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Don Quijote de la Mancha Apuntes bachillerato Literatura modalidad

Miguel de Cervantes

Documentales:

Los misterios de cervantes https://www.youtube.com/watch?v=lZxBsB2LMrk

Cervantes y la leyenda de don Quijote http://www.rtve.es/alacarta/videos/programas-y-


concursos-en-el-archivo-de-rtve/cervantes-leyenda-don-quijote/753518/

Obra

POESÍA

A Cervantes no se le considera buen poeta, la calidad de su prosa dificulta mucho la valoración de


su obra poética. Gran parte de sus poemas figuran en La Galatea. Escribió también Dos canciones
a la armada invencible, y varios sonetos.

TEATRO

No tuvo mejor suerte en el teatro, por el que se sintió atraído desde joven; al regreso del cautiverio
llegó a estrenar con éxito varias comedias, pero tampoco sus contemporáneos lo aceptaron como
dramaturgo. Cervantes, con una concepción clásica del teatro, tuvo que soportar el triunfo arrollador
de Lope de Vega (su eterno rival) en la escena española.

Sus dos comedias, Los tratos de Argel y La Numancia, alcanzaron gran resonancia y no fueron
superadas hasta la aparición de Lope. Sus obras posteriores están reunidas en 16 piezas teatrales
repartidas en ocho comedias: El gallardo español; Los baños de Argel; La gran sultana doña
Catalina de Oviedo; La casa de los celos; El laberinto del amor; la comedia de capa y espada La
entretenida; El rufián dichoso y Pedro de Urdemalas, fina comedia sobre un pícaro que se une a los
gitanos por amor a una muchacha.

También escribió ocho entremeses: El juez de los divorcios; El rufián viudo llamado Trampagos;
La elección de los alcaldes de Daganzo; La guarda cuidadosa; El vizcaíno fingido; El retablo de
las maravillas; La cueva de Salamanca; El viejo celoso. Estas comedias y entremeses integraron
Ocho comedias y Ocho entremeses nuevos, de 1615. Los entremeses de Cervantes, de cronología
desconocida, no debieron ser representados en su época; utilizó en ellos un diálogo fino y ágil, fiel
continuador de la obra de Lope de Rueda, trasladó al entremés elementos de la novela como son la
simplificación de la acción novelística, descripciones de la novela y profundización en los
personajes.

NARRATIVA
Entre ellas figuran: La Galatea (1585), Novelas ejemplares, de 1613 a 1615, y Los trabajos de
Persiles y Sigismunda, 1617(publicación póstuma). Esta última obra es el mejor testimonio, no Solo
de la supervivencia de los temas novelísticos griegos, sino también de las formas e ideas de la
novela española del segundo Renacimiento. Su obra más conocida es El ingenioso hidalgo don
Quijote de la Mancha, la primera parte publicada en 1605 y la segunda en 1615.
Ediciones

La primera parte del El ingenioso hidalgo don Quijote de la Mancha se publicó en Madrid por Juan
de la Cuesta en 1605 . Su éxito fue inmediato y en este mismo año aparecieron otras tres ediciones
en Valencia y Madrid, y otras dos furtivas en Lisboa. En el año 1614 aparecía en Tarragona una
publicación apócrifa de la continuación de la obra firmada por Alonso Fernández de Avellaneda,
seudónimo detrás del cual podría estar Lope de Vega o alguno de sus seguidores. Cervantes tenía ya
avanzada la segunda parte de su novela pero se hubo de dar prisa para publicarla en 1615 con el
título El ingenioso caballero don Quijote de la Mancha. En esta parte, a partir del capítulo LIX,
aprovecha para ridiculizar al “falso Quijote” y asegura la autenticidad de los verdaderos personajes.
En 1617 se publicaron las dos partes juntas en Barcelona. Desde entonces es uno de los libros más
editados y traducidos del mundo.

http://www.bne.es/es/quijote/#edicionesQuijoteCastellano

Intención de la obra

(mirar formas de estudio...)???A lo largo del siglo XVI una serie de autores y moralistas censuraron
los libros de caballería porque consideraban que los autores de estas eran personas ociosas, que
escribían mal y eran mentirosos (enemigos de la verdad) y además decían que incitaban a los
lectores al ocio y a la sensualidad. En el prólogo de la primera parte Cervantes deja evidente la
intención de su obra: “Y pues esta vuestra escritura no mira más que a deshacer la autoridad y
cabida que en el vulgo tienen los libros de caballería (…) En efecto, llevad la mira puesta a
derribar la máquina mal fundada destos caballerescos libros aborrecidos de tantos y alabados de
muchos más; que, si esto alcanzásedes, no habríades alcanzado poco.”

