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La historia de la Reforma protestante en España se remonta al siglo XVI,
cuando varios creyentes españoles se sintieron plenamente de acuerdo con
los planteamientos de la Reforma protestante iniciada por Martín Lutero en
Alemania. Grupos destacados de entre estos creyentes fueron los de
Valladolid (afines al luteranismo) y Sevilla (inicialmente favorables al
calvinismo). Del grupo sevillano participaron los monjes jerónimos del
Monasterio de San Isidoro del Campo.
Sin embargo, la Reforma protestante en España no arraigó debido a la
implacable persecución a la que fueron sometidos los luteranos por la Biblia del Oso, primera traducción
Inquisición española, lo que obligó a los que pudieron escapar a refugiarse completa de la Biblia al castellano
en estados protestantes o más tolerantes. Henry Kamen destaca que obra del protestante español
«España era el único país europeo que contaba con una institución nacional Casiodoro de Reina, publicada en
dedicada a erradicar la herejía».2 Pero también existieron otras razones, 1569, y que será revisada por
como las que señala Joseph Pérez: «España estaba alejada del epicentro de Cipriano de Valera en 1602,
la revolución religiosa; las reformas introducidas en la disciplina convirtiéndose a partir de entonces en
eclesiástica y en las órdenes religiosas en los primeros años del siglo XVI, la edición canónica de la Biblia para
aunque limitadas, habían contribuido a corregir ciertos abusos; por último, todos los protestantes de habla
las inquietudes religiosas habían adoptado en la península Ibérica una española, por lo que probablemente
forma original. En España es más fuerte la tentación del iluminismo que la sea el libro escrito en castellano con
del luteranismo o del calvinismo». Henry Kamen apunta otra más: «España mayor número de ejemplares de la
no había experimentado desde el comienzo de la Edad Media ni una sola historia.
herejía que triunfara a nivel popular. Todas las luchas ideológicas desde la
Reconquista se habían dirigido contra las religiones minoritarias, el
judaísmo y el islam. En consecuencia, no había habido herejías autóctonas,
al estilo de la de John Wycliff en Inglaterra, sobre las que pudieran enraizar
las ideas luteranas».2
Índice
1 Antecedentes
Monasterio de San Isidoro del
1.1 Albigenses y Valdenses
1.2 Los erasmistas Campo, Sevilla, uno de los
1.3 Los alumbrados principales focos de la Reforma
2 La persecución de los primeros protestantes protestante en España.
3 Los grupos luteranos de Valladolid y de Sevilla
3.1 El grupo de Valladolid
3.2 El grupo de Sevilla
3.3 La represión de la Inquisición
4 El fin del protestantismo en la Monarquía Hispánica
5 El resurgimiento del protestantismo. Desde principios del S.XIX
hasta la actualidad
5.1 Siglo XIX y principios del S.XX
5.2 Persecución franquista durante la Guerra Civil Española
y el Franquismo
5.3 El protestantismo en la democracia
6 Principales Iglesias protestantes en la actualidad
6.1 La Iglesia Evangélica Española
6.2 La Iglesia Española Reformada Episcopal
6.3 Unión Evangélica Bautista Española
6.4 Pentecostalismo en España
7 Véase también
8 Referencias
9 Bibliografía
10 Enlaces externos
Antecedentes
Albigenses y Valdenses
Alfonso Torres de Castilla, en su libro de Historia de las Persecuciones
Políticas y Religiosas ocurridas en Europa, hace mención a diferentes
movimientos de reforma, anteriores a la denominada «Reforma
protestante», que presentan afinidades con la estructura básica del
protestantismo actual. «Antes de que apareciera en Alemania la famosa
herejía de Lutero... en España como fuera de ella el origen de las herejías
fue casi siempre la crítica más o menos severa de la conducta del clero y el
deseo de reformar sus costumbres, restaurando la pureza que atribuye la
tradición a las bases de los dos primeros siglos del cristianismo».1
No obstante, no debe pensarse que la Reforma protestante se inicia en el
siglo XVI. Han sido muchas las voces, los movimientos y las vivencias que
han mostrado su disidencia de la ortodoxia católica y han abogado por la
vuelta a los principios del cristianismo primitivo. Aunque los brotes de
protesta fueron perseguidos, merece la pena citar dentro de España a los
movimientos albigenses del siglo XII y valdenses del siglo XIII, aunque
este último perdura en la actualidad, sobre todo en Italia.1
Estatua de Pedro Valdo en el
Los erasmistas
Memorial de Lutero. Worms,
Buena parte de los humanistas españoles fueron seguidores de Erasmo de Alemania
Rotterdam y encontraron el apoyo de la corte de Carlos V e incluso de parte
