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Universidad de Mendoza, sede Rio Cuarto

Facultad de Ciencias de la Salud

Licenciatura en Psicología

Conductas de apego entre


un niño con autismo y sus
cuidadores

Nombre y apellido: Monetti, Irina Maribel

Director de T.I.F: Ruano, Adriana

Docentes del Seminario de T.I.F: Faletti Marcos - Gianni Hector

Año: 2017
FORMAS DE APEGO ENTRE UN NIÑO CON AUTISMO Y SUS CUIDADORES
Monetti, Irina Maribel

I. PLANTEO DEL PROBLEMA


En el siguiente proyecto se aborda la presencia de vínculos de apego
entre un niño y sus padres o cuidadores en casos de autismo.
Según una publicación realizada por la Organización Mundial de la
salud en su página web los TEA (trastorno del espectro autista) son un grupo
de afecciones caracterizadas por algún grado de alteración del
comportamiento social, la comunicación y el lenguaje, y por un repertorio de
intereses y actividades restringido, estereotipado y repetitivo. Aparecen en la
infancia y tienden a persistir hasta la adolescencia y la edad adulta1.
La teoría del apego desarrollada por Bowlby durante los años 1969 a
1980, describe el efecto que producen las experiencias tempranas y la
relación de la primera figura vincular en el desarrollo del niño. El apego es la
primera relación del recién nacido con su madre o con un cuidador principal
que se supone es constante y receptivo a las señales del pequeño o el niño
de pocos años. Es un proceso que sirve de base a todas las relaciones
afectivas en la vida.
A partir de lo planteado anteriormente surgieron los siguientes
cuestionamientos: cuáles son las conductas de apego que pueden
desarrollarse entre un niño con autismo y sus padres/cuidadores; qué
indicadores manifestarían un vínculo saludable o patológico entre un niño
con autismo y sus padres/cuidadores; otras de las preguntas planteadas es
que tipo de estrategias terapéuticas es las más adecuadas para generar un
vínculo adecuado entre un niño que padece autismo y sus
padres/cuidadores.
Este proyecto derivara en el trabajo integrador final que dará respuesta a las
preguntas que fueron planteadas anteriormente.

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Extraído de: http://www.who.int/mediacentre/factsheets/autism-spectrum-disorders/es/

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FORMAS DE APEGO ENTRE UN NIÑO CON AUTISMO Y SUS CUIDADORES
Monetti, Irina Maribel

II. OBJETIVOS
GENERAL

 Conocer la conducta de apego que se desarrolla entre niños con


autismo y sus padres/cuidadores.

ESPECIFICOS

 Identificar indicadores de un vínculo de apego saludable y patológico


entre un niño con autismo y sus padres/cuidadores.
 Especificar el tipo de estrategias terapéuticas que se utilizan para
generar un vínculo adecuado entre un niño autista y sus
padres/cuidadores.

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FORMAS DE APEGO ENTRE UN NIÑO CON AUTISMO Y SUS CUIDADORES
Monetti, Irina Maribel

III. JUSTIFICACION
Las preguntas planteadas en este proyecto surgieron debido a que
algunos investigadores señalan que el desarrollo del afecto en niños que
padecen autismo sufre ciertos trastornos o se ve afectado. En el desarrollo
del mismo, las figuras de apego (normalmente los adultos más cercanos al
niño o la niña), cumplen una importante función. Es fundamental que el niño
o la niña con TEA (trastorno del espectro autista) perciba que es querido, por
sus figuras de apego, ya que es esencial para su crecimiento. La teoría del
apego en un enfoque actual nos permite asegurar que un apego seguro con
un cuidador estable y continuo, puede asegurar un adecuado desarrollo
cognitivo y mental del niño. (Moneta, 2003).
A partir de las aportaciones de Leo Kanner (1943) y Hans Asperger
(1944), el autismo ha sido foco de intenso debate, no sólo sobre aspectos
fenomenológicos, etiológicos y terapéuticos; sino también sobre su propia
naturaleza. Si bien, esta patología se considera un trastorno de tipo
conductual, dentro de la psicología hay diferentes teorías que tratan de
explicarlo, entre ellas se encuentran la teoría de la mente, realizado por
Baron – Cohen en 1985; la teoría de Hobson; la teoría de Travarthen y las
teorías de coherencia central y funciones ejecutivas. (Daniel Valdez, 2011). A
partir de los diferentes estudios realizados se llegó a una variedad de
técnicas de intervención, tratamientos farmacológicos, y no farmacológicos
que incluyen tres enfoques diferentes: el enfoque conductual, la teoría del
desarrollo y la enseñanza estructurada. Aunque los pacientes se están
beneficiando con las técnicas que ya existen, hace falta investigar con mayor
profundidad los efectos alcanzados por éstas y cuales generan mayores
beneficios (Mebarak, Martínez, Serna, 2009).

