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RECURSO EXTRAORDINARIO FEDERAL-

SENTENCIA DEFINITIVA
MONOPOLIO DE RESÚMENES DE DERECHO
Nos encontramos en esta ocasión en la oportunidad de hablar y reflexionar sobre las
Incidencias procesales de la Resolución y el concepto de “sentencia definitiva” que tiene la
Corte Suprema de Justicia de la Nación (en adelante, Corte Suprema ó CSJN) ante la
presentación de un Recurso Extraordinario Federal. Sin embargo, para llegar a tratar estos
temas, debemos primero inmiscuirnos en conceptos generales del Recurso Extraordinario,
que nos lleven a entender los temas centrales de esta monografía.

Prólogo [arriba] -

Algo que debe aclararse entonces, para poder comenzar, es que el recurso extraordinario
federal no nace explícitamente de la Constitución Nacional sino que surge (implícitamente)
de sus normas. Especialmente del artículo 31 de la Constitución Nacional, el que dice: "Esta
Constitución, las leyes de la Nación que en su consecuencia se dicten por el Congreso y los
tratados con las potencias extranjeras son la ley suprema de la Nación; y las autoridades de
cada provincia están obligadas a conformarse a ella, no obstante cualquiera disposición en
contrario que contengan las leyes o constituciones provinciales, salvo para la provincia de
Buenos Aires, los tratados ratificados después del Pacto del 11 de noviembre de 1859".

Nota: Una aclaración antes de continuar [arriba] -

El presente trabajo se encuentra redactado en plural. La intención que motiva este hecho es
que ustedes, amigos lectores puedan considerar como propio, al contenido y desarrollo del
mismo, generándose así una interrelación entre “emisor-receptor-mensaje”, que lleve a los
lectores a sentirse parte del mismo. Que sientan propias, las posturas del mismo.
Comencemos:

El recurso Extraordinario Federal, tiene su fundamento en los comentarios de Story y de Kent


a la Constitución Americana, sección 25 y la Judiciary Act de 1789 la cual sirvió como modelo
para que el 25 de agosto de 1863 el Congreso Federal argentino sancionara la Ley Nacional
N° 48 que organizó la jurisdicción y competencia de los tribunales federales en nuestro país,
regulándolo específicamente en sus artículos 14 a 16.

Según el Art. 14 de la ley 48 sólo podrá apelarse a la Corte Suprema de las sentencias
definitivas pronunciadas por los tribunales superiores de provincia en los casos en los que se
haya puesto en cuestión la validez de un tratado, de una ley del Congreso, o de una
autoridad ejercida en nombre de la Nación, y la decisión haya sido contra su validez; Cuando
la validez de una ley, decreto o autoridad de provincia se haya puesto en cuestión bajo la
pretensión de ser repugnante a la Constitución Nacional, a los tratados o leyes del Congreso,
y la decisión haya sido en favor de la validez de la ley o autoridad de provincia; Cuando la
inteligencia de alguna cláusula de la Constitución, o de un tratado o ley del Congreso, o una
comisión ejercida en nombre de la autoridad nacional haya sido cuestionada y la decisión sea
contra la validez del título, derecho, privilegio o exención que se funda en dicha cláusula y
sea materia de litigio.

Del mencionado artículo, y del siguiente (art. 15) debemos comprender que queda entendido
que la interpretación o aplicación que los tribunales de provincia hicieren de los Códigos
Civil y Comercial, Penal, y de Minería, no dará ocasión a este recurso por el hecho de ser
leyes del Congreso, en virtud de lo dispuesto en el inc. 11, art. 67 de la Constitución.

La regulación propia del recurso extraordinario se encuentra en los artículos 256 y siguientes
del Código Procesal Civil y Comercial de la Nación. Sin embargo, por vía de creación
pretoriana, la Corte Suprema ha ampliado su competencia, incorporando la doctrina de la
arbitrariedad y del exceso ritual manifiesto, lo que veremos más adelante en este trabajo.

A su vez, por medio de acordada 4/2007 del 16 de Marzo de 2007, la CSJN catalogó además
los requisitos de admisibilidad formal del Recurso Extraordinario Federal y del Recurso de
Queja, teniendo en cuenta los reiterados precedentes de dicho tribunal, haciendo uso de su
atribución legal (art. 18 de la Ley 48) de dictar reglamentos necesarios para la mejor
administración de justicia. Por admisibilidad se entiende la investigación acerca de la
existencia de los recaudos formales para que el recurso pueda ser luego tratado por la Corte
Suprema de Justicia de la Nación, por ejemplo, si se ha interpuesto en término y en forma
fundada, que se trata de sentencia definitiva del Superior Tribunal de la causa, que se ha
realizado en término la reserva del caso federal, que existen las cuestiones federales, y
demás.

