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1, Teatro Infanti Argentina. Titulo Dp asea.a28 2 Tapa: Jorge Cuello ‘Viteta: Victor Viano snd en ramon por isa do SB.N. 978-987-084-893-6 nes Calihue § RL. {sion o125 DCG) Buenos Alves - Argentina colihie.com.ar Sepdssto que marea Ia Lay 11-729 SO EN LA ARGENTINA - PRINTED IN ARGENTINA bros del malabarista Carta a los chicos A Patricia Pauring: Y a veces, de puro carifio que le tomaba a los personajes, les pedia que se quedaran un tiempo a vivir conmigo, para poder seguir inven- tandoles otras vidas y otras histo- rias. Y cada cuento se transfor- maba asi en muchisimos otros cuentos que no terminaban de con- tarse nunea, porque siempre apa- recia una nueva forma de seguir contandolos. Hace un tiempo legé a mis ma- nos un libro que me conto la histo- ria de un hombre flaco y sorpren- dente que salié a recorrer el mun- do, El libro me guste muchisimo y me parecié que él autor se divertia a mas no poder jugando con todos los libros que habia leido. Al final, me dieron unas ganas tremendas de ponerme a escribir yo también. Entonces sali a caminar un poco. para aclararme algunas ideas. Yen 6 ae = Cuando me sacaron esta foto, yo estaba cerca de un rio, en el Delta del Parand. Una de las cosas mas lindas que tiene un rio es que uno puede sentarse en la orilla para in- vertar un cuento y ver cémo va pa- sardo el agua. Siempre, desde que era chica, me encant6 que me contaran cuentos. Historias que sucedieron alguna vez, cuentos que nunca sucedieron pero que, quién sabe si de tanto contarlos, alguna vez no terminan haciéndose realidad. una esquina, justo a la vuelta de un teatro, encontré una carpeta misteriosa que decia: ABRAN CANCHA, QUE AQUI VIENE DON QUIJOTE DE LA MANCHA. La abri, y en la primera pagina decia no me acuerdo bien qué acerca de mirar el rio y ponerse a inventar un cuento. Si por casualidad, después de leer las paginas que siguen, alguno de ustedes sale a la calle y encuen- tra unos papeles que cuenten estas aventuras de otra manera, le ruego que no deje de avisarme, porque me va a encantar conocer otras for- mas de seguir contando esta histo- Ath 7 Personajes Presentador Don Quijote de la Mancha Sancho Panza Dulcinea del Toboso Mereader 1 y 2 Molino de viento 1 y 2 Consejero Viejo 1 y 2 Caballero de los Espejos Basilio Quiteria Padre de Quiteria Pretendiente ¥ Abran cancha que i viene Don Quijote de la Mancha Prdlogo Presentador —jQueridos chicos y grandes, tengan ustedes muy bue- nas tardes! Hoy les vamos a contar una historia, que esperamos les guste y les quede en la memoria. Es la historia de un hombre muy singular, que hace mucho tiempo quiso ser caballero andante. Los caballeros andantes vivieron en tiempos ya lejanos; iban por el undo con una lanza. en la mano, con un caballo y una armadura buscando siempre alguna aventu- it al de distribucién gratuita ra, alguien a quien ayudar 0 a quien defender, una hazafia para realizar, una vida para proteger. El caballero de nuestra historia te- nia por nombre don Quijote, era flaco, de mucha altura, y recorria el mundo buscando, aventuras. Vi- vio en un lugar llamado La Man- cha, amé a una mujer llamada Dul- cinea, y tuvo un escudero llamado Sancho Panza. Y como todo caba- lero andante, tenia un caballo, en este caso, de nombre Rocinante. Hubo en el mundo muchas histo- rias de caballeros, y se escribieron sobre ellos libros enteros. Pero de todos don Quijote fue, sin duda, el més famoso, porque su vida la cont6 un escritor grandioso, Ia- mado Miguel de Cervantes, que hizode don Quijoteel caballeromas importante. Nosotros les contare- mos la historia a nuestra manera, 12 (Don Quijote avanza por el camino, canturreando.) Don Quijote —No me gusta estar sin hacer nada y pasar los dias en reposo; quiero que mis hazafias sean recordadas y conquistar a Duleinea del Toboso. (Don Quijote camina y suspira re- pitiendo el nombre de Dulcinea, mientras aparecen por el camino dos mercaderes.) Don Quijote —jDeténganse, detén- ganse, sefores mercaderes! No sé si sabran ustedes que para pasar por este camino hay que contestar una pregunta. Y si quieren pasar, tendran que responder que no Mercaderes —No. Don Quijote —Pero no se preocu- pen, es una pregunta muy facil Atenci6n, atencion, don Quijote les pregunta: ghay en todo el mundo entero una dama més hermosa que 14 y esperamos que las andanzas de don Quijote les resulten interesan- tes y divertidas, y que se acuerden de él durante toda la vida. Ya pesar de que esto es un cuento, también tiene algo de cierto, porque aunque pasé mucho tiempo, don Quijote no sté muerto. ¥ ahora... que se le- ante el telon, porque ya mismo co- mienza la funcién! Episodio de los mercaderes Presentador —Don Quijote en- cuentra a unos mercaderes y les pide que admiren a su amada, pero lo consigue que se burlen y tro- pieza, con la incomprensién huma- na. 13 miamada, Duleinea del... Tobosa? Mercader 1 —Pero... gno se la- maba Dulcinea del Toboso? Don Quijote —jPor favor! No se haga el gracioso. {No se da cuenta de que hermosa rima con Tobosa, y no con Toboso? Mercader 2 —(Muy confundido.) Por favor, hagase a un lado, que ya me tiene cansado. gNo ve que estamos apurados? Don Quijote —Pasaré, pasaré, pero antes me contestaré. Mercaderes —(A coro y fastidia- dos.) Bueno, pregunte de una vez, _No ve que ya son las tres? Don Quijote —Sefores mercade- res, presten mucha atenciGn y no se preocupen, porque es una pre- unta muy facil. No es cierto que 0 hay dama més hermosa que mi amada, Duleinea del Tobosa? Tie- nen que decir que es cierto. que no 