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Monetti, Irina Maribel

Desde de los años 80 del siglo XX, una parte importante de


profesionales implicados en el autismo basa el diagnóstico en criterios
consensuados que permiten delimitar grupos homogéneos. Pero los criterios
actuales, y sobre todo la ubicación nosológica del autismo, parecen estar
todavía lejos de ser consolidados como definitivos.
La paradoja que se da en la actualidad en cuanto al abordaje
psicoanalítico en tratamientos con niños que padece autismo, consiste en
pensar cómo el psicoanálisis, en tanto práctica ligada a la palabra, puede
lograr una efectividad con alguien que no habla. Y es que el sujeto autista,
aunque no consienta a articularse en un discurso, se encuentra igualmente
dentro del lenguaje. Por otra parte, el psicoanálisis, a partir de Lacan, no sólo
se ocupa de las palabras sino también de lo que queda por fuera de su
articulación. Los psicoanalistas facilitan, siempre que es posible, la inserción
del niño en lazos sociales que no le perjudique. ("Asociación Mundial de
Psicoanálisis", 2017). Lo ante dicho puede dar cuenta de que el estudio del
autismo, sigue siendo una problemática vigente en la psicología.
Según una publicación de la revista Intervención Psicosocial de
Madrid2 cuando se comunica a los padres que un hijo tiene un trastorno
autista, es frecuente que nieguen la evidencia, y no quieran aceptar la
realidad. En el niño empiezan a aparecer ciertos comportamientos que
desconciertan a los padres, síntomas que les provocan una inquietud que
aumenta con el paso del tiempo. El rechazo al contacto afectivo, la falta de
respuesta a las instrucciones verbales, el juego repetitivo, son aspectos que
impactan profundamente. Las respuestas emocionales positivas de los
cuidadores primarios a las señales del niño contribuyen a consolidar en él un
estado emocional positivo y a neutralizar un estado emocional negativo,

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Extraído de: http://scielo.isciii.es/pdf/inter/v17n2/v17n2a09.pdf

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favoreciendo el control de las emociones displácetelas, como el miedo, la


angustia y la tristeza.
Un artículo divulgado por el Diario Clarín, en el año 2016, refiere que
Daniel Valdez manifestó que ante un caso de autismo “se necesita de una
mirada interdisciplinaria. La intervención clínica encuentra su marco en la
psicología cognitiva y se basa en el desarrollo, las interacciones familiares, la
intersubjetividad, la comunicación y el lenguaje y los aprendizajes
funcionales en los distintos contextos. Los diversos dispositivos de apoyo
deben apuntar siempre a la autonomía, la autodeterminación y la inclusión
educativa y social. Además es fundamental compartir los objetivos de
tratamiento, las orientaciones y las inquietudes con las familias.
Según una publicación en Infobae del año 2017 el doctor Waisburg,
neurólogo infantil, afirmó " a las personas con autismo les gusta estar con los
demás, son capaces de expresar sus sentimientos (aunque por su
pensamiento distinto y dificultades sensoriales lo expresan distinto), tienen la
misma necesidad de establecer relaciones de afecto y se comunican con los
demás". Además, agregó que de ninguna manera viven en un "mundo
aparte"3.
En el blog “guiainfantil.com” se publicó un artículo que refleja lo
siguiente: cuando los padres tratan de describir su vida con un hijo con
autismo, usan diferentes términos como: doloroso, difícil, complicado, hace
madurar, desilusionante y traumático son algunos de los más habituales. Lo
cierto es que cada familia y dentro de ésta, cada miembro de la familia, se ve
afectado por el miembro autista de una manera diferente. El efecto del
autismo es similar al que produce cualquier otra incapacidad permanente en
un miembro de la familia, por lo que existen aspectos que son comunes a
otras discapacidades. Tener un hijo autista somete a la familia a
3
Recuperado de: https://www.infobae.com/salud/2017/06/27/tengo-un-hijo-con-autismo/

