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Carrera de Sociología

Curso Historia Social y Política de América Latina


Profesora Camila Silva Salinas
Ayudante Eliana López Meza

Informe Bibliográfico
FARC y el Gobierno Colombiano:
disputa por el control del monopolio legítimo de la violencia.

Nombres: Alejandro Arriagada


Jonatan Sanhueza
Andrés Meza
Rodrigo Morales
Introducción

Estado es aquella comunidad humana que, dentro de un determinado territorio, reclama para
sí el monopolio de la violencia física legítima. Lo específico de nuestro tiempo es que a todas
las demás asociaciones e individuos sólo se les concede el derecho a la violencia física en la
medida en que el Estado lo permite. El Estado es la única fuente del “derecho” a la violencia.
(Weber, 1991)

La construcción de los Estados nacionales en América Latina, llevados a cabo en el siglo


XIX, son un fenómeno heterogéneo de difícil extrapolación a la realidad Europea en donde
el Estado responde a las tensiones históricas que consideramos propias de la modernidad,
como el surgimiento de la burguesía en desmedro de otras formas de organización
tradicionales como las monarquía. Un Estado-nación es una forma de organización política
que tiene un territorio, población y un Gobierno que en el caso de Latinoamérica, desde sus
primeros años de independencia, tuvo la necesidad de crear identidades nacionales como un
proto-nacionalismo con el objetivo de conformar una cohesión social, donde el Estado crea
a la nación como comunidades imaginadas, en el sentido que nos vamos a encontrar con
determinados grupos que viven en territorios donde aquel Estado nunca ha llegado de manera
efectiva. En esta construcción la dominación efectiva del territorio, según Weber, debe ser
llevada a cabo a través del derecho legítimo a la violencia física como un monopolio
exclusivo del Estado.

En América Latina, a lo largo del siglo XX y en mayor medida post Segunda Guerra Mundial,
se han dado diferentes procesos políticos y transformaciones sociales en un contexto de
Guerra Fría, y que en reiteradas ocasiones han sido foco de observación de muchos países,
como así lo fue la Crisis de los Misiles en Cuba en 1962, la elección democrática del
socialismo en Chile en 1970 encabezada por Salvador Allende, la llegada de Juan Domingo
Perón a la presidencia argentina en 1946, el momento en que María Estela de Perón asume
la presidencia constitucional de Argentina en 1974, o el surgimiento del Ejército Zapatista
de Liberación Nacional en Chiapas, México, bajo la figura del subcomandante Marcos, entre
tantas otras cosas hechos. De estos procesos en América Latina, existen muchos que hasta
el día de hoy han tenido un increíble impacto en la sociedad. Uno de estos procesos, y en el
que queremos situarnos para elaborar el siguiente análisis, es el de la creación de las Fuerzas
Armadas Revolucionarias de Colombia o Ejército del Pueblo (FARC-EP) fundada el 27 de
mayo del año 1964 bajo la imagen conocida del Comandante en jefe de las FARC, Manuel
Marulanda Vélez o “Tirofijo” y Jacobo Arenas.
El problema que surge en este proceso, es que el Ejército del Pueblo se alza contra el
Gobierno en autodefensa, haciendo uso de la violencia en un territorio del país que
históricamente no ha tenido la presencia del Estado, y las FARC al replegarse a Marquetalia,
se hicieron de esas tierras para iniciar un movimiento autónomo, pero con el pasar de los
años la autodefensa se transformó en guerra civil por el control territorial. Entonces en ese
aspecto, para nosotros el problema nos lleva a preguntarnos si en realidad el Gobierno
Colombiano es quien posee el control del Estado en cuanto al uso y control legítimo de la
violencia (Estado según Weber), considerando que las FARC luego de su transformación con
la ayuda de los narcotraficantes colombianos incrementaron su poderío y tomaron mayor
control sobre el territorio no sólo en Marquetalia, sino que en gran parte de los municipios
del país. Bajo este cuestionamiento, queremos investigar quién posee el control sobre el
Estado y por ende del monopolio de la violencia. Y en perspectiva de la institucionalización
de las FARC ahora que en la actualidad se cesó el fuego, queremos analizar qué pasará con
el conflicto político de las ahora Fuerzas Alternativas Revolucionarias del Común.

