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Consideraciones respecto a los estudios patrimoniales.

Por: Gabriel Enrique Chacón Lizarraga.


Estudiante de posgrado en Maestría de Ciencias y Artes para el Diseño.
UAM Campus Xochimilco
31 de Marzo de 2017.

La palabra “patrimonio” se refiere al legado heredado por padres y ancestros,

son bienes considerados valiosos por los antepasados y los cuales determinaron

que deben perdurar para ser apreciados por las siguientes generaciones.

Durante mucho tiempo se pensó que el patrimonio se refería únicamente a

posesiones materiales: terrenos, objetos, joyas, inmuebles. Sin embargo, no

hace mucho tiempo, se ha entendido que el patrimonio cultural también se

refiere a la cosmovisión integral de cada pueblo o sociedad; esta visión del

mundo es lo que distingue a una sociedad de otra, haciendo distinciones

particulares entre el cúmulo de culturas. Los mitos son el fundamento del

patrimonio cultural, al cual se le ha llamado patrimonio intangible, inmaterial o

vivo. Son los mitos los que conforman la memoria colectiva de los distintos

grupos humanos, redefiniéndose de acuerdo al período histórico y la creatividad

única de cada pueblo (Arizpe, 2009; UNESCO, 2012).

Deterioro del Patrimonio Cultural

Para que el patrimonio perdure, debe cobrar valor tanto por los grupos o

individuos poseedores de dichos bienes y ser apreciado a su vez por los

herederos. Cuando esto no ocurre, es cuando el patrimonio comienza a ser

erosionado o depreciado, e incluso en casos extremos, hasta despreciado


(Hervik, 2011). Esto sucede al momento en que los bienes heredados cobran un

valor escaso al confrontarlos ante bienes contemporáneos. La noción de valor va

cambiando entre las diferentes generaciones, así también el conocimiento de lo

único y especial de dicho legado. Las consecuencias pueden verse en la pérdida

de monumentos y en una escasa o nula concepción del patrimonio inmaterial,

que ocasionan en el individuo depresión o aculturación en esa pérdida identitaria

(Graves, 1948; May, 1997).

Las cada vez mayores migraciones humanas que ocurren en diferentes

territorios del planeta, redibujan el escenario geopolítico, ocasionando que

choquen diferentes expresiones culturales con otras que pueden ser opuestas

en sus sentidos identitarios, generándose así un enfrentamiento ideológico que

se traduce en conflictos raciales, territoriales, étnicos y por supuesto, culturales.

Tanto en los lugares de destino de los migrantes como en los lugares de origen,

esto repercute en el deteriorio del patrimonio, atrapado entre tanta disputa.

Con la aparición de los elementos multimedia, la sobreinformación que existe y

el estilo vertiginoso de vida, se torna difícil centrar la atención en temas

específicos, como es la transmisión de conocimientos por tradición oral. En el

área educativa se nota una brecha cada vez más grande entre lo que se enseña

en las aulas respecto a los datos encontrados en internet. Dentro de estos

sucesos, la información acerca del patrimonio cultural de las sociedades

ancestrales corre el riesgo de perderse entre este mar de información. La


enseñanza de las asignaturas en las instituciones educativas muchas veces se

torna aburrida, especialmente en algunas materias tales como Historia, la cual

no se enseña apropiadamente para que los alumnos analicen los aspectos más

relevantes de los integrantes de una cultura del pasado así como sus

decisiones más provechosas y de esta manera darle continuidad a los

resultados obtenidos por dichas elecciones. Los docentes buscan la manera de

fijar los conocimientos con dinámicas que llamen la atención de sus pupilos,

desde primaria hasta educación superior. Incluso con profesionales, los

conocimientos generales suelen ser dudosos en un alto porcentaje de este

segmento poblacional. Los nuevos métodos de aprendizaje buscan estimular los

vínculos sensoriales para reforzar la comprensión de los datos (Pró, 2003).

Lo cual nos traslada a otro aspecto: la información acerca del patrimonio.

Muchas preguntas suceden, como por ejemplo: ¿Quiénes son las personas que

deben o no encargarse de la valoración, cómo se almacena el patrimonio y

cuáles son las opciones para hacerlo?. Por supuesto, hay muchos más

planteamientos que pueden hacerse, sin demeritar alguno. No obstante, en las

cuestiones antes mencionadas, los sistemas de almacenamiento también hacen

que el patrimonio mute y sea percibido bajo otros ojos, los cuales nunca serán

los mismos que aquellos que observaron los elementos patrimoniales en su justo

esplendor. Podemos aceptar este dilema o continuar una recreación “verosímil”

del patrimonio en diversas manifestaciones artísticas,. Ya sea que se busque

retratar a detalle el patrimonio, las expresiones del arte inciden en esta


transmutación de la memoria. Cobran aún mayor relevancia las que se

representan colectivamente, ya que la estimulación sensorial y la experiencia

grupal configuran una comunión más amplia, difícil de igualar. Los canales de

comunicación existentes y por haber representan un medio que se sugiere

también ser considerado para su estudio en los temas patrimoniales.

