Anda di halaman 1dari 14

Martin-Barbero Jesús

Nuevas visibilidades de lo
cultural y nuevos regímenes
de lo estético

Los retos que tensionan la figura del


arte en el cambio de siglo provienen de
Jesús Martin-Barbero muy diversos movimientos. De un lado se
Doctor en Filosofía y Letras, Científico de Infoamérica. Ha halla su contradictoria relación con la
Universidad Católica de sido profesor visitante de las masificación estructural de una sociedad
Lovaina, Bélgica. Doctor Universidades Complutense de
en la que la homogenización inevitable de
Honoris Causa por la Madrid; Standford; Libre de
Universidad Nacional de Berlín; King’s College de Londres; la vivienda, del vestido, de la comida, se
Rosario (Argentina) y por la de Puerto Rico; Buenos Aires, entrelaza con una compulsiva búsqueda
Pontificia Universidad Javeriana San Pablo, Lima, entre otras. individual de diferenciación en los gustos
de Bogotá (Colombia). Ha sido Autor de Comunicación y y los estilos de vida. A su vez, el nuevo
presidente de la Asociación culturas populares en
sensorium tecnológico conecta los cam-
Latinoamericana de Latinoamérica (1987); Mapas
Investigadores de la nocturnos (1998). Coautor de bios en las condiciones del saber con las
Comunicación; miembro del Medios, Cultura y Sociedad nuevas maneras del sentir, y ambos con
Comité consultivo de la (1998); Los ejercicios del ver. los nuevos modos de juntarse, esto es, con
Federación Latinoamericana de Hegemonía audiovisual y las nuevas figuras de la socialidad, produ-
Facultades de Comunicación ficción televisiva (2000), entre
ciendo un emborronamiento de las fron-
Social. Es miembro del Comité muchas otras publicaciones.
teras entre arte y ciencia, entre experi-
mentación técnica e innovación estética.
De otro, la formación y expansión de una
cultura-mundo replantea tanto el senti-
do de lo universal como de lo local; pues
el movimiento de mundialización de las
sensibilidades y el contrario pero comple-
mentario de fragmentación y liberación
de las diferencias, han hecho estallar el
horizonte cultural común que sostenía la
dinámica de enraizamiento y proyección

106
Nuevas visibilidades de lo cultural y nuevos regímenes de lo estético

del arte. Ahora las relaciones entre las cul- como moral pública el más radical de los
turas pasan por unos modelos de comu- dualismos: mientras en la ciudad letrada
nicación entre los pueblos que provienen se hallaría el último resquicio y baluarte
de las tecnologías y los mercados. Y, por del pensar vivo, crítico, independiente, el
otra parte, se ensancha la relación arte/ mundo audiovisual nos atrapa en su ava-
diseño replanteando el sentido de la in- lancha de frivolidad, espectacularización
teracción entre estandarización e inno- y conformismo. Pero ese apocalíptico
vación estética, entre racionalización y logocentrismo nos ha estado impidiendo
experimentación, entre formas cultura- por demasiado tiempo que nos hagamos
les y formatos industriales, exigiéndonos preguntas como éstas: ¿cómo es posible
pensar la convergencia digital como di- hoy comprender las oscilaciones e
mensión constitutiva del entorno cotidia- hibridaciones de que están hechas las
no y fuente de nuevos lenguajes. identidades sin auscultar la recuperación
actual de los imaginarios populares por
1. Nuevos regímenes de las imaginarias electrónicas de los relatos
audiovisuales, incluyendo el cruce de
visibilidad cultural arcaísmos y modernidades que hacen su
éxito, y los nexos que enlazan a las nue-
Los conservadores culturales dicen que la vas sensibilidades con un orden visual so-
televisión por cable es la última ofrenda cial en el que “las tradiciones se desvían
de la caja de Pandora y la transmisión por pero no se abandonan, anticipando en las
satélite coronará la torre de Babel. Al transformaciones visuales experiencias
mismo tiempo una nueva clase de que aun no tienen discurso”?1 Es frente a
intelectuales, que dirige los centros en que toda una larga y pesada carga de sospe-
operan las nuevas tecnologías culturales e chas y descalificaciones que se abre paso
informáticas, hablan confiadamente de su una mirada nueva que, de un lado, des-
‘producto’. Ninguna de esas posturas es un cubre la envergadura actual de las
suelo firme. Lo que tenemos es una pésima hibridaciones entre visualidad y tecnici-
combinación de determinismo tecnológico dad y, de otro, rescata las imaginerías
y pesimismo cultural. Porque no hay nada como lugar de una estratégica batalla cul-
que la mayoría de esas instituciones tural. En América Latina la hegemonía
quiera ganar o defender más que el audiovisual pone al descubierto las con-
pasado, y el futuro alternativo traería tradicciones de nuestra modernidad otra,
precisa y obviamente la pérdida final de esa a la que acceden y de la que se apro-
sus privilegios. pian las mayorías sin dejar su cultura oral,
Raymond Williams mestizándola con las imaginerías de la
visualidad electrónica.
Ahorrándose la densa trama de con- Pues aunque atravesados por las lógicas
tradicciones y rupturas de que está he- del mercado, los medios y las tecnologías de
cha la historia, y hurtándose a muchas de la comunicación constituyen hoy espacios
las incertidumbres del presente, buena decisivos de la visibilidad y del reconocimien-
parte de la intelectualidad, y en especial to social, ya que más que a sustituir, ellos han
la académica, carga a los medios audio- entrado a constituir una escena fundamen-
visuales con la responsabilidad por la cri- tal de la vida pública, a hacer parte de la tra-
sis de la lectura y el empobrecimiento cul- ma de los discursos y de la acción política
tural en general. Un amargado desencan- misma. La mediación televisiva refuerza cier-
to, travestido de profetismo, proclama tamente la funcionalización mercantil de la