15 hay dama mas Tobosa que mi amada Duleinea, Dulcinea del her- mosa. Mereader 1 —(A1 otro.) ,Vos sabés quién es esta Dulcinea? Mercader 2 —No, no tengo la me- nor idea. Mercaderes —(A coro.) No conove- mos a esa Dulcinea. {Como sabe- mos si es linda o fea? Como nunca la hemos visto no sabemos sies her- mosa... 0 si tiene una cara espanto- sa, (Rien a carcajadas.) Ya que no conocemos a esa Dulcinea, mués- trenos una foto, aunque mas no sea, Don Quijote —(Mete la mano en un bolsillo y hace ademin de sacar algo pero se detiene bruscamente.) Pero, {qué estoy haciendo? Se ve que les falla la memoria o que no saben nada de historia. ;Dénde se creen que estan? En esa época toda- 16 Episodio de la segunda salida Presentador —Después de ésta y otras aventuras, don Quijote volvid a su casa, y se dedio6 por completo a la lectura. Los libros lo hacian soar con hazafias grandiosas y proezas fabulosas. ale. Entra don Quijote cabal- gando sobre Rocinante. Desmonta Y camina de un lado a otro, muy concentradoen sus pensamientos.) Don Quijote —He oido decir que todo caballero necesita tener un es- cudero. Buscaré algun vecino que esté dispuesto a acompariarme a re- correr el mundo entero. A lo mejor puede ser el jardinero... ¢¥ si le digo al verdulero? En realidad, no creo que ellos quieran venir. En- 18 no se habian inventado las foto- rafias. Mereader 1 —No conocemos a Dul- nea, gCémo sabemos si es linda o Mereader 2 —Muéstrenos aunque un retrato, asi nos divertimos mn rato. (Ambas rien a carcajadas.) Don Quijote —Ya me tienen cansa- o. jVayan a burlarse a otro lado! Fuera de aqui! jLejos de mi! Los mercaderes salen. Don Qui- ste busca a su caballo, que Jo es- pera juntoa un arbol y monta sobre camino nos espera! jAdelante, adelante, mi valiente Rocinante! 17 es... 4a quién le puedo decir? ‘ntra Sancho caminando Ienta- ente.) : Por mi casco y por mi lanza! jAlli ene Sancho Panza! Pero qué dis- aido... {Cémo no se me habia ocu- io pensar en ese vecino? Ense- uida le voy a preguntar si me quiere acompanar. 4 Sancho.) Buenas tardes. Sancho —(Con algo de indiferen- cia.) Don Quijote —Lindo dia, ,no? Sancho ee si, muy lindo. (Hace -mén de retirarse. Don Quijote 2 corta el paso.) : Don Quijote —(Con entusiasmo va oreciendo a medida que vanza la escena.) Decime una sa, Sancho, Cuando ves que el undo es tan lindo y tan ancho, no te dan ganas de abandonar tu =ancho? Quiero decir, note gusta- 19 via conocer otros lugares, andar por mil caminos y atravesar cien mares? ¢No te dan ganas de visitar otras regiones y tener aventuras a montones? Sancho —Mire, lo siento, pero tengo poco tiempo. (Hace ademan de irse, pero Don Quijote le corta el paso. que pasa, y por qué quiero que de- Jes tu casa, (Con fervor.) Decidi re- correr el mundo como caballero an- dante, que son caballeros como los que habia antes, que hacian haza- fas muy importantes. Pero nece- sito un amigo que venga conmigo, un amigo verdadero que me sirva de escudero. Sancho —No, no. Yo no puedo. Don Quijote —{Qué pasa? ¢Tenés miedo? Sancho —No, pero no puedo. 20 vio y seré emperador. Y si venis conmigo te daré una isla para que seas... (gobernador! —éYo, senor? No senor. Don Quijote —(Desconcertado. ) Pues, entonces, {quién lo tiene? Como te decia, Sancho, te daré una isla para que seas gobernador. Sancho —(Euférico.) Si, senor. iQué gran honor! Voy a ser gobor- nador, Don Quijote —(Muy entusiasma- do.) {Nos esperan hazazias a millo- nes! jAndaremos por el mundo como dos campeones! Sancho —Si, pero no se olvide que algtin dia seré gobernador. Don Quijote —Quizds hasta le. guesa ser algo mejor. Quién sabe... tal vez pueda conseguirte un reino, Sancho —jMe va a parecer un sue- no! Creo que seria demasiado ho- nor. Yo me conformaria con ser go- 22 Don Quijote —Pero Sancho... Ten- mos grandes aventuras. Yo te mderé con mi espada y mi ar- ura, : Sancho —Yo aqui tengo una vida ara, trabajo la tierra y planto erduras, ¢Para qué quiero tener enturas? Don Quijote —Cuando hay aventu- la vida es mas hermosa. Suce- las cosas mas maravillosas y es como andar entre rosas. Sancho —Pero yo tengo que hacer mis cosas. Don Quijote —jQué cabeza dura! No te interesa tener aventuras? ando hay aventuras todo es me- brilla més la luna, alumbra el sol! Ademds, los aventure- estan siempre contentos. Sancho —{No me miente? Don Quijote —No te miento. Por =a parte, yo conquistaré un impe- 21 fe distribuci6n gratuita ador. Don Quijote —No, Sancho. No re- cajes tus pretensiones. Traté de secumplan todas tus ilusiones. cho —Muy bien, desde hoy en ante seré el escudero de un caballero andante, y juntos os cosas muy importantes. més, jtengo la esperanza de ser in dia el rey Sancho Panza! Episodio de los molinos de viento sentador —En su afén de lu- » por la justicia don Quijote alguna confusion, y en el ca- o ve seres gigantescos que 8610 ten en su imaginacion. 