Los libros de caballerías son grandes obras en prosa que describen las andanzas y aventuras de los
caballeros andantes que dedican su vida a los demás y la arriesgan continuamente para proteger a
los más débiles y luchar por aquello que creen justo. Este género se inauguró en el siglo XII con la
serie del rey Arturo y los caballeros de la mesa redonda. Más adelante se añadieron valores
cristianos y también del amor cortés provenzal. Además del ciclo artúrico, entre los libros de
caballerías más famosos se encuentran las obras de Chrétien de Troyes, Marie de France?? y Tristán
e Isolda. Los libros de caballerías fueron imitados por muchos y esto dio lugar, a partir del siglo XV,
a las más conocidas novelas de caballería, entre las que destacan el Amadís de Gaula y Tirant lo
Blanc.

Características de los libros de caballerías:

• Importan más los hechos que los personajes que suelen ser arquetípicos y planos.
• La estructura es abierta: las aventura son inacabables, siempre hay alguna continuación y los
héroes no mueren, siempre existe un camino abierto para una nueva salida.
• El protagonista, a través de distintas pruebas, busca la honra, el valor, la fama y el amor.
• Idealización del amor del caballero por su dama. Amor cortés.
• Aparecen episodios violentos, la lucha y el combate demuestran el valor personal. Seres
imaginarios y reales.
• El héroe suele ser el hijo ilegítimo de algún noble o rey y tiene que hacerse héroe para ganar
fama y merecer su nombre. Normalmente tienen la ayuda de algún mago.
• La geografía suele ser imaginaria y el tiempo histórico remoto y mítico, sin referencias a
circunstancias históricas y sociales contemporáneas.
• Aparece el tópico de la falsa traducción: los libros se presentan como traducciones de
originales escritos en otra lengua o como “manuscritos encontrados” después de largo
tiempo ocultos.

La finalidad de la obra queda clara en la exageración paródica del estilo caballeresco, arcaico y
también en los comentarios sobre los libros de caballería que aparecen en boca de diferentes
personajes de la novela (I, 32). Todos los elementos típicos de las novelas de caballerías aparecen
ridiculizados: el joven caballero de noble linaje y fuerza asombrosa es un pobre hidalgo cincuentón;
en lugar de exóticos escenarios se sitúa en la Mancha; los ejércitos de caballeros son rebaños de
ovejas y la hermosa dama es una aldeana simple y poco agraciada. La parodia se basa en el choque
que se produce entre don Quijote y la realidad cotidiana:

• El protagonista tiene una visión deformada por la literatura.


• Habla la lengua que se usaba 100 años atrás.
• Viste armas de sus bisabuelos.
• Sus ideales son los de Amadís de Gaula.
• Cree vivir en el universo de los caballeros andantes.
• Su mente transforma la realidad pero esta acaba imponiéndose y vence sobre los ideales
caballerescos de don Quijote.

En efecto, el Quijote ofrece una parodia de las disparatadas historias de tales obras pero significa
mucho más. Por la riqueza y complejidad de su contenido, estructura y técnica narrativa admite
diferentes niveles de lectura e interpretaciones diversas. También constituye una lección de teoría y
práctica literaria ya que en muchos pasajes se discute sobre libros y sobre el arte de escribir.
Además ofrece un reflejo de la sociedad española s.XVI-XVII con personajes de todas las clases
sociales.

