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Mª Belén Miranda Olivo

REFLEXIÓN SOBRE LA PELÍCULA ‘LA NARANJA MECÁNICA’.

Al hablar de esta película, creo que es acertado señalar que es una


adaptación de un libro escrito por Anthony Burgess, y como suele
pasar en estos casos, muchos de los sentimientos que quiere
expresar el autor original se pierden por una necesidad de tiempo y
entendimiento, es más, el escritor afirma que en la película está
incompleta debido a que no se representó la última escena del libro
en la que parece ser que nuestro protagonista, Alex, se redime en
cierta medida a los ojos del lector.
Centrándonos en la película, está más que claro que ese momento no
llega. El título de la obra puede interpretarse, como todo género
distópico, en una crítica a la mecanización en masa de todo lo que
nos rodea hoy en día, sin hacer excepción incluso a la vida.
A mí parecer, los personajes de esta película representan problemas y
virtudes que se pueden encontrar en la sociedad.
En primer lugar, nuestro protagonista Alex, representa la maldad, la
violencia, el vicio y la agresividad, y su grupo de seguidores son más
bien eso, meros seguidores que están predispuestos a la violencia,
pero no son enteramente malvados, por lo menos no desde un
principio. Por otro lado, tenemos a los padres de Alex, los cuales
podrían representar el bien en su medida más débil y la pasividad o
cobardía de reconocer y actuar contra una persona que amamos,
debido a que, a mi parecer, se puede apreciar claramente la
necesidad que tienen de mirar hacia otro lado ante los delitos de su
hijo.
También encontramos en estos personajes la imposibilidad de
perdonar, los escépticos, los que son juez, jurado y verdugo, como
pueden verse en el director de la cárcel o en el militar encargado de
Alex. Este último se indigna en gran medida cuando Alex no cumple
su condena enteramente y se alegra cuando observa el dolor que le
provoca a Alex la violencia o la sexualidad en la presentación de la
técnica de Ludovico.
Por último, la hipocresía, la falta de escrúpulos y la ambición
desmedida se puede encontrar en los doctores y el ministro, el cual
no duda en ‘’comprar’’ el silencio de Alex ofreciéndole todo tipo de
tratos con tal de mantenerse en el poder y limpiar su reputación
cuestionada. Los doctores juegan el papel que, como he dicho antes,
da nombre a la obra, al intentar ‘formatear’ a Alex con ese
tratamiento que atenta claramente contra los derechos humanos y la
ética moral.
A pesar de esto, en la última escena de la película, se puede apreciar
claramente que Alex no ha sido reformado en ninguna medida y esto
se debe a que no puedes erradicar la maldad de una persona.
Principalmente opino que, si bien es cierto que vivimos en una
sociedad cada vez más impávida ante la violencia, no es la única
razón por la cual la gente es mala, muchas veces es algo innato, por
ejemplo, hay casos de niños que han asesinado con 7 u 8 años, y a
una edad tan temprana, no creo que la brutalidad de la sociedad sea
un papel tan determinante como para llegar a esos extremos. A mí
parecer, Alex es lo que hoy se conoce como un sociópata, debido a
que estas personas nacen así o desarrollan este trastorno que ya
tenían en sí mismo. Su falta de empatía y remordimiento es innata, no
aprendida. También se aprecia a lo largo de toda la película, la
absoluta falta de fe hacia la humanidad, descartando la posibilidad de
que la humanidad pueda hacer algo bien, lo cual es irónico debido a
que Alex es un gran admirador de Ludwig van Beethoven, y en
concreto, de la Novena Sinfonía denominada ‘El Himno de la Alegría’,
que es considerado el himno de la exaltación de la humanidad. Por lo
tanto, su completa falta de desvinculación hacia la humanidad puede
deberse a que la época en la que vive no le sorprende, la considera
inferior a él, y con ello a su gente, y las que denomina que valen la
pena y a las que pertenece son las anteriores a él.
Ahora, sabiendo de la maldad que puede alcanzar nuestro
protagonista, ¿qué nos dice esto de la gente como el ministro que no
se lo piensa dos veces antes de dejarlo libre e impune con tal de
mantener su poder?
Que la maldad también puede llegar a desarrollarse, que esa falta de
empatía y remordimiento ante las posibles y más que seguras futuras
víctimas de Alex es algo que se aprende, es algo que provoca la
sociedad sin escrúpulos e individualista en la que vivimos. Esa
mentalidad de ‘eres tú o ellos’ provoca que cometamos atrocidades
imperdonables hacia otras personas o consentimos que otros las
cometan, por ejemplo, como sucede actualmente con el bullying, un
problema con numerosas víctimas, y lo más preocupante, con
numerosos instigadores, provocadores y cómplices.
En conclusión, la maldad es algo innato en el ser humano, pero la
educación y los métodos para evitarla y luchar contra ella no deben
promover exactamente aquello contra lo que se lucha. La violencia
genera más violencia y debemos comprender eso de una vez por
todas.

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