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“Siempre que vemos algo hay que considerar tres cosas: la posición del ojo que mira, la

del objeto mirado y la de la luz que lo ilumina.”


Jean Luc-Godard
La Chinoise, 1976

“I don’t see myself as a dissident artist.


I see them as a dissident government!”
Ai Wei Wei

La Revolución Cultural China llevada a cabo en el gobierno de Mao Tse-tung (1949-1976)


configura un hecho histórico profundamente radical en la historia de este país; este hecho
histórico será un eje fundamental de análisis iniciar un recorrido por el trabajo de Ai Wei
Wei, de modo que más adelante pueda establecer relaciones entre contexto y contenido
dentro de su obra. Hay un ímpetu muy interesante en el discurso de Ai y es esa fuerza de
acción la que quiero entender; en occidente es evidente la existencia de una dicotomía muy
fuerte entre la acción política y la acción artística, división que no se presenta en el trabajo
de Weiwei pues a pesar de radicarse prácticamente toda su vida en New York, sus
convicciones siguen intactas: “Mi obra siempre ha sido política porque en China la elección
de ser artista es política.” (Artsy, 2017). En este orden de ideas me gustaría empezar a
indagar sobre el contexto de China en la época del exilio de la familia de Weiwei para
posteriormente ir encontrando relaciones entre sus obras más recientes e ir construyendo
una mirada crítica sobre su obra y a la vez una posición menos ambigua frente a lo que
representa China en términos sociales, políticos y artísticos en la sociedad contemporánea.

Exilio
Aislamiento, separación o expatriación, temporal o definitiva, del lugar natural donde
se nace, generalmente por motivos políticos (...) como tal, el exilio supone también
una forma de purificación espiritual. (RAE, 2017)

¿En el caso de Weiwei podemos evidenciar ambas definiciones de exilio? Ai Qing, su padre,
fue uno de los grandes poetas chinos de la modernidad, acusado de revisionismo
(derechismo), fue exiliado en 1957, el exilio iba también ligado a realizar trabajos manuales
forzosos y humillantes, en su caso tuvo que realizar la extracción y transporte de
excrementos en los pozos y además le fue prohibido su oficio -la escritura- durante 21 años,
para Weiwei fue “la primera lección sobre el riesgo inherente de la disidencia política”
(Altervista, 2016). La vivencia del exilio para Weiwei a los 10 años no fue tan dura como la
que tuvo su padre, pero trastoca de alguna manera sus primeras formas de relacionarse
con el mundo, recuerda que al llegar al desierto de Gobi, tuvieron que construir el nuevo
hogar con sus propias manos: “Vivíamos bajo tierra literalmente, cavamos un pozo bajo
tierra y vivimos ahí. Por supuesto teníamos que hacer nuestros propios ladrillos, cavar la
tierra, hacer los moldes, hacer los ladrillos, hornearlos y sacarlos, así que conozco todo el
proceso, hacía mis propios estantes, mi propia cama” (Never Sorry, 2012). Esta anécdota
es tan valiosa y tan íntima que la considero como una metáfora muy potente de lo que pudo
haber significado construir(se) en un lugar adverso desde ceros. Me pregunto: ¿si todos
tuviéramos que construir nuestro propio hogar desde cero, en las condiciones más
adversas, qué tipo de transformaciones surgirían de ese encuentro entre la adversidad y la
posibilidad en nuestras vidas? Seguramente fue un acontecimiento que atravesó la
experiencia de Weiwei y configuró una relación importante con el territorio extraño y abierto
que se le presentaba como posibilidad de nuevo hogar. Si bien Weiwei dice no tener ningún
lazo afectivo con China, como bien lo expresa en la entrevista a la BBC (2010), en su obra
es evidente su necesidad articular esa relación tan complicada que ha tenido con su tierra
natal con las nuevas dinámicas del mundo contemporáneo; en realidad la relación sí es
afectiva: contiene indignación, inconformismo, crítica y sobre todo reflexión.

Pareciera que su vida inicia a la par de la muerte de Mao en el ‘76: desde Xinjiang, al
noroccidente de China -segundo lugar al que fue exiliado después de las granjas de
Manchuria- parte a New York. El cambio era completamente abrupto, pues Estados Unidos
se mostraba como la odisea de la libertad de expresión y el individualismo. “Yo no tenía
nada que hacer, solo cargaba con una cámara y empecé a disparar” (BBC, 2010), la New
York de esas primeras fotografías reflejó la forma en que Occidente recibía a Weiwei, de
aquí en adelante se empieza a configurar una posición política desde el arte que ha
trascendido y sigue vigente en la contemporaneidad. En medio de la diaspora china que
vivía New York él especialmente tuvo contacto con los intelectuales de la época, conoció a
Allen Ginsberg y demás poetas de la generación Beat, por nombrar un ejemplo. En la
plástica tuvo influencias muy fuertes de Andy Warhol y Marcel Duchamp, sobre todo el
trabajo conceptual de Duchamp será fundamental para sus primeros ready-mades con
artefactos antiguos como Grapes (2007) o Forever Bycicle (2003), será su punto de partida
para lanzar cuestionamientos sobre el arte, la pregunta se transforma: ya no se trata de
cuestionar qué es arte sino cuándo algo es arte.