Estructura

El conjunto de la trama no está diseñado de un tirón sino que responde a un largo proceso creativo
de unos veinte años. Cabe la posibilidad de que Cervantes ni siquiera en los inicios imaginara cuál
sería el resultado final. “Ahora digo-dijo don Quijote- que no ha sido sabio el autor de mi historia,
sino algún ignorante hablador, que, a tiento y sin algún discurso, se puso a escribirla, salga lo que
saliere, como hacía Orbaneja”. (II,3)

Así que el plan primitivo podría ser una novela breve a modo de novela ejemplar que se fue
ampliando a lo largo del proceso de creación, por tanto, se pueden distinguir tres momentos
creativos que coinciden con las tres salidas del protagonista:

1. (cap.1-6) : en esta primera salida se imita la yuxtaposición de episodios típicos de los libros de
caballería, la acción se sitúa en un espacio reducido (alrededor de la venta donde es armado
caballero) y don Quijote va solo.

2. (cap 7-52): en la segunda salida don Quijote va acompañado de Sancho con quien recorrerá toda
la Mancha hasta llegar a Sierra Morena. En esta parte, además de la invención de Cide Hamete,
encontramos numerosas narraciones intercaladas, novelas pastoriles, moriscas o picarescas que
rompen la linealidad de la obra y que responden a una técnica narrativa muy habitual en ese
momento.

3. Segunda parte (1615): Cervantes, para desmentir a su imitador Avellaneda, se niega a que sus
héroes participen en unas justas en Zaragoza, tal como había anunciado en la primera parte y hace
que vayan a Barcelona. Las circunstancias creativas del autor y las reacciones provocadas con la
publicación del primer tomo hacen que existan varias diferencias entre las dos partes:
- Don Quijote recorre un único viaje que comprende los 74 capítulos.
- Aparición de Sansón Carrasco que actuará como antagonista y urdirá un plan para que don quijote
regrese a casa.
- Cervantes desecha las acciones secundarias intercaladas.”Y así, en esta segunda parte no quiso
injerir novelas sueltas ni pegadizas, sino algunos episodios que lo pareciesen, nacidos de los
mismos sucesos que la verdad ofrece” (II,44)
- El marco geográfico se amplía hasta llegar a las costas de Barcelona.
- Don Quijote adquiere una actitud más cautelosa y realista, al contrario que su escudero, cada vez
más quijotizado. Ahora, los demás personajes son los que deforman la realidad.
-Aparecen personajes que ya conocen a don Quijote porque han leído la primera parte.

Narrador y punto de vista

Cervantes finge recoger datos sobre su protagonista de los archivos de la Mancha parodiando los
libros de caballería (técnica del manuscrito encontrado). En un momento culminante del episodio
VIII, la batalla contra el vizcaíno, se corta la narración y dice que así se acaba el documento que le
servía de base para escribir la historia. Entonces Cervantes explica que casualmente encuentra el
texto original en árabe y este manuscrito es obra de Cide Hamete Benengeli, lo manda a traducir a
un morisco y de esta forma continúa la narración del vizcaíno. A través de este recurso, Cervantes
se perimte ir haciendo comentarios sobre el texto que supuestamente ha encontrado. Así, por
ejemplo, cuando Sancho habla de manera muy razonable con su mujer, el autor nos comenta que el
texto no debe estar muy bien traducido porque no es normal que Sancho hable con tan buen estilo
con su mujer. Este artificio permite a Cervantes un alejamiento irónico ya que puede comentar su
propia obra.
Este juego de autores, narradores, traductores y lectores produce una gran libertad creadora a la vez
que siembra la ambigüedad y la duda en muchas páginas, por ejemplo en el relato de la cueva de
Montesinos. Además siempre se podrá acusar de los engaños al moro Cide Hamete, al morisco
traductor o al impresor, a quien, en la segunda parte se culpa de las incoherencias cometidas en
torno al robo del rucios de Sancho.
Asimismo aparecen gran cantidad de personajes que actúan como narradores de sus propias
historias. En estos encontramos diferentes tipos de narrador: omnisciente, testigo o protagonista.

