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2018

CARPETA DE
CRITERIO
TEMA CENTRAL:
MATERIALISMO Y CONSUMISMO

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CONTENIDO
APARTADO 1 ................................................................................................................................... 3
APARTADO 2 .................................................................................................................................. 7
APARTADO 3 ................................................................................................................................ 16
APARTADO 4 ................................................................................................................................ 20
APARTADO 5 ................................................................................................................................ 28
APARTADO 6 ................................................................................................................................ 35
APARTADO 7................................................................................................................................. 41
APARTADO 8................................................................................................................................. 47
APARTADO 9................................................................................................................................. 51

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APARTADO N°1

El materialismo y el consumismo: ¿La sociedad


de hoy?

LIC. EDUARDO QUEZAD A COM PAÑ


Papá ¿tú me quieres? Preguntó una hija
a su padre mientras terminaba un
barquillo de nieve que sostenía en su
mano izquierda. “Claro que te quiero, hija,
mucho. ¿No ves qué habitación tienes?
¿No ves cuántos juguetes tienes? Yo
nunca tuve una habitación así, ni tuve
tantos juguetes como tú”, respondió su
padre señalando con la mirada hacia la
habitación de la pequeña.
“Ya papá, tienes razón. Entonces, ¿por
qué te enfadas cuando, pidiéndote que
me des tu amor, te pido que me compres
algo?”

No son muchos los padres que pueden decir que pasan mucho tiempo con sus
hijos o que están por ellos cuando éstos les llaman. Los trabajos con horarios
poco amigables para las familias, el que tengan que pasar muchas horas en la
guardería, los consejos educativos que recomiendan que no les “mimemos”
demasiado y mil factores más hacen que muchos niños se sientan solos, faltos
de amor y cariño.

Esto hace que busquen maneras de ahogar esa soledad y, cuando no hay
padre o madre para jugar, uno acaba echando mano de lo que sea: “Papá,
mamá, ya que ustedes no pueden estar conmigo, quiero que me compren todo
lo que quiero para no aburrirme”

Vivimos en una sociedad en la que se promueve el materialismo y el


consumismo, perpetuando esta particular enfermedad inculcando los malos
hábitos a nuestros hijos. Enseñamos a nuestros niños que la medida del éxito y
la felicidad en la vida viene por la cantidad de cosas materiales que se poseen.
Naturalmente, los niños desean cosas, sobre todo si sus amigos tienen algo

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similar. Pero la realidad es que debemos proporcionar en la medida que


nuestra capacidad financiera nos lo permita.
El concepto de “merecer” o la idea de que algo “no es necesario” parecen
haber quedado obsoletos. ¿Realmente hay alguna ventaja en endeudarse en
determinado momento de la vida adulta?

Desde la infancia nos han inculcado una mentalidad de conseguir lo que


queremos y cuando queremos. El desafortunado resultado es que existen
consecuencias devastadoras para tal comportamiento en las etapas más
tardías de la vida.

El modelo de bienestar de la sociedad actual se basa en la posesión y


acumulación de bienes, lo cual sirve de justificación para que prolifere el
consumismo entre las personas. Si el objetivo de la vida es tener muchas
cosas, la principal actividad que se ve beneficiada es, lógicamente, el consumo.
La posesión y acumulación de bienes suele darse siempre de forma
inmoderada

Así, hemos llegado a convertirnos en una sociedad materialista, consumista y


muy competitiva.

La competitividad tiene su reflejo también en el consumo, ya que el hecho de


comprar cada año un teléfono celular o un bolso nuevos no responde a una
necesidad real, sino a un deseo de ser mejor (o aparentarlo) en este mundo en
el que vivimos. Aquel que sólo tiene un abrigo, o que vive en un departamento
pequeño pudiendo vivir en uno mejor ubicado, amueblado y de lujo, es
considerado como un perdedor.

Todo esto gracias al poder adquisitivo de la sociedad consumista que barre con
todos sin importarle nada: “El consumismo puede referirse tanto a la
acumulación, compra o consumo de bienes y servicios considerados no
esenciales, como al sistema político y económico que promueve la adquisición
competitiva de riqueza como signo de status y prestigio dentro de un grupo
social.”

En cuanto a nuestros hijos es apropiado crear espacios de análisis y debate


tanto con los niños, adolescentes y jóvenes en los que se aborden la realidad
social y se enseñe a identificar el comportamiento consumidor en las personas:
 Abordar la importancia de la dignidad de las personas, por encima de la
apariencia física.
 Explicarles la verdadera situación económica familiar, con el objetivo de
que estos propongan posibles acciones que contribuyen a la solución de
dicha situación.
 Valorar la importancia que tienen las cosas que se tienen en el hogar.
 Realizar actividades en la familia en las que se fomente el amor por el
trabajo, el ahorro de electricidad, el cuidado del medio ambiente.

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En muy poco tiempo, la sociedad se ha vuelto más compleja, lo cual aumenta


el riesgo y la angustia, y el consumo es un modo de evasión para lograrlo. No
queriendo decir con esto estimado lector que el tener o gustar por tener algo
bueno sea malo, mas esclavizarse por lograrlo si lo es.
Por eso como dijo Adolfo Bioy Casares: “El Lujo es Vulgaridad”

Eduardo Quezada Compañ (27/06/2017)

PRINCIPIO METAFÍSICO:

RACIONALIDAD

Todo tiene una razón de ser, tiene un sentido, un orden, una disposición. Una
relación con el principio, con el fin, con todo.

Esa relación es de prioridad (o posterioridad), de alteridad y de unión (o de


coordinación).

Mucho de esto lo podemos captar por evidencia inmediata como es el caso del
comportamiento de la naturaleza, o por razonamiento, como por ejemplo, ver
que el se logre una buena disposición de las partes en cualquier cosa ayuda a
una vida más consistente. La buena disposición se alcanza con una buena
relación con el Principio y el Fin.

El principio en el cuál se fundamenta la racionalidad es Dios como inicio, final y


sentido de todo. Dios a través de su Proyecto, que incluye a cada parte del
universo, y a cada uno de nosotros como actores de dicho Proyecto.

TUTORADO:
1. Lea atentamente el artículo. Resalte las ideas principales.
2. Lea atentamente el principio metafísico. Resalte las ideas principales.
3. Busque algunas definiciones de “racionalidad” de autores confiables.
4. Compárela con la dada y establezca similitudes y diferencias.

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5. Busque alguna definición confiable sobre materialismo y sobre


consumismo. ¿Coincide con la definición dada por el artículo? Si las
hubiera, identifique las diferencias.
6. Teniendo en cuenta lo estudiado ¿en qué principalmente está de
acuerdo con el artículo? ¿y en qué principalmente está en desacuerdo?
7. Saque una consecuencia práctica para su vida diaria

TUTOR
1. Reflexione con el tutorado sobre las conclusiones que ha llegado sobre
la “racionalidad”
2. Vea la manera más conveniente en que la conclusión que ha sacado
pueda llevarla a la práctica.

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APARTADO N°2

Por qué los países más pobres son más


religiosos y en los más ricos hay menos
creyentes
Las encuestas mundiales muestran que la fe religiosa se mantiene alta en las
naciones con ingresos más bajos, mientras en las más ricas aumenta la
secularidad y el agnosticismo. ¿Existe una relación de causa y efecto?
Razones complejas y las opiniones de especialistas

¿Qué queda de la religión


luego de que la muerte de Dios
fuera anunciada por Nietzsche
a finales del siglo XIX, los
estados comunistas se
declararan rabiosamente ateos
a comienzos del XX y la
posmodernidad y la
secularidad se asentaran tras
ingresar de lleno al nuevo
milenio?
Mucho, considerando el apoyo decisivo de la comunidad cristiana en la
victoria del presidente Donald Trump, en Estados Unidos; el auge del Papa
Francisco y las esperanzas de cambio depositadas en él por buena parte del
mundo católico; de la interpretación literal y extremista del islam realizada
por diferentes grupos terroristas; por sólo mencionar algunas cuestiones.

Mucho, teniendo en cuenta también que la estructura de las sociedades


contemporáneas parece mantener aún una fuerte correlación con la
voluntad de sus habitantes de profesar una fe y, además, practicar una
religión, según las últimas encuestas globales.
Se calcula que el mundo tiene una población de 7.600 millones de personas.
De acuerdo a la consulta de WIN/Gallup International realizada en 2017 con
una muestra de 66.000 personas en 68 países, el 62% de esta masa declara
que la religión tiene importancia en sus vidas, es decir unos 4.712 millones
agrupados entre cristianos, musulmanes, budistas, hinduistas, judíos y otros.

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Este número es consistente con las encuestas realizadas en 2014 (63%) y


2005 (66%), y no se esperan cambios en el futuro, según confirmó a Infobae la
socióloga argentina Marita Carballo, presidenta de la consultora Voices, afiliada
a Gallup International.
En tanto el 74% cree poseer un alma, el 71% cree en Dios y el 54% cree en la
vida después de la muerte, más allá de ser o no practicantes de una religión.

Una encuesta realizada en 2010 por Gallup Inc., consultora que sólo comparte
nombre con Gallup International, ofrece datos un poco diferentes: sostiene
que el 84% se considera religioso.

En el caso de esta consulta, se entrevistó telefónicamente a 1000 adultos en


cada uno de los 114 países considerados. Esta clase de estudios requiere de
enormes gastos y consumen grandes cantidades de tiempo, por lo que sólo se
realizan cada cierto tiempo.
De cualquier manera, ambas encuestas muestran una correlación entre
pobreza y una mayor religiosidad en los países del mundo,
independientemente del credo que sostengan sus habitantes. La relación
inversa también existe: está presentada.
Es así que los cinco países más religiosos del mundo, lugares en los que casi
el 100% de sus pobladores declaran profesar activamente una fe, apenas
superan en promedio los 4.000 dólares de producto bruto interno per
cápita (ajustado por paridad de compra).

Cuatro de estos, Bangladesh, Níger, Yemen e Indonesia, son mayormente


musulmanes mientras que Malawi posee una mayoría católica.
Por el contrario los cinco países menos religiosos del planeta, China, Estonia,
República Checa, Suecia y Dinamarca, ostentan en promedio unos 35.000
dólares per cápita de producto bruto.

Todos ellos son cristianos, de diferentes denominaciones, excepto China,


donde el budismo domina las preferencias de su relativamente pequeña
comunidad religiosa.

"En Europa Occidental en las últimas décadas observamos un importante


proceso de secularización y de alejamiento de las Iglesias con descenso en la
práctica y en la religiosidad", señaló Carballo. "Se ha producido un alejamiento
de la Iglesia y cambios en la religiosidad, la que se ha hecho más individual y a
la carta", agregó.

Existen excepciones a esta correlación, como es el caso de los países árabes


petroleros, que se aproximan al 100% de religiosidad con altísimos niveles
de ingreso per cápita, aunque no siempre signifique una mejor distribución.

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EL ISLAM ES LA FE
PREDOMIN ANTE EN CU ATRO
DE LOS CINCO P AÍSES M ÁS
RELIGIOSOS DEL MUNDO
(AFP).

Esto también ocurre en el caso de Estados Unidos, uno de los más religiosos
entre los países desarrollados.

Pero a grandes rasgos, ... la relación parece repetirse en todo el mundo.


Además, la encuesta de WIN/Gallup International también muestra una
correlación entre el nivel educativo y la religiosidad. Es decir que el 83% de
las personas con bajos niveles de formación se declaran religiosos, contra el
49% entre los mejor educados.

Mientras que los jóvenes ente 18 y 24 años son más susceptibles de profesar
una religión: el 74% declaró hacerlo. El 67% de los mayores de 65 años lo
sostiene.

El rol de la religión
¿Pero qué explicación existe para la correlación entre mayor religiosidad y
menores niveles de educación e ingreso?
¿Puede decirse que las condiciones de pobreza y la falta de desarrollo generan
mayor religiosidad o, por el contrario, la religiosidad como característica cultural
podría tener una incidencia en
crear esas condiciones?
Las investigaciones sobre
diferencias en el desempeño
económico de los fieles de las
diferentes ramas del cristianismo
son ya una tradición.
No existe una respuesta directa y
las diferencias entre distintas
religiones y culturas, así como lo
que entendemos por religión no puede dejarse de lado. Con atención a la gran
importancia que la fe revista en la mayor parte del planeta, la cuestión debería
ser abordada con respeto y cuidado.