Para comprender la creación de este movimiento debemos situarnos en un espacio tiempo


anterior a 1964, en un momento de álgido conflicto entre Liberales y Conservadores, y en la
que los campesinos comunistas estaban dándose a conocer como personajes importantes de
la clase popular colombiana. Hay que entender que desde fines del siglo XIX existía un
conflicto bipartidista entre los Liberales y Conservadores, pero su momento más violento se
dio antes de finalizar el primer bloque del siglo XX.
Corría el año 1948, en una Colombia gobernada desde 1946 por el Presidente Mariano Ospina

Pérez ㅡ primer Gobierno del Partido Conservador tras 16 años de gobiernos del Partido

Liberal ㅡ, en un contexto de grandes movilizaciones en las áreas rurales del centro y sur del

país por la represión policial que cometía el Estado contra los civiles, pequeños núcleos
campesinos liberales y militantes del Partido Comunista Colombiano se levantan en armas
como reacción al asesinato del candidato liberal a la presidencia de Colombia, Jorge Eliécer
Gaitán. Tras su asesinato el 9 de Abril de dicho año, el crimen generó un levantamiento de
las masas populares que partió a nivel local en la capital y que luego se extendió a toda la
nación. Ese momento es conocido como el “Bogotazo”. A partir de este punto, nos situamos
en aquel período histórico del país que se conoce como “La Violencia”, marcado por el
enfrentamiento entre el Partido Liberal y Conservador, en el que se llevaron a cabo grandes
persecuciones y asesinatos por parte del Gobierno hacia los liberales y campesinos
comunistas que se encontraban en los límites geográficos del país.

Estos grupos de campesinos armados para su propia defensa en el sur de Tolima no soltaron
sus armas y ya para los 50’s, el Estado intentó desarticular a este grupo para inhabilitar sus
acciones, pero los campesinos resistieron, organizando la “Columna Guerrillera”, que tenía
como fin tomar los terrenos de la Cordillera Central, iniciando así la guerrilla entre las fuerzas
militares del Gobierno y los campesinos comunistas y liberales que resistían en su defensa
armada. A pesar de las dificultades que hubo en el conflicto, los campesinos nunca fueron
derrotados militarmente por las fuerzas del Estado. Luego de un Golpe de Estado y posterior
dictadura del General Gustavo Rojas Pinilla, se concedió una amnistía a los campesinos
guerrilleros para intentar acabar en una primera instancia con el conflicto violento. Si bien
los campesinos liberales usaron la amnistía y soltaron las armas, los campesinos comunistas
no tranzaron con el Gobierno de turno y siguieron alzados militarmente en el sur de Tolima.
Es así como durante el resto de la década los guerrilleros comunistas siguieron organizados
para combatir contra las fuerzas de la violencia que ejercía el Gobierno para desarticularlos,
por lo que tuvieron que replegarse más hacia el sur, llegando a realizar su autodefensa en el
terreno de Marquetalia, donde si bien pudieron tomar las herramientas de trabajo para poder
vivir de forma autónoma, se hacía necesario seguir organizados armamentísticamente para
combatir las amenazas que representaba el Estado. Es en este contexto político y social que
surge la FARC en el año 1964, al mando de Manuel Marulanda Vélez “Tirofijo” y Jacobo
Arenas.
En esta disputa entre el Gobierno y las FARC, el sujeto histórico más importante (por ende
el que más nos interesa) es el campesino, que se alza como un actor social influyente y que
había sido marginado por el Gobierno colombiano, puesto que en gran medida las leyes
emanadas del Estado nunca los favorecieron. Siempre fueron sometidos por la clase
dominante como mano de obra para trabajar las tierras y así beneficiar los intereses de los
ricos hacendados, siendo luego expulsados por estos últimos.

Colombia es un país que por su geografía se ve fragmentado: valles profundos, la cordillera


que se divide en tres ramales, entre otros accidentes geográficos, como explica Raúl
Zibechi en su libro “Autonomías y Emancipaciones: América Latina en movimiento”.
Además menciona que:

 El enorme poder de las élites nacionales y regionales, tejido sobre la base de la


estratificación social y la marginación de las mayorías campesinas, produjo dos
hechos complementarios: la fragmentación de la presencia estatal y la debilidad de
los mecanismos de regulación social y, en contrapartida, un amplio movimiento de
colonización permanente, por la expulsión del «excedente» de población campesina
hacia los márgenes de la frontera agrícola y, más recientemente, hacia la periferia de
las grandes ciudades. (Zibechi, 2007)

Justamente por esto nuestro sujeto histórico (el campesino) aparece desde los márgenes o
desde “el sótano” como dice Zibechi citando al subcomandante Marcos del EZLN de Chiapas
en México.

También tenemos a los paramilitares: civiles armados que surgen como una reacción del
Gobierno colombiano y entrenados por el ejército para frenar la insurgencia de las FARC,
constituyéndose como otro sujeto que se sitúa no al margen, sino en el centro del conflicto a
partir de los 60’s, luego de que las FARC se constituyeron oficialmente.