Personajes

Frente al estatismo del modelo caballeresco, cuyos personajes presentan un carácter prefijado e
indomable, Cervantes crea unos tipos que se van consolidando a través del relato, con ocasión al
juego dialéctico que mantienen con los demás. Son un innumerable ejército de cerca de 700 figuras,
reales o imaginadas, que componen un complejísimo marco narrativo y psicológico (Dulcinea,
Rocinante, Ginés de Pasamonte, Maritornes, Palomeque, el Caballero de Verde Gabán, los Duques,
Ana Félix,...).

Uno de los grandes logros de esta novela es la creación de la pareja Don Quijote y Sancho, los dos
protagonistas, forman un admirable dúo de personajes antitéticos complementarios. Oposición física
(alto y delgado, grueso); oposición psíquica (loco, cuerdo e ignorante); oposición en la educación y
el lenguaje (refinada expresión, vocabulario refranado y popular); oposición social (hidalgo,
labrador); oposición moral (proyección generosa ante los más desamparados, egoístas intereses),
oposición en su visión del mundo (imaginativa, realista); oposición en sus referentes mentales
(literarios, el sentido común). Antagonismo tan profundo y en tantas facetas que a pesar de ello, da
frutos de complementariedad por el entrañable cariño, nunca reñido con la disputa, que las dos
figuras se profesan: Sancho confiesa al escudero del Caballero de los Espejos, que su amo “tiene un
alma como un cántaro: no sabe hacer mal a nadie (...), y por esta sencillez le quiero como a las
telas de mi corazón, y no me amaño a dejarle, por más disparates que haga”.

DON QUIJOTE

El protagonista es un hidalgo de aldea cuya nobleza se ve refrendada por su comportamiento


personal, pero también por un patrimonio económico ya algo mermado (capítulo I). Su tiempo de
ocio –que era abundante– lo ocupaba en la lectura de libros de caballerías, de los que poseía una
considerable biblioteca. Tales lecturas hacen enloquecer al hidalgo y se producen dos consecuencias
inmediatas: cree que todo lo que ha leído en los libros de caballerías es cierto y piensa en la
posibilidad de resucitar la orden caballeresca. Su locura se corresponde con su aspecto físico (“Era
de complexión recia, seco de carnes, enjuto de rostro”), que a su vez responde a uno de los tipos
humanos establecidos por la medicina de la época: los de temperamento caliente y seco; de ahí el
calificativo que lo define desde la portada: ingenioso. Don Quijote es, por un lado sutil, inventivo,
inteligente, de entendimiento natural; pero, por otro, desequilibrado, con tendencia a la depresión,
maniático, colérico. Una vez convertido en caballero andante, necesita hacerse con los elementos
indispensables para poderse considerar como tal: armadura, caballo, nombre y amada; todos ellos
contribuyen a crear una figura ridícula: la armadura es de sus bisabuelos, por lo que irá vestido
anacrónicamente, siguiendo un estilo que estaría de moda un siglo antes; Rocinante es todo piel y
huesos; el nombre elegido incluye un sufijo despectivo y sirve para designar una parte de la
armadura… Cuando termina el primer capítulo Cervantes ha creado un personaje absolutamente
ridículo cuyas acciones en los subsecuentes capítulos van a confirmar esta visión inicial. La manera
como se expresa se corresponderá asimismo con ese aspecto ridículo: expresiones arcaizantes,
elementos de la clase social a que pertenece, cierto empaque retórico (sobre todo en algunos
discursos)…

Su locura, no obstante, estará llena de “lúcidos intervalos” y su comportamiento a lo largo de la