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En el caso del cristianismo mucho se ha escrito sobre la cuestión,


especialmente desde el trabajo del sociólogo alemán Max Weber en La ética
protestante y el espíritu del capitalismo, donde se diferencia entre un
catolicismo centrado en el mundo espiritual y un protestantismo, en
cambio, a la búsqueda de lo material, y sus consecuencias en el desarrollo
de los países que profesaban una u otra denominación.
Este influyente trabajo se publicó en 1905 y partía de la observación de una
mayor participación relativa de los protestantes en la posesión de capital
y en la dirección de las industrias que los católicos. A su vez, esto parecía
incidir en el desempeño industrial de aquellos países europeos mayormente
protestantes, como Alemania y Gran Bretaña, frente al atraso relativo de
sociedades católicas como la española, la italiana o incluso la francesa.

Para el doctor en religión Jaco Beyers, de la Universidad de Pretoria, en


Sudáfrica, la contribución de la religión en la pobreza se manifiesta de tres
maneras, de acuerdo a un reciente paper científico.

EL M URO DE LOS LAM ENTOS,


SITIO S AGR ADO DEL
JUD AÍSM O EN JERUS ALÉN
(AFP)

En primer lugar, la religión


determina cuánta atención
las personas prestan a su
realidad económica, y de
qué manera.
Además, la religión provee los valores éticos con los que cada sociedad
trata el tema de la pobreza y reacciona ante los problemas de los más
necesitados.

Finalmente, Beyers sostiene que la religión tiene la responsabilidad de aliviar la


pobreza, al buscar la
armonía y el bienestar de
la mayor cantidad de
personas.

DOS MONJES LIM PIAN UN A


ESCULTURA DE BUDA
DUR ANTE UN A CEREMONIA
RELIGIOSA P AR A
CELEBR AR EL DÍA DE
BUD A EN T AI L ANDIA (EFE)

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Por otro lado la doctora Lisa Keister, de la Universidad de Duke, en Estados


Unidos, agrega en un artículo para el Huffington Post que la religión tiene
también un efecto en procesos importantes para la economía, como la
educación, el matrimonio y la planificación familiar.

Esto es especialmente notable, por ejemplo, en versiones más conservadoras


de religiones como el cristianismo y el islam, donde la mujer adquiere un rol
exclusivo de madre que impide que busque activamente un trabajo.
También puede traducirse en el hecho de que familias tengan más hijos de
los que pueden sostener para así dar cuenta de un precepto religioso.

Weber ofrecía una explicación similar hace más de 100 años, cuando notaba
que los estudiantes católicos se inclinaban por la formación de tipo humanista,
que devenía en promedio en trabajos no muy bien pagos, mientras que los
protestantes lo hacían por lo estudios técnicos para encarar rápidamente hacia
la industria.
Esta observación podría escapar a nuestro tiempo, pero sigue siendo
representativa de cómo puede una religión afectar elecciones personales
que tienen un efecto económico.

En un sentido distinto, una investigación del doctor Tom Rees en el Journal of


Religion and Society del Kripke Center de la Universidad de Creighton, Estados
Unidos, sostiene que las condiciones económicas de inseguridad, tales como
la baja expectativa de vida, la alta mortalidad infantil, los altos niveles de
criminalidad, la corrupción y las altas tasas de aborto, tienen un efecto
determinante en el aumento de la religiosidad.

¿EXISTE UN A RELACIÓN
ENTRE RELIGIÓN Y
DES ARROLLO, RIQUEZ A Y
PRODUCCIÓN?

Esto se debe a que la religión


provee apoyo social, así
como también aporta un
apoyo espiritual en situaciones
traumáticas o estresantes (que
potencian la superstición y el pensamiento mágico) e incluso un alivio ante la
angustia existencial.

En sociedades con instituciones estatales fuertes, éstas cumplen el rol del


apoyo social, reclamando a las religiones uno de sus principales trabajos en los
países más pobres, donde el Estado y otras agrupaciones seculares suelen
estar ausentes.

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Tal situación, sostiene Rees, sería indicadora de que las condiciones de


pobreza generan una mayor religiosidad y que la inversión estatal en
seguridad económica realizada en los países más ricos, tal y como la seguridad
social o el estado de bienestar, ha tenido un efecto secundario en las últimas
décadas de reducir la religiosidad.

En esta línea Carballo, quien es también presidenta de la Academia Nacional


de Ciencias Morales y Políticas en Argentina, indicó que "los estudios muestran
que la relación entre religiosidad y bienestar emocional es más fuerte en
sociedades pobres que en desarrolladas".

"Quienes tienen problemas económicos y dificultades para resolver sus


necesidades básicas tienden a encontrar en la religión y su grupo de referencia
el apoyo que necesitan", explicó.
"Además los países más desarrollados suelen tener mejores sistemas de
seguridad social que garantizan y dan seguridad a los individuos", agregó.

Fortunato Mallimachi, sociólogo experto en religión e investigador del Consejo


Nacional de Investigaciones Científicas y Técnicas (CONICET) de Argentina,
señaló a Infobae que se debe tener cuidado a la hora de plantear correlaciones
entre religión y pobreza.

LOS ESTUDIOS SOBRE RELIGIÓN Y RIQUEZ A DEL


SOCIOLÓGICO ALEM ÁN M AX WEBER HAN SIDO
PROFUNDAM ENTE INFLUY ENTES

A pesar de los resultados ofrecidos por las consultoras


en esta área y que muestran menores niveles de
religiosidad en países con mayor ingreso per cápita,
Mallimachi remarcó que "el que se ha convertido en
una gran religión es el capitalismo, el mercado auto
regulador se convierte en una religión".
En este contexto muchas personas que se sienten fuera del sistema, en
cambio, "encuentran esperanzas en la religión que no encuentran en el
capitalismo o los mercados" ya que las creencias religiosas "tienen más
perdurabilidad que las políticas y sociales", indicó el también profesor de la
Universidad de Buenos Aires.
"Las maneras de comprender a las religiones son cada vez más difíciles. La
experiencia de la religión hoy está en el espacio público.", agregó.
Y ese espacio público parece también marcado por lo que Weber llamaba
metafóricamente una "lucha de los dioses" de los diferentes ordenamientos y
valores, es decir el conflicto insalvable entre posturas extremas frente a la vida
misma. En este sentido no es sólo es cuestión de "dioses" en cuanto a

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diferentes religiones y sus modos de ver la vida, sino también a las posturas
frente a la religiosidad misma y su relación con la pobreza.

América Latina
La religiosidad, casi totalmente dominada por el cristianismo y en particular el
catolicismo, es un elemento central en América Latina donde en promedio el
79% de la población se considera religiosa.

"En Latinoamérica en lugar de un proceso de secularización lo que ha ocurrido


es una disminución de las personas que se denominan católicos, aun cuando
sigue siendo la religión mayoritaria en los países de la región, en favor de los
protestantes, sobre todo los evangélicos", indicó Carballo.

En los últimos años la llegada del Papa Francisco, él mismo de origen


latinoamericano, ha generado una ola de fervor entre los fieles cristianos pero,
también, una serie de cuestionamientos con respecto a sus posturas políticas.

En su reciente paso por Chile, en enero, hubo quienes subrayaron un fracaso


de asistencia pero también los que acusaron a los medios de hacer una
cobertura parcial de la visita que también incluyó a Perú.
De cualquier manera, los números con respecto a la religiosidad en el
subcontinente parecen contundentes. Paraguay es el líder regional con el
92% de población religiosa, seguido por Bolivia (89%) y Guatemala (88%).
Mientras que Uruguay es el país menos religioso de América Latina, con el
41%, seguido de Argentina (66%) y Chile (70%).

Una vez más, la correlación entre religiosidad y pobreza es constatable.


Los tres países más religiosos suman en promedio un PBI per cápita de
USD 8170.Mientras que los tres menos centrados en la religión alcanzan
los USD 21895.

Por Germán Padinger (28 de enero de 2018)


gpadinger@infobae.com

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PRINCIPIO METAFÍSICO:

RACIONALIDAD
El mundo se explica y sostiene sobre una estructura inteligible. En cierto orden
o disposición de sus partes con relación al Principio, al Fin y al Todo. En ello se
basa, en última instancia, el crecimiento de la ciencia o del conocimiento en el
hombre. Si no hubiera cierto orden o disposición inteligente, no se podría
avanzar en el conocimiento científico. Todo adelanto se basa en la
interpretación de este orden.

Dios ha creado el mundo desde un Proyecto inteligente (de acciones


direccionadas hacia un Fin) y de amor (o de donación, donde Él distribuye sus
dones o todo lo creado, acorde a ese Fin). Dicho Fin es la unión completa y
definitiva con Él.

Por ello, en última instancia, la racionalidad en el hombre hace referencia a la


disposición de los pensamientos y las acciones para con el Proyecto de Dios.
En la medida que le ayudan al hombre a acercarse a ese Proyecto, serán
más“racionales”.

La gran pregunta con relación al principio de racionalidad metafísico es: ¿en


qué medida lo que pensamos o hacemos nos ayuda a buscar e incorporar en
nosotros el Proyecto de Dios?.

TUTORADO
1. Lea atentamente el artículo. Resalte las ideas principales.
2. Lea atentamente el principio metafísico. Resalte las ideas principales.
3. Consulte con alguna otra fuente confiable si la información del artículo
tiene consistencia.
4. Lea el artículo “Proyecto de Dios” (lo puede encontrar en la página de
OTSE). Haga una síntesis del artículo con las ideas principales.
5. ¿Cuál es la relación más importante que puede identificar entre el
Proyecto de Dios y la administración de los recursos materiales y
económicos?
6. Teniendo en cuenta lo estudiado ¿en qué principalmente está de
acuerdo con el artículo? ¿y en qué principalmente está en desacuerdo?
7. Saque una consecuencia práctica para su vida diaria

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TUTOR

1. Reflexione con el tutorado sobre las conclusiones que ha llegado sobre


la “racionalidad” y el tema central: materialismo y consumismo.
2. Vea la manera más conveniente de llevar a la práctica la conclusión que
ha sacado el tutorado.

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APARTADO N°3
La idea de éxito en la actualidad

Musk, Zuckerberg, Gates: la receta del éxito es que


no hay recetas
Tres símbolos del suceso profesional, cada uno con su estilo y con su voluntad
de romper reglas para seguir un camino propio, sin imitaciones
BILL GATES

Es interesante y significativo comprobar los distintos


estilos de trabajo de las estrellas multimillonarias
del mundo cibernético. El portal Infotechnology.com
seleccionó tres de ellos con gran acierto, ya que
demuestra la variedad de enfoques.

Elon Musk, por ejemplo, tiene 44 años, dirige tres


empresas (SpaceX, Tesla y SolarCity). Podría
decirse que es un clásico. Duerme seis horas, se
atiborra de café durante el día, sueña con colonizar
Marte y se mantiene comunicado todo el tiempo,
incluyendo cuando está con sus hijos, haciendo negocios. Suma quince horas
de oficina por día y no tiene empacho en utilizar los fines de semana para
seguir trabajando. Es un tipo de éxito, sin duda, pero obligaría a revisar el
concepto de "éxito", nunca definido del todo, porque es probable que tenga
tantas interpretaciones como seres humanos en este planeta.

La versión estándar se apoya en el plano económico. A mayor fortuna


acumulada, más brilla en el cielo que la revista Forbes publica anualmente en
su ranking de millonarios. Un cierto automatismo, socialmente instalado,
despierta el deseo de "yo quisiera estar en esa lista".
Los que no comparten la misma pretensión, mirarán con desconfianza el estilo
de vida de Elon Musk y se preguntarán si el alto costo personal compensa las
subas en la bolsa de valores. Cada uno en lo suyo, incluyendo a los que
quisieran aparecer en Forbes pero mediante el esfuerzo de estar tomando sol
en la playa y compartiendo asados con amigos.
Mark Zuckerberg, creador del hoy casi imprescindible Facebook, tiene 33 años.
Es egresado de Harvard en 2004 y tiene por costumbre vestir diariamente una
remera gris, con variación de campera del mismo color si el frío aprieta.
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Considera que andar pensando en qué ponerse cada día lo distrae


innecesariamente. Vive cerca del trabajo y utiliza poco un auto que tiene desde
hace años.

