Introducción ............................................................................................................. 1
Orígenes .............................................................................................................. 2
Conclusiones ......................................................................................................... 15
Bibliografía ............................................................................................................ 16
Introducción
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Marco Teórico
Orígenes
"En realidad, para los criminales natos adultos no hay muchos remedios: es
necesario o bien secuestrarlos para siempre, en los casos de los incorregibles, o
suprimirlos, cuando su incorregibilidad los torna demasiado peligrosos"
SIGLO XX
Sigmund Freud señaló que el delito se comete para satisfacer instintos antisociales
y para justificar y aliviar el sentimiento de culpa. Ofrece explicaciones a partir de la
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presencia de motivaciones neuróticas, psicóticas y anormales y que la conducta
criminal o delictiva varía en función del grupo social o cultura en la que se presenta.
Económico,
Político,
Administrativo,
Educativo y
Doméstico,
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2. Teoría de la Atribución Social (búsqueda de las causas de determinado
comportamiento (interno o externo): el azar, la ‘mala suerte’, hechos fortuitos,
conducta, carácter.
3. Teoría de la disonancia cognitiva (toma de decisiones entre alternativas –
igualmente ‘atractivas’- que son valoradas de forma similar por el sujeto y
cuya aceptación de una u otra produce conflicto y tensión psicológica, con
sus efectos).
4. Procesos grupales (cómo el comportamiento social de las personas se halla
en íntima relación y dependencia con el de otras al estar en grupo.
5. Desindividualización social (cuando el comportamiento de una persona es
cualitativamente diferente a la conducta del grupo social, perdiendo identidad
social y con ello restringe el control, la culpa y el miedo)
Como paso previo al estudio del concepto jurídico penal de acción en la teoría del
delito se hace necesario distinguir lo que es un hecho y una acción como conceptos
prejurídicos respecto al Derecho penal. Ya que la ciencia y la semántica demuestran
claramente las diferencias de estas denominaciones. El hecho es un concepto
estricto y se diferencia substancialmente de la acción, empleado en su sentido
amplio y extensivo puede considerarse que abarca a la acción, entendida como una
subcategoría de aquél, que en todo caso tiene un contenido propio y es
substancialmente distinta del mismo; los hechos no son más que acontecimientos
externos cuya incidencia en el Derecho es inexistente. En orden a la determinación
o concreción de las acciones típicas. Es decir que una conducta es un hecho
humano voluntario, la acción viene a ser una de las especies del hecho, solo las
acciones desde este plano son relevantes para el Derecho y en especial para el
Derecho penal como bien lo definió el finalismo.
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Los eventos externos que contienen una manifestación de voluntad de la persona y
que en el ámbito de la relación social aparecen dotadas de relevancia siendo
susceptibles de valoración jurídica, dejan de ser hechos, y pasan a ser acciones
humanas.
La acción por tanto, integra una noción distinta a la del hecho y por ello no deben
identificarse (primer punto establecido).
Walter Kargl afirma que las teorías de la acción existentes han fracasado por dos
razones entrelazadas: Por un lado el voluntarismo de toda variedad de la (hoy
todavía discutida) teoría de la acción y, por otro lado, su necesario anclaje en la
ontología en la que se debe suprimir los valores y las valoraciones de la
arbitrariedad humana.
1 BERDUGO DE LA TORRE, Ignacio, et. al., Lecciones de Derecho penal. Parte general, Praxis,
España, 1996, p. 135.
2 KARGL, Walter, “¿Sociedad sin sujetos o sujetos sin sociedad?”, en GÓMEZ-JARA DÍEZ,
Carlos (coord.), Teoría de los sistemas y Derecho penal, Comares, Granada, 2005, p. 49.
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Para bosquejar por lo menos los criterios centrales de la teoría cognitiva hay que
volver a traer a colación el atributo central de los sistemas autorreferenciales, su
determinabilidad de estado. Si se asume como verdad que la conciencia se ve
determinada decisivamente por sus estados interiores, la “voluntad” no puede ser
algo que exista fuera del estado mismo y precisamente como consecuencia de la
historia conjunta de interacciones del ser humano con el entorno. La psicología
evolutiva de Piaget y la biología del conocimiento de Maturana apoyan dichos
puntos de partida. De acuerdo con ello se forman en paralelo a lo largo del desarrollo
infantil tanto los esquemas cognitivos como los afectivos, que se jerarquizan de
forma totalmente idéntica a las estructuras intelectuales.
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Para aquél que se encuentra en el entorno del sistema ello tiene la consecuencia
de que él tiene que cambiarse a sí mismo si quiere cambiar la conducta del sistema.4
Fruto de la evolución doctrinal han ido surgiendo a lo largo del siglo pasado diversas
posturas en torno al concepto de acción que trataron de completar a las anteriores
corrigiendo con mayor o menor acierto los defectos que se habían ido observando
en ellas. De entre todas podemos destacar, al menos, las siguientes
Según esta teoría, la acción consiste en el hecho de no evitar lo que puede ser
evitado, cuando se está obligado a actuar y se tiene la posibilidad de hacerlo. Dicha
obligación no concierne solo a los delitos de omisión, sino también a los de
comisión.
4KARGL, Walter, “¿Sociedad sin sujetos o sujetos sin sociedad?”, en GÓMEZ-JARA DÍEZ,
Carlos (coord.), Teoría de los sistemas y Derecho penal, Comares, Granada, 2005, p. 49
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En este último caso, consiste en evitar el peligro creado por la acción de comisión.