de la jerarquía eclesiástica, como el arzobispo de Toledo Alonso de Fonseca y Ulloa, y del inquisidor general
Alonso Manrique, ambos erasmistas. Así el Enchiridion de Erasmo, cuya traducción al castellano se publicó en
1526, fue acogido con gran entusiasmo, así como el resto de sus obras, y varios humanistas, entre los que destacó
Juan de Vergara, viajaron a los Países Bajos para estudiar con él.3
Según Joseph Pérez, además de su reputación de humanista, son las ideas religiosas de Erasmo lo que atrae a la
élite intelectual española. «Frente a Roma, Erasmo afirma la necesidad y la urgencia de una reforma de la Iglesia y
de la religión, a la que hay que despojar de sus aspectos dogmáticos y formalistas: el exceso de especulaciones
teológicas y una práctica rutinaria que está en el límite de la superstición. Erasmo defiende un retorno al
Evangelio, a una religión espiritual y a un culto interior. Frente a Lutero, sale en defensa del libre arbitrio y se
esfuerza por preservar la unidad del mundo cristiano. Su ideal sería una reconciliación irenista sin vencedores ni
vencidos, que aseguraría la reforma necesaria de la Iglesia evitando el cisma».4
Sin embargo, los métodos de exégesis de Erasmo y sus ideas religiosas, que algunos consideraban próximas a las
de Lutero, eran objeto de críticas por parte de amplios sectores eruditos y eclesiásticos.5 Cuando en 1529 Manrique
dejó de ser inquisidor general y el emperador Carlos V marchó a Italia llevando consigo a los principales
erasmistas, los conservadores aprovecharon su oportunidad. El primero en ser detenido por la Inquisición fue
Diego de Uceda, chambelán de un alto cargo de la Orden de Calatrava. Fue torturado y condenado, abjurando de
sus «errores» en el auto de fe celebrado en Toledo el 22 de julio de 1529.6
Mucho mayor impacto tuvo el proceso contra Juan de Vergara. Fue
detenido en 1530 y condenado, acusado de «luteranismo» entre otras
alegaciones —también de iluminismo como su hermano Bernardino Tovar
—.7 Como Uceda, abjuró de sus «errores» en un auto de fe celebrado en
Toledo en 1535 y pagó una gravosa multa de 1500 ducados, siendo
confinado en un monasterio durante los dos años siguientes —aunque a su
salida pudo recobrar sus antiguos puestos—. En 1533 Alonso de Virués,
benedictino y predicador de Carlos V, fue detenido y confinado en una
prisión de la Inquisición de Sevilla durante cuatro años. En 1537 se vio
obligado a abjurar de sus «errores», siendo recluido en un monasterio, pero
Carlos V intervino ante el papa y consiguió que éste anulara la sentencia.8
En 1530 Juan de Valdés —del que Joseph Pérez afirma que en realidad era
un alumbrado y que usó de pantalla el erasmismo—9 huyó a Italia justo a
tiempo para poder evitar su detención por la Inquisición a causa del estudio
teológico que había publicado el año anterior Diálogo de la doctrina
cristiana y en el que se recogían algunos escritos de Lutero, sin
mencionarlo. No tuvo la misma suerte el también erasmista Pedro de
Lerma, que fue detenido y encarcelado, siendo obligado a abjurar de sus Diálogo de la Doctrina christiana
«errores» en todas las ciudades donde había predicado. Lerma huyó a París, (1529) de Juan de Valdés.
recuperando el puesto de decano de la Sorbona. Su sobrino Francisco de las
Encinas será uno de los más destacados luteranos europeos.10
A finales de 1533 Rodrigo Manrique, hijo del antiguo inquisidor general, escribió desde París al erasmista Juan
Luis Vives en Brujas —donde se había refugiado huyendo de la Inquisición por ser judeoconverso—, sobre el
encarcelamiento de Juan de Vergara:11
Dices muy bien: nuestro país es una tierra de envidia y soberbia; y puedes agregar: de barbarie. Pues, de
hoy en más, queda fuera de duda que nadie podrá poseer allá cierta cultura sin hallarse lleno de herejías,
de errores, de taras judaicas. Así se ha impuesto silencio a los doctos; en cuanto a los que corrían al
llamado de la ciencia, se les ha inspirado, como tú dices, un gran terror. En Alcalá se trata de extirpar
completamente el estudio del griego
Los alumbrados
La versión más radical del método místico del «recogimiento» —la unión
del alma con Dios— propugnado por los franciscanos, y que fue condenada
por la propia orden mendicante, resaltaba la unión pasiva del alma con
Dios, por lo que era conocida con el nombre de «dejamiento» y a sus
seguidores como «dejados» o «alumbrados». Algunos nobles protegieron a
estos grupos que buscaban una religión interior más auténtica.<12
La Inquisición sospechó que había elementos heréticos en la doctrina de los alumbrados e inició una investigación