Devuelta a China
“Where culture and political action converge, Ai stands as the art world’s strongest
exponent of the power of art to visualize struggle and change hearts and minds.”
(Artsy, 2016)

A pesar de estar lejos de China Weiwei es un espectador atento y completamente


comprometido, de modo que su obra con ironía y humor está alterando, provocando,
cuestionando, de manera constante la situación política del país. En 1989 los sucesos de
abril de la Plaza de Tiananmén, provocan en Weiwei una necesidad importante de volver a
China, se sintió con una responsabilidad frente a la lucha que atravesaba su primer hogar.
La década de los 90’s es bien interesante en cuanto a la expansión y transformación de la
escena del arte chino contemporáneo, después de la muerte de Mao las reformas
económicas planteadas en su gobierno atraviesan dos etapas, entre los 70’s y 80’s se inició
la apertura del país al capital extranjero y se descolectivizó la agricultura. La segunda etapa
entre los 80’s y 90’s, que enmarca el contexto a donde vuelve Weiwei, inicia procesos de
privatización e implementación de políticas proteccionistas (Villezca, 2008). Los cambios a
nivel económico generaron transformaciones en la vida material y espiritual de la
comunidad china (BBC, 2010) y se vió reflejado en la generación de artistas que se
dedicaron a explorar procesos violentos y desafiantes con su propio cuerpo: Zhu Yu iba a
devorar un bebé muerto, Yang Zhichao se injertara pasto en la piel sin anestesia, otros se
tatúan el número de identificación en el cuerpo… La sensibilidad de la sociedad china que
inicia el siglo XX ha sido trastocada fuertemente y las acciones de los artistas hablan de
una transformación profunda de la moral ligada a la concepción del cuerpo como
herramienta de acción, como elemento primario y último de la obra de arte, sin embargo el
cuerpo como herramienta y la violencia como modo de operar no es nueva, lo que también
habla de la apertura de China hacia occidente y cómo las prácticas artísticas llevada a cabo
en las vanguardias occidentales se están apropiando por esta nueva generación de artistas
chinos ávidos de expresarse, a mediados de los 70’s Chris Burden realizaba performances
completamente transgresores: “Hacer arte es verdaderamente una actividad subversiva”,
en su más famoso performance “Shoot” (1971) pide a uno de sus asistentes que le dispare
en el brazo a cinco metros de distancia; sin embargo es Marina Abramovic quién podría
tomarse como la pionera del performance y quien a través de varios Ritmos dispone de su
cuerpo de manera violenta para inquietar, incomodar, aturdir a cada espectador que
presencia el performance. Desde los 70’s esta modalidad de performance esta muy vigente
en occidente, gracias a su apertura económica y la finalización de la Revolución Cultural
estas influencias permean a la escena de artistas chinos quienes se encuentran en su mejor
momento para depurar y lanzarse con fuerza hacia la experimentación artistica. Sin
embargo, en esta escena del arte Weiwei se muestra más como un activista social e
intelectual con una propuesta muy clara de confrontación y lucha.

Revolución cultural

“Durante el periodo de la Revolución Cultural destruyeron todo. Si realmente destruyes


algo, debes conocerlo y entenderlo. Para que todo el acto se vuelva elegante y para que
coexistan el nuevo y el original en un nuevo cuerpo. Eso crea una cierta tensión y poder.“
Ai Weiwei
Never Sorry, 2012

En un principio el movimiento de la revolución cultural busca alfabetizar y promocionar la


educación para el pueblo, este proyecto lo lanza la URSS a inicios de los 20’s, su filosofía
estaba basada en el concepto leninista de que “es necesario cambiar la percepción de los
hombres y de los pueblos sobre las situaciones injustas en la organización social a fin de
generar en su ánimo condiciones subjetivas de la revolución. En el caso de China lo que
fue la Revolución Cultural desde inicios del ‘66 se concentró en erradicar todos los posibles
“virus” de cultura burguesa que pudieran coexistir dentro de la sociedad comunista china.
Este ímpetu de “purificación” desembocó en la creación de grupos paramilitares que fueron
encargados que realizar la limpieza, tanto humana como de material intelectual, las artes,
la música, la literatura, por ser posiblemente contagiados de la “ideología burguesa” (El
País, 2016).

