísmo o fueron absorbidos haya venido esfumando.
dentro dei canon modernista. Sin embargo, su significado En el campo de la regulacíõn, las transformaciones han
no se puede minimizar, Como hace Habermas cuando afir- sido profundas y vertiginosas o, por lo menos así se nos
ma, por ejemplo. que eI modo de reconciliación entre eI arte preseritan, dado eI corto espacio de tiempo en que suce-
y la vida intentado por eI surrealismo -por ser un mero den. EI principio de mercado adqulrló una pujanza sín pre-
momento de dessublimación del arte moderno- era ínol- cedentes, de tal forma que traspasó 10 económico y trató
vídable desde el comlenzo (1973: 118 ss.). Tiene razón de colonizar tanto el principio dei Estado como el princi-
Peter Bürger (1984) en resaitar la vocaclón libertadora de pio de la comuntdad, un proceso !levado ai extremo por el
la vanguardia histórica de los afias veinte COmo un movi- credo neoliberal. En el plano económíco, los desarrollos
miento que, por primera vez, adquíere la plena más dramáticos son los síguíentes: el crecimiento explo-
autocomprensión deI modo como eI arte (su autonomía, su sivo dei mercado mundial, propulsado por un nuevo agente
status social) funciona en la socíedad capitalista 9. En creado a su medida -Ias empresas multtnacíonales- hace
otras palabras , su significado reside en la denuncia deI postble soslayar, si no Incluso neutralizar, la capacidad de
proceso histórico de con-centración/excIusión, sin lo cuaI regulación nacional de la economia: los mecanismos cor-
no es posíble comprender algunas de las tnquíetudes más porativos de regulaclón de los confllctos entre capital y
trabajo, establecldos a nivel nacional en el período ante-
recíerites que se tratarán más adelante (tercera parte de
este capítulo), rior. se debilltan y la relaclón salarial se hace más preca-
ria. asumiendo formas que, por lo menos en apariencia,
representan un cíerto regreso al período deI capitalismo
El tercer período liberal; la flexibl1lzaclón y automatlzaclón de los procesos
productivos, combinados con el abaratamiento de los trans-
El tercer período, que comienza en los afies sesenta es portes, permiten la Industrlalización dependlente dei tercer
un período difícil de analizar, no sólo porque es cornplejo mundo y destruyen la confíguracíón espacial dei aparato
en sí mtsmo, sino porque al estar todavía encurso, no tene- productivo en los países centrales con la descaracteriza-
mos el privilegio de vaiar at crepúsculo, como Ie deseaba ctón de las regtones, el surgímíento de nuevos dinamismos
Hegel ai búho de Mmerva. La desígnacíón de "capitalismo locales, la rurallzaclón de la índustrta. la desmdustrtaltzactón,
desorganizado" habla por sí misma de nuestra perplejtdad, la subcontratación internacional, etc., etc.; la expansión
Pera además de otras razones que reuniré a continuación extensiva deI mercado corre paralela con su expanstón in-
es evidente que el capitalismo sólo puede ser llamado desor- tensiva' con la creciente diferenciación de los productos de
ganizado en la medida eu que colapsaron eu eI tercer período consumo, un cíerto abandono de la gran producción en masa
muchas de las formas de organtzacíón que venían rígíen- con el objetivo de promover la partícularízacíón de los gustos
y el aumento de las opctones, finalmente, la mercanttlíza-
9 Sobre el debate entre Haberrnae y Bürger consultar. además de los textos clón y la dtgítaítzactón de la informaclón abren perspecti-
de ellos ya citados, a Schulte-Sasse (1984) YJay (1985). vas cast infinitas para la reproducción ampliada deI capital.

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El principio de la comunidad atraviesa por transforma- casí síernpre sucedtó, sino también en forma crecíente, en
cíones paralelas. La rematerialización de la comunidad, los países centrales. Esta debilldad extrema dei Estado es.
lograda en el período anterior a través dei fortalecimiento sín embargo, compensada por el aumento de su autorita-
de las prácticas de clase, parece debilitarse de nuevo, por rismo que es producido en parte por la misma congestión
lo menos en la forma que adquirió anteriormente. Las ela- institucional de la burocracia estatal y en parte. -un poco
ses trabajadoras continúan diferenciándose internamen- paradójlcamente- por las políticas propias deI Estado. en
te en estratos y fracciones cada vez más diferentes, tanto el sentido de devolverle a la socledad civil competenclas y
en términos de su base salarial como de su lógica de vida; funciones que asumíó durante el segundo período. y que
la clase de los servicios alcanza proporciones stn prece- ahora parece estructural e irremediablemente incapaz de
dentes; las organízacíones obreras dejan de contar con la ejercer y desempenar. El aumento deI autoritarismo en
lealtad garantlzada de sus miembros (cuyo número, ade- forma de microdespotismos burocráticos del más variado
más, dísmínuye) y plerden poder de negoclación frente ai orden, combinado con la ineficiencia deI Estado. tiene una
capital y ai Estado; las práctlcas de clase dejan de tradu- consecuencia política todavía más global; la teoría dei con-
círse en políticas de clase y los partidos de ízquterda se ven trato social sígntftcó siempre que la lealtad, debída ai Es-
forzados a atenuar el contenido Ideológico de sus progra- tado. aunque relativa. se destinaba a mantener la libertad
mas y a hacer abstracto su llamado electoral. En paralelo y las postbles seguridades personales. En una situación en
con una cterta descentración de las prácticas de clase y de que el Estado parece tanto más claststa cuanto más autó-
las políticas de dístrtbuctón de recursos en que se habían nomo en relactón con las clases, los presupuestos de la
cristalizado (de lo que es máximo ejemplo el Estado-Provi- lealtad caen por su base y los llamados nuevos mcvtmten-
dencia), surgen nuevas prácticas de movilización social, tos socíales son un síntoma elocuente de eso mismo.
los nuevos movimientos socíales orientados hacta reívín- Todas estas transformaciones parecen apuntar hacia
dicaciones postmaterlallstas (la ecologia. lo antinuclear, el una desregulaclón global de la vida económíca, social y po-
pacifismo); al mismo tíernpo, el haber descubierto en los lítica. En verdad, ninguno de los prlncipios de la regula-
dos períodos anteriores que el capitalismo produce clases, se ción, el mercado. el Estado. la cornunidad, parece capaz
complementa ahora con el descubrimiento de que también de garanttzar, por sí sólo, la regulacíón social en sttuacíón
produce díferencía sexual y diferencia racial (de ahí el sexis- de tanta volatilldad; pero lo más trágico es que la articula-
mo y los movímtentos feministas, de ahí también el racis- ción de todos eIlos en el sentido de converger en una nue-
mo y los movimientos antirracistas). Como dijo Habermas, va regulación, parece todavia más remota. Sin embargo, y
las políticas de dlstribución ceden su lugar a las políticas como bien lo observa Claus Offe, esta atmósfera de des-
sobre las gramáticas de las formas de vida (1981; 31). regulacíón, de convencionalldad y de flexibilidad a nlvel de
El impacto de las transformaciones en el mercado y en varios sectores de la vida colectiva coexiste con una atmós-
la comunidad sobre el principio dei Estado ha sido enor- fera. igualmente densa, de rigidez y de inmovilldad a nivel
me; aunque se deba resaltar que las transformaciones deI global de la sociedad (Offe, 1987). Todo parece negoctable
Estado suceden en parte según una lógica autónoma, pro- y transformable a niveles de empresa o de familia, partido
pia dei Estado, EI Estado nacional parece haber perdido o sindicato, pera al mismo tiempo nada nuevo parece po-
en parte la capacidad y en parte la voluntad política, para sibIe a nível de la sociedad como un todo, o de nuestra vida
continuar regulando las esferas de producción (privatiza- personal como mternbros de ella.
ciones, desregulación de la economía) y de reproducctón El modo dominante de asegurar, material e institucional-
social (retracción de las políticas socíales. crísts del Esta- mente, el aumento de las opcíones hace que, paralelamente
do-Providencia). La transnacionalización de la economía con eI aumento de las opcíones, se presencie la dtsrnínu-
y el capital político que ella transporta, transforman ai Es- cíón de la capacidad para escoger entre ellas. La creación de
tado en una unidad de análists relativamente obsoleta, no una elección dada crea la Imposibilidad de elegida en el
solamente en los países periféricos y semiperiféricos, como momento síguiente. Por otro lado. ai final de los monopo-