que llevó a la detención de sus principales cabecillas —la beata Isabel de la Cruz y Pedro Ruiz de Alcaraz del
grupo de Guadalajara fueron encarcelados en abril de 1524 y sentenciados en un auto de fe de julio de 1529— y a
la promulgación por el inquisidor general, el erasmista Manrique, de un «edicto sobre alumbrados» en septiembre
de 1525, que incluía una lista de 48 proposiciones consideradas heréticas. En 1529 fue detenida la beata Francisca
Fernández, líder del grupo de alumbrados de Valladolid, y poco después uno de sus principales seguidores, el
predicador franciscano Francisco de Ortiz. La beata incriminó a partidarios suyos acusándolos de «luteranos». Este
fue el caso de Bernardino Tovar, hermano del erasmista Juan de Vergara, y de María de Cazalla, que fue torturada
bajo la acusación de luteranismo y de iluminismo.13 Otro de los denunciados por la beata Francisca Hernández por
«luteranismo» fue el impresor de la Universidad de Alcalá, Miguel de Eguía, pero fue absuelto en 1533 tras pasar
más de dos años en la cárcel de la Inquisición en Valladolid.14
La persecución de los primeros protestantes
La primera noticia sobre el protestantismo en España data de 1521 cuando las autoridades creyeron tener
conocimiento de que iban a ser introducidas clandestinamente obras traducidas e impresas de Martin Lutero por
judeoconversos refugiados en los Países Bajos. En 1523 fue condenado y ejecutado en Palma de Mallorca un
supuesto luterano de origen manchego, pero como se duda de que realmente lo fuera, se considera que la primera
actuación de la Inquisición española contra un protestante tuvo lugar en Valencia en 1524 cuando fue condenado a
muerte un comerciante alemán, Micer Blay, por haber importado libros sospechosos —inmediatamente se pusieron
bajo vigilancia las librerías e imprentas—. Ese mismo año se descubren en las bodegas de un barco flamenco
llegado a San Sebastián dos toneles llenos de libros luteranos que son inmediatamente quemados en la playa. En
1525 son detenidos unos barcos venecianos en las costas del Reino de Granada que llevaban una carga de libros
«heréticos». En 1531 en un proceso de la Inquisición se menciona a un vendedor ambulante que llevaba esa clase
de libros. En 1535 un relojero francés de Toledo es apresado por la Inquisición acusado de «luterano». En 1539
seis marineros ingleses son detenidos en San Sebastián por la Inquisición y condenados a pagar pequeñas multas
porque en una trifulca dijeron que la religión de su país era superior a la católica. Uno de ellos va a prisión y logra
evadirse, pero tras ser capturado de nuevo es quemado en Bilbao el 25 de mayo de 1539. Así pues, casi todos los
detenidos acusados de ser «luteranos» eran extranjeros.15
Se considera a Francisco de Encinas el primer luterano auténtico de la Monarquía Hispánica. Pertenecía a una rica
familia de comerciantes burgaleses lo que le permitió viajar y estudiar en Lovaina y en Wittenberg, donde conoció
las doctrinas de Calvino y de Lutero. En 15401541 publica en Amberes una Breve y compendiosa institución de la
religión cristiana, bajo el seudónimo de Francisco de Elao —Elao significa encina en hebreo—, que en realidad
era una traducción del Catecismo de Calvino y del Tratado de la libertad
cristiana de Lutero. En 1543 traduce el Nuevo Testamento directamente de
la versión griega de Erasmo de Róterdam. Encinas, como el aragonés
Miguel Servet, no regresó a España para no ser víctima de la Inquisición,
como le sucedió a Francisco de San Román, que se había convertido al
luteranismo en un viaje de negocios a Amberes y que fue condenado y
ejecutado en 1542. San Román suele ser considerado como el primer mártir
de la Reforma protestante en España.16 Por otro lado, Encinas es autor de
la primera obra publicada contra la Inquisición española. Se trata de De
statu Belgico, deque religione Hispania, Historia Francisco Enzinas
Burgensis, compuesta en 1545 e impresa en Estrasburgo en traducción
francesa en 1558.17
Los grupos luteranos de Valladolid y de Sevilla
El grupo de Valladolid
Su fundador fue un italiano, Carlos de Seso, corregidor de la ciudad de
Toro, que se había convertido al protestantismo después de leer a Juan de
Valdés. En torno a él se formó un grupo integrado por unas cincuenta y
cinco personas, la mayoría de ellas nobles o conversos, entre las que Portada del Nuevo Testamento
destacaba el doctor Agustín de Cazalla, canónigo de Salamanca y antiguo traducido por Francisco de Encinas y
capellán y predicador de Carlos V, y cuya familia también había abrazado publicado en Amberes en 1543.
la fe protestante —uno de los miembros de la familia, María de Cazalla, Aparece la dedicatoria a Carlos V.