23 (on Quijote y Sancho avanzan por el camino, el uno montado sobre Rocinante, elotro, sobre su burro.) Don Quijote —Espero que se nos presente pronto alguna aventura. Tengo muchas ganas de realizar grandes hazatias, y nome detendré ante rios ni montafias. Quiero com- batir alos malvados y proteger a los desdichados. Ademds, quiero ser muy famoso, para que Dulcinea me tome por esposo. Sancho —Todo eso me parece muy bien, pero si Dulcinea en verdad lo ama, se casaré con usted aunque no tenga fama. Don Quijote —Tenés razon, San- cho. Entonces no me importa tanto ser famoso. Pero igual quiero tener aventuras y andar por el mundo ayudando a los que me necesiten, Lef muchos libros de caballeros y me dieron ganas de ser aventurero, 24 (Se dispone a embestir las molinos.) jVamos, mi Rocinante, a vencer a los gigantes! jYa van a ver esos ato- rrantes quién es este caballero an- dante! Sancho —jDon Quijote! Espere un momento! ,No ve que son molinos de viento? @on Quijote da algunas vueltas Por el escenario, lanza en mano, y se abalanza sobre los molinos, tra- tando de pelear.) Sancho —jPero qué atolondrado! No se da cuenta de que esté, equivo- cado. ,Cémo no sabe que en estos tiempos los gigantes existen sdlo en los cuentos? ;Qué barbaridad! iConfunde los cuentos con lo que pasa de verdad! Me parece que esta un poco trastornado porque ha leido demasiado. (Se oye en off el sonido del viento, Las aspas de los molinos se mueven 26 De pronto se sobresalta.) |Miré, S cho, ahi adelante! {No ves un po de enormes gigantes? cho —(Mira con atencién hacia zodos lados.) jNo, seftor, lo lamen- 25. pero son molinos de viento! Don Quijote —jPero Sancho! No te ies ahi tan campante. Por el camatio de los brazos se nota que gigantes! cho —Disctilpeme si soy des- ado, pero usted esté equivoca- Don Quijote —jPero Sancho! No te qaedes ahi tan pancho. Tal como antes, ésos que estan ahi son antes. Sancho —Perdoneme senor, pero es un error. Le diré lo que. yo s Esos no son gigantes, sino =obnos de viento. ; Don Quijote —Por favor, dejate de jas, no sabés nada de nada. 25 cada vez més velozmente y Don Quijote cae al suelo. Sancho corre = su ayuda.) ,Vio, sefior, que son siinos? No son gigantes ni son enemi Don Guijote —Bueno, tal vez ten- 's razon. Puede haberme fallado 2 vision. Sin embargo, tenemos averiguar bien qué son, para salir de Ja confusion. Sancho —jQué hombre tan testaru- \Todavia noesté seguro! Bueno, usted quiere averiguar, a ellos usmos se lo vamos a preguntar. Que nos digan en este mismo ins- esison molinos oson gigantes. Don Quijote —Muy bien. jAten- on, atencién! Vamos a resolver confusion. (A los molinos.) Quijote de La Mancha les eae ana, ta muy impo: . Molinos —(A coro.) Con mucho =usto, gcudl es el interrogante? a7 Don Quijote —Atencién, atencion. Queremos saber cudl de los dos tiene raz6n: Yo venta por el camino con Sancho y con Rocinante, San- cho dijo que vio molinos, yo dije que eran gigantes. ;Puedes decir. nos, por favor, quién de los dos esta en un error? Molinos —(A coro.) Mi querido amigo, usted esté confundido. {No sabe que en estos-tiempos hay gi- gantes sdlo en los cuentos? {j;So- mos molinos de viento!!! Movemos los brazos, como ustedes verén, para moler el trigo con que se hace el pan. (Convidan a Don Quijote y Sancho con un pan.) Don Quijote —Me siento muy con- tento, porque aunque me he equi- vocado, es mejor que sean molinos Y no gigantes malvados. Sancho —Vio, senor, no habia que alarmarse. Pero no’ se preocupe, 28 escudero, que quieren que gobier- nes un pueblo entero. —CEnutforico.) Qué alegria me dan sus palabras! ;Voy a ser gobernador de la isla Barataria! Comienza a saltar y a bailotear por @l escenario. Canta.) Por fin voy a ser importante ¥ me van a decir “senor”, desde hoy en adelante Voy a ser gobernador. @e pronto se pone muy serio.) Pero... en realidad yo fui siempre un campesino y de gobernador no 8€ un comino. Yo sé trabajar la tie. 712 con la pala y con la azada, pero de gobernar no entiendo nada. Don Quijote —Bueno, gobernar no 6s facil, pero tampoco es muy com. plicado. Lo mas importante es que seas honrado, Sancho —Voy a tratar de acordar- me, pero tengo miedo de equivocar- 30 salquiera puede equivocarse. Don Quijote —Adiés, amigos moli- nos. Sancho y yo seguimos nuestro ino. Episodio de Sancho 2 el caballero andante. Don Quijote —(Alborozado.) San- Sancho, tengo que darte una a extraordinaria. jTe nom- -von gobernador de la isla Bara- nal Te hiciste tan famoso como 29 No sé cémo gobernar. :No me siera ensefiar? amina de una punta a otra del escenario, muy pensativo. Sancho dispone a escuchar con aten- on, = consejo del caballero don \jote a su escudero Sancho Pan- para que su gobierno merezca abanza: cada, vez que hagas algo > pienses solamente en darte el sto, traté de hacer siempre lo sea mas justo. Sancho —(Repite, modulando cui- losamente cada palabra.) Gada z que hagas algo no pienses sola- ante et, Harte el gusto, trata de cer. siempre lo que sea més justo. Don Quijote —Segundo consejo del 31 ="al de distribucién gratuita caballero don Quijote a su escudero Sancho Panza: si querés que tu go- bierno sea excelente, trata de ser honesto con toda la gente. Sancho—Si querés que tu gobierno sea excelente, trata de ser honesto con toda la gente. Don Quijote —Tercer consejo del caballero don Quijote a su escudero Sancho Panza: en todo lo que ha- gas, poné imaginacion, porque de esa forma lo vasa hacer mejor. Con Justicia, honestidad e imaginacion serds un grandioso gobernador. Sancho —En todo lo que hagas poné imaginacion, porque de esa forma lo vas a hacer mejor. Don Quijote —Estos consejos, San- cho, guardélos en tu pensamiento, sirven para cualquier lugar y cual- quier momento, y aunque no siem- pre seas gobernador, te ayudaran a vivir mejor. 