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lios de interpretación (la famílta. Ia Iglesta o el Estado) lle- americano en América Latina, la moderntzacíón regresa
vados a cabo con éxíto por el paradigma de la moderntdad, ahora al escenarto, en segunda generación, en el proceso
no parece continuar la autonomía de interpretación sino de "reconstrucclón" de Europa Central y del Este. Ambas
la renuncia a la interpretación. Las sociedades capitalis- gene raciones mantienen intacto su carácter reductor y ex-
tas avanzadas parecen bloqueadas, condenadas a vtvtr del cluyente frente a la idea anterior de modernismo en la me-
exceso irracional a que se someten con el ânimo de curn- dida en que elimina el valor de la autonomía de los procesos
plir el proyecto de la moderrndad, y a racIonalizar en un sociales y políticos nacíonales en el mundo menos desa-
proceso de olvido o de autoflagelactón el déficit vital de las rrolIado, y los subyuga a los intereses de los países cen-
promesas íncumplídas , trales bajo el pretexto de no existir otro modelo de desa-
Este exceso y este déficit están muy presentes en el modo rrollo sino el que estos síguteron. Con esta, se oculta el
como hoy se nos presenta eI pilar de la emancipación. AI hecho decisivo de que cuando este modelo fue seguido en
contrario deI período anterior, cuando se intentó una con- los países centrales, no había que contar con los intereses
tabilidad apactguadora entre los excesos y los défíctts. en hegemórncos de países más desarrollados que ellos.
este período se viveu con igual intensidad unos y otros: La lógica centralizadora y exclusivista de la moderniza-
mayo de168 es uri buen símbolo de eso aI mostrar. por pri- clón hace poslble negar los valores fundamentales de la
mera vez, que la riqueza de las sociedades capitalistas modernidad a través de procesos de racíonalízacíón legi-
avanzadas conetttuye una base frágil de legtttmacíón. La timados en función de la afírmactón de estos valores y pre-
contencíón del movímtcnto estudíanttl simboliza el principio tendidamente movilizados a su servícto. Sin embargo, la
de un proceso de agotamtento histórico de los prmctptos modernización científico-tecnológica y neoliberal se pro-
de ernanctpactón moderna que víene a culminar, al final paga hoy, paradójícamente, en la mísma medida en que se
de la década de los ocherita, con la crtsís global de la idea propaga su crísts, certificada por aquello que parece ri ser
de revolucíón social y con la total preponderancia de la fi- sus consecuencias inevttables. el agravamíento de la in-
losofía y de la práctica política neollberales. Pero si. por un justícía social a través del crectmíento imparable y recíproco
lado. hoy todos los prrnctpíos de la emancipación parecen de la concentración de la riqueza y de la exclusión social.
agotados o, lo que es lo mtsmo, domesticados en funcíón tanto a nivel nacional como a ntvel mundial; la devastación
de las exígencías cada vez más profundas y volátiles de re- ecológica y con ella la destrucción de calidad e incluso de
gulación y desregulactón socioeconómica, por otro lado, se coriservactón de vida en el planeta. El inconformismo fren-
van acumulando las sefiales de que si no hay salida para te a estas consecuencías, combinado con una crítica pro-
esta situación, por lo menos existe la posibilidad realista fundizada de la epistemologia de la ciencia moderna está
de imaginar una situación radicalmente nueva. contribuyendo hoy ai surgímíento de un nuevo paradigma.
Esta doble sítuactón es particularmente notorta a nivel Lo que en otro lugar llamé cíencta postmoderna, o mejor,
de la raclonalidad cognitivo-instrumental. EI cornprornt- el paradigma de un conocímíento prudente para una vida
so industrial-militar dei desarro\lo científico-tecnológico y digna (Santos 1987a; 1989).
los pelígros de la proliferación nuclear y de la catástrofe A nivel de la racionalidad moral-práctíca, los dilemas
ecológica de ahí resultantes son síntomas suficientes del del tercer período son fundamentalmente cuatro: en prt-
cumplímíento excesivo y por lo tanto irracional de la racío- mer lugar, los valores de la modernidad, tales como la au-
nalldad Instrumental de la moderrndad. La hegemonia de tonomía y la subjetívídad, están cada vez más divorciados
esta racíonalídad irracional significa stmultánearnente su tanto de las práctícas políticas, como de nuestra cotidia-
agotamíento en la medida en que. combinada con las re- nidad, a pesar de que parecen estar a nuestro alcance in-
cetas neoliberales, se transforma en una lógica de domí- finitas opcíones: en segundo lugar. la regulactón jurídíca
nación y de reguíacrón a nivel mundial. La Idea de moder- de la vida social se alimenta de sí misma (una regulación
nízacíón capta bien esta ambígüedad, En boga en los anos que sternpre da ortgen a otra) aI mtsmo tiempo que el cíu-
sesenta, como soporte ideológico del imperialismo norte- dadano, oprimido por un conocimiento jurídico especíalí-

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zado y hermético y por la sobrejurldificación de su vida, es por el precío con que se comercializa. La fuga dei mundo a
llevado a prescindir de su buen sentido o sentido común la que la condenó Adorno (1981 l, por más comprenslbles
con el cual la burguesía en el stglo XVIll le demostró a la y honrosas que hayan sido sus razones, es insostenible en
aristocracia que tambíén sabía pensar. En tercer lugar, la situación cultural de celebración afirmativa. aunque su-
como blen lo anota Karl-Otto Apel, la modernldad nos con- perficial, pero profunda en su superficialidad, de infinitos,
flnó en una ética Individualista, una mlcroética que nos aunque nocivos infinitos eu el sentido hegeliano. Eu SUB me-
Implde pedir, o slqulera pensar, responsabilidades por acon- jores verstones, la arquitectura postmoderna revela bíen
tecimientos globales, como la catástrofe nuclear o ecoló- esta sttuacíón,
gica en la que todos, pero nadie individualmente, parecen Las seiíales de futuro están en la creciente convicción
poder ser responsabilizados (Apel, 1984). Este problema de que ese déficit de mundo es Irremediable dentro dei pro-
ético reside en que si, por un lado. la mícroétíca liberal es yecto de la modernidad y de que, por lo tanto, la opclón
Inadecuada para responder de buen grado a las exígencías radical y cada vez más Ineludible es enfrentar la poetbtlt-
éticas de la nueva situación en que nos encontramos, por dad de que este proyecto está exhausto, y es irrealizable
otro lado, todavía no ha sido sustituida por una macro- en aquello que, hasta ahora, ha íncumplído: o continuar
ética capaz de conceblr la responsabilidad de la humanl- confiando en su poslbilidad de regeneraclón y esperando
dad por las consecuencias de las acciones colectivas a nível a que se complete con la misma determinación con que
de la escala planetaria. SamueI Beckett nos ensena a esperar a Godot. Esta opción
Pero aquí tambíén hay sefiales de futuro. Del colapso de radicai vtene slendo dtsefiada, en el domlnlo de la racío-
las formas éticas y jurídicas liberales frente a algunos de nalidad estétíco-exprestva, desde finales de la década de
los más serias problemas eon que nos enfrentamos -de la los sesenta y mediados de la década de los setenta, sobre
excluslón social y dei racismo hasta Chernobyl y el Slda- todo en los Estados Unidos de América, a través de la crí-
empieza a emerger un nuevoiusnaturalismobasado en una tica radical dei canon modernista, de la normalizaclón y
nueva concepcíón de los derechos humanos y deI derecho dei funcionalismo, deI exprestonísrno abstracto en la pin-
de los pueblos a la autodeterminación, y una nueva Idea tura y dei estilo Internacional en la arqultectura. Como
de solídartdad, simultáneamente concreta y planetarla. Curio- bien anota Huyssen, esta crítica ya estaba presente en la
samente, estas sefiales de una nueva ética y de un nuevo beat generation a mediados de los clncuenta (Huyssen,
derecho están relacionadas eon algunas de las transfor- 1986: 186), pero víno a asumlrse progreslvamente como
maciones a nlvel dei principio dei mercado y dei principio expreslón del agotamlento global e Irreverslble dei canon
de la comunidad scfialados atrás. Por un lado, la exploslón modernista en el cme, la música, el teatro, la pintura y la
de la realidad medlátlca e informativa hace poslble una compe- arqultectura. Además la arqultectura postmoderna expre-
tencia democrática más amplia. Por otro lado. la retrac- sa con elocuencía la expansión simbólica del consumo fren-
ción simbólica de la producción frente al consumo puede te a la producclón que había servido de soporte a todo el
venir a traducirse en la reduccíón de la semana de traba- funcionalismo de la arquitectura modernista 10.
jo, cada vez más reclamada por el sindicalismo europeo: y Tal como Max Weber mostró mejor que nadle las antino-
de tal reducclón puede resultar una mayor disponibilldad mias dei proyecto de la moderrudad en el prtmero e Inclu-
para actlvldades socialmente útiles y para el ejercícío de so en el segundo período dei capitalismo, Habermas es, sín
la solidaridad. duda, qulen mejor dío a conocer las dei tercer período dei
Por último, la racronaltdad estétíco-exprestva es tal vez capitalismo. Sin embargo. míeritras Habermas cree que el
la que condensa mejor las antinomias de la sttuacíón pre- proyecto de la modernidad es apenas un proyecto Incom-
sente y, por lo tanto, aquella en que son más fuertes las pleto, pudíerido ser completado recurrlendo a los instru-
sefiales dei futuro. La alta cultura modernista se agotó y mentos analíticos, políticos y culturales desarrollados por
la aftrmacíón de que tal cosa no eucedíô es desmentida dia-
ríamente por la despreocupación eon que se contempla o 10 Ver también a Jencks (1987: 11 y 88.) Y Huyssen.