había sido condenada por la Inquisición por alumbrada—. También
formaban parte del grupo miembros de la nobleza cristiana vieja, como fray Domingo de Rojas, hijo del marqués
de Poza, o Ana Enríquez, hija de la marquesa de Alcañices, a la que dijo «que no había más que dos sacramentos,
que eran el bautismo y la comunión, y que esto de la comunión no estaba Cristo de la parte que acá tenían… y que
lo peor de todo era decir misa, porque sacrificaban a Cristo y ya estaba sacrificado una vez».18 19
El grupo de Sevilla
En 1552 la Inquisición confiscó en Sevilla cerca de 450 biblias impresas en el extranjero.2 Ese mismo año
comparece en un auto de fe el predicador de la catedral Juan Gil, conocido como Egidio, que había sido detenido
por la Inquisición en 1549, a causa, según Joseph Pérez, de «la libertad con que se expresa [que] choca con los
tradicionalistas. Gil ironiza desde el púlpito acerca de las prácticas religiosas de las masas y de las estructuras
eclesiásticas; critica ciertas formas de ascetismo; recomienda volver en todo a Jesucristo. No hay nada en estas
propuestas que sea claramente luterano, al menos a primera vista».7 Henry Kamen achaca esta detención al clima
represivo creado por el nuevo arzobispo de Sevilla e inquisidor general Fernando Valdés, «un hombre ambicioso e
implacable que veía herejías por doquier». Por eso se opone al nombramiento de Constantino Ponce de la Fuente,
un humanista de Alcalá y converso que había sido capellán de Carlos V, como predicador de la catedral, quien
acaba siendo detenido por la Inquisición, muriendo en sus calabozos dos años más tarde. Según Kamen ni
Constantino ni Egidio «pueden considerarse luteranos». «Eran humanistas que creían en una intensa vida espiritual
y ninguna de sus opiniones era explícitamente herética».20 Sin embargo, después de descubrirse el grupo luterano
de Sevilla fueron quemados en efigie, porque ya habían muerto, en el auto de fe de diciembre de 1560, por ser
luteranos.21 Además, John Fox en su libro Book of Martyrs [protestantes] afirmó que el doctor Gil y Constantino
Ponce fueron «los primeros que casi al mismo tiempo descubrieron las tinieblas de España».17
Pero en Sevilla sí que existía un grupo de protestantes, compuesto por unas
120 personas, y que giraba alrededor del convento de los jerónimos de
Santa Paula y en el monasterio de San Isidoro del Campo. Del grupo
formaban parte Cipriano de Valera, Casiodoro de Reina, Juan Pérez de
Pineda y Antonio del Corro que huyeron antes de ser descubiertos,
convirtiéndose en personajes muy importantes en la Reforma protestante
europea.20 En principio estos monjes jerónimos, grandes lectores de Lutero
y de Melanchton, se instalaron en Ginebra.22
La represión de la Inquisición
El grupo sevillano es descubierto en 1557 cuando Juan Ponce de León,
heredero del condado de Bailén, es detenido junto con otros cuando
intentaban introducir libros impresos en Ginebra. Poco después fue
descubierto el grupo de Valladolid, y toda la familia Cazalla es detenida.
Según Kamen, el inquisidor Valdés «puso en marcha una represión
durísima con la intención de exagerar la amenaza protestante y recuperar el Casiodoro de Reina, protestante
favor perdido en la corte». Ante la ausencia del rey Felipe II, que se español, autor de la primera
encuentra en los Países Bajos, Valdés escribe a Carlos V, retirado en el traducción de la Biblia al castellano,
monasterio de Yuste, informándole de lo sucedido y de que hay personas la Biblia del Oso..
importantes implicadas, justificando el uso de la fuerza pues «ay gran
sospecha que podrían suceder mayores daños si se usase contra ellos de la
benignidad que se ha usado en el Sancto Oficio con los convertidos de la ley
de Moisén y de la secta de Mahoma, que comúnmente han sido gente baxa».
Carlos V, según Kamen, «vio con horror cómo en España surgía la misma
amenaza que había dividido Alemania» y se decantó por la represión
implacable.23 Así se lo recomendó a su hija Juana de Austria, que actuaba
como regente, en ausencia de Felipe II, en una carta que le envió el 25 de
mayo de 1558:24
Pero creed, hija, que este negocio me ha puesto y tiene en tan gran
cuidado y dado tanta pena que no os lo podría significar, viendo que
mientras el Rey y yo havemos estado ausentes de estos Reynos han estado
en tanta quietud y libres de esta desventura, y que agora que he venido a
retirarme y descansar a ellos y servir a nuestro señor, suceda en mi
presencia y la vuestra una tan gran desvergüença y bellaquería, y incurrido
en ello semejantes personas, sabiendo que sobre ello he sufrido y
padecido en Alemania tantos trabajos y gastos… Y assí conviene que El inquisidor general Fernando de
como este negocio importa más al servicio de nuestro señor, bien y Valdés y Salas.
conservación de estos Reynos, que todos los demás… es necesario poner
mayor diligencia y esfuerço en el breve remedio y ejemplar castigo; […]
assí se deve mirar si se puede proceder contra ellos como contra sediciosos, escandalosos, alborotadores
e inquietadores de la república, y que tenían fin de incurrir en caso de rebelión por que no se puedan
prevaler de la misericordia… [y que] ipso facto fuesen quemados y confiscada su hazienda
Según Henry Kamen, «esta carta señala realmente un punto de inflexión en España. A partir de entonces, debido a
los temores de Carlos y la política establecida por el inquisidor Valdés, la heterodoxia fue considerada una
amenaza al estado y a la religión establecida».25 De la misma forma interpreta la carta Joseph Pérez, en la que el
emperador insta a su hija Juana a «tratar a los acusados no como herejes, sino como rebeldes que atentan contra la
seguridad del Estado».19
El primer auto de fe se celebró en Valladolid el 29 de mayo de
1559 con asistencia de la regente doña Juana de Austria.