32 tarde me traiga, una torta. Consejero—Ya vamos a ver. Ahora hay otros asuntos para atender. @ntran dos viejos. Uno de ellos trae un bastén pero no lo usa para apoyarse.) Viejo 1 —Sefior gobernador, veni- mos a verlo porque tenemos un problema muy serio, Sancho —Cuéntemelo y le encon- traré el remedio Viejo 1 —(Senalando al viejo 2.)Un dia él me pidio que le prestara diez monedas de plata, yo se las di, se las llev6... y nunca me las devolvid. Viejo 2 —(Tiene el bastén tomado con fuerza, Este setior miente por- que tiene mala memoria y no se acuerda como fue la historia. Yo las monedas se las pedi, pero hace unos dias se las devolvi. Viejo 1 —No digas pavadas, no me las devolviste nada, 34 Don Quijote sale y Sancho queda solo un instante. Entra el consejero un cetro y una banda que le ‘cca a Sancho como emblema de bernador.) oe consejero —Buenos dias, sefior go- ernador. Hoy tiene muchos asun- para atender. Espero que esté =reparado para trabajar. Sancho —Claro que si, pero antes isiera desayunar. mnsejero —Me parece que usted > conoce las costumbres de este r. Aqui no estamos acostum- jos a desayunar. Sancho —Bueno, pero yo soy el g0- errador, y le pido que me haga » favor. (Juguetdn.) Déle, traiga, guna cosita para comer. nsejero —Lo siento, no voy a po- Sancho —(Ofendido.) Bueno, no sporta, Pero le ordeno que a la 33 ejo 2 No digas tonterias, te las hace unos dias ejo 1 —Setior gobernador, le aso- ‘o que soy sincero, nunca medio : dinero. ejo 2 —Le aseguro que soy hon- 2do, Ie di todos sus centavos. Sancho—(Camina de un ladoa otro y pensativo y habla para st.) A a ver, ya entiendo... jSi uno =:cé la verdad, el otro esté mintien- Pero, cual dice la verdad y cual mintiendo? Eso es lo que no stiendo. (Salta stibitamente.) jAl cobernador de la isla Barataria se oourrié una idea extraordinaria! Al viejo 2.) Por favor, dé un paso delante y esouche con atencién, .e aqui estd la solucién. Jure que = devolvi6 a este senor todo el di- ‘0 que él le presto. jo 2 —Juro y rejuro y recontra- . que... que. 35 Sancho —A la una, a las dos y a las tres: le ordeno que jure de una vez. Viejo 2—Juro, rejuro, rerejuro, re- contrajuro y recontrarecontrajuro Sancho —jQué cabeza dura! ,Qué hace que no jura? Viejo 2 —Bueno, ya va. Espere un momentito. (Al viejo 1.) {No me ere hacer un favorcito? Tén- game el bastén por un ratito. (El viejo 1 vacila un instante pero final- mente Jo toma.) Bueno, ahora st, juro que ya le di toda la platita que le pedi. (Le arrebata bruscamente el bastén al viejo 1.) Sancho —;Ya esta! ;Ya esta! |Ya sé cual es la verdad! (Le arrebata el baston al viejo 2 y se lo entrega nuevamente al viejo 1.) Ahora me doy cuenta de que usted era since- ro. Liévese el bastén, que aqui 36 Este problema me costé mucho es- fuerzo. {Qué le parece si me trae el almuerzo? Consejero —(Muy serio.) jImposi- ble! Quedan muchos asunlos para resolver, y un gobernador no Puede comer mientras haya trabajo para atender, (Le entrega 4 Sancho una enorme carpeta Lena de papeles. Sale. La luz disminuye ligeramente y adopta un matiz rosado que indica Ja legada del creptsculo. El conse- jero entra, Trae un libro de tamatio.) an Sancho —Me pasé todo el dia resol- viendo problemas. Me parece que ya es hora de comer la cena, Consejero —Muy bien, muy bien, ‘pero antes de comer... Sancho —(Preocupado.) Antes de comer... qué? Consejero —Antes de comer, hay 38 ntro esté su dinero. viejo 1 —(Muy sorprendido, saca ": rapa del bastén y caen las mone- {Qué inteligente es este gober- jor! {dmo se dio cuenta de que _s monedas estaban en el bastén? Sancho —Porque antes de jurar le habia devuelto sus monedas, >; (Imita la voz del viejo 2, que = muy aflautada.) “No me quiere scer un favorcito? Téngame el répidamente.) ejo T Senor gobernador, estoy smbrado de que haya resuelto un unto tan complicado. Sancho —(Con mezcla de satisfac- sn y humildad.) Vea, amigo, le <:ré cual es mi lema: siempre hay “na solucién para cualquier pro- -lgunas cosas que tiene que apren- sr. Un gobernador no es como alquiera, no puede comer siem- 2 lo que quiera. Un gobernador amente puede comer... lo que ede comer un gobernador. (Abre libro.) Sancho —2Qué es eso? {Para qué © trae un libro? Tengo ganas de mer, no de ponerme a leer Consejero —Este libro grande y ordo es el libro de la comida. Ten- “rd que comer lo que él mande du- ante toda la vida. Sancho —No estoy acostumbrado, s=ro imagino que en el libro habréa igo de mi agrado. Debe tener mu- as comidas, porque es un libro rme. Seguro que voy a quedar forme. Consejero —Bueno... eh... en reali- jad. Repite esto gran cantidad de veces, 39 cada vez con ritmo més acelerado, al tiempo que da vueltas de un lado a otro.) Sancho —,Qué le pasa? ¢Se volvid loco? Haga el favor de callarse un poco. Consejero —Bueno... eh... en reali- dad... un gobernador tiene que en- tender que hay cosas que no se pue- den. comer. Este es el libro de la comida... jqué esté totalmente Sancho esta tonteria. Yo soy el gobernador y trabajé todo el dia. (Engjado.) {Usted cree que voy a estar toda la fancion sin comer? Ya me cansé de esta escena. Vaya a traerme la cena. Consejero—Noseenoje. ;Nove que el publico esta mirando? Tenemos que seguir representando. Puede comer lo que al gobernador le esta 40 Sancho —Entonces, aunt iraigame una milanesa Consejero —Le hace mal a la cabe- Za. eee —Una, docena de factura. msejero —Le hace mal a la cintu- ra. Sancho —Un chorizo y dos morei- mad —Le hace mal a las rodi- Sancho —Una bolsa de car Sanch ‘amelos. Consejero —Son muy malos para Sancho —Un buen plato de ensala- Consejero —No se lo trai : aigo nada, bee —Café con leche con media- Consejero —Ya no me queda nin- gona. Sancho —Huevos fri fritas, So 42 sermitido. Lo demds esté prohibi- do. Sancho —Por favor, tréigame lo sue le pido. Para empezar quiero... oy bife con papas fritas y algunas nsaladitas, una fuente de milane- sas y una torta de cerezas... algv- os sandwichitos de jaman y unas rajadas de ‘melon, un colchon de ar- vejas y un guisito de lentejas, ra soles con salsa de tomate y un flan de