por
Greg L. Bahnsen
Tyler, Texas
TABLA DE CONTENIDO
14
La Ley del Señor es vigente plenamente y para siempre; así que hoy en día tiene
autoridad moral sobre todos los hombres, tal como la tuvo previamente en la era
veterotestamentaria. La verdad bíblica se ha comprobado de muchas maneras
en los estudios pasados - de las doctrinas cardinales de la fe Cristiana, las
declaraciones directas de la Palabra de Dios, y todas las tres perspectivas
principales de la ética: la normativa, la motivacional, y la consecuencial
(estándar, motivo, y meta). Cristo habló clara y firmemente al respecto cuando Él
dijo, "No penséis que he venido para abrogar la Ley o los profetas; no he venido
para abrogar, sino para cumplir. Porque de Cierto os digo que hasta que pasen
el cielo y la tierra, ni una jota ni una tilde pasará de la ley, hasta que todo se haya
cumplido. De manera que cualquiera que quebrante uno de estés mandamientos
muy pequeños, y así enseñe a los hombres, muy pequeño será llamado en el
reino de los cielos" (Mateo 5:17-19).
Los que se oponen a guardar la Ley o prestar atención a sus detalles hoy en día
tienen muchísimo que explicar y defender a la luz de la enseñanza de la Palabra
de Dios ― por ejemplo la firme afirmación del Señor repetida textualmente aquí.
Si la vigencia de la Ley (o una porción de ella) ha vencido en el Nuevo
Testamento, como algunos afirman, entonces ¿que diremos de las afirmaciones
escritúrales que señalan que Dios no altera Su palabra basada en el pacto, no
permite la sustracción de Sus mandamientos, es inmutable en Su carácter moral
(que refleja la Ley), y que no tiene un criterio doble del bien y del mal? ¿Por que
entonces es que el que se inscribe la Ley del Antiguo Testamento en nuestros
corazones central al Nuevo Pacto? ¿Por que dice la Biblia que Sus
mandamientos son eternos? ¿Por que dicen los escritores del Nuevo
Testamento que el Antiguo Testamento entero es nuestra instrucción en justicia
y ha de ser obedecido? ¿Por qué citan ellos sus estipulaciones con autoridad y
las usan para respaldar su propia enseñanza? ¿Por que se espera de nosotros
que tengamos un patrón de conducta según el de Cristo, al mismo tiempo que
se nos dice que Él obedeció la Ley escrupulosa y perfectamente? ¿Por qué
entraña la obra santificadora del Espíritu Santo la observancia de la Ley de
Dios? ¿Por qué el amor resume la Ley en particular? ¿Por que la fe establece la
Ley para que la guardemos, y por que la gracia de Dios nos enseña que hemos
de andar en el camino de justicia de la Ley? ¿Por que se nos dice en numerosas
maneras que la Ley trae bendiciones a los que la honran? ¿Por que será que los
requisitos de la Ley nunca son criticados ni explícitamente repudiadas en el
Nuevo Testamento? ¿Por qué es que se les llama mentirosos a los que no
guardan la Ley pero afirman conocer al Salvador? La Palabra inspirada de Dios
dice todas estas cosas y mas. ¿Cuál respuesta pueden los detractores de la Ley
de Dios dar frente tanta evidencia insuperable de la plena vigencia de la Ley en
la actualidad?
Sin embargo, parece haber requisitos del Antiguo Testamento que los cristianos
del Nuevo Testamento no cumplen, y hay algunas estipulaciones que parecen
fuera de moda o por lo menos inaplica bles para nuestro mundo moderno.
¿Cómo hemos de ajustarnos a esa realidad — sin convertirnos en jueces de la
Ley y sin cerrar los ojos a la declaración de Cristo que cada detalle menor de la
Ley tiene vigencia duradera? La respuesta está en reconocer la naturaleza de las
varias leyes del Antiguo Testamento, y ver la clase de categorías en que
corresponden. Es decir, es necesario comprender las leyes de Dios según su
propio carácter, propósito, y función. Sólo de esta manera la Ley tendrá un uso
Ilegitimó (véase1a a Timoteo 1:8).