Se considera el hecho de “no evitar” como el rasgo común de las dos formas de
acción.5
Una inicial definición de este concepto se atribuye a Kahrs: “Al autor se le imputa un
resultado si no lo ha evitado aunque podía evitarlo y el Derecho se lo exigía. Solo
ve en la evitabilidad un principio de imputación propio al tipo.6
Por su parte fue Herzberg quien utilizó por primera vez este principio como
fundamento del concepto de acción que denomina “negativo” y que abarca por igual
la comisión y la omisión al sostener “la acción del Derecho penal es el no evitar
evitable en posición de garante”, pues para él no solo el autor de un hecho omisivo
podía haber evitado el resultado típico con su intervención, sino que también podía
haberlo evitado el autor de un hecho comisivo desistiendo de hacerlo. La posición
de garante, que se elaboró para la omisión con el objeto de eludir la enorme amplitud
prohibitiva resultante de que cualquier no evitación pudiese ser típica, se generaliza
y extiende también a la actividad, entendiendo que cualquier persona actualiza su
peligrosidad para bienes con un movimiento físico delictivo y, por ello, en función de
una conducta precedente, asumiría la posición de garante. No obstante, el concepto
así formulado deja fuera de su ámbito los tipos que no exigen la posición de
5 HURTADO POZO, José, Manual de Derecho penal. Parte general, 3ª ed., Grijley, Lima, 2005, T.
I,, p. 392
6 VILLAVICENCIO TERREROS, Felipe, Derecho penal. Parte general, cit., p. 286.
7 ZAFFARONI, Eugenio Raúl, ALAGIA, Alejandro y SLOKAR, Alejandro, Derecho penal. Parte
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Behrendt, caracteriza a la acción desde una perspectiva psicoanalítica, como una
“contra conducción omitida”. Define a la acción y a la omisión como el “no evitar
evitable de la adecuación típica” o “no emprendimiento de una acción evitadora del
peligro”.
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Expone que si un sujeto viviera aislado de forma absoluta del mundo social, y
cometiera un delito, no sería necesario recriminar dicha conducta, es decir si por
ejemplo “A” cometiera un delito de hurto o robo en estas circunstancias, se exigiría
primero la existencia del derecho de propiedad, y este es un derecho social, o mejor
dicho personal – social: esto es interpersonal. Ello quiere decir que ese derecho lo
disfruta una persona, pero existe pro convención social.8
En este tema vamos a tratar de definir las categorías abstractas que son comunes
a todos los delitos. Es un trabajo de tipo científico cuyo objeto es el estudio del delito
y en el que se aprecia la influencia de las distintas metodologías que tratan de
alcanzar la concepción dogmática del delito. Para construir este concepto abstracto
el científico tiene que recurrir a otras ramas, más allá del Derecho positivo. Por ello
encontramos influencias de otras ciencias como la Sociología Jurídica o la
Psiquiatría.
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En primer lugar entendía la acción como un mero movimiento corporal que produce
modificación en el mundo exterior. Ante esta concepción surge el problema de cómo
se le da entrada a la omisión. En segundo lugar la tipicidad es concebida
estrictamente objetiva, sin ningún contenido subjetivo. La antijuricidad está formada
sólo por valoración jurídica formal y según ella un hecho sería formalmente contrario
al Derecho porque no existen causas de justificación. En cuanto a la relación entre
el autor y el hecho, es decir, la culpabilidad, contiene los aspectos subjetivos del
delito, entre los que está la intención, que puede ser dolosa o imprudente. Este es
el llamado concepto psicológico de la culpabilidad que une en un solo concepto dolo
y negligencia.
En resumen podemos decir que este autor, al ser positivista, le da más importancia
a la tipicidad, porque da la clave de dónde hay delito. Por esta razón define al tipo
como tipo rector.
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En segundo lugar se puede acudir a causas de justificación extralegales o extra
legem que se pueden aplicar aunque no estén en la ley positiva. Esta ventaja cobra
especial relevancia en los países donde las causas de justificación no están en el
código penal, como en Alemania.
Esta doctrina inserta la acción dentro de la tipicidad, que describe aspectos objetivos
de la conducta delictiva: acción, nexo causal y resultado. Según Welzel la acción es
acción final en el hombre porque puede prever y alterar el resultado. Por lo tanto la
intención de la acción debe formar parte de la tipicidad, surgiendo una tipicidad
subjetiva. La tipicidad subjetiva es una novedad y contiene tanto al dolo como a la
imprudencia.
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El error también se modifica. Para los neoclásicos sólo tiene un tratamiento porque
si el sujeto se equivoca en el aspecto final hay un error sobre el dolo o la conciencia
de antijuricidad, con lo que se utiliza el dolus malus y por lo tanto el error afecta a la
culpabilidad.
Hoy día la doctrina penal es muy confusa desde fuera. En los años 70 se produce
un abandono de las tesis finalistas y una recuperación de las tesis teleológicas y
valorativas. Se toma lo positivo de la escuela finalista y se recupera lo más
destacado de las teorías neoclásicas. Respecto a los neoclásicos hay un
considerable avance.
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Esta escuela creía en el relativismo porque el concepto de valor partía de
valoraciones culturales, muy ambiguas. Este concepto se sustituye por el de la
moderna teoría de la pena. Según esta corriente toda la estructura del delito ha de
estar inspirada en las finalidades preventivas del Derecho Penal y, al valorar las
teorías del delito, dicen que el Derecho Penal sólo está legitimado en función de su
labor político-criminal.
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Conclusiones
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Bibliografía
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