crema y chocolate, un pollito a ‘a parrillay una leche con vainillas, tres docenas de bananas y un pan- queque de manzana, un plato de ‘iiarines y veinte chocolatines... Consejero —No se lo puedo traer. Son cosas que un gobernador qunca podra comer. “Hl didlogo que se desarrolla # con tinuacion tiene un ritmo cada vez mas vertiginoso.) at aterial de distribucién gratuita Consejero —Le hace mal a la panci- Sancho —Entonces, papas fritas on huevos fritos. Consejero —Le hace mal al apetito. Sancho —Un sandwich de jamén y MESO. Consejero —No le puedo traer eso. Sancho —Entonces, un sandwich queso con jam6n. Consejero —Le va a hacer mal al ulmén. Sancho —Traigame un plato de Consejero —Es malo para la voz. Sancho —Una torta de ciruelas. Consejero —Le va a hacer mal a las nuelas. Sancho —(Furioso.) {Estoy harto! Me voy al restora de al lado. Consejero—Hs tarde, ya esté cerra- 10. Sancho —Aunque sea traigame 43 una taza de café con leche. Consejero —Imposible. Eso es muy malo para el cocopocosocomeche, Sancho —(Muy desconcertado,) :¥ qué es el cocopocosocomeche? Consejero —,Cémo? {No sabe qué an Cocopocosocomeche? Es algo lo que le hace mu; ao que 1 y mal el café Sancho —Bueno, entonces i » trai- game leche con café. o Consefero —No, no, eso le hace mal Sancho —Mire, estoy cansad * ia The oO Guiero dormir, Hagame el favor de r. El consejero sale.) Sancho —Esto no puede ser, nece- sito algo para comer. jMenos mal que en los bolsillos tengo queso y dulce de membrillo! La verdad es que ser gobernador no es como yo Pensaba. Hay que trabajar mucho 44 encuentro con insélito caballero. @on Quijote y Sancho cabalgan Por el escenario.) Sancho —Don Quijote, si a usted no le molesta, quisiera dormir la siesta. Don Quijote —Yo también voy a dormir, Me parece buena idea. A lo mejor tengo suerte y suerio con Dulcinea. (@ejan el caballo y el burro pas- tando junto a un arbol y se recues- tan. Se quedan dormidos y roncan muy fuerte, con ronquidos ritmi. cosy graciosos. De pronto don Qui- Jjote despierta sobresaltado, Se acerca un hombre con un trajem brillante y Heno de pequerios espe. jos. No los ve y cree estar solo.) Caballero de los Espejos —iQué si- lencioso y tranquilo es este lugar! Me quedaré un rato para descan- sar. 46 no se puede comer nada. Voy a siver con don Quijote a recorrer os caminos y realizar hazaias, y anque a veces coma poco, es mejor oy no tener un consejero loco. Se despoja de los emblemas de go- cernador mientras canta.) Ya no quiero ser importante que me llamen “sefor”, efiero vivir como antes no ser gobernador. Episodio del caballero de los Espejos Presentador —Después de reen- ontrarse con su queridisimo escu- ero, don Quijote tiene un extrano 45 Se reouesta y se escucha gran es- répito.) Don Quijote —(Para si.) Eso es sido de armadura cayéndose al suelo. Aqui habra aventura. (Hus- seando él aire.) Si, si. Ya la huelo. Por mi casco y por mi lanza! ;Des- taré a Sancho Panza! Sancho, sespertate, despertate! Sancho —,Qué pasa? Eh? ¢Yaesta mate? Don Quijote —jQué mate ni mate! ‘reo que habré combate Sancho —gY con quién vamos a ombatir? (Bostezando.) Yo lo que paiero es dormir. Don Quijote —zVes ese caballero? Acaba de llegar... Sancho —,Y por qué nos tenemos xe pelear? Don Quijote —Yo no sé si nos va- nos a pelear, pero algo interesante a pasar. Sancho —ZY usted como lo sabe? Si ni siquiera le vio la cara. Don Quijote —Si, si... es una cosa muy rara. Pero te lo voy a explicar. Cada vez. que huelo a aventura el corazon me late con tanto furor, que parece que alguien tocara el tambor. (Sancho lo mira con incre- dulidad.) Veni, acereéte y vas a ver que es verdad. Sancho —(Acerca la cabeza al pe- cho de don Quijote y se oye un re- loble de tambor.) jUy, uy! i - baridad! Tees Don Quijote —Te digo una cosa cierta, acd hay aventura en puerta. Cuando hay aventura siempre 1o presiento. Me doy cuenta por la forma, de las nubes o por la voz del viento. (Comienza a oirse el sonido del Viento, que se transforma en una voz. 48 anadie. Bien, como decia antes, de todos los caballeros yo soy el mas importante... Sancho —|Qué atorrante! Don Quijote —jQué disparate! Este hombre esta, loco de remate. Caballero de los Espejos —Otra vez escuché un sonido. ;Habré alguien escondido? Bien, como iba dicien- do, yo conoci muchisima gente, pero como yo, no hay nadie tan va- liente. Don Quijote —(Sale de atras del ar- bol.) Creo que usted es demasiado fanfarron. Puede llevarse una desi- lusion, Caballero de los Espejos —,Quién sera este monigote? Don Quijote —jMés respeto, mas respeto, que me llamodon Quijote! Caballero de los Espejos —(Muy fanfarrén.) Y yo soy el caballero de los Espejos. 50 Voz del viento —Vamos, vamos, don Quijote, que aqui empieza una aventura, Anda a buscarte la lanza ponéte la armadura. Don Quijote —(Bruscamenie.) Si- encio, no hagamos ruido. Recién ‘cuché un sonido. Sancho —,No habran sido sus lati- dos? Don Quijote —No, no. Era otrorui- do. Se acerca lentamente el caballero de los Espejos. No los ve, don Qui- ote y Sancho se ocultan atrds de an arbol.) Caballero de los Espejos —De todos »s caballeros andantes, yo soy sin juda el mas importante, el mas ele- inte... Sancho —Pssst.... jSi parece un ele- tante! Caballero de los Espejos —Me pare- “oir a alguien... Pero aqui no veo 49 Sancho —Y yo... iyo mejor me rajo ojos! (Se sube a un arbol.) Don Quijote Sancho, ,que estas saciendo ahi arriba? Veni para aca enseguida. Sancho —Ahi hace calor. Aqui arriba estoy mejor. Caballero de los Espejos —(Presu- mido y prepotente.) Yo soy él caba- lero mas valiente de todos los con- tinentes. Don Quijote —jQué insolencial Voy a perder la paciencia! Caballero de los Espejos —Todos saben que soy el caballero mas fa- noso, mas grandioso y més... Don Quijote —jMentiroso! Caballero de los Espejos —Mire, us- ed es un papanatas Don Quijote —Y usted es un... pela- apas. Caballero de los Espejos —Y usted S$ un... abrelatas. 