Dentro de los requisitos de admisibilidad del recurso, nos encontramos primeramente con el
término en el cual debe ser interpuesto y con que además debe existir sentencia definitiva,
que es la que pone fin al litigio o impide su continuación.

El plazo de interposición del recurso extraordinario está previsto por el artículo 257 del
C.P.C.C. y es de diez días. Resulta de toda obviedad que la presentación debe efectuarse
ante el mismo Juez o Tribunal que dictó la sentencia definitiva objeto del recurso
extraordinario, dado que ese Juzgado o Tribunal es el Juez de la admisibilidad.

Si bien la ley 48 habla de "apelación", el recurso ha sido comúnmente denominado en


doctrina y jurisprudencia como "recurso extraordinario", lo que da una idea más exacta de su
naturaleza. También se lo ha llamado "recurso extraordinario de apelación", "recurso
extraordinario federal", "recurso de inconstitucionalidad en el orden nacional", etc. Pero el
modo más común de llamarlo es "recurso extraordinario federal" o simplemente REX o REF
(como lo llamaremos en este trabajo).
Según el art. 31 de la Constitución Nacional, podemos deducir (como ya hemos adelantado
antes) que la finalidad esencial del recurso extraordinario es, precisamente, asegurar esa
supremacía de la Constitución, las leyes dictadas por el Congreso y los Tratados. El control
constitucional es ejercido, en principio, por el conjunto del Poder Judicial, es decir por
todos los jueces de cualquier categoría y fuero, ya que todos pueden interpretar y aplicar la
Constitución y leyes de la Nación, cuando así corresponda en las causas en las que les toque
intervenir. Pero, en definitiva, será la Corte Suprema quien tendrá la interpretación final, a
través de este recurso. El objetivo es, como ya se dijo, mantener la supremacía de la
Constitución Nacional y los Tratados y demás instrumentos Internacionales y fijar, además,
la interpretación que corresponde dar a sus cláusulas así como también a las normas
contenidas en las leyes federales y en los tratados celebrados con las naciones extranjeras.

El medio para lograrlo es el recurso extraordinario ante la CSJN, que permite a nuestro más
alto tribunal una última y única interpretación final de la “Ley Máxima". Decimos que se
trata de un recurso "extraordinario" en razón de lo restringido de su objeto, ya que sólo es
admisible en los supuestos establecidos en el art. 14 de la ley 48.

La Corte Suprema, a lo largo de innumerables fallos ha ido delineando los requisitos que
debe llenar el recurso extraordinario. La doctrina ha sistematizado esos recaudos
agrupándolos en tres categorías: requisitos comunes, requisitos propios[2] y requisitos
formales.

Lo que nos importa a nosotros ahora, es analizar uno de los requisitos propios del Recurso
Extraordinario, y este es el de Sentencia Definitiva. Básicamente, el recurso debe estar
interpuesto contra una sentencia definitiva, pero a la vez, dicha sentencia debe haber sido
dictada por el superior tribunal de la causa.

Desarrollo [arriba] -

La resolución cuestionada debe ser una sentencia definitiva. Como ya hemos mencionado ut
Infra, se consideran tales aquellas que ponen fin a la litis o las que impiden su continuación.
También las que causan agravios de imposible o insuficiente reparación ulterior.[3] No
encuadran en esta categoría aquellas resoluciones que sólo tienen carácter de cosa juzgada
formal, como las sentencias dictadas en casos de alimentos o en juicios ejecutivos (excepto
en lo referente a aquellas cuestiones que ya no pueden ser materia del juicio ordinario
posterior). Tampoco habilitan la instancia extraordinaria las sentencias referentes a medidas
cautelares, o las que resuelven incidentes o las que declaran la caducidad de la instancia.