1
S. Gruzinski, La guerra de las imágenes. De Cristóbal Colón a Blade Runner, 1994.

La Puerta FBA - 107


Martin-Barbero Jesús

política pero a la vez produce una fuerte den- humanidad civilizada, o se la exalta como
sificación de las dimensiones simbólicas, ri- la salvación del hombre actual, en ambos
tuales y teatrales que siempre tuvo la políti- casos –tan distantes como el de un tecnó-
ca. De manera que por las imágenes pasa logo y el de un politólogo– la metafísica
una construcción visual de lo social que re- acaba suplantando a la política.
coge el emplazamiento que, a la lucha por la Lo que sucede en la otra orilla no es
representación, le plantean hoy las crecien- menos tendencioso. La tendencia del pen-
tes demandas de reconocimiento. Pues lo samiento hegemónico entre los exaltados
que los nuevos movimientos sociales y las predicadores de la cultura audiovisual es
minorías –las etnias y las razas, las mujeres, a pensar la “sociedad de la comunicación
los jóvenes o los homosexuales– demandan generalizada” como una sociedad trans-
ya no es tan sólo ser representados sino tam- parente,5 entendiendo por eso la suma de
bién el verse reconocidos, esto es, el hacerse la autorregulación, que resulta de la
visibles socialmente en su diferencia, desde retroacción y la circulación constantes, y
la que se está dando lugar a un modo nuevo la transparencia, que proporciona la exis-
de ejercer políticamente sus derechos. tencia de un lenguaje al que serían tra-
Las posiciones del dualismo latino- ducibles todas los idiomas y discursos. Es-
americano más radical han encontrado taríamos ante una sociedad capaz de “or-
apoyo en algunos pensadores europeos denar y traducir esas nubes de socialidad
de la talla del politólogo italiano2 quien a matrices de input output, según una ló-
identifica la videocultura con el post pen- gica que implica la conmensurabilidad de
siero, es decir, con el fin del pensamien- los elementos y la determinabilidad del
to, o en la condena proferida por G. Stei- todo”.6 Transparente es entonces una so-
ner sobre el rock, esa nueva esfera sono- ciedad en la que ser y saber se correspon-
ra identificada con “un martilleo estri- den puesto que lo que ella es coincide con
dente, un estrépito interminable que, con la información que posee acerca de sí mis-
su espacio envolvente, ataca la vieja au- ma. Ello significa que lo social, tanto en
toridad del orden verbal”,3 y hasta en M. su trama cultural como política, pierde su
Kundera para quien el rock es “el aullido opacidad al superar la naturaleza conflic-
extático en que quiere el siglo olvidarse tiva de sus relaciones, y al descubrir que
de sí mismo”.4 Es como si, a medida que su más valiosa riqueza se halla en la in-
el mundo audiovisual se torna socialmen- formación acumulada.
te más relevante y culturalmente más es- No resulta entonces tan extraño que,
tratégico, ello exasperara cierto rencor ante el vacío de utopías que atraviesa el
intelectual, del que hablara Nietzsche ámbito de la política, se vea llenado en
hasta el paroxismo. Ahí está demostrán- los últimos años por las utopías prove-
dolo el profundo parentesco entre los tí- nientes del campo de la tecnología y la
tulos de dos libros que, situados en las an- comunicación: “aldea global”, “mundo
típodas de la denigración y la celebración virtual”, “ser digital”, etcétera. Y la más
de las tecnologías audiovisuales y electró- engañosa de todas, la “democracia direc-
nicas, convergen sin embargo en la des- ta”,7 que atribuye al poder mismo de las
carada apelación a la metafísica: Homo redes informáticas la renovación de la
videns de Giovanni Sartori y Ser digital de política y da por superadas las viejas for-
Nicolas Negroponte. El dilema no puede mas de la representación por la expre-
ser más tramposo: o se desvaloriza la vi- sión viva de los ciudadanos que se halla-
deocultura declarándola enemiga de la ría en la votación por Internet desde la

2
G. Sartori, Homo videns.Televisione e post-pensiero, 1997; N. Negroponte, Ser digital, 1999.
3
G. Steiner, No castelo do Barba Azul. Algumas notas para a redefiniçao da cultura, 1992, pp. 118 y 121.
4
M. Kundera, Los testamentos traicionados, 1994, pp. 247 y 249.
5
Criticada por G. Vattimo en el texto central del libro que lleva ese nombre: La sociedad transparente, 1990.
6
J. F. Lyotard, La condición postmoderna, 1984, p. 10.
7
O. Monguin, “La démocratie à l’utopie de la communication”, en Face au scepticisme, 1994, pp. 109-131.

108
Nuevas visibilidades de lo cultural y nuevos regímenes de lo estético

casa o emitiendo telemáticamente su mueve de su, hasta ahora, irremediable


opinión. Esto es, convirtiendo la opinión estatus de “obstáculo epistemológico”,
pública en la tramposa democracia de sino que las convierte en ingrediente clave
las encuestas y los sondeos. Estamos ante de un nuevo tipo de relación entre la simu-
la más tramposa de las idealizaciones ya lación y la experimentación científicas.9
que, en su celebración de la inmediatez y La revaloración cognitiva de la imagen
la transparencia de las redes cibernéticas, pasa paradójicamente por la crisis de la
lo que se está minando son los funda- representación que examinó M. Foucault
mentos mismos de lo público, esto es los en Las palabras y las cosas, donde, me-
procesos de deliberación y de crítica, al diante una lectura del cuadro Las Meninas
mismo tiempo que se crea la ilusión de de Velázquez, nos propone entender la
un proceso sin interpretación ni jerar- representación no por lo que da a ver sino
quía, se fortalece la creencia en que el in- por la invisibilidad profunda desde la que
dividuo puede comunicarse prescindien- vemos.10 Y es asumiendo esa invisibilidad
do de toda mediación social, y se acre- como el pensamiento rompe el paradig-
cienta la desconfianza hacia cualquier fi- ma del desciframiento de los signos en sus
gura de delegación y representación. juego de vecindad, imitación, analogía o
empatía, para hacer posible el conoci-
2. Nuevas figuras de razón y miento científico. El fin de la metafísica
reside según Foucault en dar la vuelta al
nuevos regímenes estéticos cuadro: el espejo en el que al fondo de la
escena se mira el rey, al que el pintor mira,
Lo que hay de realmente nuevo en la se pierde en la irrealidad de la represen-
llamada sociedad del conocimiento es la tación. Y en su lugar emerge el hombre,
aparición de nuevas figuras de razón8 que ahora hecho vida, trabajo y lenguaje. Lo
replantean algunos de los rasgos más que implica que en adelante el saber es
paradigmáticos del proceso de elabora- inseparable de la trama significante que
ción de las ciencias, tanto en sus modos tejen las figuras y los discursos (las imá-
de experimentar como de explicar. Pero genes y las palabras) y de la eficacia ope-
quizá el cambio más desconcertante para ratoria de los modelos, que es lo que ha
el racionalismo, con el que se identificó la hecho posible ese particular saber que hoy
primera modernidad, sea el que introdu- denominamos ciencias humanas.
ce el nuevo estatuto cognitivo de la ima- Es justamente en el cruce de los dis-
gen. Desde el mito platónico de la caver- positivos señalados por Foucault –la eco-
na, y durante siglos, la imagen fue identi- nomía discursiva y la operatividad lógica–
ficada con la apariencia y la proyección donde se sitúa la nueva discursividad cons-
subjetiva, lo que la convertía en obstácu- titutiva de la visualidad ligada a la nueva
lo estructural del conocimiento. Ligada al identidad lógico-numérica de la imagen.
mundo del engaño, la imagen fue, de un Estamos ante la emergencia de otra figu-
lado, asimilada a instrumento de manipu- ra de la razón que exige pensar la imagen,
lación, de persuasión religiosa o política, de una parte, desde su nueva configura-
y de otro, expulsada del campo del cono- ción socio-técnica: el computador no es un
cimiento y confinada al campo del arte. instrumento con el que se producen obje-
Hoy día, nuevas formas de articular la ob- tos, sino un nuevo tipo de tecnicidad que
servación y la abstracción, basadas en el posibilita el procesamiento de informacio-
procesamiento –digitalización y redes de nes, y cuya materia prima son abstraccio-
interfaz– de las imágenes no sólo las re- nes y símbolos, que inaugura una nueva

8
G. Chartron, Pour une nouvelle économie du savoir, 1994; A. Renaud, “L’image: de l’économie informationelle àla pensée
visuelle, 1995, p.14 y ss.
9
P. Lévy, L’intelligence colective. Pour une anthropologie du cyberespace, 1994; O que é o Virtual ?, 1996.
10
M. Foucault, Les mots et les choses, 1966.