obra permitirá que sobre ese aspecto ridículo inicial vaya surgiendo un personaje
extraordinariamente complejo, lleno de matices y bondades, que requiere de nuestra comprensión y
le ha llevado a convertirse en un auténtico símbolo. Para don Quijote la vida de los caballeros
andantes es mucho más emocionante que su aburrida vida de hidalgo rural. Decide hacer realidad
sus fantasías y construye una vida en la que retoma los ideales medievales del mundo de las
caballerías. Para los demás es un loco, pero él es coherente con su decisión. Esta coherencia se
puede observar en la forma de afrontar sus aventuras, él es consecuente con lo que sus ojos (su
imaginación) ven: donde todos ven molinos, él ve gigantes; donde los demás ven una venta, el ve
un castillo. No hay alucinaciones, es una realidad paralela. Don Quijote es un hombre libre y se
propone mejorar un mundo que ha perdido sus valores. El Caballero de la Triste Figura tiene una
gran libertad, no reprime sus deseos sino que los vive, su vida es una continua realización de lo que
ocurre en su imaginación. Es por esto también que la sociedad en la que vive lo encasilla en la
locura, es un sujeto que no se comporta según las reglas de su época sino de una época arcaica. La
libertad supone también una renuncia, en este caso el quijote está renunciando a la vida de su siglo
y está eligiendo un nuevo proyecto. Este es un proyecto utópico, ya que en la caballería andante hay
una serie de ideales que evidentemente nuestro personaje está intentando implantar entre sus
coetáneos. El Quijote se da cuenta de la ausencia de valores que experimenta la sociedad en la que
vive, por lo que se plantea una utopía en la que quiere construir un mundo mejor, donde la igualdad,
libertad y justicia sean los valores predominantes. De esta forma él quiere restaurar la Edad de Oro,
ya que fue la época en que la humanidad era feliz. Sus ideales los lleva a cabo en cada una de sus
aventuras, ya que todas son motivadas por la defensa de situaciones injustas y de personas
necesitadas. También tiene una visión mejorada de todas las personas que van apareciendo en sus
aventuras y es así como el apreciado caballero andante trata a unas prostitutas de doncellas, siendo
siempre (según el código de caballería) una persona muy cortés.

Su locura muestra fases distintas:

En la primera salida don Quijote deforma la realidad, la ve como caballeresca y sufre una especie de
desdoblamiento de personalidad porque después de ser apaleado cree ser un personaje del
romancero llamado Valdovinos.
En la segunda salida don Quijote transforma la realidad y es Sancho quien le advierte de los
engaños. En su mente se presenta como un mundo caballeresco.
En la tercera salida, el protagonista no se engaña ni transforma la realidad, son los demás quienes le
hacen creer que lo que ve es un encantamiento “le hacen ver otra realidad”. Por ejemplo cuando
Sancho le dice que está viendo a Dulcinea ricamente ataviada junto a dos damas y don Quijote solo
ve la realidad: tres labradoras.

La locura está limitada al terreno de lo caballeresco, así que cuando no intervienen estos factores el
hidalgo se comporta con una cordura admirable y da muestras de gran cultura y sabiduría.

SANCHO PANZA

No hay caballero andante sin escudero que le acompañe. Don Quijote es consciente de ello, pero,
sin embargo, cuando enumera los elementos básicos para poder considerarse caballero andante
(armas, cabalgadura y dama) no menciona al escudero y este no aparecerá hasta la segunda salida.

“En este tiempo solicitó don Quijote a un labrador vecino suyo, hombre de bien –si es que este
título se puede dar al que es pobre–, pero de muy poca sal en la mollera. En resolución, tanto le
dijo, tanto le persuadió y prometió, que el pobre villano se determinó de salirse con él y servirle de
escudero. Decíale, entre otras cosas, don Quijote que se dispusiese a ir con él de buena gana,
porque tal vez le podía suceder aventura que ganase, en quítame allá esas pajas, alguna ínsula y le
dejase a él por gobernador della. Con estas promesas y otras tales, Sancho Panza, que así se
llamaba el labrador, dejó su mujer e hijos y asentó por escudero de su amo” ( I, 7).

Poca sal en la mollera, por un lado, y ambición, por otro, son los rasgos que definen a este labrador
pobre en su presentación inicial. A esta le corresponde una nominación oscilante (como en el caso
de su amo) y una figura física algo distinta de la imagen tradicional que se ha consolidado: “[...]
Junto a él estaba Sancho Panza, que tenía del cabestro a su asno, a los pies del cual estaba otro
rétulo que decía: Sancho Zancas, y debía de ser que tenía, a lo que mostraba la pintura, la barriga
grande, el talle corto y las zancas largas, y por esto se le debió de poner nombre de Panza y
Zancas, que con estos dos sobrenombres le llama algunas veces la historia” (I, 9) .