Misma orientación tiene el Superior Tribunal de Justicia de la Ciudad de Buenos Aires, el cual
ha expresado que: “[e]s regla general que las resoluciones dictadas sobre medidas
cautelares, ya sea que las acuerden, mantengan o denieguen, no constituyen sentencia
definitiva, excepción hecha cuando la denegatoria produzca un agravio que por su magnitud
o características será de tardía, insuficiente o imposible reparación ulterior, caso en que
corresponde equiparar estas decisiones a las sentencias de tal naturaleza”[4]
Superior Tribunal de la Causa / Distintos Casos [arriba] -

Algo que debemos aclarar es que, el otro requisito importante a la hora de tratar y entender
el concepto de Sentencia Definitiva, es que la decisión recurrida haya sido dictada por el
superior tribunal de la causa, entendiéndose por tal a aquél cuyo fallo “no es susceptible” de
ser revisado por otro tribunal en el orden local (doctrina de Palacio). En tal sentido dispone
el art. 14 de la ley 48: “... sólo podrá apelarse a la Corte Suprema de las sentencias
definitivas pronunciadas por los tribunales superiores de provincia en los casos siguientes...".

La Corte Suprema en el caso Strada definió con precisión el concepto: "Tribunal superior de
provincia, según el art. 14 de la ley 48, es el órgano judicial erigido como supremo por la
Constitución de la provincia, salvo que sea incompetente en el caso, circunstancia que no
podrá extraerse del carácter constitucional federal de la materia que aquél suscite. En los
supuestos en que por razones diversas de esta última naturaleza, el órgano judicial máximo
de la provincia carezca de aptitud jurisdiccional, aquella calidad la tendrá en cuenta el
tribunal inferior habilitado para resolver el litigio por una sentencia que, dentro del régimen
procesal respectivo, no sea susceptible de ser revisada por otro o, incluso, por el mismo.”[5]

Otro de los aspectos interesantes de que la sentencia sea definitiva es que el REF es
excepcional, único, último, máximo, superior, ¡extraordinario!. Ha sido rechazado cuando se
lo ha interpuesto en forma condicional o subsidiaria en relación al resultado de otro recurso.
El plazo de presentación reviste carácter perentorio y no se interrumpe ni suspende por la
deducción de otros recursos declarados inadmisibles.[6] De hecho, de existir otros recursos,
no estaríamos hoy en día ante una sentencia definitiva del Tribunal Superior de la Causa (aún
habría algo más por resolver, interponer o esperar).

Volvemos a repetir aquí que la Corte Suprema de Justicia de la Nación no es una tercera
instancia ordinaria a la que se pueda acceder normalmente durante el trámite de un
proceso. Se trata de una instancia extraordinaria, susceptible de apertura únicamente para
el supuesto de cuestiones de derecho y no de todas las cuestiones de derecho, sino
únicamente de aquéllas que hacen al derecho federal. En razón de lo expuesto, el acceso a
la Corte es sumamente restringido. No se ventilan cuestiones de hecho ni se produce prueba.

Sin perjuicio de lo expuesto, y aún concedido el recurso extraordinario, la Corte Suprema de


Justicia de la Nación, puede realizar dos acciones muy interesantes, la primera es admitir el
recurso “in forma pauperis”, y la segunda es, implementar con la ley 23.774 el llamado
“writ of certiorati”, que vendría a ser como la posibilidad de que la Corte Suprema vuelva a
examinar en su sede la admisibilidad del recurso y pueda declararlo inadmisible sin dar
razones de ninguna índole para ello (sin fundamentar la mentada declaración, por falta de
agravio federal suficiente o cuando las cuestiones planteadas resultaren insustanciales o
carentes de trascendencia - art. 280 del C.P.C.C.).

La sentencia definitiva, se ve reflejada dentro de lo procesal a la hora de interponer el


recurso, ya que según la Acordada 4/2007 CSJN, dentro de las reglas para la interposición
del recurso extraordinario federal se encuentra una en la cual deberá exponerse, en
capítulos sucesivos y sin incurrir en reiteraciones innecesarias la demostración de que la
decisión apelada proviene del superior tribunal de la causa y de que es definitiva o
equiparable a tal según la jurisprudencia de la Corte.

En cuanto a las incidencias procesales de la resolución, es de suma importancia transcribir


en el escrito de interposición del REF la demostración de que el pronunciamiento impugnado
le ocasiona al recurrente un gravamen personal, concreto, actual y no derivado de su propia
actuación.

El conflicto de que la sentencia sea definitiva, se ve reflejado en que la sentencia, de ningún


modo puede estar a disposición de una nueva sentencia de una tercera instancia superior
que la analice. Uno de los motivos por los cuales se rechazan la mayoría de los recursos
extraordinarios es este, confundirlo con una apelación, es decir, pretender que el mismo sea
en realidad una tercera instancia.

