El amor
La primer cita bíblica que aprendí de memoria fue: “Porque de tal manera amó dios al
mundo, que ha dado a su hijo unigénito, para que todo aquel que en él cree no se
pierda, mas tenga vida eterna.” Juan 3:16.
Han transcurrido muchos años desde la memoricé; sin embargo, hasta en meses recientes
entendí la importancia que tiene el amor en nuestra vida como cristianos.
1 Juan 4:8 establece: “el que no ama, no ha conocido a dios; porque dios es amor.”
b). si decimos que tenemos a dios en nuestro corazón, necesariamente debe haber amor
en nosotros.
En 1 Juan 4:20 encontramos que: “si alguno dice: yo amo a dios, y aborrece a su
hermano a quien ha visto, ¿cómo puede amar a dios a quien no ha visto?”
Pero ¡ojo! Yendo más lejos, la enseñanza de Jesucristo que nos dejó en Mateo 5:44-46 es la de
amar a nuestros enemigos.
Como él dice, no tiene ningún mérito amar a quienes nos aman; difícil es amar a quienes han
contendido con nosotros.
a). amaras al señor tu dios con todo tu corazón, y con toda tú alma, y con toda tu mente.
No se ama a si mismo quien daña a su cuerpo con alcohol, drogas, tabaco, comidas grasosas en
exceso, etc.
Hay quienes pretenden convencer a otros que acepten a Jesús como su salvador, con el
argumento de que si no lo hacen, se irán al infierno.
En mi muy particular punto de vista, la relación con dios basada en el temor de ser castigados,
tiende a debilitarse en muy poco tiempo.
No podemos ignorar que existe la condenación eterna, pero considero que no es un argumento
válido para convencer a otros de que se conviertan.
Este pasaje se ha interpretado como la futura reunión entre Jesucristo (el cordero) y su iglesia
(la esposa).
Sabemos que el matrimonio es un acto que nace del amor entre dos personas.
Por lo tanto, considero que la relación con dios debe de estar sustentada forzosa y
necesariamente en el amor, pues al igual que el matrimonio sin amor tiende a fracasar, el que
no ama, pronto se separara de Dios.
Oración:
Oremos pidiendo a Dios que nos contagie de su inmenso amor para poder compartirlo con
nuestros semejantes.