Es un representante de una nueva generación, que no necesita combinar


vestimenta y mucho menos elegir corbata al tono. Vendría a ser un sujeto al
natural, sin decoración adicional, un elemento necesario, hace muchos años,
"para triunfar en la vida". Para algunos y algunas será una herejía. Para otros u
otras un rasgo de sensatez, economía de tiempo y de energía. Son elecciones
que no están penalizadas por ninguna ley escrita.
Bill Gates no necesita presentación. Creador de Microsoft, pasó la barrera de
los ultramillonarios. Alguna vez reveló cómo organizaba su vida laboral, con
tres monitores funcionando para responder mails y trabajar. Una vez al año, se
internaba durante una semana en una cabaña en el bosque. Juntaba algunos
libros, documentos y quedaba desconectado completamente del mundo
exterior. El objetivo de la maniobra era leer y pensar sobre el pasado y el
futuro. El método rindió sus frutos. Hoy está convencido de que si tuviera
dieciocho años y tuviera que volver empezar, elegiría los temas de inteligencia
artificial, energía o biociencia. Puede ser el resultado de sus semanas de
reflexión.

Una vez más, no hay recetas. Para expresarlo de manera más directa, nadie se
va a hacer millonario aislándose en una cabaña por siete días o vistiendo el
mismo tipo de ropa cotidianamente, ni tampoco trabajando quince horas y
permanecer conectado todo el tiempo. No sirve copiar, por más que se insista
en erigir modelos de conducta laboral, sumando el inevitable marketing de que
son ellos los que tienen la codiciada clave. La copia puede funcionar en los
productos industriales o tecnológicos, pero no en los seres humanos como
tales.
Jorge Mosqueira (12 DE NOVIEMBRE DE 2017)
LA NACION

PRINCIPIO METAFÍSICO:

PRINCIPALIDAD DEL FIN


En el principio de racionalidad vimos como el Cosmos se rige por un cierto
orden o disposición de sus partes con relación a un Fin.

El Fin es lo que le da dirección o sentido a todo movimiento. Identificar el fin de


algo es, de alguna manera, conocerlo mejor, comprenderlo mejor.

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Dios es el origen y el Fin de todo lo que existe. De Él proviene todo y hacia Él


se debe dirigir todo para alcanzar su plenitud o completamiento.

Identificar lo mejor posible la relación de algo con el Fin o con el Proyecto de


Dios es muy importante porque le da sentido y dirección.

En la medida que nuestras decisiones y acciones están relacionadas con el Fin


o con el Proyecto de Dios, en esa medida tendrán consistencia. Como el Fin es
alcanzar la plenitud o unión con, Dios todo aquello que nos ayude a tener una
mejor relación con Él y con los demás estará en consonancia con el Proyecto
de Dios, con el Fin.

Por ello, la medida para saber si mis decisiones y acciones están en


consonancia con el Fin es si me ayudan a mejorar la relación con Dios y con
los demás.

El no hacer esta relación en nuestras intenciones, decisiones o acciones es no


tener en cuenta el Fin, es ir a la deriva, sin un verdadero sentido.

TUTORADO

1. Lea atentamente el artículo. Resalte las ideas principales.


2. Lea atentamente el principio metafísico. Resalte las ideas principales.

3. Busque en otras fuentes qué se entiende por “éxito” en el pensamiento


actual post-moderno.
4. Busque información sobre las personas que se habla en el artículo para
constatar o discrepar de lo que se publica.

5. Compare el resultado de lo analizado en el artículo con relación al éxito


con el principio metafísico Principalidad del fin.
6. Teniendo en cuenta lo estudiado ¿en qué principalmente está de
acuerdo con el artículo? ¿y en qué principalmente está en desacuerdo?
7. Saque una consecuencia práctica para su vida diaria

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TUTOR

1. Reflexione con el tutorado sobre lo que ha concluido sobre la relación


del concepto de éxito y el principio metafísico.
2. Vea la manera más conveniente para que la consecuencia que ha
sacado el tutorado la lleve a la práctica.

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APARTADO N°4

La sociedad de consumo: vivir es consumir

Hoy en día el sistema económico pone al alcance de las personas todo tipo de
productos y bienes para el consumo, desde lo más básico, como alimentos o
prendas de vestir, hasta lo más extraño, como gorras que pueden sujetar latas
de refrescos.

El consumo como concepto no hace referencia a nada malo ni perjudicial.


Podemos definirlo como el simple hecho de consumir para satisfacer
necesidades o deseos. El problema llega cuando esta actividad se vuelve
patológica. Entonces ya no hablamos de ‘consumo’, sino de ‘consumismo’. La
Real Academia Española (RAE) define el consumismo como “la tendencia
inmoderada a adquirir, gastar o consumir bienes, no siempre necesarios.”

El modelo de bienestar de la sociedad actual se basa en la posesión y


acumulación de bienes, lo cual sirve de justificación para que prolifere el
consumismo entre las personas. Si el objetivo de la vida es tener muchas
cosas, la principal actividad que se ve beneficiada es, lógicamente, el consumo.

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La posesión y acumulación de bienes suele darse siempre de forma


inmoderada, tal y como apunta la definición de la RAE.

El término inmoderado parece ser un adjetivo demasiado subjetivo. ¿Qué es


ser un consumidor inmoderado? ¿cuántos iPods hay que comprar para
considerarlo algo inmoderado?. Las definiciones de la Real Academia destacan
por ser objetivas y rigurosas, así pues, que incluya el adjetivo inmoderado en la
definición de ‘consumismo’ puede sorprender. La RAE define moderar como
evitar el exceso, por lo tanto inmoderado es algo que no lo hace.

La utilización del calificativo inmoderado encuentra su explicación con la


siguiente pregunta: ¿Hasta qué punto necesitamos lo que compramos? ¿Es
nuestro consumo necesario para nuestras vidas? Todo aquello que se
consume sin ser realmente una necesidad puede considerarse como un
exceso, en tanto en cuanto excede las necesidades básicas para la vida de un
individuo. Así pues, decir que el consumo actual es inmoderado ya no es algo
subjetivo, sino que se ha convertido en algo objetivamente cierto: todos
consumimos inmoderadamente, porque consumimos en exceso. No
necesitamos todo lo que compramos. La mayor parte de nuestras compras son
excesos que se nos antojan necesarios.

Necesitamos lo que compramos en la medida en que nos auto-convencemos (o


nos convencen) de que el producto en cuestión nos va a ayudar a ser más
felices y a vivir mejor. En ese sentido, con la sociedad de consumo el individuo
tiene como principal actividad consumir.

Para muchos autores que la defienden, la sociedad de consumo es reflejo de


un alto nivel de desarrollo socioeconómico, que se manifiesta en el incremento
de la renta de cada individuo. Consideran también que este tipo de sociedad
basada en el consumo constante ofrece a las personas la posibilidad de
adquirir bienes y servicios cada vez más diversificados, y que eso contribuye a
mejorar la calidad de vida y produce una mayor igualdad social, ya que son
muchos los individuos que pueden hacerse con una gran cantidad de productos
que, según las tesis de los defensores del sistema, contribuirán a hacer sus
vidas mucho mejores y más felices.

Así pues, el principal argumento para la defensa de la sociedad de consumo se


apoya en que el consumo contribuye a mejorar la calidad de vida de las
personas y que ayuda a las sociedades a desarrollarse. Lo autores pro-
consumo olvidan que en esta sociedad ideal donde las personas pueden
comprar cualquier cosa que quieran, hay muchos que no pueden consumir, ya
que el principal requisito para disfrutar de la sociedad de consumo, moderna y
desarrollada, es tener dinero. En la sociedad actual sigue habiendo millones de
pobres, incluso en países desarrollados, que no pueden participar en la
sociedad de consumo.

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Aunque quizás no es tan importante que participen, ya que el consumo de hoy


en día no se puede entender como la actividad que permite sobrevivir a las
personas.

La principal característica que diferencia al consumo de masas tal y como lo


conocemos hoy del consumo tradicional en otras épocas de la historia es el
objetivo que motiva a las personas a consumir. Si antes se consumía para
cubrir necesidades básicas (comprar comida, ropa…), actualmente la mayor
parte de la actividad consumista tiene como objetivo satisfacer los deseos de
los consumidores, que consideran necesarios los bienes que demandan.

Uno de los rasgos del sistema económico y del consumo actual es que crea
necesidades artificiales. Mediante la constante publicidad y otras técnicas,
convencen y atrapan a las personas en el círculo vicioso del consumo, del que
es muy complicado salir una vez se ha entrado.

Una vez dentro del ‘circo del consumo’, un sinfín de productos, anuncios,
ofertas y posibilidades se aparecen ante los ojos del individuo, que, abrumado
por todas esas luces, sonidos e imágenes, se siente incapaz de evitar comprar
alguno de los productos que tiene ante él. Muchas veces incluso, la falsa
necesidad se crea segundos después de ver por primera vez un producto.
Verlo en el escaparate de la tienda y darse cuenta de que es indispensable
para poder seguir caminando por la calle. ¡¿Cómo he podido vivir sin
esto?! Pocas semanas después, el objeto en cuestión estará olvidado en algún
baúl, o quizás estropeado y tirado a la basura.

En definitiva, el fenómeno del consumismo depende cada vez más del deseo
que de la necesidad.

Pero el consumo actual no sólo tiene como objetivo cubrir necesidades o


satisfacer deseos, además sirve para distinguir a las personas entre sí,
evidenciando aún más el sistema de clases sociales que forma nuestra
sociedad hoy en día.

Como hemos comentado, para consumir sólo es preciso una cosa: tener
dinero. A partir de ahí, todo depende de la cantidad de dinero de que se
disponga. A más dinero, más productos. O, también, a más dinero, productos
más caros.

Cuanto más caro es un producto menos gente lo puede poseer. Esta regla
básica explica el sistema de clases. No es lo mismo una falda de la tienda del
barrio que un vestido de Chanel, por lo tanto, no es igual la mujer que lleva esa
falda a la que viste el vestido. Son dos mujeres diferentes. Diferentes
socialmente.

Pero, aunque es la vestimenta el rasgo que las diferencia exteriormente, en


realidad el factor diferencial es el dinero. La cantidad de dinero. Aunque eso no
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se puede ver ni saber con certeza, se puede deducir, entre otras cosas, por la
manera en que visten.

Precisamente por eso la mujer que tiene más cantidad de dinero decidió no
comprar la falda de la tienda de barrio (aunque podía hacerlo). Si hubiera
comprado esa sencilla falda y la hubiera llevado puesta por la calle, nadie
podría haber sabido cuánto dinero tiene en realidad. Para mostrar en qué
estrato social se encuentra, gracias a su dinero, la mujer con posibilidades
compró el vestido de Chanel. Y así, cuando pasea por la calle, no hay dudas
sobre su posición. Todos pueden ver que ella es diferente a los demás. Es más
que los demás.

Con la expansión del consumo por distintos escalones sociales, esta realidad
ejemplificada con la falda y el vestido se observa también a niveles de mucha
menos opulencia y riqueza. En la misma clase media de la sociedad (incluso en
algunos sectores de la clase baja) ya observamos los mismos comportamientos
entre personas que, aunque son social y económicamente parecidos,
pretenden diferenciarse a través de los productos que consumen.

Así, el joven de barrio que tiene una moto más grande es mejor que el que la
tiene más pequeña, o el que puede llevar pantalones de Levi’s es más que el
que lleva un pantalón de chándal. También es mejor tener el último modelo de
gafas de sol, y llevar un teléfono móvil de gran tamaño.

Así pues, una de las funciones del consumo es proporcionar al individuo formas
de distinguirse de otros grupos de distinto nivel social. Las empresas y las
marcas lo saben, y ofertan sus productos como exclusivos, punteros e
inigualables. Ante esos astutos anuncios publicitarios, es fácil rendirse a la
tentación de ser la chica o el chico más exclusivo, puntero e inigualable del
barrio.

