Anda di halaman 1dari 5

MEMO: Invitación recibida por la Argentina para incorporarse como miembro pleno a

los BRICS.
Elévese al Sr. Canciller, para su consideración y efectos que estime corresponder.

1) CAMBIOS EN EL SISTEMA INTERNACIONAL: DEL UNIPOLARISMO AL GLOBALISMO


DESCENTRALIZADO. ASCENSO DE LOS PAISES EMERGENTES
El “momento unipolar” tras el fin de la Guerra Fría está terminando por varios
factores: lenta declinación de EEUU como superpotencia y “ascenso del resto”, es decir
surgimiento de países en desarrollo (PED) como potencias no occidentales (China,
India, Brasil, etc...).
Como explica Buzan, hay una mayor difusión del poder dentro del sistema, por
lo que se está yendo hacia un “globalismo descentralizado”, sin superpotencias, pero
con varias grandes potencias y potencias regionales.
En este contexto de erosión del unipolarismo y difusión del poder dentro del
sistema internacional, ha habido una redistribución del poder que ha permitido el
ascenso de los BRICS, cuyas principales características como actor internacional se
esbozan a continuación.

2) EL GRUPO BRICS: NUEVO ACTOR COLECTIVO


Los BRICS (Brasil, Rusia, India, China y Sudáfrica) constituyen un nuevo actor
colectivo con capacidad de proyección internacional, conformado por países en
desarrollo con extensos territorios (representan un tercio del planeta), ricos en
recursos naturales y energéticos, grandes poblaciones (45% de la población mundial) y
niveles de crecimiento más altos que los países desarrollados. Combinados, los cinco
países representan el 25% del PBI mundial y el 18 % del comercio internacional. Según
analistas económicos, se espera que cuatro BRICS se encuentren entre las seis mayores
economías del mundo para 2050 (China 1, India 3, Brasil 5 y Rusia 6).
Se trata de un grupo heterogéneo de países con marcadas diferencias en sus
regímenes políticos, economías y culturas. Su posición en el sistema internacional
también difiere: solo China y Rusia son miembros permanentes del CSNU. Asimismo,
los BRICS presentan marcadas diferencias en sus respectivas políticas nucleares.
A pesar de las asimetrías dentro del bloque, los BRICS presentan puntos de
convergencia:
Son países emergentes con cierta escala o tamaño -lo cual se traduce en un
potencial económico por encima del promedio-, y con vocación de liderazgo a nivel
regional y global.
El bloque representa una forma de asociación Sur/Sur, que brinda un espacio
de coordinación de posiciones y concertación de acciones conjuntas. Ello permiten a
sus miembros aumentar la legitimidad y representatividad de sus posiciones y
reclamos, fortaleciendo su “soft power” así como el poder de negociación frente a los
países desarrollados (PD).
Un factor sistémico que catalizó la conformación del grupo fue el unipolarismo
de EEUU tras el fin de la Guerra Fría. En efecto, uno de los objetivos estratégicos
principales del grupo es profundizar el multipolarismo, conteniendo/limitando el
unilateralismo de EEUU.
A tal fin, los BRICS buscan reformar algunos aspectos/instituciones del orden
internacional actual para reflejar los cambios ocurridos en el sistema (aumento de su
poder relativo). En tal sentido, coinciden en la necesidad de reformar los organismos
financieros internacionales (Banco Mundial y FMI), así como el CSNU.
Al mismo tiempo, han creado instituciones alternativas a las lideradas por
Occidente (como el Nuevo Banco de Desarrollo y el Fondo de Reservas de Emergencia),
y planean dotar al grupo de mayor institucionalidad, de modo de incrementar la
cooperación Sur-Sur y ganar margen de maniobra frente a los PD.
Desde la óptica solidarista, se considera que las divergencias políticas y
culturales de sus miembros (que se no se identifican plenamente con el liberalismo
político) afectan la cohesión del bloque, la confianza entre ellos, así como los
incentivos para cooperar y coordinarse. Sin embargo, y coincidiendo con el enfoque
pluralista, ello no constituye un problema, en tanto comparten algunos principios
básicos (soberanía, integridad territorial, no intervención, derecho internacional,
economía capitalista) y existe una convergencia de intereses concretos y de objetivos.
En este sentido, compartiendo la visión de Buzan, el futuro orden internacional será
más plural y diverso en lo político e ideológico, en un contexto de interdependencia
compleja. Los BRICS se inscriben en esta tendencia como una institución que facilita la
coordinación entre potencias emergentes que presentan diversas variantes de
capitalismo (“concierto de potencias capitalistas emergentes”), en un contexto de
declinación de la hegemonía de EEUU.