Catorce de los treinta acusados fueron quemados,
arrepintiéndose de su conversión al luteranismo —entre ellos
Agustín Cazalla, su hermano Francisco Vivero, cura de una
parroquia de la diócesis de Zamora, y su hermana Beatriz de
Vivero; la madre, Leonor de Vivero, fallecida, es quemada en
efigie: sus huesos son desenterrados con tal propósito—. El
único que fue quemado vivo, porque no se arrepintió, fue el
licenciado Francisco Herrero de Toro —según Joseph Pérez su
Grabado que representa la quema de los condenados nombre era Antonio Herreruelo—.19 Al segundo auto de fe
en el auto de fe de Valladolid del 29 de mayo de celebrado en Valladolid el 8 de octubre, asistió el rey Felipe II
1559 recién llegado de los Países Bajos. En él veintiséis personas
fueron condenadas por ser protestantes y de éstas doce fueron
quemadas en la hoguera (entre ellas cuatro monjas). En esta
ocasión fue otro acusado y Carlos de Seso los que no se arrepintieron por lo que fueron quemados vivos —Seso
hizo una profesión de su fe: «… en solo Jesucristo espero, en solo Él confío y a Él adoro, y puesta mi indigna
mano en su sacratísimo costado, voy por el valor de su sangre a gozar de las promesas hechas a sus
escogidos»—.21
Dos semanas antes se había celebrado el primer auto de fe en Sevilla. El 24 de septiembre de 1559 fueron
condenadas setenta y seis personas, de las que dieciocho fueron quemadas —una fue quemada viva porque no se
arrepintió y se mantuvo firme en su fe—.19 El siguiente se celebró el 22 de diciembre de 1560, en el que de los
cincuenta y cuatro condenados, catorce fueron quemados —entre ellos dos marineros ingleses y una madre y sus
tres jóvenes hijas—, más tres en efigie, entre ellos Egidio y Constantino. En 1562 se celebraron dos autos de fe
más, en abril y en octubre, en los que fueron condenadas ochenta y ocho personas por protestantismo, dieciocho de
las cuales fueron quemadas en la hoguera.21 En uno de ellos son exhumados los restos del predicador Juan Gil
para quemarlos.17
En este contexto de persecución de los luteranos tuvo lugar la detención el 22 de agosto de 1559 por orden del
inquisidor general Valdés del arzobispo de Toledo Bartolomé de Carranza, cabeza de la Iglesia de la Monarquía
Hispánica, lo que tendrá un enorme impacto en el orbe católico. El arzobispo ha sido denunciado por alguno de los
luteranos del grupo de Valladolid, como el corregidor Carlos de Seso, que declara haber hablado largamente con él
sobre el purgatorio, sin que Carranza lo hubiera denunciado, lo que lo convertía en encubridor del luteranismo.
Además su Catecismo, publicado en Amberes en 1558, es examinado por un grupo de teólogos y obispos que
encuentran en él proposiciones heréticas, así como en uno de los sermones pronunciados en el verano de 1558 en
el que había denunciado que por miedo a ser considerado un luterano o un alumbrado nadie se atrevía a hablar
abiertamente de ciertos temas y en el que además había defendido la oración mental, como preconizaban los
alumbrados. El proceso Carranza se convierte en un asunto de Estado y provoca el enfrentamiento entre el rey
Felipe II y el papa, que pide que Carranza sea trasladado a Roma para ser juzgado allí al tratarse de un obispo. Tras
nueve años en la cárcel de la Inquisición el rey cede y permite que el arzobispo se traslade a Roma, donde es
encarcelado y juzgado. El veredicto final se pronuncia en 1576 en el que se le condena a una pena muy leve. «Tras
haber pasado diecisiete años en la cárcel, Carranza es puesto en libertad; muere unas semanas más tarde».26
Al año siguiente de ser detenido Carranza, fue quemado un sacerdote en Toledo acusado de haber puesto en
septiembre de 1559 pasquines por las casas y hasta en la catedral en los que se atacaba a la Iglesia católica por no
ser «la iglesia de Jesu Christo sino la iglesia del demonio y del Anticristo su hijo, el papa anticristo».27
En los años 60 del siglo XVI continuó la caza de «luteranos» por la Inquisición, «que logró hacer caer en sus redes
a miles de españoles que un momento de descuido habían hecho algún elogio de Lutero o pronunciado
manifestaciones anticlericales».
El fin del protestantismo en la Monarquía
Hispánica
Como ha señalado Henry Kamen, tras los autos de fe de Valladolid y de
Sevilla de 15591562, el «protestantismo autóctono quedó prácticamente
extinguido en España» y además «gran parte de los que podrían haber sido
los reformadores españoles habían emigrado al extranjero».28 Joseph Pérez
también piensa que la persecución de los años 15591560 «consiguió la
derrota definitiva del protestantismo en la Península. Después de 1560, se
siguen introduciendo libros en España, sobre todo calvinistas, pero los
escasos protestantes que comparecen ante la Inquisición son extranjeros —
franceses, ingleses, alemanes…—, instalados de forma permanente en
España, o bien comerciantes o marineros de paso».22
Pérez apunta además que otra de las consecuencias de los autos de fe de
Valladolid y Sevilla fue que a partir entonces los protestantes europeos
comenzaron las campañas contra la Inquisición española, aunque advierte
de la paradoja que supone este hecho: «Los miles de judaizantes ejecutados
a finales del siglo XV no habían conseguido conmover una Europa
intelectual predispuesta al antisemitismo. Las decenas de luteranos El arzobispo de Toledo Bartolomé de
quemados en 1559 suscitan un movimiento de simpatía y de solidaridad por Carranza.
parte de sus correligionarios; comienzan a aparecer en la Europa del norte
panfletos contra la Inquisición española, firmados a menudo por
protestantes españoles que habían huido de su país». El libro más famoso contra la Inquisición española es el
Sanctae Inquisitionis Hispaniae Artes (Heidelberg, 1567) escrito por un misterioso Reginaldus Gonsalvius
Montanus, que dice ser miembro del grupo de luteranos de Sevilla. El libro fue traducido al año siguiente al
francés y al inglés, y más tarde al holandés y al alemán.29
A partir de este momento, el protestantismo experimenta un importante crecimiento en España, que llegará a
contar con 30 000 fieles al comienzo de la Guerra Civil Española.