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graves tensiones y muchos de los que han logrado sobreponerse, forman


hoy día parte de grupos de apoyo donde comparten sus experiencias para
ayudar a otros a enfrentar la mayor fuente de preocupación, que es el miedo
a lo desconocido.
Con frecuencia, los padres se sienten mal por la diversidad, la
intensidad y la contradicción de los sentimientos que tienen respecto a su
hijo autista y a la situación en la que viven. Con una ayuda eficaz, se pueden
canalizar estos sentimientos para asumirlos.
Se eligió abordar esta problemática debido a que se considera
importante poder conocer cómo se desarrollan las conductas de apego en
niños que padecen autismo, en donde se ve afectada la comunicación, las
emociones, y las relaciones interpersonales. Siendo estas conductas de
gran relevancia para el desarrollo y crecimiento de cualquier niño.
Además es una temática que no fue desarrollada en profundidad a lo
largo de la carrera. Si bien es una temática estudiada desde hace tiempo, en
los últimos años ha cobrado mayor relevancia.

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IV. ESTADO ACTUAL


El comportamiento de apego se define como toda conducta por la cual
un individuo mantiene o busca proximidad con otra persona considerada
como más fuerte. Caracterizado por la tendencia a utilizar al cuidador
principal como una base segura, desde la cual explorar los entornos
desconocidos, y hacia la cual retornar como refugio en momentos de
alarma4.
La teoría del apego desarrollada por Bowlby durante los años 1969 a
1980, describe el efecto que producen las experiencias tempranas y la
relación de la primera figura vincular en el desarrollo del niño, rescatando en
la base de sus principios conceptos inherentes a la etología y al
psicoanálisis. (Moneta, M. 2014). Los trabajos de Mary Ainsworth (1978)
tuvieron un papel central en el desarrollo de la investigación del apego.
Identificó así tres patrones organizados de respuestas infantiles: seguro,
ansioso/evitativo, y ansioso/resistente (ambivalente. (Reseña sobre apego,
2017)
La teoría del apego constituye una de las construcciones teóricas más
sólidas dentro del campo del desarrollo socioemocional. Desde sus
planteamientos iniciales, a finales de los 50, esta teoría ha experimentado
importantes modificaciones y ha ido recogiendo las críticas y las aportaciones
de distintos investigadores que, lejos de debilitarla, la han dotado de un vigor
y una solidez considerable. (Delgado, O. 2014)
El afecto es el principal organizador en la vida relacional, el niño va
integrándose afectivamente a partir de que sus adultos significativos
reconozcan y lean sus sentimientos y estados internos. Gracias a este
proceso es que el niño lograra establecer las raíces intersubjetivas de la

