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Indice

Introducción

En los primeros días de la exploración petrolera, en general, el descubrimiento de


hidrocarburos en cualquier lugar que no fuera roca sedimentaria era accidental, y
esas acumulaciones eran consideradas como el resultado de un golpe de
suerte. Las serendipias aún forman parte de las actividades de exploración, pero
ahora los geólogos saben que la presencia de petróleo y gas en esas rocas no es
ninguna coincidencia. Las rocas ígneas—formadas a partir de la solidificación del
magma—alojan yacimientos de petróleo en muchas de las grandes provincias
petrolíferas.

En general, las rocas ígneas han sido ignoradas e incluso evitadas por la industria
de E&P. Se las ha ignorado por no ser consideradas atractivas. No obstante, las
rocas ígneas pueden desarrollar porosidad y permeabilidad de distintas maneras.
Lejos de ser intrascendente, la actividad ígnea puede incidir en todos los
aspectos de un sistema petrolero,
proporcionando la roca generadora
(roca madre), afectando la maduración
de los fluidos y formando trayectos
para la migración, trampas,
yacimientos y sellos.

Las rocas ígneas han sido evitadas


por otras razones. Por un lado,
tienden a ser extremadamente duras,
aunque las mejoras introducidas en la
tecnología de las barrenas están
ayudando a los perforadores a
abordar estas litologías resistentes.
Por otro lado, dado que
habitualmente impiden la penetración
profunda de la energía sísmica, las
capas ígneas también son
consideradas como un impedimento
para la evaluación de los sedimentos infrayacentes. Los nuevos métodos
sísmicos están aportando soluciones para este problema, pero con sus intensas
cualidades re-fractivas, los yacimientos ígneos siguen siendo difíciles de
caracterizar.

Una vez descubiertos los hidrocarburos en los yacimientos ígneos, la evaluación


de los volúmenes de hidrocarburos y de la productividad plantea diversos retos. La
interpretación de registros en los yacimientos ígneos a menudo requiere la
adaptación de técnicas diseñadas para otros ambientes. Las herramientas de
adquisición de registros y los métodos de interpretación que logran resultados
exitosos en las rocas sedimentarias pueden proveer respuestas válidas en las
rocas ígneas, pero a menudo exigen cierta pericia para su aplicación. Por otro
lado, dado que la mineralogía varía significativamente en estas formaciones,
los métodos que funcionan en una provincia volcánica pueden fracasar en otra.
Usualmente, se requiere una combinación de diversos métodos.
Desarrollo

Las rocas ígneas


Las rocas ígneas se forman a través de la solidificación del magma; una mezcla
de agua, gases disueltos y roca fundida a parcialmente fundida. Las rocas ígneas
varían entre un yacimiento y otro porque sus componentes poseen químicas
diversas, provenientes del magma que mezcla material del manto, la corteza y la
superficie de la Tierra; habitualmente óxidos de silicio, hierro, magnesio, sodio,
calcio y potasio. Además
poseen estructuras y
texturas diversas—lo cual
se traduce en porosidades
y permeabilidades
complejas—dependiendo
de cómo se fueron
acomodando. Los
mecanismos de colocación
comprenden erupciones
explosivas repentinas, flujos
viscosos espesos e
intrusiones subterráneas
lentas y profundas. Los
procesos subsiguientes de
meteorización y
fracturamiento pueden
complicar aún más las
propiedades de las rocas.