La Puerta FBA - 109


Martin-Barbero Jesús

aleación de cerebro e información, que nora, táctil). La visibilidad de la imagen


sustituye a la relación exterior del cuerpo deviene legibilidad,14 permitiéndole pasar
con la máquina, y la emergencia de un del estatuto de “obstáculo epistemológico”
nuevo paradigma de pensamiento que re- al de mediación discursiva de la fluidez (flu-
hace las relaciones entre el orden de lo jo) de la información y del poder virtual de
discursivo (la lógica) y de lo visible (la for- lo mental.
ma), de la intelegibilidad y la sensibilidad. Acompañando ese proceso emergen
El nuevo estatuto cognitivo de la imagen11 también hoy nuevos regímenes estéticos
se halla ligado a su informatización, esto especialmente ligados a la mutación que
es a su inscripción en el orden de lo sufre el arte cuando la digitalidad y la
numerizable, que es el orden del cálculo y conectividad comienzan a poner en cues-
sus mediaciones lógicas: número, código, tión la excepcionalidad de las obras y a
modelo. Inscripción que no borra sin em- emborronar la singularidad del artista,
bargo ni las muy diferentes figuraciones, desplazando los ejes de lo artístico hacia
ni los efectos de la imagen pero hasta en las interacciones y los acontecimientos.
sus más funcionales figuras ahora remi- Quizá los primeros en sentirse tocados
ten más que a sus efectos a una nueva eco- han sido los museos por la con-fusión que
nomía informacional 12 que reubica la ima- afecta ya tanto al sentido de las prácticas
gen en las antípodas de la ambigüedad artísticas como a los modos de valorar/
estética y la irracionalidad de la magia o la valorizar sus productos. Pero adonde
seducción. El proceso que ahí llega entrela- apuntan los cambios es mucho más allá
za un doble movimiento. Uno, el que prosi- de lo que concierne al acceso virtual a las
gue y radicaliza el proyecto de la ciencia mo- resguardadas obras de arte o a la venta
derna –Galileo, Newton– de traducir/susti- del arte a través de la web. Nos hallamos
tuir el mundo cualitativo de las percepcio- en el umbral de cambios en el sensorium
nes sensibles por la cuantificación y la abs- colectivo como el que por primera vez vis-
tracción lógico-numérica; y dos, el que re- lumbrara W. Benjamin al estudiar el sur-
incorpora al proceso científico el valor in- gimiento y formación de la ciudad moder-
formativo de lo sensible y lo visible. Una na indagando sus huellas en el París, ca-
nueva episteme cualitativa abre la inves- pital del siglo XIX. Y es que lo que hoy ex-
tigación a la intervención constituyente de perimentamos presenta conexiones muy
la imagen en el proceso del saber: arran- profundas con algunas de las pistas más
cándola a la sospecha racionalista, la ima- desconcertantes de la lectura de W. Ben-
gen es percibida por la nueva episteme jamin tanto en el extrañamiento de sus
como posibilidad de experimentación/si- objetos de estudio como en el de estrate-
mulación que potencia la velocidad del gias de su indagación y de escritura.
cálculo y permite inéditos juegos de
interfaz, de arquitecturas de lenguajes. 3. Acerca de la refundición
Virilio denomina “logística visual”13 a la re-
moción que las imágenes informáticas ha- de las formas (W. Benjamin)
cen de los límites y funciones tradicional-
mente asignados a la discursividad y la vi- En 1934 Walter Benjamin dicta una
sibilidad, a la dimensión operatoria –con- conferencia en Paris a dirigentes obreros,
trol, cálculo y previsibilidad–, la potencia que sería recogida muchos años después
interactiva (juegos de interfaz) y la efica- con el título “L’auteur comme producteur”
cia metafórica (traslación del dato cuanti- en el libro Essais sur Bertolt Brecht. Su
tativo a una forma perceptible: visual, so- tema: el sentido de la libertad del poeta

11
J. M. Catalá Domènech (coord.), “Imagen y conocimiento ”, 2001.
12
M. Levin, Modernity and hegemony of vision, 1993; T. Lenain, (coord.), L’image. Deleuze, Foucault, Lyotard, 1996.
13
P. Virilio, La máquina de visión, 1984; Esthétique de la disparition, 1989.
14
G. Lascaut et al, Voir, entendre, 1986.

110
Nuevas visibilidades de lo cultural y nuevos regímenes de lo estético

en la izquierda política y la tarea priori- vierte W. Benjamin, estamos también


taria, para ésta, de revisar las “ideas he- ante una masa en fusión de nuevas for-
chas” sobre las formas de escritura y los mas cuya significación es contradictoria.
géneros literarios a fin de dar con aque- Pues de un lado, éstas se prestan a su uso
llas formas de expresión capaces de li- como mero objeto de consumo, y aun
berar las energías literarias de la época peor en el caso de la fotografía, a un uso
pues, advierte W. Benjamin: “nos halla- capaz de convertir en objeto de consumo
mos en el corazón de un enorme proce- hasta la lucha contra la miseria, con lo que
so de refundición de las formas de lite- esas técnicas se transforman en mero dis-
ratura, en el que numerosas oposiciones positivo de excitación. Pero, como lo ha-
desde las cuales estamos habituados a bía demostrado Brecht, es posible suspen-
pensar pueden estar perdiendo vigen- der el efecto de excitación para que esas
cia”.15 El parecido con el trastorno que técnicas se transformen en algo comple-
viven hoy las escrituras y los estilos evi- tamente distinto, en dispositivo de cues-
dencia la capacidad de W. Benjamin tionamiento y de estimulación social. La
para avizorar futuros. suspensión de la excitación, o el “princi-
Los obstáculos a la tarea planteada se pio de interrupción”, de distanciamiento,
hallan especialmente en el dualismo que en Brecht, es puesto en relación por Ben-
opone autor a lector, ya que el que lee jamin con ese otro dispositivo nuevo que
está presto a convertirse en alguien que organiza la escritura del film, de la radio y
escribe. Y ello en un movimiento de des- la fotografía: el montaje. Es en el montaje
plazamiento de la lectura/escritura des- donde se anudan los cambios de los gé-
de el ámbito de la especialización profe- neros y las formas literarias con las trans-
sional al de la literalización de las condi- formaciones de la técnica.
ciones de vida, que posibilitan dar la pa- La apuesta formulada por W. Benja-
labra al trabajo mismo, esto es transfor- min no podía ser más desafiante en aque-
mar el estatuto social del autor en el de llos tiempos: la posibilidad de una lectu-
productor, condición para replantear la ra crítica de lo social, no sólo liberada del
oposición entre autor y lector. La otra ta- reduccionismo y el determinismo, sino ca-
rea a emprender, especialmente entre los paz de iluminar la experiencia misma del
intelectuales, es la de romper la barrera vivir social en su más honda trama: la de
entre la escritura y la imagen. A media- la creatividad, pues el trastorno y refun-
dos de los años 30 W. Benjamin ya incita- dición de las escrituras ponen en crisis el
ba a los escritores a hacer uso de la foto- acostumbrado orden, el legitimador ca-
grafía, a superar la concepción burguesa non de los géneros y las maniqueas opo-
de las competencias como barreras en- siciones en que se sustentan las autorías
tre esas dos fuerzas productivas, pues “el y jerarquías. De ahí que pensar la lectura
desarrollo técnico es para el autor como como producción es arrancar al lector de
productor la base de su desarrollo políti- la pasividad estructural a que lo conde-
co”.16 Y ello es igualmente pertinente en naba su estatuto social y cultural, ya que
lo que concierne a las tecnologías de re- al dar la palabra al trabajo la lectura se
producción de la música –disco, radio, vuelve incitación a la escritura, se evade
cine sonoro– en su capacidad de trans- de la cartografía burguesa de los oficios
formar la función de la forma del concier- especialistas y reencuentra el trabajo en
to, esto es de suprimir la oposición entre el corazón mismo de la escritura. Y es en-
productores y auditores. tonces cuando adquiere toda su densidad
Con la fotografía y la música, nos ad- premonitoria la visión de W. Benjamin

