COMPARADA
Es una Disciplina de la gramática que estudia las relaciones genéticas y
lingüísticas que se establecen entre las distintas lenguas.
Comparatistas y neogramáticos
s- indoeuropea h- griega
Más tarde, para los neogramáticos, se pasa a una concepción más rigurosa, al
defenderse su similitud con las leyes físicas, como hacen August Schleicher
(1821-68) y August Leskien (1840-1916).
La ley fonética
El ejemplo más claro, a nuestro juicio, para entender la diferencia entre los
dos criterios de «ley fonética» es la llamada ley de Grimm, o ley de las
mutaciones consonánticas de las lenguas germánicas (véase germánico). Es
muy conocido que Jacobo Grimm no habló de «ley», y señaló que esta
mutación, como él la llama, no se cumple en todos los casos particulares,
aunque sí en general (advertencia que debe tenerse en cuenta para matizar las
observaciones que siguen.)
gót. F P B TH T D H K G
aaa. B(V) F P D Z T G CH K
ie. p b bh t d dh k g gh
germ. f p b þ t d x k g
aaa. B(V) F P D Z T G CH K
Las inconsistencias de esta formulación son demasiadas: gr. poûs got. fotus es
en alemán fuss y no */bus/ ni /vus/; lo que corresponde al griego kardía no es
*/gertz/, sino herz [hertz], gót. hairto. Estas inconsistencias no se producen
sólo entre el gótico y el alto alemán antiguo o (luego) el alemán moderno, sino
también en el paso del indoeuropeo al germánico: ie. frater germ. braþar es
regular, frente a pater fadar. Las formas modernas Bruder, Vater muestran
resultados diferentes también.
La analogía
Las dos fuerzas que actúan en la evolución de las lenguas, para los
neogramáticos, son el cambio fonético y la analogía. La segunda es
necesariamente un proceso sincrónico, pues se trata del restablecimiento de un
sistema de relaciones o valores que se dirige a mantener la cohesión del
sistema; por eso algunos autores, como Grammont, señalan que puede ser
gramatical, cuando se da en un conjunto de variaciones gramaticales, como el
paradigma verbal, por poner un ejemplo corriente, o léxica, cuando se da entre
formas o unidades léxicas que pertenecen a distintas categorías gramaticales o
«clases de palabras».
Este último autor, por su parte, dedica un capítulo entero a la analogía, que,
con criterio más riguroso que el citado de Grammont, divide en fonética,
morfológica y sintáctica.
En el prólogo señala que «no pueden entrar los ejemplos de la analogía en el
campo de la fonética, porque son dos mundos distintos»; pero ello no impide
considerar esos casos de equivalencia acústica, como la fácil confusión de [f]
y [ ], que explica los ejemplos de Celipe por Felipe y que, en el caso de un
célebre locutor español, de origen cordobés y seseante, Matías Prats, fue el
procedimiento de que tuvo que valerse para poder avanzar en su profesión, en
una época en la que el seseo no estaba ni siquiera tolerado en la radio española
de dimensión nacional. (Tomo la anécdota directamente del Sr. Prats.)
El siglo XIX se abre con la versión definitiva, en español, del Catálogo de las
lenguas de L. Hervás y Panduro. Si, hasta entonces, los criterios para
establecer las similitudes lingüísticas habían sido obtenidos mediante la
comparación del léxico, a partir de Hervás y gracias al desarrollo de sus
puntos de vista en la obra de Humboldt los gramáticos plantearán la
clasificación lingüística con criterios gramaticales, es decir, mediante la
comparación de los paradigmas. Los seis volúmenes de Hervás, todavía
necesitados de un estudio adecuado a su importancia, no se originan por
preocupaciones propiamente lingüísticas, sino que toman la lengua como base
para la clasificación de los pueblos. Este criterio etnológico sigue vigente e
introduce elementos de perturbación en los planteamientos sociolingüísticos.
Así, en la República Popular de China, se produce constantemente una mezcla
de conceptos entre lenguas minoritarias y poblaciones minoritarias o
«minorías» y son muchas las lenguas que se designan por el pueblo que las
habla, es decir, por su nombre étnico, en vez de por su denominación
lingüística, por su nombre como lenguas.
Hoy nos resulta difícil concebir que uno de los obstáculos para la clasificación
de las lengua y su comparación fuera la creencia en el hebreo como lengua
primitiva del hombre. Aunque muchos gramáticos, especialmente a partir del
siglo XVI, buscaron otras soluciones, apoyados en general también en la
nefasta interpretación literal del texto bíblico, como la idea de que la lengua
primitiva desapareció tras la confusión de Babel, lo cierto es que hasta Leibniz
no se impuso el convencimiento de que el hebreo era una lengua como las
otras y se podían buscar también sus parientes. Por ello vale la pena señalar
que el propio Hervás, jesuita, fue el primero que presentó con bastante
exactitud, en una obra general, la relación del hebreo con las otras lenguas de
la familia semítica, dando unas precisiones sobre las relaciones de estas
lenguas que resultan, a grandes rasgos, sumamente acertadas.
10. *harja plantea problemas en livonio, nos obliga a postular una regla que
diga que a evoluciona a o: en sílaba libre.
El desarrollo de la fonología, especialmente de los universales fonológicos,
nos permite hoy ser mucho más rigurosos en la reconstrucción; pero con la
metodología comparatista se alcanzaron resultados notables.
Más complejas son las ramificaciones, que obviamos, de las lenguas celtas,
germánicas o balto-eslavas, éstas con sus dos grandes grupos, las lenguas
bálticas, por un lado y las eslavas, por otro, subdivididas a su vez en
occidentales, del sur y del este (donde se sitúa el ruso).
Otro concepto que se resquebraja, en este caso, creemos, por las limitaciones
de la notación, en buena parte, es el de ley fonética. Hermann Paul (1846-
1921), a quien Arens (I, 460) presenta como el «sistemático oficial de la
escuela neogramática», es en realidad mucho más que eso. En el capítulo 3,
párrafo 46 de sus Prinzipien der Sprachgeschichte (1880/1970, 74) afirma:
El mecanismo arranca del empleo individual, que se torna usual poco a poco,
al extenderse dentro de la comunidad de hablantes. Nunca ocurre que varios
individuos creen nada en conjunto, en el terreno lingüístico, a diferencia de lo
que ocurre en el plano político o económico, la creación lingüística es siempre
individual, aunque varios individuos creen lo mismo. Esta comunidad no tiene
nada que ver con conceptos como «psicología de los pueblos» y otras
nociones igualmente vagas, que son explícitamente rechazadas. Se opone así a
Moritz Lazarus y Heyman (Hajim) Steinthal y a su Zeitschrift für
Völkerpsychologie und Sprachwissenschaft, ‘Revista de Psicología de los
Pueblos y Lingüística’, en la que se puede ver una de las posibles ramas
derivadas de ideas de G. de Humboldt, aun con su parte crítica, que es
precisamente la que hoy puede interesarnos menos, al tratar de buscar
explicaciones en la línea de las percepciones y no de la forma interior, sobre
todo en el Steinthal de la segunda época.
Bibliografía