La Chinoise (1976) de Jean Luc-Godard ha sido el lugar desde el cual construí un panorama
de este hecho histórico, su argumento expone a la juventud francesa como seguidora del
pensamiento maoísta negando las propuestas de los intelectuales franceses frente a la
revolución y por tanto mirando hacia otros lados donde ésta ya estaba en práctica:

[Entrevistador] A mí lo que me sorprende son las discusiones con el Partido


Comunista Francés…
[Veronic] Verá, yo por mi cuenta he descubierto que 3/4 partes de los análisis y parte
de la tesis del Partido Comunista Francés son falsas, sobre todo a causa de sus
intelectuales están demasiado cerca de Moscú… Sí (…)
[Entrevistador] Yo creo que es culpa del partido comunista francés.
[Veronic] Sí, exacto es culpa del PCF y por eso nos vemos obligados a buscar
nuestros ideales a kilómetros en Pekin. Escuche, sea cual sea la decisión que haya
tomado no es admisible que un comunista trate automáticamente la revolución
cultural China como un acontecimiento más, como un argumento más sin otro tipo
de proceso, la revolución cultural no es la entrada a un argumento, ante todo es un
hecho histórico, y no es un acontecimiento, es un suceso histórico sin precedentes
(…) No se trata de exportar la revolución cultural porque pertenece a la revolución
china pero sus lecciones teóricas y políticas pertenecen a todos los comunistas, los
comunistas deben aprender de la revolución cultural y tratarla como un bien propio.

Lo interesante del guión de Godard es que cada personaje está constantemente leyendo y
releyendo citas del Libro Rojo, son un grupo de jóvenes intelectuales que se reúnen a
estudiar los planteamientos del “verdadero” comunismo; pero en medio de su
performatividad para estudiar los postulados de Mao se cruzan chistes irónicos y que ponen
en duda la filosofía maoísta. Una de las escenas que me permite anclar el contexto socio
político de la revolución cultural con el problema del arte aparece una pareja discute los
postulados sobre restringir el uso de los colores para la obra artística a los colores primarios,
argumentando que así se obligaría al espectador a depurar la obra con mucho más criterio
y que eso era fundamentalmente lo que necesitaba el Marxismo: evitar el letargo del
pensamiento de la sociedad. Es una buena metáfora para analizar el alcance de las
limitaciones que sufrió el arte durante la Revolución cultural. Más de treinta años la
producción artística fue limitada la propaganda política bajo la idea de que: “no existe el arte
por el arte del arte que esté por encima de las clases, el arte que se separa o es
independiente de la política. Literatura proletaria y el arte son parte de toda la causa de la
revolución proletaria” (Tse-tung, s. F). En el discurso de Weiwei la lucha por la libertad de
expresión será fundamental, será lo alimentará ese ímpetu de acción política desde el arte:
“His work is about risk (personal, professional, and political). It is also about testing the limits
of freedom. His work is designed to remind us that risk-taking is an essential form of exercise
in a free society” (The Art Story, 2016).

Bibliografía

Altervista (2016) Ai Weiwei – “Fuck Off” (art exhibition) and “Study of Perspective”.
Altervista Magazine. Obtenido de: http://gofuckyou.altervista.org/ai-weiwei-fuck-off/

Artsy (2017, noviembre) Works by Ai Wei Wei. Artsy Magazine. Obtenido de:
https://www.artsy.net/artist/ai-weiwei/works

Artsy (2016) “The most influential living artist of 2016”. Artsy Magazine. Obtenido de:
https://www.artsy.net/article/artsy-editorial-the-most-influential-living-artists-of-2016

BBC (2010) 艾未未专题纪录片 Ai Weiwei, Without Fear or Favor. Obtenido de:

https://www.youtube.com/watch?v=CCm0fddT4us

El País (2016) Revolución cultural: la gran herida sin cerrar de China. Obtenido de:
https://elpais.com/internacional/2016/05/15/actualidad/1463313933_937172.html

Godard, J. (1967) La Chinoise. Obtenido de:https://vimeo.com/53788713


Never Sorry (2012) Ai Wei Wei: Never Sorry. Obtenido de:
https://www.youtube.com/watch?v=WIdlt3j9nKA&t=390s

The Art Story (2016) Ai Wei Wei: Artwork. Obtenido de: http://www.theartstory.org/artist-ai-
weiwei.htm

Villezca, P. (2008) “Las reformas en China y su éxito económico: una breve descripción”
Obtenido de: http://www.eumed.net/rev/china/07/pavb.htm
Widewalls (2017, noviembre) Auction Results. Art Works by Ai Wei Wei. Obtenido
de:https://www.widewalls.ch/artist/ai-weiwei/auction-results/

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