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Universidad de Colima

Facultad de Ciencias Políticas y Sociales


La guerrilla zapatista fue uno de los procesos de rebeldía contra el sistema
establecido en México característicos del periodo pre-neoliberalista. Sin embargo,
la guerrilla zapatista tiene características especiales que lo diferencian de los otros
movimientos rebeldes, y que le dan un carácter propio dentro del estudio de la
historia mexicana, pues representa una rebelión de corte popular, cuyo modelo fue
característico de guerrillas sudamericanas en tiempo de la guerra fria, pero en un
contexto donde las tensiones sobre la lucha entre el socialismo y el capitalismo se
habían agotado aparentemente.
El proceso de la formación de la guerrilla es un proceso dinámico, lo que permite
explicar cómo existe una evolución y un modo de relacionarse entre los zapatistas,
las comunidades y diversos organismos locales que nos pueden parecer
contradictorios si lo analizamos de manera progresiva, sin embargo, al analizar el
contexto preciso en el que cada asunto se da, es posible observar como estas
relaciones contradictorias de acuerdo a la esencia original tienen un sentido
profundo y lógico de acuerdo al momento.
Bajo este concepto, comprender como fue posible que los zapatistas establecieran
su base en Chiapas responde a tres factores básicos. El primero de ellos tiene que
ver con el clima político de la región. A principios de 1983, Absalón Castellanos
tomo protesta como gobernador de Chiapas, iniciando un periodo de represión sin
precedentes en esta entidad federativa. Absalón Castellanos en si mismo
respondía a dos condiciones locales. Por un lado, era una imposición federal cuyo
objetivo era asignar a un mando militar a blindar una de las entradas de
inmigrantes y refugiados centroamericanos, los cuales estaban huyendo de los
regímenes dictatoriales en sus países de origen. Por el otro lado, Castellanos era
parte de una familia que puede ser considerada los terratenientes locales, pues los
Castellanos poseían muchas de las propiedades más grandes de la región. Este
hecho fue el parte aguas del conflicto gobierno-asociaciones campesinas que
caracterizaría a este periodo.
Los hechos antes mencionados generaron una reacción entre los curas de la
región, pues ellos eran los guías espirituales y figuras de respeto entre las
diversas etnias locales. Asimismo, los curas vivieron de cerca los movimientos
rebeldes centroamericanos, y algunos de sus ideales inflamaron el espíritu del ala
más progresista de la iglesia. Algunos de los sacerdotes más progresistas
entablaron relaciones con los que eventualmente serian los comandantes del
movimiento zapatista.
Es gracias a esta relación entre zapatistas y sacerdotes que los primeros pudieron
establecer contacto y granjear simpatías entre los habitantes locales. A diferencia
de otros grupos rebeldes de carácter socialista que existieron en la década de los
setentas, los zapatistas no recurrían al asesinato político, ni al secuestro, ni al
asalto de bancos. Este comportamiento civilizado permitió a los sacerdotes
respaldar el movimiento, pues a sus ojos ya no eran simples delincuentes que se
excusaban tras una ideología, sino que eran una reacción lógica a la opresión que
el sistema causaba.
Sumado a esto, las comunidades de Chiapas vivían asoladas por la represión
ininterrumpida del general Castellanos, y las asociaciones que aglutinaban y
defendías los intereses de las comunidades desaparecieron, por lo que los
rebeldes que se instalaron en la espesura de la selva lacandona representaban
una forma de protección de los locales frente al gobierno.
Los hombres y mujeres que llegaron a la selva en el otoño de1983 eran militantes
de las Fuerzas de Liberación Nacional, fundadas a finales de los años sesenta.
Las FLN fueron descubiertas en un tiroteo con la policía de Monterrey, en este
enfrentamiento murió César Yáñez.el cabecilla del grupo según los informes de la
Procuraduría.
Después del golpe por parte del estado las FLN atravesaron un periodo crítico, sus
principales dirigentes se encontraban presos, muertos o desaparecidos. A pesar
de esto, los responsables de estados como Puebla, Veracruz, Tabasco y el Distrito
Federal estaban a salvo y serían los encargados de restablecer sus campamentos
en la Selva Lacandona.
A finales de los años setenta las FLN comenzaron a crecer bajo el mando de
Fernando Yáñez teniendo como contexto las revoluciones que se llevaban a cabo
el Centroamérica en esa época. Un año después de la victoria de los
sandinistas,los miembros del FLN publicaron un documento en donde estaban
plasmadas sus metas,entre las que estaban tomar el poder político de los Estados
Unidos Mexicanos para instaurar un sistema social y a corto plazo formar el
Ejercito Zapatista de Liberación Nacional.
El ejercito Zapatista solo era una de las formas de combate que las FLN tenían, ya
que estas se proponían acabar con la burguesía política y militar que dominaba la
nación, por medio del combate ideológico, político y militar. Estas formas de