Otro sujeto importante en este conflicto y que aparece justamente en este período del
conflicto, es el narcotraficante colombiano, que como decimos nosotros de manera informal
“juega para los dos lados”: tenemos narcos que organizaron a los grupos paramilitares que
apoyaban las avanzadas del Gobierno para contrarrestar a las FARC; y por otro lado tenemos
a los narcos que hicieron lazos con los campesinos del Ejército del Pueblo, los cuales
brindaron apoyo armamentístico a los militares campesinos a cambio de la coca que
producían en sus terrenos, por lo que la guerrilla tomó un carácter totalmente diferente, lejos
de los ideales originales que tenían los movimientos en un comienzo.

Es importante para nosotros investigar e interpretar sobre el conflicto entre las FARC EP y
el Estado Colombiano, dado que el año 2016 el presidente Juan Manuel Santos logró
completar el acuerdo de paz para acabar con la guerrilla en el país. Luego de varios años de
conversaciones, el 29 de Agosto de ese año a partir de las cero horas se puso cese al fuego
bilateral, cerrando un conflicto armado que duró por más de 52 años. Es pertinente volver un
poco atrás en la historia del conflicto y analizar las transformaciones que este ha sufrido con
el pasar de los años. Ahora que el conflicto aparentemente se cerró, existe mayor libertad
para investigar de forma más cercana y en mayor profundidad los procesos que se dieron con
la guerrilla. La relevancia que tiene nuestro trabajo de investigación radica en la propuesta
de una mirada que abarca el conflicto en general y que intenta enfocar el qué pasará ahora
que las Fuerzas Armadas Revolucionarias de Colombia que se institucionalizaron este año
2017 en un nuevo partido político: las Fuerzas Alternativas Revolucionarias del Común.
Desarrollo: ¿Quiénes han tocado este problema y qué es lo que se ha
dicho del conflicto?

Gustavo Duncan analiza las Fuerzas Armadas Revolucionarias de Colombia desde una
perspectiva histórica a partir de su creación en 1964 hasta febrero del 2004 con una mirada
económica por la disputa del Estado a través de lo local en las variables de dominio político
que los actores armados ejercen sobre las comunidades. El autor diseña un “modelo de
medición del conflicto armado que relaciona las tasas de violencia mediante una función
parabólica invertida, donde establece variables cuantitativas como el número de fuerzas
movilizadas, su financiamiento, etc.” (Duncan, 2004). No obstante, de acuerdo al objetivo de
nuestro trabajo de investigación, nos enfocaremos en lo cualitativo de la violencia y conflicto
en Colombia desde este autor.

 “En muchos municipios de Colombia quien ejerce el monopolio de la violencia,


imparte justicia, extrae tributos, y en ocasiones organiza la prestación de servicios
sociales, no son leales al Gobierno central, sino a guerrillas y autodefensas… mientras
estos grupos han sabido desplegar su fortaleza militar y su producción de violencia
para maximizar su influencia política, el Gobierno ha visto reducida su hegemonía
como Estado a lo largo del territorio nacional.” (Duncan, 2004) en la definición del
conflicto entre las FARC-EP y el Estado colombiano”

El fenómeno de la guerrilla no desconoce la existencia de una unidad ideológica y de una


acción violenta para acceder al control político del Estado mediante una guerra de guerrillas
inspirada en la revolución cubana, que a diferencia de esta tiene como objetivos inmediatos
la apropiación, dominio y control del terreno donde comunidades indígenas junto con
campesinos viven alejados del alero efectivo del Estado. Producto de esta confrontación el
autor sanciona que: “a diferencia de los procesos de conformación de los Estados
europeos durante el siglo XVII, (los de América Latina) generan Estados fragmentados con
formas de organización precarias en detrimento en la idea de los modernos Estados”
(Duncan,G. (2004). Violencia y conflicto en Colombia como una disputa por el control del
Estado en lo local. Bogotá: CEDE.), donde categorías del viejo continente no necesariamente
han sido implementadas. ¿Es necesario el Estado en nuestro continente?
Otro autor es Alfredo Rangel, quien aborda el tema desde una mirada histórica que describe
cómo se organizó económica, política y socialmente las FARC-EP y como ha cambiado la
guerrilla con respecto a estas formas organizativas y su ideología de acción a lo largo de su
existencia.