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la modernidad (l985a). yo pienso que sea lo que sea que sar eu la postmodernidad en una socíedad semtperífértca.
falte concluir de la modernídad, el proyecto no puede aca- sino sobre todo si podemos pensar y actuar postmoderna-
barse eu términos modernos bajo pena de mantenernos mente. La cuestión es compleja. Por un lado, la discusión
prisioneros en la trampa gigantesca que nos prepará la mo- entre nosotros sobre lo moderno y lo postmoderno parece
dernidad: la transformación incesante de energías eman- ser algo telescópica, discusión a distancia, guerra de mi-
cipato rias en energias reguladoras. De ahí la necesídad de niaturas. Por otro lado. los artefactos de la cultura post-
pensar en discontinuidades, en cambias paradígmáttcos moderna entran diariamente en nuestras casas por múl-
y no meramente subparadtgmátícos. tiples canales de información y hasta se dirá que nuestra
EI nuevo comienzo dado con el nornbre de postmoder- capacidad para dirigir o para atenuar su penetración es
nídad. y el análisis de algunas de sus Implicaciones en el menor que la de los habitantes de las sociedades centra-
plano político. constltuyen el resto de éste capítulo. Antes, les porque no tenemos las resistencias modernas tan de-
sin embargo. pretendo tratar, aunque brevemente, la cues- sarroHadas como ellos, Síendo cierto que la dtscustón sobre
tión de saber en qué medida la socledad portuguesa pue- el colapso dei paradigma de la modernldad y el surgímtento
de estar involucrada en esas implicaciones, síendo cierto de un nuevo paradigma aparecíó en los países capitalis-
que eI análísts precedente se confiná a las sociedades cen- tas avanzados y en el contexto social propío de esos paí-
trales o capitalistas avanzadas y Portugal no es, cíertamen- ses, i.no estará Portugal condenado a imitar la discusión
te. una de ellas. o a importar los productos materiales y simbólicos que van
surgíendo de su desenvolvimiento y hasta a hacerlo stn
PORTUGAL Y EL DESAFfo DE LA POSTMODERNIDAD
autenticldad pues si puede importar los productos, no
puede importar el contexto social de su producción? o. al
La principal tesis de esta parte es la siguiente: la socie- contrario, i.podrá Portugallanzarse no solamente a imitar
dad portuguesa es una sociedad semiperiférica. La especi- o importar con autentíctdad sino incluso contribuir con
jicidad y complejidad de sus condiciones económicas. so- algo nuevo para la discusión y extraer de ella productos
ciales. políticas y culturales crean una doble exigencla: (1) matertales y simbólicos tamblén orígtnales? lntentaré mos-
en lajonnulación de algunos de los objetivos de desarrollo. trar que es posible una respuesta positiva para esta últi-
debe proceder como si el proyecto de la modernidad no es- ma pregunta,
tuviera cumplido todavía o ni siquiera hubiera sido puesto No cabe analizar aquí la evolución de la sociedad por-
enjuncionamiento: (2) en la concretlzación de estes objeti-
tuguesa a lo largo de los tres períodos de desarrollo dei ca-
vos. se debe partir deI principio (para ella de algún modo pitalismo. Me limitaré a mencionar. algunos de los rasgos
más vital que las sociedades centrales) de que el proyecto
de la socíedad portuguesa en la actualídad. para lo que me
de la modernidad ha sido históricamente realizado y que no serviré del mtsmo cuadro analítico utilizado para caracte-
hay que esperar de él lo que sólo puede hacer posible un rizar a las sociedades capitalistas avanzadas. Como socíe-
nuevo paradigma. dad semípertfértca, la socledad portuguesa es una socledad
Se sabe que el orden econômico mundial o el sistema en desarrollo intermedio, cuyo papel estructural en el sis-
mundial de Estados tiene un centro (los países capitalistas tema mundial es el de realizar, en el contexto europeo en
avanzados). una periferia (los países delllamado tercer mun- que se sttúa, la intermediación entre los países centrales
do) y. entre ambos. una zona Intermedla muy heteróclíta. y los países periféricos. La base material de esta situación
donde cabían la mayoría de los países socialistas de Esta- y de este papel estuvo hasta hace poco en el imperio colo-
do de Europa dei Este y los países capitalistas semi- nial y es de prever que pase a estar, en el futuro, en el modo
periféricos. tales como Portugal. Grecia. Irlanda y tal vez. de integración de Portugal en la comunidad europea. Es
también Espana; eso para limitarme a la periferia en el además una cuestión abierta saber si Portugal va a con-
contexto europeo. La cuestión, pues, que se nos plantea a solidar. sobre una nueva base, su carácter semiperiférico
los portugueses, no es solamente saber Si podemos pen- o si, al contrario, va a descender a la periferia o a ser

108 109
promovido ai centro, como sucedló con Italía y está a pun- eso sería el déficit corporativo de la organtzacíón de los In-
to de suceder con Espana. Lo más probable es que se man- tereses, ya sean patronales li obreros. El problema es com-
tenga como sociedad semiperiférica. 11 . plejo, pues por un lado, la socledad civil portuguesa, cuando
En la actualidad, una de las características prtncípales se analiza en términos de estructuras familiares y de re-
de la soctedad portuguesa es la heterogeneldad Interna des de solídarídad constttuídas sobre la base dei parentes-
tanto de los príncípíos de regulactón como de las lógicas co y de la veclndad (la socledad-providencla), parece muy
de emanctpacíõn. EI principio del mercado nunca alcanzó fuerte o, en todo caso, más fuerte que las sociedades cen-
eu Portugal la hegemonia que tuvo eu los países centrales. trales , Pero no quedan dudas de que el déficit relativo de
Síernpre vlvió bajo la tutela dei principio dei Estado, que práctlcas de clase no solamente condujo a la volatilidad de
hasta el presente, ha asumído varias formas. En los últi- las políticas de clase sino que también impidió una eficaz
mos anos se ha veriído intentando atenuar esa tutela pera ínstítuclonaltzacíón de los conflictos entre capital y traba]o.
curiosamente la Iniciativa ha partido sobre todo dei Estado Los esfuerzos hechos en este sentido, en los últimos anos.
que así, parece condenado a reforzar 5U tutela eu eI pro- han sido difíciles en buena parte porque suceden en el
pio proceso desencadenado para debilitaria. Se trata de contexto internacional de precarízacíón y de flexíbtltzacíõn
una tarea de todas maneras difícil por dos razones princi- de la relación salarial en los países centrales. A este pro-
pales. En prtmer lugar, porque sucede en una sttuacíón In- pósito se deben hacer dos observaciones. La primera es
ternacional de globallzaclón dei mercado en la cual el papel que stendo desigual y combinado el desarrollo dei capita-
dei Estado si bíen está stendo, por un lado. degradado de lismo a escala mundial, se veríftcan. con frecuencia, dts-
la regulacíõn dei mercado hacla la negocíacíon de la de- crepancías ternporales, como esta de que Portugal presente
pendencra, por otro lado. su functon a este nuevo nível se cíerto movtmíento en el sentido dei capitalismo "organi-
hace más crucial que nunca. En segundo lugar, porque In- zado" en un momento en que en los países centrales el
ternamente las relaciones mercantiles capitalistas contí- movimiento es inverso, en el sentido del capitalismo "des-
núan teniendo que articularse eon relaciones mercanUles organizado". La segunda observacíón es que, como ahora
no capitalistas, típicas, por ejemplo de la pequena agricul- se ve claramente, lo inadecuado de esta desrgnacíon resi-
tura familiar. Esta artlculaclón tíene ímpltcacíones socía- de en el hecho de que las características que justlfican la
les y políticas que en las condiciones actuales sólo puede Idea de desorganlzación del capitalismo central tlenen al-
dirigir el Estado. Pero, por otra parte, entre nosotros el prin- gunas sernejanzas. guardadas las proporciones, con las
cipio deI mercado presenta algunas características para- que desde sternpre han caracterizado a la organtzactón del
lelas a las que están asumiendo los países centrales como, capitalismo en los países periféricos o incluso semtpert-
por ejemplo, la descaracterlzaclón de las regíones índus- férreos.
trtales tradtctonalea, Ia ruralízactón de la tndustrta, el sur- Pero la heterogeneldad Interna dei principio de la co-
gímtento de los dinamismos Industrlales locales, la explo- munidad todavía deriva de la exístencta y coexístencta de
slón de la economía informal, el crecimiento acelerado dei muchas fracciones de clase, de situaciones de doble per-
sector de los servtcíos. tenencia de clase y de lugares contradíctortos de clase con
EI principio de la comunídad es correspondientemente fuerte peso social y que contrlbuyen ai descentramiento de
heterogéneo. La rematerlalizaclón de la socledad civil a la relación capítal-trabajo como serían el campesinado, los
través de las clases -burguesía y proletariado- nunca tuvo serruprotetartos, los agricultores de tlempo parcial, los pe-
entre nosotros la mísrna intensidad que tuvo en los países quefios comerciantes, los funcionarios públicos, etc.,
centrales y esa ha sido la razón invocada para afirmar que etc l 2 .
la socledad civil portuguesa es débil. Y el mejor ejemplo de

1i Sobre el caracter semtpertfértco de la soctedad portuguesa ver, por último, 12 Sobre esta composición específica de c1ases y las relaciones socíales en que
los textos reunidos en Santos (org. 1993). se traduce. ver a Pinto (1985) y Almeida (1986).