15
W. Benjamin, Essais sur Bertolt Brecht, 1969, p. 111.
16
W. Benjamin, op.cit., 1969, p.120.

La Puerta FBA - 111


Martin-Barbero Jesús

sobre la técnica como mediación de fon- presenta en la poesía de Baudelaire, el


do entre escritura y política, liberando esa primer ciudadano moderno en reconocer
relación de la trampa ideologista que con- en esa masa a “la multitud popular”. Es la
dicionaba el valor de la obra a su sumi- muchedumbre hoy rescatada como suje-
sión doctrinaria a la tendencia ideológi- to político por Toni Negri19 pero ya vista
ca justa. Lo que se completa en su valien- así en Los miserables de Víctor Hugo y en
te crítica a la tenaz barrera que alzan los “la bohemia” que W. Benjamin rescata
intelectuales entre escritura e imagen, como figura política de la conspiración, al
con la que disfrazan su doble incapacidad, ver ahí a todos los que estaban en una pro-
la de desciframiento de las nuevas sensi- testa más o menos sorda contra la socie-
bilidades y la de potenciación de lo que, dad. Bohemia cuyo lugar propio es la ta-
en los dispositivos tecnológicos, hay de berna, ese vaho en el que se entremez-
nuevos lenguajes y posibilidades de ex- clan las ilusiones y las rabias de los opri-
perimentación cognitiva y estética, en úl- midos, y donde se cocina un idioma he-
timas, de creatividad social. cho a partes iguales de grosería y poesía,
El mayor esfuerzo de Benjamin residió de palabra y de grito, del lenguaje del mi-
precisamente en dar la vuelta a la histo- tin callejero y la declamación pública. Lo
ria para mirarla ya no desde los Aconteci- masivo-popular se halla ya para W. Ben-
mientos y las Obras sino desde las modi- jamin en el cruce de la cultura de la ta-
ficaciones de la percepción y la sensibili- berna con la experiencia de la multitud:
dad colectiva, desde los cambios en el esa nueva facultad de sentir que le saca-
sensorium colectivo de su época. Ese que ba encanto a lo deteriorado y lo podrido,
no fueron capaces de detectar ni pero cuya ebriedad no despojaba a la
Tocquevile ni Le Bon al pensar la masa. masa de su terrible realidad social. Ha-
Pues la masa es, para W. Benjamin, la berse des-ubicado tan radicalmente del
matriz de una nueva percepción, ya que espacio hegemónico desde el que se pen-
“el crecimiento masivo del número de saba, le permitió a W. Benjamin avizorar
participantes ha modificado la índole de las nuevas narrativas de la resistencia
su participación”.17 No importa si ante ese desde las que construyen su identidad
nuevo sensorium, que se hace especial- los marginales y los oprimidos en el mun-
mente manifiesto en el cine, los críticos do de hoy.
disparen toda la batería (y la beatería) de Pero el cambio de sensorium solo no
su descalificaciones, pues las críticas al podía ser rastreado más que dando un ver-
cine que recoge Benjamin de los periódi- dadero vuelco a la historia, un vuelco que
cos de su época son las mismas que la permitiera mirarla ya no desde los gran-
mayoría de los intelectuales le hace hoy a des acontecimientos y las obras consagra-
la televisión, y frente a las cuales la toma das sino desde las modificaciones de la per-
de posición de Benjamin es aún hoy tan cepción colectiva.20 Y lo que ahí emerge es
radicalmente escandalosa como lo fue en una transformación que afecta a la función
su tiempo. “Se trata de la antigua queja: íntegra del arte ya que lo que emerge en la
las masas buscan disipación pero el arte fotografía, y sobre todo en el cine, rompe
reclama recogimiento (…) De retrógrada con ejecución su unitaria insertándose en
frente a un Picasso, la masa se transfor- su re-producción incesante y transporta-
ma en progresiva frente a un Chaplin”.18 ble: la imagen del espejo puede ahora des-
La masa, por otra parte, representa los la- pegarse de él y transportarse. Que es el
dos más inquietantes y amenazadores de modo como el nuevo arte sale al encuen-
la vida urbana, esos que la multitud re- tro del sentir de la masa.

17
Walter Benjamin, Discursos interrumpidos I, 1982, p. 44.
18
Ibídem, p. 52.
19
Toni Negri y Michel Hardt, Multitud. Guía y democracia en la era del Imperio, 2005.
20
W. Benjamin, Discursos interrumpidos I, 1982, p.47.

