en los que la función paterna está en crisis, poseer el propio no es tarea sencilla y son vastos los
ejemplos que dan cuenta de las múltiples formas, muchas signadas por la fascinación a la violencia
extrema, por las que intentamos hacernos de uno: “cuerpos que se atiborran de comida de manera
compulsiva para sostenerse; que se cortan para sentir o se golpean para no sentir; que se mutilan
para desprenderse del falo como significante, otros donde los cosmetizan para recuperar el brillo
fálico. Unos donde el tatuaje construye un cuerpo; otros en los que en lugar de un cuerpo se
constituye un borde”. Así resuenan las palabras del psicoanalista Patricio Alvarez en la
sólo para el campo psicoanalítico: “Hablar con el cuerpo. La crisis de las normas y la agitación de lo
real”.
Esta particular denominación del Encuentro resuena inquietante y hace referencia a una frase que
se desprende del texto La Tercera de Jacques Lacan: lo real, aquella dimensión que escapa a lo
simbólico, se encabritará (se desbocará) ante los avances de la ciencia y será misión del analista
hacerle frente.
“los cuerpos son librados más bien a sí mismos, librados a la ley del goce, ante la pérdida del
significante amo que instala sus disciplinas de marcación y educación”, en palabras del reconocido
psicoanalista francés Eric Laurent, uno de los fundadores de la Asociación Mundial de Psicoanálisis
(AMP) y de los referentes internacionales, además del español Miguel Bassols y el brasileño Sergio
Laia, que participaron como disertadores en estas intensas jornadas del 22 y 23 de noviembre
pasado. Hubo conferencias y mesas redondas, con debates e intercambios de ideas entre los más de
1.600 inscriptos (profesionales oriundos de Brasil, Chile, México, Perú, Ecuador, Venezuela y
Bolivia); se expusieron 300 casos y 14 conversaciones clínicas centradas en las investigaciones
promovidas por las escuelas de Brasil (EBP) y Centroamérica (NEL), con la presencia también de
De manera simultánea y distribuidos en diferentes salones del hotel, los grupos de trabajo,
abordaron con avidez tópicos como “el uso del cuerpo en los autistas”, “el niño amo”, “la
construcción del cuerpo infantil”, “tatuajes”, “sexualidades”, “cambio de sexo”, “el cuerpo
“tiempo”, “bulimia y obesidad” o “el cuerpo y la genética”, sólo por recorrer algunos de los temas
que conforman el entramado de nuestros cuerpos presentes y conquistados. “Habitados por ese
real incomprensible y que –destaca Ricardo Seldes, presidente del Enapol– agazapados en el
síntoma, suelen hablar de manera muy silenciosa en un escenario en el que pareciera que la tristeza
no es tolerable y en el que cualquier insatisfacción pretende ser borrada”. En momentos en los que
el ‘I like’ de facebook reduce los goces de cada uno de nosotros a uno sólo. Mesurable, detectable,
predecible.
En estos conceptos también se detuvo Laurent, al retomar la polémica que rodeó la publicación de
la quinta edición del DSM (el manual de trastornos mentales de la Asociación Estadounidense de
Psiquiatría), criticado por ser un compendio excesivamente costoso, rígido y anclado en una lógica
Deberíamos forjar un nuevo paradigma, en el que la anormalidad esté contemplada, ya que todos
deberá entonces enfrentarnos a nuestra singularidad, incluso a partir de la lectura del síntoma que
hace cuerpo. “El psicoanalista se instala como un sostén, un lazo capaz de afirmar al paciente que
busca hacer pie en un mundo desarticulado y de relaciones liquidas”, apunta la licenciada Alicia
Arenas, en tanto Jorge Forbes, acentúa que “lo real en cada uno no está en el mundo y que, aun
ante un horizonte complejo, somos responsables, en nuestra condición de sujetos, como ya lo decía
pensar la inscripción del goce fijado en el cuerpo; de evocar un nuevo uso del significante más cerca
del vacío: “Sabiendo que las palabras tienen una carga de goce, la experiencia analítica debería
orientarse a que se produzca esa reducción a lo insoluble, ya que en el campo del goce existe un