Persecución franquista durante la Guerra Civil Española y el Franquismo
Durante el franquismo el protestantismo es perseguido y marginalizado y la libertad de conciencia suprimida.
Durante la Guerra Civil Española, el régimen franquista persiguió a los 30 000 Protestantes españoles y obligó a
muchos pastores a abandonar el país. Una vez acabada la guerra, se confiscaron las traducciones nocatólicas de la
Biblia y se cerraron las escuelas Protestantes. Al acabar la guerra se suprime la libertad de conciencia y el
franquismo intenta borrar la memoria histórica del protestantismo español. Aunque en el Fuero de los Españoles de
1945 se permitió la práctica privada, el protestantismo sufrió una situación de discriminación legal y los servicios
Protestantes siguieron estando prohibidos en público, hasta el extremo de no poderse realizar en edificios que
estuvieran identificados exteriormente como lugares de culto.1
El protestantismo en la democracia
En la actualidad, la Constitución de 1978 y la Ley de Libertad Religiosa de 1980 garantizan la libertad de
conciencia y la libertad religiosa o libertad de culto. Desde 1984, el protestantismo goza de notorio arraigo. El
número de protestantes en España se ha recuperado y a día de hoy sería la segunda confesión religiosa en España
por presencia y por relevancia social.30 Según el censo INE 2008 en España el número de protestantes alcanza el
1 200 000 fieles, de los cuales 400 000 son españoles de origen y 800 000 son protestantes comunitarios y
extracomunitarios.31 Según cálculos aproximados de la FEREDE, en 2011 el número de protestantes en España
habría ascendido a 1 500 000.
Las distintas Iglesias protestantes españolas se encuentran asociadas en la Federación de Entidades Religiosas
Evangélicas de España.
Principales Iglesias protestantes en la actualidad
La Iglesia Evangélica Española
.
A principios del S.XIX van surgiendo en España pequeñas congregaciones
de diferentes tradiciones protestantes tomadas de misiones extranjeras
(reformadas, presbiterianas, luteranas, metodistas, congregacionalistas),
que van a experimentar un crecimiento a partir de 1868, con el triunfo de la
Revolución Liberal. El núcleo original lo forman congregaciones nacidas
en medio de la intolerancia y en la clandestinidad, fundadas como fruto de
la labor y el ministerio de pastores tales como Antonio Vallespinosa (1833 Iglesia de Cristo Madrid. Templo de
1897), el catalán Francisco de Paula Ruet (18261878), el andaluz Manuel la Iglesia Evangélica Española en
Matamoros (18341866), el alicantino Juan Bautista Cabrera (18371916), Madrid.
el catalán Francisco Albricias (18561934), todos ellos conocieron
persecución y exilio, en Gibraltar y en otros países europeos, recibiendo en
ellos la formación teológica que les capacitó para el desarrollo de su misión
y ministerio.
En 1869 se reúne en Sevilla una asamblea general formada por delegados
de distintas congregaciones entonces existentes en el territorio español y
crean la Iglesia Reformada Española, que en 1872 adopta el sistema
presbiteriano tomando el nombre de Iglesia Cristiana Española.
Federico Fliedner, primer misionero alemán que viene a España, llega en el
año 1869, apoyado por la Obra de las Diaconisas de Kaiserswerth, fundada Exterior Templo de Noviciado
por su padre, Teodoro Fliedner, en 1828. Con la creación de escuelas,
centros de atención a los más necesitados, librerías, Fliedner es el fundador
de una obra social vinculada a la Iglesia Evangélica Española. La Fundación que hoy lleva su nombre, fiel a su
talante, desarrolla su misión de enseñanza, de formación teológica, acción social y cultural al servicio del
protestantismo español en particular y la sociedad española en general.
En 1886 se celebra en Madrid la X Asamblea de la Iglesia Cristiana
Española formada por representantes de sus comunidades en Madrid,
Sevilla, Córdoba, Granada, Jerez, Isla de San Fernando, Málaga, Reus,
Camuñas, Mocejón, Cartagena, Cádiz y Huelva, y las misiones de Utrera y
Villafranca de Córdoba, todas ellas de tradición presbiteriana. La Unión
IberoEvangélica, que agrupaba congregaciones de tipo congregacionalista
en Santander, Bilbao, San Sebastián, Logroño, Pradejón y Zaragoza, con
varias misiones, decidió unirse a la Iglesia Cristiana Española que, con este
motivo, cambió provisionalmente su nombre por el de Iglesia Evangélica
Española, adoptando también provisionalmente como bases la confesión de
Interior del Templo de Noviciado
fe y la disciplina de la Iglesia Cristiana Española. Este grupo de
congregaciones, constituido a partir del ministerio desarrollado por los
hermanos Thomas Gulick y William Gulick estaban sostenidos por la American Board, de tradición
congregacionalista. A estas congregaciones se unieron las comunidades que surgieron como resultado de la Misión
del Alto Aragón, desarrollada por el pastor francés Albert Cadier entre 1906 y 1911. En 1901, Alice Gordon
Gulick funda el Instituto Internacional, en Madrid, institución dedicada a la promoción de la educación y la
emancipación social de la mujer. Dicho instituto se desarrolló paralelamente a la Institución Libre de Enseñanza
(1876) que propugnaba la libertad de cátedra y una enseñanza no sometida a los dogmas oficiales en religión,
política o moral.