4
Extraído de: http://www.elpsicoanalisis.org.ar/old/numero4/resenaapego4.htm

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comunicación. En el niño con características autistas se piensa que habría


una distorsión en la creación del vínculo primario. La falla en el inicio le
impide reconocerse a sí mismo como persona y construirse como sujeto
integrado.
A finales de la Segunda Guerra Mundial aparecieron dos
contribuciones importantes para el estudio de la psicopatología infantil que
sus autores respectivos colocaron bajo la etiqueta de la patología del
autismo. La primera es la de Leo Kanner (1894-1981) cuyos trabajos,
publicados desde 1943 fueron rápidamente conocidos. El autor describió, a
partir del análisis de once casos observados en niños pequeños, un cuadro
clínico caracterizado por la extrema precocidad de su aparición puesto que
se manifiesta desde el primer año de vida; una sintomatología marcada por
la inmovilidad del comportamiento (sameness o addicted to routine), la
soledad (someness) y un retraso importante o una ausencia de la adquisición
del lenguaje verbal.
La otra contribución, fue la de Hans Asperger (1906-1980), que
publicó en 1944, en Viena. Aunque haya empleado el mismo término de
“autismo” el cuadro clínico descrito por Asperger es muy diferente al
propuesto anteriormente.
Kanner y Asperger, interrogados sobre una posible similitud entre los
dos síndromes que describieron cada uno por su lado, estuvieron de acuerdo
en decir que se trataba de entidades nosológicas completamente diferentes a
pesar de la referencia común a la psicopatología autística.
En el año 1979, Lorna Wing y Judith Gould sugirieron una nueva
percepción del autismo. La diferencia con el modelo convencional era sutil en
apariencia, pero radical en el fondo. El cambio conceptual se basó en el
estudio llevado a cabo en un área de Londres por estas autoras. Esto
permitió identificar pacientes que encajaban en el patrón típico descrito por

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Kanner, pero también pacientes que sin ajustarse al perfil kanneriano,


mostraban en mayor o menor grado la triada de problemas en la interacción
social, comunicación e imaginación, asociado a un patrón de conductas
rígidas y repetitivas, cualitativamente similares a las de los autistas “típicos”,
pero cuantitativamente distintas. La tríada puede ser identificada
independientemente del nivel de inteligencia y puede estar asociada o no a
otros problemas médicos o psicológicos. Estos datos ponían en evidencia
que no se podían establecer unos límites categóricos entre los distintos
pacientes detectados; y que, en realidad, las manifestaciones del autismo se
distribuían como un continuo; y que los límites entre las distintas categorías
propuestas en el DSM distan mucho de ser precisas. Con el tiempo esta
percepción se ha ido consolidando y actualmente es aceptada por la mayoría
de expertos en el campo.
El DSM 5 agrupará los criterios de trastorno cualitativo de la relación
social y trastorno cualitativo de la comunicación en un solo criterio definido
como un déficit persistente en la comunicación social y la interacción social
en distintos contextos. Dentro de este criterio se contemplarán problemas en
la reciprocidad social y emocional, déficit en las conductas comunicativas no
verbales y dificultades para desarrollar y mantener las relaciones apropiadas
al nivel de desarrollo.
El "Turco Journal of Psychiatry", señala que según los investigadores,
mientras que el autismo puede retrasar las conductas de apego, la
intervención adecuada y la comprensión puede aumentar las probabilidades
de desarrollar patrones de apego seguro. Los padres pueden consolarse con
la idea de que mientras que el contacto visual y otros símbolos esperados de