Respecto a las incidencias procesales de la resolución, hay que tener en cuenta, que puede
afectar a las parte, o a terceros, por lo que debe saberse que, a causa de ello, se ha
admitido la procedencia de los recursos extraordinarios interpuestos por terceros
desprovistos de la calidad de parte cuando la sentencia dictada sin la intervención de ellos
afecta sus legítimos intereses[7].

Al respecto de la sentencia definitiva o lo que debería interpretarse sobre ella, Fenochietto


y Arazi dicen: "Que se trate de una sentencia definitiva: Es decir que el decisorio haya
puesto fin a la litis (CSJN 27/10/78, LL, 1978-B-35), o que por su naturaleza dé por
terminado el proceso (interlocutoria con fuerza de definitiva) o impida su continuación (CSJN
5/3/85, LL, 1986-D-617, nº 5672), o cause agravios de imposible o insuficiente reparación
posterior. (CSJN 21/9/89, LL, 1990-13-150. Cabe hacer una excepción al principio en las
decisiones referentes a la tenencia provisoria de menores, en aquellos casos en que se
podría configurar un gravamen a la salud y a los intereses del incapaz de imposible o
insuficiente reparación ulterior: CSJN 5/9/89, LL, 1990-A-86). El pronunciamiento puede
emanar de un juez de primera instancia, tratándose de una sentencia inapelable por razón
del monto que establece el art. 242, inc. 3º, del CNP. Aquí se trata de una decisión
definitiva "dictada por el superior y único tribunal de la causa", a los fines del recurso
extraordinario. (CNFedContAdm, Sala I, 25/10/79, Rep ED, 14-849, nº 29). Con un criterio
amplio la Corte ha equiparado a la sentencia definitiva, a los efectos del recurso, la
resolución que por su índole y consecuencias cause un agravio de imposible o insuficiente
reparación posterior. (CSJN 7/5/85, ED, 114-211)."[8]

Ahora, y sin la intención de parecer redundantes, es menester entender qué es una


sentencia definitiva. Para ello, debe comprenderse también que la misma debe ser dictada
por el Tribunal superior (de alzada y último) de la causa. O sea, una sentencia definitiva,
porque no hay otro tribunal “superior” al que dictó la sentencia. Por lo que debemos
comprender con mayor detenimiento también, qué o cuál sería entonces el Tribunal Superior
de la causa.

En cuanto a esto, según como leímos del artículo 14 de la ley 48, para que proceda el
recurso extraordinario federal debe tratarse de sentencia definitiva del Superior Tribunal de
la causa, ya que no existe otro tribunal ordinario ni extraordinario local que pueda resolver
la cuestión.

Desde la causa Strada, la Corte Suprema de Justicia de la Nación tiene decidido que sólo se
concede el recurso extraordinario una vez agotadas las vías ordinarias y extraordinarias
dentro del ordenamiento local.[9]

Para esto, debe vislumbrarse que sólo procede el recurso extraordinario federal luego de
agotadas las instancias ordinarias y aún las extraordinarias del ordenamiento local. Pues
bien, sólo después de "fenecer" ante el órgano máximo de la judicatura local, es que
procede. Dado que (a través de nuestro sistema de control de constitucionalidad y
convencionalidad difuso) los tribunales de provincia se encuentran habilitados para entender
en causas que comprendan puntos regidos por la Constitución, las leyes federales y los
tratados internacionales -cabe concluir- en que las decisiones que son aptas para ser
resueltas por la CSJN no pueden resultar exceptuadas del previo juzgamiento por el Órgano
judicial superior de la provincia (la intervención del Superior Tribunal de provincia es
necesaria en virtud de la regulación que el legislador nacional hizo del art. 31 de la
Constitución).[10]

La causa Strada marcó un antes y un después en cuanto a interpretación de las normas.


Véase que hasta la causa Strada, el Superior Tribunal de la causa, tanto en el orden local de
la Capital Federal como en las provincias era la Cámara de Apelaciones. Luego de dicha
doctrina la Corte Suprema Federal, pasó a entender en los supuestos de provincias, de
sentencias definitivas de las Cortes locales, luego de agotadas las instancias ordinarias y aún
las extraordinarias.

Ahora veamos, que no siempre la sentencia definitiva emana del Superior Tribunal de la
causa. Existen casos en que, por razón del monto, las sentencias resultan inapelables. En tal
caso, superior tribunal de la causa puede ser el Juez de Primera Instancia, o la Cámara.