Las rocas ígneas se


forman bajo una amplia gama de condiciones, y por consiguiente exhiben
propiedades diversas (abajo, a la izquierda). La roca fundida, que se enfría muy por
debajo de la superficie, forma rocas intrusivas o plutónicas. El enfriamiento lento
de los magmas profundos crea cristales grandes que generan rocas de grano
grueso. Estas formaciones habitualmente poseen una porosidad intergranular
baja y una permeabilidad insignificante, lo cual las vuelve de poco interés para
la industria petrolera.
La excepción la constituyen los granitos fracturados, que pueden producir
hidrocarburos.
Los magmas cercanos a la superficie tienden a enfriarse más rápidamente. Esto
hace que exista menos tiempo para la formación de cristales que, por consiguiente,
tienden a ser más pequeños, generando rocas cristalinas de grano fino.Las rocas
extrusivas, o volcánicas, se forman cuando el magma es expulsado a través de la
superficie de la Tierra. El magma puede derramarse en flujos de lava fundida que,
cuando se enfrían, forman rocas volcánicas cristalinas de grano fino a muy fino. A
veces, el proceso de enfriamiento se produce tan rápidamente que no se pueden
formar cristales, lo cual resulta en la formación de vidrio volcánico, tal como la
obsidiana. Cuando los magmas contienen grandes cantidades de agua y gases
disueltos, el incremento excesivo de la presión bajo tierra puede producir erupciones
explosivas de material volcánico. Los tamaños de los fragmentos eyectados o
piroclastos oscilan entre ceniza volcánica fina y “bombas” de decenas de
centímetros de diámetro. Una vez eyectados, los fragmentos individuales se
acumulan para formar rocas piroclásticas. Los flujos de lava (coladas lávicas) y los
depósitos piroclásticos pueden oscilar entre algunos centímetros y algunos
cientos de metros de espesor, cubriendo miles de kilómetros cuadrados. Estos
depósitos pueden poseer valores de porosidad y permeabilidad suficientes para
convertirlos en yacimientos de hidrocarburos económicamente viables. Los
diferentes modos de formación de las rocas ígneas—enfriamiento de las lavas, ya
sea bajo tierra o en la superficie, y aglomeración de fragmentos eyectados durante
las erupciones explosivas—hacen posible una subdivisión de las rocas ígneas en
dos grupos: rocas ígneas cristalinas y rocas ígneas, o piroclásticas,
fragmentosas. Una clasificación composicional simple y común de las rocas
ígneas cristalinas se basa en el porcentaje en peso de sílice [SiO2]. Las rocas con
bajo contenido de SiO2 (menos del 52%) se clasifican como básicas, las rocas
con alto contenido de SiO2 (más del 66%) son acídicas, y aquellas con un
contenido de SiO2 que oscila entre un 52 y un 66% son intermedias.

Un sistema de clasificación paralelo agrupa a las rocas por porcentaje en peso


de minerales de color oscuro. Las rocas ricas en minerales oscuros (más del
70%), tales como la olivina y el piroxeno, son máficas; las que contienen pocos
minerales oscuros (menos del 40%), y por consiguiente más minerales claros, tales
como el cuarzo y el feldespato, son silícicas, y a veces se denominan félsicas. Las
rocas máficas, tales como el basalto, tienden a ser básicas; las rocas silícicas,
tales como el granito, tienden a ser acídicas. Una clasificación diferente abarca el
mecanismo de posicionamiento, el tamaño de los cristales y la mineralogía,
dividiendo las rocas volcánicas cristalinas en cuatro tipos principales (arriba a la
derecha). La tendencia que se extiende desde el basalto hasta la andesita, la
dacita y la riolita, forma un conjunto de variedades mineralógicas.
Por otra parte, las rocas piroclásticas se clasifican habitualmente por su
granulometría, al igual que las rocas sedimentarias clásticas.
Las proporciones relativas de tres clases de tamaños de granos—bloques y
bombas, lapilli y ceniza—se utilizan para clasificar una roca piroclástica.

Los distintos tipos de rocas

piroclásticas y cristalinas exhiben diferencias de textura y estructura que se traducen


en diferencias de porosidad y permeabilidad Volúmenes de rocas volcánicas.Los
petrólogos han calculado que la porción somera de la corteza terrestre contiene
un volumen de roca volcánica—formada por la eyección de lava en la superficie—
de 3.4 a 9 x109km3, un orden de magnitud mayor que el volumen de roca
sedimentaria. Esta estimación incluye las extrusiones producidas en las zonas
de hundimiento del fondo marino, donde las placas oceánicas se están separando
y la actividad volcánica forma corteza nueva.
La presencia de rocas volcánicas en las provincias petrolíferas es común porque
la actividad volcánica tuvo lugar en el interior o cerca de muchas cuencas
sedimentarias, en una etapa o en otra.
El vulcanismo también puede afectar las cuencas lejanas; los volcanes grandes
pueden empujar los flujos piroclásticos hasta 1,000 km [aproximadamente 600
mi, de distancia de su origen y el viento puede arrastrar la ceniza a través de
miles de kilómetros (izquierda, extremo inferior). En consecuencia, es posible
observar mantos de ceniza y tobas, o ceniza consolidada, lejos de su origen.
Existen rocas ígneas productoras de hidrocarburos en todo el mundo). El primer
descubrimiento documentado de petróleo en roca volcánica puede ser el Campo
Hara de Japón, cuya producción inicial tuvo lugar en el año 1900.