110 111
Frente a esta situación no es sorprendente que el Esta- La tercera característica dei Estado, resultante de las
do português tenga una forma política muy compleja. He anteriores, es que dada la permanencia de elementos arcai-
tratado este tema con alguna extensión en otros lugares zantes a nlvel dei mercado y de la comuntdad, la prímacía.
(Santos, 1985b: 1989: 1993) y volveré sobre él con más de- la autonomía y el autoritarismo del Estado han sido usa-
talle en el capítulo quinto. Aquí mencionaré solamente las dos frecuentemente para ascender ai Estado como agente
tres características que me parecen más dicientes para los de modernízacíón de la sociedad. Esa moderrnzacíón es,
objetivos analíticos dei presente capítulo. En prírner lugar sin embargo, falsa en muchas instancias porque se queda
la heterogenetdad Interna de los principios de mercado y en los textos legares. ordmartos y constitucionales, y dífí-
de la comunldad hacen Improbable la regulaclón autóno- cilmente se traduce en práctícas sociales adecuadas. Así
ma de los intereses, por lo que el Estado termina por tener pues, resulta particularmente desmesurada, entre noso-
una prlmacía total sobre la socledad civil. Sin embargo, tros, la díscrepancta entre marcos legales (más avanzados)
esa misma heterogeneidad interpone importantes obstá- y prácticas soeiales (más retrógradas) en una sttuacíón a
culos para la normal realización de las funciones del Es- la que, en otro lugar, l!amé Estado paralelo (Santos 1993:
tado y es, en parte, responsable de su gran mefícíencta. La 28 y ss.).
gran primacía y autonomía del Estado en la formulacíón Las lógicas de racíonalídad que componen la emancipa-
de las políticas, coexiste con la gran tnefíctencta y depen- ción moderna se confíguran, entre nosotros, de tal manera
derreta en su ejecucíón. que profundlzan, aún más, la complejidad de la socíedad
En segundo lugar porque no ha sido posible Incorporar portuguesa que resulta de la breve descrlpción de los prin-
a las clases trabajadoras en el sistema político a través de cipias de regulación. Distingo dos características princi-
organizaciones sindicales y políticas fuertes y autônomas, pales. La prlmera es la de la dependencla y el mimetismo.
la democratización política del sistema siempre estuvo Las diferentes lógicas de racionalidad han acornpaüado,
restringida y varias veces se colapsó. Incluso en los perío- con mayor o menor retraso, los movimientos dominantes
dos democráticos no fue posible erradicar el clientelismo en los países centrales lo que no excluye la írrupcron de
y el Estado no se comprometló con el blenestar de las ela- momentos de gran contemporaneidad e ínnovacíón como,
ses populares aí punto de poder constituirse en un Esta- por ejernplo. muchas de las iniciativas cultura1es hechas
do-Providencia. Por esa razón hasta ahora no han sido poslbles en la crtsts revolucionaria de 1974-75. La segun-
resueltos dos problemas que el proyecto de la modernldad da característica es que el modelo general de dependencía
cumplió, durante algún tlempo, en los países centrales: los y de imitación se articula o se yuxtapone a racionalidades
problemas de la distrlbuclón y de la dcmocratízacíón polí- que el paradigma de la modernidad l!ama convencional-
tica dei sistema político. mente premodernas y que son vístbles tanto en el ámbito
Como resultado de eso, el Estado tiene una acentuada de la raclonalidad cognitivo-instrumental (la sabiduría po-
característica autorítarta que, a lo largo de los tiempos, ha pular, la tradícíón oral, el riquísimo y resistente sentido
asumido diferentes formas. La última es bastante moder- común, las artesanías y las tecnologias tradícíonales), como
na en la medida en que tíene semejanzas significativas con en el ámbito de la raclonalidad moral-prácttca (los dere-
la que ha estado asumiendo el Estado en los países cen- chos comunitarios, la fuerza social de las redes de solída-
trales. Stuart Hall, temendo en cuenta el caso mglés. la rldad basadas en el parentesco y en la vecindad), y aún en
destgnó como "populismo autoritario", lo cual consiste en el ámbito de la racionalidad estéttco-exprestva (el arte y la
que el Estado ejerce un poder autoritario que convierte ídeo- llteratura populares, las fies tas y las romerías, las proce-
lógicamente ai goblerno dei pueblo contra el Estado (Hal! siones y el turismo reltgíoso).
yJacques, 1983). De hecho no se trata de atacar ai Esta- Es pues a la luz de este cuadro, que se debe determinar
do desde dentro sino tan sólo de atacar lo que en el Estado la rnsercíón de Portugal en la discusión sobre la moderrn-
fueron las políticas sociales de distribución a favor de las dad y la postrnoderntdad. Durante la crtsts revolucionaria
clases populares en el período del capitalismo organizado. que stgutó ai 25 de abril, se volvió, a cíerto nivel popular,

112 113
la incorporación tan autónoma como sea posible de las
a la idea de que Portugal, a pesar de ser un país relativa- clases populares en el sistema político, lo que implica la
mente subdesarrollado, podía escapar de las distintas eta- erradicación deI clícnteltsmo, del personalismo, de la co-
pas por las que pasaron los países centrales y sobrepasarlos rrupción y, en general, de la apropíacíón privada de la ac-
en la marcha hacía el socialismo. Era una verstón in- tuacíón dei Estado por parte de grupos sociales, e incluso
genua de la teoría dei desarrollo desigual y combinado que por parte de los propios funcionarias estatales): ,
Trotski había elaborado para explicar la revol ucíón de Cualquíera de estas promesas se debe cumphr, sm em-
1905 y después la de 1917 en un país airasado como era bargo, en conjunto con el cumplimiento igualmente vehe-
la Rusia de entonces. Frente al fracaso de los distintos pro- mente de las promesas de la postmodernídad. De este modo
yectos socialistas enfrentados durante ese período, a par- la promesa de distribución se debe cumplir en uníón con
tir de 1976 se cayó en la idea opuesta de que Portugal, la promesa de la calidad de las formas de vida (desde la
siendo un país relativamente subdesarrollado, debía se- ecologia hasta la paz, desde la solidaridad internacional
guir, las huellas dei desarrollo de los países centrales y hasta la igualdad sexual) y la promesa de la demo~ratiz;,­
mientras menos autonomía tuvtera , mejor , Era una ver- ción dei sistema político se debe cumplir en conjuncíón
si6n ingenua de la teoría de la modernización en una de con la ampliación radical dei concepto de política y, co?-
sus interpretaciones más populares, la de la teoría de W. secuentemente, con las promesas de la democratizacton
Rostow sobre las diferentes fases dei desarrollo (Rostow, radical de la vida personal y colectiva, de la ampliación
1960), Estas dos posiciones extremas me parecen erradas, incesante de los campos de emancipación, los cuales se
En sociología y en política lo que sucede demasiado tem- pueden empezar a cumplir precisamente en la articulación
prano no sucede; pero lo que sucede tarde tampoco suce- entre la' democracia representativa y la democracia parti-
de. Las diferencias cualitativas entre diversas zonas deI cípatíva. Tal vez esta conjunción sea interdicta po; el prin-
sistema mundial (el centro, la periferia y la semtpertferta) cipio de la moderntzactón, pues, en sus propíos terrnínos,
hoy parecen atenuarse. En compensación, las diferencias mientras que no sean resueltos los problemas de la moder-
de grado son cada vez más chocantes. En las condiciones nidad no tiene sentido síqutera tratar los problemas de la
de este fin de sigla, la tarea primordial de la sociología es postrnodernídad. Este principio, que entre nosotros hoy es
mostrar que las diferencias de grado son cualitativas. hegemónico y que ha sido adaptado tanto por el Estado
En vista de lo anterior me parece necesario encontrar como por los partidos políticos de derecha y de ízquterda,
una vía intermedia entre los extremos. Mi postcíón es que sólo podrá conduclr ai bloqueo de la socíedad portu%uesa
la sociedad portuguesa aún tiene que cumplir algunas de en una semíperíferta crecientemente medíocre y estúpída.
las promesas de la modemldad, pera tiene que cumplirlas La segunda implicación dei cumplimiento de la moder-
en rebeldía con la teoria de la modernización. De esta posi- nidad en rebeldía contra la modernización es que es nece-
ción, se desprenden dos ímpltcacíones prtncípales. La prt- sarro combatir la idea de que todo lo que en la sociedad
mera es que las promesas de la modernidad que están por portuguesa es diferente de las sociedades centrales es serial
cumplirse, tienen que ser cumplidas en corto circuito con de atraso y debe ser erradicado en el proceso del desarro-
las promesas que surgen de la postmodernidad. Así, como lia, La contabilidad profunda de la sociedad portuguesa
lo mencíoné atrás, las dos más importantes promesas de todavía está por hacerse. Durante la dictadura de Salazar
la modernidad todavía sin cumplir son, por un lado, la so- nos habituamos a cargarle todo ai débito de ella ya que ~I
lucíón desigualdades que dejan a amplias estratos de la dictador se había apropiado de la contabilidad de los cre-
población por fuera de la posibilidad de una vida digna o ditas, El 25 de abril fue posible hacer, aunque muy rápí-
síquíera de la sobrevívenctal'P: por otro lado, la democra- damente y con algunos errores en las cuentas, una conta-
tízacíón política dei sistema político democrático (es decir bilidad democrática de los créditos, Desde 1976 nos hemos
venido deslizando, casi que insensiblemente, hacía un
13 Ver, entre otros. a Bruto da Costaetal. (1986); Silva et al. (1989): Almeida nuevo pesimismo contable, con la diferencia de que ahora
etal. (1992),