Por ejemplo, para la provincia de Buenos Aires, la CSJN ya ha mencionado que procede el
recurso extraordinario previsto en el art. 14 de la ley 48 planteado ante la Cámara de
Apelaciones (de provincia) que emite el fallo impugnado, en tanto ésta se convierte en el
superior tribunal de la causa cuando el recurrente alega la arbitrariedad del decisorio y los
recursos locales no proceden en virtud del monto del proceso (Del fallo de Cámara).[11]

De la misma manera, si por razón del monto una sentencia de Cámara en la provincia de
Buenos Aires no es cuestionable por vía del recurso de inaplicabilidad de la ley, Superior
Tribunal de la causa sería, en este supuesto, la Cámara.

Resulta importante destacar lo susodicho, por cuanto veríamos frustrado el remedio federal
si interponemos un recurso de apelación ó en su debido caso un recurso de
inconstitucionalidad local, el que resulta denegado por la inapelabilidad apuntada o la
inconstitucionalidad local faltante y luego pretendemos contra ese decisorio plantear el
recurso extraordinario federal.
Ejemplos Prácticos [arriba] -

Veamos un caso concreto de sentencia definitiva: En el marco de una causa por defraudación
de rentas nacionales se planteó la cuestión relativa a la prescripción de la acción penal que
la cámara de apelaciones consideró interrumpida. La sociedad imputada[12] interpuso
recurso extraordinario que denegado dio lugar al recurso de queja. La Corte finalmente
rechazó el recurso. Algunas de las cuestiones planteadas y más interesantes fueron las
relaciones con el análisis sobre el concepto de sentencia definitiva, entendiéndose por tales
las que dirimen la controversia poniendo fin al pleito, o haciendo imposible su continuación,
por lo que la sentencia que dejó pendiente la decisión de una causa, al declarar
improcedente la excepción de prescripción opuesta por los procesados, al no dirimir el fondo
de la controversia, ni poner fin al pleito, ni impedir su continuación como sería necesario, no
puede ser considerada definitiva a los fines del recurso extraordinario.

Podemos concluir al respecto entonces que la sentencia apelada, interpretando disposiciones


del Código Penal, se limitó a declarar improcedente la defensa de prescripción opuesta por
los procesados, sin pronunciarse sobre el fondo del asunto, el que por otra parte, no había
sido aún juzgado en la instancia inicial del mismo. Que de consiguiente esa sentencia dejó
pendiente la decisión de la causa, no dirimió el fondo de la controversia, ni puso fin al
pleito, ni impidió su continuación como sería necesario para que fuera considerada definitiva
a los fines del recurso interpuesto.

Ahora veamos otro ejemplo, la Corte, en una causa en la que se interpuso recurso
extraordinario contra la sentencia que decretó la adjudicación de un bien por las dos
terceras partes de la tasación de un inmueble embargado por el ejecutante y de propiedad
de los ejecutados, sostuvo que: “Si el tribunal cuya decisión se apela omite pronunciarse
sobre si es o no definitiva su sentencia, pero concede la apelación extraordinaria ello
importa la declaración implícita de que no queda ningún recurso en el orden local y que la
sentencia es definitiva siéndolo, igualmente, cuando aquel tribunal interpretando sus propias
leyes, establece en términos explícitos que del fallo apelado no queda ningún recurso ante la
jurisdicción local”. [13]

Otra cosa a considerar es que la sentencia que manda remitir los autos a primera instancia
para que “se pronuncie el a quo sobre el fondo de la litis”, no reviste carácter definitivo a
los efectos del recurso extraordinario.[14]

Ahora, la sentencia debe reputarse definitiva cuando media en el caso cuestión federal
suficiente y se produce un agravio que, por su magnitud y circunstancias de hecho que lo
condicionan, podría resultar frustratorio de los derechos constitucionales en que se funda el
recurso, por ser de insuficiente, imposible o tardía reparación ulterior.

Cabe atribuir el carácter de sentencia definitiva a la resolución del superior tribunal


provincial que declaró de oficio la incompetencia de la justicia ordinaria, pues pone fin al
pleito, impide su continuación y causa un gravamen de imposible o insuficiente reparación
ulterior, en atención a que no habría oportunidad en adelante para volver sobre lo resuelto,
vedando así en forma definitiva, el acceso a la jurisdicción.[15]

Doctrina de la Arbitrariedad [arriba] -

Los supuestos enumerados en los tres incisos del art. 14 de la ley 48 no cubren todos los
casos en que la Corte Suprema puede habilitar la instancia extraordinaria. A través de los
años, específicamente a fines del año 1955 el máximo Tribunal comenzó a reinterpretar el
concepto de la llamada “cuestión federal”, dando lugar a la Doctrina de la Arbitrariedad. De
esta manera, la Corte ha ampliado el marco del recurso, creando un ámbito de excepción.