El campo producía petróleo de tres capas tobáceas. Otro de los primeros


ejemplos de producción se registró en Texas, en el año 1915, a lo largo de una
tendencia de volcanes de fondo marino, que erupcionaron durante la
depositación de la Caliza Austin.

Las formaciones volcánicas sepultadas produjeron 54 millones de bbl 8.6 millones


de m3 de petróleo de 90 campos, emplazados en más de 200 cuerpos ígneos. Los
yacimientos volcánicos pueden contener acumulaciones significativas. Para el
año 1996, la producción acumulada proveniente de las tobas volcánicas y las
capas asociadas del Campo Jatibarang, situado en Java Occidental, era de
1,200 millones de bbl [190 millones de m3] de petróleo y 2.7 Tpc [76,000 millones
de m3] de gas. Las reservas estimadas ascienden a 4,000 millones de bbl [635
millones de m3] de petróleo y 3 Tpc [85,000 millones de m3] de gas. El análisis
de yacimientos indica valores de porosidad que oscilan entre 16 y 25% y una
permeabilidad de hasta 10 darcies. En este yacimiento, las rocas volcánicas
también son rocas generadoras.

Los sistemas petroleros


El vulcanismo puede afectar todos los aspectos de un sistema petrolero,
produciendo rocas generadoras peculiares, acelerando la maduración de los
fluidos, y formando trampas, yacimientos y sellos.

Roca generadora (roca madre)—Si bien la mayoría de los hidrocarburos


presentes en las rocas volcánicas provienen de rocas generadoras sedimentarias,
algunas rocas volcánicas también son rocas generadoras. La vegetación
arrastrada en los flujos volcánicos puede contener agua suficiente como para
protegerla del calor del emplazamiento. El vulcanismo subaéreo puede formar
lagos y pantanos con sedimentos ricos en kerógeno y el agua caldeada
volcánicamente, presente en estas cuencas, fomenta el crecimiento de nutrientes,
incrementando aún más la producción de materia orgánica.
Maduració n—Mediante el agregado de
calor, los cuerpos ígneos pueden acelerar la maduración de los hidrocarburos. Los
cuerpos intrusivos grandes, tales como diques y filones de gran espesor, se enfrían
en forma lenta y pueden afectar grandes volúmenes de roca adyacente,
produciendo sobremaduración. Los flujos volcánicos se enfrían relativamente
rápido, de modo que usualmente producen menos impacto sobre la maduración.
El impacto de la actividad ígnea sobre la maduración de los fluidos puede
ser evaluado mediante el modelado de los sistemas petroleros.Además del calor
directo, la circulación de los fluidos hidrotérmicos en la zona calentada también
puede afectar la maduración. Por ejemplo, los científicos que trabajan en la
Cuenca de Guaymas del Golfo de California reportaron que los fluidos
hidrotérmicos calentados hasta alcanzar 400°C [752°F] son responsables de la
alteración de la materia orgánica y de la formación de petróleo.

El proceso es rápido, ya que implica entre cientos y miles de años en vez de los
varios millones de años que se necesitan habitualmente para la generación de
petróleo.

Migración—Los hidrocarburos originados en otros lugares son entrampados en las


rocas volcánicas de distintas maneras:
 Los hidrocarburos pueden pasar vertical o lateralmente desde
las rocas sedimentarias hacia las rocas volcánicas ubicadas en posiciones
estructurales más altas.
 La compactación de las rocas sedimentarias puede obligar a
los hidrocarburos a desplazarse en sentido descendente, hacia el interior de
las rocas volcánicas.
 Los fluidos hidrotérmicos pueden disolver los hidrocarburos y
depositarlos en las rocas ígneas.
 Si la presión de vapor existente en las rocas
volcánicas se vuelve suficientemente baja durante el proceso de
enfriamiento, los hidrocarburos pueden introducirse en los espacios porosos.
Trampas—Las intrusiones ígneas que penetran las capas sedimentarias
adyacentes, denominadas rocas de caja, a menudo generan estructuras
cerradas dentro de las formaciones penetradas. El Campo Omaha Dome, situado
en la Cuenca de Illinois, EUA, fue formado por este tipo de trampa. La estructura de
entrampamiento corresponde a un lacolito tipo árbol de Navidad, producido por una
intrusión ultramáfica .El campo fue descubierto en el año 1940 y produjo
aproximadamente 6.5 millones de bbl [1 millón de m3]
de petróleo de las areniscas que se encuentran en contacto con la intrusión.