115
114
no hay. Como en los tiempos de Salazar, yafortunadamen- palmente una estrategía de sobrevívencía que raramente
te, una Instancia oficiai de glortfícacíon de los créditos. Es llega a alcanzar un nível de vida decente; en segundo lu-
una situación que tiende a reproducirse mientras predo- gar, es una organízacíón social particularmente dominada
mina el principio de la modernlzación. por el poder dei patriarcado y, por lo tanto, por la desigual-
Para combatir esta domlnaclón (dei principio de la mo- dad sexual y por la explotaclón dei trabajo infantil.
dernización) es necesario analizar, con objetividad y sin Sin embargo, sería concebible que la pequena agricul-
cornplejos , Ias ventajas comparativas de la socíedad por- tura familiar fuera reinventada, a partir de la que existe, y
tuguesa en un mundo cambiante. Es preciso admitir, como de modo tal que pudiera no sólo neutralizar su negativismo
hipótesis inicial, que algunas de las características que -transformándola en una estrategía de afluericta y de ca-
dísttnguen a la socíedad portuguesa son buenas y deben lidad de vida y democratizaclón de sus prácticas produc-
ser manejadas con cautela durante el proceso de desarro- Uvas y reproductivas- sino tambíén maximizar su potencial
110. Aquí es donde reside, por último, la nueva contríbu- positivista: una vida activa y diversificada, conducida en
clón que la sociedad portuguesa puede traer ai paradigma parte al atre libre y en comunión con la naturaleza. una
emergente de la postmodernidad. En el fondo se trata de Ideologia de producción basada en lo socialmente útil y no
atreverse a pensar que la socíedad portuguesa tiene algu- en ellucro y garantizada contra los excesos de producción
nas características, por así decir, pre-post-modernas. A y de productivldad. Para que no se prense que se traia de
continuaclón algunos de los tópicos que pueden ser dis- una ímagínactón soltpststa, es del caso mencionar la re-
cutidos en este contexto. ciente curtosídad de los dlputados dei partido de los Ver-
En prlmer lugar la socledad civil portuguesa es rica en des en el Parlamento Europeo por la pequena agricultura
tecnologias familiares, tanto mate ri ales como simbólicas portuguesa. víerido en ella algunos rasgos dei modelo de
y en formas de soclabilldad cara-a-cara basadas sobre agricultura defendido por ellos en su proyecto de reforma
todo en el parentesco y en la vecindad. Como mencioné en agraria europea. Según ellos, las ventajas reconocidas en
el capítulo anterior. Ia socíedad civil portuguesa es débil. la pequena agricultura portuguesa son precisamente las
es decír. atomizada y fragmentada, sí la juzgamos tan sólo sígutentes: permitir una mejor calldad de vida por el equi-
por los modelos y formas de organización dominantes en librlo que proporciona entre el trabajo urbano y el trabajo
los países centrales. AI contrario Se puede concebir que las rural, ayudar a fijar la poblacíón en los campos e Impedir
sociedades ctvtle s de los países cen trales son débiles la congestíón de las cíudades, no destruir el medio ambien-
cuando se las juzga según los modelos y las formas de or- te y produclr equilibradamente. evitando el problema de
ganlzación en que la socíedad portuguesa es fuerte. Es fácil los excedentes.
construir el contra argumento de que se trata de arcaís- Porque domina entre nosotros el principio de la mo der-
mos premodernos, tradicionales y retrógrados, no siendo ntzacíón, es difícil dar credibilldad social a este tipo de ar-
motivo de sorpresa que por eso hayan figurado entre los gumentación y, aún más, convertirla en políticas agrícolas
créditos de la contabilldad salazarlsta. Admttiendo que no concretas. Además, la política agrícola en curso es agresí-
siempre es fácil distinguir una poslclón retrógrada de una va en el sentido de destruir la pequena agricultura fami-
posícíón progreslsta (al contrario de lo que piensan los dogmá- liar. Las dificultades de pensar lo nuevo, sternpre fueron
tícos de dífercntes colores), hay procedimientos analíticos grandes en Portugal. pero es bueno que por lo menos se
y crtteríos políticos que pueden ayudar a la dlstlnclón. vaya pensando que la sociedad portuguesa da qué pensar.
Tomemos, por ejemplo. el caso de la pequena agricultu- EI segundo tópico por discutir en el contexto de la postmo-
ra familiar todavía tan importante entre nosotros y trata- dernidad es la idea de que en la socíedad portuguesa va a
da de ineficiente y retrógrada, condenada a los basureros ser Inevitable que las prácticas políticas "vtejas" (las de la
de la htstoría por los adeptos de la moderrnzacíón, ahora democracia representativa y de los partidos) se amplíen y
atrtncherados en el poder. Sln duda es retrógrada por lo consoliden el diálogo compartido con las prácticas políti-
menos en dos puntos: en prímer lugar, representa prmcí- cas "nuevas" (las de la democracia partícípattva y de los

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nuevos movírníentos sociales). Además, el propío desarro- manos dei Nazismo (Habermas, 1985b). Pienso además que,
110 intermedio suscita un corto circuito entre la lucha por como dice J. Arac, es importante conocer nuestra htstoría.
las retvtndícacíones matertales (salarios decentes y segu- pero es igualmente importante conocer nuestra diferenc~ia
ridad social) y ias reivindlcaclones pcstmaterrales (la de nuestra htstorta (Arac, 1986: XXXIV). Esta es tamblen
ecologia, lo antmuclear, Ia ígualdad sexual y racial. todas la base para pensar que esta línea de argumentación no
el1as además, mezcla de materlales y postmaterlales). Este siente vergüenza de llamarse nacionalista. porque conoce
corto circuito político, debido a que exige un amplio con- las razones que la dísttnguen radicalmente del nacionalis-
senso entre las fuerzas soctales y políticas ubícadas en la mo reacctoriarto de derecha.
transformación, parecería recomendar, entre otras cosas. Ala luz de esta línea de argumentación y del marco ana-
la u nídad orgáníca de las dos centrales sindtcales , la coa- lítico en que ella díscurre. se puede concluir que la dtscu-
lición dei partido socialista y dei partido comunista y la stón sobre el paradigma emergente de las postmodernidad
íntegractón de la agenda política postmateríaltsta, tanto en no sólo le Interesa a la socledad portuguesa, sino que el1a
las centrales sindicales como en estos partidos. puede tener un papel propío y significativo en esa dlscusión.
Tal corto circuito tambíén está favorecido por el hecho Sin duda para nosotros será una discusión de oscilantes
de que la heterogeneidad y la complejidad de la socledad gestalts. A veces, parecerá una discusión telescópica y has-
portuguesa hícteron que en ella las demarcacíones de los ta esotérica, algo que se puede discutir desapasionada-
campos de acclón social y político (por ejemplo, la dtsttn- mente. no porque dominemos los términos de la dtscustón
ción entre lo público y lo privado) y de los universos sim- sino porque. muy al contrario, estos ya no nos domtnari,
bólicos creados por las diferentes lógicas de ractonaltdad no nOS inspiran respeto. ütras veces la discusión tendrá
no sean tan marcadas nt tan rígidas como en los países el sabor de la Intimidad, de lo déJà uu, y generará hasta
centrales. La cultura política postmoderna se basa, preci- cíerta incredulldad sobre la necesidad de dtscuttrla y so-
samente. en este rornpímtento de las demarcaciones, yen bre todo entre nosotros. Es pues, una sítuacíón líquida pero
este campo podemos pues tener algunas ventajas compa- que. sm duda, se traslada hacia adentro.
rativas. Paso entonces a analizar aígunas de las tmpltcacíones
Finalmente. el tercer tópico reside en el hecho de que la en el campo de las prácticas políticas, que son consecuen-
hegemonía, mitigada entre nosotros, dei principio de mer- cía de la concepción dei tlempo actual, como período de
cado, tenga como consecuencia que la amplitud de las op- transición entre un paradigma agotado y otro cuyas seria-
ciones es menor en nuestra sociedad que en una sociedad les de surgímtento se vau multiplicando.
central. Este hecho tiene, obviamente. un aspecto negati-
vo: crea monopolios de Interpretaclón (de la Iglesta, dei HACIA UNA pOLíTICA POSTMODERNA: LAS MINI-
Estado e incluso de la familia). Ttene, stn embargo. un po- RACIONALIDADES Y LA RESISTENCIA
tencial positivo: el de permitir una política menos centra-
da en la ampliación de las opcíones y más centrada en el La tesis principal que deJenderé aqui es la siguiente: la
fortalectmíento de la capacidad de escoger. Así. tal vez se idea moderna de la racionalidad global de la vida social y
evite que la ampllaclónde las opclones redunde en la personal acabó por desintegrarse en una miríada de mini-
trivialización de esas opcíones y la destrucción de los mo- raciOnalidades ai servicio de una lrracionalldad global.
nopolios de interpretación en la renuncia a la interpreta- inabarcable e lncontrolable, Es posible reinventar las mlnl-
ción, como ha venido sucediendo en los países centrales. racionalidades de la vida de modo que ellas âejeri de ser
Dentro dei paradigma de la modernidad es fácil desacre- partes de un todo y pasen a ser totalidades presentes en
ditar esta línea de argumentación. Habermas dlría que el1a muchas partes. Ésta es la lógica de una posible postmoâer-
estuvo presente entre los jóvenes intelectuales de la Repú- nidad de resistencia.
blica de Weimar (ai frente de todos Carl SchmiU) que poco Las sociedades capitalistas están pasando por transfor-
después, y con mayor o menor cinismo, se entregaron en maciones profundas stn que, a pesar de el1o, hayan deja-