112
Nuevas visibilidades de lo cultural y nuevos regímenes de lo estético

De otro lado, Benjamin entrevió una técnica, distinto a su instrumentalidad y


estética del desecho –aquello de lo que su funcionalidad al poder, el de su capa-
la sociedad se des-hace– y que aplicará cidad de significar que, junto con la “vo-
al estudio de todo lo culturalmente luntad de creación”, permiten al arte de-
marginal como los pasajes comerciales, safiar, y en cierto modo romper, la fatali-
la moda, la publicidad, los juguetes, los dad de una revolución tecnológica cuya
espejos, etc., y ello a partir de una con- prioridad militar y usos depredatorios
cepción de la propia sensibilidad como están amenazando la existencia misma
montaje de fragmentos y residuos, de de nuestro planeta.
arcaísmos y modernidad. Influenciado Lo anterior no significa en modo al-
por el surrealismo, lo que intentaba era guno que la creación se confunda con
capturar el retrato de la historia en las el mero acceso a la tecnología, o que la
representaciones más insignificantes interactividad no se reduzca en muchos
de la realidad, en sus fragmentos. Por- casos a navegación programada. Pues
que Benjamin no creía en la continui- la web representa una nueva modalidad
dad de la realidad ni de la historia, sino de cooptación que pone al arte de ma-
en su trabazón por correlaciones oscu- nera mucho más sinuosa en manos de
ras, alegóricas, como las que hacen el la industria y el comercio, con lo que al
coleccionista o el alquimista. Y ¿qué hacer pasar todo lo nuevo por la misma
más cerca al tejido de links, que engra- pantalla la web torna aún más difícil di-
na hoy el hipertexto, que el método de ferenciar y apreciar lo que de veras vale,
montaje puesto en marcha por Benja- y también la instantaneidad del acon-
min para su investigación, esto es al tecimiento artístico puede comprimir la
tejido de huellas –de citaciones, intui- duración hasta el punto de volverlo
ciones y reflexiones– que configuran su irrescatable del flujo, esto es radical-
libro Los pasajes o Paris, capital del si- mente efímero e insignificante. Desde
glo XIX? 21 hace años Virilio y Baudrillard han ad-
La relación del arte con las técnicas vertido que el vértigo general de la ace-
de comunicación señala hoy no sólo un leración, al confundir la compulsión de
modo de divulgación o difusión de esti- las experimentaciones estéticas con la
los y modas, de configuración de públi- exaltación de lo efímero y desechable,
cos y mercantilización de formas, sino produce una estetización creciente de la
un espacio de tensiones fecundas entre vida cotidiana cuyo efecto es el embo-
residuos y emergencias, entre contem- rronamiento de no sólo el aura del arte
poraneidades y destiempos, un espacio sino de los linderos que lo distancian del
de des-ordenamiento cultural. Pues sólo puro “éxtasis de la forma en la infinita
desde ese des-ordenamiento el arte pue- proliferación de sus variaciones”.23 Pero
de seguir entregándonos, en este des- todo eso no anula la enorme posibilidad
encantado cambio de siglo, el mínimo de performatividades estéticas que la
de utopía sin el cual el progreso mate- virtualidad abre no sólo para el campo
rial pierde el sentido de la emancipación del arte en particular sino también para
y se transforma en la peor de las perver- la recreación de la participación social y
siones. En su encuentro con la creación política que pasa por la activación de las
artística actual, la experimentación tec- diversas sensibilidades y socialidades
nológica que posibilita la red digital o hasta ahora tenidas como incapaces de
net/art,22 hace emerger un nuevo pará- interactuar con la contemporaneidad
metro de evaluación y validación de la técnica, y por tanto de actuar y de crear.

21
W. Benjamin, Paris, capitale du XIX siècle. Le livre des passages, 1989.
22
B. Lafargue (coord.), Anges et chiméres du virtuel. Figures de l’art 6, 2002; J. La Ferla (comp.), De la pantalla al arte transgénico,
2000; A. Machado, Maquina e imaginario. O desafio das poéticas tecnologicas, 1996.
23
J. Baudrillard, La transparencia del mal, 1991; P. Virilio, L’art du moteur, 1993.

La Puerta FBA - 113


Martin-Barbero Jesús

4. Museos: ¿qué futuro le titarios nos están generando un inconte-


nible deseo de pasado que no se agota en
espera al pasado? la evasión. Aunque moldeado por el mer-
cado, ese deseo existe y debe ser tomado
La crisis de la moderna experiencia del en serio como síntoma de una profunda
tiempo tiene en el actual boom de la me- desazón cultural, en la que se expresa la
moria una de sus manifestaciones más ansiosa indigencia que padecemos de
elocuentes. Andrea Huyssens ha rastrea- tiempos más largos y la materialidad de
do los ámbitos de ese boom a lo largo y lo nuestros cuerpos reclamando menos es-
ancho de la sociedad actual:24 crecimien- pacio y más lugar. Todo lo cual nos plan-
to y expansión de los museos en las dos tea un desafío radical: no oponer mani-
últimas décadas; restauración de los vie- queamente la memoria y la amnesia sino
jos centros urbanos; auge de la novela pensarlas juntas. Si la “fiebre de historia”
histórica y los relatos biográficos; moda que denunciara Nietzsche en el siglo XIX
retro en arquitectura y vestidos; entusias- funcionaba inventando tradiciones nacio-
mo por las conmemoraciones; auge de los nales e imperiales, esto es dando cohesión
anticuarios; el video como dispositivo de cultural a sociedades desgarradas por las
memorialización, e incluso la conversión convulsiones de la revolución industrial,
del pasado del mundo –y no sólo del que nuestra “fiebre de memoria” es expresión
recogen los museos– en banco de datos. de la necesidad de anclaje temporal que
Hay que incluir también en ese catálogo sufren unas sociedades cuya temporali-
de referencias del memorialismo actual dad es sacudida brutalmente por la revo-
dos de los grandes debates políticos del lución informacional que disuelve las co-
fin de siglo: el de los derechos de las mi- ordenadas espacio-territoriales de nues-
norías étnicas, raciales, de género, etc., y tras vidas, y en la que se hace manifiesta
el de la crisis de la “identidad nacional” la transformación profunda de la “estruc-
ligada, tanto o más que al proceso de tura de temporalidad” que nos legó la
globalización, al estallido de las memorias modernidad.
locales y grupales. La mera enumeración La temporalidad moderna es aquella en
de los referentes nos da pistas sobre la la que la dinámica y el peso de la historia
ubicuidad que presenta, y la complejidad se hallan enteramente volcados hacia el
de la urdimbre que alimenta, la “fiebre de futuro en detrimento del pasado. Frente a
memoria” que padece nuestra sociedad. la mirada romántica que, ya desde el siglo
Pero a la vez, y absorbido por la entro- XVIII, buscaba recuperar y preservar lo que
pía informacional, y desestabilizado por la modernidad tornaba irremediablemen-
la velocidad creciente de la innovaciones te obsoleto –en dialectos y músicas, en re-
tecnológicas, nuestro tiempo, o mejor latos y objetos–, la mirada ilustrada legiti-
nuestra experiencia del tiempo, resulta ma la destrucción del pasado como lastre,
radicalmente trastornada: a mayor ex- y hace de la novedad la fuente única de le-
pansión del presente más débil es nues- gitimidad cultural. Prometeica, la razón
tro dominio sobre él, mayores la tensio- moderna se sabe y se quiere ante todo in-
nes que desgarran nuestras “estructuras vención, de ahí que su proclama de fe sea
del sentimiento”25 y menor la estabilidad en el progreso. Algún tiempo después, las
e identidad de los sujetos contemporá- vanguardias 26 proclamarán la muerte del
neos. Pero ¡atención!, nos advierte A. museo como acto de coherencia ideológi-
Huyssen: la obsolescencia acelerada y el ca y política con la experiencia modernista
debilitamiento de nuestros asideros iden- del tiempo. Pero a comienzos de este siglo,

24
A. Huyssen, Memorias do modernismo, 1996. Este libro recoge textos de dos libros de Huyssen: After the great divide:
Modernism,mass culture, postmodernism y Twilight memories:Marking time in a culture of amnesia, 1995.
25
R.Williams, “Estructuras del sentimiento” en Marxismo y literatura, 1980, pp. 150-159.
26
A ese propósito: H.R. Jauss, Las transformaciones de lo moderno, 1995. M. De Micheli, Las vanguardias artísticas del siglo XX, 1979.