Lo curioso es que, en el afán de distinguirse de los demás mediante la compra


de objetos y productos aparentemente únicos, las personas, en esta sociedad
actual, caen en la paradójica situación de que cada vez son más parecidas
entre sí.

Con el consumo de masas desenfrenado se avanza hacia una progresiva


pérdida de identidad personal, ya que los ciudadanos (que en realidad ya no
son ‘personas’, sino ‘consumidores’) responden ante modelos de consumo
idealizados mediante las efectivas técnicas de marketing. Es decir, hay un gran
número de personas que consumen sintiéndose especiales y que realmente
forman parte de un mismo grupo social, en el que todos los individuos tienen un
comportamiento y una cultura similar.

El consumidor de clase media español tiene los mismos hábitos que el


consumidor de clase media italiano, y ambos se parecen cada vez más a sus
semejantes brasileños, coreanos o saudíes. Todos ellos consumen las mismas

[23]
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marcas de ropa, escuchan las canciones de los mismos ídolos juveniles, llevan
en las orejas los mismos cascos de música, utilizan los mismos teléfonos
móviles y ven las mismas películas en el cine.

FUENTE: CARTOGRAFÍA EOM.

La globalización cultural puede considerarse en realidad una occidentalización.


Aun sumido en crisis económicas, políticas y sociales, Occidente sigue siendo
el centro del mundo, muy especialmente en lo que a cultura y consumo se
refiere. Es en Occidente donde nacen las marcas y las empresas que venden
sus productos alrededor del mundo.

Regresando a la homogeneización que fomenta el hecho de consumir


masivamente, hay que añadir otro apunte interesante: el consumo connota
socialización. En la medida que un individuo se reconoce con determinadas
marcas, se reconoce con los otros consumidores de esas marcas y se
distingue de otros que no son como él.

El cliente de una marca de gafas de sol tenderá a encontrar más afinidad con
las personas que lleven esas gafas, ya que el consumo forma parte de la
cultura, y en esta sociedad actual todos aquellos que son iguales en sus
hábitos de consumo pueden considerarse también iguales en su cultura. Así
pues, se crean culturas nuevas a raíz de los productos que se consumen
(principalmente por el tipo de prendas que se visten o el tipo de música que se
escucha).

Por otra parte, el consumo, además de atender a necesidades básicas, atiende


a lo aspiracional. Las personas quieren ser algo más. Y eso no se consigue
usando siempre los mismos pantalones ni teniendo siempre el mismo televisor.

[24]
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Siempre existe la posibilidad de hacerse con un producto nuevo y mejor, y,


como existe la posibilidad, existe también el deseo.

La sociedad se expresa a través del consumo. Como ya hemos dicho no basta


con cubrir una necesidad. Actualmente con el consumo se deben conseguir
otro tipo de beneficios, como el reconocimiento en un grupo social.

Si se tiene sed, se puede consumir agua, pero hay muchas más opciones que
el agua para cubrir esa necesidad. El mercado te ofrece cientos de bebidas y
refrescos. Aunque son mucho más caros que el agua, ésta se torna un bien
demasiado simple y sencillo como para consumirlo en público. Es mejor
comprar una lata de un refresco que transmita a los demás lo activo, joven y
moderno que uno es. El agua no transmite ningún valor. Las bebidas
comerciales sí.

Así, hemos llegado a convertirnos en una sociedad materialista, consumista y


muy competitiva. La competitividad tiene su reflejo también en el consumo, ya
que el hecho de comprar cada año un teléfono móvil o un bolso nuevos no
responde a una necesidad real, sino a un deseo de ser mejor (o aparentarlo) en
este mundo en el que vivimos. Aquel que sólo tiene un abrigo, o que vive en un
piso pudiendo vivir en un chalet, es considerado como un perdedor.

Porque es mucho mejor tener un armario lleno de abrigos y chaquetas para


poder llevar uno distinto cada día. Es mejor tener dos coches que uno. Es
mejor cambiar el teléfono por el último modelo, que vivir siempre con el mismo
móvil. Es mejor volver con bolsas del centro comercial, que volver con las
manos vacías. Es mejor tener muchas cosas que tener tan sólo las suficientes.

El que no consume no está disfrutando la vida al completo porque, hoy en día,


vivir es consumir.

Juan Pérez Ventura (19 noviembre, 2013)


Cultura y Sociedad 38

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PRINCIPIO METAFÍSICO:

PRINCIPALIDAD DEL FIN


Ya vimos en el artículo anterior la importancia del fin, ya que es lo que le da
dirección o sentido a todo.

Analizaremos ahora la importancia de que nuestras decisiones y acciones


estén orientadas hacia fines intermedios que nos acerquen al Fin último; y
cómo en la medida que decidimos y actuamos no acorde con el Fin último,
nuestra vida se torna más difícil, complicada, y por ello menos feliz.

Vivimos tomando decisiones y actuando. El no tener en cuenta el Fin último


hace que nuestros fines intermedios nos alejen del mismo, aumentando la
complejidad y dificultad de nuestra vida.

Los recursos materiales y económicos tienen mucha relación con nuestros


fines intermedios. Necesitamos de los recursos adecuados para alcanzar esos
fines que nos acercan al Fin último.

No obstante, la elección y utilización de esos recursos materiales y


económicos, en la medida que no se basan en el Proyecto de Dios, sino en
nuestros propios gustos e intereses, generalmente nos llevan a que
alcancemos fines intermedios no adecuados. Podemos identificar cuándo un fin
intermedio es adecuado o no con el Fin último, por el tipo de efecto que tiene en
nuestra relación con Dios y con los demás, especialmente los más cercanos.

En la medida en que la finalidad principal de nuestras decisiones y acciones


sea principalmente el propio interés, alcanzaremos fines intermedios (vanagloria,
autocomplacencia, orgullo, autosatisfacción) que nos darán una momentánea
satisfacción, pero nos alejarán del Fin último.

Mientras que, en la medida en que la finalidad principal de nuestras decisiones y


acciones sea el Proyecto de Dios (que se refleja en una mejor relación con Él y
con los demás, aunque algunas veces nos produzca cierta insatisfacción),
alcanzaremos fines intermedios más adecuados, que nos producirán a la corta o
a la larga, mayor felicidad.

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TUTORADO

1. Lea atentamente el artículo. Resalte las ideas principales.


2. Lea atentamente el principio metafísico. Resalte las ideas principales.
3. Lea en el apunte Proyecto de Dios (lo puede encontrar en la página de
OTSE) lo que está relacionado con la administración de los recursos
materiales y económicos.
4. Reflexione sobre sus hábitos de consumo. ¿Están relacionados con el
Proyecto de Dios? ¿Qué debería cambiar o mejorar para que así fuera?

5. Teniendo en cuenta lo estudiado ¿en qué principalmente está de


acuerdo con el artículo? ¿y en qué principalmente está en desacuerdo?

6. Saque una consecuencia práctica para su vida diaria

TUTOR

1. Reflexione con el tutorado sobre lo que debería cambiar o mejorar en la


administración de los bienes materiales y económicos para relacionarlos
mejor con el Proyecto de Dios.
2. Vea la manera más conveniente para que la consecuencia que ha
sacado el tutorado la lleve a la práctica.

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APARTADO N°5
Las Finanzas dominan la economía mundial:

Arjun Appadurai, un antropólogo en la corte de


las finanzas
El ensayista sostiene que vivimos una época al ritmo de los mercados que
ocupan el lugar de Dios y del sacerdote.

ARJUN APP ADURAI. EL ANTROPÓLOGO


SEÑ ALA QUE HAY UN A IDEA DE QUE EL ÉXITO
DEL MERC ADO ES PODER CONECT AR LO
INVISIBLE CON LO VISIBLE DE NUESTRO
MUNDO. FOTO: D AVID FERNÁNDEZ

Parece estar siempre de buen humor Arjun Appadurai. Será para contrarrestar
el universo de pesadumbres y violencias políticas y sociales en el cual suele
internarse. De las minorías, sus derechos, a la agresividad del mundo
financiero vuela sin escalas. Habla rápido y conecta ideas, tiempos y lugares
con precisión.

Es antropólogo y posee una mirada inquieta: no se le escapa detalle de lo que


pasa a su alrededor en el hall del más clásico y refinados de los hoteles de la
ciudad. Estuvo en Buenos Aires invitado por la Fundación Medifé, dio una
conferencia en el Malba acompañado por su colega Alejandro Grimson y trajo
bajo el brazo su reciente libro Hacer negocios con palabras (Siglo XXI).

En este trabajo, Appadurai aborda el capitalismo contemporáneo y sostiene


que la crisis del sistema financiero de 2007-2008 fue una crisis del lenguaje.
¿Cómo lo explica? A través del concepto de “derivada”. Se trata de un activo
que posee un valor encadenado al de otro activo que, a su vez, también puede
ser derivado. Es por ello que sostiene que este círculo financiero se transforma
en un fenómeno lingüístico porque adquiere fuerza en el intercambio. Es decir,
cuando dos partes firman un contrato escrito para hacer una transacción y
cumplir con lo prometido.

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BOLSA DE LONDRES. EN SUS


PENSAMIENTOS, DICE APP ADUR AI, EL
MERC ADO ES SIEMPRE EFICIENTE,
TODO PUEDE AND AR M AL PERO LOS
MERC ADOS SE CREEN EFICIENTES.
FOTO: EFE

El antropólogo explica que el sistema


financiero actual está asentado en este
papel firmado, muy antiguo, que entró
en crisis. Y es aquí donde encuentra
una verdadera revolución en la historia
del capitalismo: los contratos más lucrativos ya no son esos que las partes
honran el pacto inicial. Son aquellos con los que una parte gana sumas
siderales cuando el otro no cumple. Parte de estos temas, ya los había tratado
en El futuro como hecho cultural(FCE).

Appadurai también aprovechó esta incursión en el mundo financiero para


entretenerse con una decena de películas que retratan el mundo financiero
como Wall Street; El lobo de Wall Street; La gran apuesta, etcétera. “Esas
películas captan el espíritu de Wall Street, la agresión, el estrés, y esa
sensación de estar siempre en el límite, en el abismo de la ilegalidad, todos
quieren más dinero”.

–O sea que estamos viviendo la era del dinero, de...

–La era de las finanzas o de la financiarización. Es un proceso muy grande y es


lo que define nuestros planes.

–¿Desde cuándo estamos viviendo esta época?

–Es algo que comienza en los inicios de los 70 en los EE.UU. cuando un
economista y un grupo de estudiantes de negocios crearon un modelo
matemático nuevo para poner los valores a futuro. Eso es la financiarización,
es decir, la forma en que el dinero se utiliza para obtener más dinero a través
de créditos, especulaciones e inversiones. Así se introduce la comercialización
de “futuros” de todas las mercancías en esos mercados de mediados del siglo
XIX en Estados Unidos. Era imposible saber lo que iba a costar una mercancía
en el futuro, pero así se valúan las commodities. En realidad, no hay suficientes
mecanismos para calcular el precio de esos valores. Este modelo de
intercambios financieros se intensificó en los 70, 80, 90 y después creció
desmesuradamente por más de quince años y lo hizo en un nivel muy muy alto.
Y después colapsó en 2007, 2008. Hoy realmente la financiarización domina el
mundo de la economía, y tiene efectos en otras cosas.

–¿De qué globalización estamos hablando, cuál es la que usted define?

–Claro, hay diferentes modelos, pero lo que veo es que la globalización está
regida por la idea del dinero que produce más dinero, y esto tiene que ver con
la creación de servicios, la producción de manufacturas, las fábricas. Y lo que

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veo es que el campo del dinero que hace dinero, el de las finanzas, es el que
más está creciendo. La globalización, en realidad, es efecto de esto porque las
finanzas provocan las mudanzas de fábricas, por ejemplo. Constantemente se
están buscando mercados globales. Ellos siempre están en temporada de
caza. ¿Dónde van? Van donde están los mejores valores, los mejores
intercambios, y es por esto que tienen efectos en la política, la cultura, la
sociedad incluso si la gente no es consciente de ello. Lo que ocurre con las
economías nacionales es que están realmente contentas de pertenecer a este
entramado. Qué pasaría si las finanzas fueran realmente eliminadas, si hubiera
un control nacional de la economía. Entonces la gente comenzará a sentir que
ellos tienen el poder de las fuerzas reales y verían los resultados de esto. Y
esos resultados pueden ser muy diversos: populismos, en algunos casos
terrorismo, brexit, exit, separatismos como el catalán, por ejemplo. En todos los
casos hay conexión con profundas crisis económicas, escenarios de finanzas
rotas. A veces la conexión es directa, porque la gente se enoja con los bancos
como en Grecia, en Brasil donde las pensiones son cada vez más pequeñas, y
en otros casos, la gente no sabe por qué está enojada. La gente no puede vivir
si no tiene crédito. Y eso no está bien porque también vemos que hay gente
que vive extremadamente bien que lleva el dinero al banco y el banco, a su
vez, la trabaja con pensiones, seguros, salud.

