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LOS ARBOTANTES Y SU REVOLUCION

El Arte Gótico llamado así despectivamente por los teóricos renacentistas,


Comienza en Francia, este nuevo estilo que se caracteriza por su revolución en la
Arquitectura, y es aquí donde rompió paradigmas en cuanto a la altura de las
construcciones las iglesias, estas eran altas hasta el cielo, para dar una sensación
de cercanía con Dios, muy iluminadas para dar la sensación de estar en el mismo
cielo. Pero una de las características más distintiva del arte Gótico es la creación
del arco arbotante el cual posee revolucionaros usos y avances para la arquitectura
medieval.

El arco arbotante forma parte de la estructura gótica es una especie de puente


macizo que sujeta las bóvedas de las naves internas de la catedral, transmitiendo
el punto de presión a los contrafuertes del exterior, pero sólo se aprecia desde el
exterior de las iglesias.

En la parte inferior este se apoya en un contrafuerte, y la parte superior sirve de


sostén, generalmente, a una bóveda de crucería, este sistema sustituyó a los
estribos utilizados en el románico para contrarrestar los empujes laterales de la
bóveda. Al liberarse el muro de la función de contrafuerte, se pudieron hacer más
altos y esbeltos edificios, propiciando la entrada de luz a través de los vitrales. Más
tarde y con el fin de evitar el desplazamiento de los contrafuertes por el empuje de
los arbotantes y, a su vez, contribuir al efecto ascendente de la arquitectura gótica,
se les coronó con un pináculo o pilar terminado en forma apiramidada en su parte
superior.

El arbotante es la clave para construir los edificios altos y livianos propios del gótico
permitiendo a los arquitectos abrir mayores vanos en la fábrica del edificio.
La utilización de los arbotantes modificó por completo la silueta de los edificios, por
lo cual las catedrales gracias a los arbotantes “las paredes de estos edificios no
eran frías y cerradas. Se hallaban formadas de vidrios coloreados que brillaban
como una piedra preciosa. Los pilares, nervios y tracerías se realzaban en oro. El
fiel que se entregase a la contemplación de toda esa hermosura sentiría que casi
había llegado a comprender los misterios de un reino más allá del alcance de la
materia…” (“Historia del Arte” E.H. Gombrich, p.189).

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