El personaje se configura como una logradísima e innovadora síntesis de varias tradiciones: los
escuderos de los libros de caballerías y los rústicos al estilo de algunas églogas. Cervantes sintetiza
esas tradiciones en Sancho Panza y, además, consigue que se exprese de una manera inequívoca, a
través de elementos que caracterizan su discurso lingüístico como, por ejemplo, el uso de refranes.

El escudero ocupa una posición muy importante: es el que se encarga de señalar las diferencias que
hay entre el mágico mundo que alucina su señor y la realidad que ven sus ojos. ¿Qué gigantes? -
dijo Sancho Panza. Aquellos que allí ves - respondió su amo - de los brazos largos, que los suelen
tener algunos de casi dos leguas. Mire vuestra merced, que aquellos que allí parecen no son
gigantes, sino molinos de viento, y lo que en ellos parecen brazos son las aspas, que volteadas del
viento, hacen andar la piedra del molino. (I,8).

Sancho Panza es un hermoso ejemplo claro de fidelidad, está siempre al lado de su señor y lo
acompaña hasta en la muerte. Cervantes utiliza la técnica del contraste al complementar a Don
Quijote y a Sancho Panza, ya que nos los presenta siempre a los dos juntos para que seamos capaces
de valorar a cada uno gracias al otro. Sin embargo, sabemos que ambos personajes se llegaron a
complementar tanto, que en el transcurso de la obra los dos se convierten en algo inseparable, en la
unión del idealismo con el realismo. Sancho no es una antítesis de don Quijote. De tanto caminar
juntos, de tanto verse y hablarse, las dos caras se convierten en una y van por la vida necesitándose
el uno al otro.

Sancho es un hombre de bien, ambicioso, realista y soñador a la vez, simple, honrado, fiel. Es un
típico campesino hecho de bondad y de egoísmo, que siente la justicia pero no lucha por ella sino
por su propio beneficio. En él se aprecia una ironía sencilla.

En ala primera parte es simplemente el acompañante de don Quijote pero en la segunda protagoniza
algunos episodios, destaca sobre todo como gobernador de la ínsula de Barataria y por su sensatez.
A lo largo de la novela sufre un proceso de quijotización que aumenta en la segunda parte. Las
funciones de Sancho son:
- Delimitar el mundo de don Quijote.
- Ayudar a descubrir la personalidad de don Quijote gracias a sus conversaciones.
- Aportar comicidad a la obra.

Don Quijote y Sancho son dos personajes opuestos que se complementan. Se han conocido a través
del diálogo así que Sancho, con su gracia, consigue apagar la melancolía de don Quijote porque no
había podido conseguir sus ideales y el caballero le da a su escudero un poco de cultura y educación
al explicarle las historias que ha leído. Al final, cuando don Quijote está desengañado, su escudero
Sancho le animará a seguir sus aventuras.

DULCINEA

Desde el capítulo inicial de la novela se incorpora una figura característica de los libros de
caballerías: la dama del caballero. En este caso, como tantos otros personajes cervantinos, la figura
de la dama es un personaje doble: por un lado se trata de una rústica labradora, Aldonza Lorenzo, la
hija de Lorenzo Corchuelo y Aldonza Nogales: “[…] tira tan bien una barra como el más forzudo
zagal de todo el pueblo. ¡Vive el dador, que es moza de chapa, hecha y derecha y de pelo en pecho,
y que puede sacar la barba del lodo a cualquier caballero andante o por andar que la tuviere por
señora! ¡Oh hideputa, qué rejo, y qué voz!” (I, 25) y, por otro, debido a la locura del protagonista
principal, es una dama a quien Don Quijote define en estos términos: “su nombre es Dulcinea; su
patria, el Toboso, un lugar de la Mancha; su calidad por lo menos ha de ser princesa, pues es reina
y señora mía; su hermosura, sobrehumana, pues en ella se vienen a hacer verdaderos todos los
imposibles y quiméricos atributos de belleza que los poetas dan a sus damas: que sus cabellos son
de oro, su frente campos elíseos, sus cejas arcos del cielo, sus ojos soles, sus mejillas rosas, sus
labios corales, perlas sus dientes, alabastro su cuello, mármol su pecho, marfil sus manos, su
blancura nieve…” (I, 13).
Se trata de un personaje en ausencia: presente siempre en la mente y en las acciones de don Quijote,
sin embargo su presencia activa en la novela es nula. Dulcinea del Toboso constituye el gran amor
del caballero, un amor totalmente idílico, ya que nunca se ven ni conocen, pero Don Quijote es
completamente fiel a Dulcinea, y en muchas de sus batallas la invoca y la reconoce como una
motivación para continuar con su proyecto de vida.

