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Universidad Nacional de Colombia

Facultad de Ciencias Humanas


Departamento de Psicología
Ángela María Ramírez Tovar

ETAPA NUCLEAR DEL ARTISTA ADOLESCENTE: SEXO, CULPA Y


RELIGIÓN

James Joyce, magistral escritor irlandés, concede en su obra “retrato del artista adolescente”

un vistazo al bullir juvenil de un muchacho creativo, atormentado y, al mismo tiempo, vivaz;

el eje central de la obra en general es la conformación de la identidad de “artista” y las crisis

a las que ésta conlleva en un entorno tan tradicional y estricto como la Irlanda de finales del

siglo XIX. Es por esta razón que para el análisis de la adolescencia escogí uno de los puntos,

a mi parecer, más críticos y tortuosos para la conformación del artista, la etapa en la que debe

reconciliar su profuso deseo sexual con los ideales rígidos de religiosidad y, al mismo tiempo,

con el impacto catastrófico de este en el sentido de sí mismo, con la culpa como elemento

principal del remordimiento y la autorrepresión. A lo largo de este ensayo recapitularé esta

culpa de la crisis sexual del adolescente nuclear, que choca con un superyó estricto y le hace

debatirse entre su realidad corporal y sus ideales de pureza, obligándolo a escoger uno de los

dos como parte de su identidad.

La adolescencia suele ser uno de los periodos más tormentosos de la vida, pues es cuando

nos vemos obligados a mirarnos frente al espejo y dar respuestas a la mirada inquisitiva que

se refleja. Sin embargo, como con cada característica de los seres humanos, tiene variaciones

como personas hay en el mundo, por eso cada caso particular ofrece un matiz distinto según

la experiencia previa y la disposición natural del sujeto. Ahora bien, si nos vamos al caso

particular de Stephen Dédalus, el joven irlandés reflejado en “Retrato del Artista

Adolescente”, encontramos un muchacho retraído, inteligente y educado, sumergido en una


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educación religiosa, que además debe vivir la decadencia económica de su familia. A lo largo

del relato se evidencia los cambios que tiene Stephen, quien pasa de tener el pensamiento

distractil de un niño, a realizar abstracciones poéticas en sus reflexiones sobre la vida, hasta

el punto de irse al extranjero en busca de su crecimiento personal.

Stephen es entonces un reflejo de las luchas por las que se pasa normalmente en la

adolescencia, las mismas descritas en algunos textos dedicados al abordaje de esta temática.

Guillermo Carvajal (1993) al describir la etapa nuclear del adolescente recalca la rigidez que

tiene el joven respecto a las normas y valores que ha interiorizado, las cuales aplica con

rudeza al mundo que lo rodea pero procurando conciliarlas con sus actos, de modo que

pueden presentarse contradicciones entre lo que predica y su actuación. Por otra parte

Carvajal señala la búsqueda de un compañero para las actividades masturbatorias, que a pesar

de verse alimentadas por el continuo fantasear del joven sobrepasan la capacidad de

producción imaginaria, despertando la necesidad de un otro sobre el cual volcar la carga

erótica de la actuación, todo esto sin llegar a compartir realmente el acto, pues el joven aun

no es capaz de asimilar al otro como algo distinto a un objeto que satisface sus necesidades.

Este deseo por el otro motiva al adolescente heterosexual a buscar una mujer con la cual

satisfacer su necesidad, aun así el joven teme el encuentro del objeto sexual pues todavía no

lo ha logrado separar del objeto parental.

En el caso de Stephen vemos la desesperada búsqueda por una compañera sexual por las

calles de Dublín, pues ya hastiado con sus fantasías necesita la reivindicación de otro “ser de

su misma naturaleza” para “pecar con ella”. Esta pesquisa le lleva hasta el barrio de las

prostitutas, donde una de las meretrices lo lleva a un cuarto y, luego de desnudarse le pide un
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beso, Stephen se encuentra incapaz de dárselo, incluso cuando ella le rodea con los brazos y

le besa. El rechazo de Stephen a la cercanía íntima con la prostituta demuestra su

ambivalencia por la figura femenina, la misma que buscaba desaforadamente pero que a la

vez le aturde e incomoda. Otro aspecto fundamental en la experiencia sexual de Stephen es

la culpa que siente y el deseo de limpiar su impureza, esto agravado por su profundo fervor

religioso que relaciona también con el miedo a la muerte y su deseo de identificarse con lo

puro y casto, que asocia a la salvación del alma.