Yacimientos—Las rocas ígneas poseen otra característica en común con las


rocas yacimiento sedimentarias; pueden tener porosidad primaria y a veces
desarrollar porosidad secundaria. Pero, a diferencia de las rocas sedimentarias, las
rocas ígneas pierden su porosidad muy lentamente con la compactación. La
porosidad primaria puede ser intergranular o vesicular; un tipo de porosidad que
resulta de la presencia de vesículas, o burbujas de gas en las rocas ígneas. Las
porosidades en los basaltos y las andesitas vesiculares pueden alcanzar el

50%.La porosidad secundaria es importante para muchos yacimientos


volcánicos y a veces constituye el único tipo de porosidad presente. Puede resultar
de los procesos de alteración hidrotérmica, fracturamiento y metamorfismo de
etapa tardía; el metamorfismo que tiene lugar en las etapas tardías de la actividad
ígnea que altera los minerales formados previamente.Los filones y los lacolitos
pueden convertirse en yacimientos, especialmente cuando penetran rocas
generadoras. Y pueden fracturarse cuando se enfrían, generando porosidad,
permeabilidad y trayectos para la migración.

Sellos—Las rocas ígneas pueden constituir sellos. Después de su conversión


en arcilla, las capas extrusivas pueden actuar como sellos compactos. Las rocas
intrusivas impermeables, tales como los lacolitos que forman trampas, también
pueden sellar los hidrocarburos presentes en las formaciones que las infrayacen.

La exploración en las provincias volcánicas


La exploración de hidrocarburos en las rocas ígneas o en sus adyacencias
puede involucrar varias técnicas geológicas, geofísicas y geoquímicas. El
mapeo superficial tradicional de las estructuras elevadas ha revelado la presencia
de depósitos volcánicos. Por ejemplo, en Japón, se han descubierto rocas
volcánicas riolíticas que contienen grandes acumulaciones de hidrocarburos
mediante el mapeo de los altos estructurales.

Otro método tradicional, el reconocimiento de filtraciones de hidrocarburos en la


superficie, es utilizado para descubrir yacimientos más profundos. El petróleo y el
gas a veces se elevan a la superficie a través de los contactos existentes entre las
rocas ígneas y las rocas sedimentarias.

Las filtraciones presentes en el área de Golden Lane del este de México, han sido
asociadas con la presencia de rocas ígneas de inclinación pronunciada que
penetraron capas carbonatadas de gran espesor, ricas en contenido de petróleo.
Además se utilizan técnicas de avanzada. Se han aplicado registros de imágenes
satelitales para evaluar la Cuenca del Columbia, cubierta de basalto, en Washington
y Oregón, EUA. El análisis geoquímico del agua subterránea de la misma región
detectó niveles significativos de metano a través de una extensa área, lo cual indicó
cantidades potencialmente comerciales de gas natural en los basaltos del Río
Columbia.

Dependiendo de las propiedades de las rocas volcánicas, las técnicas gravimétricas


y magnetométricas pueden resultar de utilidad. Éstos fueron los primeros métodos
geofísicos aplicados y, en el año 1915, contribuyeron a la explotación exitosa
del play volcánico de Texas mencionado previamente. Las rocas ígneas
máficas—más ricas en contenido de minerales densos y magnéticos que las rocas
ígneas félsicas—ofrecen mejor contraste con los sedimentos regionales, por lo que
pueden aparecer en forma clara en los levantamientos gravimétricos y
magnetométricos. Los levantamientos aeromagnetométricos han demostrado ser
efectivos para la identificación de áreas prospectivas en los basaltos máficos de
inundación de la Cuenca del Otway, en el sudeste de Australia.También se han
utilizado métodos magnetotelúricos (MT), usualmente en conjunto con otras
técnicas, para investigar las rocas volcánicas de alta resistividad como yacimientos
potenciales “Sondeos electromagnéticos para la exploración de petróleo y gas”.