51 al de distribuciOn gratuita Don Quijote —¥ usted es un... pa- palatas. Caballero de los Espejos —Y usted es un... abrepapas Don Quijote —Y usted es un... na- taspapas, Caballero de los Espejos —Y usted es un... lataspapas Don Quijote —Y usted es un... pela- latas. Caballero de los Espejos —|Qué sa- nata! Terminemos con esta estupi- dez y vamos a batirnos de una vez. Don Quijote —Si usted quiere pe- lear, yo no me voy a negar. Caballero de los Espejos —E1 que gane, sera el mas valiente; se lo di- remos a toda la gente. Y yo seré el ganador, porque soy muchisimo mejor. Don Quijote —Mire, le voy a hacer un pedido: no sea tan presumido. Las cosas no salen siempre como 52 mos de nuevo... (Repiten los mismos movimientos y el caballero de los Espejos vuelve ‘a permanecer en su lugar.) Caballero de los Espejos —Quiero moverme, pero no puedo. Don Quijote —Bien, bien, empece- mos de nuevo. Sancho —zQué les pasa? Se les ray6 el disco? Hace dos horas que dicen lo mismo. Esto es una repre- sentacion, y hay que seguir con la. funcion. : Caballero de los Espejos —Se me qued6 la lanza clavada, y por més que la muevo no pasa nada. Don Quijote —Muy bien, dése por vencido; yo creo que usted ha, per- dido. Caballero de los Espejos —Enton- ces, gya no podré ser caballéro? Yo, que tenia tantas ganas... : Don Quijote —Pero, hombre, dé- 54 jueremos, hay veces que ganamos ¥ hay veces que perdemos. Caballero de los Espejos —Déjese ie hablar y vamos a pelear. Don Quijote —(Con fervor.) Acom- vandme en esta pelea, mi querida adorada Dulcinea. Entra Dulcinea, Su aparicién tiene ugo de irreal, de sueno. Don Qui- ote le besa la mano y Dulinea sale. =l caballero de los Espejos y Don Quijote se paran frente a frente, ada uno en una punta del escena- io, lanza en mano.) Don Quijote —A la una, a las dos, las tres y a las cuatro. Don Quijote avanza. Ell caballero e los Espejos permanece inmévil,) Don Quijote—Vamos, :qué se cree, ue estamos en un teatro? aballero de los Espejos —Quiero noverme, pero no puedo. Don Quijote —Bien, bien, empece- 53 ese de macanas. Todavia puede ser saballero. Pero escuche esto con mucha atenciOn: si quiere ser caba- ero, deje de ser fanfarrén. Caballero de los Espejos —(Hace na reverencia, muy conmovido.) caballero de los Espejos le agra- ‘ece su hermoso consejo. (Con mu- ‘ha emooiGn.) Adios Sancho, adiés, ion Quijote. Don Quijote —Adids. Sancho —Adiés. Don Quijote —Vamos, Sancho, el amino nos espera. Después de da aventura hay una aventura. nueva. 55 Episodio de los amores de Dulcinea y don Quijote Presentador —Don Quijote y su amada Dulcinea tienen un encuen- troaudazy candoroso, y descubren que el amor une a los seres con un lazo sutil y poderoso. (Don Quijote y Sancho duermen al pie de un arbol en una punta del escenario. Roncan con sonidos rit- micos y graciosos. Al cabo de unos instantes se despiertan y se incor- poran bostezando, En la otra punta del escenario duerme Dulcinea, que sdlo despierta cuando don Qui- jote y Sancho salen.) Don’ Quijote —Sancho, jTuve un suefio tan hermoso! Soné que me casaba con Dulcinea del Toboso. Yo le decfa que la queria, y ella respon- 56 un suefio muy hermoso. ;Soné que don Quijote queria ser mi esposo! Desde que conoci a don Quijote me Jo paso pensando en él, y me muero de ganas de volverlo a ver. Pero no sé qué hacer, tengo miedo de que él no me vaya a querer... El es un caballero andante que vive leno de gloria, y no se va a fijar en una campesina que se lo pasa plan- tando zanahoria. Ademés, los caba- leros siempre se casan con reinas con princesas, y yono tengo nada que ver con ésas. Me voy a dar una vuelta por el sendero. Tal vez se me ocurra cémo conquistar a ese caba- Nero. (Sale. Un instante después Dulci- nea y Don Quijote entran simulta- neamente al escenario por distintos Jados, sin verse. La luz se intensi- fica mucho.) Don Quijote —jQué raro! ;Desde sia que también me amaba, pero uando desperté... Dulcinea. ya no sstaba. A veces pienso que puedo jerrotar a cualquier enemigo, pero So sé si Dulcinea se casara conmi- 30, Me voy a caminar un poco. Tal =en se me ocurra alguna idea que cneayudeaconquistara Dulcinea. ‘Don Quijote y Sancho salen. Dulci- nea sigue durmiendo. Se escucha Ja voz de Ja madre que la Nama.) Voz de la Madre —Vamos, Dulci- nea, levantate, tenés que ir a plan- tar tomate. Dulcinea —(Dormida.) Ya voy, ya voy. Vou de la Madre —Vamos, vamos, tenés que ir a cuidar las vacas y a regar las plantas de espinaca. Duleinea —(Se va incorporando a medida que habla.) Si, si, ya voy. (Con voz muy dulce.) Me gustaria dormir un poco més porque tuve 57 1ace un momento todo me parece nds hermoso! Dulcinea —jQué extrano! {Desde ace un instante todo esta mds lu- minoso! De pronto se encuentran frente a vente, chocan el uno con el otro ¥ se sobresaltan. Los dos estén muy erviosos y turbados.) Don Quijote —(Temblando por la mocién.) ;Du du du Dulcinea! Duleinea —jDo do do don Quijote! Don Quijote —Bu bu buenas tar- es. (Para si.) Pero, ,qué me pasa? El coraz6n me arde! Duleinea —Tardes buenas. (Para i.) Pero, ,qué me pasa? {El corazén e vuela! Don Quijote —Qué grata sorpresa ncontrarte. (Muy timido.) Justa- ente tenia ganas de hablarte. Dulcinea —(Se pone coquet, erde