–¿Por qué cree que la crisis del 2007-2008 fue un problema lingüístico?

–En la crisis de 2007-2008 cayó un castillo hecho de palabras de contratos,


que eran una cadena, una montaña generada por la acumulación de los
valores monetarios que venían de las apuestas a precios futuros que nadie
puede conocer. Cuando los mercados se detuvieron y no hubo más
compradores colapsó la estructura de promesas en la que se apoyó el negocio
de las finanzas. En el sector financiero los países latinoamericanos participan
de los negocios globales como pasó en Buenos Aires, Río de Janeiro. Los
mercados globales financieros encuentran una presencia muy sofisticada en
América Latina. Eso no ocurre en otros lugares, ni siquiera en la India, donde ni
los bonos ni los fondos buitres son situaciones tan avanzadas. Aquí, en
Latinoamérica, hay mercados similares a los europeos o de EE.UU, pero se
distinguen porque el mercado financiero se basa en la capacidad de producir
deuda: deuda estudiantil, de seguros, de consumidor, cada vez que
producimos un dólar de deuda, alimentamos esa fe global. Es nuestro dinero
que luego se multiplica y todo vuelve a comenzar. Me pregunto si en
Latinoamérica, con sus complejidades como región, si no hay preocupación por
la relación siempre complicada con el sector financiero.

–Antes de escribir este libro, ¿usted conocía este mundo?

–Publiqué este libro en 2015 pero nació cuando yo era estudiante de posgrado
en el Comité de Pensamiento Social de la Universidad de Chicago, fue
entonces que tomé contacto con la obra de Max Weber. Escribí pensando en
cómo la antropología podía explicar el mundo de las finanzas. Y lo que quise

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demostrar es que la crisis financiera 2007- 2008 fue una crisis del lenguaje. Su
papel en el mercado

–¿La gente común puede entender este mundo?

–En mi opinión esta es la forma en que las operaciones, instituciones se


representan a sí mismas, es muy complejo, muy sofisticado que ellos nunca
comprenderán. Y no se entiende porque, entre otras cosas, el mundo de las
finanzas se compone de gente muy agresiva.

–Hay religión aquí, usted habla del mercado como algo sagrado...

–Claro, lo sagrado, la salvación, etcétera. Esta idea viene de Max Weber, padre
de la sociología, que analizó el capitalismo moderno. La religión sería un
conjunto de significados y prácticas con el que se hace visible lo invisible y eso
es precisamente el costado financiero de nuestras vidas. El mercado –
básicamente el de los Estados Unidos– es tomado como un espacio que se
confundía con Dios o lo sagrado, tal como lo planteaba Emile Durkheim. O sea,
hacer negocios en el capitalismo está relacionado con la salvación. La gente
que hace esa suerte de negocios en el capitalismo, hace algo más que lo
simplemente económico. Es un simbolismo que tiene que ver con la religión, la
fe, pero no necesariamente se cree en Dios. Esta gente cree en el mercado y
en las finanzas. Hay una idea de que el éxito del mercado es poder conectar lo
invisible con las fuerzas visibles de nuestro mundo. Y así se termina con
cualquier idea de solidaridad o comunidad moral.

–¿Cómo se sale de la antinomia -antigua pero vigente- de regulación del


mercado o de la mano invisible del mercado?

–Esa idea está aún ahí en los mercados financieros, y entre los bancos. En sus
pensamientos, el mercado es siempre eficiente, todo puede andar mal pero los
mercados se creen eficientes y esa vieja idea de la mano invisible del mercado
es pensar que el mercado sabe algo: eso es incorrecto. Son desregulados, y se
los toma como lo que reúne a Dios y al sacerdote, está detrás de todo. Todo
está allí, incluso si la realidad colapsa, si la casa se viene abajo, si el trabajo
desapareciera, los mercados seguirían allí. El mercado es inteligente, eficiente,
óptimo, ellos se ven a sí mismos como los sacerdotes del mercado. Pregunta:
¿si son dios y sacerdote, por qué no hacen algo mejor? La regulación del
estado puede ser una situación tramposa cuando los mercados están un poco
a la deriva. Algunos estados han tenido más o menos éxito controlando la
capacidad de riesgo de las finanzas. En Latinoamérica ha habido controles, por
ejemplo bajo los Kirchner, Pero hay límites, en Europa o en la India –con el
banco central– hay controles por parte del estado pero con límites, regulan los
bancos y las financieras. Pero en el mundo, la industria financiera empuja
siempre un poco, más en los países donde el capitalismo es el más avanzado,
donde el mercado es el dios de la biblia.

–El mercado es un ser vivo....

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–Hay una palabra que usamos para la eficiencia, es algo nuevo y no es del
estilo de Adam Smith. Esa palabra es liquidez. En la liquidez estamos seguros.
Ese es el trabajo de un dios, mover el dinero para tener ganancias. Después
del colapso, muchos bancos grandes, reforzaron la liquidez tanto porque es
importante y porque deben continuar. Liquidez es todo, es conectar, es la
nueva forma. El mercado es inteligente y es Dios y por eso estamos seguros, y
el mercado es justo.

–El profesor de arte en la Universidad de Columbia, Jonathan Crary en su


libro 24/7, tomó como ejemplo el mundo financiero para hablar de quienes
trabajan las 24 horas del día, toda la semana. ¿Este ritmo ha contaminado
nuestro estilo de vida?

–Es así. Hice una investigación y vi la conexión. Nuestro trabajo está muerto.
Estamos aburridos de la tele, de la casa, de estudiar, de ir al club, y cuando
estás aburrido, te dedicás a crear dinero y a gastarlo, los bancos lo saben y lo
hacen. Esa es la base de la trampa: es el dinero que viene de nosotros. Tu
trabajo como periodista y el mío de profesor son importantes para nosotros
pero no para el sistema. Sí lo es el del que está en un banco. Todo es aburrido.

–¿Su libro La modernidad desbordada (FCE), fue un libro optimista?


Entonces, usted creía en una armonía global. Luego, llegó el 11/9... ¿Qué
piensa hoy?

–La idea de que este es un mundo de flujos de personas, ideas, commodities,


todavía lo creo de verdad. Esos flujos crecen todo el tiempo. Cuando escribí
ese libro en 1996, tenía la idea de que las naciones estaban en una gran
posición y eso desapareció. Pero no me equivoqué en la esencia de que las
naciones tienen muchos canales como los movimientos sociales, movimientos
transnacionales, compañías multinacionales, muchos canales que no son
controlados por las naciones. Me criticaron porque decían que era un libro
escrito en un clima de celebración, con expectativas de un nuevo mundo de
fronteras abiertas, mercados libres y democracias jóvenes. Años después
escribí El rechazo de las minorías (Tusquets) analizando cómo esa
globalización produjo movimientos etnocidas en los 90 y una guerra contra el
islam en el siglo XXI. Muchos ven la globalización con efectos peligrosos, como
el terrorismo, es posible porque el dinero influye y sirve para producir drogas,
atentados, operaciones, populismos, represión a las minorías, refugiados, ¡mirá
Trump! Los indios, por ejemplo, son optimistas, capaces de comunicarse
rápido, usan la potencia de los redes sociales, pueden contar historias, usan
twitter, tienen resultados maravillosos inmediatamente, hay posibilidades de
que pasen cosas buenas con la globalización. Por otro lado, creo que hay
sentimientos a los que nadie presta atención y es importante empezar a
estudiarlos y seguirlos: ira, odio, envidia, ansiedad. Estas cosas se instalan,
muchas veces desde los sectores más reaccionarios.

Hector Pavon(01/12/2017)
Clarin.com-Revista Ñ-Ideas

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PRINCIPIO METAFÍSICO:

LA ESENCIA
COMO LO QUE MEJOR CONTRIBUYE CON EL FIN

La esencia es lo que principalmente identifica a algo: es lo que algo es, y por


ello, lo que lo diferencia fundamentalmente de lo demás.

Nada hay igual en el cosmos. Todo es diferente. Desde la perspectiva material


la ciencia ha llegado a este convencimiento analizando el microcosmos. Cada
elemento responde a una combinación propia de energía. Desde la perspectiva
“inmaterial” también se llega a la misma conclusión. Cada parte del cosmos
responde, en cierto sentido, a un “pensamiento de Dios”.

Con respecto al hombre, esto se cumple de manera específica. Si bien en un


primer acercamiento la metafísica nos dice que la esencia del hombre es su
“racionalidad”, es decir, su capacidad para captar la inteligibilidad o lenguaje de
la realidad y relacionarla, dirigiendo de esta manera a las demás potencias.
Esto lo diferencia del resto del reino animal . Cada persona es diferente desde
el Proyecto de Dios, cada uno de nosotros es insustituible y parte muy
importante del Proyecto, cada uno tiene una misión particular para
enriquecerse a sí mismo y al resto.

Como se puede deducir, la esencia es lo que contribuye mejor con el fin, ya


que de alguna manera es lo que le está más relacionado. En efecto, en el
hombre, todo aquello que ayude a mejorar su “racionalidad” (entendida como
el mejor conocimiento y comprensión de la realidad o de la verdad ) es lo que le
va a ayudar mejor a que alcance su finalidad.

Con las obras del hombre, y en especial con las que se dirigen a mejorar
su “racionalidad”, la esencia cumple un papel muy importante. Es lo que define
y diferencia esa obra de otras. Es lo que le va a ayudar mejor a alcanzar su
finalidad, que debe estar alineada al Fin del hombre. Una obra del hombre cuya
esencia no contribuya a alcanza el Fin lo alejará de Él, y por tanto, perderá el
sentido de su existencia. También que una obra que esté dirigida en su
esencia a contribuir con el Fin, luego vaya perdiendo su esencia,
convirtiéndose en otra obra, tendrá por lo general, el mismo resultado de
desviación con respecto al Fin. Por ello, en cada obra del hombre es muy
importante identificar su esencia (o su diferencia específica), relacionarla con el
Fin y constatar que contribuye a su alcance, manteniéndola aunque se
necesiten hacer modificaciones accidentales.

[33]
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TUTORADO

1. Lea atentamente el artículo. Resalte las ideas principales.

2. Lea atentamente el principio metafísico. Resalte las ideas principales.


3. Busque en fuentes confiables lo que principalmente hace referencia el
concepto de “finanzas” y el papel que tiene en la economía.
4. ¿Cuál estima que debe ser la esencia de las finanzas tomando en
cuenta el principio metafísico expuesto?
5. Teniendo en cuenta lo estudiado ¿en qué principalmente está de
acuerdo con el artículo? ¿y en qué principalmente está en desacuerdo?
6. Saque una consecuencia práctica para su vida diaria

TUTOR

1. Reflexione con el tutorado sobre lo que ha concluido sobre lo que


debe ser la esencia de las finanzas según el principio metafísico.
2. Vea la manera más conveniente para que la consecuencia que ha
sacado la lleve a la práctica.

[34]
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APARTADO N°6

LA EMPRESA EN EL MODELO ACTUAL ECONÓMICO:

En el mundo de los negocios, ¿todo tiene que ver


con la codicia?

