DICTAMENES RELACIONADOS
Acción_
FUENTES LEGALES
ley 20417 art/segundo art/3 lt/a, ley 20417 art/segundo art/23 inc/1
MATERIA
Sobre la potestad fiscalizadora de la Superintendencia del Medio Ambiente. Aclara y
complementa el informe final N° 721, de 2015, de esta Contraloría General.
DOCUMENTO COMPLETO
Ello, con motivo de que, en su concepto, el informe final N° 721, de 2015, de esta
Contraloría General -sobre auditoría a la labor de fiscalización de esa
superintendencia, respecto al cumplimiento de las exigencias definidas en las
resoluciones de calificación ambiental de proyectos mineros localizados en las
comunas de Antofagasta, Calama, Copiapó y Tierra Amarilla-, habría desconocido la
facultad que tendría esa superintendencia para, con arreglo a los principios de
eficiencia y eficacia y ante un gran universo de sujetos regulados, establecer
prioridades para el ejercicio de su función fiscalizadora.
Sobre el particular, es pertinente señalar que conforme al artículo 2°, inciso primero,
de la ley orgánica de la SMA, dicha entidad tendrá por objeto “ejecutar, organizar y
coordinar” el seguimiento y fiscalización del cumplimiento de las resoluciones de
calificación ambiental, de las medidas de los planes de prevención y/o de
descontaminación, del contenido de las normas de calidad ambiental y de emisión,
de los planes de manejo de la ley N° 19.300, cuando corresponda, y de todos
aquellos otros instrumentos de carácter ambiental que determine la ley.
Añaden los incisos segundo y tercero del mismo artículo 2° que los organismos
sectoriales que cumplan funciones de fiscalización ambiental, por una parte,
conservarán sus atribuciones y potestades en ese ámbito, en todas aquellas
materias e instrumentos que no sean de competencia de la referida
superintendencia y, por otra, deberán adoptar y respetar los criterios que ella fije en
relación a la forma de ejecutar las actuaciones de fiscalización, pudiendo solicitarle
que se pronuncie a ese respecto.
Como se puede apreciar de lo dispuesto en las normas recién reseñadas, la SMA
tiene a su cargo la organización y coordinación de la fiscalización de los instrumentos
de gestión ambiental detallados en el inciso primero del citado artículo 2°.
Agrega el mismo precepto que sobre la base de los informes señalados y de los
demás antecedentes, se elaborarán las propuestas de programas y subprogramas,
y se someterán a consulta de los organismos y servicios que la superintendencia
estime pertinentes. Concluido el período de consulta, el Superintendente del Medio
Ambiente fijará los programas y subprogramas mediante una o más resoluciones
exentas, comunicadas a los organismos sectoriales y a los potenciales fiscalizados.
Según se manifiesta en la historia de la ley N° 20.417, “la forma elegida para lograr
la coordinación es la de los programas y subprogamas de fiscalización, los que son
discutidos con los organismos técnicos y luego aprobados por resolución del
Superintendente” (Primer Informe de la Comisión de Medio Ambiente del Senado).
Consignado lo anterior, cabe anotar que el artículo 19, inciso primero, de la ley
orgánica de la SMA, previene que “Las actividades de fiscalización se ceñirán a los
programas y subprogramas definidos, sin perjuicio de la facultad de la
Superintendencia para disponer la realización de inspecciones no contempladas en
aquéllos, en caso de denuncias o reclamos y en los demás en que tome
conocimiento, por cualquier medio, de incumplimientos o infracciones de su
competencia”.
Como se puede apreciar, las actividades de fiscalización ambiental que han de ser
ejecutadas acorde al citado texto legal, son aquellas a que alude su artículo 19, las
que pueden clasificarse en dos grandes grupos: programadas y no programadas.
En igual orden de ideas, cumple puntualizar que las autoridades y los funcionarios de
la SMA están obligados a observar el principio de imparcialidad consagrado en el
artículo 11 de la ley N° 19.880, conforme al cual, tanto en la substanciación de sus
procedimientos como en las resoluciones que adopten, han de actuar con objetividad
y respetar el principio de probidad, el que, a su vez, les impone la obligación de
emplear medios idóneos de diagnóstico, decisión y control, según lo ordena el
artículo 53 de la ley N° 18.575.
Por otra parte y al analizar lo dispuesto en el inciso final del artículo 47 de la ley
orgánica de la SMA, el dictamen N° 6.190, de 2014, precisa que dicha norma
confiere a la anotada repartición estatal la atribución para, ante una denuncia, definir
si desarrolla o no determinadas actividades fiscalizadoras, y si instruye o no un
procedimiento sancionatorio.
En tanto que acorde a las letras a) y b) de su artículo 16, para el desarrollo de las
actividades fiscalizadoras, deben fijarse, entre otros, los programas de fiscalización
de las resoluciones de calificación ambiental para cada región; como también
subprogramas sectoriales de fiscalización de dichos instrumentos, donde han de
identificarse las actividades de fiscalización para cada servicio u organismo sectorial
competente.
Por otro lado, cumple puntualizar que tal observación se fundamenta en lo dispuesto
en el artículo 21A de la ley N° 10.336, de Organización y Atribuciones de esta
Contraloría General, según el cual, a través de sus auditorías, esta Institución
evaluará los sistemas de control interno de los servicios y entidades sujetos a su
fiscalización, como ocurre con esa superintendencia.
Por lo tanto y en armonía con el dictamen N° 24.572, de 2016, cabe señalar que es
deber de esa superintendencia verificar que los titulares cumplan con la obligación de
remitirle determinada información dentro del plazo impuesto por la respectiva
resolución de calificación ambiental.
Al respecto, cumple con manifestar que atendido que el llevar aquel registro no
constituye una exigencia impuesta por la preceptiva aplicable, se levanta la
observación formulada sobre el particular, sin perjuicio de que esa entidad evalúe la
adopción de una medida como la indicada.
Por ende, dicho deber de informar no se refiere a las fiscalizaciones que los
organismos sectoriales practican en aquellas materias e instrumentos que no son de
competencia de la anotada superintendencia, pues en este ámbito ellos conservan
sus potestades, sin estar sujetos a las instrucciones de la SMA.
Además, tratándose de la hipótesis prevista en la parte final del inciso primero del
citado artículo 23, cabe resaltar que quienes tienen la obligación de informar
periódicamente a la SMA sobre el grado de cumplimiento de los procesos de
fiscalización son los organismos sectoriales, y no, por cierto, esa superintendencia -
cuya función es fiscalizar que los titulares de proyectos o actividades susceptibles de
causar impacto al medio ambiente cumplan con los instrumentos de gestión
ambiental pertinentes-, lo cual es sin perjuicio de su deber de cautelar que tales
organismos sectoriales le efectúen los reportes periódicos que ordena la ley.
Finalmente, es menester indicar que la SMA deberá informar a este Ente de Control
acerca de las providencias adoptadas en razón de lo expresado en el presente
pronunciamiento, dentro del plazo de 30 días hábiles contado desde su notificación.
Se aclara y complementa el informe final N° 721, de 2015, de esta Contraloría
General.