{Cuando corresponde la condenaci6én especial en costas 0 en costas y costos al vencido? ENRIQUE E. TARIG Al acondicionar la sentencia del Juzgado Letra do de P* Instancia en Io Civil de 15° Turno y la nota de jurisprudencta redactada por el Prof, Vieru excelentes ambas, para su insercién en este niin ro de Ia Revista, hemos advertido la necesidad de referirnos brevemente a un aspect accesorio del falo. aspecto que. adelantémoslo desde ya. no te mos el honor de compartir. El fallo dispuso que él tuera “Sin especial con denacién” y su breve fundamento en el Conside rando VII. expresa. bajo el titulo de Condenas procesales: “Siendo de aplicacidn el art. 56 del CGP y no el art. 57. especitico para los incidentes. ho se impondra especial condenacicn en costas ¥ costos en atenci6n a Ja correcta conducta procesal de os litigantes Si bien se advierte, el fundamento transcripts se integra con dos aseveraciones distintas: a la pri mera de ellas. afirma que en el caso corresponde La aplicacién del art. 56 CGP y no la del art. 57 por ser este especifico para los incidentes: b) la segun- da, derivada en parte de la anterior. sostiene que siendo de aplicacién el art. 56, no se impondra es- pecial condenacién en costas y costos por haber observado las partes una conducta procesal correc~ ta. Tenemos dudas sobre la primera de tales afirma- cciones y discrepamos enteramente con fa segunda. Nos merece dudas la primera afirmacién por cuanto en el sistema del CGP resulta muy claro, que las tercerias han sido consideradas verdaderos, incidentes, al punto que el Titulo III del Libro Il retine. bajo la denominacién comin “Procesos in- cidentales”, los “Incidentes especiales” (Capitulo IIL). que incluye en sus diversas secciones la regu- laci6n legal de la acumulacién de autos, la rec cidn, la contienda de competencia, la rendicién de cuentas y las tercerias. En el Cédigo General del Proceso, Comentado. anotado y concordado que bajo la direcciGn del Prof. Vescovi viene publicando un conjunto de j6- venes juristas y jueces —y que la sentencia que se anota invoca expresamente— se sostiene que “Lat intervencion del tercero constituye un incidente te- gulado en los arts, 334 y ss.. a los que remite el ord. 3 del art, 50, Con esta solucién, el CGP tomar partide por una opiniGn jurisprudencial anterior t su sanciGn, que asignaba naruralesa moidental a ki terceria”. (1. Pero no es éste el punto que nos preocupa. De todos modos fa aplicacién del art, $7 en Tugar de lt del art. $6 del CGP solamente hubiera determinade Ja preceptividad de la condena en costas. en tanto que la condenacidn en costos también hubiera gue dado librada. si correspondiere. it las. previsiones del art, 688 C, Civil. al que entre paréntesis se re mite el eitado art, 57 Fl tema que nos ocupa. y que nos preocupa es el referido a que. en apheacidin de la norma del art O88 del C. Civil deberia estarse, al parecer en for ma exclusiva. a la correceicin © no de ky conduct procesal de los litigantes. Y bien, creemos firm nte que esto no es asi En un muy Jejano trabajo —tan lejano que fue publicado en el primer numero de esta Revista, sostuvimos que “Las condenaciones procesales sancionan en nuestro Derecho. dos posibles incon- ductas del vencido en juicio: la inconducta proce- sal que se concreta en el entorpecimiento delibera Uo del juicio. agotando y deduciendo desde cada providencia —como dice Alcald Zamora: cadenamiento sin fin, todos los recursos. tando el diligenciamiento de pruebas inconducen- tes. interponiendo recursos de apelacién contra providencias claramente inapelables, en una pala- bra confundiendo defensa con chicana: el otro tipo de inconducta procesal esti referide no a la con ducta en el decurso del juicio. sino a la instaura- Gidn misma de éste”. (2) . solici- | Veseour, De Hegedus, Kiet, Landeira, Simon, Pereira Campos. Cédige General del Proceso, Comentado anotade v concordade, T, 2, Mont.. 1993, pig. 164 2. Tarigo, Condenaciin en costos en segunda instant. RUDP. 1 1N* 1, 1975, pags, BI a 94. Los dos patrafos trans-JURISPRUDENCIA ANOTADA. Y agregdbamos: “Recientemente ha dicho ta Corte que ‘la malicia temeraria no es incompatible con fa correccién de la conducta de las partes en el juicio, No dejarfa aquél (el litigante vencido) de ser temerariamente malicioso si hubiere promovi- do el litigio dolosamente, a sabiendas de su falta de raz6n, aunque luego actuara en él correctamen- te) Y bien. esta ha sido, precisamente. la situacion resuelta por el muy buen fatlo det Jurgado Letrado de F Instancia en lo Civil de 15° Turno Si el caso ha sido, como sefala Viera con rain. ‘Tito v alarmanre, si ha quedado probade que se falsificaron diversas eserituras de compraventa de modo tal que quien hipotecd el inmueble no era duefo de él. si para otorgar la eseritura de hipoteca se acudid un eseribano aquejado por un mal incu rable que poco despues falleci6. si el acreedor eje- cutante ha desaparecide al punto de que no pude instaurarse a st respecto el correspondiente proce criptos corresponulen a Ia pig. 86. La cita de Aleali~Zamora es de su libro Lt condena en costas, Madrid. 1930, pg. 106 3. El fallo de la Suprema Corte de Justicia citado en el texto fue publicado en LIU. «58... 7054 89, so penal, si ademas de todo ello —que extraigo de la anotacién de Viera no de la sentencia— la sen- tencia demuestra claramente que el acreedor eject: tante no pudo haber actuado de buena fe (véase el Considerando V1). no nos parece acertada a afir- macidn de que porque las partes actuaron correc ramente en el proceso no cabe condenar especial Fe EN COStAS Y COSTOS. En nuestra opinién. pocas veces ha de haberse visto en kat jurispradencia un caso tan claro. tan evidente. tan palmario de “malicia que merezew kt nota de temeridad™ que éste de la instauracién de un proceso de ejectcién hipotecaria en base a es erituras de compraventa inexistentes 0 absolut mente nulas, Lamentamos formular esta reserva a una senten cia que & nosotros también nox ha parecido exce- lente. Nos consuela la esperansa de que ella sir par rectificar una solucion que entendemos peh: grosamente equivocada.