114
Nuevas visibilidades de lo cultural y nuevos regímenes de lo estético

W. Benjamin señaló pioneramente el agu- modernidad remiten, en primer lugar al


jero negro que absorbía esa temporalidad: despliegue de tiempos liberados por las
“La representación de un progreso del gé- nuevas formas de relacionarnos con el
nero humano en la historia es insepara- pasado. Releyendo la historia de estos
ble de la representación de la prosecución países, Nelly Richard saca a flote una tar-
de ésta a lo largo de un tiempo homogé- do-modernidad nuestra, entendida no
neo y vacío. La crítica a la representación como sucesividad –lo que viene lineal-
de dicha prosecución deberá constituir la mente después de la modernidad– sino
base de la crítica a tal representación del todo lo contrario: como “combinatoria de
progreso”.27 La experiencia de ese “tiem- tiempos y secuencias, alternación de
po homogéneo y vacío” es la que G. Vatti- pausas y vueltas atrás, anticipación de
mo devela en la sociedad actual: la expe- finales y salto de comienzos”,32 como des-
riencia del progreso convertido en rutina, organización/reorganización del tiempo
pues la renovación permanente e incesan- que libera las narraciones de su sumisión
te de las cosas, de los productos, de las al progreso y posibilita nuevas, inéditas
mercancías, está “fisiológicamente exigi- formas de relación con el pasado, o me-
da para asegurar la pura y simple super- jor, con los diversos pasados de que es-
vivencia del sistema (…). La novedad nada tamos hechos. Se me ocurre que la ben-
tiene ahora de revolucionario ni turba- jaminiana figura del coleccionista hace
dor”.28 La secularización del progreso des- trasluz a la de la borgiana “enciclopedia
orienta su impulso fáustico, haciéndolo china” iluminando la envergadura cultu-
perder su sentido justamente al realizar- ral y política de las latinoamericanas for-
se. Estamos ante un progreso vacío, cuya mas de resistencia a, y reapropiación de,
realidad se confunde con aquella expe- la modernidad: burlas e ironías, disimu-
riencia de cambio que producen las imá- los y parodias que des-ordenan las se-
genes. De ahí que, siguiendo al Heidegger cuencias de la historia oficial de los do-
que, al hablar de la técnica, la liga a un minadores, y desencajan los mecanismos
mundo que se constituye en imágenes,29 de continuidad que hacen funcionar el
Vattimo afirme que “el sentido en que se centramiento estructural de una autori-
mueve la tecnología no es ya tanto el do- dad autoritaria. Y en segundo lugar la
minio de la naturaleza por las máquinas mirada desde aquí, enfoca la tensión irre-
cuanto el específico desarrollo de la infor- suelta entre memoria y olvido, que remi-
mación y la comunicación del mundo te al escenario de los miles de rostros re-
como imagen”.30 Y en un mundo en el que clamados desde las fotos que invocan a
el futuro aparece garantizado por los au- los desaparecidos, o a esa otra escena de
tomatismos del sistema, lo que lo sigue los insepultos, de los que no han acaba-
convirtiendo en humano es “el cuidado de do de morir porque a sus familiares y
los residuos, de las huellas de lo vivido, amigos se les ha negado el derecho al
(pues) lo que corre el riesgo de desapare- duelo, a terminar de enterrarlos. Las con-
cer es el pasado como continuidad de la tradicciones movilizadas en las posdicta-
experiencia”.31 Esa muy especial continui- duras del cono sur trastornan los senti-
dad del horizonte histórico sin la que se dos del olvidar y el recordar: el olvido es
hace imposible el diálogo entre generacio- necesidad de sepultura, y el recuerdo,
nes y la traducción entre tradiciones. exhumación de los cadáveres. Todo lo
Mirando desde América Latina los cual está exigiéndonos una nueva noción
des-tiempos que experimenta nuestra de tiempo, correlato de una memoria

27
W. Benjamin, Discursos interrumpidos I, 1982., p.187.
28
G. Vattimo, El fin de la modernidad. Nihilismo y hermenéutica en la cultura postmoderna, 1986, p. 14.
29
M. Heidegger, “La pregunta por la técnica”, en Filosofía, ciencia y técnica, 1997, pp.111-149.
30
G. Vattimo, La sociedad transparente, 1990, p. 88.
31
G. Vattimo, Más allá del sujeto. Nietzsche, Heidegger y la hermenéutica, 1989, p. 12 y ss.
32
N. Richard, La insubordinación de los signos, 1994, p.31.

La Puerta FBA - 115


Martin-Barbero Jesús

activa,33 activadora del pasado, que nos riamente venimos, está siendo minada
permita desplegar los tiempos amarra- bruscamente por una globalización que
dos, obturados, por la memoria oficial y des-ubica lo nacional fragmentándolo, al
nos posibilite hacer estallar el historicis- mismo tiempo que desarraiga las cultu-
mo que sutura al pasado como único ras y las empuja a hibridarse desde las ló-
depositario de los valores y esencias de gicas del mercado. La decisiva pregunta
la identidad nacional. por cómo articular una historia nacional
El primer escenario del replantea- a partir de la diversidad de memorias que
miento sobre el sentido futuro del museo la constituyen y la desgarran, pasa hoy por
es la crisis que atraviesa la concepción tra- una radical redefinición de lo patrimonial,
dicional del patrimonio, a cuya gestión capaz de des-neutralizar su espacio para
han estado dedicados los museos nacio- que en él emerjan las conflictivas diferen-
nales como tarea central, pues ninguna cias y derechos de las colectividades a sus
otra área del campo cultural vive una tal territorios, sus memorias y sus imágenes.
cantidad y seriedad de desafíos. Empe- Pues ha sido la neutralización del espacio
zando por aquella paradoja con la que –lo patrimonialmente nacional por enci-
Nietzsche se burla de los anticuarios, cuyo ma de las divisiones y conflictos de todo
afán de fabricar antigüedad se convierte orden– la que ha estado impidiendo, so-
en una “incapacidad de olvido”, que les focando, tanto los movimientos de apro-
lleva a ¡hacer de la vida un museo ! De esa piación del patrimonio local como los de
concepción anticuaria del patrimonio construcción de patrimonios transnacio-
han vivido nuestras instituciones nacio- nales, como el latinoamericano.
nales y de ella queda aún mucho en las Es a partir de ese debate y estallido que
propuestas de renovación. Pues el patri- se hace posible pensar el patrimonio, pri-
monio funciona en Occidente, y especial- mero como “capital cultural” que se
mente en muchos de nuestros países, reconvierte, produce rendimientos y es
huérfanos de mitos fundadores, como el apropiado en forma desigual por lo diver-
único aglutinante, cohesionador de la sos grupos sociales.34 Capital que es ne-
comunidad nacional. Pero, ¿a qué costo? cesario expropiar a sus antiguos/anticua-
Primero, el de un patrimonio asumido rios dueños para que las comunidades
esencialístamente, esto es como ámbito regionales y locales se lo apropien,35 para
que permite acumular sin el menor con- que a través de sus múltiples usos se des-
flicto la diversa, heterogénea riqueza cul- pierte en la conciencia de las comunida-
tural del país, y en el que se neutralizan des el derecho a su memoria cultural, a
las arbitrariedades históricas y se disuel- indagarla, a reconocerse en ella, cuidarla,
ven las exclusiones sobre las que se ha ido ampliarla, interpretarla, y rentabilizarla
construyendo su pretendida unidad. Se- en todos los muy diversos sentidos de ese
gundo, un patrimonio conservado ritual- término. Y ante la creciente conciencia en
mente, como un don que viene de arriba las comunidades del derecho a incorpo-
y por lo tanto algo a reverenciar, no dis- rar a su vida colectiva el patrimonio ma-
cutible ni revisable. Y tercero, un patrimo- terial y espiritual, arqueológico y
nio difundido verticalmente, esto es no ecológico, como parte de sus bienes y va-
vinculable a la cotidianidad cultural de los lores, se hace imperioso un cambio de fon-
ciudadanos y mucho menos usable social- do que permita des-centrar el patrimo-
mente. Esa concepción culturalista, que nio nacional, para que museo nacional
hace del patrimonio un modo de evasión sea no sólo el de la capital sino también
hacia el pasado glorioso del que imagina- los museos regionales y municipales. Para

