En Ti
Y está bien: así te busca como Tú, como Verdad y como Luz. Pero
queda insatisfecho porque, en su agudeza, se pregunta si no estará
proyectando; y porque, en su separación, ve la Unidad imposible.
Introducción
Pensamiento y atención
Él les dijo: “Vengan ustedes solos, a un paraje despoblado, a descansar
un rato. Porque los que iban y venían eran tantos, que no les quedaba
tiempo ni para comer. (Mc 6, 31)
Espectador Película
Butaca Pantalla
Observación Pensamiento
Atención Cavilación
Espectador Película
Butaca Pantalla
Gato Ratón
Pienso
PASO
La meditación en la acción
El que quiera seguirme, niéguese a sí mismo, cargue con su cruz cada día
y sígame. El que quiera salvar su vida la perderá́ ; pero quien pierda su
vida por mí la salvará. ¿De que le vale al hombre ganar el mundo entero
si se pierde o se malogra él? (Lc 9, 23-25).
6 Una cosa es pensar que me quiero -o darlo por supuesto y otra bien
diferente sentir amor hacia mí. Para esto, requeriré tiempo, paciencia y
humildad compasiva. Este amor no tiene nada de egoísta; quien dice que
amarse así es narcisista, nunca ha experimentado lo que es amarse; habla
de memoria o, peor todavía, justificando inconscientemente su
incapacidad para hacerlo. Lo cierto es que cuando siento ese amor hacia
mí, siento también, de un modo natural y espontáneo, amor hacia todos
(yo sólo “pienso” que los quiero o que debo quererlos, sino que siento que
los quiero): el amor se descubre absolutamente inclusivo.
Progresivamente, se va mostrando el Amor Que Es, y uno mismo se
descubre ser-en-él, ser él. Por otra parte, al vivir bien ese paso -el amor a
sí mismo, mi yo queda integrado y eso permite trascenderlo; queda
“pacificado” y eso permite ir “más allá”, sin rigidez ni tensión. Pero
cuando no siento el amor hacia mí, mi yo sigue reclamándolo, y se me
cuela constantemente, en los pasos siguientes, en forma de exigencia e
intranquilidad, de prisas y ansiedad, de despistes y pensamientos, de
cansancio y aburrimiento... En definitiva, es su forma de reclamar lo no
recibido. No podrá ser trascendido porque no ha sido previamente
integrado.
10. Presencia. En ese lugar, nos abrimos a la Presencia del Misterio
que nos habita, al Dios que nos crea y que es más nuestro centro
que nosotros mismos. Al acogerlo, renunciamos a ideas, conceptos
o imágenes de É1. Nos abrimos, sencillamente, al Misterio-en-e1-
que-somos y fuera del cual no podemos ser.
Ahí mismo, deja que viva tu amor hacia todas las personas,
conocidas o no, acogiendo las presencias que vayan apareciendo
dentro de ti y envolviéndolas amorosamente. Deja que ese mismo
amor alcance e incluya a todos los seres. Y desde ese sentimiento
vivo de amor hacia ti y hacia todo ser, ábrete ala Presencia Divina,
a la Presencia que te habita, al Misterio, a Dios. No quieras tener
ninguna idea, ningún concepto, ninguna imagen. Ábrete,
sencillamente, a ese Misterio que es más tú que tú mismo, el
Misterio que te habita en el centro íntimo de ti y que te hace Ser.