Rangel plantea que la visión general de las personas con respecto al conflicto y a la guerrilla
no es correspondiente con la realidad. Las FARC-EP se han visto en la necesidad económica
de recurrir al mercado negro y al mercado de la droga, particularmente haciendo negocio con
los coqueros colombianos para competir financieramente con el ejército colombiano y los
paramilitares. Según Rangel la guerrilla ha redefinido sus objetivos con el paso del tiempo.
La revolución socialista latinoamericana y la construcción del hombre nuevo han cedido paso
al dominio político de los municipios de Colombia. En Colombia ocurren casi la mitad de
los secuestros del mundo, ejecutados por parte de las guerrillas para con los oficiales y
policías colombianos y catalogarlos como prisioneros de guerra, así usarlos como moneda de
cambio para recuperar a los prisioneros guerrilleros bajo la custodia del Gobierno
Colombiano. Esto dilapida la imagen de las FARC-EP. Si en sus inicios las FARC fueron un
movimiento campesino en busca de ideología, ya para el año 1999 las fuerzas revolucionarias
tienen unas dinámicas militares y políticas propias de carácter independiente que buscan la
influencia política. Según Rangel la principal diferencia que él notó es que en las guerrillas
se “descendió” desde una ideología Socialista, que se preocupaba de los campesinos y
buscaba protegerlos, pasando a un “pragmatismo” enfocado en la lucha política entre los
dirigentes de las FARC-EP y el Gobierno Colombiano. La guerrilla de antes se conformaba
por campesinos revolucionarios con una ideología socialista determinada, pero hacia 1999 la
gente que se unía a las FARC-EP eran personas que buscan una forma de vida y sustento o
por una tradición heredada desde los padres ligados a la revolución. Para sintetizar, el
desarrollo y el cambio que han experimentado las fuerzas guerrilleras en su ideología, se
constituyen en que las restricciones morales en el actuar y accionar revolucionario parecen
haber desaparecido.

Otra estudiosa del tema es Martha Bottia, quien propone ㅡ a diferencia de lo que plantean

muchos autores ㅡ que la presencia estatal en determinadas comunidades no es el principal

factor que propicia la expansión y presencia de las FARC, sino más bien es la avaricia y el
contagio por contingencia territorial.

Bottia enfatiza que los resultados de sus investigaciones hacen notar claramente que los
territorios o municipios de los que se apropia las FARC siguen un patrón estratégico
territorial, propiciando beneficios económicos (fuentes seguras de financiación como puede
ser la coca, la amapola, el petróleo y el carbón, etc.) y bélicos. “...No es una conquista de los
territorios aleatoria y arbitraria” (Bottia, 2003). Exceptuando el periodo de 1990-1992 ya
que las FARC buscó mostrar su poderío político y militar atacando sitios de importancia
política, mas no de fuentes de financiación; para obligar al Gobierno a sentarse a dialogar.

Román D. Ortiz es otro autor que considera que el conflicto colombiano parece instalado en
una dinámica auto sostenida que limita las posibilidades para avanzar hacia un acuerdo de
paz definitivo. En Guerra civil y descentralización de la violencia: el caso de Colombia
(1998) plantea que los grupos armados enfrentados, sean paramilitares, guerrillas, ELN,
están internamente divididos y cada fragmento posee distintas expectativas y metas. La
descentralización de la violencia en Colombia es producto de la fragmentación de estos
grupos armados en distintos grupos y la guerra descentralizada y dentro del Estado es
conceptualizada como una “guerra de tercera clase”. Una parte de la comunidad rechaza los
procedimientos establecidos para la resolución de conflictos y opta por recurrir a la fuerza
armada para imponer sus criterios sobre la organización política. El autor hace una analogía
con la situación de guerra civil que sufre el Líbano. Plantea que los grupos fragmentados
aumentaron la violencia y basaron su sustento económico en el tráfico de drogas o negocios
relacionados con estas. Estas guerras civiles podrían tener causas económicas, ya que la
guerra en sí es un negocio rentable según algunos intereses internacionales. Es por esto que
el contexto geopolítico del mundo tiene directa relación con las guerras civiles. El cambio
que sufrió el planeta luego del fin de la guerra fría, luego de la tensión política e ideológica
entre las dos potencias involucradas, fue un factor importante en la descentralización de los
conflictos violentos en la interna del estado, ya que los diferentes grupos pierden sus
referencias ideológicas y comienzan un camino autónomo ideológico y metodológico.

Por otro lado, Eduardo Posada Carbó en su ensayo ¿Guerra Civil? El lenguaje del conflicto
en Colombia (2001) discute sobre si es correcto o no hablar de “guerra civil” para referirse
al conflicto armado en Colombia, citando a diversos autores. Unos afirman que Colombia
vive una guerra civil, mientras que otros critican que se le califique de esa manera al conflicto
armado.