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apego pueden estar ausentes, los niños autistas pueden asociar a su manera
a través de la cercanía física.5
Se hallaron las siguientes investigaciones relacionadas a la temática
elegida: “conductas de apego entre niños con autismo y sus cuidadores”
Una de las investigaciones encontradas recibe el nombre de “Las
Raíces Intersubjetivas del Autismo acerca de la Resonancia Empática entre
un niño pequeño con signos clínicos de autismo y sus padres, la misma fue
realizada por Liliana Kaufmann (2014), publicado en la revista “subjetividad y
procesos cognitivos”. Se basa en un diseño exploratorio longitudinal
comprendido en los límites de “estudio de caso único” y una muestra de tres
niños de entre dos y tres años con signos clínicos de autismo. Como
objetivos generales se establecieron poder describir el reconocimiento de
una intersubjetividad sostenida en compartir estados emocionales internos y
pensamientos. Al mismo tiempo, se propone describir de qué manera permite
a los progenitores ejercer una parentalidad cargada de una significatividad
acorde con las señales que da el niño y consecuente con ellas. Y en
segundo lugar, describir una metodología de trabajo clínico. Los resultados
determinan que las madres tienen dificultades en la subjetivación del hijo
porque las modalidades de relación que asumen principalmente están
ligadas a contemplar los aspectos orgánicos del cuadro, y por otra, que
pueden ser agrupadas según las siguientes defensas: la desestimación del
afecto, la represión y la desmentida patológica. Además, de acuerdo con los
resultados fue posible extraer la siguiente conclusión: las modalidades
defensivas descritas en las madres se conforman a raíz de una severa herida
narcisista producto de que el hijo no las demanda y que, por vía de la
modalidad terapéutica implementada, se logra revertir reparando la herida, lo
cual disminuye el carácter patógeno de las defensas y los intercambios
5
Extraido de: http://www.sandranews.com/conductas-de-apego-en-los-ninos-autistas/

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intersubjetivos patógenos. Así es como las madres logran establecer con el


hijo un vínculo regulado por la empatía mutua, que revierte los signos
clínicos de autismo.
Los instrumentos que se utilizaron para la obtención de datos fueron
dos entrevistas iniciales con los padres, sesiones clínicas correspondientes al
primer mes de tratamiento, la génesis de un juego paradigmático en cada
uno de los pacientes y registros surgidos pos sesión. Además se utilizó la
implementación de la grilla IDEAR/K (Kaufmann, 2004) y la aplicación del
Algoritmo David Liberman (ADL) para validar los resultados obtenidos.
Otra de las investigaciones sobre la temática fue “Interacción socio-
afectiva temprana de niños con autismo en contextos escolares y durante la
comunicación facial” llevada a cabo por Folch Schulz (2015), en la
Universidad Autónoma de Madrid, facultad de Psicología. El objetivo de esta
investigación es analizar los resultados obtenidos en el marco de los
enfoques socio-cognitivos actuales sobre el autismo, y de manera especial
desde el enfoque socio-emocional adoptado por Hobson, con el fin de
contribuir al avance científico en este importante ámbito de estudio y
profesional para el psicólogo. Esta tesis de dividió en diferentes estudios
empíricos:
Estudio empírico 1: los participantes fueron todos los niños menores
de 12 años pertenecientes al Centro de Autismo “Cepri”, en Madrid. Con este
estudio se pudo confirmar que los niños con diferentes TEA parecen
presentar un déficit básico en el modo en el que procesan la conducta
socioemocional de los demás, pero sobre todo apoya nuestro planteamiento
inicial de que la conducta socio-emocional no verbal temprana de estos niños
es un indicador válido para detectar y comprender dichas dificultades de
procesamiento. Los resultados de este primer estudio nos indican que lo que
caracteriza a los niños con autismo no es su incapacidad para manifestar

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conductas socio-emocionales básicas, ni siquiera para manifestar éstas ante