En 1955 la Iglesia Metodista Española decide unirse a la Iglesia Evangélica Española, para lo cual el Sínodo de
1954 aprueba una versión revisada de su Confesión de fe y de su reglamento. La Iglesia Metodista aporta a la
iglesia unida sus comunidades en Cataluña y en las Islas Baleares. La Iglesia Metodista había llegado a Cataluña y
Baleares en 1869, creando su primera comunidad el 1 de septiembre de 1871. Fueron misioneros ingleses los que
realizaron los primeros trabajos de evangelización. Cabe destacar a William T. Brown, fundador de las primeras
escuelas y comunidades entre 1869 y 1874, y los reverendos Franklin G. Smith entre 1888 y 1916, y William Lord
entre 1916 y 1924; pero muy pronto fueron seguidos por obreros españoles que establecieron nuevas escuelas e
iglesias. En el momento de la unión, la aportación metodista fue en Cataluña de las comunidades antiguas de
Barcelona y Rubí, a las que se añadieron posteriormente las nuevas comunidades de Hospitalet de Llobregat, Santa
Coloma de Gramanet y La Llagosta. En las Baleares ingresaron en la IEE las iglesias de Palma de Mallorca,
Capdepera, Mahón, Villacarlos y misiones. Esto hizo que la IEE, que estaba muy poco representada en Cataluña y
Baleares, recibiera ahora un fuerte impulso. También la Iglesia Metodista (USA) sostuvo varias iglesias y colegios
en España antes de la guerra civil, entre ellas las comunidades de Alicante, con su muy conocida Escuela Modelo,
y Sevilla.
La Iglesia Evangélica Española, como iglesia unida, pertenece a dos de las grandes familias protestantes,
agrupadas hoy en sendos organismos: la Alianza Reformada Mundial y El Consejo Mundial Metodista, y es
miembro del Consejo Mundial de Iglesias desde su fundación en 1948. Su presente se enriquece de las corrientes
teológicas del pasado. Es el resultado de los mejores materiales que cada una de ellas ha ido dejando a la Iglesia a
largo de la Historia.32
La Iglesia Española Reformada Episcopal
Tras la labor previa misionera de Juan Calderón, editor de las revistas clandestinas El Catolicismo Neto y El
Examen Libre a mediados de los cincuenta y otros muchos, creadora de distintos grupos protestantes ilegales y
dispersos de vida aislada y anónima por toda la geografía nacional, hacia 1870, en Sevilla, los protestantes
españoles declararon su intención de organizar una comunidad reformada unida para todo el país, pero la intención
no se pudo concretar debido a las profundas diferencias con respecto a su organización: presbiterianismo,
congregacionalismo y la postura de aquellos que deseaban una confesión esencialmente española, pero de gobierno
episcopal, según la tradición de la primitiva iglesia cristiana en España.
A principios del año 1870, el clérigo de la Iglesia de Inglaterra Lewen S.
Tugwell llega a Sevilla para hacerse cargo de la capellanía dependiente del
consulado inglés. En dicha ciudad encontró a ciertos españoles
involucrados en un movimiento protestante encaminado, en opinión de los
propios participantes, «a extender las verdades de la Biblia, a combatir la
ignorancia que de ella se padecía» y, de esa forma, lograr una espiritualidad
que contravenía los usos de la Iglesia católica de la época.
Interesado por esa labor, el capellán inglés buscó un colaborador para
encauzar esta obra, encontrándolo en el ex sacerdote católico, convertido al
anglicanismo en Londres, Francisco Palomares García. Junto a otros
colaboradores, se concretó una misión entre españoles y para españoles, en
la que se establecían dos objetivos: predicar la visión protestante de la
Palabra de Dios y dar instrucción secular a todos.
En 1870 también existía una congregación «reformada» en Sevilla, fundada
y pastoreada por Juan Bautista Cabrera, ex sacerdote escolapio que se había
Exterior de la Catedral del Redentor,
refugiado en Gibraltar hasta la Revolución de 1868. Esta comunidad y la
en Madrid, la única catedral de la
misión iniciada por Palomares realizaban sus trabajos en Sevilla con total
Iglesia Española Reformada
independencia, sin más conexión entre ellas que la fraternidad cristiana. La
Episcopal.
obra supervisada por Palomares quedó definida bajo el nombre de «Iglesia
Española Reformada Episcopal» (IERE). Este nombre da a entender que,
desde el principio, esta comunidad tuvo un corte netamente protestante, lo
cual siempre constituyó un problema para todos los anglicanos españoles
que se sentían más atraídos hacia la tendencia de «Alta Iglesia» o High
Church.