33
N. Richard, “Políticas de la memoria y técnicas del olvido”, en Residuos y metáforas. Ensayos de crítica cultural sobre el Chile
de la transición, 1998, pp. 25-76.
34
N. García Canclini, “El porvenir del pasado”, en Culturas híbridas, 1990, pp. 149-190.
35
AA.VV., Somos patrimonio. Experiencias de apropiación social del patrimonio cultural, 1999.

116
Nuevas visibilidades de lo cultural y nuevos regímenes de lo estético

que utilizando todas las posibilidades de Esta des-ubicación del viejo museo, y su
la tecnología multimedia, el museo na- reubicación en el campo de la industria cul-
cional sea ese museo plural que recoge tural, está produciendo tres tipos de actitu-
al máximo la heterogeneidad cultural de des que se traducen en tres modelos de po-
la nación y hace de ella presencia hasta lítica cultural. 37 Uno es el modelo de la
en los más apartados municipios del país. compensación, según el cual el museo,
El segundo escenario de dis-locación como toda la cultura, hace hoy el oficio de
del museo se halla hoy especialmente en oasis: frente al desierto cultural en que se
su desbordamiento del museo-edificio por han convertido nuestras sociedades, presas
mil lados. Comenzando por las largas fi- de la aceleración histérica del ritmo de vida
las exteriores que, en muchos países, dan y de la frivolidad ambiente, el museo está
cuenta del crecimiento enorme de sus vi- ahí para sacarnos de este loco mundo y per-
sitantes, de la hasta hace poco impensa- mitirnos un remanso de calma y de profun-
ble reconciliación del museo con las ma- didad. Este modelo conservador devela su
sas juntando la arrogancia del experto con visión en la manera como recupera al mu-
el placer del paseante, y que si habla de la seo para la cultura nacional, convertida en
cooptación del museo por la lógica de las compensación por la pérdida de capacidad
industrias culturales,36 habla también de de decisión de la política nacional, y por el
una nueva percepción que, rompiendo el rechazo a asumir la multiculturalidad de lo
museo como caja fuerte de las tradiciones, nacional y menos de lo extranjero. Un se-
lo abre hasta convertirlo en espacio de diá- gundo modelo es el del simulacro, que ha
logo con las culturas del presente y del hallado su expresión más extrema en la teo-
mundo. De otro lado, en ese des-borde se ría baudrillardiana,38 según la cual el mu-
hace visible la nebulosidad que presenta seo no es hoy más que una máquina de si-
la frontera entre museo y exposición, que mulación, que en el mismo acto de “preser-
acerca el museo al mundo de la feria po- var lo real” está encubriendo el desangre de
pular, haciendo que el curador pase de la realidad y prolongando su agonía, pues,
guardián de colecciones a alguien capaz en últimas musealizar no es en verdad pre-
de movilizarlas, de juntar la puesta en es- servar sino congelar, esterilizar y exhibir,
cena con la puesta en acción. Pero el ma- esto es espectacularizar el vacío cultural en
yor desborde del museo tradicional lo pro- la pseudo profundidad de unas imágenes
duce la nueva relación entre museo y ciu- en las que no habría nada que ver: estaría-
dad, que, de un lado se cumple en la res- mos ante el colapso de la visibilidad. La con-
tauración de barrios enteros convertidos cepción que guía este modelo se halla atra-
en espacios culturales que el turista reco- pada en la “estrategia fatal” que busca de-
rre con ayuda de un guía –en algunos ca- nunciar: ante la imposibilidad en que está
sos una comparsa de teatro– que le mues- la sociedad actual de distinguir lo real de su
tra recorridos y le permite explorar el in- simulación, no hay política posible ni cam-
terior de ciertas casas. Y de otro, el hecho bio pensable, estamos en un mundo fatal-
de que en buena medida el atractivo de mente a la deriva y cualquier cambio acele-
muchas ciudades reside hoy en la cali- ra el desastre. Aparte de no proponer alter-
dad y cantidad de sus museos, con lo que nativa alguna, hay en este modelo varias
ello significa de presión para que los mu- trampas a develar. Una, que nunca las reli-
seos entren a ser parte de la industria quias han estado libres de un mínimo de
del turismo y de sus mil formas de re- puesta en escena pues el presente siempre
cordación: libros, afiches, videos, tarje- ha mediado el acceso al “misterio origina-
tas, ropas, artesanías. rio”, y por tanto la puesta en escena que

36
N. García Canclini, op. cit., 1990, pp. 96-129.
37
Ver a este propósito los que A. Huyssen llama “modelos explicativos”, en op. cit., 1996, pp. 238-252.
38
Esa teoría arranca en Simulacres et simulation, 1981, y se despliega en Las estrategias fatales, 1984; La trasparencia del mal,
1991 y Le crime parfait, 1995.