3) IMPACTO EN LA RELACION DE ARGENTINA CON ESTADOS UNIDOS


Para entender el impacto que el ingreso de la Argentina a los BRICS tendría en
la relación con EEUU, es necesario analizar la relación de este actor colectivo con el
sistema internacional actual, especialmente si es revisionista revolucionario (busca un
cambio de sistema) o un reformista (pretende algunos cambios dentro del sistema y
aumentar su “status”).
Para los pluralistas, el “ascenso del resto” y la consiguiente redistribución de
poder dentro del sistema se hace necesariamente a expensas de la hegemonía de
EEUU. Desde este enfoque, la creación de los BRICS puede ser leída como parte de una
estrategia de “soft balancing” por parte de sus miembros, con los matices propios
derivados de su distinto relacionamiento con EEUU. El multilateralismo promovido por
los BRICS sería de carácter defensivo, tendiente a limitar el unilateralismo de la
superpotencia. En este juego de suma cero, a medida que EEUU vaya declinando y el
poder de los BRICS se vaya consolidando, sus demandas se irán expandiendo, hasta
llegar a confrontar abiertamente al hegemon. A medida que su posición se fortalece,
los BRICS tenderán a establecer un nuevo orden internacional basado en sus intereses
y valores, dejando al desnudo el carácter revisionista del bloque y de sus miembros.
En este paradigma, la inclusión de Argentina en los BRICS permitirá que las tensiones y
conflictos que, de todos modos, ya están presentes en la relación bilateral con EEUU,
se enmascaren tras una pantalla multilateral. La ventaja sería que dichos conflictos, en
lugar de circunscribirse a la esfera bilateral -en donde la asimetría de poder es mayor-
se difumarían dentro del bloque, aumentando el margen de negociación de Argentina y
la legitimidad/representatividad de sus reclamos.
Sin embargo, hasta el momento, los BRICS no han demostrado perseguir un
cambio de sistema, ya que el actual resulta funcional a sus intereses. Como dice
Ikenberry, los BRICS no cuestionan las bases del orden internacional liberal (OIL), ni
proponen un orden alternativo, sino que quieren introducir reformas a éste,
especialmente aumentando su participación en los procesos de toma de decisión, para
reflejar su mayor poder relativo dentro del sistema. Sus demandas de reformas de las
instituciones vigentes (BM, FMI, CSN) no buscan “patear el tablero”, sino adecuar el
sistema a la realidad actual. En esta visión, el bloque BRICS, de carácter reformista, no
subvierte el OIL, sino que desea mantenerse integrado a él, pero con mayor
peso/influencia.
Desde la visión del solidarismo, los BRICS tienen fuertes incentivos para
integrarse al orden existente. La creciente interdependencia compleja, tanto
económica como en materia de seguridad, aumenta los costos de apartarse del
multilateralismo y las instituciones vigentes, e incrementa los incentivos hacia la
cooperación en los asuntos globales (terrorismo, comercio internacional, etc...). Las
instituciones (tanto las existentes como las que se están creando) juegan un rol
fundamental como mecanismos para socializar valores, crear confianza, permitir la
cooperación, legitimar el poder e integrar a los BRICS al orden vigente. En esta
perspectiva, tal como lo señala Ikenberry, a EEUU le conviene acomodar las demandas
de los BRICS dentro del OIL. Es que el orden puede perdurar más allá de la hegemonía
si está basado en instituciones flexibles y abiertas, con bajos costos de entrada, altos
costos de salida, e incentivos para moderar y acomodar nuevas demandas dentro del
statu quo.
Desde esta lente, la inserción de Argentina en los BRICS no aumentará sus conflictos
con EEUU, sino que dará un espacio institucional multilateral donde encauzar y
moldear sus propuestas reformistas, evitando costosas y desgastantes disputas
bilaterales con el hegemon. Asimismo, el bloque sería de utilidad para la Argentina no
sólo para contener el poder de EEUU, sino que, a nivel regional, también le serviría
para contrarrestar la vocación de liderazgo de Brasil.