combate también aceptaban la existencia de otras células de combate contra el
aparato estatal, tales como las células de Estudiantes y Obreros en Lucha, los
Comités Clandestinos Directivos de Zona y el Buro Político,
A mediados de noviembre de 1983 un grupo de cinco personas, al que más tarde
se unirían más compañeros, se internarían en la selva para fundar el Ejercito
Zapatista de Liberación Nacional, sentando sus bases en los alrededores de la
laguna de Miramar. Estos campamentosde los rebeldes tenían por objetivo formar
guerrilleros, por lo que se enseñaban cosas como sobrevivir por la montaña y la
selva, cazar y manejar armas.
Un singular personaje entre las filas del FLN, y posteriormente del EZLN fue
Rafael Guillén, mejor conocido por su nom de guerre, Comandante Marcos.
Adoptó el nombre de Marcos en honor a su mentor, quien era el encargado de la
red de Chihuahua y quien falleció junto con su mujer en un tiroteo contra la policía.
Rafael fue un muchacho bastante reservado, algo tímido pero con fama de
excéntrico en su forma de vestir. Proveniente de Tampico, Tamaulipas, estudio en
el Colegio Félix de Jesús Rougier, y más tarde con los jesuitas en el Instituto
Cultural Tampico. Vivió con sus padres hasta que decidió salir a la capital en
donde estudió filosofía en la UNAM. A finales de los sesenta tomo un tiempo para
dar clases en la UAM, en donde conoció a Silvia Fernández, dirigente de las filas
de las FLN. A partir de ahí comenzó a asistir a las casas de seguridad que tenían
la FLN, dejó de dar clases por un tiempo para dedicarse a la Revolución.
En su estancia en el campamento El Recluta estuvo a cargo de la instrucción de
los reclutas, además de dirigir las operaciones de sus hombres, cazaba y también
redactaba sus cuentos. En noviembre de 1985, termino de redactar En algún lugar
de México, texto en el cual evocaría su estancia, mitad verdadero, mitad
imaginario, en la Selva; donde explicaba el objetivo de la exploración, pero al
mismo tiempo relataba partes ficticios o imaginarios en el que decía que sus
hombres habían sido cautivados por duendes de la Selva.
El comandante Marcos habría de destacar entre los demás insurgentes por su
humor, un tanto irritante para algunos de sus compañeros, quienes en su mayoría
eran mayores y de una actitud más seria. En sus textos, a través de las palabras,
iba construyendo así a un personaje extraño, como una especie de antihéroe: El
guerrillero de sí mismo, que rompía por completo las costumbres de las FLN.
Su forma de ser era también extraña para el arquetipo del guerrillero promedio. La
prensa mexicana alimentaba la imagen de un bandido desarrapado, que malvivía
entre las sierras, y sin embargo, a pesar de ser flaco y pálido, tenía una
personalidad amable, muy suave, tenía el carácter de un maestro atento con sus
alumnos.
Al iniciar el año de 1985, la Unión de Uniones, el movimiento guerrillero
serecuperó con la llegada del nuevo dirigente, Ausencio Lorenzo. Gran parte del
arrastre de esta agrupación renació, ya que promovieron nuevas acciones que
favorecían a los habitantes de las diversas poblaciones, las cuales le permitieron
elaborar un movimiento de respuesta mediante la organización de los ejidos contra
la constante represión que ejercía del gobierno local.
Esta represión se tornó tan espantosa, que incluso alcanzo el nivel de llegar a
volverse un foco de interés de amnistía internacional quienes afirmaron que los
pistoleros que llevaron a cabo las acciones de represión, se encontraban bajo el
mando de Julio Pérez, quien a su vez seguía las ordenes de Ernesto Castellanos,
el hermano del gobernador de Chiapas.
La relación entre guerrilleros y habitantes de las comunidades indígenas, bajo este
contexto, fue un resultado natural y espontaneo, pues dos factores claves se
conjuraron para la adhesión de los campesinos a las filas zapatistas fue la
represión gubernamental anteriormente mencionada, y el apoyo tácito que los
líderes espirituales proveyeron a los rebeldes. Debido a que los padres y los
catequistas veían en los guerrilleros un modo de mejorar las condiciones de vida
de los indígenas, alentaron a estos a unir esfuerzos con la guerrilla, mediante
discursos y alegorías acerca de parábolas de la biblia, que servían de punto de
comparación con la realidad de exclusión por la que los chiapanecos pasaban.
El principal contacto de los guerrilleros instaurados en la espesura lacandona con
las poblaciones indígenas fue a través de un grupo conocido como Slop, el cual
estaba conformado por la elite local. Más específicamente, el hombre que sirvió de
enlace entre la guerrilla y los locales fue Lázaro Hernández, un tzeltal cuyos
servicios determinaron algunos de los movimientos que la guerrilla adopto.
El contacto con el grupo Slop permitió el incremento de los números dentro de las
filas zapatistas, pues podemos comparar la influencia que ejercía este grupo con
una especie de cacicazgo espiritual, que determinaba el rumbo y la pertenencia de
los hombres respecto a grupos e ideologías.