Debates acerca de la conservación del Patrimonio Cultural

En varios textos se habla de conservar lo que para determinada cultura tiene

valor aún, especialmente en estos tiempos vertiginosos. Sin embargo, una

cuestión que poco se ha discutido es cómo el valor va cambiando y no se

convierte en una constante. Aquello que en algún momento puede haber sido

desechado puede, en un futuro, cobrar un valor inusitado, dada su escasez, la

demanda o la calidad que poseen esos bienes. Por lo tanto, el seguir al pie de la

letra el postulado de conservar sólo lo que interese a la sociedad en un

momento determinado, se plantea como una cuestión a ser reflexionada por

aquellos que se interesen en trabajar los estudios relacionados al patrimonio.

Podría ser, también, valioso únicamente para el investigador y almacenarse por

un período indeterminado de tiempo, para luego emerger como un brillante con

destellos cegadores. ¿Es válido especular? Los intelectuales del patrimonio

también contribuyen en cierta medida, a que algunos elementos culturales sean

devaluados; por lo tanto, los descartes no deben ser desechados a la ligera, sin

consultarse con los personajes inmersos en los fenómenos.


Importante es también, analizar el tipo de legado que se brinda a la juventud. La

violencia desmesurada, el auge del narcotráfico, las corruptelas, la tensión

constante, el estrés laboral, el consumismo y el narcisismo en redes, por

mencionar algunos de los fenómenos de la segunda década del siglo XXI, son

también aspectos que conforman el “espíritu de los tiempos” (Reguillo, 2005;

Franco, 2013; Valencia, 2014; Lipovetsky, 2015); son elementos que forjan al ser

humano y se añaden al legado cultural (Peña Iguarán, 2017). Por lo tanto, es

pertinente no hacerse de la vista gorda ante los fenómenos sociales que

atraviesan los diálogos patrimoniales, sino encararlos para atender cuestiones

relevantes no sólo para una cultura específica, como para el mundo.

En varios debates se mencionan, casi de cajón, las consideraciones en la

conservación del patrimonio encontradas en las Cartas de Atenas, de Venecia y

muchas más, así como los estatutos que comunica la UNESCO, ONU y otras

instituciones que se presentan como organizaciones altruistas en busca del bien

común. Poco se mencionan los posibles intereses de los particulares que

otorgan financiamiento a esas instituciones, tal vez debido a la imagen

mesiánica que se les ha otorgado. El patrimonio, al no etiquetarlo como “bien

cultural”, deja poco que ofrecer como moneda de cambio en el mercado global.

Pasa así a ser un ente mucho más amplio, que sobrevivirá únicamente gracias a

los esfuerzos comunitarios, si es que los hay. Es posible también que, como

ocurre en las relaciones, no nos demos cuenta del valor en estos elementos

hasta que éstos simplemente se extingan.


BIBLIOGRAFÍA:

ARIZPE, Lourdes, 2009, El patrimonio cultural inmaterial de México, Ritos y Festividades, H.


Cámara de Diputados LX Legislatura/Universidad Nacional Autónoma de México/Consejo
Regional de Investigciones Multidisciplinarias/Consejo Regional para la Cultura y las
Artes/Dirección General de Culturas Populares/Miguel Ángel Porrúa, México, D.F.

FRANCO, Jean, 2013, Cruel Modernity, Duke University Press, EUA.

GRAVES, Robert, 1948, The White Goddess: A Historical Grammar of Poetic Myth, Farrar Straus
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LIPOVETSKY, Gilles, 2015, La era del vacío,

MACHUCA, Antonio y Lourdes Arizpe (coord.), 2011, “Transmisión y producción del sentido en el
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MAY, Rollo, 1997, La necesidad del mito: la influencia de los modelos culturales en el mundo
contemporáneo, traducción de “The Cry for Myth”, Editorial Paidós. Barcelona.
Peña Iguarán, Alina, 2017, Peinando la historia a contrapelo. Narrativas frente a las economías
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REGUILLO, Rossana, 2005, Horizontes fragmentados: comunicación, cultura, pospolítica. El (des)orden


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PRÓ, Maité, 2003, Aprender con imágenes. Incidencia y uso de la imagen en las estrategias de aprendizaje,
Ediciones Paidós, Barcelona, España, pp. 24, 31, 39-41.

VALENCIA, Sayak, 2014, “Capitalismo gore: Juventud, subjetividad capitalística y precariedad


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(trans) fronterizas, El Colegio de la Frontera Norte/Universidad Autónoma de Nuevo León, Monterrey,
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