UN M ANIFEST ANTE SE PAR A


DETRÁS DE UN C ARTEL QUE
DICE "NO PUEDES COMER
DINERO" DURANTE UNA
M ANIFESTACIÓN CONTRA EL
FORO ECONÓMICO MUNDIAL
(WEF) EN M ARCHA EN LA
ESTACIÓN DE M ONT AÑ A
SUIZA DE DAVOS EL 28 DE
ENERO DE 2012. EL WEF SE
CELEBR A DEL 25 AL 29 DE
ENERO. (ARND
WIEGM ANN/REUTERS)

DAVOS, Suiza — Cuando visito las universidades, me preguntan con


frecuencia si los estudiantes que buscan empleos en el mundo empresarial son
unos vendidos inmorales y codiciosos.

No creo que lo sean, puesto que los negocios pueden ser una fuerza
tremendamente importante para el progreso. Pueden serlo, pero por lo general
no es así. Además de copos de nieve, en el aire de Davos también hay un
debate importante, en el marco del Foro Económico Mundial, sobre la cuestión
de que las empresas deben hacer mucho más para beneficiar al 99 por ciento y
no solo al uno por ciento: no basta con enriquecer a los accionistas.

Interrumpimos esta columna para incluir un párrafo crítico: los magnates


siempre dicen preocuparse por lo que más les conviene a las personas
comunes y corrientes, al tiempo que las estafan. Los ejecutivos
estadounidenses del tabaco han matado a más personas de las que logró
asesinar Stalin, y los ejecutivos de la industria farmacéutica que venden
opioides de manera imprudente quizá hayan matado al mismo número de
personas que los capos colombianos de la droga; no obstante, parece que
[35]
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estos líderes empresariales se


conmueven hasta las lágrimas
cuando describen el trabajo que
hacen.

L A G EN T E C AM IN A DU R AN T E L A
REUNIÓN ANUAL DEL FORO
ECONÓMICO MUNDI AL (FME) EN
DAVOS, SUIZ A 23 DE ENERO DE
2018. (DENIS BALIBOUSE/REUTERS)

Sucede que las herramientas empresariales son demasiado importantes para


renunciar a ellas. En lo que a mí respecta, la gente más interesante en Davos
no son los presidentes ni las celebridades, sino los emprendedores sociales —
aquellos que usan las herramientas empresariales para atender problemas
sociales—, y su trabajo nos da ejemplos inspiradores de lo que se puede
lograr.

Christopher Mikkelsen trabaja con más de veinte empresas, que incluyen tanto
a operadores de teléfonos celulares como a Facebook, para ayudar a
refugiados a encontrar a familiares desaparecidos. Su organización, Refunite,
en una ocasión ayudó a dos hermanas congolesas a encontrarse tras dieciséis
años; resultó que vivían a unos cuantos kilómetros una de la otra en Nairobi.

Refunite ahora está ayudando a más de un millón de refugiados a buscar a


familiares desaparecidos. Ya ha ayudado a 40.000 de ellos a ponerse en
contacto, y Mikkelsen afirma que esto nunca habría sido posible si la
organización solo fuera un grupo de asistencia en lugar de un híbrido que se
sirve de redes empresariales.

Sasha Kramer trabaja en Haití para atender dos problemas fundamentales: la


falta de baños y la disminución de la fertilidad de la tierra. Su organización,
SOIL (por su sigla en inglés), cobra a los consumidores unos cuantos dólares al
mes para proveer y dar servicio a baños secos (o baños de compostaje) que
convierten los desechos humanos en fertilizante agrícola seguro. El costo es de
una tercera parte de lo que costaría la operación de un sistema de drenaje.

Con la escasez mundial de agua, hay un creciente interés en esa metodología


y es por eso que Haití podría convertirse en un modelo para otras naciones en
el mundo en desarrollo.

En Kenia, Christie Peacock aborda un enorme problema para los agricultores:


buena parte de la alimentación, los medicamentos y otros suministros agrícolas
en venta son falsos o están por debajo de la norma, incluyendo cerca del 60

[36]
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por ciento del fertilizante. Cuando los agricultores compran semillas falsas, sus
cultivos fracasan y pasan hambre.
Peacock trabajó anteriormente en el mundo de la asistencia, pero comenta:
“Me desilusionó el modelo de la organización no gubernamental”. Así que su
empresa, Sidai, es una organización con fines de lucro financiada con capital
inicial de la Fundación Bill y Melinda Gates. Ahora presta servicio a 200.000
agricultores kenianos.

Esa es la ventaja de una estrategia empresarial: suele ser más sostenible y


escalable que una organización benéfica. Trabajando con los agricultores
africanos para mejorar la producción de café, Starbucks ayuda a sacar a más
gente de la pobreza que un sinfín de iniciativas de asistencia.

En las grandes corporaciones por lo menos se están dando más


conversaciones de las correctas. Laurence Fink, director ejecutivo de la
empresa de inversión BlackRock y uno de los más grandes inversionistas del
mundo, sacudió a la esfera empresarial la semana pasada con una amenaza
implícita de castigar a las empresas mezquinas que “solo buscan el
desempeño financiero” sin “contribuir positivamente con la sociedad”.

Estos replanteamientos no se deben a que los magnates sientan


remordimientos, sino al simple y llano egoísmo. Los millenials quieren trabajar
para empresas éticas, comprar marcas que los hagan sentirse bien e invertir en
empresas con responsabilidad social.

Esto puede tener un lado superficial y otro profundo, pero es genuino: hacer el
bien ya no se trata de hacer unos cuantos cheques al final del año, como
sucedía en mi generación; para muchos jóvenes, es una ética que regula
dónde trabajan, compran e invierten.

Los directores ejecutivos me dicen que esto es lo que los obliga a actuar así. Si
las empresas protegen a la escoria insaciable, hay consecuencias negativas en
el reclutamiento y pierden la guerra para hacerse de talento. Cada vez más,
una empresa que ignora los valores sociales pierde valor para el accionista.

Creo que las mejores industrias para hacer el bien son la jurídica (mediante el
trabajo pro bono) y algunas farmacéuticas (mediante los programas de
donación de medicamentos). Esto se debe a que hay una métrica que las
obliga a rendir cuentas: American Lawyer clasifica a los grandes despachos
jurídicos por su trabajo de voluntariado (Jenner & Block encabeza la lista), y el
Índice de Acceso a los Medicamentos clasifica las donaciones de la industria
farmacéutica (GSK ocupa el primer lugar).

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Otras empresas catalogadas como ciudadanos modelo del mundo son


Unilever, Starbucks, Whole Foods, Mastercard, así como Danone y Chobani
(¿qué sucede con los fabricantes de yogur? ¿Será su cultura?).

Cuando las empresas que tienen cientos de millones de empleados ascienden


a las mujeres, luchan por los dreamers, adoptan paquetes ecológicos; cuando
no solo tienen en mente a los accionistas, sino a la sociedad en general, el
impacto puede ser transformador. Pero basta de retórica pura. Es hora de que
las empresas pasen del dicho al hecho.

BY NICHOLAS KRISTOF
(ENERO 30, 2018)

PRINCIPIO METAFÍSICO:

LA ESENCIA
COMO LO QUE MEJOR CONTRIBUYE CON EL FIN

Ya vimos que le esencia -lo que algo es y se diferencia de lo demás- es lo que


mejor contribuye con el fin (a condición que contribuya con el Fin último).
Analizamos este concepto metafísico en su relación con las finanzas. Ahora
vamos a ver qué es lo que se recomienda para identificar la esencia de algo,
en especial, de algo que el hombre produzca (en donde se destaque su
“racionalidad”), una acción o una obra (ciencia, emprendimiento, arte, etc.)

Lo primero que hay que tener en cuenta es lo que vimos en el principio de


“racionalidad”, que todo debe tener un “orden” o direccionamiento hacia el Fin
último: Dios. Por ello, lo primero que tenemos que tener en cuenta es si la
acción y obra a realizar, de alguna manera, contribuye a un acercamiento a
Dios o no. En la medida que contribuya, será una esencia o “algo” que sea
consistente. Y en la medida en que no, será una esencia “deficiente”, que de
acuerdo a que se aleje o no contribuya con el Fin, se degradará, y con ello,
contribuirá a la degradación de los que se relacionen con ella.
La esencia tiene que ver intrínsecamente con el Proyecto de Dios.
Normalmente aumenta la posibilidad de que nuestras acciones y las obras que
hacemos o participamos se relacionen con el Proyecto de Dios, en cuanto nos
ayudan con cierta facilidad y gusto, a mejorar la relación con Él y con los
demás. En la medida que esto no sucede, nos puede estar indicando lo
contrario.

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Luego de lograr que la esencia de una acción u obra del hombre sea una
esencia adecuada, se debe prever los medios para mejorarla (a través de lo
accidental) sin cambiarla, ya que se transformaría en otra cosa. Esto sólo
podría convenir a condición que esa otra esencia en la que ha derivado,
contribuya de mejor modo al Fin.

Por ello, y como conclusión, uno debe preguntarse sobre sus acciones, si están
conformes a su “racionalidad” (las virtudes ayudan en gran parte a ello), y si
sus obras o en las obras en las que participa (empresas, organizaciones)
contribuyen para un acercamiento a Dios (último Fin) o no. Y si vemos que
contribuyen, y que mi participación la realizo con cierta facilidad y gusto, prever
(las virtudes también ayudan en gran medida a ello) a que esa esencia no
cambie en otra.

TUTORADO

1. Lea atentamente el artículo. Resalte las ideas principales.


2. Lea atentamente el principio metafísico. Resalte las ideas principales.
3. Busque en otras fuentes casos de emprendimientos que siguen otra
“lógica” que la que domina el mercado en la actualidad.

4. ¿Cuál estima que debe ser la esencia de una empresa tomando en


cuenta el principio metafísico expuesto?
5. De acuerdo a esto ¿qué opina de los modelos de empresas del artículo y
de los otros que ha buscado?
6. Teniendo en cuenta lo estudiado ¿en qué principalmente está de
acuerdo con el artículo? ¿y en qué principalmente está en desacuerdo?

7. Saque una consecuencia práctica para su vida diaria

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TUTOR

1. Reflexione con el tutorado sobre lo que ha concluido de lo que debe ser


la esencia de lo que uno emprende, o en la obra con la que colabora,
según el principio metafísico.
2. Vea la manera más conveniente para que la consecuencia que ha
sacado la lleve a la práctica.

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APARTADO N°7

La crisis climática es culpa del capitalismo

En esta foto de archivo del 12 de


septiembre de 2010, un bombardero
de lodo deja caer un retardante de
fuego en una cresta ardiente mientras
el sol se pone detrás de él como un
incendio forestal quema al oeste de
Loveland, Colo. El calentamiento
global está convirtiendo rápidamente a
Estados Unidos en un lugar
tormentoso y peligroso, con el
aumento de los mares y los desastres
que están aumentando vidas
humanas, desde la Florida asolada por las inundaciones hasta el salvaje oeste
devastado por los incendios forestales, según un nuevo informe científico federal
publicado el martes 6 de mayo de 2014. Se espera que los diversos daños
causados por el cambio climático "se tornen cada vez más perturbadores en
todo el país a lo largo de este siglo y más allá", concluyó la Evaluación Nacional
del Clima. (Ed Andrieski/Associated Press)
Incluso los lectores ocasionales de noticias saben que la Tierra probablemente
se verá muy distinta en 2100… y no será de mejor manera.

Una columna de opinión reciente de The New York Times incluyó esta cita del
paleoclimatólogo Lee Kump: “El ritmo en el que estamos inyectando dióxido de
carbono en la atmósfera estos días, según nuestros mejores cálculos, es diez
veces más rápido que durante el final del periodo Pérmico”.

El final del Pérmico es una era previa a los dinosaurios de extinción masiva que
asesinó al 90 por ciento de la vida en el océano y 75 por ciento en tierra firme.
También se llama la Gran Mortandad. Aunque a quienes escriben acerca del
cambio ambiental les gusta añadir notas de personalización falsa en este punto
—“Mis hijos tendrán x años cuando la catástrofe suceda”— en realidad no es
posible para nuestra mente comprender hechos de tal magnitud.
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Sin embargo, debe haber una causa más clara para el desastre que —todo
indica— ya estamos viviendo. No es que los individuos no hayan adoptado las
restricciones moralizantes derivadas de tener conciencia ecológica, y el hecho
de que algunos aún crean que cambios como optar por las bolsas de compras
reutilizables y el compostaje (que son acciones muy positivas) bastan para
evitar este desastre demuestra cuánto nos falta por hacer.