La Puerta FBA - 117


Martin-Barbero Jesús

efectúa el museo no acaba con la ambigüe- historia o la identidad nacional. Los desa-
dad del pasado, esto es con la mezcla de fíos que nuestra experiencia tardo-moder-
muerte y vida, de seducción e irritación que na y culturalmente periférica le hacen al
nos produce la reliquia. Otra, que confun- museo, se resumen en la necesidad de que
dir el ver del museo con el de la televisión sea transformado en el espacio donde se
es desconocer la necesidad individual y co- encuentren y dialoguen las múltiples na-
lectiva que experimenta mucha gente hoy rrativas de lo nacional, las heterogéneas
de algo diferente, de exponerse a experien- memorias de lo latinoamericano y las di-
cias otras, fuera de serie, de adentrarse en versas temporalidades del mundo.
otras temporalidades, largas, extrañantes.
No puede confundirse todo reencanta-
miento con el fetichismo de la mercancía. Referencias bibliográficas
Es en contravía con la tendencia con- -AA.VV., Somos patrimonio. Experiencias de
servadora y con la tentación apocalíptica apropiación social del patrimonio cultural, Bogotá,
del fatalismo, pero sin desconocer todo lo CAB, 1999.
que de diagnóstico hay en ambas actitu- -BAUDRILLARD, J.: Simulacres et simulation, Paris,
des, que se configura actualmente un Galilée, 1981,
-BAUDRILLARD, J.: Las estrategias fatales, Barcelona,
modelo de política cultural que busca ha- Anagrama, 1984
cer del museo un lugar no de apacigua- -BAUDRILLARD, J.: Le crime parfait, Paris, Galilée, 1995.
miento sino de sacudida, de movilización -BAUDRILLARD, J.: La transparencia del mal, Barcelo-
y estremecimiento, de shock, como diría W. na, Anagrama, 1991.
Benjamin, de la memoria. La posibilidad de -BENJAMIN, Walter: Paris, capitale du XIX siècle. Le
livre des passages, Paris, Du Cerf, 1989.
que el museo llegue a ser eso va a requerir -BENJAMIN, Walter: Essais sur Bertolt Brech, Paris,
que el museo se haga cargo de la nueva Maspero, 1969.
experiencia de temporalidad que enuncia- -BENJAMIN, Walter: Discursos interrumpidos I ,
mos en la primera parte, y que se concreta Madrid, Taurus, 1982.
en el “sentimiento de provisionalidad” que -CATALÁ DOMENECH, J. M. (coord.): “Imagen y
conocimiento”, en Anàlisi N° 27, Barcelona, 2001.
experimentamos. Pues en esa sensación -CHARTRON, G.: Pour une nouvelle économie du
de lo provisional hay tanto de valoración savoir, Rennes, Presses Universitaires, 1994.
de lo instantáneo, corto, superficial, frívo- -DE MICHELI, M.: Las vanguardias artísticas del siglo
lo, como de genuina experiencia de des- XX, Madrid, Alianza-Forma, 1979.
vanecimiento, de fugacidad, de fragmen- -FOUCAULT, M.: Les mots et les choses , Paris,
Gallimard, 1966.
tación del mundo. A partir de ahí lo que se -GARCÍA CANCLINI, N.: “El porvenir del pasado”, en
configura es la propuesta de un museo Culturas híbridas, México, Grijalbo, 1990.
articulador de pasado con futuro, esto es -GRUZINSKI, S.: La guerra de las imágenes . De
de memoria con experimentación, de re- Cristobal Colón a Blade Runner, México, FCE, 1994.
sistencia contra la pretendida superiori- -HEIDEGGER, M.: “La pregunta por la técnica”, en
Filosofía, ciencia y técnica, Santiago de Chile,
dad de unas culturas sobre otras con diá- Editorial Universitaria, 1997.
logo y negociación cultural, y de un mu- -HUYSSEN. A.: Memorias do modernismo, Río de
seo sondeador de lo que en el pasado hay Janeiro, Editora UFRJ, 1996.
de voces excluidas, de alteridades y “resi- -HUYSSEN. A.: After the great divide: Modernism,mass
duos” en el sentido que da a ese concepto culture, postmodernism, Bloomington, Indiana UP, 1986.
-HUYSSEN. A.: Twilight memories: Marking time in
R. Williams,39 de fragmentos de memorias a culture of amnesia, New York, Columbia University,
olvidadas, de restos y des-hechos de la his- 1995.
toria cuya potencialidad de des-centrarnos -JAUSS, H. R.: Las transformaciones de lo moderno,
nos vacuna contra la pretensión de hacer Madrid, Visor, 1995.
del museo una totalidad expresiva de la -KUNDERA, M.: Los testamentos traicionados ,

39
R. Williams, “Estructuras del sentimiento”, en Marxismo y literatura, 1980, pp.143-150.

118
Nuevas visibilidades de lo cultural y nuevos regímenes de lo estético

Barcelona, Tusquets, 1994.


-LAFARGUE, B. (coord.), Anges et chiméres du virtuel,
Figures de l’art Nº 6, Pau, PUP, 2002.
-LA FERLA, J. (comp.): De la pantalla al arte
transgénico, Buenos Aires, Libros del Rojas, 2000.
-LASCAUT, G. et al: Voir, entendre, París, U.G.E.-10/
18, 1986.
-LENAIN, T. (coord.): L’image. Deleuze, Foucault,
Lyotard, Paris, Vrin, 1996.
-LEVIN, M.: Modernity and hegemony of vision,
Berkeley, Universidad de California, 1993.
-LÉVY, P.: L’intelligence colective. Pour une anthro-
pologie du cyberespace, Paris, La Decouverte, 1994.
-LÉVY, P.: O que é o Virtual?, São Paulo, Ed. 34, 1996.
-LYOTARD, J. F.: La condición postmoderna, Madrid,
Cátedra, 1984.
-MACHADO, A.: Maquina e imaginario. O desafio
das poéticas tecnologicas, Sao Paulo, Edusp, 1996.
-MONGUIN, O.: “La démocratie à l’utopie de la
communication”, en Face au scepticisme, Paris,
Hacchette, 1994.
-NEGRI, Antonio y Hardt, Michel: Multitud. Guía y
democracia en la era del Imperio, Barcelona, Debate,
2005.
-NEGROPONTE, N.: Ser digital, Barcelona, Gedisa,
1999.
-RENAUD, A.: “L’image: de l’economie informationelle
a la pensée visuelle”, en Reseaux , N° 74, Paris, 1995.
-RICHARD, N.: La insubordinación de los signos,
Santiago, Cuarto propio, 1994.
-RICHARD, N.: “Políticas de la memoria y técnicas del
olvido”, en Residuos y metáforas. Ensayos de crítica
cultural sobre el Chile de la transición, Santiago,
Cuarto propio, 1998.
-SARTORI, G.: Homo videns.Televisione e post-
pensiero, Roma, Laterza, 1997.
-STEINER, G.: No castelo do Barba Azul. Algumas
notas para a redefiniçao da cultura , Lisboa,
Antropos, 1992.
-VATTIMO, G.: La sociedad transparente, Barcelona,
Paidós, 1990.
-VATTIMO, G.: El fin de la modernidad. Nihilismo y
hermenéutica en la cultura postmoderna ,
Barcelona, Gedisa, 1986.
-VATTIMO, G.: Más allá del sujeto. Nietzsche,
Heidegger y la hermenéutica, Barcelona, Paidós,
1989.
-VIRILIO, P.: La máquina de visión, Madrid, Cátedra,
1984.
-VIRILIO, P.: Esthétique de la disparitio n, Paris,
Galilée, 1989.
-VIRILIO, P.: L’art du moteur, Paris, Galilée, 1993.
-WILLIAMS, R.: “Estructuras del sentimiento”, en
Marxismo y literatura, Barcelona, Península, 1980.

La Puerta FBA - 119

Anda mungkin juga menyukai