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La encomienda y la promesa final de Cristo

Hechos 1:8
…pero recibiréis poder, cuando haya venido sobre vosotros el Espíritu Santo, y me seréis testigos en Jerusalén,
en toda Judea, en Samaria, y hasta lo último de la tierra.

Jesucristo prometió a los apóstoles que recibirían el poder para ser testigos después que recibieran el
Espíritu Santo. Note el proceso:
(1) recibieron el Espíritu Santo;
(2) les dio poder; y
(3) fueron testigos con resultados extraordinarios.
Nosotros a menudo tratamos de invertir el orden y testificamos dependiendo de nuestro propio poder
y autoridad. Testificar no es mostrar lo que podemos hacer por Dios, sino mostrar y decir lo que Dios ha hecho
por nosotros.

1. Un testigo es alguien que puede decir: "Yo sé que esto es verdad.» En un juicio no se admite el
testimonio de alguien que sabe algo porque lo ha oído por ahí; tiene que saberlo de primera mano y
por propia experiencia. Por eso el aposto Juan dice en 1 Juan 1:3. Hechos 4:20. Esto se resume en una
sola frase “relación personal con Cristo”.
2. Un testigo verdadero no lo es sólo de palabra, sino en toda su vida. Nuestras acciones hablan más
que nuestras palabras. Mateo 26:73
3. Es un hecho que habla por sí mismo que en griego, la lengua en que se escribió el Nuevo
Testamento, la palabra para testigo y la palabra para mártir son la misma. Un testigo tiene que
estar dispuesto a ser un mártir. Ser testigo conlleva ser fiel a la verdad cueste lo que cueste.
2 Corintios 11:23-30

Debemos recibir el primer ungimiento del Espíritu Santo, o sea, poder para actuar, para ir. Entonces, el Señor
nos dará:
1) poder para buscar a los perdidos;
2) autoridad para declarar con energía a Jesús como el Hijo de Dios; y
3) poder para establecer su Iglesia, localmente y a lo largo y ancho del mundo.

Son muy claras las fronteras para la expansión de la predicación del evangelio: «... y me seréis testigos en
Jerusalén (local), Nuestro hogar debiera ser nuestra prioridad.
en toda Judea (nacional), Nuestra familia extendida, Tíos, primos, sobrinos, nueras, suegra, etc.
en Samaria (transcultural), Nuestros vecinos, compañeros de trabajo, compañeros de clase, etc.
y hasta «lo último de la tierra» (internacional), todas las personas con quienes entramos en contacto, el que
te embolsa la mercancía en el súper, el chofer del microbús, la persona que te atiende en el súper, etc.

El último mandamiento dado por Jesús aquí en la tierra pone de manifiesto el poder y la voluntad de Dios para
cumplir con la obra de la evangelización mundial

Conclusión

“Tan ciertamente como hay un lugar preparado para nosotros en las mansiones celestiales, hay un lugar
designado en la tierra donde hemos de trabajar para Dios” PVGM, Pág. 297

Pregúntate en qué nivel de testificación te encuentras.

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