La dirección nacional del FLN, que a su vez sirvió como el alto mando del ejército
guerrillerose conformó por los comandantes Germán, Rodrigo y Elisa. El resto de
los militantes vivían a lo largo y ancho del país, y llegaban a lo profundo de la
Selva. Entre estos militantes destacó Javier Elorriaga, a quien llamaban Vicente y
apodaban el Güero, quien posteriormente sería un factor del éxito del EZLN.
La sultana, lugar también conocido como Sulma, fue la puerta de comunicación
con Ocosingo, y esta a su vez fue incorporada por conducto de Francisco Gómez.
Más de la mitad de sus habitantes eran analfabetas y muy pocos hablaban
español, entre los habitantes más influyentes se encontraban los hermanos
Gómez.
En este contexto se creó la Asociación Rural de Interés Colectivo. Con ello
finalizaba la lucha política por la tierra y se daba inicio a la lucha por la
concentración de la producción agrícola.
Existían dos proyectos en la región, el de la Unión de Uniones y el de las Fuerzas
de Liberación Nacional. El primero pasó a ser ARIC y el segundo, consolidó EZLN.
La comandante Elisa fue relegada de su cargo en Chiapas y se casó con Elorriaga
y formaron una familia. Tal vicisitud dio pasó al subcomandante Marcos a tomar
responsabilidad del territorio Sur-Oriental, junto con los subcomandantes Daniel y
Pedro.
El EZLN y ARIC crearon un ambiente de tensión en las elecciones para
gobernador. Con el candidato del PRI electo dl 21 de julio; Patrocinio González.
El 6 de agosto se celebraron más de 15 años de la fundación de las Fuerzas de
Liberación Nacional.
En 1988 el resultado de las elecciones de gobierno fueron manipuladas por el PRI,
de acuerdo a la longeva tradición. Esto fue para los guerrilleros la prueba absoluta
de que el régimen encabezado por la ideología priista jamás habría de cambiar por
los métodos pacíficos, ergo el uso de la fuerza se consolido como el único medio
autentico para impulsar los engranajes del cambio dentro del país.
El apoyo que el Slop le dio a los Cardenistas, que estaban buscando las vías
legales para validar el triunfo de su candidato frente al individuo impuesto por
medio de fraudes genero divisiones muy profundas entre los habitantes de las
cañadas. Pancho López y Flaviano Alfonso se erigieron cabezas de una facción
del grupo Slop que pretendió recurrir a las armas para defender a las
comunidades del acoso que sufrían por parte del EZLN. Este contra movimiento
fue llamado la autodefensa.
A pesar de las irregularidades en las elecciones, el gobierno nacional empezó a
mostrar otra cara, pues el trato con las comunidades chiapanecas fue más amable
y favorecedor. Sin embargo, la zona de las cañadas se vio relativamente aislada,
mientras el control del EZLN duro sobre la ARIC, debida a que esta, al ser el frente
político, rechazó categóricamente el apoyo gubernamental. Sin embargo, esta
situación habría de cambiar.
A finales de los ochenta, los zapatistas estaban sumergidos en una dualidad. Por
un lado, gobierno, iglesia, el grupo Slop y la ARIC realizaban esfuerzos por
separado para frenar su crecimiento, lo cual parecía dar frutos pues el EZLN daba
señales de separación interna, pero por el otro lado, las fuerzas guerrilleras se
encontraban en la cúspide de su alcance hasta el momento. Estas características
tan únicas hicieron tomar una decisión a los mandos zapatistas, los cuales
convinieron en expandirse y crear nuevas bases operacionales en diversos
territorios.
La ARIC, debido al cambio del gobierno federal, vio una mejoría en las
condiciones, gracias al apoyo prestado por el gobierno de la república. Esto causo
una profunda escisión con los zapatistas, porque las mejoras empezaron a
suceder sin una rebelión coordinada. Los ariquistas, alguna vez integrantes leales
del EZLN, empezaron a desertar, debido a las prácticas autoritarias e impositivas
que los últimos tomaron.
Sumado a esto, el grupo Slop empezó una guerra de desgaste en el carácter de la
reputación del EZLN, debido a que los zapatistas mostraron una falta de respeto
enorme contra los valores cristianos.
Estas divisiones causaron una gran confusión entre los indígenas, pues ellos
fueron aconsejados por los sacerdotes y los eventuales lideres ariquistas de unirse
a los zapatistas, para ser aconsejados progresivamente de abandonar a los
rebeldes a su suerte.
Este proceso empezó una nueva etapa en la dirección del movimiento rebelde,
cuyo nuevo objetivo fue inflamar el espíritu revolucionario en todo el país.

Bibliografía
El Colegio de México. (2017). Nueva Historia General de México. Ciudad de
México: El Colegio de México.
MENDEZ FRANCISCO, L. (2007). La Globalización y el Estado Nacion. Santo
Domingo: Fundación Global Democracia y Desarrollo.
SKIDMORE, T. S. (1996). Historia Contemporanea de America Latina. America
Latina en el siglo XX. Barcelona: Critica.
TELLO DIAZ, C. (2013). La rebelion de las Cañadas. Ciudad de México:
Debolsillo.

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