Ha quedado definido, de este modo, un ámbito "normal" de aplicación del REF (supuestos del
art. 14 de la ley 48) y un ámbito "excepcional", constituido por aquellos casos en los que nos
topamos ante una sentencia arbitraria (Carrió-Carrió). Y en este ámbito excepcional, puede
la Corte entrar en la revisión de una serie de cuestiones que en el ámbito normal están
vedadas (cuestiones de hecho o de prueba, cuestiones regidas por el derecho común o local,
etc.).

Según las investigaciones que he realizado, no se ha logrado hasta ahora dar una definición
de sentencia arbitraria abarcadora de todos los supuestos posibles. En líneas generales
podría decirse que son aquellas sentencias que presentan defectos de tal gravedad y
entidad, que no pueden ser calificadas genuinamente como sentencias, aunque hayan sido
suscriptas por un juez o tribunal. Como ha dicho la Corte Suprema son aquéllas que
presentan "omisiones y desaciertos de gravedad extrema en que, a causa de ellos, las
sentencias quedan descalificadas como actos judiciales".[16]

"Las sentencias que omiten considerar y decidir cuestiones oportunamente propuestas por las
partes y conducentes para la solución del litigio carecen de validez como actos
jurisdiccionales y deben ser dejadas sin efecto"[17]. Ejemplo de ello sería, omitir la
consideración de pruebas decisivas para la solución del pleito.

También cuando la sentencia ha descalificado toda la prueba testimonial en virtud de las


contradicciones en que incurrió uno de los testigos, omitiendo analizar los dichos
coincidentes de otros cuatro testigos[18].

Prescindir del texto legal aplicable es otra de las formas de arbitrariedad, ya que han sido
revocadas, justamente por ser arbitrarias, sentencias que omitían aplicar la norma jurídica
que obviamente regía el caso, sin dar al respecto razón valedera alguna.

Reiteradamente ha señalado la Corte que las sentencias deben ser fundadas, es decir que
deben ser una derivación razonada del derecho vigente, con relación a los hechos
comprobados de la causa, y no un producto de la mera voluntad del juez (apoyarse en una
afirmación dogmática para resolver un punto controvertido de derecho, sin analizar las
circunstancias concretas del caso y las específicas de la legislación aplicables ni las
argumentaciones de los afectados por las medidas impugnadas siquiera).

Otros casos de sentencias definitivas arbitrarias son los de aquellas que se pronuncian sobre
cuestiones no planteadas; o cuando los jueces se arrogan el papel de legisladores; cuando se
fundan en normas derogadas o no vigentes; cuando invocan prueba inexistente; cuando son
auto-contradictorias, etc. Es así que como especie dentro del género arbitrariedad se
encuentra el exceso ritual manifiesto al cual podemos definirlo, siguiendo a Bidart Campos
como: “Un abuso de las normas en desmedro de la verdad material y objetiva, que
desnaturaliza el fin servicial e instrumental que debe cumplir el proceso y que latamente
aniquila las garantías constitucionales acumuladas en el derecho a la jurisdicción”.[19] Para
graficar mejor de que se trata podemos citar algunos fallos en donde la CSJN hace referencia
a esta situación, los cuales fueron posteriores a Colalillo[20] en donde el máximo
tribunal forjaba por medio de sus resoluciones las bases para la aplicación de la Doctrina.
Entre ellos: “Julio Fernández Dieguez c/ Fondo librero Iberoamericano”, donde se sostuvo:
“Que la Resolución que impone la necesidad de notificar el traslado de la demanda en el
extranjero, habiéndola presentado en la causa un apoderado general con facultades
suficientes de la persona contra quien se dirige la acción, adolece de un exceso ritual que la
priva de la base para sustentarla.” Y “Jacinto Héctor Cabred y otros” Se trataba de una
causa penal. En el curso de ella se había omitido ordenar una medida de prueba. La
resolución pertinente quedo consentida. En la Sentencia condenatoria se hizo referencia al
ofrecimiento de esta prueba, con el que se había tratado de acreditar la existencia de un
depósito. El fallo en cuestión dijo que la prueba aludida podría haber acreditado que la suma
del depósito correspondía a la diferencia entre unos cobros y unos pagos efectuados por el
recurrente.[21]

