Este sesgo es una distorsión cognitiva que afecta el modo en el cual percibimos
la realidad pero los mecanismos psicológicos que dan origen a esta forma de
valorar el mundo aún son objeto de discusión.
Thorndike creía que el Efecto Halo era mucho más que una simple presunción o
interpretación de los significados de las cualidades aisladas considerando que el
origen del mismo radicaba en nuestra incapacidad para resistir la influencia
afectiva de una evaluación global sobre una evaluación de cualidades
específicas. En otras palabras, no somos lo suficientemente hábiles como para
separar un atributo aislado que tiene un fuerte impacto emocional, de nuestra
visión global de la persona o el hecho en cuestión.
Por otra parte, Solomon Ash pensaba que el Efecto Halo era consecuencia de
una disonancia cognitiva. Si la primera impresión que nos formamos de una
persona es positiva, entonces mostraremos una tendencia a evaluarla
positivamente de manera global, en aras de no romper la congruencia entre
emociones, comportamientos y creencias. Así, el Efecto Halo estaría vinculado
con el Efecto de la Primacía, según el cual los primeros atributos que se conocen
de la persona serán decisivos para nuestra valoración integral de la misma.
Así, el Efecto Halo sería una tendencia a la simplificación a partir de una cualidad
aislada en aras de mantener cierta congruencia en nuestra visión del mundo y
de las relaciones interpersonales, cuando no tenemos datos suficientes como
para desarrollar un juicio profundo y complejo sobre algunas personas o
fenómenos de nuestra realidad.