stibitamente la timidez y se 59 hace un poco la interesante.) Ah, si? 4A mi? Don Quijote —Este... queria ee propo- nerte algo... pero no sé si yo val- go... (Para si.) ,Cémo le digo? {Como le digo? Como le digo? Dulcinea —,Qué? Don Quijote —(Confundido.) Que cémo le digo si se quiere casar con- mig... No, nada. Dulcinea —,Qué querias propo- nerme, don Quijote? Vas a invi- tarme a pasear en bote? Don Quijote —No... este... no. (Para si.) Como le digo si se quiere casar conmigo? Dulcinea —Entonces, don Quijote dea Mancha, zme vas a invitar a pasear en lancha? Don Quijote —(Inspira profunda- mente.) No, no te invito a pasear en bote ni en lancha a motor; te invito a que nademos juntos por 60 Dulcinea —iSi, seria grandioso! (Se pone subitamente seria.) Pero no sé... Tengo entendido que los caba- lleros siempre se casan con reinas ‘o.con princesas, y yono pertenezco a la nobleza. Don Quijote —No importa. No sos ja reina de ningtin pueblo, ni la princesa de una naciGn, pero sos la princesita del pais de mi corazén. Dulcinea —(Suspirando.) Ay, don Quijote, qué imaginacion. Pero yo soy solo una campesina, Don Quijote —Si, pero sos divina. 'Y me tenés que creer, te quiero con todo mi ser. Me gusta mucho como 808. Dulcinea —Y yo no hago mas que pensar en vos. Te quiero con todo mi corazon. Don Quijote —Y¥ yo, con todo mi corazon, mi cabeza, mi pulmén, mi higado, mi rifén... bueno, te 62 las aguas del amor. Dulcinea —Ah, me parece mucho mejor. Ademés, yo no soy muy ins- truida, pero creo que en esa epoca a motor no habia. Bueno, ¢qué me querias decir? Habla, te escucho. Don Quijote —Es que... te quiero... te quiero decir algo... pero me da vergiienza. Duleinea —Hay que tener una pa- ciencia.... Don Quijote —Disculpame si tardo un poco. Lo que pasa es que me tenés loco. Dulcinea, jtu belleza me. hace perder la cabeza! Dulcinea —(Impaciente.) Bueno, coneretemos de una vez. gQué me querias decir? Don Quijote —Que yo... sin vos.. no puedo vivir. (Muy solemne.) Yo te pregunto, Dulcinea del Toboso, si no quisieras que yo fuera tu es- poso 61 ‘aterial de distribucion gratuita quiero muchisimo. Dulcinea —Y yo también, porque 50s... quijotisimo. Don Quijote —Entonces, casémo- nos manana mismo. Dulcinea, tu pelo parece un campo Ileno de du- ramos dorados, y tu sonrisa es como el sol en las mananas de vera- no. Duleinea —Tu mirada es como un lago brillante y profundo donde co- pren las aguas mas claras del mun- do. Don Quijote —Tus labios son como pétalos de una flor, vibrantes de perfume y tibio color, Duleinea —jSos un amor! {Qué oo- sas que me decis! Se ve que estas inspirado. Don Quijote —No, e-na-mo-ra-do. ¥ las cosas que te digo no son in- vento mio, son palabras que el amor me dicta al ofdo. 63 Dulcinea —Te quiero tanto, tanto, que con vos todo tiene més encanto, Don Quijote —Sos tan hermosa, que tu presencia hace mds lindag todas las cosas. inea —Juntos recorreremos miles de caminos Don Quijote —Y uniremos por siempre nuestros destinos, @alen de la mano.) Episodio de las bodas de Basilio y Quiteria Presentador —Don Quijote intenta hacer justicia y ayudar a todo des- dichado, por eso lucha contra la ad. Aotsidad para casar a dos enamora- los. 64 Dulcinea —Amigos, estoy segura, jaqui empieza una aventura! (Entran Basilio y Quiteria sollo- zando. Dulcinea es la primera en advertir su presencia.) inea —Creo que son ellos los de los lamentos. No parecen muy contentos. Sancho —Si, si, se los ve muy tris tes. Por lo que vemos, necesitan que los ayudemos, Don Quijote —Parece que alguna pena les aflige el corazon. Trate- mos deencontrarles una solucion, (A la pareja, que atin no ha adver- tido su presencia.) Buenas tardes, Basilio —Les decimos buenas tar- des, porque somos educados. Quiteria —Pero para nosotros son malas, porque somos desdichados, ho —Si, a nosotros ya nos pa- Tecia que en sus caras no habia ale gria. 66 on Quijote, Sancho y Duleinea avanzan canturreando por el cami- no. De a poco comienza a oirse un Jamento en la lejania, que se va tor- nando mas claro y audible.) Don Quijote —Un momento, un momento, ,No escucharon un la- mento? Sancho —jEsté seguro de que no fue el viento? Dulcinea —A ver... escuchemos bien atentos. Don Quijote —O me fallan las ore- Jas. oacd hay alguien que se queja Dulcinea —Alguien tiene algu problema, una dificultad o una pena. Sancho —Creo que tiene razén, Es buena oportunidad para que entre- mos en accion. Don Quijote —Alguien necesita nuestra ayuda, no tengo ninguna duda. 65 Dulcinea —Cuéntennos qué les pasa. gTienen algin problema en su casa? Sancho —Digannos qué les sucede. Su tristeza. ja qué se debe? Don Quijote —Si logramos hacer algo por ustedes seremos muy afor- tunados. Basilio —(Sollozando.) Es que... es- tamos enamorados. Don Quijote —ZY eso es motivo para ser desgraciados? Quiteria —(Sollozando.) Es que... quieren obligarnos a vivir separa- dos. Pero nosotros... nosotros nos amamos. (Se pone muy romantica.) Basilio —(Con fervor.) Cuando es- tamos juntos el corazén nos late vertiginosamente. Quiteria —Nosotros nos amamos inmensamente. Basilio —(Exaltado.) Cuando estoy con mi amado todo es mas hermo- 67 80, el cielo es mas claro y el sol mas luminoso. Basilio y Quiteria —Cuando uno esta enamorado, escucha musica por todos lados, Don Quijote—(Como en un suerio.) ¥ claro, lo dice don Quijote de 1a Mancha, cuando uno ama, el cora- 20n se ensancha, Basilio —(Quebrando el clima ro- indntico.) Si, si, pero pronto nos tendremos que separar y no nos ve. remos nunca mas ‘ Pon Quijote—Nolo vamosa permi- ir. Dulcinea —Nosotros los vamos a