118 119
do de ser capitalistas. Las cíencías sociales no tlenen los relación entre lo moderno y lo postmoderno es, pues , una
medlos para saber. cómo o cuándo, dejarán de serlo y. relaclón contradíctorta. No es de ruptura total, como quíe-
mucho menos, la forma que tomarán cuando eso suceda. ren algunos. ní de continuación en la mísma linea, como
si es que sucede. En términos de cíencta social. estamos quieren otros. Es una sltuación de transición que tiene mo-
forzados a navegar con la segurldad de estar vlendo la mentos de ruptura y momentos de conttnutdad. La combt-
costa. En compensación, tenemos cíerto entrenarníento nacíón específica entre estos puede incluso variar de período
para la interpretaci6n de las sefiales. En este domínio. la a período o de país a pais. Basta, por ejemplo, distinguir
conclusíón más segura que se puede extraer de ellos es los diferentes énfasis deI postmodernismo en América. en
que la pujanza dei capitalismo produjo dos efectos com- Francia o en Alemanta, como hace convincentemente Andreas
plementarios: por un lado, agotó el prayecto de la moder- Huyssen (1986). Tampoco sorprende que sean grandes las
nldad, por otro lado, lo hizo en tal forma que se alimenta discrepancias entre los elencos de características de lo post-
de ese agotamlento y se perpetúa en él. EI vacío que él pro- moderno prapuestas por los proplos autores. Ihab Hassan
duce es tan global que no puede ser lIenado en el contexto presenta uno de los más sofisticados y amplios elencos en
dei paradigma de la modernidad. Esto explica que la pu- los que incluye: indeterminación, o mejor, índeterrnína-
janza del capitalismo, como sistema económíco. corra a la cíones, fragmentación. descanonízacíón, descentramíento
par con la debllldad Ideológica de muchos de sus princi- y superflclalización: irresponsabllldad, Ironia, híbrídactón,
pios y que, mientras mayor sea esa debilidad, más débil carnavalizaclón en e) sentido de Bakhtin; desempeno
(y no más fuerte, como sería de prever) es elllamado ideo- (peifomance ) y partlcipación, conslruccionismo e ínma-
lógico de los prlnciplos que se le debian oponer, los prin- nencta (Hassan, 1987: 167). Pera el propío Hassan admi-
cipios del socialismo. No tiene sentido culpar a la moder- te que este elenco es contradictorio y, en algunos iterns,
nldad por esta situaclón, como hace Daniel Bell, pues eso incluso absurdo. Sln embargo, los elencos más restringi-
es poco más que invertir la relacton causa/efecto (Bell, dos y más organizados tampoco nos convencen. Por ejern-
1976: 1978). Tiene razón Albert Hlrschman cuando díce pio, el de Scott Lash y J. Urry, donde se íncluye lo stgutente:
que "eI capitalismo no puede ser criticado por ser represi- contra el unanímtsmo y por la reproducci6n mecânica o
vo, alienante yunidimensional en contraste con SUB prtn- incluso elcctróntca: contra los dualismos jerárquícos como,
clplos fundam entales porque, ai contrario, el capitalismo por ejemplo, el de la separación, hecha por el alto moder-
realizá precisamente lo que se esperaba de él, es decir, re- nismo, entre lo estético y lo social; por elpasttche, elcollage
primir la varledad humana y produclr una personalldad y la alegoria: por la cultura de distracción contra la cultu-
humana menos multifacética, menos imprevisible y más ra de contemplación; por el impacto contra la coherencta:
unidlmen-slonal" (1977: 132). Hay pues que verificar una por la cultura popular (Lash y Urry, 1987: 287). Pera ade-
situaclón, y esta es báslcamente que ei pilar de la emancl- más de confinado ai campo deI arte, este elenco reduce lo
paclón se transformó en el doble dei pilar de la regulaclón. postmoderno a un simple contrario de lo moderno.
Las armas dei pensamlento crítico dei paradigma de la mo- Estimo que el esfuerzo clasificatorio será siempre des-
dernídad, que eran poder'osaa e incluso revolucionarias, se mesurado en relación con los resultados que se obtienen 14.
transformaran con el tlempo en pistolas de jabón que, como Adernás, hay algo de moderno en su tentativa de fíjacíón
la de Woody AlIen, se derrtten en la lIuvia cuando con ellas de la postmodernidad. Se trata de fíjar en abstracto y se-
pretendemos forzar nuestra fuga de la prtstón,
Afírrnar que el prayecto de la modernídad se agotó signi-
14 En el mtsmo sentido. consultar a Ribeiro (l988a) que. srn embargo. saca
fica, ante todo, que se cumplió en exceso y déficit Irrepara- de esta venncacíón Ilaciones diferentes de las mias. Antónlo Sousa Ribeiro
bles. Son ellos los que constttuyen nuestra contempora- presenta en este texto una de las mejores dlscuslones que yo conozco so-
brela problemática de la dtsunctón moderno/poslmoderno. Lo que nos sepa-
neidad y es de ellos de donde tendremos que partir para
ra son las conc1usiones a que negamos: para Sousa Ribeiro, todo lo que hay
imaginar el futuro y crear las necesidades radicales cuya de auténtíco en el postmodernlsmo ya está contenido en lo moderno; para
satlsfacclón lo hará diferente y mejor que el presente. La mí. es cast lo contrario. Cf., tambíén, Ribeiro (1988b).

120 121
gún las regias de la separaclón entre la teoría y la práctlca Estas creaciones de saberes deberán obedecer a los st-
tan caras ai pensamlento moderno. EI paradigma emer- gutentes topoi 15 el prlmero se puede formular deI sígutente
gente es intersticial eu eI modo como se píerisa y se prensa modo: No toque. Esta es humano. Como acabé de mencio-
de él siempre ahogado en la realidad de los contextos en nar, la bíotecnología y la ingeniería genética expresan de
que se practlca. En esta medida, me parece preferlble tra- la manera más elocuente el dilema epistemológico contem-
tar de interpretar SUB síntomas a través de un conjunto de porâneo. Frente al avance dei conoctmíento científico en
seis guiones para otras tantas historias de las cuales se estos domtníos y de la orlentaclón de la aplícacíón que está
podría sacar una moralidad práctíca, a la manera de los teniendo, es previsible que en un plazo relativamente cor-
topoi de la retórica aristotélica y perelmanlana. Estas his- to el cuerpo humano se transforme en una mercancía e in-
torias padrão ser contadas y dramatizadas en comunidades cluso en la mercancía por excelencía, desempenando en el
educativas. Cada historia es parcial. en el mísrno sentido nuevo régímen de acumulación el mismo papel que desem-
en que, para Wllliam James "el mundo está lIeno de histo- penó el automóvil en el período dei capitalismo organiza-
rias parctales. que correu paralelas unas eon otras y que do, el período de la acumulaclón fordlsta. Frente a esto, tal
corntenzan y terrnman de vez en cuando" (1969: 98). vez sca tiempo de que intervengamos en favor de lo huma-
EI primer gulón se lIama el saber y la ignorancia. EI sa- no de la misma manera que el guardián de la exposición
ber moderno cuando aún volaba bajo parecía tener dos alas de arte postmoderno en Kassel intervino en favor de la au-
iguales y un vuelo equilibrado. A medida que crecíó viocómo tonomía dei arte cuando el hljo de Huyssen tocó Inadver-
las dos alas eran destguales, una volaba alto y se lIamaba tidamente una de las obras expuestas: "Ních t berühren.
vocación crítica y la otra volaba bajo y se llamaba vocación Das 1st Kunst" ("No toque. Esto es arte").
de complicldad. Y mlentras más bajo volaba esta ala más EI segundo topos se puede formular así: Es más impor-
alto volaba la prlmera. Esta última pasó a volar tan alto tante estar próximo que ser real. EI conocímíento moderno
que tenía una vístón telescópica dei mundo, y ai mlsmo
se basa en la representación, es dectr, en la creación y ais-
tlempo le era fácil y confortable sentirse ausente de él. Con
lamlento de un otro, lIamado objeto, que se descrlbe por
el tlempo perdló, además, la noclón dei mundo y, por lo
el sujeto como exlstlendo Independlentemente de cual-
tanto, de su propta ausencía, No es sorprendente que un
quíer intervención creatíva de éste. La representación crea
pájaro tan desequilibrado haya encallado en los montes
así, distancia y mlentras mayor es la distancia más obje-
más elevados de nuestra reflexividad. EI efecto más evi-
tivo es el conocírníento. AI anallzar la pintura holandesa
dente de ese desastre es la sltuaclón epistemológica en
que nos encontramos y que se puede resumir en lo si- dei síglo XVII Susan Sontag resalta el modo como el artis-
gulente: la ignorancla es cada vez menos disculpable y ta combina la distancia con la exactltud: "Lo remoto con
ciertos tipos de conocimiento son cada vez más intolera- la descrlpción exacta, la descrlpclón de una íglesía real, de
bles (prenso. por ejemplo, en la blotecnología y en la Inge- una perspectiva real, pero nunca de una perspectiva pró-
nlería genética). La manera postmoderna de salir de esta xima" (1987: 125). Efectlvamente, para el conoclmlento
sttuacíón consiste en lo que, en otro lugar, destgné como moderno, lo real y lo próximo son antagórucos. AI contra-
la doble ruptura epistemológica (Santos, 1989). La rio, el conocimiento postmoderno prefiere lo próximo en
ct e n c a moderna hizo posible la primera ruptura
í
detrimento de lo real. Ser pragmático significa abordar la
epistemológica y con base en ella se separó del sentido co- realidad a partir de las "cosas últimas" de Willlam James,
mún existente. Fue un acto revolucíonarto dei que no po- es dectr, de las consecuencias. Mientras menor sea la dis-
demos abdicar. Sin embargo, una vez realizada esa rup- tancia entre actos y consecuencias, se hace más fácil y
tura, el acto epistemológico más importante es romper con más necesarlo un saber edlflcante. A esto se agrega que,
eIla y hacer que el conocimiento científico se transforme siendo retórico, el conocimiento postmoderno aspira a ser
en un nuevo sentido común. Para eso es necesarío, con-
tra el saber, crear saberes y contra los saberes, contra! 15 N. deI T: Topot o locicomune son los lugares comunee, las ideas consen-
saberes. suales que functonan como premisas de la argumentactón.