Continuando con el análisis, son realmente a mi consideración, casos de sentencias


definitivas con un toque especial, las sentencias definitivas arbitrarias, aquellas de las que la
ley 48 no dice nada. Sin embargo en ellas puede hasta incluso salvarse del cumplimiento de
plantear la “cuestión federal” y mantenerla durante todas las instancias y principales
presentaciones, ya que puede ocurrir que no haya existido cuestión federal alguna en las
actuaciones, hasta la arbitrariedad de la sentencia definitiva. O sea, que surja la cuestión
federal, a través de la arbitrariedad de la sentencia.

El fundamento del requerimiento de plantear y mantener la cuestión federal en las


actuaciones está dado (me atrevo a suponer) por la necesidad de brindar la oportunidad a los
jueces de la causa de expedirse sobre la cuestión federal en debate (control difuso). Se ha
dicho, así, que "la cuestión federal” debe ser planteada en la primera oportunidad posible y
sostenida en todas las instancias, desde que tanto la aceptación como el rechazo de las
pretensiones debatidas en juicio, constituyen hechos previsibles.

Sólo sería admisible la cuestión federal introducida en el mismo escrito de interposición del
recurso extraordinario, en el caso de tratarse de una sentencia definitiva "arbitraria", ya que
tal circunstancia no sería previsible.
Pero cuidado, porque la arbitrariedad debería surgir de esta última sentencia, ya que si la
misma sólo se remitiera a los argumentos de la de primera Instancia confirmándola, la
introducción de la cuestión federal resultaría tardía.

Conclusión [arriba] -

Es sentencia definitiva en los términos del artículo 14 de la ley 48 la decisión que pone fin al
pleito, impide su continuación o causa un agravio de imposible o insuficiente reparación
ulterior. Es tan importante aquella, que la invocación de cláusulas constitucionales no
excusa la falta de aquel requisito cuando los agravios pueden encontrar remedio en las
mismas instancias, o por vía de intervención de la Corte al dictarse la sentencia final de la
causa. Sin embargo, éste es un principio que no es absoluto, ya que cede cuando aquéllas
causen un agravio que, por su magnitud y circunstancias de hecho, pueda ser de tardía,
insuficiente o imposible reparación ulterior o cuando se configura un supuesto de gravedad
institucional.[22]

Por lo tanto podemos concluir en que la resolución apelada debe ser definitiva o equiparable
a tal. No siempre debe ser definitiva, y no siempre una resolución puede ser equiparable a
tal, como podrían ser las decisiones que rechazan la acción de amparo[23] cuando dejan
subsistente el acceso a la revisión judicial a través de la instancia superior.

El requisito de sentencia definitiva no puede suplirse con la invocación de garantías de orden


constitucional supuestamente violadas, ni con la pretendida existencia de arbitrariedad en el
pronunciamiento, siempre que haya un Superior que aún pueda revisar a la misma y no
estemos frente a una imposible reparación ulterior.

Se los saluda cordialmente, Elías N. Badalassi.

Agradecimientos especiales [arriba] -

· Agradezco a la Dra. Ana Silvia Gomez[24] por su activa colaboración en la redacción del
presente trabajo.

Referencias Bibliográficas [arriba] -

· Fenochietto-Arazi, Código Procesal Civil y Comercial de la Nación, comentado y


concordado con el Código Procesal Civil y Comercial de la Provincia de Buenos Aires, Tomo 1,
Artículo 1º a 303, 2da edición actualizada, Editorial Astrea de Alfredo y Ricardo Depalma,
Buenos Aires, 1993, pág. 910.

· Carrio, Genaro R. - Carrio, Alejandro D. - El Recurso Extraordinario por Sentencia


Arbitraria en la Jurisprudencia de la Corte Suprema - Editorial Abeledo-Perrot - Buenos Aires.
· Carrio, Genaro, R. - Exceso ritual manifiesto y garantía constitucional de la defensa en
juicio, Centro de Estudios Políticos y Constitucionales. 1990

· Fenochietto, Carlos Eduardo - Arazi, Roland - Código Procesal Civil y Comercial de la


Nación - Editorial Astrea - Buenos Aires.

· Palacio, Lino Enrique - Derecho Procesal Civil - Editorial Abeledo-Perrot - Buenos Aires.

