Este trabajo busca el cumplimiento de un sueño: aportar un granito de arena que
sirva como eslabón en la larga cadena que implica la paz en nuestro país; de ahí que la prioridad e inicio sea con los niños del municipio de San Vicente del Caguan. En estos momentos, en Colombia, es usual escuchar en todos los espacios el tema de la paz. Unas veces porque la violencia arrebata vidas concretas; en otros momentos porque se priva de la libertad a alguien; en infinidad de casos por quien muere no participa del conflicto y por último, porque el deterioro de la vida hace desconfiar constantemente de quienes comparten el diario vivir. Sólo en este momento, cuando se reflexiona sobre la injusticia de la vida de los niños en su propio entorno, es cuando nos compete la responsabilidad de reinventar pedagogías a favor de este valor. La paz se hace buscando un mejor futuro para los niños, si la paz se da, no habrá más niños llorando por sus padres, más niños con hambre, etc.; la solución está en cada uno de nosotros, en nuestros corazones, en nuestro municipio. La educación es preciso concebirla como el proceso de propiciar, facilitar y favorecer el desarrollo progresivo de la capacidad de pensar, de aprender, de discernir, de decidir y de optar, de relacionarse, de proyectase en el mundo a través del trabajo, de actuar a favor de la transformación y mejoramiento de la sociedad. La pedagogía para la paz no es simplemente información, exige que se asuman los valores de la cultura de la paz y se generen actitudes coherentes. La pedagogía para la paz incluye erradicar todo tipo de violencia en el entorno de los niños. Los seres humanos todo lo aprendemos; Somos un producto de la cultura en la cual nos formamos desde la infancia; es responsabilidad de los padres comunicar a los niños afectos, conocimientos, destrezas, aptitudes y valores que les permita desarrollar sus potencialidades y su autonomía como seres humanos, capaces de amar y de ser sujetos creativos y de aportar a la vida de la sociedad. Unas de las implementaciones en el primero se desea intensificar e interiorizar en los menores la importancia de la convivencia en la comunidad, inculcar la solidaridad y con esa secuencia de una semana para que sirva como énfasis y tratamiento terapéutico. Se pretende reforzarles que ellos también pueden ser modelo y gestores de paz, que no se requiere de acciones complicadas ni estrafalarias; es el accionar del diario vivir, todo esto lo vamos hacer con talleres, cuentos, bailes, pinturas, charlas recreativas, concursos, etc. y por ultimo un refrigerio. Hoy y siempre es necesario educar para la paz