En esta foto de archivo del 24 de agosto de 1992, un velero se asienta en una


vereda en Dinner Key en Miami después de que el huracán Andrew lo arrastrara
a la costa. El calentamiento global está convirtiendo rápidamente a Estados
Unidos en un lugar
tormentoso y peligroso, con el
aumento de los mares y los
desastres que están
aumentando vidas humanas
desde la Florida asolada por
las inundaciones hasta el
salvaje oeste devastado por
los incendios, concluyó la
Evaluación Nacional del
Clima el martes 6 de mayo de
2014. (Terry
Renna/Associated Press)

La culpa tampoco la tiene el engaño de empresas inmorales en particular: nos


gusta señalar el escándalo de diésel de Volkswagen, pero solo es uno de los
muchos fabricantes de autos que “deliberadamente se aprovechan de las laxas
pruebas de emisiones”. La responsabilidad tampoco es del fracaso de las
reformas socialdemócratas y la cooperación internacional: incluso antes de que
Estados Unidos saliera del Acuerdo de París, ya estábamos muy encaminados
a un aumento en la temperatura de cuatro grados Celsius para el año 2100,
“una temperatura que en épocas pasadas ha implicado que no hay hielo en
ninguno de los polos”.

El verdadero culpable de la crisis climática no es ninguna forma particular de


consumo, producción o regulación, sino más bien la manera en que
producimos globalmente, que es por ganancias en vez de sustentabilidad.
Mientras esa norma esté vigente, la crisis seguirá y, dada su naturaleza
progresiva, empeorará. Ese es un hecho difícil de confrontar. Sin embargo,
desviar la mirada de un problema aparentemente irresoluble no hace que deje
de ser un problema. Debemos decirlo claramente: la culpa es del capitalismo.

Como lo enfatiza un creciente número de grupos ambientales, debemos tener


un cambio sistémico o morir. Desde un punto de vista político, algo interesante
ha ocurrido aquí: el cambio climático ha hecho que la lucha anticapitalista, por
primera vez en la historia, no sea un problema basado en las clases.

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Hay muchas razones por las que generalmente no hablamos del cambio
climático de esta manera. Los ricos están aferrándose a las suyas. Los políticos
comprados y la violencia de los Estados están de su lado. El apartheid
ecológico todavía no se ve como un apartheid total. Las personas comunes
deben seguir el paso a muchas cosas, y no quieren dedicarle su precioso
tiempo fuera del trabajo a reuniones políticas a menudo tediosas. La inercia, es
triste decirlo, tiene mucho sentido.

Quizá la creencia más común acerca de este problema es que lo causó la


ignorancia generalizada —incluso la auténtica “estupidez”— y que su solución
está en lo opuesto: la inteligencia. Esta creencia se expresa perfectamente en
la oposición progresiva a Donald Trump y su gobierno. Los electores de Trump
a menudo son criticados por ser poco inteligentes, por votar en contra de sus
intereses objetivos. Trump mismo se representa con regularidad como alguien
tonto.

La idea básica es que, si los electores fueran inteligentes, votarían por una
persona inteligente que escuchara a personas inteligentes y todo estaría bien.
Es un punto básico del imaginario liberal. Lo que se refleja aquí es la creencia
obtusa de que la ola populista simplemente está errada, que hay algo mal en
ella, lo cual tiene el efecto de ocultar la insatisfacción real y justificada con los
últimos cuarenta años de neoliberalismo. También se refleja la idea común, que
no se limita a un extremo del espectro político, de que nuestros problemas más
grandes básicamente son técnicos y que la solución yace en el
empoderamiento de las personas inteligentes. El aura alrededor de Elon Musk
es un ejemplo extremo de este tipo de pensamiento.

El problema con la idea general de que la inteligencia nos salvará es que


involucra adjudicarle los fracasos de la sociedad capitalista a la gente
supuestamente tonta (ellos), quienes, según esta lógica, deben remplazarse
con los supuestamente inteligentes (nosotros). Ese es un delirio espectacular.

Cuando una empresa toma una decisión que es dañina para el ambiente, por
ejemplo, no es porque estén a cargo personas malas o tontas: los directores
generalmente tienen una responsabilidad fiduciaria que provoca que el balance
final sea su única prioridad. Trabajan para una función y, si no lo hacen, otros
pueden tomar su lugar. Si algo sale mal —es decir, si algo pone en peligro la
generación de ganancias— pueden servir como chivos expiatorios
convenientes, pero cualquier decisión estúpida o peligrosa que hagan es el
resultado de ser personificaciones del capital.

La afirmación aquí no es que las personas tontas no hagan cosas tontas, sino
que la falta de inteligencia abrumadora que está involucrada a la hora de
mantener en funcionamiento los motores de la producción cuando están
haciendo que el planeta sea cada vez más inhabitable no puede adjudicarse a
personas en específico. Es el sistema como un todo lo que es el problema, y

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cada vez que elegimos a idiotas balbuceantes que lamentar o genios de rostros
frescos que alabar se pierde una oportunidad de ver claramente la necesidad
de un cambio estructural.

Dicho de otra manera, la esperanza de que podamos empoderar a las


personas inteligentes en puestos donde puedan diseñar el conjunto perfecto de
regulaciones o que podamos depender de los científicos para eliminar el
carbono de la atmósfera y organizar las fuentes de energía renovable, sirve
para cubrir el hecho de que el trabajo de salvar el planeta es político, no
técnico. Tenemos mejores probabilidades de sobrevivir más allá del siglo XXII
si las regulaciones ambientales son diseñadas por un equipo de personas sin
educación formal en una sociedad socialista democrática que si las hace un
equipo de científicos célebres y prestigiosos en una sociedad capitalista. La
inteligencia de las personas más listas no se compara con la estupidez
desenfrenada del capitalismo.

A la defensiva durante siglos, los socialistas se han hecho muy adeptos a


responder a las objeciones por parte de personas para quienes las funciones
básicas de la vida parecen difíciles de reproducirse sin la fuerza motriz del
capital. Hay problemas verdaderos aquí, problemas que señalan la opacidad de
la sociabilidad, como lo explora de manera juguetona el reciente libro de Bini
Adamczak, Communism for Kids. Sin embargo, la carga de la justificación no
debe caer sobre quienes proponen una alternativa. Para cualquiera que de
verdad haya pensado sobre la crisis climática, es el capitalismo —y no su
transcendencia— lo que necesita una justificación. Y no hay que sorprendernos
ni dejarnos engañar cuando sus defensores señalen el trabajo incansable de la
gente inteligente.

POR BENJAMIN Y. FONG


NOVIEMBRE 27, 2017

Miembro investigador en Barret, el Colegio de Honores


en la Universidad Estatal de Arizona, el autor de
“Death and Mastery: Psychoanalytic Drive
Theory and the Subject of Late Capitalism”
y editor en Damage Magazine.

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PRINCIPIO METAFÍSICO:

LAS CUATRO CAUSAS METAFÍSICAS


COMO LO QUE MEJOR CONTRIBUYE CON EL FIN
El principio de causalidad dice que todo tiene una relación de “dependencia”.
Esa dependencia es una relación en que todo “depende” para poder existir y
ser lo que es.

Sólo Dios no depende de nada para poder ser y existir. Por ello se dice que
Dios es “causa de todas las causas”.

En todo ser se pueden identificar cuatro tipos de causas o “dependencias”


fundamentales por la cuales existe y es lo que es.

Esas causas son:

a) la causa final o el Fin o completamiento de su ser. Ya vimos como el Fin es


lo que le da sentido a todo. Dios es la causa final que es causa, a su vez de
las causas finales “intermedias” o todo aquello que me ayuda a
relacionarme mejor con Dios y con los demás.

b) la causa eficiente es la que inicia el movimiento de mejora. Dios es también


la causa Eficiente primera y a su vez, es causa eficiente de las demás
causas eficientes “intermedias”.

c) la causa material es el “soporte” o en lo que recibe la causa formal. En las


acciones del hombre son sus propias acciones.

d) la causa formal es lo que identifica a algo y lo diferencia de lo demás. En


las acciones del hombre es todo aquello que ayuda en la “racionalidad” de
sus acciones, especialmente las virtudes humanas

TUTORADO

1. Lea atentamente el artículo. Resalte las ideas principales.


2. Lea atentamente el principio metafísico. Resalte las ideas principales.

[45]
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3. Busque en otras fuentes el principio de causalidad tratando de clarificar


mejor su explicación. ¿Cuál estima que debe ser las causas del cuidado
ambiental?

4. Teniendo en cuenta lo estudiado ¿en qué principalmente está de


acuerdo con el artículo? ¿y en qué principalmente está en desacuerdo?
5. Saque una consecuencia práctica para su vida diaria.

TUTOR

1. Revise con el tutorado el análisis causal que realizó sobre las causas del
cuidado ambiental.

2. Vea la manera más conveniente para que la consecuencia que ha


sacado la lleve a la práctica.

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APARTADO N°8

Según el último informe de la UCA, en la Argentina


hay 13,5 millones de pobres
Para el director del Observatorio de la Deuda Social de la Universidad Católica
Argentina, "el efecto derrame deseado por algunos dirigentes políticos no llegó
a las capas bajas aún"

Los datos son contundentes y no dejan lugar a


dudas: más allá de los signos optimistas del
Gobierno sobre la mejora en la economía, el último
informe del Observatorio de la Deuda Social de
la Universidad Católica Argentina muestra
que el 31,4% de los argentinos vive
actualmente en una situación de pobreza, lo
que representa a unas 13,5 millones de
personas.

Este informe, que toma datos bajo una nueva


metodología de medición mucho más sofisticada y
profunda que la del INDEC, revela también que hay un 5,9% de personas en
situación de indigencia. Esto equivale a cerca de 2,5 millones de argentinos.
El informe de la UCA al que accedió Infobae releva los datos del tercer
trimestre del 2017 y deja al descubierto también un dato perturbador: el 48%
de la población que vive bajo la línea de pobreza son niños de entre 0 y 14
años.

"En la Argentina sigue existiendo un tercio


de la población que vive bajo una pobreza
estructural y esta situación vemos que no
cambió a pesar de algunas mejoras que
se ven en la economía", destacó
ante Infobae el director del Observatorio
de la Deuda Social de la UCA, Agustín
Salvia.

Lo interesante de este nuevo informe que muestra la UCA es que se hizo bajo
una nueva metodología que no solo mide la pobreza por los niveles de ingreso

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sino también de acuerdo al censo 2010 y una serie de siete valores


multidimensionales que el INDEC no toma en cuenta.
De todas maneras, al realizar un comparativo entre los datos de medición
tradicionales del INDEC y los de la UCA, se observa que hay una leve
disminución de las personas en situación de pobreza entre 2016 (32,9%) y el
2017 (28,6%). Pero estos datos no pueden ser comparables a la nueva
medición que presentó el Observatorio Social de la UCA ya que allí se revelan
muchas más variables de estudio de caso. Hay, por cierto, una misma
tendencia en cuanto a la tasa de pobreza relativa: en la medición del INDEC de
2016 se destaca una situación de hogares bajo pobreza relativa en el orden del
19,1% mientras que la nueva medición de la UCA calcula un 20,4%.
El nuevo esquema de metodología de medición de la pobreza del Observatorio
Social de la UCA del tercer trimestre del 2017 toma aglomerados urbanos con
80.000 habitantes; una muestra puntual de aproximadamente 5.700 hogares y
una mayor profundidad de datos de muestra en 30 municipios del conurbano
bonaerense.
"Los resultados de la nueva muestra metodológica que hicimos exponen que el
efecto derrame deseado por algunos dirigentes políticos no llegó a las
capas bajas aún y la caída de la pobreza es leve", remarcó Salvia al explicar
los datos de la UCA. El informe sostiene que "las tasas de pobreza extrema
revelan cierta continuidad a lo largo del período dando cuenta de mayores
dificultades de mejora en el extremo más bajo de la estructura social".