· Gozaini, Osvaldo, “Elementos del derecho procesal civil”, editorial Ediar, 2005.

Legislación Analizada:

· Constitución Nacional. Constitución de la Nación Argentina. Art. 31

· Constitución Nacional. 22/8/1994. Vigente, de alcance general.

· Constitución Nacional. Constitución de la Nación Argentina. Art. 116 al 117.

· Constitución Nacional. 22/8/1994. Vigente, de alcance general.

· Competencia de los Tribunales Nacionales. Art. 14 al 16.

· Ley 48. 25/8/1863. Vigente, de alcance general.

· Código Procesal Civil y Comercial de la Nación. Art. 256 al 257.

· Ley 23774.

· Código Procesal Civil y Comercial de la Nación. Art. 242.

· Código Procesal Civil y Comercial de la Nación. Art. 252.

· Ley 17.454. 18/8/1981. Vigente, de alcance general.


Jurisprudencia Analizada:

· TSJ CABA (“Agencia Marítima Silversea S.A. s/queja por recurso de inconstitucionalidad
denegado en ‘Agencia Marítima Silversea s/acción declarativa –incidente s/medida de no
innovar-’”, expte. n° 1516/02, resolución del 10/07/02; “Clínica Fleming s/recurso de
inconstitucionalidad concedido en ‘Clínica Fleming s/art. 72 CC –incidente de clausura-
apelación’”, expte. n° 1215/01, resolución del 19/12/01; “Covimet SA c/GCBA s/ otros
proceso incidentales s/recurso de inconstitucionalidad concedido” expte. 2570/03 y su
acumulado “Covimet SA s/queja por recurso de apelación ord. denegado en ‘Covimet SA
c/GCBA s/medida cautelar’”, expte. n° 2461/03, resolución del 17/12/03).”.

· Spada, Oscar y otros c/ Díaz Perera, E.A. y otros. s/ ejecución de honorarios - sentencia.
corte suprema de justicia de la nación. , 20/10/1987.

· CS, abril 1986, "Strada, Juan L, c. Ocupantes del perímetro ubicado entre las calles Dean
Funes, Saavedra, Barra y Cullen", LA LEY, 1986-B, 476 - DJ, 986-II-211 - ED, 117-589.

· Banco del Este c/ Colmer, Nicolás y Colmer, Carlos Elena, del 14/11/1927 (Fallos:
149:379).

· Manzoratte, Lorenzo Alberto c/ Provincia de Buenos Aires - 28/07/1971 - Fallos: 280:228.

· Fallos: 312:2150 y 2348; 325:2623 y 3476. 486 Corte Suprema de Justicia de la Nación.

· Constructora Mitre S.A. c/ Provincia de Formosa - 09/05/2000 - Fallos: 323:1084.

· Pezzutti, Miguel Angel s/ amparo - 20/03/2007 - Fallos: 330:1076.

· Acordada 4/2007 CSJN.

· CSN, Fallos 242:396; 306:1719 y sentencia de la Corte Suprema de la Nación en la causa


"C.617" del 27 de septiembre de 1977, con mención en el dictamen que le precede de la
doctrina de Fallos: 118:390; 128:417, y 242:397.

· CSJN, Fallos, 242:396; 251:521; 306:1719.

· CSJN 27/10/78, LL, 1978-B-35.


· CSJN 5/3/85, LL, 1986-D-617, nº 5672.

· CSJN 21/9/89, LL, 1990-13-150.

· CSJN 5/9/89, LL, 1990-A-86.

· Fallos 303-1040.

· Fallos 303-1146.

· CNFedContAdm, Sala I, 25/10/79, Rep ED, 14-849, nº 29.

· CSJN 7/5/85, ED, 114-211.

· CS, diciembre 1 de 1988, "Di Mascio, Juan R.", LL, 1989-B, pág. 417, con nota de Néstor
Pedro Sagüés.

· Señores P. Soldati y Compañía en la causa seguida en su contra, por defraudación de


rentas nacionales - 29/12/1922 - Fallos: 137:352.

Referencias tomadas de internet:

· “El recurso extraordinario federal” por Luis Armando Rodríguez Saiach, Revista verba
iustitiae. Revista de la facultad de derecho de MORON Nro. 2, pág. 27 Universidad de Morón,
Febrero de 1996.

· http://www.eld iario.com .ar/diar io/entre- rios/ 38088- un-in edit o-fallo-de-la -corte-be
neficia -a-una- entrerria na.htm

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