Temas

En la obra aparece más de un tema:

- El hombre como un ser que está en continua evolución. Don Quijote primero está cuerdo, luego
está loco, más tarde se mezcla la locura y la cordura y al final, antes de morir vuelve a estar cuerdo.
- El conflicto entre la realidad y la ficción. Esto, de alguna forma evidencia que el mundo es
susceptible de varias interpretaciones. El mundo es como uno lo ve.
- El amor ideal hacia Dulcinea y el amor real entre los personajes.
-La libertad y otros valores como la justicia o el honor ( la dignidad del hombre no depende de la
opinión de los demás sino de la actitud individual).
- La literatura porque dentro de El Quijote se habla de poesía, de teatro y del propio libro.
- El valor de la amistad entre don Quijote y Sancho.

Lengua

Una parte de El Quijote ridiculiza el estilo pomposo de los libros de caballería lleno de arcaísmos y
lenguaje en desuso pero la obra en general presenta un lenguaje equilibrado y lleno de naturalidad.
El estilo es cuidado y elegante y cada personaje usa unos rasgos lingüísticos que lo caracterizan.

Técnica y estilo

Atendiendo solo a aspectos generales, cabe señalar los siguientes recursos estilísticos:

La parodia (imitación, generalmente burlesca, de una obra, género, autor,... exagerando o


ridiculizando sus rasgos más característicos) está presente, de forma constante, en todo el libro. La
misma concepción de la novela y, por tanto, la estructuración de la mayoría de las aventuras es,
como se ha dicho, una parodia de los libros de caballerías. Pero esta se manifiesta también
continuamente en recursos técnicos y estilísticos más concretos: en el recurso del apócrifo , en el
lenguaje altisonante y arcaizante, en el uso y abuso de la hipérbole, etc.

La ironía, resultado en muchos casos de la parodia, es el recurso tal vez más utilizado en El Quijote;
tan es así, que apenas hay frase que no lleve un doble sentido. La vemos ya en el encabezamiento de
los capítulos con sus títulos hiperbólicos, en el desajuste constante entre actitudes y situaciones, en
muchísimas expresiones de don Quijote y Sancho, etc. Tanto la parodia como la ironía son ríos que
desembocan en el inagotable humor del Quijote. Pero el humorismo sobrepasa dichos recursos: lo
encontramos también en los graciosísimos diálogos entre Sancho y don Quijote, en la creación de
nombres propios, en la invención de expresiones (como "escuderil vápulo", "académico
argamasillesco", médico insulano", "gobernadoresco",...) en los trastrueques idiomáticos en la boca
de Sancho, en los juegos de palabras, etc. Aunque la verdad es que parodia, ironía y humor se aúnan
en una misma realidad literaria y no siempre admiten diferenciaciones claras.
El diálogo. Cabe resaltar también como otra consecución estilística del Quijote la perfección del
diálogo. Es, en primer lugar, el medio por el que los personajes, sobre todo don Quijote y Sancho,
descubren sus intimidades en un proceso dialéctico que los define como seres independientes y
vivos, a la vez que los conforma progresivamente. Pero, además, es un elemento estructural de
primera magnitud que dinamiza la novela: las aventuras perderían gran parte de su valor sin los
diálogos precedentes y subsiguientes. Es de especial interés, en este sentido el diálogo entre Sansón
Carrasco y los protagonistas cuando aquel les comunica que ha leído su historia. El hecho de que
don Quijote y Sancho enjuicien la verdad o perfección de la misma historia de sus vidas, les lanza
fuera de la novela como personajes reales. En idéntica dirección están las consideraciones sobre el
Quijote de Avellaneda y el hecho de que, a lo largo de la segunda parte, don Quijote se encuentra
con personajes que ya han leído su historia y le reconocen sin necesidad de presentaciones.