La distinción más fundamental que hay que hacer entre las leyes del Antiguo
Testamento es entre las leyes morales y las leyes ceremoniales (Dos
subdivisiones dentro de cada categoría serán mencionadas mas tarde.), Esta no
es una división arbitraria ni inventada, ya que pone en manifiesto un
razonamiento o principio fundamental. Las leyes morales reflejan la justicia y el
juicio absoluto de Dios, que guía la vida del hombre en los caminos de la
justicia; tales leyes definen la santidad y el pecado, restringen, la maldad y las
infracciones por medio del castigo, y empujan al pecador a Cristo para su
salvación. Por otro lado, las leyes ceremoniales ― o las provisiones redentoras
― reflejan la misericordia de Dios al salvar a los que han violado Sus patrones
morales; tales leyes definen el camino de la redención, tipifican la economía
salvadora de Cristo, y mantienen la santidad (o "separación") de la comunidad
redimida.
Para ilustrar la diferencia entre estas dos clases de Ley, el Antiguo Testamento
prohíbe el hurtar como un precepto moral, pero también hace la provisión del
sistema sacrificial para que los ladrones puedan recibir el perdón de sus
pecados.
Se puede ver que la Ley ceremonial tiene sub-divisiones: (1) leyes que dirigen el
proceso redentor y por lo tanto, tipifican a Cristo — por ejemplo, los
reglamentos para el sacrificio, el templo, el sacerdocio, etc., y (2) leyes que
enseñaban a la comunidad redimida su separacion de los naciones incredulas—
por ejemplo, las prohibiciones de las carnes inmundas (Levítico 20:22-26), sobre
el juntar en yugo animales diferentes (Deuteronomio 22:10), y sobre el mezclar
ciertas clases de semillas y telas (Deuteronomio 22:9, 11). Ninguna de estas
leyes se observa hoy en día en la manera de las prefiguraciones del Antiguo
Testamento, pero no obstante ellas son confirmadas para nosotros. El principio
que enseñaban es todavía válido. Por ejemplo, la Ley ceremonial prescribía la
necesidad de derramar sangre para expiación (Levítico 17:11), y de la misma
manera cuando Cristo expió nuestros pecados una vez para siempre, "fue, pues
necesario" que Él derramase Su Sangre por nosotros (Hebreos 9:22-24); el
sistema redentor del Antiguo Testamento exigia que un cordero pascual fuese
sacrificado, y Cristo es aquel cordero nuestro (la a los Corintios 5:7; la de Pedro
1:19). La Ley ceremonial separaba a Israel de las naciones al requerir que se fije
una separación entre las carnes limpias y las inmundas y al prohibir juntar en
yugo a animales diferentes; en el Nuevo Testamento la forma exterior se ha
superado- la extensión de la comunidad redimida de los gentiles hace que todas
las carnes sean limpias (Hechos 10), y el sacrificio de Cristo ha abolido el
sistema de ordenanzas que separaba a los judíos de los gentiles (Efesios 2: 11-
20) — pero su requisito básico de separación santa de este mundo inmundo y
lleno de incredulidad está confirmado y todavía en vigor (2a a los Corinios 6:14-
7:1). Por lo tanto, la Ley ceremonial es confirmada para siempre por Cristo,
aunque no guardado en su forma de prefiguracion por los creyentes del Nuevo
Testamento.
Los puritanos llamaban a estas aplicaciones de las leyes del juicio del Decálogo
las "leyes judiciales," y sostenían correctamente que no estamos obligados a
guardar estas leyes judiciales como son expresadas (expresadas en lenguaje de
la cultura antigua que ha pasado) sino sólo es requerido honrar sus principios
fundamentales (o "equidad general" como ellos lo llamaban). El Antiguo
Testamento requería que una baranda fuese colocada alrededor del techo como
una precaución de seguridad, toda vez que los, huéspedes se entretenían
encima de los techos planos de las casas de esa sociedad antigua; con nuestros
techos inclinados hoy en día nosotros no necesitamos tener la misma baranda
literal, pero el principio fundamental general bien nos puede requerir a tener una
cerca alrededor de nuestra piscina en el patio — otra vez, para proteger la vida
humana. Hay abundante evidencia que el Nuevo Testamento autorita tivamente
citó y aplicó estas ilustraciones de leyes de juicio a las situaciones de la época.