122 123
oral, a la comunicación cara a cara, la cual como lo de- cíencía, hoy, cuando mucho de lo posible es lndeseable y
muestra WalterOng, es circunstancial y contextual, en suma algo de lo ímpostble es deseable tenemos que dividir tanto
próxima (1982: 36). Favoreciendo la proxírntdad, el cono- a Dias como a la cíencía. Y en el media, en eI meollo, nos encon-
cimiento postmoderno es local. Se trata, stn embargo, de tramos, con o sm sorpresa , a nosotros mismos. Por esta
un localismo relativamente desterritorializado y, en ese sen- razón, querámoslo o no. todo se nos entrega. Yporque todo
tido, tambíén es un locallsmo Internacionalista a la manera se nos entrega no sorprende que estemos cada vez más in-
de la nueva generación de artistas "objetívtstas" de Nueva teresados en ellenguaje (de ahí, el segundo Wlttgensteln),
York, el "new objectistics" ai decír de Bonito Oliva (1988: 62). en el poder deI conoctmtento y de la argumentacíõn, (de
EI tercer topos dei guión sobre el saber y la ígnorancía ahí, Nietzsche, Foucault y el resurgtmíento de la retórica)
se puede formular de esta manera: Afirmar sin ser cómpli- y finalmente en la comunicación humana y en la intera-
ce, criticar sin desertar. Como ya dije, la teoría crítica mo- cción (de ahí, el redescubrimiento dei pragmatismo norte-
derna se afirma por la negacíón dei mundo y, bten sea por- americano de la mano de Habermas). Para cultivar estas
que lo confronta, bien sea porque se le escapa, actúa stempre nuevos mtereses, imagino una escuela pragmática, la cual
poseída por la "ansledad de contamtnacíón". Esta postu- conststtría en dos clases. En la primera, llamada concíen-
ra se basa en dos condiciones: en el efecto de distancia que cía del exceso, aprendemos a no desear todo lo que es po-
como menctoné es inherente a la representación y en la slble sólo porque es poslble. En la segunda clase, llamada
concepclón de la realldad como una presencia (y un pre- conclencia dei déficit, aprendemos a desear tambíén lo tmpo-
sente) monolítica. Ya procedí a la crítica de la primera con- slble. Los estudlantes de la postmodernldad reaccíonarta
dícíón. En cuanto a la segunda, su implausibilidad es cada sólo aststen a la primera clase. Los estudiantes de la postmo-
vez más evidente. en la medida en que entramos en la era dernidad de resístencta aststen a ambas al mismo tiempo
dei tiempo social ínstantáneo, de la realldad virtual, de la porque saben que sólo así es postble aprender a formular
expertencía televisiva, en ftn, de ímágenes gobernadas por necesldades radtcales. EI objetivo principal de la comunt-
una estética de desaparlclón, como la llama Paul Virlllo cación promovida por las dos clases no es, pues, obtener
(1988: 57). En tal forma resulta claro que hay generaclo- eI consenso, como pretende Habermas, sino formular nue-
nes de realidades como hay generactones de ímágenes. Hay vas necesldades radícales, como qulere Agnes Heller (1987)1".
realidades emergentes como hay realidades testímoruales. Con todo, la formulaclón de necesldades radícales no es
transplantadas, o residuales. En el contexto actual, la condí- suficiente para distinguir una teoría crítica moderna de
cíón específica de las realidades emergentes reside en que una teoría crítica postmoderna. Además, tanto Habermas
los últimos estratos de la realldad tienen un exceso de sen- como Heller, adoptan la prímera y desdeiían la segunda.
tido que trasciende más allá de ellos , Por eso, las realida- Lo que distingue la teoria crítica postmoderna es que para
des emergentes no pueden dejar de ser afirmativas antes ella las necesldades radicales no son deduclbles de un mero
de ser críticas. i,Es entonces postble afirmar sin confirmar ejerclclo filosófico, por más radicai que sea: emergen an-
complacientemente? Y i,ser crítico sin ser escapista o de- tes de la ímagtnacíón social y estética de que son capaces
sertor? La teoría crítica postmoderna es afirmativa en la las prácticas emancipatortas concretas. EI reencantamien-
medida en que la búsqueda Incesante de alternativas se da to del mundo ptesupone la inserción creatíva de la nove-
por la vía dei recíclaje de las realidades. Preftere correr el dad utópica en lo que tenemos más próximo.
ríesgo de ser absorbida y neutralizada a dejar de buscar EI tercer gulón se titulaEl interés y la capacldad. EI hom-
fragmentos de genuinidad y de oportunidad en los mmen- bre y la mujer modernos sternpre vtvíeron en una cíudad
sos depósitos de manipulación y de dominaclón que la mo- fronteriza cuya transformación, stempre rápida, se basa-
dernídad fue acumulando. ba en la ecuación interés = capacidad. Quien tenía interés
EI segundo guión se titula Lo deseable y lo lmposible.
Cuando lo deseable era ímpostble le fue entregado a Díos , 16 Sobre la comparactõn entre el pensamtento de Habermas y el pensamiento
cuando lo deseable se hlzo posible le fue entregado a la de Heller-, se puede consultar a Radnoti (1987; 104).

124 125
en las transformaciones tenía capacidad para ellas y rníen- turo como sujetos. Vivimos en un mundo de sujetos múl-
tras mayor era el interés mayor era la capacidad. El pen- tiples. Aunque Agnes Heller afirme, y con razón, que la dífe-
samiento liberal se fundamentó en el presupuesto de que renciaclón Interna dei sujeto es una varlable (Heller, 1987:
la burguesía era la clase más tnteresada en el desarrollo 15), ml propuesta es que, en términos generales, todos no-
dei capitalismo y, en consecuencia, la más capacitada para sotros, cada uno de nosotros, es una red de sujetos donde
asegurarlo. Por su lado, el pensamiento marxista se fun- se combinan varias subjetividades correspondíentes a las
daba en el presupuesto de que la clase proletaria era la que distintas formas básicas de poder que circulan en la socíe-
tenía más interés en la superación dei capitalismo y, en dado Somos un archiplélago de subjetividades que se com-
consecuencia, la mayor capacidad para llevarla a cabo. En blnan de manera diferente bajo múltlples circunstancias
forma lapidaria, el Manífíesto Comunista de 1848, sm duda personales y colectivas. Temprano en la mariana somos
uno de los grandes textos de la modernidad, afirma que la principalmente miembros de familla, durante el día de tra-
clase proletaria sólo tiene que perder sus grilletes y es pre- bajo somos clase, leemos el periódico como individuos y
cisamente este radicalismo el que sustenta su papel his- presenciamos eljuego de fútbol dei equipo nacional como
tórico privilegiado. nación 17. Nunca somos una subjetividad exclusiva, pera
Con el paso de los anos, el hombre y la mujer modernos le atribuimos a cada una de ellas , de acuerdo con las con-
se trasladaron hacía un suburbio euro-amerícano y allí pare- diciones, el privilegio de organizar la combínacíón con las
cen haberse colapsado los presupuestos de la ecuación. demás. A medida que desaparece el colectívísmo de grupo
Incluso admitiendo que la clase proletaria continúa teníen- se desarrolla, cada vez más, el colectivismo de la subjetí-
do Interés en la superactón dei capitalismo, no parece que vidad.
tenga capacidad para llevarla a cabo. Y si, por hipótesis, De la mísma manera, a nível co1ectivo, cada sociedad,
se defiende que aún tiene capacidad, parece entonces que regíón o comunldad o cada período histórico tiende a pre-
ya no tiene lnterés. Mientras tanto, son cada vez más nu- ferir una combtnacíón específica de subjetividades o, por
merosos los grupos socíales que manifiestan un interés ve- lo menos, a preferiria en el proceso de su trarisformactón
hemente en la resolución de algunos problemas, como son social. Por ejemplo, en el caso de Portugal. Si bíen es cíer-
la catástrofe ecológica, la defensa de la biodiversidad, el to que en las décadas más reclentes las subjetividades do-
peligro de la guerra nuclear, la paz, las diferencias sexual minantes fueron el individuo y la familia, creo, stn querer
y racial. Y, stn embargo, mtentras mayor es el interés de hacer grandes prevístones hacía los anos próximos, que
estos grupos, más sentida es su íncapacídad para obtener las subjetividades de clase y de nacíón adquirlrían más peso
una solución. En la medida en que la solucíón de estos proble- en el archipiélago de nuestras subjetividades. De este aná-
mas se liga con la superación del capitalismo, nos encon- lisls resulta que, a nível global, estas combinaciones slempre
tramos en una sttuacíón cast diametralmente opuesta a la son contingentes, pues varían según múltiples e ímprede-
del Manlfiesto: nuestro interés por esa transformación es cibles círcunstancías, pero. una vez verificado un dado cír-
grande pero ai mismo tiempo sentimos que tenemos rnu- cunstancialismo político, espacial. temporal, etc., la com-
cho que perder con ella. binación se organiza en él en una forma estructurada y
Es esta, en suma, la razón dei punto muerto a que llegó determinada. En otras palabras, la contingencia global con-
la discusión sobre el sujeto histórico de la transformación vive con determinismos locales.
social. Mi propuesta es que en vez de que discutamos la EI cuarto guión se titula Lo alto y lo bajo o el solista y el
cuestión abstracta dei sujeto histórico o en vez de que re- coro. De la alta cultura a la baja cultura, de las altas os-
solvamos abstractamente como los estructuralistas y post- tentaclones a las bajas ostentaciones, dei alto clero ai bajo
estructuralistas, pasando el sujeto a la hístorta, analice- clero, de la alta admlnlstración a la baja administración,
mos concretamente nuestra historia como sujetos, sobre
todo el paso dei sujeto soberano ai sujeto obediente, para 17 Sobre la construcctõn de estas subjetividades en el interior de las relacio-
de ahí extraer algunas lecciones en cuanto a nuestro fu- nes soctales paradígmaucas. ver el capítulo eíguíente.