En noviembre de 1874 Juan Bautista Cabrera se trasladó a Madrid para
hacerse cargo de la Iglesia evangélica del Redentor, cuyo pastor, Antonio
Carrasco, había fallecido en un naufragio algunos meses antes.
Años después, el 2 de marzo de 1880 y en la ciudad de Sevilla, cinco
Interior de la Catedral del Redentor.
congregaciones: una en Madrid pastoreada por Juan Bautista Cabrera, tres
de Sevilla bajo Francisco Palomares y una de Málaga dirigida por el laico
Sr. Domínguez, se reunían en sínodo bajo la presidencia del obispo de la
Iglesia Episcopal (anglicana) de México, Enrique Chancey Riley, de visita
en España, y se constituían como confesión religiosa.
Durante la celebración de dicho sínodo, y por el mencionado obispo, fue
ordenado diácono y presbítero el Sr. Domínguez. Asimismo, Juan Bautista
Cabrera fue elegido obispo con jurisdicción sobre la Iglesia constituida.
En la consagración episcopal de Juan Bautista Cabrera (1894) intervinieron
tres obispos de la Iglesia de Irlanda (Comunión Anglicana).
Placa en el interior de la Catedral del
La primera edición de la liturgia de la IERE fue aprobada en el Sínodo de Redentor.
1881 y revisada posteriormente. Su oficio de Santa Cena se basa en parte
en el antiguo rito español, también llamado rito visigótico o rito mozárabe, aunque complementado con elementos
anglicanos y de otras liturgias reformadas y originales.
Al precisar que la IERE era una confesión nacional española, se quería decir que no era el resultado de la actividad
de misioneros extranjeros. Desde sus inicios sus ministros fueron, en su mayoría, antiguos clérigos católicos que
rompían con la Iglesia Católica. Por eso la IERE se presentó siempre como una comunidad española y para
españoles, inspirada en la «vía media anglicana».
La IERE pasó, durante las distintas etapas políticas de España, por difíciles momentos de intolerancia, persecución,
represión e indiferencia, logrando sobrevivir a pesar de todo ello y de otros problemas de índole económica: así,
durante la Guerra Civil, padeció la violencia antirreligiosa de un bando, y la discriminación del otro; y durante el
franquismo le fueron confiscadas escuelas, terrenos y edificios de culto.
Hasta el día de hoy, y tras muchos avatares, la IERE ha estado presente en España, siendo siempre supervisada por
obispos en cuyas ordenaciones intervienen obispos de la Iglesia de la Iglesia de Irlanda (Comunión Anglicana) y
de la Unión de Utrecht, y hallándose actualmente regida por su quinto obispo.33
Unión Evangélica Bautista Española
La Unión Evangélica Bautista Española es una comunidad de Iglesias
bautistas en España.
La Unión Evangélica Bautista Española se fundó en 1922, que en 1929 pasa a llamarse Convención Bautista
Española, hasta que en 1953 adopta el nombre de la primera organización, Unión Evanélica Bautista Española.
La Unión Evangélica Bautista Española es miembro de la Federación Bautista Europea y de la Alianza Mundial
Bautista.33 En 1995, la Unión Evangélica Bautista Española contaba con 7700 miembros en 65 iglesias.
Pentecostalismo en España
A mediados del siglo XX comienzan a llegar misioneros pentecostales a España, que comienzan su misión en
situación de clandestinidad y represión hasta la llegada de la democracia. Estas misiones han tenido
particularmente éxito entre la población de los gitanos en España, tradicionalmente católica, donde las
conversiones al protestantismo (principalmente pentecostalismo) han sido importantes durante las últimas décadas
del siglo XX, de forma que el número de gitanos evangélicos supera al de católicos.34 También se han conservado
de forma parcial sus creencias y costumbres propias.
Véase también
Historia del cristianismo en España
Comunión Anglicana
Comunión de Porvoo
Referencias
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Bibliografía
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Crítica. ISBN 9788498921984.
Moreno Martínez, Doris (2015). «Marina de Saavedra, una mujer en la frontera confesional (Zamora, 1558
1559)» (https://revistas.ucm.es/index.php/CHMO/article/view/49161) (pdf). Cuadernos de Historia
Moderna (Madrid: Universidad Complutense de Madrid) 40: 1530. doi:10.5209/rev_CHMO.2015.v40.49161 (htt
p://dx.doi.org/10.5209%2Frev_CHMO.2015.v40.49161). ISSN 02144018 (https://www.worldcat.org/issn/02144018).
Consultado el 30 de octubre de 2015.
Pérez, Joseph (2012) [2009]. Breve Historia de la Inquisición en España. Barcelona: Crítica. ISBN 9788408
006954.
Enlaces externos
Iglesia Evangélica Española (http://www.ieees.org)
Sitio web oficial de la Iglesia Española Reformada Episcopal (http://www.anglicanos.org/).
Página web oficial Unión Evangélica Bautista Española (http://www.uebe.org/)
Página web oficial Reforma Quinto Centenario en España (http://www.reformaquintocentenario.com/)
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