ciertos estímulos sociales básicos como las expresiones afectivas de los
demás o los mensajes verbales que éstos emiten e incluso hacerlo con cierta
intencionalidad, sino para hacerlo en el modo esperado.
Estudio empírico 2: los participantes fueron un total de 15 niños
autistas. El objetivo de este estudio fue poner a prueba la suposición de que
las emociones que presentaba el niño con TEA, muy especialmente sus
emociones negativas, tendían a manifestarse en presencia de personas
relevantes de su entorno y por tanto potencialmente interactivas. Con este
estudio se pudo confirmar, entre otras cosas, no sólo que la expresión
emocional era junto con la mirada la conducta típica más frecuente, sino
también que los niños con TEA expresaron las seis emociones básicas y lo
hicieron de forma muy similar a como lo hacen los niños con desarrollo típico.
Incluso fueron capaces de manifestar emociones complejas. Sin embargo, no
está claro que los niños con TEA hayan utilizado estas expresiones
emocionales con una función comunicativa, o al menos no de forma
consistente, ya que muchas de éstas se manifestaron fuera del contexto
comunicativo. Las expresiones faciales emocionales se acompañaban de
conductas socio-emocionales como los gestos y las vocalizaciones, lo que
nos hace pensar que existía una mínima intención comunicativa por parte de
los niños con TEA. Cabe señalar que tal como hipotetizamos al comienzo de
este estudio, los niños con un diferente diagnóstico y un autismo de etiología
diferente mostraron diferencias notables en la forma en que interaccionaron
con sus educadores.
Estudio empírico 3: participaron es este estudio un total de 14 niños.
El objetivo principal fue recabar información sobre la forman en que perciben
los adultos en contacto habitual con los niños con TEA sus expresiones
emocionales, no se obtuvieron resultados ya que tiene continuidad a futuro.

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Como instrumentos se utilizaron la observación directa en


diferentes contextos, filmaciones y cuestionarios análisis de la conducta
facial mediante dos procedimientos estándar de reconocido prestigio, el
FACS y el AFFEX.
“Vinculo madre-hijo en situación de discapacidad intelectual severa
o profunda” es una investigación realizada por Sánchez Camacho (2015),
dirigida por Sylvia Alfredo, desarrollada en Bogotá, para la facultad de
psicología. Se realizó a una muestra de tres mujeres cuyos hijos
presentan una condición de discapacidad intelectual severa o profunda y
otros trastornos asociados. Los objetivos de esta investigación fueron:
poder identificar las vivencias tempranas de las madres que están
relacionadas con la construcción del vínculo entre madre e hijo; y
describir las características del vínculo establecido entre los padres y el
hijo con discapacidad intelectual severa o profunda. Se llevó a cabo una
psicoterapia con enfoque psicoanalítico, el cual se caracteriza por la
implementación de la asociación libre. El interés de este trabajo estuvo
centrado en el vínculo madre-hijo, sin embargo fue muy difícil omitir
factores externos que incidieron e inciden en la conformación y devenir de
esta diada. Los factores más sobresalientes que favorecerán u
obstaculizaran la conformación de este vínculo particular fueron: las
experiencias tempranas de la madre, las características de la
discapacidad del hijo y la presencia tolerada de terceros que la apoyaban.
Así como las precarias condiciones económicas en las que vivían.
Otra de las investigaciones que se encontró fue “Relaciones
interpersonales en niños y jóvenes con trastornos del espectro del
autismo y discapacidad intelectual” la misma fue realizada por Morán
Suárez, Gómez Sánchez, y Alcedo Rodríguez (2015), en la universidad
de Oviedo, España. Este trabajo tiene como objetivo evaluar las

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relaciones interpersonales en niños y jóvenes con TEA y Discapacidad


Intelectual, con el fin último de detectar las necesidades y puntos fuertes
de este colectivo en esta dimensión, y guiar de este modo los apoyos, los
programas y las prácticas profesionales dirigidas a mejora de la calidad
de vida. La muestra estudiada estuvo compuesta por 55 participantes con
TEA. El rango de edad se situó entre 4 y 20 años. El instrumento utilizado
ha sido la subescala de RI de la escala KidsLife. Esta escala evalúa
resultados personales relacionados con la calidad de vida de niños y
adolescentes con DI menores de 21 años.
En las investigaciones encontradas se observa que como puntos
en común se quiere indagar acerca de las relaciones afectivas
tempranas, emocionales o interpersonales de niños que padezcan
autismo o discapacidades severas, llegando a las conclusiones que si
bien se presenta un déficit básico en el modo en el que procesan la
conducta socioemocional, los niños con TEA pueden expresar emociones
básicas de forma similar a como lo hacen los niños con desarrollo típico.

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Monetti, Irina Maribel

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