En su ensayo verá distintas definiciones de varias disciplinas sobre el concepto de “guerra


civil”, cómo se generalizó esa clasificación en Colombia, sus implicaciones y equívocos. “El
objetivo de este ensayo no es ofrecer un concepto alternativo, sino revisar estereotipos”
(Posada, 2001: XV). Posada concluye que el conflicto puede considerarse “civil” mientras
sea netamente interno, pero el conflicto colombiano tiene efectos y ramificaciones externas,
como aquellas relacionadas con el narcotráfico. Es importante recalcar que para Posada no
existe violencia generalizada, ya que el conflicto no se ha llevado a cabo por un nivel
considerable de población, sino más bien por los grupos armados guerrilleros, autodefensas
y narcotraficantes. La población se muestra más bien ajena a estos grupos:

...es importante subrayar que la inmensa mayoría de los ciudadanos no se identifica


con ninguno de los grupos armados ilegales que propician la violencia. Y esta
mayoría de la sociedad colombiana encuentra grados significativos de representación
en un Estado complejo que tiene fundamentos de legitimidad en los principios de la
democracia. (Posada, 2001: 38)

Fernán González en su ensayo Una mirada de largo plazo sobre la violencia en Colombia
(2002), explica a grandes rasgos que el conflicto entre el gobierno y las FARC no ha logrado
cesar dado el escenario y el trasfondo histórico de esa lucha, comprendiendo que hay un
problema agrario nunca resuelto por los agentes del gobierno. Este conflicto en consecuencia
derivó en un proceso particular de la construcción del Estado, el cual no se ha podido
encauzar por buen camino, producto del surgimiento de narcotraficantes que no dejan que el
conflicto acabe, puesto que el fin de la violencia entre el gobierno y las FARC reduciría la
ganancia de los carteles de narcos.

Desde otra perspectiva, Darío Restrepo en Luchas por el control territorial en Colombia
(2002) particularmente plantea la idea de que debido a la concurrencia de las influencias
internacionales, el proceso de globalización (que involucra profundos cambios en la
conciencia colectiva con respecto a la violencia), como también el proceso de
descentralización de los enfrentamientos violentos y la crisis política afectan al Estado-
Nación Colombiano de manera directa y debilitan su poder. Es por esto que el centralismo
político, económico y administrativo se debilita. La lucha, producto de estos cambios, se
centra en el control de los municipios e instituciones. El poder político aumenta en los grupos
e instituciones locales con respecto a la fuerza del estado central. En relación con esto es que
los diferentes grupos que componen los intereses en Colombia (narcotraficantes, guerrilleros,
paramilitares, políticos, etc.) pelean y luchan por el control territorial local.

Para la elaboración de una síntesis crítica, es importante señalar que los autores mencionados
toman, evidentemente, un enfoque según el análisis de factores específicos. Es por esto que
para contemplar las transformaciones del conflicto entre el gobierno y las FARC, no podemos
tomar una sola arista, sino varias que nos permita tener mayor altura de miras y que nos ayude
a comprender el conflicto desde una perspectiva más amplia.

Cabe destacar que Gustavo Duncan es profesor del gobierno colombiano y en la Universidad
de los Andes y es considerado un experto en temas de narcotráfico en relación con la
construcción del Estado Central. Por lo tanto escribe desde una mirada Estatal y crítica del
actuar revolucionario. En su ensayo Violencia y conflicto en Colombia como una disputa por
el control del Estado en lo local (2004), cita a algunos de los anteriores autores mencionados
para elaborar su tesis. Por lo mismo, sentimos que la tesis abordada por él es la más destacada
para la elaboración de nuestro informe, como ya mencionamos al explicar la tesis del mismo.
Si bien él hace un análisis netamente económico, nosotros nos enfocaremos en la
contextualización socio-política en la que sitúa su análisis, llevada a lo cualitativo de la
violencia y el conflicto en Colombia desde su desarrollo enfocado en la construcción del
Estado de forma precaria en América Latina.

Duncan al plantear la idea de una ideología general en los revolucionarios se encuentra


distante a lo planteado por Rangel que claramente deja en el pasado una ideología común en
todos los grupos guerrilleros, particularmente en los distintos fragmentos internos de las
FARC-EP, y plantea que la característica fundamental de estos grupos es el pragmatismo
basado en el localismo y control territorial, dejando atrás los límites morales que la ideología
socialista revolucionaria promulgaba. Rangel trabaja como académico en la Universidad de
los Andes y fue asesor de Seguridad Ciudadana, por lo que su trabajo y su perspectiva se ve
fuertemente influenciada hacia la mirada de los ciudadanos colombianos y cómo ellos
perciben la violencia y las guerrillas.

Bottia, quien escribió desde una perspectiva más contemporánea, analizó la expansión de la
FARC no como consecuencia de la poca presencia estatal en aquel espacio, sino por la
avaricia, la cual está demostrada en que los municipios tomados por la guerrilla han brindado
beneficios económicos para estos, principalmente permitiendo la expansión del mercado de
la cocaína. Lo anterior se dio a excepción del período entre 1990 y 1992, tiempo en el que
tomaron control de territorios no para su beneficio financiero, sino más bien como una forma
de mostrar su poder militar.

