Reto de implementación de energías limpias generando una propuesta de solución

para presentarla a funcionarios del sector público y empresarios del sector privado.

La dependencia de combustibles fósiles (combustóleo y carbón mineral), utilizados en

el proceso de generación de energía eléctrica en las instalaciones actuales.

Esta propuesta está dirigida a los funcionarios de la Secretaria de Energía, así como a
los directores de las empresas generadoras de energía proveniente de fuentes limpias
y a los directores de las empresas consumidoras (grandes consumidores de
electricidad), involucrados en la implementación de energías limpias.

Los objetivos de la presente propuesta consisten en lograr la implementación de los

certificados de energías limpias (CEL), ya que a través de estos se garantizará la
generación y consumo de la cuota de energía limpia.

Los certificados de energías limpias contribuirán a la transición energética porque

promoverán el uso de fuentes alternativas limpias en sustitución de combustibles
fósiles por diferentes motivos entre los más importantes:

Los combustibles fósiles derivados del petróleo (combustóleo) han aumentado su

precio debido al aumento en el tipo de cambio entre nuestra moneda y el dólar, ya que
al no producirse suficiente en nuestro país se debe importar en gran medida, esto
encarece la generación de energía en la forma como se sigue haciendo.

Otro combustible fósil, el carbón vegetal, aunque de menor precio emite gran cantidad
de CO2 a la atmosfera.

De acuerdo con el enfoque de nuestro país se debe considerar al medio ambiente

como uno de los elementos de la competitividad, el desarrollo economico, social y
promover una transición del país hacia el uso de fuentes de energía menos
contaminantes, para que nuestros recursos naturales sean totalmente protegidos.

Esta propuesta puede enfrentar riesgos de tipo económico, tecnológico y político. El

riesgo económico se percibe debido a que se debe hacer una gran inversión inicial en
tecnología y se tiene la incertidumbre de su amortización en tiempos similares a la
tecnología ya conocida. El riesgo tecnológico se manifiesta en el desconocimiento de
la tecnología de generación limpia existente y probada en otros países y la
desconfianza de que pueda ser viable en nuestro país. El riesgo de tipo político puede
ser resultado de los dos anteriores y que consiste en que los actores políticos
pretendan aplazar la implementación en la que no les corresponda a ellos tomar la
decisión.
Para mitigar el riesgo de tipo económico, propongo revisar las inversiones y sus
amortizaciones en proyectos implementados a menor escala en México y otros países,
tomando en cuenta además que con las tecnologías limpias no será necesario el uso
adicional de combustibles fósiles. Para el riesgo tecnológico se deben suscribir
convenios de transferencia de tecnología que garantice su viabilidad, así como la
capacitación al personal responsable de su manejo en nuestro país. Finalmente en el
aspecto político, organizar foros con expertos y usuarios de energías limpias en el
congreso para los distintos representantes políticos conozcan de primera mano sus
beneficios y estén en condiciones de implementar la transición.