En resumen, esto implica que en los últimos años los extremos se ampliaron en
términos de brechas sociales: los pobres se empobrecieron más y los ricos se
enriquecieron aún más. Así, por ejemplo, el informe de la UCA muestra que
una familia indigente en 2016 necesitaba $2.288 para vivir mientras que este
año necesita $2.967. Es decir, que hay un incremento del 29,7%.
En el conurbano bonaerense es donde más se observa cómo sigue golpeando
la pobreza y la indigencia en los hogares argentinos. Según la encuesta del
Observatorio Social de la UCA, el 27,8% de los hogares del conurbano
bonaerense vive bajo la línea de pobreza y el 7,9% en situación de
indigencia. Aquí hay una leve baja de población en situación vulnerable si se
comparan los métodos de medición de INDEC: en 2016 había un 27,3% de
hogares pobres en el GBA mientras que en 2017 esa cifra pasó a ser del
24,8% en el conurbano bonaerense.

Según las mediciones que hizo el Observatorio de la Deuda Social, el


desfasaje económico y la brecha mayor entre pobres y ricos se da en el
tercer cordón del conurbano. Allí es donde el nuevo informe de la UCA puso
énfasis en la recolección de datos para hacer de esta nueva muestra una
radiografía más completa de la realidad argentina.
La evolución de las dimensiones multidimensionales que muestra el trabajo
también resulta muy interesante para medir el mapa social de la Argentina en

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su conjunto. Por ejemplo: el 4,1% de la población asegura tener problemas


severos de alimentación o hambre. Esta es una tendencia que no ha
disminuido respecto de otros años.

A su vez, en el muestreo se observó que hay un 18,9% de la población con


déficit de cobertura de salud. Se observa, asimismo, que el porcentaje de
hogares con servicios básicos incompletos sigue siendo elevado. El informe
revela que hoy el 34,1% muestra problemas de conexión al agua corriente,
servicio de red cloacal o conexión de fuentes de energía. En tanto, el 21,4% de
los hogares muestra que carece de una vivienda digna.
"Se puede observar que hay relativas mejoras en los últimos años por un freno
de la inflación, una mayor obra pública y una mejora en el sistema de
reparación histórica de los jubilados. Pero en líneas generales la Argentina
sigue siendo un país con graves problemas de pobreza por atender", sintetizó
Salvia al presentar el informe.

Por Martín Dinatale


(11 de diciembre de 2017)
mdinatale@infobae.com

PRINCIPIO METAFÍSICO:

LAS CUATRO CAUSAS METAFÍSICAS


COMO LA MEJOR EXPLICACIÓN DE ALGO

Ya vimos una breve explicación de las causas metafísicas. Ahora analizaremos


con mayor profundidad para facilitar su aplicación a diferentes situaciones
de la vida.

a) La causa final hace referencia a que el fin de algo en cuanto a su plenitud o


completamiento, es lo que direcciona o de alguna forma, determina los
medios o acciones y recursos a utilizar. Todo fin de cualquier actividad debe
hacer referencia al Fin último: Dios, y por ello el parámetro será si lo que uno
pretende alcanzar ayuda a que se avance en la relación con Dios y con los
demás.
b) La causa eficiente hace referencia al inicio. Aquí es muy importante
reflexionar que el inicio de cualquier movimiento (bueno, verdadero o bello)
proviene primeramente de Dios. A Él hay que acudir por ayuda. Pero
también depende de nosotros como “iniciadores”, primeramente de la

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consulta a otras fuentes confiables, y luego a que nosotros mismos a través


de un buen desarrollo de todas nuestras potencias (espirituales y
corporales), de manera que seamos causas “eficientes” adecuadas y no
“causas deficientes”. Las virtudes humanas ayudarán en gran medida a ello.
En todo lo que hacemos intervienen las tres causas eficientes: Dios, las
fuentes confiables y nosotros mismos.
c) La causa material y formal de lo que hacemos son las acciones que
contribuyen a que se alcance el fin (causa final), habiendo acudido a Dios y
a otras fuentes confiables de forma adecuada, y habiendo desarrollado
nuestras potencialidades, especialmente a través de las virtudes humanas.

TUTORADO

1. Lea atentamente el artículo. Resalte las ideas principales.


2. Lea atentamente el principio metafísico. Resalte las ideas principales.
3. Busque en otras fuentes que complementen, corroboren o difieran de la
información del artículo.

4. ¿Cuál estima que deben ser las causas para una disminución de sostenida
del nivel de pobreza en Argentina?
5. Teniendo en cuenta lo estudiado ¿en qué principalmente está de acuerdo
con el artículo? ¿y en qué principalmente está en desacuerdo?

6. Saque una consecuencia práctica para su vida diaria.

TUTOR

1. Revise con el tutorado el análisis causal que realizó sobre las causas de
la disminución de la pobreza en la Argentina.

2. Vea la manera más conveniente para que la consecuencia que ha


sacado la lleve a la práctica.

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APARTADO N°9

De potencia a país subdesarrollado: una historia de


la decadencia argentina

El país pujante que atraía inmigrantes y competía con las principales naciones
del mundo se transformó en menos de un siglo en el caso ejemplar de qué no
hacer

Desde mediados del siglo


XIX, la Argentina fue el
producto de la voluntad de
una élite progresista de crear
un Estado nacional en un
territorio demasiado vasto en
relación con su riqueza real.
La pluralidad ecológica y
económica de sus distintas
regiones y las exigencias
fiscales de un régimen
naturalmente caro como el federal constituyeron desde los orígenes mismos
del país desafíos sólo sorteables mediante altas dosis de inteligencia e
imaginación política.

La imagen que arroja a simple vista el transcurso de nuestra etapa fundacional,


desde la unificación en 1862 hasta la superación de la crisis de 1890, evoca la
fe en una estabilidad jurídica capaz de atraer inmigrantes y vías férreas para
movilizar una riqueza potencial de alcances aún imprecisos. El movimiento
inmigratorio, aluvional desde 1880, motivó en las clases dirigentes las dudas en
torno de una población fluida, deseosa de hacer una pequeña fortuna y retornar
a sus respectivos países. Sólo se quedó aproximadamente la mitad; una
masa que arraigó merced a la conjunción de alta demanda laboral y
salarios elevados.

Hacia el centenario, desafíos primigenios más gruesos podían darse como


concluidos: únicamente aguardaba esperar la natural prosecución de los

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torrentes inmigratorios, la incorporación de nuevas tierras para nuestros


descollantes cultivos alimentarios en el mundo y el perfeccionamiento de una
ciudadanía nacional merced a la educación y la participación democrática que
la ley Sáenz Peña se avenía a consolidar.
Sin embargo, ese optimismo se fundaba en la falsa perspectiva de un
mundo industrial de ilimitada demanda alimentaria. Un error de percepción
cuya desmentida a lo largo de las décadas subsiguientes pudo haber facilitado
debates y aprendizajes progresivos de no haber mediado las catástrofes
encadenadas de las guerras mundiales y de la depresión de 1929. En su
ínterin, el desenganche del país respecto del cada vez más lejano mundo
desarrollado se sustanció sin suscitar debates profundos sobre su
destino, salvo aquellos procedentes de la coyuntura general y la ilusión
de un rápido reencauzamiento ni bien pasara la tormenta.

Mientras tanto, el fantasma de la exclusión de millones del saldo inmigratorio


fue conjurado por una notable capacidad de adaptación a las condiciones de
adversidad. Durante los 30, el desempleo urbano y el de la población de las
zonas agrícolas fue rápidamente absorbido por una industria intensiva en
trabajo capaz de sustituir las importaciones para el consumo masivo que
nuestro adelgazado sector externo no podía proveer. A la dificultad de cómo
compatibilizar el nuevo patrón de crecimiento con un mercado interno diminuto
respecto de aquellos de que habían gozado nuestras exportaciones
agropecuarias, se sumaron las exigencias de materias primas para una
industrialización cuya diversificación la podía tornar más onerosa que las
importaciones mismas que venía a sustituir.
El redistribucionismo de los 40 confirmó, así, el carácter predominantemente
social de la nueva actividad de punta y su dependencia de exportaciones
tradicionales que, salvo durante coyunturas excepcionales, prosiguieron su
descenso hasta los 60. En el medio, se disparó una inflación endémica que no
era sino el síntoma de una encarnizada puja distributiva entre los sectores
exportadores rurales y los urbanos concentrados en el mercado interno.

El intento de sortear el problema mediante la explotación de petróleo con un


nuevo flujo de inversiones extranjeras que abarcaron, a su vez, ramas
industriales más complejas, exhibió sus límites hacia los 70, en simultáneo con
los avatares de una nueva crisis internacional. Por entonces, la discusión sobre
el sustento material de nuestra exigente sociedad de masas de clase media
requería más que nunca del concurso del patriotismo y la inteligencia. Pero
transitamos el camino inverso de la disputa política violenta y facciosa. A la
inflación se le sumó la deuda, que sólo lograron disimular por un tiempo
la inexorabilidad de una fractura social aún, meramente insinuada por la
densidad de las villas miseria suburbanas desde los 60.

La ruptura era tangible a la salida del último régimen militar, aunque su


percepción colectiva quedó eclipsada por la expectativa democrática y la
convicción ingenua de su transitoriedad. La hiperinflación de 1989 la reveló en

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toda su magnitud. Durante el cuarto de siglo que siguió, y en el marco de un


crecimiento de espasmos tan fuertes como expulsivos, los sucesivos
gobiernos sólo atinaron a montar un costosísimo aparato cuasi estatal
para asistir a los caídos del mapa que, sobre todo durante los 2000, los
"incluyó" pero sin reintegrar.

La conciencia contemporánea de un déficit fiscal que compromete a un 40% de


nuestro PBI para sostener, entre otros, a ese aparato, en medio de una nueva
recesión que abarca lo que va de la década, reactualiza el intríngulis de cómo
crecer sostenidamente sin que sobren nada menos que 10 millones de
compatriotas.

Por Jorge Ossona


(2 de diciembre de 2017)

SÍNTESIS:

LAS PRINCIPIOS METAFÍSICOS


A- RACIONALIDAD
B- PRINCIPALIDAD DEL FIN
C- LA ESENCIA COMO LO QUE MEJOR CONTRIBUYE AL FIN
D- LAS CUATRO CAUSAS METAFÍSICAS
Los cuatro principios metafísicos que hemos abordado, se relacionan y
complementan mutuamente.

En la realidad de todas las cosas rige cierto orden o racionalidad, que está
relacionado principalmente con el fin, que tiene su esencia que lo vincula
con ese fin, y que esa relación es, sobre todo, de causalidad o dependencia.
a) Principio de racionalidad: la realidad, o todo lo que existe, tiene un cierto
orden que lo sustenta. Una racionalidad o inteligibilidad basada en la donación
o amor de Dios.
b) Principio de finalidad: por ello, su primera y fundamental relación de todo es
con el Fin o con Dios mismo, como culminación o completamiento de todo.
c) Principio de esencialidad: de aquí que cada parte de la realidad tiene su
sentido de identidad o “esencia” que la hace única y diferente al resto, pero a
su vez complementaria.

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d) Principio de causalidad: todas las partes de la realidad o Cosmos se


relacionan principalmente por una dependencia o “causalidad”, implicándose
de alguna manera, en su existencia y actividad, o si se quiere, en su estructura
y dinamismo. Esa dependencia fundamental primeramente es con Dios y luego
en el hombre.

Como síntesis final, podemos decir que en la medida que mejor comprendemos
esto, nos ayudará a comprender mejor el que nuestras acciones deben
procurar, sobre todo, ayudar a una mejor relación con Dios y con los demás.

TUTORADO

1. Lea atentamente el artículo. Resalte las ideas principales.


2. Lea atentamente el principio metafísico. Resalte las ideas principales.
3. Busque en otras fuentes que complementen, corroboren o difieran de la
información del artículo.

4. ¿Cuál estima que deben ser las causas de una mejora sostenida del
nivel socio-cultural-económico en la Argentina?
5. Teniendo en cuenta lo estudiado ¿en qué principalmente está de
acuerdo con el artículo? ¿y en qué principalmente está en desacuerdo?

6. Saque una consecuencia práctica para su vida diaria

TUTOR

1. Revise con el tutorado el análisis causal que realizó sobre las causas de
la mejora del nivel socio-cultural-económico de la Argentina.
2. Vea la manera más conveniente para que la consecuencia que ha
sacado la lleve a la práctica.

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