Ortiz es un experimentado en el estudio de soluciones de problemáticas de seguridad y


defensa latino americana, de hecho, actualmente ocupa el cargo de “Vicepresidente para
América Latina y Director de Seguridad Interior y Desarrollo” en una Institución de
Investigación . Según Ortiz existe una similitud entre el conflicto en Colombia con el
conflicto en Líbano, explicando que los grupos fragmentados aumentaron la violencia y su
sustento económico radicó en el narcotráfico. Según él, los conflictos señalados podrían tener
causas económicas, ya que la guerra en sí es un negocio rentable para algunos grupos.
Posada es un académico con maestría en Estudios Latinoamericanos. En sus publicaciones
se esmera en reivindicar el nacionalismo optimista, que tiene como principal característica
ser parte de la derecha Colombiana y particularmente posee una visión de estabilidad social,
un patrimonio nacional importante, una democracia electoral y un equilibrio económico, en
otras palabras su perspectiva se describe cómo “ver el vaso medio lleno”. Consideramos la
discusión que expuso sobre si es correcto o no tratar como “guerra civil” al conflicto armado
en Colombia, discusión la cual analizó desde una mirada interna (Colombia y la opinión
pública) y una mirada externa (la relación internacional, o básicamente la mirada desde
afuera de Colombia). Importante es su propia conclusión, argumentando que Colombia no
vivía una violencia generalizada, esto por lo poco involucrada que estaba la población civil
colombiana en el conflicto, esto da cuenta de su visión optimista.

Fernán González es un sacerdote jesuita con larga trayectoria en la academia. Su trabajo es


clave porque agrupa el problema de la construcción del Estado que plantea Duncan, la noción
de la expansión territorial que radica en la avaricia de los guerrilleros que explica Bottia y la
idea de Ortiz de que la violencia aumenta junto con un crecimiento económico de la guerrilla
producto del narcotráfico. Explica a través de lo anterior que el conflicto entre el gobierno y
las FARC no ha logrado cesar dado el escenario y el trasfondo histórico de esa lucha, en la
que los narcos juegan un papel fundamental.

Finalmente lo planteado por Restrepo apunta a que el proceso de globalización y las


influencias internacionales disminuyen el poder central estatal y por el contrario aumenta en
poder local producto de este contexto geopolítico. Esta tesis está muy en relación con lo
planteado por Duncan sobre la tradición fragmentaria en los grupos de América Latina como
un síntoma América en la construcción de un estado central fuerte, es por esto que hasta la
fecha este problema es de carácter irresoluble en la organización social.
Conclusiones

A partir de los anteriores autores que revisamos, queremos hacer una reflexión que logre
englobar las tesis señaladas a partir de los diferentes puntos tomados por estos personajes.

En la introducción del presente trabajo contextualizamos cómo surgió la FARC producto de


una serie de conflictos entre el Gobierno y los grupos comunistas de autodefensa campesina
que se establecieron al sur de Tolima, lugar donde, según algunos autores, no existía
presencia del Estado.

Primero queremos recordar la idea de Estado Weberiano, la cual comprende a este como el
que, dentro de un determinado territorio, reclama para sí el monopolio de la violencia física
de forma legítima. Duncan nos explicaba que a diferencia de la conformación de los Estados
europeos, los de América Latina son Estados fragmentados, los que poseen un nivel de
organización precario, lo que va en deterioro de los Estados modernos en Latinoamérica. Por
lo tanto, ya de partida tenemos un problema con la formación del Estado en Colombia, como
parte de un proceso general que se ha dado con la construcción de Estados en América Latina.
Pero, ¿en qué afecta esto al conflicto en Colombia? Fernán González nos explica el poco
control que tiene el Gobierno colombiano sobre la zona más selvática y donde los accidentes
geográficos imposibilitan el actuar sostenido del Gobierno de turno. «En esas zonas la
organización de la convivencia social queda abandonada al libre juego de las personas y
grupos sociales, por la ausencia de regulación del Estado y la poca relación con la sociedad
nacional» (González, 2004).