En ciertas líneas MT, se han identificado capas volcánicas resistivas levantadas


como posibles áreas prospectivas. La integración de los levantamientos MT con
la información sísmica de superficie resultó de utilidad para la caracterización de la
estructura interna de una capa basáltica productora de petróleo y gas. Los métodos
sísmicos, si bien resultan extremadamente útiles para la detección de estructuras
sedimentarias, han mostrado un grado mixto de éxito en las provincias volcánicas.
Los basaltos macizos, sin estratificación interna, poseen una calidad sísmica
efectiva alta, lo cual significa que no son altamente absorbentes, de modo
que las ondas sísmicas los atraviesan con poca atenuación. Los levantamientos
sísmicos son relativamente exitosos para la delineación de los topes y las bases de
esas capas. No obstante, los basaltos estratificados, especialmente aquéllos que
exhiben superficies meteorizadas entremezcladas, tienden a dispersar la energía
sísmica y pueden proporcionar datos pobres. Para mejorar la calidad de los datos
sísmicos en las provincias volcánicas, los responsables de la planeación de los
levantamientos utilizan la técnica de teledetección mediante satélites para
determinar la litología y la topografía, y están incorporando los resultados en las
evaluaciones de los aspectos logísticos de los levantamientos, los parámetros de
adquisición y los requerimientos de procesamiento.

En áreas con capas volcánicas altamente atenuantes, los levantamientos sísmicos


de pozos se han mostrado promisorios en cuanto al mejoramiento de la
resolución de las imágenes sísmicas. Tal fue el caso de un perfil sísmico vertical
(VSP) con desplazamiento de la fuente, efectuado en un pozo exploratorio de 4,750
m [15,600 pies] de la Cuenca Neuquina, en la República Argentina.

En la localización del pozo, la superficie se encontraba cubierta por


aproximadamente 150 m [490 pies] de basalto que atenuaba intensamente la
energía sísmica superficial. El VSP produjo una imagen con una resolución más
alta que la de los resultados sísmicos de superficie e iluminó otros cuerpos ígneos
presentes en el subsuelo. Una vez descubierto un depósito volcánico con
hidrocarburos, la evaluación del yacimiento puede constituir un gran reto. Los
métodos de evaluación de la porosidad, la permeabilidad y la saturación en
las rocas sedimentarias deben modificarse para funcionar en las provincias
volcánicas. Algunos estudios de casos de China e India demuestran esas
técnicas.

Conclusión

Sabemos que una roca ígnea, por ejemplo, puede transformarse en metamórfica
por efecto del calor y la presión sin pasar por la fase “sedimentaria”, asimismo,
las rocas sedimentarias y metamórficas pueden convertirse en material que
forma nuevas rocas sedimentarias. El ciclo natural de las rocas que se acaban
de describir en este trabajo se han puesto recientemente en relación con la
tectónica de placas puesto que el ciclo comienza con la erosión de un continente,
el material de dicho continente se acumula en sus bordes y se puede compactar
por litificación y transformarse en “roca sedimentaria”. Conforme pasa el tiempo,
el borde continental se transforma en borde de placa convergente, es decir,
empujada contra otra placa.

Las rocas sedimentarias pueden transformarse por efecto de las altas presiones
en cinturones de rocas metamórficas pero poco a poco los sedimentos que no
han formado montañas se ven arrastrados por subducción hacia el fondo de la
corteza, allí sufren un metamorfismo aún mayor, hasta alcanzar grados de
presión y temperatura tan elevados que se funden y se convierten en lo que
conocemos como magma y este a su vez se convierte en roca ígnea que puede
volver a la superficie terrestre, ya sea bien en forma extrusiva, que sería a través
de un volcán, o bien por exposición de la roca ígnea intrusiva a consecuencia de
la erosión. La meteorización y la erosión atacan lo que son las rocas ígneas, y
las transportan hasta el borde continental y el ciclo comienza de nuevo.
Bibliografia

 Libro de geología de 2º de la Escuela Técnica Superior de Ingenieros de Montes


de la Universidad Politécnica de Madrid.
 Guía de Naturaleza Blume, guía de rocas
 Petrografía básica de Paraninfo, s.a. (texturas, clasificación y nomenclatura de
rocas)
 www.geolab.unc.edu/petunia/igmetatlas/mainmenu.html
 www.geología.ingeolu.unam.mx/academia/temas/metamorficas.htm
 www.webmineral.com
 www.geologiaenlinea.com
https://www.slb.com/~/media/Files/resources/oilfield_review/spanish09/sum09/0
4_yacimientos_volcanicos.pdf

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