Perspectivismo. Se entiende por tal el hecho de que la variedad de perspectivas que confluyen sobre
una realidad son las que se definen. En la novela, el juego de perspectivas es muy complicado. Por
una parte, está la combinación de los tres "autores": el narrador cristiano (que no es el Cervantes
real), el traductor aljamiado y el historiador moro (Cide Hamete). El entrecruzamiento de las
perspectivas de los tres enriquece la visión de lo narrado. Por otra, está la multitud de visiones
vertidas por los personajes, con lo que se consigue ir definiendo una realidad indeterminada y
huidiza. En este aspecto, si es de destacar el continuo y primer diálogo entre don Quijote y Sancho,
no se puede olvidar el enriquecedor cúmulo de visiones de todos y cada uno de los personajes de la
novela. Este perspectivismo es el que permite a Cervantes definir la verdad "cervantina", es decir, la
ver dad "vital" o "existencial"

Realismo. Uno de los hechos que más llama la atención durante la lectura de El Quijote es el grado
de realismo y de vida independiente que Cervantes consigue plasmar en sus personajes, muy en
especial en don Quijote y Sancho. En efecto, en la conciencia del lector de la obra y en la
conciencia de la colectividad, se ha ido conformando una sensación de personajes reales, escapados
de la novela. Los saberes y secretos técnicos con los que Cervantes ha conseguido esto son
numerosos y, en muchos casos, sutiles. Un ejemplo son las vacilaciones o equivocaciones,
atribuidas en ocasiones a descuido, que dan un gran sentido de realidad: la variedad de nombres de
don Quijote y la mujer de Sancho; el desconocimiento del lugar de nacimiento y ascendencia de don
Quijote; las malas cuentas que hace del niño azotado, etc. En algunos casos la razón de ello se
atribuye a la falta de documentos históricos (luego la historia no es una invención sino una realidad
documentada); en otros, parece que la causa es que don Quijote, caballero de altos pensamientos, no
puede entretenerse en bagatelas o cosas pragmáticas (realismo vital o existencial). El realismo
nacido de la referencia a los documentos queda reforzado, además, por los frecuentes entredichos
que el narrador pone al historiador y al traductor.

Dinamismo. Este afecta tanto a la estructura como al estilo. En efecto, dinámico es el movimiento
de los personajes, la ininterrumpida sucesión de aventuras, el inagotable diálogo entre personajes, la
técnica narrativa de capítulos abiertos y de la anticipación y el rápido ritmo de la sintaxis. 7. Por
último es necesario mencionar la perfección y riqueza lingüísticas. Un dato nos puede llevar a intuir
hasta qué punto esto es cierto en todos los aspectos: el número de palabras distintas usadas en la
novela es de más de doce mil (se considera que hoy en día una persona culta conoce seis o siete
mil). En cuanto a registros lingüísticos hay que destacar el registro caballeresco (utilizado por don
Quijote, para parodiar el lenguaje usado en los libros de caballerías), el registro vulgar o coloquial
(usado por Sancho, con abundancia de refranes y expresiones coloquiales), registro culto (usado en
discursos de don Quijote, cuando no habla de caballería)

Significado de la obra
En un primer momento tuvo gran éxito como novela humorística, más tarde, las interpretaciones de
esta obra han ido variando según los diferentes momentos culturales.

Romanticismo: Veían a don Quijote como un idealista que es vencido por la triste y vulgar realidad.
Realismo: Reconocen en Cervantes a un gran novelista que muestra la complejidad del ser humano,
su pensamiento y relaciones con el entorno.

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