Si bien en un inicio el problema, en las décadas del 60 y 70 se generó por la disputa violenta
entre el Gobierno colombiano y las FARC por la toma de tierras y su alzamiento en armas,
la ideología de las guerrillas se basaban en la construcción de un hombre nuevo y la liberación
del pueblo reprimido por los controles estatales explotativos, pero se pasó por un periodo que
comprende la década de los 80’s de transformaciones en que la metodología guerrillera era
diluir la política estatal de las comunidades cercanas al espacio guerrillero para poder
controlarlas, iniciando una gran y organizada expansión territorial que tiene como nuevo
objetivo el control de un gran número de municipios. Concretamente este periodo se llevó a
cabo desde los años 80 y terminó en el año 2002 con el comienzo del proceso de
negociaciones en busca de la paz entre las FARC-EP y el Estado Colombiano, proceso en el
cual el nuevo presidente de Colombia Álvaro Uribe fue pieza fundamental y su máximo
promulgador, pero luego de que este proceso fracasara se continuó con una lucha por el
territorio y el control de los municipios.

Desde la lectura de Restrepo, la descentralización de los enfrentamientos violentos y la crisis


política, entre otros factores, afectan al Estado-Nación Colombiano de forma directa y
debilitan su poder, de manera tal que la lucha de los guerrilleros se centra ahora (2004)por el
control de los municipios, aumentando el poder y control de las instituciones locales con
respecto a la fuerza del Estado central. (Duncan, 2004) expresa: “...mientras estos grupos
han sabido desplegar su fortaleza militar y su producción de violencia para maximizar su
influencia política, el gobierno ha visto reducida su hegemonía como Estado a lo largo del
territorio nacional.” Pero reflexionar esto junto a lo que Bottia analizó, nos hace interpretar
que la expansión de la FARC no es sólo consecuencia de la poca presencia estatal en aquel
espacio, sino que la avaricia llevó a la transformación del conflicto desde un tema ideológico
a uno económico, puesto que los municipios tomados por la guerrilla han brindado beneficios
para estos grupos armados, principalmente permitiendo la expansión del sustento de la
guerrilla: el narcotráfico.

Por lo tanto, las FARC buscan el control de la mayor parte del territorio para imponer sus
reglamentaciones, su ideología y en mayor medida, desde cierto punto, expandir las
plantaciones de coca para sustentar la guerrilla y conseguir mayores recursos, principalmente
armamentísticos. Justamente esto podemos apoyarlo en el símil que hace Ortiz con el
conflicto en el Líbano. El alargue de este conflicto en Colombia, así como en Líbano, podría
tener causas económicas, ya que la guerra en sí es un negocio rentable para algunos grupos,
por lo que les conviene extender el fuego y la violencia la mayor cantidad de tiempo. Como
bien dice el Doctor en Ciencias Políticas, Bruce M. Bagley:

Uno de los hechos que más obstaculizan las negociaciones de paz es el narcotráfico
y las enormes riquezas que tanto la guerrilla como los paramilitares derivan de él. En
las Farc, la ambición de riquezas ha reemplazado las reivindicaciones. Es posible que
a causa del narcotráfico las negociaciones de paz no fructifiquen nunca. (Bagley,
2002)

En el momento que los grupos guerrilleros se hicieron aliados con los narcotraficantes, el
sentido y rumbo de la guerrilla dio un giro, ya no importando realmente el por qué inició el
conflicto ni la ideología que se intentaba establecer en la República de Marquetalia, sino que
el narcotráfico generó ciertos cambios en el actuar de la FARC, lo que significó la toma y
control de las instituciones municipales territoriales, principalmente para seguir ganando
terreno en este conflicto y permitir el libre tráfico de armas y cocaína.

Dentro de todo lo explicado, a modo de interpretación, nosotros creemos que como habían
determinados bandas narcotraficantes que apoyaban a los grupos guerrilleros de las FARC y
el ELN, y por otro lado había otros narcos que apoyaban a los grupos paramilitares que
organizó el Gobierno de Colombia, se puede entender el conflicto desde cierto punto como
una transición desde la guerra por el control territorial entre las FARC y el Gobierno
colombiano, hacia una guerra influida por los carteles de narcotráfico por este control. Por lo
tanto, la disputa por el monopolio de la violencia tiene tres agentes: los grupos guerrilleros
(FARC-EP y ELN), el Gobierno de turno (FFAA, paramilitares organizados por agentes del
ejército y policía nacional) y los narcotraficantes. Lo anterior se sustenta en la idea de que
los narcos tuvieron mucha influencia en el control territorial de algunos municipios, por lo
que en algunos territorios el control lo llevaba más el cartel de narcotraficantes antes que la
FARC. Es de esta manera que Colombia se dividió en tres bandos que buscaban abarcar el
control total del país por medio del control territorial en lo local, es decir, poco a poco por
medio del control de los municipios, tomarían el control mayoritario del país. Y a pesar de
esto, nosotros creemos en la idea de Posada, de no considerar el conflicto como una guerra
civil, principalmente por lo poco involucrada que estaba la población civil colombiana en el
conflicto.

