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Tanda la idea: Pero hay otras lentag
como la nuestra que earecen de esta
sstra_que carecen de extag
inflexiones y por esta causa la relacion
Se manifesta por otros signos: en el ejeue
plo propuesto, es necesario decir la eae
sa_de-al (f)> cénsul: aparecen pues aqut
& mas de los nombres cua y consul otros
dos signos, de que marca Iz relacion,
y el que resiringe ol nombre comun eon
sul al Ginico’ quo vive en el |
_ 39 De todo lo que hemos
Inflore que. en todas las lenguas
haber medios para vatiar los nombres
& finde exoresar las relaciones de ne
ideas que representan. Estos diferentes
puntos de vista bajo los cuales se pros
sentan los nombres de las ideas se lla«
man casos y la variacion del nombre
por sus casos se lama declinacion. Tox
das las lenguas pot
\guas por tanto deben tent
declinacion bene
({) Port manifestar distin
famente Ia
con’ y +l artiulo omitings Ie
Aataritada por el gos" * Meroe de
a7
CAPITULO SEXTO.
Preposicion, Arttculo
‘A cemas ae tos nombres comunes ea-
ja y cénsul. hemos hallado otros dos
figios al determinat la idea: el sigoo
tde-es el que propiamente indica. las rela
ciones que. median entre ia una y el
otto; pero esto no. seria bastante, por
que omitiendo el signo ef quedaria aun
Shdeterminada la idea, por no enten-
derse entonces de qué osnsul se habla-
ba, Sin erubargo este Gitimo signo no
expresa una relacion sino que unidp
con el nombre cénsid individualiza &
aquel de quien so habla.
40 El'signo que se antepone & las
palabras para manifestar Ins relaciones
Que estas ticuen entre si se nombra pre
posicion; y el que, unido con el nombre
Hetermina Ia’ verdadera idea’ que este
Fepreseuta sé llama avficwo.” La ma-
yor pate ae Jas lenguas tienen articus
lo, y todas deben tener preposiciones:
porque Ia mayor parte carecen de ine
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flexiones en sus nombres,
mbres, y todas nee
cesitan de expresar ciertas’ relaciones
& que no puede bastar la diversa ter.
minacion de las palabras. (j)
CAPITULO SETIMO.
Género, nimero.
Pe: inguir algunas de las clases
fen que esti. distnbuidas las ideas
se ha dado & los nombres quo laa re-
Presentan una modificacion que se lle
ma género. Esta palabra, derivada’ del
verbo latino generare que’ significa en
gendrar, sirvio.sin dude en‘ su prin
Pio para denotar la diferencia de los
Seres. animados por razon del sexo &
que pertenecian, Mas el trascurso del
tiempo que hizo conocer & los hombres.
Je. utilidad de esta, distincion, les dejé
pereibir. asi. mismo que ella era. ine
fuficiente si 2¢ limitaba’ & los objetos
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animados. Ea efecto debian clasifiear-
ge otros muchos nombres que no repre-
sentaban seres animados, en cuyo ee
0 no convendria darseles géneto, pues-
to que este les habia servido hasta en-
tonces tan solo para marear el sexo. Se
determinaron por Jo mismo @ extender
fel géuero aun @ estos sitios, clasifi-
cando con él ia diversa terminacion de
las palabras.
41. Siendo el fundamento de esta
distincion la diversidad de sexo, y no
habiendo entre los animales otro sexo
que maseuling y femenieo, empoce
jebe haber mas que estos dos géne-
ros en las lenguas: porque el neutro, epi-
ceno, comun y ambiguo que hay en al-
gunas no pueden reputarse por tales
42, Cuando se dice que un nom-
bre es neutro, se quiere decir que no
es masculino ni femenino: cuando se
Tama epiceno se indica que bajo una
terminacion y articulo estan compren-
didos ambos; y cuando se quiere mat
nifestar. con el nombre el sexo respec-
tivo del objeto es preciso agregar 4
quel un articulo 6 um adjetivo que pue-60
da suplir 4 esta falta: al decir que ux
nombre es. comun, damos 4 entender
que puede aplicarse indistintamente §
‘oualquiera de los sexos: por iltimo, lo
mismo.es decir que tal 6 cual nombre
es. ambiguo, que manifestar sencilla
mente un defecto del uso: pues no ha
decidido aun este on tal caso, & cu
de los dos géneros ha de referirse el
nombre de que se trata.
43. Tales son pues los dos tiicos
géneros que tionen los idiomas, mas.
Culino y femenino; pues los otros, eo.
mo ya hemos hecho ver, no son géne-
703 ‘soparados,
Némero.
44, Cuando se habla de los obje-
tos, 3 necesario indicar de alguna mar
era, si nos referimos & uno 6 & mi
hos: esta indicacion se lama njmee
#9; singular, cuando es uno el objeto,
plural, cuando son dos 6 mas: Tal mo:
dificacion tiene Jugar en todas las pat-
tes declinables hia discurse
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CAPITULO OCTAVO.
Pronombre.
E. todo discurso se advierten’ des+
de luego tres cosas: primera, el que
festa produciendo este discurso, el ob-
jeto de que esta tratando y la perso:
nna & quien él se dirige; 6 como dicen
fos gramiticos: la persona que habla,
aquella & ‘quien se habla y la persona
6 cosa de que so habla. Riguros
mente hablando, los nombres de Ins por+
gonas son bastantes para significarlass
pero enel cstado actual de las lenguas
ho lo son para’ presentarlas bajo este
respecto. Es pues indispensable bus-
car una clase nueva de signos, que
desempefiando el oficio del nombre, sir-
va tambien para indicar suficientemen-
te las relaciones mencionadas, y otras
muchas que ni se expresan por el sig-
no del objeto, ni so determinan tam-
poco por su género mimero y decli-
nacion. Estos nuevos signos s¢ llaman
‘pronombres,62,
48. Como se ponen en lugar de los
nombres de las personas 6 sujetos del
discurso, los llaman personales: otros
hay que desempefian el mismo ofici,
pero en concurso de los personales y
refiriéndose a ellos, por lo cual se none
bran relativos; como que, cual, quien y cayo,
44, Los graméticos aumentan por lo
regular la lista de los pronombres con
os signos este, ese, agtel, que laman
demostrativos, y con los siguientes, mig
tayo, suyo, & quienes miran como’ prot
nombres posesivos. Pero viéndolo
No son otra cosa que nombres adjet
sr03.
46. Al emplear en el discurso esta
Bueva clase de signos, no solamente se
ha seguido el impulso de una necesi-
dad imperiosa; sino cooperado con
ellos tambien & Ia soltura, gracia y ar
monia de las lenguas. Sin el auxilio de
Jos pronombres, dificilmente nos harine
‘mos escuchar con agrada: porque la re~
peticion molesta y fastidiosa de un mis-
mo signo haria iasoportable cualquiera
de nuestros diseursos aun a los oidos
menos delicados,
worSoosesossenonsecotoscced
GRAMATICA GENERAL
PARTE SEGUNDA.
Espresiones de juicios
CAPITULO PRIMERO.
Dy casita ts" cer Groner
signos de nuestras ideas consideradas
cada una de por ef, 8 necesario in-
vestigar las reglas que ellos deben se-
guir en su combinacion para expresar
nuestros juicios. Y como el juicio ma-
nifestado ‘con palabras se llama propo-
sicion, tratar de esta es hablar de la
expresion de nuestros juicios.
Al juzgar, descubrimos tres ¢o-
sas en ef espiritu: las dos ideas “que