Aberastury y Knobel (1971) mencionan el fervor religioso como un esfuerzo del adolescente

por alcanzar una identificación positiva, que le ayude a solventar su miedo a la muerte y la

desilusión en lo referente a los objetos parentales, es decir, busca reponer la omnipotencia

perdida de los padres proyectándola en los símbolos religiosos, permitiéndole reflejarse a sí

mismo en esta idealización. Esta reflexión narcisista hacia lo religioso permite al joven

alcanzar una identificación positiva de sí mismo, de modo que su búsqueda por una identidad

es apaciguada en parte por la rigidez de la doctrina religiosa, que brinda lineamientos claros

respecto a cómo debe ser, quitándole ese peso de encima. Por ende, para Stephen, contradecir

las normas de conducta religiosas implica no solo la angustia de castración por desear a la

madre y desobedecer la autoridad del padre, sino también el cuestionamiento de su identidad

a nivel psicológico por ceder a sus impulsos carnales, a nivel social al sentirse alejado de

todos aquellos que viven sin el pecado y a nivel moral al no poder mantener las pautas de

conducta del buen católico, además de implicar la necesidad de una nueva identificación que

le permita sentirse parte de la sociedad, a modo de evitar el vacío interno de la no pertenencia

(Álvares, 2005)
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Así, Stephen pasa por los tormentos de sentirse dividido entre el inevitable impulso sexual y

la terrible culpa procedente de su transgresión a la norma. Finalmente decide prescindir de

su instinto y apegarse con mayor rigidez a la doctrina religiosa, la cual rechazará cuando se

vea enfrentada a sus ideales artísticos. En resumen, su aparente fidelidad a la doctrina

religiosa se ve limitada por su verdadera pasión por el arte, no así cuando era su emergente

pero intensa sexualidad la que se contraponía a la religión. Peter Blos (1980) alude este

cambio de lineamientos en el pensamiento adolescencial cuando describe el comportamiento

de jóvenes que han acudido a consulta, resulta común que los jóvenes experimenten un

desmedido apetito en las primeras etapas de su despertar sexual, el que a medida que logran

relacionar al amor tierno o a actividades sublimatorias, son capaces de controlar y someter,

de manera que su impulso erótico queda en segundo plano. En el caso de Stephen, antes de

rechazar el dogma religioso lo abraza impetuosamente, e incluso le es ofrecida la vocación

sacerdotal, no obstante, pese a depositar su ímpetu erótico en la religión, la vida de

privaciones y sin sentidos que muestra depararle a Stephen al seguirla le frena de continuar,

en parte debido a que la energía de Stephen supera las barricadas que ofrece la doctrina,

empleando el joven el recurso de la intelectualización para denigrar los axiomas propuestos

por la religión católica. En cuanto a la actividad sublimatoria, Stephen encuentra consuelo y

salvación en la composición poética, pues esta le permite huir de la situación económica de

su familia y afrontar sus desventuras amorosas, a modo que catetiza la actividad creadora en

lugar del objeto de amor tierno, por el cual ha mantenido una idealización relativamente

constante desde las primeras etapas de su desarrollo, incluso antes de llegar a la pubertad.
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En consiguiente podemos inferir el alto grado de narcisismo que presenta Stephen, que antes

de buscar la relación de amor tierno con el objeto altamente idealizado, prefiere la

composición poética que le permite amar al objeto sin acercarse a él, de algún modo

manteniendo su pureza por sobre su deseo de proximidad. Blos hace referencia del fenómeno

creativo en los varones al mencionar el miedo y la envidia por la madre; miedo al temer la

proximidad con las figuras que la representan y la envidia al desear concebir un hijo, un

producto de sí mismo que alimente su narcisismo pero le permita la sublimación de su

angustia e impulso.

Llegados a este punto podemos decir que Stephen es sin duda un joven excepcional, el cual

atraviesa por los oscuros callejones de la adolescencia con delimitado éxito, logrando una

identificación consistente con el autodenominado “sino del artista” y resolviendo

satisfactoriamente su crisis sexual y de autoridad. En conclusión, Stephen logra controlar su

deseo sexual sometiéndolo a la sublimación del impulso, el que primero tiene la forma de

religiosidad y después de creación artística. Cuando era religioso la culpa mantenía su

creencia, mortificándolo por acciones pecaminosas que sin importar lo que intentara no podía

evitar, tales como tener un mal pensamiento o disfrutar de una comida. Este autoflagelo

constante excede los límites de tolerancia de Stephen, al punto que su impulso se ve guiado

hasta la capacidad creadora, la cual le permite aliviar sus cargas libidinales sin el sentimiento

intenso de culpa que hasta el momento le acompañaba. Es quizás por esta búsqueda

incansable que uno de los títulos alternativos de la obra que pensó Joyce era ”Stephen el

héroe”, haciendo mención del poderoso espíritu de lucha que demuestra el joven sorteando
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los obstáculos de su medio para la creación artística, sobreviviendo a una educación rígida y

tradicionalista para convertirse en el anhelado artista de su época.

REFERENCIAS

Aberastury, A. y Knobel, M. (1971) El síndrome de la Adolescencia Normal. En La

Adolescencia Normal. Un estudio psicoanalítico (35-109). Buenos Aires, Argetina: Editorial

Paidós.

Álvarez, M. (2005) La construcción de la identidad. Fallas en la consolidación del

sentimiento de sí mismo: la identidad negativa. Buenos Aires, Argentina: Centro de

Formación en Técnicas de Evaluación Psicológica.

Blos, P. (1980) Psicoanálisis de la adolescencia. México DF, México: Editorial

Joaquín Moritz,

Carvajal, G. (1993) Adolecer: la aventura de una metamorfosis. Bogotá DC,

Colombia: Printing Service Network.

Joyce, J. (1982) Retrato del Artista Adolescente. Bogotá DC, Colombia: Editorial la

oveja negra.

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