Luisa - Menstruadora

Ayer a las 13:15 ·

Hace miles de años en la tierra solo habitábamos mujeres que nos reproducíamos entre
nosotras. En algún momento, como ocurre en la naturaleza, hubo una deformación
desafortunada y comenzaron a nacer unos seres sin clítoris y sin útero, que para nosotras eran y
siguen siendo unos parásitos en toda la extensión de la palabra. Los cuidamos al inicio, pero
luego los ignoramos y seguimos en lo nuestro, en esa sociedad de cazadoras, de valientas, donde
aún hoy nos quedan rastros de los huesos de esas mujeres poderosas, que todas eran mujeres y
lo sabemos. Pero el dominio humano se gesta desde lo que no se tiene. Esos seres
insignificantes, inútiles, parasitarios, dada una coyuntura política y un cúmulo de factores
sociales, situados en varios contextos, comenzaron a someternos. Un alto aquí que la razón no
fue física, que nosotras fuimos siempre más fuertes, más musculosas, capaces de labrar largas
horas la tierra solo con nuestras manos y de parir con la fuerza de un huracán. Nos descuidamos
y en un chasquido comenzaron a tomar poder sobre nosotras al punto de mutilarnos la
capacidad de reproducción entre nosotras los últimos miles de años. Lo que nos toca hoy a las
que comenzamos a rastrear la historia con ejercicios de imaginación como estos, que rayan en la
ciencia ficción, es entender que la dominación es de índole social y que nuestros cuerpos han
sido limitados desde ese ejercicio del poder de los hombres. Si entendemos que la dominación
siempre es social, amigas, lo tenemos todo de gane porque lo podemos cambiar, modificar,
transformar, eliminar, podemos ver que es solo temporal. Si entendemos que el poder de los
hombres sobre nuestros cuerpos es un ejercicio de dominio ante su inutilidad, amigas, no
caeríamos en falsas puertas de trabajar ni un segundo a su lado. Si entendemos lo mucho que
hemos sido mutiladas para que nuestra existencia no atente contra su poder patriarcal, no nos
quedaríamos con las falsas explicaciones de nuestros límites corporales.

PD. Esta historia es un ejercicio imaginativo colectivo gracias a la sesión de los viernes de
feminismos. Gracias a Fernanda C. por seguirme la corriente y darme ese dato biológico que
ahora me permite imaginar más. Y gracias a Mariana V. por imaginarlo también.

Mauro José Lozano Esto es lo que pude sacar de todo aquello

Ellas eran muchas, eran fuertes, era seres completos, y las únicas en la especie humana

Pero un día llegó un parásito, algo parecido a ellas pero sin todas sus habilidades y un distintivo
ubicado en el abdomen y otro en la entrepierna; con el tiempo al parecer el parásito se fue
exparciendo o multiplicando (eso sería lo más lógico para lo que viene, aunque de ser así no se
sabe cómo pues entiendo que este no se podía reproducir solo), y por algún motivo siendo el
parásito todo lo opuesto a esas "grandes" mujeres, terminó ganando; ya hubiera habido uno o
más parásitos, seguían siendo menos que ellas y peores en todo, pero, siendo así ¿Como logró
un parásito o un pequeño grupo de estos, derrotar a una civilización tan grande como aquella?

La respuesta es simple si se sigue aunque sea un poco la lógica, la respuesta fue la inteligencia, el
parásito debía ser más inteligente que ellas, y no por poco, pues no hubiera ganado por su
minoria y desventaja; el parásito era mucho más listo, cientos tal vez miles de veces más
inteligente que ellas, porque logró derrotarlas, someterlas, destruir su civilización y quitarle
cantidad de las habilidades naturales que ellas tenían, para así hacerlas creer a ellas que
necesitaban de el y así no se revelaran

Así que podemos decir que lo mejor que le pudo suceder a ellas fue ser sometidas por el
parásito pues este es más listo, y el mayor orgullo de la especie humana no es la fuerza ni la
cantidad, sino su inteligencia, así que aquel parásito hizo bien al someterlas y volver la
reproducción algo dependiente de él, pues así inició una de las mas grandes y mejores
evoluciones en el ser humano, pasando ya sea genéticamente o mediante otros medios, su
inteligencia a sus descendientes (hombres seguramente, pues las mujeres siguieron sometidas
durante milenios)