Esos aditamentos sucesivos son llevados a la esfera pública, allí son defendidos y
contrastados. Aquí la dimensión paradójica, en el proceso de individualización están inmersos dos
procesos simultáneos pero ubicados en sitios contrarios, el construirse y proyectarse, y el haber
sido. En ambos movimientos el individuo se pone a sí mismo en mediación con la comunidad, ese
proceso de obtener imágenes, referencias de otro, de un diferente, son los límites de la
individualización, pero a la vez es la posibilidad de que en el marco de la intersubjetividad el
proceso de individualización sea potenciado y emerjan sentidos (Silva, 2013).
Es lo humano que debe ser el que brinde un horizonte de sentido, lo que justifique la
formación, sustentada esta, claro está, en la intervención programada sobre el proceso de
individualización, a sabiendas que no es un proceso pasivo y que en medida que la formación
humana se movilice pasara de activo a crítico (Silva, 2013).