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El espaciado: la ventaja de dividir el tiempo de estudio

Una de las técnicas de estudio más poderosas y fáciles de usar es el argumento de frecuentes
consejos maternales: “Alex, ¿no pensáis que sería mejor que estudiaras un poco hoy a la tarde
y otro poco mañana, en lugar de tratar de aprenderlo hoy todo de golpe?”.

Este método se denomina aprendizaje distribuido o efecto de espaciado. Cuando espaciamos


nuestro tiempo de estudio, aprendemos como mínimo lo mismo, y lo retenemos en la
memoria por un lapso mayor que si lo condensamos en pocas horas.

Mamá tiene razón: es mejor hacer un poco hoy y otro poco mañana que hacerlo todo de
golpe. Y no solo es mejor, sino MUCHO MEJOR. El aprendizaje espaciado en muchas ocasiones
puede duplicar la cantidad de cosas que recordamos.

Si bien el estudio nocturno intenso y reconcentrado (el famoso sistema enema) es una
estrategia que ha mejorado la nota del examen de miles de alumnos a lo largo de la historia, la
fiabilidad de este esprín se parece a llenar en exceso una valija barata: durante un tiempo el
contenido aguanta en su sitio, pero luego todo sale expulsado del interior.

Se ha comprobado que los alumnos que lo practican llegan al segundo cuatrimestre y no


recuerdan nada del primero (es como si no hubieran cursado la materia).

El efecto del espaciado es especialmente útil para memorizar datos nuevos. Pruébelo con un
par de listas de, por ejemplo, 15 números de teléfono o palabras en ruso. Estúdielas durante
diez minutos hoy y otros diez minutos mañana. Y otro listado repáselo durante veinte minutos
mañana. Espere una semana y haga una prueba para ver cuántos elementos de ambas
nóminas logra recordar.

La diferencia debería ser destacable y carece de explicación evidente. Me gusta pensar que el
efecto del espaciado se parece al cuidado de los jardines, que para mantenerlos es mucho más
eficaz regarlos durante media hora tres veces a la semana que una hora y media una vez a la
semana.

Ya en 1897 el psicólogo Adolf Jost afirmó: “Estudiar un concepto nuevo justo después de
haberlo hecho no lo afirma casi nada la memoria, estudiarlo una hora más tarde, o al día
siguiente, sí lo hace”.

En 1982 el investigador Piotr Wozniak se preguntó cuánto tiempo necesitaría para aprender
inglés. Intentó calcular los intervalos óptimos en base a dos criterios contradictorios. Las
pausas deben ser lo más largas posibles para obtener la frecuencia mínima de repeticiones y
para aprovechar al máximo el efecto del espaciado. Por otro lado, deben ser lo
suficientemente cortas como para garantizar que aún se recuerdan los conocimientos.

Wozniak descubrió que para adquirir y retener vocabulario extranjero, definiciones científicas
u otras informaciones factuales, es mejor repasar el material trascurridos uno o dos días del
estudio inicial, luego una semana después y, posteriormente, un mes más tarde. Después de
eso los intervalos son más largos.
Otro grupo de investigadores descubrió que enseñar a sumar a niños de quinto grado de
primaria una vez al día durante diez días era mucho más eficaz que hacerlo dos veces al día
durante cinco días.

Si Wozniak contribuyó a establecer los intervalos mínimos necesarios para mantener


accesibles los datos recién aprendidos, los Bahrick (una familia de psicólogos que se puso a
estudiar francés y alemán para esta investigación) ofrecieron información sobre los intervalos
máximos para el aprendizaje de por vida: el programa más espaciado y duradero fue de una
vez cada dos meses durante 26 sesiones.

Una buena clase debería conseguir que los contenidos se arraiguen en la memoria y el repaso
espaciado durante la clase es una forma de conseguirlo.

¿Cuál es el mejor momento para repasar el material? En una investigación se pidió a 1400
personas que estudiaran 32 datos abstrusos: ¿Qué país europeo consume más comida
mexicana?: Noruega. ¿En qué día de la semana zarpó Cristóbal Colón del puerto de Palos?:
viernes.

Cada participante estudió dos veces los datos en dos ocasiones diferentes. Si quiere descubrir
la distribución óptima de su tiempo de estudio, tiene que decidir durante cuánto tiempo desea
recordar algo.

Los intervalos óptimos se pueden expresar en una tabla sencilla:

Si el examen es dentro de una semana y quiere fraccionar su tiempo de estudio en dos, haga
una sesión hoy y otra pasado mañana. Si pretende añadir una tercera, estudie el día antes del
examen. En cambio, si falta un mes para el examen lo mejor es hoy, dentro de una semana
(para dos sesiones) y para una tercera sesión espere otras tres semanas o hasta el día anterior
al examen.

Cuanto más distante esté nuestro objetivo (es decir cuanto más tiempo tenga para prepararse)
mayor será el intervalo óptimo entre las sesiones uno y dos.

Si el examen es dentro de una semana, el mejor intervalo son dos días (40%). Si es dentro de
seis meses, el mejor intervalo es entre tres y cinco semanas (entre el 10 y el 20%).
Veamos un ejemplo. Digamos que al final del cuatrimestre, dentro de tres meses, hay un
examen de inglés. Un alumno estudioso se pasará al menos dos meses estudiando lo que
necesita aprender para el examen, dejando como mucho unos 15 días para repasar, o menos.

Digamos que el estudiante le dedica a este examen un tiempo total de nueve horas.

El calendario óptimo sería el siguiente:

• Tres horas para el primer día.

• Tres horas para el octavo día.

• Tres horas para el decimocuarto día.

En cada sesión repasará los mismos contenidos. El día 15, según el efecto de espaciado, al
alumno le irá como mínimo tan bien como en el examen, comparando esta técnica de estudio
con una sesión de nueve horas de estudiar sin descansar. La ventaja es que retendremos ese
vocabulario durante MUCHO MÁS tiempo, en el caso de este ejemplo, muchos meses.
También nos irá mejor en los exámenes posteriores, como, por ejemplo, al principio del
próximo cuatrimestre.

El alumno habrá aprendido como mínimo lo mismo y en la misma cantidad de tiempo y


además lo conservará en su memoria. Amontonar datos en poco tiempo da resultado cuando
solo tenemos una noche para estudiar. El problema es que después lo olvidamos. El espaciado
hace que lo retengamos.

El estudio espaciado es lo más cercano a un regalo de la ciencia del aprendizaje. Recuerde que
esta modalidad es principalmente una técnica de memorización de nombres, lugares, fechas,
geografía, etc.

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