ayudar. Pero cuéntennos por qué se tienen que separar, (Basilio comienza a ir de un lado a otro en actitud vigilante, como si temiera la Hegada de alguien.) Quiteria —Mi padre no quiere que me case con Basilio porque dice que 68. pronto el padre de Quiteria serd su suegro. Me aparecié una idea en el cerebro. Usaremos un enganio... Sancho y Dulcinea —(Con desapro- bacion.) ¢Como? Don Quijote —..Que no causaré ningtin dano. Sancho y Dulcinea —Ah.. Don Quijote —Usaremos un en- gafio que no causard dafio, y con él vamos a lograr que los enamora- dos se puedan casar. Vamos a con- vencer al padre de Quiteria de que Basilio ya no esta en la miseria. Le diremos que venimos a buscarlo de parte de un tio de Basilio que es muy rico y vive en el reino de Fra- trubilio. Sancho —;Y qué es el reino de Fra- trubilio? Duleinea —Es donde vive el ti et tio de Basilio —Pero... yo no tengo nin- 70 es muy pobre. Quiere que me case con alguien a quien la plata le so- bre. Basilio —Yo la quieromuchoa Qui- teria, pero estoy en la miseria; no tengo ni un centavo, por eso estoy desesperado Don Quijote —Atencién, atencién, buscaremos la solucién. El pro- blema es realmente grave, pero no dejaremos que el amor se trabe. Sancho —Tengan un poco de pa- ciencia. Don Quijote —Y tratemos de usar la inteligencia Duleinea —Usando la cabeza y la imaginacién, encontraremos la so- lucion. Don Quijote —Si, aunque la situa- gion es realmente adversa, a veces la matia es mds poderosa que la fuerza. (Piensa miy concentrado. De pronto pega un salto.) Basilio 69 in tio. on Quijote —Jovencito, no haga lio. Esta es una historia que inven- tamos para que el amor y la cabeza puedan vencer a la pobreza. Le di- remos al padre de Quiteria que ve- nimos de parte de un tio de Basilio que lo nombro su heredero y le re- galé un montén de dinero. Basilio —Quiteria, ahi viene tu pa- dre! jRapido, a escondernos! (Se esconden ea! aparece el padre de Quiteria. Don Quijote —Buenas tardes. Padre —Buenas tardes. (Intenta se- guir de largo y Sancho le corta el paso.) Sancho —;Es usted deeste lugar? Padre—Si, si, yo vivoenestaaldea. Duleinea—Mucho gusto. Nosotros somos don Quijote, Sanchoy Dulci- nea. Don Quijote —Y estamos buscando 1 Material de distribucién gratuita aun hombre... ao —Que hasta ayer era muy Duleinea —...¥ gracias a un hecho extraordinario desde hoy sera mi- Monario, I padre de Quiteria muestra cada vez mas interés en la conversa- cion.) Sancho —{Por casualidad no co- nove a un joven llamado Basilio? Padre —Sf, iy ya me tiene cansado con eso de que él y mi hija estan enamorados! ¢Para qué lo busca- Don Quijote —Para... para...- para... Ah, si. Venimos de parte de un tio de Basilio. Dulcinea —Que es muy rico. Sancho —Y vive en el reino de Fra- trubilio. Padre —2Y qué es el reino de Fra- trubilio? 72 lucionamos, (Se miran los tres - empiezan a poner monedas en una bolsa.) Les daremos todo lo que te- nemos, y creo que - oa que con eso los ayu- Basilio —iQué alegria! jQué felici- Quiteria —Nos ha salvad rosidad. ee Entra de stibito el pretendiente de uiteria y le arrebata la bolsa Quijote.) — Pretendiente Qué felicidad ni qué felicidad. Traiga esa bolsita pera acd. Basilio —jEse es mi enemigo! Quiteria —E] que se quiere casar conmigo Sancho —jSuelte esa bolsita inm: diatamente! a Duleinea —jPedazo de insolente! Don Quijote —|Voy a utilizar la es- 74 Sancho—jDonde vive el tio de Basi- lio! Padre —Ah... claro. Don Quijote —Nos envia el tfo de Basilio porque lo nombré su here- dero y le regalé un montén de dine- ro. Duleinea —Queremos avisarle a Basilio que es duerio de una fortu- na. Sancho —Que esperamos le resulte oportuna. Padre —Bueno, este... yo siempre dije que era un jovencito muy inte- ligente. Y seria bueno que secasara con mi hija aunque ella tenga otros pretendientes. Voy a buscarlo. Es- peren un momentito que se los traigo en un ratito. (Salen. Entran Basilio y Quiteria.) Quiteria —Pero, ahora, gla fortu- na, de dande la sacamos? Don Quijote —Hso enseguida lo so- 73 pada, para que Basilio se case con su amada. jAbran cancha, abran cancha, que aqui viene don Quijote de La Mancha! 'spadea con el pretendiente. Don Guljore es mucho més habil y esta a punto de vencerlo.) Pretendiente —Detenga esa estoca- da, pelear con usted no me gusta nada. Don Quijote —Esté bien, pero vé- yase de aqui enseguida. Me pone muy malhumorado que quiera se- parar a estos enamorados. (I pretendiente sale.) Sancho —Ya ven, amigos, el pro- blema esta solucionado, Espero que muy pronto estén casados. Quiteria —;Ustedes no necesitan el dinero que nos dieron? Don Quijote —No, no. Tenemos que realizar un largo viaje, y si le- ce] vamos las monedas es més pesado el equipaje. Basilio —Les agradecemos mucho que nos hayan ayudado. Gracias a ustedes ya no somos desdichados, Quiteria —{Cémo podremos pa- garles su inmensa generosidad? Gracias a ustedes recuperamos la felicidad. Don Quijote —Si quieren hacer algo por nosotros, sigan su cami- no, y cuando encuentren a dos ena- morados, aytidenlos como noso- tros los hemos ayudado. (Se despiden, todos muy emociona- dos. Don Quijote, Sancho y Dulci- nea emprenden nuevamente el ca- mino. Mientras tanto, entra el pre- sentador.) Presentador —Y asi siguieron su marcha, en pos de mil aventuras. 76 Para unos hacian hazatias; para otros, sélo locuras. Pero por donde asaban dejaban una esperanza; por eso nadie se olvida del Quijote y sus andanzas. TELON 77 ¥ Bas Indice a lol Carta a los chicos 3 Abran cancha que aqui viene Don Quijote de la Mancha. 9 i

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