4) IMPACTO EN LA POLITICA DE DERECHOS HUMANOS DE LA ARGENTINA


La Argentina mantiene una activa política de promoción y defensa de los
derechos humanos a nivel internacional, encontrándose a la vanguardia en la materia.
Los derechos humanos integran el componente ideológico/político del OIL,
junto a otros valores promovidos por Occidente (democracia liberal, medio ambiente,
individualismo, etc...).
Como advierte Buzan, el declive de la hegemonía de EEUU va de la mano del
cuestionamiento al OIL principalmente en sus componentes ideológicos y políticos, no
así del componente económico (capitalismo), que, con variantes y asociado a diversos
esquemas políticos, se ha impuesto a nivel global.
Los BRICS no adhieren plenamente al liberalismo político. Especialmente, China
y Rusia no presentan buenos antecedentes en materia de derechos humanos.
Desde una mirada pluralista, el ascenso de los BRICS significará la crisis del OIL.
Principalmente China buscará imponer normas e instituciones que reflejen sus
intereses y valores, los cuales se apartan del liberalismo político. Ahora bien, la
divergencia en materia de derechos humanos no debe constituir un impedimento para
el ingreso de la Argentina al BRICS, ya que en las relaciones entre Estados deben primar
consideraciones de índole geopolítica y económica, por sobre cuestiones ideológico-
políticas, además del principio de no intervención. Por otra parte, la asociación a un
bloque de potencias que no comulgan plenamente con el liberalismo político no afecta
la política exterior de la Argentina en materia de derechos humanos, como tampoco lo
han hecho las relaciones estratégicas ya establecidas a nivel bilateral con China y Rusia.
Como sostiene Buzan, la crisis de la hegemonía global de EEUU y la difusión del poder
dentro del sistema va asociada a una mayor apertura ideológica, lo que nos conduce a
un mundo más diverso y plural. En este contexto, la Argentina -como país mediano-
necesita relacionarse pragmáticamente y cooperar con actores de diversas tradiciones
políticas y culturales.
Desde el enfoque solidarista, pese a que los derechos humanos no se
encuentran en la agenda de BRICS, Argentina podría constituirse en el líder en la
materia dentro del bloque. Siempre es mejor intentar influir desde adentro. Argentina
podría procurar introducir el tema -sin forzar- desde una perspectiva pragmática,
demostrando los beneficios de apalancar los derechos humanos (especialmente los de
segunda y tercera generación) con los intereses y objetivos del grupo, a fin de adquirir
mayor legitimidad frente a la comunidad internacional.

5) IMPACTO EN EL DESARROLLO DE LA ARGENTINA


El ingreso de la Argentina a los BRICS tendrá un impacto positivo en materia de
crecimiento económico, al asociarse con las principales potencias emergentes en
materia económico-comercial. Su ingreso sin duda favorecerá el flujo de inversiones, el
comercio y los préstamos dentro del bloque.
Ya actualmente el 30% de las exportaciones de Argentina van a los BRICS y el
43% de las importaciones provienen de los BRICS. Es esperable que esta participación
se amplíe.
Para que ello se transforme en una palanca para el desarrollo de Argentina, el
desafío es integrarse al bloque no solo como mero proveedor de commodities. A tal fin,
Argentina debe procurar adoptar un patrón de especialización en productos y servicios
diferenciados, intensivos en conocimientos y tecnología, con mayor valor agregado.
La Argentina debe asimismo continuar diversificando sus mercados,
potenciando el comercio Sur-Sur, especialmente en un contexto de desaceleración del
crecimiento de la demanda de los PD tras la crisis de 2008. Todo ello requiere una
estrategia inteligente, que evite el riesgo de repetir el esquema agro exportador que la
Argentina mantuvo con el Reino Unido durante el siglo XIX y parte del XX.
En este contexto, las negociaciones económicas internacionales juegan un rol
central, ya que inciden en la definición de las reglas de juego a nivel global y regional
(OMC, acuerdos regionales y bilaterales) en temas sensibles como los derechos de
propiedad intelectual, inversión extranjera, aranceles, control financiero, entre otros,
todo lo cual incide en los beneficios que pueden obtenerse del comercio y la inversión
internacionales.
Tanto desde un enfoque pluralista como solidario, se concluye que, al integrarse
a los BRICS, la Argentina ganará mayor margen de maniobra frente a los PD en las
negociaciones económicas internacionales, al coordinar sus posiciones con los
principales PED emergentes.

6) CONCLUSIONES
Con matices, aplicando ambos marcos conceptuales (pluralismo y solidarismo),
se llega a la misma conclusión, tras evaluar los anteriores ejes de análisis: resulta
conveniente y estratégico para la Argentina aceptar la invitación para unirse a los
BRICS, ya que, pese a las asimetrías entre los miembros del bloque (principalmente de
índole política y cultural), existen convergencias en un núcleo de principios (soberanía
estatal, economía de mercado, derecho internacional, diplomacia, no intervención), así
como en intereses y objetivos, compartidos también por Argentina.
En primer lugar, a nivel sistémico, BRICS busca fortalecer el multilateralismo,
como forma de limitar el unilateralismo de EEUU. En segundo lugar, en cuanto al OIL,
BRICS es reformista, ya que quiere introducir algunos cambios que reflejen el mayor
poder relativo de sus miembros, sin cuestionar sus principios básicos ni proponer un
orden alternativo. Argentina comulga con ambos postulados estratégicos.
Al ingresar a los BRICS, Argentina ganará mayor poder de negociación frente a
los PD, así como mayor legitimidad y representatividad en sus reclamos, además de
mayor reputación. A nivel económico-comercial, también se le abrirán nuevas
oportunidades para su desarrollo.
En el mundo pluralista y descentalizado al cual nos encaminamos, la Argentina,
como país mediano, necesita asociarse y cooperar con actores diversos en forma
pragmática y constructiva, maximizando sus oportunidades y su proyección
internacional. El ingreso a los BRICS forma parte de esta estrategia.

Anda mungkin juga menyukai