LA DESGRACIA
(Cuentos escritos en el exilio, 1962)
—Vea Magina –dijo Nicasio al rato—, no ande creyendo zanganá. Lo por que pué
pasar es que llueva.
La mujer no entendía bien a Nicasio. Cuando se quedan solos, los viejos se ponen
raros y caprichosos.