Hasta ese momento, sólo el Gobierno controlaba el monopolio de la violencia de forma


legítima, pero el poder militar que tenían las FARC con ayuda del narcotráfico generó una
igualdad de condiciones en el uso del poder militar, de forma tal que la toma de municipios
entre 1990 y 1992 sólo fue para demostrar a los agentes del Gobierno que el poder
armamentístico y militar que poseían los guerrilleros estaba a un nivel mucho mayor que
antes, lo que significaba una gran amenaza para los grupos organizados que apoyan al
Gobierno Colombiano. A modo personal, nosotros creemos que a las FARC no les interesaba
el control legítimo, ellos funcionaban como una especie de Estado alternativo que controlaba
la zona selvática y donde el Gobierno Colombiano nunca había llegado ni se había
preocupado de llegar. Por lo mismo es que mucha gente se sentía representada por este
movimiento y se unió a la guerrilla, sin sentirse protegidos ni beneficiados por el Estado
Colombiano. Por lo tanto, si hablamos de control legítimo constituido, siempre ha sido el
Gobierno Colombiano quien lo ha poseído. En cambio sí sólo hablamos del control del
monopolio de la violencia, independiente si es legítimo o no, no habría ningún grupo que
controle el monopolio, por lo tanto ahí radica el conflicto, ya que existen tres agentes que se
lo están disputando de forma violenta.

A fines del 2012 se inicia en la Habana un período de conversaciones para acabar con la
guerrilla e iniciar el acuerdo entre las FARC y el Gobierno del Presidente Juan Manuel Santos
para la paz definitiva. Una de las partes más cuestionadas del acuerdo fue la garantía al
partido político en el que se convertirían las FARC, de cinco puestos en el Senado y cinco en
la Cámara de Representantes para los dos siguientes períodos legislativos. Esto llevó a que
luego de 4 años de conversaciones, en el plebiscito realizado para iniciar definitivamente la
paz, con un 63% de abstinencia electoral y Con el 99,98% de los votos escrutados, 50,21%
de los colombianos dijeron que "No" y 49,78% dijeron que "Sí”. Estos resultados indicaron
el malestar general de los colombianos por el acuerdo entre las FARC al mando de
Timochenko y el Gobierno de Juan Manuel Santos, quienes no toleran que las FARC tengan
un espacio político que no merecen. La opinión pública delata que las FARC forjaron su
recorrido con secuestros, asesinatos y narcotráfico y eso los colombianos no lo han olvidado.
Pese a esto, el Gobierno llevó a cabo la pacificación definitiva del conflicto el 29 de Agosto
a partir de las cero horas, acabando con el fuego bilateral para siempre, cerrando una etapa
de violencia que duró más de 52 años en Colombia.

El 2 de Septiembre de este año 2017, se inscribieron las FARC como partido político,
cambiando su nombre a Fuerzas Alternativas Revolucionarias del Común, fuerza política que
tendrá cabida asegurada en el Senado y la Cámara de Representantes, para así representar a
todos los campesinos guerrilleros que buscan ser escuchados, al igual que lo hacían hace más
de medio siglo desde antes que empezara el conflicto. Esta vez se harán escuchar por medio
del poder democrático y por vía pacífica. A pesar de esto, el narcotráfico sigue dando lucha
continua, ya no como lo hacían antes, pero siguen siendo una fuerza social importante en el
desenvolvimiento de los procesos políticos y sociales de Colombia.

Y ahora que las FARC soltaron las armas, nosotros creemos que ya no existe un conflicto
entre el Gobierno y el Partido de la FARC, por ahora. Hoy 2017 podemos decir que el control
sobre el monopolio legítimo de la violencia lo sigue teniendo el Gobierno Colombiano, y en
términos de la irrelevancia del control legítimo o no, hoy el Gobierno Colombiano se
constituye como el dueño del monopolio de la violencia.

Es pertinente, según nosotros, para la Sociología estudiar y analizar el fenómeno del conflicto
colombiano, dado que esta es la rama de las Ciencias Sociales que se encarga de estudiar el
funcionamiento de la sociedad y analizar cómo los fenómenos impactan a esta. El conflicto
en Colombia puede ser analizado desde muchas aristas para ser comprendido, por lo que la
Sociología puede hacer estudios profundos del tema e intentar esclarecer fenómenos
derivados del conflicto. Si se hiciera un estudio sociológico en base a nuestro análisis de este
problema histórico, se podría ahondar en temáticas de mayor profundidad como lo son las
relaciones de poder dentro de la FARC, la familia, las instituciones sociales dentro de la
República de Marquetalia, grupos y clases sociales que puedan emerger de la guerrilla, la
estructura social desde dentro y fuera del grupo armado, entre tantas otras cosas que puede
estudiar esta disciplina.
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