126 127
la socíedad moderna es una socíedad de altos y bajos. Se- yo vivía eran resueltos a través de una argumentación tó-
gún Max Weber, lasjerarquías están ligadas ai proceso de pico-retórica, un conjunto de topoi, que era la condensa-
racionalización porque éste actúa mediante la diferencia- cíón de costumbres y expertenctas de lo cotidiano que, poco
cíón de las funciones y mediante la especialización de las a poco, se convertían en criterios de racionalidad de ese
competencias para desempenarias (Weber, 1978). De ahí mísmo cotidiano. En suma, eran filtros creados en el pro-
que la soctología funcionalista explique y justifique la es- ceso de filtración (Santos, 1977: 1995:Cap.3).
tratificación social como modo de asegurar que las funciones Tal como las novelas de Dostoíevski, según Bakhttn, te-
de desigual complejidad sean desempenadas por quien es nemos que aprender a serpolifónicos (Bakhtín, 1981; 1984).
más competente para ello y que. naturalmente. el esfuer- Es evidente que la pollfonía está contra las verdades Iuer-
zo adicional para la obtención de esa competencia debe ser teso Y ahora bten, más vale una verdad en la mano de la
compensado adicionalmente. Y como mientras más com- retórica prudente y democrática que dos volando en el va-
plejas son las funciones menor es su número, la hístorta cío de la apodíctica, imprudente y autoritaria. En tercer
de los altos y los bajos síempre fue contada a la par con la lugar. la gran oportunidad creada por las transformacio-
hístorta de los solistas y de los coros. Como quíera que sea, nes presentes es que la relación formal contenido se alte-
las jerarquías han estado srempre ligadas con las tecnolo- ró en la medida en que los contenidos se transformaronen
gías, concretamente con las tecnologías dei saber. y han duplicados de las formas o incluso en otras formas. De esta
sido tambíén, el modo preferido de imponer las formas a manera se hace más fácil recuperar formas degradadas, y
los contenidos. mientras mayor sea el diálogo entre las formas. más infor-
En este tema la situación presente es compleja, Por un mal y democrático será ese diálogo. En las condiciones
lado. Ia profundización de las tecnologias y la proliferación actuales de transtcíón, la atencíón se debe concentrar en
de las formas suscltan la exciusividad de las [erarquías: la capacidad de ver lo formal en lo informal y lo informal
por otro lado. la aceleracíón histórica con que lo hacen ter- en lo formal.
mina por hacer cada vez más fluidas las deftnícíones de EI quinto guión se llama Las personas y las cosas. En el
alto y haja. y los coros, como en los de Carmina Burana, principio de la edad moderna había navegantes y adamas-
actúan como si fueran solistas. Las jerarquias. por un lado. teres!" cantados inicialmente por Camões. Los navegan-
se profundizan y por otro, se trivializan y en ambos casos tes estaban a gusto entre si. Sólo que no lo estaban con los
se desíegíttman. Esta situación contiene algunas oportu- adamastores. Y los adamastores eran cosas; sólo el dís-
nidades que no se deben desperdiciar. Primero que todo gusto que sentían hacta ellos obltgaba a personalizarlos
está el canon procesal que tíene que ser atacado. es decír, para traerlos por lo menos cerca dei grito y dei írnprope-
los procesos de espectaltzacíón funcional. En este capítulo, rio. La super-cosa creada entonces era la naturaleza. La
la deconstrucción de las profesiones tiene una ímportancía cíencía moderna es un gran proyecto para que nos ponga-
fundamental. porque muchas de ellas se basan, exclusi- mos a gusto con las cosas. y por eso se empezó por la ne-
vamente. en la profesionalización de las palabras (los ju- cesidad de tener ideas distintas y claras acerca de ellas,
ristas SOTI el caso paradtgrnátíco). En segundo lugar, la como ensefió Descartes. Con el transcurrir de los síglos.
guerra contra los monopolios de ínterpretacíón está lejos las cosas evolucionaron tanto que no nos dimos cuenta de
de ganarse. Sin embargo, es importante que el proceso de que. al mismo tiempo que las domesticamos y nos pusimos
desmantelamiento de los monopolios sea conducido para
crear mil comunidades interpretativas y no redunden en 18 N. dei T. Adamastor (o Damastor, domador de caballcs l fue uno de los gi-
millones de renuncias a la interpretación. Las comunida- gantes hijos de Gea que se alaaron en armas contra Zeus y los Dtoses del
des interpretativas se organizan en torno de discursos Olimpo. Fue derrotado y castigado. Camões se reflere en el Canto V de Os
Lusrcdcs (Estrofas XL a XLVII)cómo Adamastor, guardtán dei cabo de Bue-
argumentativos estructurados, siempre precariamente. na Esperanza. se presentó frente a la nave de Vasco de Gama para ímpedtr-
por topoi retóricos. Cuando estudié lasfavelas de Río de le el paso. EI profesor Santos ai hablar de adamastores se reflere a los obs-
Janeiro percibí que los contlictos de la comunidad donde táculos.

128 129
confortables con ellas, perdimos el gusto por las personas. una prolongacíón insidiosa. Es que si tuvímos éxíto en des-
Los microdespotismos de lo cotidiano, dei trabajo, dei des- truir los adamastores que exístían antes de nosotros, termina-
canso y deI consumo están en parte ligados a esa pérdida mos por crear otros adamastores todavía más pelígrosos.
de gusto. En el dominlo sexual, por ejemplo, las tecnolo- Precisamente porque la racionalidad moderna se perfeccío-
gías disponibles en el mercado son cada vez más solipsistas nó, especíalízándose, fue dejando crear en los interstícios de
y nos enseüan a castigamos por nuestro placer mediante la parcelacíón una írracíonaltdad global a la que hoy tra-
el uso de cosas íntimas. Es por eSQ que Dtos aparece resu- tamos, desesperadamente, de darle un nombre: es la díc-
citado en esta compulaíón. No porque sea una cosa, sino tadura sobre las necesidades de Agnes Heller.Ia colonización
porque es una persona que se puede tratar como cosa. dei Lebenswelt de Habermas , la rigidez global de C. Offe ,
Dias es un walkman trascendental (tal vez con más pro- la posibllidad global de un desastre éticamente inatribui-
piedad, unwalkgod), El crecíente aprecio por las cosas es, ble de K,O. Apel. Esto significa que la totalidad abstracta
en últimas, una de las razones por las cuales el papel de de las lógicas de la racionalidad acabó por fragmentarse
la ideologia que durante tanto tiempo resaltamos, es tal en múltíples mini-racionalidades que viven a la sombra de
vez menor de lo que se cree!", una irracionalidad global y que, como tal. no son capaces
Así como para Marx la alienación se basaba sobre todo de ver. Esta sltuación nos debe prevenir contra la tenta-
en la "estúpida compulsfón dei trabajo", tal vez la nuestra ción de caracterizar a la postmodernidad como cultura de
se base. más que en cualquier inculcación ideológica. "en la fragmentaclón. La fragmentación mayor y más destructiva
la estúpida compulsión dei consumo", Además, las dos com- nos fue legada por la modernidad. Ahora la tarea es la de,
pulsiones están hoy más interpenetradas que nunca. a partir de ella, reconstruir un archtptélago de racionali-
Dantés, el obrero, trataba de que su tiempo llbre fuera lo dades locales, ni mínimas ni máximas, sino tan sólo ade-
contrario dei trabajo. Hoy, el tiempo llbre es cada vez más cuadas a las necesidades locales ya sean potenciales o exis-
sernejante ai tiempo de trabajo. Yno me reflero sólo al tiempo tentes, y en la medida en que ellas sean formuladas demo
homogêneo y abstractc que, tal como el deI trabajo, domina cráticamente por las comunidades interpretativas.
el turismo organizado, Me refiero ai tiempo de lo cotidiano, Las míntrractonalídades postmodernas son pues conscien-
alJogging, ai ejercícto físico, ai maqulllaje, a la apariencia
tes de esta irracionalidad global. pero también son cons-
física. cada vez más importantes como fuerzas producti-
cientes de que sólo las pueden combatir localmente. Mientras
vas dei trabajador, sobre todo dei trabajador de servicios,
más global sea el problema, más locales y más múltiple-
que vende el trabajo tanto de la apariencia física como cual-
quier otro que tenga que hacer. Sin embargo, en las condi- mente locales deben ser las soluciones. AI archipiélago de
ciones deI "capitalismo desorganizado" a escala mundial, estas soluciones lo llamo socialismo. Son soluciones mo-
la víolencía, tanto de la compulsión deI trabajo como de la vedizas, radicales en su localismo. No interesa que sean
compulsrón deI consumo, se hace perversamente sutil y portátiles o incluso soluciones de bolslllo. Desde que ex-
pacífica e incluso casi deseada cuando se compara con la ploten nuestros bolslllos.
víolencía de la compulsión dei hambre y de la guerra a la
que poblacíones enteras están sujetas cada vez más. Las REFERENCIAS BIBLIOGRÁFICAS
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